San Juan Apóstol y Evangelista
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 20, 2-8
El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde
estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y
les dijo:
-«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían
juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó
primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no
entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las
vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no
por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Celebramos la fiesta de San Juan. En su evangelio nos cuenta la
experiencia de su encuentro con Jesús, una experiencia que se resume con
una palabra: amor. Por amor, el Señor nació. Por amor, curó. Por amor,
predicó. Por amor, murió y resucitó.
"Señor haznos testigos de tu amor"
B. En el evangelio de hoy, Pedro y Juan se encuentran con el sepulcro de
Jesús abierto y las vendas por el suelo: los primeros signos de la
resurrección del Maestro.
"Damos Una mirada nueva para descubrir los signos de la resurrección
en mi vida, en las familias, en la Iglesia, en el mundo"
C. Juan corría más que Pedro, pero lo esperó. Es un detalle interesante.
En nuestras familias, en la Iglesia ocurre algo similar: unos corren
más rápidos que otros, unos son más "avanzados", otros más "prudentes".
Es más importante llegar juntos que llegar el primero.
"Señor, concédenos el don de la unidad"
"Perdona nuestras prisas"
"Gracias por las personas que saben esperar"
Señor, ayúdame a escuchar tu voz y a responderte, con la misma
decisión y generosidad de Juan Evangelista. Cuando lo llamaste, a
orillas del lago Tiberiades, inmediatamente dejo la barca y a su padre y
te siguió. No lo dejó para dentro de un rato, o para mañana. Casi no te
conocía. No sabía qué le esperaba, pero tu voz resonó en su corazón con
tal fuerza que lo dejó todo y te siguió. Señor, ayúdame a escuchar tu
voz y a responderte, con decisión y generosidad.
Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a dejar que tu cercanía me
transforme, como a Juan. Juan y su hermano Santiago iban en busca de
privilegios. Pero estar a tu lado les fue cambiando. Entendieron que es
menester beber el cáliz del amor, del servicio y de la entrega hasta la
última gota. Experimentaron que el camino de la gloria pasa por
Getsemaní y por el Calvario. Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a
dejar que tu cercanía me transforme.
Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti,
como Juan. Él es "el discípulo a quien Jesús amaba", "el discípulo
predilecto", el que se siente amado “hasta el extremo”. También yo soy
amado por amado por ti. Tú me amas como si yo fuera tu único amigo y
como si tú fueras el único amor que hay en mi vida. Tú quieres que yo
sea tu amigo y en ocasiones parece que me conformo con ser tu siervo.
Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti.
Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi comunidad cristiana, de la
Iglesia, como Juan. Es él una “columna” de la comunidad de Jerusalén.
Que sepa agradecer los talentos y capacidades que me has dado,
poniéndolos al servicio de la comunidad. Que sepa apoyar mi fe en las
columnas de mis hermanos y que mi fe sea columna donde otros puedan
encontrar seguridad y fuerza. Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi
comunidad cristiana, de la Iglesia.
Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y
defender nuestra fe en Ti, como Juan. Ante el Sanedrín que perseguía a
los primeros cristianos, Juan dijo: "No podemos dejar de hablar de lo
que hemos visto y oído". Ayúdanos a proclamar nuestra fe, ante el
sanedrín de los que te niegan y los que te buscan, ante el sanedrín de
facebook y twitter, ante el sanedrín de la injusticia y la pobreza.
Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y
defender nuestra fe.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.