Jueves de la 3ª semana de Adviento
1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 7, 24‑30
Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan:
—«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el
viento? ¿O qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con lujo? Los que se
visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios.
Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Él es de quien está escrito:
"Yo envío mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti."
Os digo que entre los nacidos de mujer nadie es más grande que Juan.
Aunque el más pequeño en el reino de Dios es más grande que él.»
Al oírlo, toda la gente, incluso los publicanos, que hablan recibido el
bautismo de Juan, bendijeron a Dios. Pero los fariseos y los maestros de
la ley, que no habían aceptado su bautismo, frustraron el designio de
Dios para con ellos.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Juan es un profeta. Es decir un enviado de Dios. Nosotros también somos
profetas, o al menos estamos llamados a ser profetas. Pero, en nuestra
tarea en la iglesia, en la familia o en la sociedad ¿nos sentimos
enviados por el Señor? ¿Qué dices a Dios?
Juan es un profeta que vive de acuerdo con lo que predica: es un hombre
con grandes convicciones (no se deja sacudir por el viento) y austero
(no va vestido con lujo ni vive en palacios). ¿Cómo andamos nosotros en
coherencia? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Juan es profeta que prepara el camino de Jesús. Nosotros también estamos
llamados a preparar el corazón de las personas, las familias y los
pueblos, para que puedan acoger a Jesús. Es difícil ¿verdad? Pero ¿lo
intentamos? ¿intentamos, al menos, preparar el corazón de una persona?
Pide al Señor fuerza para poder cumplir con nuestra misión de profetas.
Juan Bautista, que saltaste de alegría en el seno de tu madre Isabel
cuando María, la madre de Jesús, la saludó al visitarla. Ayúdanos a que
nuestras vidas se llenen de alegría al experimentar la cercanía de María
y de Jesús.
Juan Bautista, tú fuiste enviado para dar testimonio de la luz y para
que todos creyeran por lo que tú decías. Ayúdanos a vivir en la luz de
Cristo y a transmitirla.
Juan Bautista, fuiste enviado para preparar al pueblo para acoger al
Señor. Que el testimonio de nuestra vida y nuestra palabra animen a los
que nos rodean a acoger al Señor.
Juan Bautista, tú dijiste a la gente que deberían volver a Dios y
anunciaste que todo árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al
fuego. Que sepamos convertirnos y ayudemos a los demás a hacerlo.
Juan Bautista, tú predicaste que quien tuviese dos trajes le diese
uno al que no tuviera ninguno. Que tengamos un corazón generoso y
solidario con los más pobres.
Juan Bautista, que pedías a los comerciantes y funcionarios públicos
que no cobrasen más de lo que correspondía. Que trabajemos todos por una
sociedad justa y honrada.
Juan Bautista, que insistías a los soldados que no le quitasen nada a
nadie. Que no haya prepotencia ni abuso con los más débiles por parte
de los que tienen poder y fuerza.
Juan Bautista, que mostraste la persona de Jesús a tus discípulos y
diste testimonio que era el Hijo de Dios. Que seamos misioneros para
acercar a los demás hasta Jesús.
Juan Bautista, tú que enseñabas a orar a tus discípulos. Ayúdanos a tener y desarrollar el espíritu de oración.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.