1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 10, 1-12
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se
le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: ¿Le
es lícito a un hombre divorciarse de su mujer? El les replicó: ¿Qué os
ha mandado Moisés? Contestaron: Moisés permitió divorciarse, dándole a
la mujer un acta de repudio.
Jesús les dijo: Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto.
Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer.
Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
El les dijo: Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera.
Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete
adulterio.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
En la tierra y el tiempo de Jesús, el esposo podía echar de
casa a su mujer, en cualquier momento, abandonándolas a su suerte. Este
derecho se basaba, según la tradición judía, nada menos que en la Ley de
Dios. Algunos defendían que sólo se podía repudiar a la mujer en caso
de adulterio; otros defendían que bastaba que la mujer hiciera cualquier
cosa «desagradable» a los ojos de su marido.
En algún momento, está discusión llegó hasta Jesús: ¿Puede el hombre
repudiar a su esposa? Su respuesta desconcertó a todos. Las mujeres no
se lo podían creer. Por fin alguien las trataba conforme a su dignidad.
Según Jesús, si el repudio está en la Ley, es por la dureza de corazón
de los varones. Dios creó al varón y a la mujer para que fueran «una
sola carne». Los dos están llamados a compartir su amor, su intimidad y
su vida entera, con igual dignidad y en comunión total. De ahí el grito
de Jesús: «lo que ha unido Dios, que no lo separe el varón.
En nuestra sociedad del siglo XXI, las palabras de Jesús siguen
sorprendiendo, no por afirmar la igual dignidad del varón y la mujer,
que al menos teóricamente ya tenemos asumida. Ahora estas palabras son
escandalosas por afirmar que el matrimonio no se puede romper. Lo que
Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
Las palabras de Jesús son claras respecto al matrimonio. La doctrina de
la Iglesia respecto a este sacramento no es un invento, como a veces los
mismos cristianos podemos pensar. Y las palabras de Jesús son siempre
camino de felicidad y de vida. Damos gracias a Dios por la luz de su
Palabra.
Damos gracias a Dios por los matrimonios que trabajan, se esfuerzan y piden a Dios fuerza para vivir unidos como Dios quiere.
Pedimos por aquellas familias que sufren situaciones difíciles y se tambalean.
Dios y Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la
mujer a tu imagen, Tú bendices y multiplicas el amor de nuestras
familias.
Te pedimos humildemente por todas las familias, especialmente por las
que sufren. Descienda, Señor, sobre ellas tu bendición y la fuerza de
tu Espíritu.
Que en la alegría te alabemos, Señor, y en la tristeza te busquemos;
en el trabajo encontremos el gozo de tu ayuda y en la necesidad sintamos
cercano tu consuelo.
Que tu Espíritu de Amor, Señor, transforme nuestra vida y nuestras
familias den buen testimonio de esperanza, fe y solidaridad con los
pobres.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 28 de febrero de 2025
Viernes, 28 de febrero de 20225
jueves, 27 de febrero de 2025
Jueves, 27 de febrero de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 9, 40-49
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que os dé a beber un
vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin
recompensa.
El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría
que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.
Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida,
que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga.
Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al abismo.
Y si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el
Reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al abismo, donde el
gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados a fuego.
Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Repartíos la sal y vivid en paz unos con otros.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Todas nuestras acciones que hacemos tienen su repercusión en nosotros mismos, en los demás, en el proyecto del Reino de Dios.
Las acciones buenas, por pequeñas e insignificantes que parezcan: dar un
vaso de agua, sonreír, guiñar un ojo... Cualquier cosa que hagamos nos
engrandece, alegra a quien está a nuestro lado, y hace que el Reino de
Dios se haga presente un poco más. Es como una pizca de sal que da buen
sabor a la vida.
Y las acciones malas, aunque parezcan intrascendentes, también tienen
sus reprecisiones negativas. Por eso, este Evangelio nos llama a evitar
cualquier ocasión de pecar, de hacer daño, de escandalizar.
Sin embargo, no solemos valorar las acciones pequeñas, sean buenas o malas. ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Cenar con los amigos,
abrirles el corazón sin miedo,
lavarles los pies con mimo y respeto,
hacerse pan tierno compartido
y vino nuevo bebido.
Embriagarse de Dios,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Visitar a los enfermos,
cuidar a ancianos y niños,
dar de comer a los hambrientos
y de beber a los sedientos;
liberar a presos y cautivos,
vestir a los desnudos,
acoger a emigrantes y perdidos,
sepultar dignamente a los muertos.
No olvidarse de los vivos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Enseñar al que no sabe,
dar buen consejo al que necesita,
corregir al que se equivoca,
perdonar injurias y torpezas,
consolar al triste,
tener paciencia con las flaquezas del prójimo.
Pedir a Dios por amigos y enemigos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Trabajar por la justicia,
empeñarse en una paz duradera,
decir no a las armas,
desvivirse en proyectos solidarios,
reducir nuestras cuentas y carteras,
superar las limosnas.
Amar hasta el extremo,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Ofrecer un vaso de agua,
brindar una palabra de consuelo,
denunciar leyes injustas,
parar el viaje de los negocios propios,
cargar con el herido
aunque no sea de la familia,
salir de mi casa y círculo
–chiringuito, grupo o castillo–.
Construir una ciudad para todos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Realizar el trabajo debidamente.
No defraudar a Hacienda.
Respetar la dignidad de todos.
Defender los Derechos Humanos.
Romper fronteras y guetos.
Dudar de fortunas y privilegios.
Crear desconcierto evangélico.
Amar como él nos ama,
e invitar a todos a hacer lo mismo.
Etcétera, etcétera, etcétera...
Un gesto sólo, uno sólo
desborda tu amor,
que se nos ofrece como manantial de vida.
Si nos dejamos alcanzar y lavar,
todos quedamos limpios,
como niños recién bañados,
para descansar en tu regazo.
¡Lávame, Señor!
¡Lávanos, Señor!
Florentino Ulibarri
--------------------------------
Arranca la mano de piedra,
que aprieta con saña
y apunta con odio,
cocina maldades
y pone cadenas…
Verás cómo crece
la mano de carne
que acuna y aquieta,
que quita cerrojos,
que escribe poemas
Arranca la pierna de piedra
que al pisar aplasta,
que avanza sin norte,
y, cerril, patea.
Verás cómo crece
la pierna de carne,
que baila ligera,
que te lleva, lejos,
donde Dios te llama,
donde el hombre espera.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 26 de febrero de 2025
Miércoles, 26 de febrero de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 9, 38‑40
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús:
—«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.»
Jesús respondió:
—«No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede
luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor
nuestro.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“No es de los nuestros”. Es una expresión que ponemos muchas veces en la
boca demasiado apresuradamente. Nos podríamos preguntar en qué momentos
hemos dicho estas palabras u otras semejantes. ¿Quién no es de los
nuestros, el que no forma parte de nuestro grupo, el que no piensa como
nosotros, el que tiene la piel de otro color, el que viene de tierras
lejanas? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
No todos están a favor nuestro, ni todos en contra nuestro, Señor.
Aquellos que comparten la misma fe, aunque sean de otro grupo, son de los tuyos, son de los nuestros.
Los que trabajan por la justicia y la paz son de los tuyos, son de los nuestros.
Los
que defienden la vida de todos y en especial de los más pobres, de los
niños, también de los no nacidos, de los enfermos... son de los tuyos,
son de los nuestros.
Ábreme los ojos para descubrir que hay muchas personas (casi todas) que son de los tuyos, de los nuestros.
Gracias por las maravillas que tu Espíritu realiza en el corazón de las mujeres y los hombres
que, aunque no parezcan de los nuestros, aunque abracen otros credos o no crean en Dios,
aunque voten a otros partidos políticos, canten otras canciones y hablen otros idiomas,
están movidas por tu mismo Espíritu. Gracias, Señor.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 25 de febrero de 2025
Martes, 25 de febrero de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 9, 29-36
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon del monte y
atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba
instruyendo a sus discípulos.
Les decía: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los
hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará.
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: ¿De qué
discutíais por el camino? Ellos no contestaron, pues por el camino
habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.
Y acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que
me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Como a los discípulos del Evangelio, a nosotros, discípulos de hoy,
Jesús nos instruye sobre el misterio de su presencia en nuestro mundo,
el misterio de su Pasión, Muerte y Resurrección.
Discípulo significa seguidor, aprendiz; pero en el Evangelio a menudo
los discípulos no entienden nada, y hoy, además tienen miedo a
preguntar, les falta una fe sólida, necesitan profundizar más.
No es Jesús el que aleja a los discípulos de la realidad, son ellos los
que miran hacia otro lado, los que se preocupan por quien es el más
importante. Frente al orgullo y al afán de poder, Jesús nos llama al
servicio y nos invita a ser acogedores.
¿Experimento cada día que soy importante, en la medida que soy más servicial?
¿Descubro la presencia de Dios en los que se acercan a mí,
sobre todo en los más indefensos, necesitados y desvalidos?
¿Acojo a los demás como si acogiera al Padre?
Para salir de uno mismo
y andar por la vida,
para dejar lo ya conocido
y pasar por Samaría,
para conjugar tolerancia y radicalidad
a lo largo del camino,
para crear espacios evangélicos
y entrar en tu reino...
dame mirada corta, de orfebre,
que descubra, aprecie y ame
lo más diminuto y escondido,
y una mirada larga, de centinela,
para ver el horizonte que me espera
más allá de las montañas y la niebla.
Y esto, Señor, dámelo cada jornada
para poder gozar y recrear
lo que tu Espíritu siembra con mimo
en los espacios que piso y sueño
en este tiempo tan convulso y yermo
y con las utopías por el suelo.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 24 de febrero de 2025
Lunes, 24 de febrero de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 9, 13-28
En aquel tiempo, cuando Jesús hubo bajado del monte, al llegar adonde
estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos
letrados discutiendo con ellos.
Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo.
El les preguntó: ¿De qué discutís? Uno le contestó: Maestro, te he
traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar; y cuando lo
agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se
queda tieso.
He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.
El les contestó: ¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar ? Traédmelo.
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? Contestó él: Desde pequeño.
Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y el agua para acabar con él.
Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos.
Jesús replicó: ¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.
Entonces el padre del muchacho gritó: Tengo fe, pero dudo, ayúdame.
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:
Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él.
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.
El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: ¿Por qué no
pudimos echarlo nosotros? El les respondió: Esta especie sólo puede
salir con oración y ayuno.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Mientras Jesús, Santiago y Juan están en el Tabor, un hombre ha llevado a
su hijo enfermo para que Jesús lo curara, los otros discípulos han
intentado expulsar el demonio y no lo han conseguido, y discuten con los
maestros de la ley. La experiencia de la Transfiguración da paso otra
vez a la solicitud pastoral de Jesús, la experiencia profunda de fe que
han vivido, al reproche: “¡Generación incrédula!”.
Jesús se encuentra con la frustración del padre que, tras el
fracaso de los discípulos, ve como se escapa la posibilidad de que su
hijo sea sanado y que dirige a Jesús una llamada desesperada (otro
intento más): “si algo puedes…”; y con la impotencia de los discípulos
que han intentado solucionar algo en la ausencia de Jesús y no han sido
capaces.
A veces en nuestra vida también vivimos ese choque entre la
experiencia de la oración y los problemas y dificultades de la vida
real, y hoy Jesús se nos presenta como ejemplo en los dos aspectos,
subrayándonos la necesidad de la oración para ser capaces de actuar y
vivir como discípulos suyos: “Esta clase de demonios no puede ser
expulsada sino con la oración”. (Reflexiono un poco sobre la relación en
mí entre la oración y la vida)
También nosotros tenemos experiencias similares a la del
padre del niño epiléptico: intentos frustrados de solucionar algo
importante para nosotros, una necesidad urgente en alguien cercano y
querido, y llegamos a Jesús después de haberlo intentado por otros
caminos. Y a la de los discípulos: intentar obrar como Jesús,
creyéndonos autosuficientes, capaces por nosotros mismos. (Me paro un
poco e intento traer alguna, reciente o profunda).
Desde las experiencias de impotencia y de fracaso, Jesús nos invita hoy:
- A descubrir la necesidad de escucharle y de estar en contacto con Él para poder vivir como seguidores suyos.
- A vivir la fe no como una excusa para la autosuficiencia sino como una apertura incondicional a la acción de Dios.
- A la oración como una llamada humilde y apremiante a la fe: “creo, pero dudo, ayúdame a tener más fe”.
Como los primeros discípulos
nos atrevemos a decir "auméntanos la fe",
pues hoy nos sentimos descolocados
y con las entrañas yermas
Agítanos, como el niño hace con el sonajero,
para que nuestra fe despierte y aflore
y se asemeje a ese pequeño grano de mostaza
que eclosiona, y destaca entre otras plantas;
o disuélvenos, como la sal se disuelve
para sazonar, y así descubre su ser
al darse y desaparecer.
Así arrancaremos de cuajo montañas,
saltaremos los muros que aprisionan,
no podrán atarnos cálculos ni leyes,
descubriremos el valor de las cosas pequeñas,
seguiremos tus pasos y huellas,
conservaremos la esperanza que nos sostiene
y brillará la luz que nos des en el horizonte.
En estos tiempos que corren,
tan marcados por la frivolidad y el poder,
y en los que la palabra ha perdido su sentido,
los hechos su verdad
y muchas personas su dignidad,
haznos servidores de tus anhelos
haciendo lo que tenemos que hacer.
Nosotros, Señor, queremos seguirte,
y siendo conscientes del momento
y aunque no se estilen estas decisiones,
anhelamos una fe adulta
que nos dé alegría y fuerza
para compartir la vida y sus huellas
con actitud evangélica.
¡Danos fe, un poco de fe,
la necesaria para seguirte,
por los caminos de la historia,
que tenemos delante
o que podemos descubrir,
para no perdernos y ser felices
junto a ti y todos los hermanos!
"¡Todo es posible al que cree!"
Graba en nuestro corazón, con tu gubia y sangre,
esta buena y sorprendente noticia.
Que sea llama que nos alumbre y queme,
que en nuestra debilidad nos haga fuertes
y que sepamos anunciarla en tu banquete
y allá por donde nos envíes.
¡Creo, Señor, pero aumenta mi fe!
¡Creemos, Señor, pero aumenta nuestra fe!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 23 de febrero de 2025
Domingo, 23 de febrero 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 6, 27‑38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: —«A los que me escucháis
os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian,
bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la
capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve
lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo
a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los
que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué
mérito tenéis? También los pecadores lo hacen.
Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También
los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada;
tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con
los malvados y desagradecidos.
Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis
juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis
perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada,
remecida, rebosante.
La medida que uséis, la usarán con vosotros.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Las palabras de este Evangelio son tan fáciles de entender como
difíciles de vivir. Creo que a todos nos parecen preciosas, pero quizá
irrealizables. Sin embargo, no las pronunció Jesús para que se
escribiera una de las páginas más bonitas del Evangelio. Jesús las
predicó y, más aún, las vivió, para que también nosotros las vivamos.
"Señor, haznos parecidos a ti"
"Perdona nuestras revanchas y violencias"
"Danos tu Espíritu de paz"
¿Por
qué tenemos que vivir de esta manera? Jesús nos da la razón más
profunda: Dios es compasivo con todos, hace salir el sol para buenos y
malos. Y nosotros, creados a su imagen, estamos llamados a ser y a vivir
de la misma forma. Si Dios te ama cuando te conviertes en su enemigo,
si presenta mil veces la mejilla, si te da todo lo suyo... ¿qué motivos
tenemos para no hacer lo mismo con los hermanos?
En este domingo,
damos gracias por muchas personas que, conociendo o no este evangelio,
lo han vivido o lo viven. De esta manera construyen un mundo más
humano, más habitable para todos.
Sobre buenos y malos, Padre,
haces salir el sol y mandas la lluvia.
A todos sostienes,
a todos ofreces tu regazo
y susurras palabras de vida y ternura,
independientemente de sus méritos,
de su dignidad,
de su bondad o malicia,
de su credo,
de su autoestima.
Amas a todos,
mas no eres neutral.
Amas al injusto,
pero detestas la injusticia.
Amas al pobre,
pero aborreces la pobreza.
Amas al engreído,
pero te hastía el orgullo.
Amas al pecador,
pero odias toda maldad.
Graba en nosotros
las claves de tu corazón,
y da a nuestras entrañas
los ritmos de tu querer
para respetar a los que son diferentes,
ser tolerantes con los que no coinciden,
dialogar con los disidentes,
acoger a los extranjeros,
prestar sin esperar recompensa,
defender a los débiles,
saludar a los caminantes,
y amar a todos
por encima de nuestros gustos
y preferencias.
Enséñanos, Padre,
a ser como Tú.
Que todos puedan decir:
Son hijas e hijos dignos de tal Padre.
Florentino Ulibarri
Gracias, Señor, por todas las personas que no apagan su bondad en la noche de la maldad;
que se abrazan con fuerza a la compasión, para no dejarse llevar por el viento del resentimiento;
que no se arrodillan ante el poder y el dinero, ante el chantaje y la comodidad;
Gracias
por las personas que siguen teniendo un corazón libre para amar y
luchar, aún cuando sus manos y sus pies están encadenados;
que son capaces de dar la vida por los que sufren, sin atentar contra quienes piensan y actúan distinto;
que siguen luchando por la justicia y la verdad,
un día, un año y toda una vida, a pesar de incomprensiones y persecuciones.
Señor, gracias por la luz y fuerza interior que das a estas personas. Ayúdame, también a mi,
a ser el amo de mi destino, el capitán de mi alma.
Inspirada en una oración de Nelson Mandela
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 22 de febrero de 2025
Sábado, 22 de febrero de 2025.
Cátedra de San Pedro
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 16,13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús
preguntó a sus discípulos:
-«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hambre?»
Ellos contestaron:
-«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías
o uno de los profetas.»
El les preguntó:
-«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
-«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió:
-«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha
revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo:
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder
del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra
quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en el cielo.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
¿Quién es Jesús? ¿Quién es Jesús para ti? ¿un maestro de vida? ¿un amigo
al que acudo cuando lo necesito? ¿un hombre excepcional? ¿el Señor que
conduce mi vida? ¿el salvador de mis miedos y mis pecados? ¿el Mesías,
el Hijo de Dios, que revela el rostro del Padre? ¿el Amado?
No respondas sólo con la cabeza, responde también con la vida.
Piensa también ¿Quién debería ser Jesús en ti? ¿qué pasos tienes que dar para avanzar hacia ese ideal?
Tú eres
la brisa que alienta todas mis horas,
la lluvia que empapa mis células,
la luz que ilumina mi caminar,
el friego que acrisola mi vida entera.
La nube que nos acompaña de día y de noche,
la roca de manantiales de agua limpia y fresca,
el perfume que penetra por todas las rendijas,
el techo que nos cobija de toda inclemencia,
eres Tú.
Tú,
tienda de lona en el desierto;
flor que florece todas las primaveras;
campo de cultivo, tierra mullida;
aljibe comunal a la vera del camino.
La mano que sostiene,
la sonrisa que relaja,
el rostro que serena,
el regazo que acoge,
Tú.
Tú has puesto en lo más íntimo de mi ser
el anhelo de vivir y gozar,
el deseo de abrir mi corazón,
de contemplar la amplitud del mundo,
de conocerte más y más,
de estar en silencio... contigo.
Florentino Ulibarri
Hoy es la fiesta de la Cátedra de San Pedro, una Cátedra desde la que
los sucesores de Pedro presiden a todas las Iglesias para que
permanezcan unidas en la misma fe que un día San Pedro confesara en
Cesarea de Filipo. Damos gracias a Dios por el Papa, por su magisterio;
Rezamos por el Papa y por todos los pastores de la Iglesia, para que
sean transparencia de Jesús, el Buen Pastor:
El Señor es mi pastor,
nada me falta.
En verdes prados me apacienta,
me conduce hacia fuentes de descanso
y repara mis fuerzas.
Conoce mi corazón y mis entrañas,
mis proyectos e ilusiones,
me guía por caminos de justicia,
me enseña los tesoros de la vida
y silba canciones de alegría,
por el amor de su nombre.
Aunque pase por cañadas oscuras
no tengo miedo a nada,
pues él está junto a mí
protegiéndome de ideologías
y huecas promesas,
de trampas y enemigos,
Su vara y su cayado me dan seguridad.
Aunque mis trabajos sean duros y urgentes
no me agobio ni pierdo la paz,
pues su compañía procura serenidad a mi obrar,
plenifica mis anhelos y mi ser,
y hace inútil todo febril activismo.
Cada día, con gracia renovada,
pronuncia mi nombre con ternura
y me llama junto a él.
Cada mañana me unge con perfume;
y me permite brindar, cada anochecer,
con la copa rebosante de paz.
El Señor es mi pastor.
Él busca a las que están perdidas,
sana a las enfermas,
enseña a las erradas,
cura a las heridas,
carga con las cansadas,
alimenta a las hambrientas,
mima a las preñadas
y da vida a todas.
¡El Señor es el único líder que no avasalla!
Él hace honor a su nombre
dando a nuestras vidas dignidad y talla.
Nada temo a los profetas de calamidades,
ni a la tiranía de los poderosos,
ni al susurro de los mediocres,
¡porque tú vas conmigo!
Has preparado un banquete de amor fraterno
para celebrar mi caminar por el mundo.
En él me revelas quiénes son tus preferidos
y cuáles han de ser mis sendas del futuro.
¡Gracias al Señor que me crea, sostiene y guía
con su presencia cargada de vida!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 21 de febrero de 2025
Viernes, 21 de febrero de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 8, 34-9,1
En aquel tiempo, Jesús llamó a la gente y a sus discípulos y les dijo:
El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con
su cruz y me siga.
Mirad, el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.
Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su
vida? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y
de mis palabras en esta época descreída y malvada, también el Hijo del
Hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre
sus santos ángeles.
Y añadió: os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús se da cuenta de que muchos le siguen por interés, por las
curaciones, porque es alimenta el hambre de sus estómagos, sin embargo,
pocos quieren seguir el nuevo estilo de vida que él propone. Y nosotros
¿por qué seguimos a Jesús? ¿por qué rezamos? ¿Qué le dices a Jesús?
Dar la vida, coger la cruz. Éste es el nuevo estilo de vida que nos
plantea Jesús. Hace 2000 años este camino parecería difícil de recorrer.
A nosotros, instalados en la sociedad del confort, se nos antoja casi
imposible.
"Señor, ¿cómo debo dar la vida y coger la cruz?"
"Dame la fuerza de tu Espíritu y de los hermanos para seguir tu camino"
¿Dar la vida? ¿coger la cruz? ¿para qué? ¿por capricho? ¿para
machacarnos? No. Cristo dio la vida para que todos tuviéramos más vida,
para recuperarla multiplicada. Cristo cogió la cruz para que todos
pudiésemos gozar de la resurrección.
"Gracias Jesús por dar la vida, para que tengamos vida"
"Gracias por las personas que siguen tu ejemplo"
"Ayúdanos a creer y a experimentar que sólo vivimos cuando damos la vida"
Jesucristo ha dicho: "Quién quiera guardarse su vida, la perderá;
y quién la gaste por Mí, la recobrará en la vida eterna".
Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas.
Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo,
y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida. Tenemos seguros por todas partes para evitar los riesgos.
Y sobre todo está la cobardía...
Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida.
Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;
no se la puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen;
hacer un favor al que no lo va a devolver;
gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta,
sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas que sólo tenemos sentido cuando nos quemamos;
sólo entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace evitar el sacrificio y buscar la seguridad.
Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos y falsa teatralidad.
La vida se da sencillamente, sin publicidad,
como el agua de la vertiente, como la madre da el pecho a su bebé,
como el sudor humilde del sembrador.
Entrénanos, Señor, a lanzarnos a lo imposible,
porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia;
no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma,
nuestro camino se interna en la niebla;
pero queremos seguir dándonos,
porque Tú estás esperando en la noche,
con mil ojos humanos rebosando lágrimas.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 20 de febrero de 2025
Jueves, 20 de febrero 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 8, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de
Cesarea de Felipe; por el camino preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice
la gente que soy yo? Ellos le contestaron: Unos, Juan Bautista; otros,
Elías, y otros, uno de los profetas.
El les preguntó: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Pedro le contestó: Tú eres el Mesías.
El les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
Y empezó a instruirlos: El Hijo del Hombre tiene que padecer mucho,
tiene que ser condenado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados,
ser ejecutado y resucitar a los tres días.
Se lo explicaba con toda claridad.
Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Jesús se volvió, y de cara a los discípulos increpó a Pedro: ¡Quítate de
mi vista, Satanás ! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Llega el tiempo de exámenes. Jesús, nuestro Maestro, nos pregunta: ¿quién decís que soy yo?
¿Sabes la respuesta? No tengas prisa en responder. No pienses solamente
en lo que sabes, piensa en tu relación personal con él, piensa en cómo
él influye en la vida de cada día. Cuando lo hayas pensado, dile la
respuesta al Maestro.
¿Quieres sacar buena nota? Entonces respóndele a otra pregunta: ¿quién te gustaría que fuera Jesús en tu vida?
El examen oral ha terminado. Seguro que has obtenido un "sobresaliente".
No obstante, ¡ten cuidado! ¡ojo! Pedro sacó matrícula de honor en el
oral, pero en el práctico... fue un desastre. Da gracias a Dios por
conocerlo y pide la fuerza de su Espíritu para vivir de acuerdo con ese
conocimiento.
Esta reflexión de Madre Teresa de Calcuta nos puede ayudar a expresar lo que sentimos por Jesús:
Para mí, Jesús es
El Verbo hecho carne.
El Pan de la vida.
La víctima sacrificada en la cruz por nuestros pecados.
El Sacrificio ofrecido en la Santa Misa por los pecados del mundo y por los míos propios.
La Palabra, para ser dicha.
La Verdad, para ser proclamada.
El Camino, para ser recorrido.
La luz, para ser encendida.
La Vida, para ser vivida.
El Amor, para ser amado.
La Alegría, para ser compartida.
El sacrificio, para ser dado a otros.
El Pan de Vida, para que sea mi sustento.
El Hambriento, para ser alimentado.
El Sediento, para ser saciado.
El Desnudo, para ser vestido.
El Desamparado, para ser recogido.
El Enfermo, para ser curado.
El Solitario, para ser amado.
El Indeseado, para ser querido.
El Leproso, para lavar sus heridas.
El Mendigo, para darle una sonrisa.
El Alcoholizado, para escucharlo.
El Deficiente Mental, para protegerlo.
El Pequeñín, para abrazarlo.
El Ciego, para guiarlo.
El Mudo, para hablar por él.
El Tullido, para caminar con él.
El Drogadicto, para ser comprendido en amistad.
La Prostituta, para alejarla del peligro y ser su amiga.
El Preso, para ser visitado.
El Anciano, para ser atendido.
Para mí, Jesús es mi Dios.
Jesús es mi Esposo.
Jesús es mi Vida.
Jesús es mi único amor.
Jesús es mi Todo.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 19 de febrero de 2025
Miércoles ,19 de febrero 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 8, 22-26
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida.
Le trajeron un ciego pidiéndole que lo tocase.
El lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los
ojos, le impuso las manos y le preguntó: ¿Ves algo? Empezó a distinguir y
dijo: Veo hombres, me parecen árboles, pero andan.
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado, y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a casa diciéndole: No se lo digas a nadie en el pueblo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Nos preguntamos ¿Cómo andamos de vista? ¿Nuestra mirada es como la de Jesús?
Cuando miro a las personas ¿veo árboles que andan o hermanos a los que debemos amar?
Cuando me imagino a Dios ¿veo a un Poder que nos agobia, un Policía que nos vigila, o un Padre que nos acoge?
Cuando vivo situaciones difíciles ¿veo solamente una cruz de la que escapar o posibilidades para crecer?
Cuando me miro ¿me doy cuenta sólo de mis fallos, me fijo exclusivamente
en mis virtudes, o descubro equilibradamente mis posibilidades y
carencias?
Cuando miro ¿me dejo impresionar por los detalles pequeños de la vida? ¿miro por simple curiosidad, por interés o por amor?
"Señor, toca mis ojos y cura mi mirada"
"Que sepa mirar como tú, Señor"
"Perdona mi mirada estrecha y egoísta"
Y ahora se trata de asumir un reto: acercar al Señor a los ciegos que
conozcamos, para que puedan volver a ver. ¿Qué le dices a Jesús?
A veces nos encontramos
como el ciego en el camino.
Tenemos los ojos cerrados a la luz.
Buscamos, deseamos y necesitamos
algo más para atravesar las calles
de la vida.
Pero nos ciegan cosas;
es la vida con sus luces de colores;
es el dinero, es la moda y la propaganda...
Estamos comenzando a vivir
y todos quieren nuestras vidas.
Dios de la luz y de la libertad:
a Tí que eres el Dios único,
venimos a pedirte rebeldía.
Llega a nosotros la propaganda
del mundo de lo fácil,
de lo cómodo y del placer...
y nos dejamos apresar como moscas en la miel.
Queremos abrir los ojos y ver
la verdad de las cosas
y de nosotros mismos.
Danos rebeldía para no vendernos
ante nada ni ante nadie;
para amar la verdad por encima de todo;
para desenmascarar la farsa del mundo;
para matar a todos los ídolos.
Ven a nuestras vidas
a romper nuestras ataduras;
a sacarnos de la mentira,
a abrirnos los ojos;
a levantarnos del suelo;
a liberarnos de los dioses.
Porque sólo Tú eres la verdad,
y sin Ti renacen los ídolos.
Porque solo tue eres luz y libertad,
y sin ti podemos caminar.
Porque sólo Tú pones las cosas en su sitio
y nos enseñas a usarlas sin adorarlas
Sólo tu nos haces libres.
Haznos creyentes en Ti,
simplemente creyentes,
para que seamos rebeldes,
libres y solidarios,
en todas las encrucijadas de la vida.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 18 de febrero de 2025
Martes, 18 de febrero 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 8, 14-21
En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían más que un pan en la barca.
Jesús les recomendó: Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.
Ellos comentaban: Lo dice porque no tenemos pan.
Dándose cuenta, les dijo Jesús: ¿Por qué comentáis que no tenéis pan?
¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos
si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras
recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?
Ellos contestaron: Doce ¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando
repartí siete entre cuatro mil? Le respondieron: Siete.
El les dijo: ¿Y no acabáis de entender?
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús advierte a sus discípulos de las malas maneras que gastan los
fariseos y Herodes. Pero entienden las palabras de Jesús como un
reproche contra ellos. A los discípulos les cuesta entender a Jesús. ¡Es
tan distinto a todo lo que han conocido!
A nosotros nos pasa lo mismo. Tenemos dificultades para comprender. Por
eso, necesitamos paciencia, mucha paciencia, para asumir que la santidad
es una larga carrera, en la que los retrocesos y los parones forman
parte de su desarrollo. Lo importante es querer avanzar y poner los
medios para hacerlo.
"Señor, dame paciencia para no tirar la toalla"
"Ilumíname con tu luz, Señor"
"Dame la fuerza de tu Espíritu"
Pero no gastemos toda la paciencia con nosotros mismos. Necesitamos
también emplearla con los demás. En ocasiones no nos comprenden, o nos
comprenden poco o muy lentamente.
"Señor, perdona mi falta de comprensión"
"Ayúdame a esperar en mis hermanos"
"Gracias por las personas que han sido pacientes conmigo"
Señor, me impresiona la paciencia
que tienes conmigo y con todos tus hijos.
Cuando te acercas y yo me alejo,
Tú esperas y alientas mi regreso.
Cuando me enfado contigo y con los hermanos,
Tú esperas y sigues ofreciéndome tu mejor sonrisa.
Cuando me hablas y no comprendo o no te contesto,
Tú esperas y sigues ofreciéndome tu palabra.
Cuando no sé qué camino debo elegir,
Tú esperas y sigues dándome luz y valor.
Cuando me cuesta servir y entregarme,
Tú esperas y das tu vida por mí, sin reservarte nada.
Cuando soy egoísta y no doy buenos frutos,
Tú esperas, me riegas y me abonas.
Cuando me amas y yo no correspondo,
Tú esperas y multiplicas tus gestos de cariño.
En tu paciencia se esconden mis posibilidades de mejorar, de crecer,
de ser yo mismo, de cumplir lo que Tú has soñado para mí, de ser plenamente feliz.
Señor, que sepa aprovechar las oportunidades
que tu paciencia me brinda.
Y que tu paciencia me ayude a ser paciente con los hermanos. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 17 de febrero de 2025
Lunes, 17 de febrero 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir
con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: ¿Por qué esta generación reclama
un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús curaba ciegos, cojos, mudos... Jesús da de comer a miles de
personas con unos pocos panes... Jesús espabila la esperanza de los
tristes, levanta a los que se caen... Sin embargo para los fariseos no
es suficiente. Por eso, piden a Jesús un signo del cielo.
A veces también nosotros somos así. Hemos visto la luz de Dios en
algunos momentos, hemos sentido su amor en nuestro corazón... Pero no
nos basta. Y estamos pidiendo continuamente a Dios que se nos
manifieste, que nos de pruebas de su existencia, de su cercanía, de la
vocación a la que nos llama...
Bajo las olas agitadas del odio,
¡cuánta bondad, Señor,
y cuánto amor hay en nuestro mundo!
El bien queda oculto
a las miradas superficiales
y sólo se descubre
con los ojos del corazón.
Hay que sanar el corazón
para poder contemplar las maravillas del Espíritu.
Sorprender al pobre que da a otro pobre
la moneda que él necesitaba para vivir;
encontrar a la mujer que ya ha perdonado
a quien acaba de asesinar a su hijo;
conocer al apóstol
que deja a su padre y a su madre,
que abandona su casa, su lengua, su cultura, su país
y marcha para siempre
a anunciar la Buena Nueva a los pobres.
Señor, ilumina los ojos de nuestro espíritu,
descúbrenos las maravillas que realizas
continuamente en nosotros
y enséñanos a cantar el magnificat
de acción de gracias
para alabanza de tu gloria.
Amén.
Ángel Sanz Arribas, cmf.
Y, hoy como ayer, Jesús suspira profundamente... y marcha a otra parte.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 16 de febrero de 2025
Domingo, 16 de febrero de 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 6, 17. 20‑26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:
—«Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos
vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y
proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande
en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero,
¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de
vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de
los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis.
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Dichosos, dichosos, dichosos... felices, felices, felices... Así nos
quiere Dios. Para eso nació, predicó, curó, sufrió y resucitó Jesús.
Para que tú seas feliz. ¿No te parece impresionante? ¿Qué le dices?
Lee
despacio cada bienaventuranza. Piensa en Jesús o en María. Las
bienaventuranzas son el retrato de los dos. Y deberían ser tu retrato.
Ya lo son un poquito, seguro. Al leerlas y meditarlas ¿qué te dice Dios?
¿qué cambios alienta en tu vida? Pide la fuerza del Espíritu para ser
cada día más dichoso, más feliz, siguiendo el camino de las
bienaventuranzas.
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros!
Hasta de Jesús hablaban mal, siendo el hombre perfecto, el amor
incansable, la ternura personificada. ¡Cuanta paz y tranquilidad nos
tienen que dar estas palabras del Señor!
"Danos fuerza para hacer el bien, sin que nos importen las críticas"
Dichosos los que aceptan a Dios en sus vidas,
porque estarán llenos de luz.
Dichosos los que se ponen en las manos de Dios,
porque vivirán seguros.
Dichosos los que optan por servir,
porque en el Reino serán servidos.
Dichosos los que comparten sus bienes,
porque no les faltará la harina y el aceite.
Dichosos los que hacen sonreír a los que lloran,
porque serán ángeles del consuelo.
Dichosos los no-violentos, profetas de la paz,
porque serán príncipes en el mundo nuevo.
Dichosos los que defienden al perseguido,
porque Cristo será su defensor.
Dichosos los que no viven para sí,
porque serán de la raza de Dios.
Pero:
¡Ay de los que acaparan bienes,
porque serán culpables de muchas muertes!
¡Ay de los que viven para consumir,
porque siempre tendrán hambre!
Ay de los que hacen llorar a los demás,
porque la historia los condenará al olvido eterno!
¡Ay de los que son duros y violentos,
porque llevarán la guerra dentro!
¡Ay de los que van de fiesta en fiesta,
porque acumularán aburrimiento!
¡Ay de los que sólo buscan el aplauso,
porque esa será su cosecha, ruido!
¡Ay de los que se bastan a sí mismos,
porque se encontrarán vacíos!
¡Ay de los que dan culto a su ego,
porque nunca serán queridos!
Señor, danos luz y fuerza para renunciar
a lo que nos separa de ti, de los hermanos, de la felicidad más grande
No permitas que acaparemos bienes,
porque provocaremos muchas injusticias!
No permitas que vivamos para consumir,
porque siempre tendremos más hambre!
No permitas que hagamos llorar a los demás,
porque hemos nacido para consolar!
No permitas que seamos duros y violentos,
porque llevaremos la guerra dentro y nos destruiremos!
No permitas que únicamente busquemos el placer,
porque jamás sabremos qué es amar!
No permitas que sólo busquemos el aplauso,
porque nunca nos sentiremos satisfechos!
No permitas que nos creamos autosuficientes,
porque nos encontraremos vacíos!
No permitas que demos culto al ego,
porque así nunca seremos queridos!
Señor, danos luz y fuerza para seguirte,
para seguir el camino de la bienaventuranza.
Ayúdanos a acogerte en nuestras vidas,
porque estaremos llenos de luz.
Ayúdanos a ponernos en tu manos
porque sólo así viviremos seguros.
Ayúdanos a optar por el servicio,
porque Tu nos sirves continuamente.
Ayúdanos a compartir nuestros bienes,
porque Tú nos dejarás que nos falte la harina y el aceite.
Ayúdanos a hacer sonreír a los que lloran,
porque Tú nos miras y nos muestras tu sonrisa.
Ayúdanos a ser no-violentos, profetas de la paz,
porque así construimos un mundo nuevo.
Ayúdanos a defender al perseguido,
porque Tú eres y serás defensor.
Ayúdanos a no vivir para nosotros mismos,
porque Tú entregaste la vida por todos.
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 15 de febrero de 2025
Sábado, 15 de febrero de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 8, 1-10
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer,
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Me da lástima de esta gente;
llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a
sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino.
Además, algunos han venido desde lejos.
Le replicaron sus discípulos: ¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en
despoblado, para que se queden satisfechos? El les preguntó: ¿Cuántos
panes tenéis? Ellos contestaron: Siete.
Mandó que la gente se sentara en el suelo: tomó los siete panes,
pronunció la Acción de Gracias, los partió y los fue dando a sus
discípulos para que los sirvieran.
Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces: Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil.
Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús siente lástima. Sentir lástima es empatizar, es compartir los
sentimientos del otro... Sintió lástima de aquella gente. Y siente
lástima de ti, que también tienes hambre de justicia, de paz interior...
Dale gracias a Dios y siéntete acompañado y comprendido por Dios en
todos tus afanes.
¿Y de donde vamos a sacar comida para tantos? Es la respuesta lógica de
los discípulos. A veces nosotros razonamos como ellos: ¿qué puedo hacer
yo, si soy tan poca cosa, para mejorar el ambiente de mi familia, del
grupo de amigos, del barrio o del pueblo? Si no nos podemos todos de
acuerdo no podemos hacer nada.
A Jesús no le valen estas respuestas. Él no espera a tener 1000 panes
para ayudar a aquella gente. No se queda cruzado de brazos hasta que
todos se ponen manos a la obra. Jesús se pone en marcha, moviliza a sus
discípulos... y reza. Esa es la actitud del creyente ante los problemas
de las personas de la Iglesia y del mundo: sentir lástima, ponerse en
marcha, movilizar a los más cercanos y rezar. ¿Qué te dice Dios? ¿qué le
dices?
Señor Jesús,
gracias por tu corazón compasivo,
un corazón que nunca pasa de largo
que siente nuestras hambres más profundas
y nos ofrece gratis el mejor alimento.
Jesús Resucitado,
gracias por compartir con nosotros
el pan bendito de tu vida nueva,
el vino bueno de la alegría eterna,
el agua fresca de la esperanza cierta.
Señor nuestro,
danos un corazón como el tuyo,
un corazón cercano y generoso
para compartir el pan, el vino y el agua
con todos los hambrientos del camino.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 14 de febrero de 2025
Viernes, 14 de febrero de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta
y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y
lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: -«La mies es abundante y los
obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su
mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en
medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os
detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una
casa, decid primero: “Paz a esta casa.” Y, si allí hay gente de paz,
descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No
andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien,
comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: “Está
cerca de vosotros el reino de Dios.”»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Celebramos la fiesta de los santos Cirilo y Metodio. Eran hermanos y
desarrollaron su labor evangelizadora en los pueblos eslavos. Un día
sintieron la llamada de Jesús, que quería confiarles una misión. Puedo
recordar las llamadas que a lo largo de la vida he recibido y dar
gracias por ellas. Y preguntarme: ¿a qué me llamas ahora Señor?
Para
Jesús el mundo no es un negocio que explotar, ni un espectáculo que
contemplar, ni un peligro que destruir. Para Jesús, el mundo es una
mies, un campo necesitado de trabajadores. ¿Cómo miro el mundo? ¿Cómo
miro a las personas?
"Transforma mi mirada egoísta, Señor"
"Gracias Señor por compadecerte de mis miserias"
"Señor, enséñame a mirar como tú me miras"
Pedid
al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies. Pedid a Dios que
envíe laicos que transformen el mundo, sacerdotes que sirvan a las
comunidades cristianas, religiosos y religiosas que nos recuerden la
absoluta grandeza de Dios. Pedid y escuchad la llamada de Dios. Escuchad
y llamad a otras personas.
Andar por la vida
portando tu mensaje y buena nueva;
andar erguido
a pesar de las inclemencias del camino;
andar de frente
sin temor a tormentas y huracanes;
andar tranquilos
aunque haya lobos escondidos.
Ir sin bolsa,
para aligerar la marcha;
sin monedas,
para que no hagan mella en el alma;
ligeros de equipaje,
sólo con túnica y sandalias;
pero llenos de paz
gozada y derramada.
Detener el paso
y descansar de agobios y penas;
saludar y dialogar
cada día con quienes van y vienen;
entrar en las casas
y compartir alimento y corazones;
lavarse el polvo
y cicatrizar las heridas.
Y de madrugada,
volver a salir a los caminos y a las plazas,
hacerse el encontradizo
y rozar con ternura
a los que pasan;
y agradecer el camino y sus historias
respetando
las costumbres y las sorpresas...
Cada día,
caminando por la vida
protegido por tu manto y sombra
me siento más hijo,
más discípulo, más enviado,
más ligero,
más lleno de alegría,
más encontrado.
Y regreso, muy contento,
a contarte mi aventura.
Florentino Ulibarri
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 13 de febrero de 2025
Martes, 13 de mayo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 10,22-30
Se
celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era
invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los
judíos, rodeándolo, le preguntaban: "¿Hasta cuando nos vas a tener en
suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente." Jesús les
respondió: "Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre
de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque
no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y
ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre,
y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera
a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre
somos uno."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“Os
lo he dicho y no me creéis”. Cuántas veces repitió Jesús estas palabras
a los judíos y cuántas veces nos las dirige a nosotros.
“Señor danos fe para creer en ti, para creer en tu Palabra”
“No te canses de repetirnos tu Palabra. No cuesta comprender”
“Danos paciencia para comprender al que le cuesta creer”
“No
me creéis, porque no sois ovejas mías”. Creemos muy seguros que
pertenecemos al rebaño de Jesús, pero en muchas ocasiones escuchamos más
y seguimos con más devoción a otros pastores (políticos, periodistas,
pensadores, eclesiásticos...)
¿A qué pastores escuchas y sigues?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
“Mis
ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen”. Para
conocer la voz de Jesús hay que escucharla muchas veces. Su voz de no es
estridente, es suave y necesita silencio para poder ser escuchada. Su
voz se oye con más fuerza en el camino del seguimiento.
¿Qué haces para escuchar la voz del Señor? ¿Qué podrías hacer?
¿Qué te dices Dios? ¿Qué le dices?
Pastor de tu pueblo,
Tú nos guiaste por mesetas, montes y cañadas,
con paciencia, ternura y sabiduría,
como los viejos pastores guían sus rebaños.
Hoy estamos desorientados y sin sueños.
¿Por qué no vienes a estar con nosotros un rato?
¿Por qué no nos sacas de estos apriscos vanos?
¿Por qué sigues sentado en tu trono de nubes?
Andamos errantes por campos agostados
sorbiendo el polvo y nuestro llanto;
nos flaquean el ánimo y las fuerza
y no encontramos un lugar de descanso.
Hemos perdido el horizonte que nos señalaste
y somos víctimas de nuestros miedos,
de nuestros anhelos frustrados en el camino,
de nuestros egoísmos y laberintos diarios.
Tú, que eres buen pastor, con entrañas y corazón...
Tú, que conoces a los tuyos por su nombre...
Tú, que los defiendes de lobos y otros peligros...
Tú, que prometiste darnos vida siempre...
¡Sílbanos tus alegres canciones que motivan,
llévanos por tus caminos preferidos,
condúcenos a los pastos que alimentan
y a las fuentes refrescantes que Tú conoces.
¡Muéstranos tu rostro alegre y luminoso,
como el sol nos ofrece generoso el suyo!
¡Guíanos, en estos tiempos de duda e incertidumbre,
con paciencia, ternura y sabiduría!
¡Reúnenos,
cúranos,
defiéndenos
y danos tu Espíritu!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
Jueves, 13 de febrero de 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 7, 24-30
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.
Se alojó en una casa procurando pasar desapercibido, pero no lo
consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro
se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
El le dijo: Deja que coman primero los hijos.
No está bien echarles a los perros el pan de los hijos.
Pero ella replicó: Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.
El le contestó: Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija.
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Procurando pasar desapercibido... ¡Cuánto dicen estas palabras! A
nosotros también nos gusta pasar desapercibidos, sobre todo cuando nos
interesa. Pero ¡cuántas veces llamamos la atención de mil formas (más o
menos sutiles) para que se nos tenga en cuenta, para que se reconozca
nuestro trabajo. ¿Qué te dice Dios? ¿qué le dices?
No sabemos bien por qué Jesús uso de tanta dureza con aquella mujer.
Quizá para poner a prueba su fe. Y la fe de esta extranjera brilló con
toda su fuerza. Tantas veces nos creemos tratados con dureza por Dios.
Parece que no nos escucha, que calla, que nos da lo contrario de lo que
le pedimos...
Señor, aunque no siempre lo reconocemos,
te necesitamos, como la mujer cananea.
Por eso te decimos: "Ten compasión de mí,
Señor, Señor, socórreme".
A veces no te sentimos a nuestro lado,
parece que estamos en tu lista negra,
que nuestras palabras no llegan a tus oídos
y tu corazón está cerrado a nuestro dolor.
Danos un corazón que no desconfíe,
que sepa pedir y esperar tu ayuda.
Conserva y auméntanos el don de la fe,
para sepamos que Tú estás, aunque no te sintamos.
Era una extranjera. Pero nos da ejemplo de una fe inquebrantable. Hay
muchas personas que no son de las nuestros, de nuestro país, de nuestra
religión, de nuestro partido, no tienen nuestras costumbres, nuestra
cultura... y también nos dan ejemplo.
En este tiempo que nos toca vivir,
en el que todo se programa,
se sopesa, cuenta y mide,
no hay espacio para la sorpresa
ni para admirar tu presencia
junto a nosotros,
en la intimidad más íntima
o en la plaza pública.
Y, sin embargo, yo quiero ser tocado,
conquistado,
embelesado,
fascinado,
ilusionado,
hechizado,
seducido,
enamorado
por tu presencia,
por tus gestos y palabras,
por tus hechos y buena nueva.
Y quiero que me envuelva
tu aliento,
tu autoridad,
tu sonrisa,
tu ternura y fortaleza,
tu fuego y paz,
tu chispa y bondad;
que me atrape tu Espíritu,
me desconcierte tu esperanza
y me extrañe tu ausencia.
Y, ojalá, me admire mi fe,
me sobrecoja tu toque y mi curación
y me maraville de lo que soy para Ti.
Aventura,
sorpresa,
novedad,
curación,
vida vida nueva
Contigo.
¡Y a seguir manteniendo
puertas y ventanas
abiertas!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 12 de febrero de 2025
Miércoles, 12 de febrero de 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: Escuchad y
entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo
que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
El que tenga oídos para oír que oiga.
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la comparación.
El les dijo: ¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada
que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el
corazón sino en el vientre y se echa en la letrina.
(Con esto declaraba puros todos los alimentos) Y siguió: Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre.
Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos,
las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias,
fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad.
Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los judíos creían que eran impuros los que comían ciertos alimentos. Se
dejaban llevar por las apariencias. A veces también juzgamos (o se nos
juzga) por el aspecto exterior, por el color de la piel, por la forma de
hablar...
"Señor, no nos dejes caer en la superficialidad"
"Enséñanos a descubrir el corazón de las personas"
"Perdona nuestra juicios precipitados e injustos"
Lo importante es lo que sale del corazón. Por lo tanto, nuestra tarea
más importante es "cuidar nuestro corazón". ¿Cómo podemos cuidarlo?
Podemos estar atentos para descubrir malos deseos, endurecimientos,
falta de ilusión... y sobre todo, podemos encontrarnos con Jesús, en la
oración y en los sacramentos. Él nos lo cuidará mejor que nadie.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que todos somos obra de Dios, llevamos algo de bueno en el corazón.
Que todos valemos la pena, y nos queda algo de la imagen de Dios.
Que a todos hay que darles otra oportunidad.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que todos somos dignos de amor, justicia, libertad, perdón.
Que todos somos dignos de compasión, respeto y de muchos derechos.
Que todas las criaturas son mis hermanas.
Que la creación es obra maravillosa de Dios.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que no hay razón para levantar barreras, cerrar fronteras.
Que no hay razón para ninguna clase de discriminación.
Que no hay razón para el fanatismo y para no dialogar con alguien.
Que no hay razón para maldecir, juzgar y condenar a nadie.
Que no hay razón para matar, ni para el racismo.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que todos los ancianos tienen un caudal de sabiduría, y los jóvenes, de ideales.
Que los adolescentes tienen un caudal de planes, y los niños, de amor.
Que las mujeres tienen un caudal de fortaleza, y los enfermos, de paciencia.
Que los pobres tienen un caudal de riqueza,
y los discapacitados, de capacidades.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que hay razón para tender puentes, dar a todos la paz, trabajar por la paz,
amar y defender la creación.
Que hay razón para ser hermanos y seguir siendo amigos.
Que hay razón para sonreír a todos.
Que hay razón para dar a todos los buenos días, dar a todos la mano,
intentar de nuevo hacerlo todo mejor.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que hay razón para seguir viviendo, para vivir en comunidad.
Que hay razón para prestar un oído a lo que dicen los demás.
Que hay razón para servir, amar, sufrir.
Purifica mi corazón. Limpia mi mirada. Y viviré.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 11 de febrero de 2025
Martes, 11de febrero de 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 7, 1-13
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos
letrados de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos
impuras (es decir, sin lavarse las manos) (Los fariseos, como los demás
judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien,
aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no
comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de
lavar vasos, jarras y ollas) Según eso, los fariseos y los letrados
preguntaron a Jesús: ¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y
no siguen tus discípulos la tradición de los mayores ? El les contestó:
Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: «Este
pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos».
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
Y añadió: Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición.
Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte».
En cambio vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: «Los
bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo» , ya no le
permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra
de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los fariseos no amaban al Señor. Al contrario: lo odiaban. Y cualquier razón era buena para criticarlo.
"Señor no dejes que domine en nosotros el odio"
"Ayúdanos a descubrir lo bueno de cada persona"
Algunos judíos hacían muchas cosas "piadosas", pero el corazón estaba
lejos de Dios. Nosotros vamos a la Eucaristía, tenemos grupos de vida,
estamos comprometidos... Pero ¿dónde está nuestro corazón? ¿qué te dice
Dios? ¿qué le dices?
Señor, ayúdanos a descubrir nuestras incoherencias,
a no justificar nuestros errores y pecados,
a no acostumbrarnos a nuestra mediocridad.
Compartimos una parte de nuestro dinero,
pero nuestro estilo de vida sigue siendo consumista.
Empleamos tiempo y dinero para arreglarnos por fuera,
pero ¡qué poco cuidamos nuestro interior!
Hablamos mucho de justicia y solidaridad,
pero muy pocos pobres tienen sitio en nuestra casa y en nuestro corazón.
Apoyamos el reciclaje, el medio ambiente, la ecología;
pero seguimos generando toneladas de basura.
Defendemos mucho nuestros derechos,
pero casi no hacemos nada por las personas "sin-derechos".
Acudimos a reuniones, nos gusta encontrarnos con los demás,
pero nuestra vida es demasiado individualista.
Participamos de vez en cuando en oraciones y celebraciones,
pero no nos acabamos de fiar de Dios.
(Cada uno piense cuáles son sus incoherencias personales)
Señor, sabemos que Tú nos quieres tal y como somos,
que tu amor es mucho más grande que nuestra incoherencias;
¡Cuánto te agradezco que me ames, a pesar de todo!
Danos tu luz y tu fuerza para superar contradicciones
para acercarme cada día a lo que tú has soñado para mí,
para que se puedan cumplir nuestros mejores deseos,
para trabajar por la verdad, la justicia y la paz,
para que crezcan en nuestro corazón la alegría y la esperanza.
Amén.
Los judíos buscaban excusas (muy buenas) para no cumplir la ley en lo
más importante: para no tener que socorrer a los padres, ofrecen los
bienes al templo. ¿Qué excusas ponemos para no cumplir la voluntad de
Dios? ¿qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 10 de febrero de 2025
Lunes, 10 de febrero de 2025.Santa Escolástica.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron.
Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer
toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le
llevaba los enfermos en camillas.
En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos
en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su
manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús y sus discípulos llegaron Genesaret. No esperan a que los demás se acerquen.
"Señor, gracias por salir a mi encuentro"
"Ayúdame a salir al encuentro del que me necesita"
Jesús tenía "debilidad" por los enfermos. Conocía sus sufrimientos, los
del cuerpo y los del alma. Sabía de sus soledades. Y nosotros ¿cómo
tratamos a los enfermos? ¿qué tiempo les dedicamos? ¿Qué te dice el
Señor? ¿qué le dices?
En este evangelio Jesús se dejaba tocar. Es un signo de cercanía, de
amor. En la Eucaristía Jesús se deja comer, es el signo más importante
de su amor, de su cercanía.
Señor, déjame ir contigo
sólo quiero caminar
detrás, pisar donde pisas
mezclarme entre tus amigos.
Recorrer esas aldeas
que habitan los olvidados
los que no recuerda nadie
ver como los recuperas.
Quiero escuchar tu palabra
simple y preñada de Dios
que aunque a muchos incomode
a tanta gente nos sana.
Quiero sentarme a tu mesa
comer del pan compartido
que con tus manos repartes
a todos los que se acercan.
Y un día tocar tu manto
como esa pobre mujer
suave, sin que tú lo notes
arrancarte algún milagro.
Esa que todos marginan
se atreve a abrazar tus pies
y derrama su perfume
porque en ti se ve querida.
Que de tanto ir junto a ti
pueda conocerte más,
tú seas mi único amor
y te siga hasta morir.
Javi Montes SJ.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 9 de febrero de 2025
Domingo, 9 de febrero 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 5, 1‑11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor
de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de
Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores
habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de
las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra.
Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: —«Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: —«Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»
Y,
puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que
reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que
vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos
barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los
pies de Jesús diciendo: —«Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»
Y
es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con el,
al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a
Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: —«No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Pedro fue en este evangelio el pescador pescado. Al experto pescador le
mostró Cristo cuántas cosas podía aprender. ¿Qué me va a enseñar a mí
éste? Si nos abriéramos a Dios descubriríamos que Él sabe más de
nosotros que nosotros mismos, que nos quiere más que nosotros y que
puede guiarnos hasta lo mejor de nuestras vidas.
!Remad mar
adentro! Es el lema que el Papa nos propuso para este nuevo milenio de
seguimiento a Cristo. Intentar cosas nuevas, lanzarnos a proyectos
ambiciosos, pasar de pescar peces a pescar hombres y mujeres, colaborar
con la construcción del Reino.
Y, por fin, el no temas. No
estamos solos. Él nos precede, Él guía la humilde barca de la Iglesia.
Nosotros colaboramos. Tenemos que arriesgarnos a que el Señor nos
complique un poco la vida. Pero esta vocación nuestra a participar en el
Reino dará un nuevo sentido a nuestra vida. Seremos los pescadores
pescados.
Paseando por la orilla del lago,
o recorriendo pueblos y ciudades,
o adentrándote en el silencio del desierto,
o deteniéndote en las plazas públicas,
o contemplando las muchedumbres derrengadas,
o invitándote a comer en nuestra casa,
o haciéndote presente en las sendas y encrucijadas
que frecuentamos, y en las que nos perdemos...
nos ves tan atrapados
en las redes del ayer y del presente
-en el trabajo, en la familia,
en el ocio o en el negocio,
en el paro o en el confort,
en el fracaso y en la desilusión,
en los viajes y en las soledades,
en internet y facebook,
en los msn, twitter y skype,
en las drogas con nombre o sin él,
en las migajas de placer....
Pero Tú nos invitas y llamas a seguirte,
dejando lo que nos ata libremente,
y ofreciéndonos un nuevo horizonte
si creemos y acogemos el reino que traes.
Y nosotros te escuchamos,
y dejando todas las redes,
nos convertimos
y nos vamos contigo,
y gustamos tu buena noticia al instante.
Mas al poco tiempo,
como casi siempre,
viene la crisis,
se nos nubla el horizonte,
nos hacemos reticentes
y nos olvidamos de que nos enamoraste.
Pero Tú, que eres fiel,
vuelves a llamarnos por nuestro nombre
y a susurrarnos tus quereres
invitándonos a ser tus seguidores
para que vivamos felices.
Florentino Ulibarri
------------------
Señor, no soy nada.
¿Por qué me has llamado?
Has pasado por mi puerta y bien sabes
que soy pobre y soy débil.
¿Por qué te has fijado en mí?
Me has seducido Señor
con tu mirada.
Me has hablado al corazón y me has querido.
Es imposible conocerte y no amarte.
Es imposible amarte y no seguirte.
¡Me has seducido Señor!
Señor, yo te sigo
y quiero darte lo que pides
aunque hay veces que me cuesta darlo todo.
Tú lo sabes, yo soy tuyo. Camina, Señor, junto a mí.
Señor, hoy tu nombre es más que palabras:
es tu voz que hoy resuena en mi interior
y me habla en el silencio.
¿Qué quieres que haga por ti?
canción del grupo Kairoi
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.