Visitación de María a su prima Isabel
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1,39-56
En
aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un
pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto
Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me
visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la
criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo:
"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora
me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus
fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y
enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la
misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de
Abrahán y su descendencia por siempre."
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
María sirve. Corre para servir. No lo deja para mañana. Fue aprisa a la montaña. Su prima Isabel, ya mayor, espera un hijo.
“Señor, perdona mi pereza y mi egoísmo”
“Gracias por las personas que sirven, que me sirven”
“Dame buena vista para descubrir las necesidades de los hermanos”
El encuentro de María e Isabel es un estallido de alegría. Se quieren y sobre todo saben que Dios está con ellas.
“Señor, enséñanos a gozar de la amistad y a compartir la fe”
“Gracias por estar siempre a nuestro lado”
“Cura nuestra tristeza y desesperanza”
María da gracias a Dios. Haz tuyas las palabras de María: “Proclama mi alma la grandeza del Señor...”
Yo te saludo, María,
porque el Señor está contigo;
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.
Yo te saludo, María,
porque te turbaste
–¿quién no lo haría ante tal noticia?–;
mas enseguida recobraste paz y ánimo
y creíste a un enviado cualquiera.
Yo te saludo, María,
porque preguntaste lo que no entendías
–aunque fuera mensaje divino–,
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.
Yo te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz
un hijo, Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida
hay que gestar y cuidar
si queremos hacer a Dios presente en esta tierra.
Yo te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en tormenta como en bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú misma.
Yo te saludo, María,
porque abriste nuevos horizontes
a nuestras vidas;
fuiste a cuidar a tu prima,
compartiste la buena noticia,
y no te hiciste antojadiza.
Yo te saludo, María,
por ser alegre y agradecida
y reconocer que Dios nos mima,
aunque nuestra historia sea pequeña
y nos olvidemos de sus promesas.
Yo te saludo, María.
¡Hermana peregrina
de los pobres de Yahvé,
camina con nosotros,
llévanos junto a los otros
y mantén nuestra fe!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 31 de mayo de 2024
Viernes, 31 de mayo de 2024. Visitación de María a su prima Isabel
jueves, 30 de mayo de 2024
Jueves, 30 de mayo de 2024
Jueves de la 8ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 10, 46-52
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó
con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo (el hijo de
Timeo) estaba sentado al balde del camino pidiendo limosna.
Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.
Muchos le regañaban para que se callara.
Pero él gritaba más: Hijo de David, ten compasión de mí.
Jesús se detuvo y dijo: Llamadlo.
Llamaron al ciego, diciéndole: Animo, levántate, que te llama.
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: ¿Qué quieres que haga por ti? El ciego le contestó: Maestro, que pueda ver.
Jesús le dijo: Anda, tu fe te ha curado.
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
"Jesús, ten compasión de mi". Son las palabras del ciego, las palabras
de los leprosos... las nuestras. Con esta sencilla oración reconocemos
nuestras pobrezas personales y sociales, y no pedimos nada concreto a
Jesús. Rezar "Ten compasión de mi" es decir "Dame lo que tú quieras, tú
lo puedes todo, tú sabes mejor que yo lo que necesito". Podemos orar
haciendo nuestros los sentimientos y palabras del ciego Bartimeo.
¿Cuáles
son nuestras cegueras? ¿está bien nuestra mirada? ¿cómo miramos a Dios,
como Padre? ¿vemos en las personas hermanas y hermanos nuestros? ¿qué
vemos en el dinero y en las cosas? Pedimos a Dios luz para descubrir y
reconocer nuestras cegueras personas, familiares, sociales.
A
veces creemos que nuestras cegueras, nuestras pobrezas son solamente un
estorbo, una desgracia. Y tenemos la sensación de que reconocer nuestra
miseria nos hunde, nos anula. Más bien al contrario. Si no somos
conscientes de nuestra debilidad ¿cómo vamos a comprender y perdonar la
debilidad de los otros? Si no reconocemos que a veces no tenemos nada
bueno que ofrecer a Dios ¿cómo vamos a experimentar que Él nos quiere
gratuitamente? El que se humilla, será enaltecido, dice Jesús.
Aquí estoy, Señor,
como el ciego al borde del camino
–cansado, triste, aburrido,
sudoroso y polvoriento,
sin claridad y sin horizonte-;
mendigo por necesidad y oficio.
Aquí estoy, Señor,
en mi sitio de siempre pidiendo limosna,
sintiendo que se me escapa la vida,
el tiempo y los sueños de la infancia;
pero me queda la voz y la palabra
Pasas a mi lado y no te veo.
Tengo los ojos cerrados a la luz.
Costumbre, dolor, desaliento...
Sobre ellos han crecido duras escamas
que me impiden verte.
Pero al sentir tus pasos,
al oír tu voz inconfundible,
todo mi ser se estremece
como si un manantial brotara dentro de mí.
Te busco,
te deseo,
te necesito
para atravesar las calles de la vida
y andar por los caminos del mundo
sin perderme.
¡Ah, qué pregunta la tuya!
¿Qué desea un ciego sino ver?
¡Que vea, Señor!
Que vea, Señor, tus sendas.
Que vea, Señor, los caminos de la vida.
Que vea, Señor, ante todo, tu rostro,
tus ojos,
tu corazón.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 29 de mayo de 2024
Miércoles, 29 de mayo de 2024
Miércoles de la 8ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 10, 32-45
En
aquel tiempo, los discípulos iban subiendo camino de Jerusalén, y Jesús
se les adelantaba; los discípulos se extrañaban y los que seguían iban
asustados.
El tomó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles
lo que le iba a suceder: Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo
del Hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados,
lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de
él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días
resucitará.
Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.
Les
preguntó: ¿Qué queréis que haga por vosotros? Contestaron: Concédenos
sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
Jesús
replicó: No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo
he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a
bautizar? Contestaron: Lo somos.
Jesús les dijo: El cáliz que yo
voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me
voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me
toca a mí concederlo; está ya reservado.
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús,
reuniéndolos, les dijo: Sabéis que los que son reconocidos como jefes
de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Somos
cristianos, queremos seguir a Jesús, sin embargo a veces estamos tan
lejos de sus pensamientos y proyectos como los Zebedeos. Sabemos que
tenemos que coger la cruz, pero buscamos triunfar al estilo del mundo.
Hemos oído hablar mil veces de las excelencias del servicio, sin
embargo, buscamos privilegios, puestos de honor, que se nos enaltezca
entre nuestros compañeros de trabajo, entre nuestros amigos, en la
familia.
“Señor, convierte nuestro corazón a ti”
“Contágianos tu modo de sentir, de pensar, de vivir”.
Los
otros diez apóstoles se indignaron al escuchar a los Zebedeos. También
están lejos de los pensamientos del maestro. Ante los errores de las
personas, Jesús siente compasión, y nosotros nos indignamos.
“Señor, que nuestros pecados y fallos
nos ayuden a comprender al que se equivoca”
El
que quiera ser grande, que sea el servidor de todos. Es fácil de
entender, pero hay que plantearse cómo vamos a ser servidores. Y pedir
la ayuda de Dios para serlo de verdad.
Nos has mostrado con tu ejemplo, Señor,
que es posible vivir para los demás.
Tu vida es un espejo fiel donde mirarnos
para descubrir cuánto nos falta cambiar
y cuánto todavía podemos dar a los demás.
Tú saliste a recorrer los caminos
para ir al encuentro del necesitado y el excluido.
Tú acogiste a los despreciados
y a los que todos marginaban y dejaban a un lado.
Tú atendiste las necesidades del pueblo,
sanaste sus enfermedades,
les enseñaste a compartir el pan,
y vivir unidos.
Tú ofreciste tu vida hasta el final,
hasta entregarla por amor y pura donación,
para que todos vivamos más y mejor,
y podamos alcanzar la vida verdadera.
Señor del servicio, muéstranos el camino
que lleva a darlo todo por los demás.
Ayúdanos a tener tus mismos sentimientos,
preocupaciones y opciones.
Haz que atendamos las necesidades, sufrimientos
y esperanzas de nuestro pueblo.
Haznos cercanos y hermanos de todos.
Enséñanos a vivir pensando primero en el otro,
enséñanos a vivir como verdaderos servidores,
dispuestos, generosos, alegres y fraternos
con todos, Señor, con todos.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 28 de mayo de 2024
Martes, 28 de mayo de 2024
Martes de la 8ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a Jesús: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
Jesús
dijo: Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o
padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en
este tiempo, cien veces más─casas y hermanos y hermanas y madres e hijos
y tierras, con persecuciones─, y en la edad futura, vida eterna.
Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Dejarlo
todo es signo de nuestra entrega al Señor, pero antes que eso es un don
de Dios. Él nos da la posibilidad de dejarlo todo. Es un don que
tenemos que pedir y vivir en lo más pequeño de cada día.
“Señor, danos el don de la pobreza y la disponibilidad”
Dios
no se deja ganar en generosidad. ”El que por mí deja casa, hermanos o
hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces
más, y heredará la vida eterna”.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Qué te ha dado Dios cuando has sido generoso con Él? ¿Que te dice Dios? ¿Qué le dices?
Podría seguir así, ir tirando más o menos..
¿Por qué complicarme la vida?
Tampoco es para tomárselo tan en serio, ¿no?
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Quisiera no tener que elegir
no tener que tomar una decisión,
Preferiría no hacer una opción.
¿Para qué tanta exigencia?
Tampoco es para ponerse tan radical, ¿no?
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Hasta aquí he llegado, y aquí me paro
A mí que no me despierten, estoy cansado.
Ya está bien ,¿no?, total… ¿para qué?
Pero tengo sed de Ti, Señor.
No quisiera renunciar a nada.
¿No sería mejor apuntarse a todo?
Sin decidirse por nada,
Sin arriesgar nada.
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Soy bastante religioso a mi manera.
Ni soy un santo de altar
ni una mala persona, creo yo.
Vamos, como todos, un tanto rutinario
Y no muy cumplidor, es verdad.
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Señor, que la sed no me deje acomodarme
y me impulse a dejarlo todo, con confianza,
y a darlo todo por Ti, con gratitud.
Tú no te dejas ganar en generosidad
y nos pagas por anticipado el ciento por uno.
Señor, que la sed me conduzca a Ti,
a todas las personas que me necesitan,
y a la paz que busca mi alma.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 27 de mayo de 2024
Lunes, 27 de mayo de 2024
Lunes de la 8ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 10, 17-27
En
aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo,
se arrodilló y le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la
vida eterna? Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie
bueno más que Dios.
Ya sabes los mandamientos: no matarás, no
cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no
estafarás, honra a tu padre y a tu madre.
El replicó: Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.
Jesús
se le quedó mirando con cariño y le dijo: Una cosa te falta: anda,
vende lo que tienes, dale el dinero a los pobresasí tendrás un tesoro
en el cielo, y luego sígueme.
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús,
mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil les va a ser a
los ricos entrar en el Reino de Dios ! Los discípulos se extrañaron de
estas palabras.
Jesús añadió: Hijos, ¡qué difícil les es entrar en
el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil
le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar
en el Reino de Dios.
Ellos se espantaron y comentaban: Entonces,
¿quién puede salvarse? Jesús se les quedó mirando y les dijo: Es
imposible para los hombres, no para Dios.
Dios lo puede todo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Poco
sabemos de aquel que se acercó a Jesús. Pero se acercó a Jesús con la
mejor intención. Le pregunta que tiene qué hacer para heredar la vida
eterna, para vivir de verdad, para vivir plenamente. Estaba buscando y
reconoce que Jesús es un maestro que puede ayudarle a encontrar lo que
buscaba.
En este día, también nosotros decimos: ¿qué tenemos que hacer, Jesús?
Él nos dará la mejor respuesta.
Jesús se lo quedó mirando con cariño.
Sólo en tus ojos puedo leer
quién soy y lo que valgo,
mientras las demás miradas
me zarandean en el vértigo
del abismo o de las cumbres.
Solo en tus manos crecer
tiene el ritmo justo
del sol en el oriente
o de la madera en el tronco
bajo la cáscara cómplice,
mientras me quiere absorber
el instante digital
donde el vértigo seduce.
Solo tu presencia,
tus tiempos y tus ritmos,
sin ansia ni porfía,
despiertan mi secreto
de vida interminable,
donde mi futuro
brota de tu misterio
sin deudas y sin ancla.
Benjamín González Buelta, sj
Cumplía
los mandamientos. No es poco. Sin embargo, no acaba de encontrarse
satisfecho; busca algo más.. Jesús le propone: “Una cosa te falta: anda,
vende lo que tienes, dale el dinero a los pobresasí tendrás un tesoro
en el cielo, y luego sígueme”. Pero no fue capaz de dar este paso
decisivo.
Se va triste. Ha descubierto cuál es el
camino de la Vida y no tiene fuerzas para seguirlo. Le atan demasiadas
riquezas. También a nosotros nos pasa: en ocasiones vemos claro el
camino, pero nos flaquea la voluntad.
Jesús, hoy me acerco y me encuentro ante Ti
tus propuestas me parecen inalcanzables, como al joven rico y los apóstoles
Siento que la propuesta del Evangelio está demasiado alejada de lo que yo puedo hacer,
que en la vida real no se puede vivir con esa radicalidad.
A veces tengo la sensación que no voy a poder vivir plenamente tu Evangelio.
Jesús, miraste con cariño a aquel joven rico y me miras a mí
Cuando me miras, sabes lo que necesito para seguir creciendo,
sabes de mis capacidades y de mis limitaciones,
sabes de lo que yo puedo llegar a hacer y a ser.
Me animas a ir siempre un paso más allá
y me lo pides con cariño,
sabiendo de los que soy capaz, confiando en mí.
Que yo sepa mirarme también con cariño y con confianza.
Salir del terreno conocido me asusta, Señor.
No me resulta fácil desprenderme de todo lo que me da seguridad.
riquezas, ideologías, lazos afectivos, pequeñas costumbres que he de cambiar.
Te presento mis resistencias y dificultades para seguirte.
Ayúdame a superarlas, Jesús.
No siempre me puedo apoyar en mi fuerza de voluntad
o en el suelo firme que ya piso
Solo tu mirada y tu aliento puede tirar de mí.
No me quiero alejar de Ti, triste, como el joven rico.
Que tus deseos y los míos se vayan acercando cada día más
y pueda experimentar que, con tu ayuda, todo es posible.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 26 de mayo de 2024
Domingo, 26 de mayo de 2024. Santísima Trinidad
Santísima Trinidad
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 28, 16‑20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
—«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo
lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús
es el Hijo de Dios, el Hijo que se ha hecho humano, pobre, pequeño,
vulnerable. para manifestarnos el amor del Padre y la fuerza del
Espíritu Santo. Tanto amó Dios al mundo...
“Gracias, Jesús, por revelarnos el corazón amoroso del Padre,
gracias porque Tú nos has mostrado el camino de la vida,
gracias por ofrecerlos tu misma fuerza, tu mismo Espíritu”
Jesús
nos ha descubierto que Dios no es en sí mismo un ser solitario,
individualista... Dios es familia, es comunidad, es Trinidad.
“Perdona y cura nuestras actitudes individualistas, egoístas”
“Ayúdanos a aportar lo mejor de nosotros mismos
en nuestra familia, en la parroquia, en la sociedad”
Aunque
nunca podremos entender del todo cómo es Dios, sabemos que en la
Trinidad las tres personas son distintas, pero tienen la misma dignidad.
Son tres personas tan unidas, tan compenetradas, que son un único Dios.
“Señor, enséñanos a respetar el modo de ser de cada uno,
a tratar a todas las personas conforme a su dignidad
y a trabajar por la unidad, por la paz, allá donde vivamos”
La
Trinidad es una comunidad abierta. En esta comunidad todos cabemos. Es
más: el Padre ha enviado a su Hijo Jesús y al Espíritu para invitarnos a
compartir el amor, la alegría, la paz, la comunicación del
Dios-Trinidad.
“Gracias Señor por abrirme las puertas de tu corazón”
“Ayuda a la Iglesia y a las familias a permanecer abiertas”
“Danos tu Espíritu para invitar a todos a acercarse a ti”
Dios Padre,
tu querer da la vida
–el espacio, el aire, el cuerpo–
a todo lo creado,
a nosotros también aunque no lo sepamos,
desde el principio de los tiempos,
pasando por nuestros días,
hasta descansar en tu regazo.
Dios Hijo,
en tu palabra bulle la vida
que ayuda y consuela siempre al hermano;
se hace carne para el hambriento
y bebida para el sediento,
santifica y alegra nuestra vida
y es viático en nuestro vagar
hasta descansar en tu regazo.
Dios Espíritu Santo,
tu presencia es la brisa
que empuja la historia,
y a todos nosotros,
hacia la plenitud,
dándonos paz, justicia, verdad y amor;
tu brisa y nuestra historia nos llevan
a buscar la plenitud en tu regazo.
Florentino Ulibarri
-----------------
Ser uno mismo
y estar en los otros.
Vivir en una soledad
poblada.
Forjar vínculos
indestructibles.
Abrazar sin invadir.
Amar sin anular.
Comunicar sin agotar.
Ser uno mismo
Ser nosotros.
Crear mundos,
inspirar sueños,
restañar heridas.
Desplegar la vida
en el tiempo.
hablar en el trueno
y el susurro,
ser batalla sin muertos.
Somos imagen
del Dios de los encuentros.
José María Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 25 de mayo de 2024
Sábado, 25 de mayo de 2024
Sábado de la 7ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 10, 13-16
En aquel tiempo, presentaron a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al
verlo, Jesús se enfadó y les dijo: Dejad que los niños se acerquen a
mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el Reino de Dios.
Os aseguro que el que no acepte el Reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús
es feliz en medio de los que no cuentan. En aquel momento y en aquella
tierra los niños eran poco más que una propiedad del padre.
“Señor, enséñanos a amar a todos, especialmente a los últimos”
Quizá
los discípulos piensan que los niños van a ser un estorbo para poder
estar tranquilamente con Jesús. Sin embargo, la realidad que el Maestro
pone de manifiesto es otra bien distinta: los discípulos son un estorbo
para que los niños se encontraran con Él.
“A veces soy un estorbo para que otros se encuentren contigo,
perdóname y enséñame a atraer a todos hacia ti.
De
los que son como los niños es el Reino de los cielos. Los niños se
saben necesitados, saben pedir con humildad, disfrutan de las pequeñas
alegrías, inspiran ternura...
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, delante de ti yo quiero ser sólo un pobre,
quiero despojarme, Señor, de mis pretensiones y vanidades;
también, Señor, quiero traspasar mi propia culpa
y entrar a tu casa desnudo,
meterme en tu corazón como un niño.
Quiero mirarte a los ojos suplicándote
confiadamente.
Quiero, Señor, y deseo apoyarme sólo en tu amor,
descansar en tu amor
y llenarme de la alegría de haber hallado tu amor.
Tu amor es la casa que me tienes preparada;
he sentido tu invitación
y entro en ella sin que me avergüence mi pecado;
sólo deseo habitar en tu casa todos los días de mi vida.
Tú nunca me vas a echar,
sólo me pides que crea en tu amor,
que me atreva a vivir en tu amor,
Que nunca me falten la humildad y la confianza de los niños;
para que el orgullo y los desengaños nunca me separen de ti
y pueda amarte con todo el corazón
y compartir tu amor con los más pequeños. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 24 de mayo de 2024
Viernes, 24 de mayo de 2024
Viernes de la 7ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 10, 1-12
En
aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le
fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se
acercaron unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: ¿Le es
lícito a un hombre divorciarse de su mujer? El les replicó: ¿Qué os ha
mandado Moisés? Contestaron: Moisés permitió divorciarse, dándole a la
mujer un acta de repudio.
Jesús les dijo: Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto.
Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer.
Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.
De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
El les dijo: Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera.
Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
En
la tierra y el tiempo de Jesús, el esposo podía echar de casa a su
mujer, en cualquier momento, abandonándolas a su suerte. Este derecho se
basaba, según la tradición judía, nada menos que en la Ley de Dios.
Algunos defendían que sólo se podía repudiar a la mujer en caso de
adulterio; otros defendían que bastaba que la mujer hiciera cualquier
cosa «desagradable» a los ojos de su marido.
En algún momento,
está discusión llegó hasta Jesús: ¿Puede el hombre repudiar a su esposa?
Su respuesta desconcertó a todos. Las mujeres no se lo podían creer.
Por fin alguien las trataba conforme a su dignidad. Según Jesús, si el
repudio está en la Ley, es por la dureza de corazón de los varones. Dios
creó al varón y a la mujer para que fueran «una sola carne». Los dos
están llamados a compartir su amor, su intimidad y su vida entera, con
igual dignidad y en comunión total. De ahí el grito de Jesús: «lo que ha
unido Dios, que no lo separe el varón.
En nuestra
sociedad del siglo XXI, las palabras de Jesús siguen sorprendiendo, no
por afirmar la igual dignidad del varón y la mujer, que al menos
teóricamente ya tenemos asumida. Ahora estas palabras son escandalosas
por afirmar que el matrimonio no se puede romper. Lo que Dios ha unido,
que no lo separe el hombre.
Las palabras de Jesús son
claras respecto al matrimonio. La doctrina de la Iglesia respecto a este
sacramento no es un invento, como a veces los mismos cristianos podemos
pensar. Y las palabras de Jesús son siempre camino de felicidad y de
vida. Damos gracias a Dios por la luz de su Palabra.
Damos gracias a Dios por los matrimonios que trabajan, se esfuerzan y piden a Dios fuerza para vivir unidos como Dios quiere.
Pedimos por aquellas familias que sufren situaciones difíciles y se tambalean.
Dios
y Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la mujer a
tu imagen, Tú bendices y multiplicas el amor de nuestras familias.
Te pedimos humildemente por todas las familias, especialmente por las
que sufren. Descienda, Señor, sobre ellas tu bendición y la fuerza de tu
Espíritu.
Que en la alegría te alabemos, Señor, y en la
tristeza te busquemos; en el trabajo encontremos el gozo de tu ayuda y
en la necesidad sintamos cercano tu consuelo.
Que tu Espíritu de
Amor, Señor, transforme nuestra vida y nuestras familias den buen
testimonio de esperanza, fe y solidaridad con los pobres.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 23 de mayo de 2024
Jueves, 23 de mayo de 2024. Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 14, 12a. 22-25
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El jueves siguiente a Pentecostés celebramos la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Jesús inaugura un estilo de sacerdocio nuevo:
- Jesús no ofrece a Dios la sangre de animales, ofrece su vida, su cuerpo y su sangre (esto es mi cuerpo, esta es mi sangre).
- En muchas religiones se hacían sacrificios para que Dios sea propicio, para que “se porte bien” con el pueblo, para que no se encienda su ira. Jesús ofrece su vida al Padre por amor, porque ama al Padre, porque el Padre le ama a Él.
- El sacerdocio ya no se ejerce sólo en los templos y en las ceremonias religiosas. Cualquier lugar, cualquier tiempo es bueno para ejercer el sacerdocio, ofreciendo a Dios y a los hermanos sonrisas, tiempo, amor, cuidados... en definitiva la existencia entera.
- El sacerdocio ya no es cosa de unos pocos. Por el Bautismo, todos tenemos el sacerdocio común, porque todos estamos llamados a ser pan partido y vino derramado, a vivir nuestra vida compartiéndola, dándola, ofreciéndola. Al servicio de este sacerdocio común está el sacerdocio ministerial (los presbíteros o “curas”)
- El sacerdocio ya no consiste en separarse de los hermanos, sino en acercarse a ellos con amor, hasta dar la vida.
Señor, Tú eres Sacerdote, sacerdote nuevo,
que ofreciste tu palabra, tu cariño, tu vida,
que sigues ofreciéndote a nosotros en la Eucaristía,
para que todos podamos disfrutar del amor de Dios,
para enseñarnos que sólo el camino del servicio y la entrega
nos conduce a la felicidad más grande, a Dios.
Gracias, Jesús, por todos los sacerdotes
que ofrecen su palabra, su cariño, su vida,
que celebran la Eucaristía y la Reconciliación,
para que todos nos sintamos amados y perdonados,
para que a todos llegue tu luz y tu fuerza,
y recorramos, así, el camino del servicio y la entrega.
Señor, gracias porque yo también soy sacerdote.
Quiero ser agradecido y ofrecer mi vida a Dios;
en cada Eucaristía y cada momento de la jornada,
Me has llamado a entregarme a mi familia,
a mis amigos y compañeros de trabajo, a los pobres…
para que crezca en nuestro mundo la justicia y la paz.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 22 de mayo de 2024
Miércoles, 22 de mayo de 2024
Miércoles de la 7ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 9, 37-39
En
aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: Maestro, hemos visto a uno que echaba
demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de
los nuestros.
Jesús respondió: No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí.
El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“No
es de los nuestros”. Es una expresión que ponemos muchas veces en la
boca demasiado apresuradamente. Nos podríamos preguntar en qué momentos
hemos dicho estas palabras u otras semejantes. ¿Quién no es de los
nuestros, el que no forma parte de nuestro grupo, el que no piensa como
nosotros, el que tiene la piel de otro color, el que viene de tierras
lejanas?
Cuando pensamientos y palabras nos llevan a
marginar a los otros, convendría que recordásemos las palabras de San
Pablo a los Efesios: "Cristo ha hecho de los dos pueblos una sola cosa,
derribando con su cuerpo el muro que los separaba: el odio. Él ha
abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para
crear, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos
pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en
él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz; paz a vosotros los de
lejos, paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos
al Padre con un mismo Espíritu".
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
No todos están a favor nuestro, ni todos en contra nuestro, Señor.
Aquellos que comparten la misma fe, aunque sean de otro grupo, son de los tuyos, son de los nuestros.
Los que trabajan por la justicia y la paz son de los tuyos, son de los nuestros.
Los
que defienden la vida de todos y en especial de los más pobres, de los
niños, también de los no nacidos, de los enfermos... son de los tuyos,
son de los nuestros.
Abreme los ojos para descubrir que hay muchas personas (casi todas) que son de los tuyos, de los nuestros.
Gracias por las maravillas que tu Espíritu realiza en el corazón de las mujeres y los hombres
que, aunque no parezcan de los nuestros, aunque abracen otros credos o no crean en Dios,
aunque voten a otros partidos políticos, canten otras canciones y hablen otros idiomas,
están movidas por tu mismo Espíritu. Gracias, Señor.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 21 de mayo de 2024
Martes, 21 de mayo de 2024
Martes de la 7ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 9, 29-36
En
aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon del monte y
atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba
instruyendo a sus discípulos.
Les decía: El Hijo del Hombre va a
ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y después de
muerto, a los tres días resucitará.
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron
a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: ¿De qué discutíais por el
camino? Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién
era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.
Y
acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que
me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Como
a los discípulos del Evangelio, a nosotros, discípulos de hoy, Jesús
nos instruye sobre el misterio de su presencia en nuestro mundo, el
misterio de su Pasión, Muerte y Resurrección.
Discípulo significa
seguidor, aprendiz; pero en el Evangelio a menudo los discípulos no
entienden nada, y hoy, además tienen miedo a preguntar, les falta una fe
sólida, necesitan profundizar más.
No es Jesús el que aleja a los
discípulos de la realidad, son ellos los que miran hacia otro lado, los
que se preocupan por quien es el más importante. Frente al orgullo y al
afán de poder, Jesús nos llama al servicio y nos invita a ser
acogedores.
¿Experimento cada día que soy importante, en la medida
que soy más servicial? ¿Descubro la presencia de Dios en los que se
acercan a mí, sobre todo en los más indefensos, necesitados y
desvalidos? ¿Acojo a los demás como si acogiera al Padre?
Para salir de uno mismo
y andar por la vida,
para dejar lo ya conocido
y pasar por Samaría,
para conjugar tolerancia y radicalidad
a lo largo del camino,
para crear espacios evangélicos
y entrar en tu reino...
dame mirada corta, de orfebre,
que descubra, aprecie y ame
lo más diminuto y escondido,
y una mirada larga, de centinela,
para ver el horizonte que me espera
más allá de las montañas y la niebla.
Y esto, Señor, dámelo cada jornada
para poder gozar y recrear
lo que tu Espíritu siembra con mimo
en los espacios que piso y sueño
en este tiempo tan convulso y yermo
y con las utopías por el suelo.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 20 de mayo de 2024
Lunes, 20 de mayo de 2024. María, Madre de la Iglesia.
María, Madre de la Iglesia
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Juan 19,25-34
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana
de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a
su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
"Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a
tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término,
para que se cumpliera la Escritura dijo: "Tengo sed."Había allí un jarro
lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una
caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el
vinagre, dijo: "Está cumplido."
E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran
los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día
solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los
quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y
luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús,
viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de
los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió
sangre y agua.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
María estaba al pie de la cruz, junto a su hijo. María se mantuvo a
distancia cuando Jesús “triunfaba”, cuando querían hacerle rey, cuando
lo aclamaban... Pero ahora, en la cruz, María está cerca, muy cerca.
“Gracias, María, por tu ejemplo de fidelidad y entereza”
“Gracias por estar siempre a mi lado, sobre todo cuando sufro”
“Danos fuerza, Señor, para acompañarte siempre”
“Mujer, ahí tienes a tu hijo... Hijo, ahí tienes a tu madre”. Jesús está
preocupado por sus discípulos y cuando ya les ha dado todo, les da a su
madre, para que los cuide, para que aliente su fe. María acogió la
nueva misión y en su corazón resonaron aquellas palabras primeras:
“hágase en mí según tu palabra”
“Gracias, María, por ser madre, nuestra madre, mi madre”
“Gracias, Jesús, por compartir con nosotros hasta a tu madre”
“María, enséñanos a estar cerca de los que sufren”
Para acoger a María, como Madre nuestra y como Madre de la Iglesia, puede ayudarnos esta "Carta de Jesús":
Hoy te presento a mi Madre. Te la di con el mayor cariño en el
momento cumbre de mi vida terrena. Ella te estaba gestando en el dolor
al pie de la cruz y a mí no me faltaba más que poner el sello de
reconocimiento público a esa misteriosa maternidad. María es madre mía y
madre tuya, porque tú y yo somos hermanos.
No hay palabras
humanas para describir la grandeza de esta mujer sencilla, el dolor de
esta mujer bienaventurada, la fecundidad de esta mujer virgen, la
fortaleza de esta sierva del Señor, el cariño de esta madre universal,
que no sabe más que amar y, por consiguiente, que servir. Ella,
despojada de sí misma e invadida por la fuerza del Espíritu Santo...
En
el hogar de la Iglesia, María realiza su maravillosa misión, silenciosa
y eficazmente, siempre en la penumbra. Un día llegarás a saber todo lo
que ella ha sido para ti. Y verás también lo que tú has sido para ella.
Hay
quienes llegan a descubrirlo tarde, como esos hijos que sólo alcanzan a
comprender lo que deberían haber sido con su madre terrena cuando ella
ha desaparecido del hogar, cuando ya no pueden expresarle su gratitud
por todo lo que le deben.
María nunca desaparecerá del hogar,
pero tú sí puedes llegar tarde a vivir en esta tierra una relación viva,
intensa, profunda, filial con María. Porque hay cosas que debes hacer
aquí. Solo aquí se puede creer, sufrir, sembrar, morir. Y es preciso que
ella esté muy metida en todo esto.
Es preciso que te hagas
consciente de lo que significa en tu vida la Madre de Dios, la Hija de
Dios, la Esposa de Dios, la Madre de la Iglesia, tu propia Madre, María.
Que te dejes amar y enseñar por ella, para que aprendas a vivir como
ella, la mujer consagrada, mi perfecta discípula y seguidora; para que
aprendas a vivir en plenitud la vocación a la que has sido llamado/a.
https://www.ciudadredonda.org/articulo/6-ahi-tienes-a-tu-madre
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 19 de mayo de 2024
Domingo, 19 de mayo de 2023. Pentecostés
Domingo de la 8ª semana de Pascua B
PENTECOSTÉS
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 20, 19‑23.
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los
discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los
judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
—Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
—Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
—Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les
quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Hoy es la solemnidad de Pentecostés, la fiesta del Espíritu. La alegría de la Pascua se hace más plena por el don del Espíritu.
Jesús quiere dar a nuestro pobre corazón el Espíritu del Amor, a nuestra
cabeza el Espíritu de Sabiduría, a nuestra débil voluntad, el Espíritu
de Fortaleza, y para liberarnos del miedo, el Espíritu de la valentía...
El Espíritu Santo es nuestro defensor, nos la paz, nos hace testigos de su misericordia y su perdón.
Demos gracias a Dios por el don que se nos ofrece y abramos de par en
par nuestra vida para que el Espíritu Santo penetre hasta lo más
profundo de nuestra existencia.
Ojos inquietos por verlo todo.
Oídos atentos a los lamentos,
los gritos, las llamadas,
Lengua dispuesta a hablar
verdad, pasión, justicia…
Cabeza que piensa,
para encontrar respuestas
y adivinar caminos,
para romper las noches
con brillos nuevos.
Manos gastadas de tanto bregar,
de tanto abrazar
de tanto acoger
de tanto repartir
pan, promesa y hogar.
Entrañas de misericordia
para llorar las vidas golpeadas
y celebrar las alegrías.
Los pies, siempre en marcha
hacia tierras abiertas
hacia lugares de encuentro.
Cicatrices que hablan
de luchas, de heridas,
de entregas,
de amor,
de resurrección.
Cuerpo de Cristo…
…Cuerpo nuestro.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
ORACIÓN AL ESPÍRITU
Secuencia de la fiesta de Pentecostés
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo
que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 18 de mayo de 2024
Sábado, 18 de mayo de 2024
Sábado de la 7ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 21,20-25
En
aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a
quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su
pecho y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a entregar?"
Al verlo, Pedro dice a Jesús: "Señor, y éste ¿qué?" Jesús le contesta:
"Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme."
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese
discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: "Si
quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?"
Éste es el
discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros
sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús.
Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en
todo el mundo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Muchas
veces, cuando descubrimos que alguien sigue un camino distinto al
nuestro, vacilamos, nos quejamos... Y Jesús nos tiene que repetir: ¿a ti
qué? Tú sígueme.
A cada uno el Señor nos marca un camino. No hay
ninguno igual, tampoco hay uno más importante que otro. Sólo es más
importante el camino que se recorre con más amor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque eres bueno
porque tu misericordia es infinita
Has puesto tu mirada en mí, Dios de amor.
¡Que puedo decirte si Tú me conoces del todo!
Me he quedado mudo ante tu presencia
porque soy poca cosa y, sin embargo, me amas.
Al más infiel de tus siervos
muestras tu mirada de amor
y le dices: ¡Levántate! ¡Sígueme!
Y yo, escuché tu voz y confié en ti.
Señor confío en ti, porque tú eres amor,
justicia y misericordia infinita.
El
Evangelio ha sido escrito para dar testimonio del amor de Dios Padre
que se ha manifestado en la vida, muerte y resurrección de Jesús, con el
don del Espíritu Santo.
Nuestra vida ha de ser como un libro
abierto donde todos puedan leer que tenemos un Padre con un corazón
lleno de amor, un Hermano que nos ha mostrado con su cruz y resurrección
el camino de la vida y una Fuerza para superar los obstáculos y avanzar
hacia el Padre.
Cuando la inquietud nos lleva una y otra vez
a las tareas de siempre con esperanza nueva,
a encarnarnos donde no se estila,
Tú estás con nosotros,
aunque te creamos ausente.
Cuando remamos a oscuras en medio de la noche,
y nos sentimos cansados y solos
al ver nuestras redes vacías,
Tú estás presente,
aunque nuestros ojos no sepan reconocerte.
De madrugada, cuando la luz vence a las tinieblas,
después de una jornada larga y monótona,
Tú estás en la orilla,
para iluminar nuestras sombras
y hacernos nuevas propuestas.
Cuando las redes se nos llenan .
y la vida llega en abundancia,
Tú estás abriendo nuestro horizonte;
somos capaces de reconocer tu presencia
y saltar al agua sin nada encima.
A la hora de comer,
preparada la mesa,
Tú bendices la comida
y, mientras compartimos y miramos,
todos sabemos que eres el amigo de siempre.
Cuando tomas la palabra y me preguntas,
en público o en privado, si te amo,
Tú sabes que te quiero;
y, aunque me lleves a donde no me gusta,
extiendo mis manos para agarrar las tuyas.
------------------------
Ven Espíritu de Gracia,
quebranta el corazón endurecido,
derriba las barreras de mi alma,
destierra las tormentas al olvido.
Desata los nudos que en mi vida
encadenan mis horas al pasado,
libera las sonrisas escondidas
y arranca de mi carne su pecado.
Suelta mi lengua para la alabanza,
extiende mi mente a tu memoria,
ensancha el corazón para que abra
las puertas de mi ser para tu Gloria.
Abre mis oídos a tu canto,
unge mis manos y mi frente,
fortalece mis piernas, Fuego Santo
para correr al lugar donde tu quieres.
¡Impúlsame! torbellino y arrebato
huracanado con tus siete dones
al mundo que adolece de tu encanto
y desata los carismas que en mi escondes.
Muéleme en el fragor de tu tormenta
e ilumina mis ojos por las noches;
toma en tus llamas mi vida toda entera
y quémala en el mar de tus fulgores.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 17 de mayo de 2024
Viernes, 17 de mayo de 2024
Viernes de la 7ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 21,15-19
Habiéndose
aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a
Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le
contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta
mis corderos." Por segunda vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me
amas?" Él le contesta: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Él le dice:
"Pastorea mis ovejas." Por tercera vez le pregunta: "Simón, hijo de
Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le preguntara por
tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú conoces todo, tú
sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis ovejas. Te lo
aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías;
pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te
llevará adonde no quieras." Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a
dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Lee
de nuevo el Evangelio y sustituye el nombre de Pedro por el tuyo.
Escucha a Jesús. Él conoce tus pecados y todas tus buenas intenciones.
Te pregunta, te habla con cariño y espera tu respuesta.
¿Me amas más que éstos?
¿Me amas?
¿Me quieres?
Apacienta mis corderos
Otro te llevará a donde no quieras
Sígueme.
“Señor, tú lo sabes todo,
sabes que te amo con todas las fuerzas de mi pobre corazón,
sabes que soy capaz de jugármela por ti ahora
y gritar que no te conozco dentro de un rato.
Así soy Señor: débil y fuerte a la vez.
Así es mi corazón: valiente y cobarde a un tiempo.
Mis días son cartas de amor y egoísmo barajadas.
Sé que me quieres, Señor,
y que nada ni nadie puede separar tu amor de mi pobreza.
Te doy gracias porque cuentas conmigo Señor
para cuidar a tus hijos, para mostrarles tu amor.
Te seguiré, Señor, envíame,
aunque me ciñan las incomprensiones
y me conduzcan al dolor que menos quiero,
Gracias, Señor, por poder vivir contigo esta historia de amor.”
-----------------------------
Oh llama que ardes sin consumir el leño,
que calientas, iluminas, invades y enamoras.
Oh amor enamorado que abrasas y devoras
Desde las entrañas mismas de mis sueños.
Erupción de eternidad que desde las profundidades de mi alma
todo lo llenas y sometiéndome me embriagas;
saciedad de un deseo de Amor que no se apaga;
dulzura, paz y gozo de un peregrino del Amor buscando calma.
Santidad que en el beso de tu presencia encuentras
un pecador abierto desde las profundidades de su nada
ofreciendo la pobreza de un alma simplemente enamorada
que en busca de tu abrazo se entregó y abrió sus puertas.
Cumple tu obra y termina de quemar lo que quemaste,
consume de una vez la vida que en un rapto me robaste,
termina en el Amor que no se apaga la obra que empezaste
y en fuego dos seremos uno en un abrazo interminable.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 16 de mayo de 2024
Jueves, 16 de mayo de 2024
Jueves de la 7ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 17,20-26
En
aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo:
"Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en
mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en
mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el
mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que
me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú
en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú
me has enviado y los has amado como me has amado a mí.
Padre,
éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y
contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la
fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te
he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a
conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías
esté con ellos, como también yo estoy con ellos."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La
oración de Jesús es la de un enamorado. Sus palabras hablan de nosotros
con delicadeza y ternura. Lee despacio este Evangelio y siente la
caricia de Jesús, que sigue rezando al Padre por ti, por todos los
creyentes.
“Señor, gracias por poder sentir la caricia de tu amor”
“Perdona nuestras palabras agresivas, amenazantes”
Jesús
reza por los suyos. Su oración es el reflejo de su vida entregada a los
demás. Un hombre que lo da todo, reza por todos. Sin embargo nuestra
oración a veces es tan corta como nuestra entrega, tan centrada en
nuestros problemas y alegrías, tan egoísta...
“Señor, convierte nuestra vida y nuestra oración al amor”
“Perdona y cura nuestra mirada corta, nuestra plegaria egoísta”
Pide al Señor por las personas que quieres, por todos los hombres y mujeres del mundo.
Jesús
pide por la unidad, pide insistentemente. Sabe que nos cuesta tan poco
creernos los mejores, cerrarnos en nuestro grupitos, alejarnos de la
comunidad, de la Iglesia.
Pide perdón de los pecados contra la unidad y únete a la oración de Jesús por la unidad.
Decir Tú
es descentrarme de mi yo,
de mis soledades y ambiciones,
de mis egoísmos y construcciones,
de mis miedos y seguridades.
Decir Tú
es agarrarme al diálogo,
al encuentro, al hallazgo,
a la novedad que trae vida
y que recrea todo lo que comparto.
Decir Tú
es jugar a las claridades,
a dar nombres y sentirme nombrado,
a tener comunidad e intuir trinidades,
a bañarme en tus realidades.
Decir Tú
es romper círculos y prisiones,
prenderme a tus alas para vivir libertades,
llamar tu atención osadamente
y reconocer que me quieres e intento quererte.
Tú...
Florentino Ulibarri
-------------
Cuando llenas mis velas
e impulsas mi navío hacia adelante,
hacia la luz que surge en el levante,
ella me atrapa y todo lo recrea.
Cuando soplas como el viento de la tarde
y tu presencia me envuelve y me transporta
se rompen las amarras, ya no importa
conocer el camino, Tú lo sabes.
Tú que trazas sendas siempre nuevas
y en las estrellas señalas el camino,
Tú que haces del horizonte mi destino
y arrancas mi bajel de la escollera.
Dame de tu brisa la sabiduría
para escuchar su Palabra y comprenderla
para abrir el corazón y contenerla
y en su Pasión emprender la travesía.
Tú que eres la brisa que besa la mañana
arrancando a las olas su sonrisa,
Tú que eres el manto tibio que suaviza
el frío que me trae la madrugada.
Acaricia con tu voz mi pensamiento
iluminando profecías en mi alma,
lléname de tu paz y de tu calma
y enciende en tu Amor mis sentimientos.
Tú que eres la pureza de una noche limpia
en la que el mapa del cielo se desvela
Tú que eres la luz que en misterio se revela
y das sentido a la historia que inhabitas.
Dame tus ojos para ver lo que Tú quieres
y la mirada que penetra los misterios,
rompe las cadenas de mi cautiverio
y hazme libre para elegir lo que prefieres.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 15 de mayo de 2024
Miércoles, 15 de mayo de 2024. San Isidro Labrador
Miércoles de la 7ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 17,11b-19
En
aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo:
"Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que
sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu
nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino
el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura.
Ahora
voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi
alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado
porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los
retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es
verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo.
Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la
verdad."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús
pide al padre para nosotros el don de la unidad. Cuando estamos unidos,
nuestra debilidad se fortalece, anunciamos sin palabras el Reino de
Dios, Reino de paz, de fraternidad, de comunión...
Nos unimos a la
oración de Jesús pidiendo la unidad para nuestras familias, para
nuestros grupos, movimientos y comunidades, para nuestras parroquias y
diócesis, para la Iglesia entera, para el mundo.
No es fácil la misión que nos ha dejado Jesús. Es difícil estar en el mundo sin ser del mundo:
- Es difícil vivir en una sociedad consumista y compartir el tiempo, el saber, el dinero.
- Cuesta mucho devolver bien por mal en un mundo tan violento.
- Es casi heróico vivir el amor limpiamente en medio de un ambiente plagado de estímulos eróticos.
- Cuando ha crecido tanto el individualismo a nuestro alrededor, resulta difícil dar la cara por los demás.
- En un mundo lleno de ruido, de prisa, de incomunicación, cuesta hacer hueco al silencio, al sosiego, a la oración.
¿Cómo vives estar en el mundo sin ser del mundo? Cuéntaselo a Dios. Pídele fuerza para ser fiel, para que seamos fieles.
Señor, ayúdanos a estar en el mundo,
sin miedo a mancharnos o a equivocarnos,
sin contagiarnos de sus miserias;
Ayúdanos a emplear el dinero y todo lo que tenemos
sin convertirlo en un dios, con espíritu generoso.
Ayúdanos a convivir con las personas y los grupos
sin utilizar a nadie, con espíritu fraterno.
Ayúdanos a esforzarnos en el estudio y el trabajo,
sin buscar únicamente el dinero, con espíritu solidario.
Ayúdanos a disfrutar de la diversión y la fiesta,
sin perder la cabeza, con espíritu alegre.
Ayúdanos a participar en la política y en la economía,
sin buscar nuestro interés, con espíritu de servicio.
Ayúdanos a utilizar las nuevas tecnologías,
sin depender de ellas, con espíritu de encuentro.
Ayúdanos a apostar por la familia y por la Iglesia,
sin encerrarnos en ellas, con espíritu universal.
Ayúdanos a aportar nuestras ideas y propuestas
sin condenar a nadie, con espíritu humilde.
Señor, ayúdanos a estar en el mundo,
contagiando el amor y la esperanza que Tú nos das
y aprendiendo de todas las personas de buena voluntad.
Amén.
-------------------------
En Ti vivimos, nos movemos y existimos,
atmósfera divina que todo lo contienes,
eres el oxígeno que en el Amor mantienes
a los hombres que llamaste a tu servicio.
Tú eres el aliento de la oración enamorada,
el soplo de infinito que envuelve con su encanto
los rezos , las lágrimas, la adoración y el canto
de las alabanzas que levanta la alborada.
En Ti la gracia y la ilusión nos hace niños,
recuperando la paz y la confianza,
caminando de su mano en la esperanza
de abrazarnos a su cuello con cariño.
Eres la serenidad después de la tormenta,
la calma que en su amor sosiega el alma;
ternura de una madre en que se calma
la inquietud de caminar hacia su meta.
En Ti la unción se derrama sin medida,
la consagración florece en alabanza,
las manos se tienden con confianza
y del dolor pasado brota nueva vida.
Eres el defensor y el abogado prometido,
el enviado que congrega y que nos sacia
del agua viva que nos lava en su Palabra
y en la trinidad nos mantiene sumergidos.
Eres el manto tierno de la misericordia
que envuelve las horas de mi vida,
el bálsamo de suavidad que sana las heridas,
el amor divino en la trama de mi historia.
En Ti Jesús es compañero de camino,
su verdad penetra la inteligencia y la memoria;
su vida misma es anticipo de la gloria
y la santidad enamorada es mi destino.
En Ti proclamación se hace martirio,
La muerte es absorbida en la victoria,
Las cosas de este mundo se vuelven ilusorias
y el Reino del Amor se hará definitivo.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hech
martes, 14 de mayo de 2024
Martes, 14 de mayo de 2024. San Matías
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Jn 15,9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que roe habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El amor cristiano, el verdadero amor está dispuesto a dar la vida. Se puede dar la vida de una vez para siempre y se puede dar la vida poco a poco. La primera forma es más espectacular y menos habitual, no está al alcance de todos. La segunda, por contra, es más gris y no se esconde ante nadie. Seguramente, dar la vida cada día, en cada momento nos va capacitando para poder dar la vida entera. Las cosas importantes no se aprenden en un minuto. A dar la vida se aprende dando la vida.
“En mi trabajo, con los amigos y la familia,
cómo puedo dar la vida, Señor?”
“Señor, ayúdame a crecer en generosidad”
“Perdona y cura el egoísmo que me paraliza”
Jesús nos ha elegido. Dios siempre se nos adelanta.
Iba a ponerme en tu camino
cuando ya venías tú hacia mí.
Yo deseaba esperarte,
pero supe que ya me estabas tú esperando.
Deseaba buscarte
y vi que ya estabas tú en mi búsqueda.
Llegué a pensar: "ya te he encontrado"
pero me sentí encontrado por ti.
Yo quería elegirte
y ya me habías elegido tú.
Deseaba vivir en ti
y te descubrí viviendo en mí.
Iba a pedirte perdón,
pero tuve la certeza de que ya me habías perdonado.
Quería ofrecerme a ti
cuando recibí el don de ti mismo, entero.
Yo quería llamarte: "Abba, Padre",
y te adelantaste a decirme: "hijo mío".
Yo quería desvelarte toda mi vida interior,
te encontré revelándome las profundidades de tu ser.
Deseaba regocijarme de haber vuelto a ti
y celebrabas una fiesta por mi regreso.
Dios mío, ¿seré yo alguna vez el primero?
Celebramos hoy la fiesta de San Matías, el apóstol que sustituyó a Judas Iscariote. Fue elegido el último y de forma muy especial. No importa el tiempo ni la forma en que seamos llamados. Lo importante es escuchar la llamada y responder.
“San Matías, ruega por nosotros,
para que tengamos siempre abiertos nuestros oídos
y dispuestos nuestros pies para seguir a Jesús
por los caminos que nos vaya mostrando”
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 13 de mayo de 2024
Lunes, 13 de mayo de 2024
Lunes de la 7ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,29-33
En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: "Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios." Les contestó Jesús: "¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Os dispersaréis y me dejaréis solo. Cuando nos dispersamos, cuando rompemos la comunidad, terminamos por alejarnos del Señor. La fidelidad al Señor pasa inexcusablemente por la permanencia en la comunidad de los creyentes.
“Señor, perdona nuestro pecado contra la comunidad”
“Señor, atráenos hacia ti. Nos cuesta tan poco alejarnos”
“Espíritu de Jesús, acércanos a la Iglesia, a Jesús”
Está conmigo el Padre. Siempre está conmigo, cuando lo siento y cuando no, cuando su presencia me consuela o cuando me pide arriesgar la vida.
“Padre, aviva nuestra fe para descubrirte a nuestro lado”
“Señor, danos sabiduría para mostrar tu cercanía a las personas”
“Perdona y cura nuestra falta de fe”
Tendréis luchas... cuando queremos ser fieles a Jesús, cuando trabajamos por los pobres, cuando denunciamos injusticias, cuando ponemos el dedo en la llaga...
Tened valor... no dejéis el camino del Evangelio, no os canséis de luchar, Jesús ha vencido a todo y tú puedes vences con la fuerza del Espíritu que Él te da.
Señor, la vida es una lucha.
Tienes razón.
Lucho para que no me arrastre la moda, la comodidad o la prisa,
para ser el conductor de mi propia vida.
Lucho para no dejarme llevar por voces y sensaciones negativas;
para escuchar la voz de la verdad, de la esperanza... tu voz.
Lucho para no pararme cuando tengo miedo o dudas;
para seguir adelante con confianza y esperanza.
Lucho para no cerrarme en mis caprichos,
para tener abiertos los ojos, los oídos, el corazón, las manos, la cartera...
Lucho a veces contra Ti, Señor,
porque todavía creo que tengo que agradarte para que me ames
y me olvido de que tu amor es gratuito, como el agua o el sol;
porque no acabo de entrar en Ti, de abrirte la puerta para que entres en mí
y olvido que la felicidad y la libertad más grandes nacen en Ti.
Te presento, Señor, todas mis luchas...
Muchos luchan para poder comer, para vivir en paz...
Su lucha, Señor, es tu lucha.
Que su lucha sea también mi lucha.
Pongo en tus manos mis luchas y mis esperanzas;
mis dudas y mis certezas, mi vida...
la lucha de todas las personas de buena voluntad.
Tú has vencido al egoísmo y a la mentira,
al pecado y a la muerte.
Y junto a Ti,
aunque a veces me sienta derrotada,
aunque a veces parezca que ganan "los malos",
yo también venceré;
el amor, la verdad, la justicia y la paz vencerán.
Gracias, Señor, por esta esperanza.
---------------------
Ven Espíritu de vida
océano de clemencia
y llénanos de tu ciencia
de tu Amor y tu alegría.
Danos la dicha de unirnos
en el mundo como hermanos
defiéndenos soberano
del cáncer del egoísmo.
Tú que eres revelador
de los misterios profundos,
Tú que renuevas el mundo
en el soplo del creador.
Hincha nuestras velas quietas
con el soplo de tu aliento
e impúlsanos con el viento
que nos lleva hacia la meta.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 12 de mayo de 2024
Domingo, 12 de mayo de 2024. La Ascensión del Señor
Domingo de la 7ª semana de Pascua B
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 16, 15‑20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:
—«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.
A
los que crean, les acampanarán estos signos: echarán demonios en mi
nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si
beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los
enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos
se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor
cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La Ascensión es la última aparición de Jesús resucitado a sus
discípulos. A partir de ese momento, ya no podrán ver con los ojos de la
carne al Maestro. Comienza el tiempo de la misión de la Iglesia, una
misión que todos debemos considerar como nuestra: “Id al mundo entero y
proclamad el Evangelio a toda la creación”.
Ante las dificultades
que surjan, Jesús no nos deja solos. Les deja la fuerza del Espíritu
para echar demonios, hablar lenguas nuevas…
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Oh, Señor, gracias por tus palabras que nos dieron vida
y por tu mano que nos regalaron la salud
Oh, Señor, gracias por tus gestos
que nos hicieron pensar en la Salvación de Dios
y, por tus ojos, que nos llevaron a rumiar en lo eterno
Gracias, Señor, por tus caminos
que nos hicieron abandonar los nuestros
egoístas y perdidos en sí mismos
o colapsados del polvo, mentira y tristeza
Después de tu tiempo, marcha Señor hacia el cielo
pero, desde las alturas, no dejes de guiarnos.
Que, nuestras voces, necesitarán de tu voz
que, nuestros pies, pedirán impulso de tu Espíritu
que, nuestro corazón, reclamará amor de tu Amor.
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Que, en tu Ascensión, queremos agarrarnos nosotros
para compartir y ansiar la eternidad
Que, en tu Ascensión, nos dejas pistas y senderos
que conducen hacia esa Ciudad de Dios
Que, después de tu trabajo valiente y sincero
mereces ser coronado y festejado
en ese lugar cerca del Padre, en estancia feliz del cielo
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Que, sin tu mirada, nuestras miradas caerán hacia el suelo
Que, sin tu mano, nuestros ideales se cruzarán de brazos
Que, sin tus palabras, nuestros labios se cerrarán en dique seco
Que, sin tu corazón, nuestros amores serán necios o mezquinos
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
No te decimos, Señor, adiós sino ¡hasta pronto!
Porque, bien sabemos, amigo y Señor,
que todo lo que dices o prometes, siempre cumples
Que, tarde o temprano, de mañana o en la oscura noche
vendrás, regresarás en definitiva vuelta hasta nosotros
para que se cumpla, de una vez para siempre,
la Salvación que todos creemos, rezamos, añoramos y esperamos.
Amén.
¡MARCHA, SEÑOR, PERO NO TE OLVIDES DE NOSOTROS!
Hay que prepararse para recibir la fuerza de lo alto, para
acoger al Espíritu Santo, para celebrar la fiesta de Pentecostés. Estas
palabras, que ponemos en los labios de Jesús, nos pueden ayudar:
Te donaré mi Espíritu de Vida,
te ofreceré la gracia que esperabas,
calmaré en ti el anhelo de tus ansias
y serás primavera de alegría.
Derramaré mi Espíritu en tu alma
serás una sola cosa en mi ternura,
beberás de mi fuente la dulzura,
las delicias de un manjar que se derrama.
Colmarás en mi amor tu sed profunda,
apagaré tu sed de vida y esperanza,
se volverá una fuente de Alabanza
la tierra labrada que mi Amor fecunda.
Te daré fortaleza en las penurias,
templanza en las pasiones y esperanza,
una fe encendida que mueva las montañas,
un Amor que perdona las injurias.
Fundirás tu Espíritu en el mío
y serás bendición para mi pueblo,
profecía de mi Amor en el destierro,
un fuego que en mi llama se ha encendido.
Aquel día serás como una zarza ardiendo:
sin consumirte consumirás tus días y tus horas,
te encenderás en el Amor que todo lo enamora
y en este Amor irás tus días recorriendo.
Infundiré mi Espíritu en tus labios
y serás Palabra siempre nueva,
profecía de mi Amor sobre la tierra,
sabiduría del Amor para los sabios.
Serás parábola del Amor perfecto,
de la misericordia que todo lo perdona,
amor sin condiciones que se dona,
benévola mirada de mi afecto.
Te volveré luz de las naciones,
reflejo de la luz que me ilumina,
orientación del peregrino que camina,
coraje en la penumbra, lucero de sus noches.
Te donaré mi Espíritu infundiendo
mi Amor en el corazón con que me amas
y sabrás que no es tuyo el Amor que en Mi derramas
cuando en mi fuente te vayas sumergiendo.
Allí seremos uno: un Amor, un Espíritu, una Vida;
el Amor que sin reservas se ha entregado,
el Espíritu que en mi luz te tiene iluminado,
la Vida en el banquete nupcial que no termina.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 11 de mayo de 2024
Sábado, 11 de mayo de 2024
Sábado de la 6ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,23b-28
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo os aseguro, si pedís
algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido
nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea
completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que
ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre
claramente. Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré
al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me
queréis y creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al
mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús
nos anima a pedir al Padre, a pedir en su nombre, a pedir como Él y con
Él, a pedir con sus sentimientos, con su confianza en el Padre...
No nos hubiéramos atrevido,
si él no lo hubiera hecho
y no nos hubiera invitado
a seguir sus pasos
y a usar sus gestos y palabras
para expresar los sentimientos
más hondos de nuestras entrañas
cuando queremos hablar Contigo.
No nos hubiéramos atrevido,
pero al hacerlo Él, en su vida tan cotidiano,
forzó nuestras resistencias Contigo,
tan viejas, que se remontan al lío del Paraíso,
tan nuevas, que nos ofuscan la vista todavía
y dejan herida nuestra confianza
en Ti, en la vida y en nosotros mismos
haciéndote un desconocido.
No nos hubiéramos atrevido,
mas Él nos donó su Espíritu
para que no fuéramos esclavos
sino hijos libres y hermanos,
que no recaen en el temor nuevamente
sino que gozan de su condición de hijos
sabiendo que a Ti te agrada ser Padre
aunque nosotros seamos olvidadizos.
No nos hubiéramos atrevido
si Él no nos hubiera convencido
y no se hubiera decidido a orar con nosotros
en los buenos y malos momentos
para que gustáramos del diálogo Contigo,
de tu amor fiel, firme y gratuito
y de las caricias más tiernas
que salen de tus manos de alfarero.
No nos hubiéramos atrevido,
a pesar de ser tus hijos,
a llamarte Abba,
Padre nuestro,
Papaíto,
con gracia y respeto
como los niños.
Florentino Ulibarri
Sin
embargo, a veces nos cuesta pedir. Decimos: “Dios ya sabe lo que
necesito. Me lo dará sin que se lo pida”. Es verdad que Dios no precisa
nuestra petición para ser generoso, pero nosotros si necesitamos pedir:
para hacernos conscientes con humildad de nuestras limitaciones,
para reconocer agradecidos que todo bien viene de Dios,
para comprometernos en favor de lo que pedimos,
para poder acoger los dones que Dios constantemente nos regala y que no disfrutamos por tener el corazón cerrado.
Nos
cuesta pedir bien. A veces no sabemos lo que pedimos, no pedimos lo que
nos interesa verdaderamente, pedimos pequeñeces cuando Dios quiere
darnos lo mejor de sí; pedimos con un corazón tan egoísta que nos
olvidamos de las necesidades de los hermanos.
“Señor Jesús, enséñanos a orar,
para que podamos saborear el amor del Padre;
enséñanos a pedir por todos y para todos,
no sólo por nuestras pequeñas preocupaciones;
enséñanos a pedir sobre todo el don del Espíritu,
el don de conocer y cumplir siempre tu voluntad”
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.