Miércoles de la 5ª semana de Cuaresma
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 8,31-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: "Si os
mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres." Le replicaron: "Somos linaje de
Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis
libres"?" Jesús les contestó: "Os aseguro que quien comete pecado es
esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se
queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente
libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de
matarme, porque no dais cabida a mis palabras. Yo hablo de lo que he
visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a
vuestro padre."
Ellos replicaron: "Nuestro padre es Abrahán." Jesús les dijo: "Si
fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo,
tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a
Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro
padre." Le replicaron: "Nosotros no somos hijos de prostitutas; tenemos
un solo padre: Dios." Jesús les contestó: "Si Dios fuera vuestro padre,
me amaríais, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por
mi cuenta, sino que él me envió."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús se dirige en este Evangelio a los que han creído en Él, se dirige a ti.
Se sorprenden cuando Jesús les dice que serán libres. Ellos se creían
libres, porque decía ser hijos de Abraham e hijos de Dios. Se creían
libres. Nos creemos libres y sin embargo somos esclavos de tantas cosas,
de tantas rutinas, de tantas cosas insignificantes...
¿Por qué nos empeñamos en verte
como antagonista en nuestra vida,
amenaza a nuestra libertad,
juez de nuestros amores,
aguafiestas de nuestras alegrías,
tropiezo de nuestros andares?
¿Por qué estás grabado tan fuerte
como poderoso e invisible vigilante,
ley que nos exige y se impone,
conciencia que nos persigue y roe,
castigo siempre amenazante,
miedo de muerte en nuestros placeres?
¿Por qué jugamos tantas veces
a ponerte a prueba con nuestras tonterías,
a ensuciarte el rostro con el que te nos revelas,
a convertirte en títere de nuestras preguntas,
a atraparte con nuestros torpes saberes,
a hacerte cómplice de nuestras decisiones?
Oh Dios, Tú que eres Dios de vida
y no de muerte ni de suerte,
renuévanos y ponnos en sintonía
con tu Espíritu de siempre
y los signos que te preceden.
Borra nuestras falsas imágenes.
Que tu Espíritu grabe la suya para siempre.
Florentino Ulibarri
El pecado nos hace esclavos. El pecado amarra la voluntad y los
sentimientos, encadena la libertad y la felicidad, arruga el rostro y el
corazón. Y lo hace con tanta maestría, que incluso nos da alguna
pequeña satisfacción para poder esclavizarnos mejor.
“Señor, ayúdanos a descubrir la maldad del pecado”
“Perdona Señor nuestra convivencia con el pecado”
No basta con saber que somos hijos de Abraham e hijos de Dios, hay que
vivir como tales: acogiendo a Jesucristo en el corazón y para que Él
transforme nuestra existencia. ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
ORACIÓN CON MOTIVO DE LA PANDEMIA
Señor, desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Están vacías nuestras plazas, calles y jardines. La preocupación se deja sentir en palabras, gestos y miradas.
Pero nos animan tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas.
Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show; pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas... y tantos hombres y mujeres, que han comprendido que nadie se salva solo.
Cuánta gente, cada día, demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico, sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar esta crisis, readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras.
Gracias, Padre, por tantas personas que llenan de luz este momento de oscuridad.
Ayúdame, ayúdanos a todos a seguir su ejemplo; a despertar y a activar esta solidaridad y esta esperanza capaz de dar fuerza, consuelo y sentido en estas horas difíciles.
Plegaria inspirada en la homilía del Papa Francisco. 27 de marzo de 2020
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.