1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 17,1-11a
En
aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: "Padre, ha
llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique y,
por el poder que tú le has dado sobre toda carne, dé la vida eterna a
los que le confiaste. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti,
único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado
sobre la tierra, he coronado la obra que me encomendaste. Y ahora,
Padre, glorifícame cerca de ti, con la gloria que yo tenía cerca de ti,
antes que el mundo existiese.
He manifestado tu nombre a los
hombres que me diste de en medio del mundo. Tuyos eran, y tú me los
diste, y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo
que me diste procede de ti, porque yo les he comunicado las palabras que
tú me diste, y ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente
que yo salí de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por
ellos; no ruego por el mundo, sino por éstos que tú me diste, y son
tuyos. Sí, todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido
glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el
mundo, mientras yo voy a ti."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La
vida eterna es conocer a Dios, es saborear su amor, es gustar de su
presencia, es dejarse conducir por Él, es amarle con todo el corazón, es
ofrecerle todo lo que somos, todo lo que Él nos ha dado.
“Jesús, gracias por darnos a conocer al Padre”
“Danos tu Espíritu para que le amemos con todo el corazón”
Jesús
dedicó su vida a ofrecer a las personas la vida, la vida eterna; dicho
de otra manera, Jesús nació, predicó, curó, sufrió, murió y resucitó
para dar a conocer el amor del Padre. Los cristianos estamos llamados a
hacer lo mismo, a gritar con nuestras obras y palabras que Dios nos ama y
que en Él podemos ser plenamente felices.
“Gracias por darnos gratis el tesoro del a fe”
“Enséñanos, Jesús a compartir nuestra fe”
“Perdona Señor nuestra falta de testimonio, cura nuestros miedos”
Jesús
reza por nosotros, se preocupa por nosotros, porque nos ama. Ojalá
sintamos cada día más este amor y también nosotros nos preocupemos y
recemos por los demás.
La oración de Jesús no es
egoísta. Siguiendo su ejemplo, también nosotros rezamos, por nosotros
mismos y por todas las personas que necesitan ayuda.
Señor,
se despierta el orbe, se levanta el mundo,
amanece y al contemplar cómo está todo y leer las noticias,
una mañana más, a mí sólo me queda decirte:
Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.
Señor,
al iniciar esta jornada,
al examinar qué me duele,
qué no está en su sitio,
qué necesita cambio, transformación, conversión…
qué podría ser de otro modo, mejor, más bueno,
una mañana más, a mí sólo me queda decirte:
Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.
Señor,
ahora que de nuevo nos ponemos en camino
te doy gracias por tantas cosas que tenemos,
que sabemos y que hemos logrado,
pero también me angustia, no poco,
tantas otras cosas que aún no hemos estrenado como debiéramos:
trabajo para todos, educación para todos,
agua y alimento para todos, justicia -la misma- para todos,
por eso una mañana más, a mí sólo me queda decirte:
Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.
Señor,
en este nuevo día te pido que me colmes de pasión,
que mis pasiones sean siempre por otros y con otros,
que me compadezca de quien no puede, no tiene, no sabe, no es…
y practique con él la compasión que libera,
que dignifica y que hermana.
En esta mañana, a mí sólo me queda decirte:
Jesús, maestro, ten compasión de nosotros. Así sea.
------------------------------
Espíritu y Vida Nueva
que llenas los corazones
de esperanzas e ilusiones
que en el Amor se renuevan.
Infúndenos tu confianza
para caminar seguros
por caminos de Amor puro
por senderos de esperanza.
Para predicar el Reino
que se realiza en tu seno,
el Amor de un Padre bueno
que nos da su Amor Eterno.
Para anunciar la llegada
de la gracia que se entrega
el fin de una larga espera
la humanidad ya lograda.
Para anunciar la esperanza
donde vemos ojos tristes
pues sabemos que viniste
a fundar nuestra confianza.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 3 de junio de 2025
Martes,3 de junio 2025.Santos Carlos Luanga y compañeros,mártires.
lunes, 2 de junio de 2025
Lunes,2 de junio 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,29-33
En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: "Ahora sí que hablas
claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no
necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios." Les
contestó Jesús: "¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora,
mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí
me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he
hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis
luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Os dispersaréis y me dejaréis solo. Cuando nos dispersamos, cuando
rompemos la comunidad, terminamos por alejarnos del Señor. La fidelidad
al Señor pasa inexcusablemente por la permanencia en la comunidad de los
creyentes.
“Señor, perdona nuestro pecado contra la comunidad”
“Señor, atráenos hacia ti. Nos cuesta tan poco alejarnos”
“Espíritu de Jesús, acércanos a la Iglesia, a Jesús”
Está conmigo el Padre. Siempre está conmigo, cuando lo siento y cuando
no, cuando su presencia me consuela o cuando me pide arriesgar la vida.
“Padre, aviva nuestra fe para descubrirte a nuestro lado”
“Señor, danos sabiduría para mostrar tu cercanía a las personas”
“Perdona y cura nuestra falta de fe”
Tendréis luchas... cuando queremos ser fieles a Jesús, cuando trabajamos
por los pobres, cuando denunciamos injusticias, cuando ponemos el dedo
en la llaga...
Tened valor... no dejéis el camino del Evangelio, no os canséis de
luchar, Jesús ha vencido a todo y tú puedes vences con la fuerza del
Espíritu que Él te da.
Señor, la vida es una lucha.
Tienes razón.
Lucho para que no me arrastre la moda, la comodidad o la prisa,
para ser el conductor de mi propia vida.
Lucho para no dejarme llevar por voces y sensaciones negativas;
para escuchar la voz de la verdad, de la esperanza... tu voz.
Lucho para no pararme cuando tengo miedo o dudas;
para seguir adelante con confianza y esperanza.
Lucho para no cerrarme en mis caprichos,
para tener abiertos los ojos, los oídos, el corazón, las manos, la cartera...
Lucho a veces contra Ti, Señor,
porque todavía creo que tengo que agradarte para que me ames
y me olvido de que tu amor es gratuito, como el agua o el sol;
porque no acabo de entrar en Ti, de abrirte la puerta para que entres en mí
y olvido que la felicidad y la libertad más grandes nacen en Ti.
Te presento, Señor, todas mis luchas...
Muchos luchan para poder comer, para vivir en paz...
Su lucha, Señor, es tu lucha.
Que su lucha sea también mi lucha.
Pongo en tus manos mis luchas y mis esperanzas;
mis dudas y mis certezas, mi vida...
la lucha de todas las personas de buena voluntad.
Tú has vencido al egoísmo y a la mentira,
al pecado y a la muerte.
Y junto a Ti,
aunque a veces me sienta derrotada,
aunque a veces parezca que ganan "los malos",
yo también venceré;
el amor, la verdad, la justicia y la paz vencerán.
Gracias, Señor, por esta esperanza.
---------------------
Ven Espíritu de vida
océano de clemencia
y llénanos de tu ciencia
de tu Amor y tu alegría.
Danos la dicha de unirnos
en el mundo como hermanos
defiéndenos soberano
del cáncer del egoísmo.
Tú que eres revelador
de los misterios profundos,
Tú que renuevas el mundo
en el soplo del creador.
Hincha nuestras velas quietas
con el soplo de tu aliento
e impúlsanos con el viento
que nos lleva hacia la meta.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 1 de junio de 2025
Domingo,1 de junio 2025. Ascensión del Señor
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 24, 46-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los
muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el
perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros
sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido;
vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo
alto."
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La Ascensión es la última aparición de Jesús resucitado a sus
discípulos. A partir de ese momento, ya no podrán ver con los ojos de la
carne al Maestro.
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Oh, Señor, gracias por tus palabras que nos dieron vida
y por tu mano que nos regalaron la salud
Oh, Señor, gracias por tus gestos
que nos hicieron pensar en la Salvación de Dios
y, por tus ojos, que nos llevaron a rumiar en lo eterno
Gracias, Señor, por tus caminos
que nos hicieron abandonar los nuestros
egoístas y perdidos en sí mismos
o colapsados del polvo, mentira y tristeza
Después de tu tiempo, marcha Señor hacia el cielo
pero, desde las alturas, no dejes de guiarnos.
Que, nuestras voces, necesitarán de tu voz
que, nuestros pies, pedirán impulso de tu Espíritu
que, nuestro corazón, reclamará amor de tu Amor.
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Que, en tu Ascensión, queremos agarrarnos nosotros
para compartir y ansiar la eternidad
Que, en tu Ascensión, nos dejas pistas y senderos
que conducen hacia esa Ciudad de Dios
Que, después de tu trabajo valiente y sincero
mereces ser coronado y festejado
en ese lugar cerca del Padre, en estancia feliz del cielo
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Que, sin tu mirada, nuestras miradas caerán hacia el suelo
Que, sin tu mano, nuestros ideales se cruzarán de brazos
Que, sin tus palabras, nuestros labios se cerrarán en dique seco
Que, sin tu corazón, nuestros amores serán necios o mezquinos
¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
No te decimos, Señor, adiós sino ¡hasta pronto!
Porque, bien sabemos, amigo y Señor,
que todo lo que dices o prometes, siempre cumples
Que, tarde o temprano, de mañana o en la oscura noche
vendrás, regresarás en definitiva vuelta hasta nosotros
para que se cumpla, de una vez para siempre,
la Salvación que todos creemos, rezamos, añoramos y esperamos.
Amén.
¡MARCHA, SEÑOR, PERO NO TE OLVIDES DE NOSOTROS!
Hay
que prepararse para recibir la fuerza de lo alto, para acoger al
Espíritu Santo, para celebrar la fiesta de Pentecostés. Estas palabras,
que ponemos en los labios de Jesús, nos pueden ayudar:
Te donaré mi Espíritu de Vida,
te ofreceré la gracia que esperabas,
calmaré en ti el anhelo de tus ansias
y serás primavera de alegría.
Derramaré mi Espíritu en tu alma
serás una sola cosa en mi ternura,
beberás de mi fuente la dulzura,
las delicias de un manjar que se derrama.
Colmarás en mi amor tu sed profunda,
apagaré tu sed de vida y esperanza,
se volverá una fuente de Alabanza
la tierra labrada que mi Amor fecunda.
Te daré fortaleza en las penurias,
templanza en las pasiones y esperanza,
una fe encendida que mueva las montañas,
un Amor que perdona las injurias.
Fundirás tu Espíritu en el mío
y serás bendición para mi pueblo,
profecía de mi Amor en el destierro,
un fuego que en mi llama se ha encendido.
Aquel día serás como una zarza ardiendo:
sin consumirte consumirás tus días y tus horas,
te encenderás en el Amor que todo lo enamora
y en este Amor irás tus días recorriendo.
Infundiré mi Espíritu en tus labios
y serás Palabra siempre nueva,
profecía de mi Amor sobre la tierra,
sabiduría del Amor para los sabios.
Serás parábola del Amor perfecto,
de la misericordia que todo lo perdona,
amor sin condiciones que se dona,
benévola mirada de mi afecto.
Te volveré luz de las naciones,
reflejo de la luz que me ilumina,
orientación del peregrino que camina,
coraje en la penumbra, lucero de sus noches.
Te donaré mi Espíritu infundiendo
mi Amor en el corazón con que me amas
y sabrás que no es tuyo el Amor que en Mi derramas
cuando en mi fuente te vayas sumergiendo.
Allí seremos uno: un Amor, un Espíritu, una Vida;
el Amor que sin reservas se ha entregado,
el Espíritu que en mi luz te tiene iluminado,
la Vida en el banquete nupcial que no termina.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 31 de mayo de 2025
Miércoles, 31 de mayo de 2025. Visitación de María.
Visitación de María a su prima Isabel
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1,39-56
En
aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un
pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto
Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me
visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la
criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo:
"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora
me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus
fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y
enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la
misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de
Abrahán y su descendencia por siempre."
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
María sirve. Corre para servir. No lo deja para mañana. Fue aprisa a la montaña. Su prima Isabel, ya mayor, espera un hijo.
“Señor, perdona mi pereza y mi egoísmo”
“Gracias por las personas que sirven, que me sirven”
“Dame buena vista para descubrir las necesidades de los hermanos”
El encuentro de María e Isabel es un estallido de alegría. Se quieren y sobre todo saben que Dios está con ellas.
“Señor, enséñanos a gozar de la amistad y a compartir la fe”
“Gracias por estar siempre a nuestro lado”
“Cura nuestra tristeza y desesperanza”
María da gracias a Dios. Haz tuyas las palabras de María: “Proclama mi alma la grandeza del Señor...”
Yo te saludo, María,
porque el Señor está contigo;
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.
Yo te saludo, María,
porque te turbaste
–¿quién no lo haría ante tal noticia?–;
mas enseguida recobraste paz y ánimo
y creíste a un enviado cualquiera.
Yo te saludo, María,
porque preguntaste lo que no entendías
–aunque fuera mensaje divino–,
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.
Yo te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz
un hijo, Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida
hay que gestar y cuidar
si queremos hacer a Dios presente en esta tierra.
Yo te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en tormenta como en bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú misma.
Yo te saludo, María,
porque abriste nuevos horizontes
a nuestras vidas;
fuiste a cuidar a tu prima,
compartiste la buena noticia,
y no te hiciste antojadiza.
Yo te saludo, María,
por ser alegre y agradecida
y reconocer que Dios nos mima,
aunque nuestra historia sea pequeña
y nos olvidemos de sus promesas.
Yo te saludo, María.
¡Hermana peregrina
de los pobres de Yahvé,
camina con nosotros,
llévanos junto a los otros
y mantén nuestra fe!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 30 de mayo de 2025
Viernes, 30 de mayo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,20-23a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os aseguro que lloraréis y
os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros
estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La
mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su
hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la
alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora
sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y
nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La separación de Jesús es para los discípulos tan triste como necesaria.
En muchos momentos lo que nos conviene no coincide con lo que nos gusta.
Los verbos apetecer y convenir no siempre van de la mano.
“Señor, enséñanos a hacer tu voluntad
aunque no nos apetezca,
aunque entristezca a algunos.
Danos la fuerza de tu Espíritu”
Vuestra tristeza se convertirá en alegría. Los dolores darán a luz la
vida, la angustia será fuente de paz, de la muerte surgirá la vida más
plena.
Parece imposible, increíble... Pero así es el misterio de la Pascua, el
misterio de la vida; ésta es nuestra fe, la esencia de nuestra fe.
Piensa en tu historia. Recuerda experiencias difíciles que han sido para
ti el origen de una vida más humana, más cristiana, más feliz, más
plena. Y da gracias a Dios, al Dios que te resucita cada día.
Señor, a veces me toca llorar y lamentarme, mientras alrededor me
parece que el mundo se divierte, que todo el mundo tiene motivos para la
alegría.
A veces estoy triste, me pesan tus palabras, me falla
el amor o me falta tu justicia. Pero confío en tu promesa. Sé que mi
tristeza se convertirá en alegría.
Como la mujer que va a dar a
luz y está preocupada antes del parte; cuando ha nacido su bebé ya no se
acuerda del temor, y al tener a su hijo en brazos no puede contener la
alegría.
Como el niño que espera, con desasosiego, un regalo que
no termina de llegar, pero que cuando al fin lo tiene se entrega al
juego con júbilo.
Como el hombre que no encuentra trabajo y pelea
con el desaliento, pero el día que al fin consigue un contrato es el
más feliz del mundo.
Como el enfermo que recibe un diagnóstico
liberador. Como el enamorado que se atreve a declararse, y descubre por
fin que su amor es correspondido. Yo a veces estoy triste, pero luego,
de maneras inesperadas, me vuelves a visitar, y me llenas de una alegría
que nadie me puede quitar.
-----------------------------
Donde menos lo imaginas,
cuando menos lo esperas,
donde todo es gris de tristeza,
cuando la pesadumbre pesa,
donde nadie imagina ni sueña,
cuando el horizonte se nubla...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!
En la tierra callada,
en el surco abierto,
en el bosque perdido,
en el barro del camino,
en las montañas áridas,
en los valles secretos...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!
En los ojos que miran,
en las manos que aprietan,
en las palabras no dichas,
en las entrañas que gimen,
en los regazos que acunan,
en tu corazón cambiante...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 29 de mayo de 2025
Jueves, 29 de mayo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,16-20
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Dentro de poco ya no me
veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver." Comentaron entonces
algunos discípulos: "¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me
veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver", y eso de "me voy con el
Padre"?" Y se preguntaban: "¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo
que dice." Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
"¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me
veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver"? Pues sí, os aseguro que
lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre;
vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en
alegría."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Podemos rezar este Evangelio junto con el salmo 73:
Parece que salen ganando los egoístas, violentos, mentirosos...
El mundo estará alegré.
No hay congojas para los pecadores,
sano y rollizo está su cuerpo,
no comparten la pena de los hombres,
con los humanos no son atribulados.
El orgullo es su collar,
la violencia es el vestido que los cubre,
la malicia les cunde de la grasa,
de artimañas su corazón desborda.
Se sonríen, pregonan la maldad,
hablan altivamente de violencia.
Dicen: ¿cómo va a saber Dios?
y, siempre tranquilos, aumentan su riqueza.
Parece que no tiene sentido seguir a Jesús, esforzarse por ser bueno.
Vosotros estaréis tristes.
Así que en vano guardé el corazón puro,
y lavando mis manos en la inocencia,
cuando era golpeado todo el día
y cada mañana sufría mi castigo.
Sin
embargo, al final se descubre la verdad: el amor vence y los que aman
son felices, su vida tiene sentido; mientras que los que se dejan llevar
por el espíritu de este mundo son infelices, su vida no tiene sentido.
Vuestra tristeza se convertirá en alegría.
Que pronto quedan los pecadores hechos un horror,
cómo desaparecen sumidos en vapores.
Si, cuando mi corazón dudaba
cuando torturaba mi conciencia
estúpido de mi, no comprendía
era como una bestia ante ti.
Pero a mí, que estoy siempre contigo
de la mano derecha me has tomado;
me guiarás con tu consejo
y tras la gloria me llevarás.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
No siempre te siento a mi lado, Señor
Parece que lugar no está ahora aquí, sino en el cielo.
A veces echo de menos verte con más claridad.
No entiendo porque no eres más evidente, más claro, más definitivo para todos.
O por qué dejas tanto espacio para la duda.
Ya sabes, Señor, que en horas difíciles, esto me provoca tristeza.
Pero confío en tu Palabra
es mejor para mí que Tú estés así, ausente y presente.
Serás mi Espíritu defensor.
Luz en mis noches.
Sabiduría en mis caminos.
Compasión en mis entrañas.
Amor en mi mirada.
Y tu Espíritu, cuando lo acojo,
cuando va haciéndose lugar en el mundo,
nos muestra que la fe es el camino para la plenitud.
que la justicia de Dios es más fuerte que la injusticia humana.
que, contra toda apariencia, el Amor vence.
Entonces,
mi corazón canta…
y ama de verdad.
Rezandovoy (adaptación)
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 28 de mayo de 2025
Miércoles, 28 de mayo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,12-15
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por
deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el
Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que
hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está
por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá
comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que
toma de lo mío y os lo anunciará."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús
es un buen maestro. No lo dice todo de golpe. Nos invita a seguirle y
conforme vamos asimilando las primeras lecciones, nos va descubriendo
las siguientes; primero nos alimenta con papillas y cuando llega el
tiempo oportuno nos da pescados y carne. Esta actitud de Jesús contrasta
con nuestra prisa, con nuestra falta de paciencia. Nos gustaría saberlo
todo ya, hacerlo todo enseguida, ser santos de un día para otro...
“Señor, gracias por tu paciencia para con nosotros”
“Ayúdame a ser paciente conmigo mismo”
“Perdona y cura mi impaciencia”
La
pedagogía de Jesús, su modo de enseñar es un ejemplo para los padres,
los educadores, los sacerdotes... Por un lado respeta los ritmos de las
personas, por otro anima constantemente a trabajar los valores, los
talentos recibidos.
“Señor, que nuestra palabra comprenda y anime,
consuele y llame a la conversión,
respete y ayude a crecer”
Nos
estamos acercando a Pentecostés. Preparemos nuestro corazón para
recibir el don del Espíritu, pidiéndolo con insistencia, con confianza.
Ven Espíritu Santo, a regalarme tu vida siempre nueva.
Lléname del asombro de un niño para admirar el mundo y la vida.
Que no me acostumbre a la vida, que me deje sorprender cada día.
Porque detrás de cada cosa está tu amor, Dios mío.
Ayúdame a reconocer que la rutina no existe,
porque cada día es nuevo cada día, porque siempre
hay algo que está comenzando.
En cada momento algo precioso está naciendo,
y la vida vuelve a brotar por todas partes.
Quiero aceptar los nuevos desafíos que me presentes, Espíritu Santo.
Que pueda mirar siempre el horizonte con ilusión,
esperanza y entusiasmo.
Toma toda mi vida, Espíritu Santo
y llénala de la eterna novedad de tu amor.
Que este día no pase en vano, y pueda descubrir
el mensaje que hoy tienes para mi vida.
¡Ven, Espíritu Santo! Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.