tag:blogger.com,1999:blog-52680347632192707092024-03-29T00:00:32.144+01:00Evangelio del díaLa oración nuestra de cada día...Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comBlogger2986125tag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-16267977327068680592024-03-29T00:00:00.004+01:002024-03-29T00:00:00.256+01:00Viernes, 29 de marzo de 2024. Viernes Santo<p> <b>Viernes Santo</b><br />
<strong></strong><br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio.</span><br />Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 18, 1-19, 42.<br /><br />C.
En aquel tiempo Jesús salió con sus discípulos al otro lado del
torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus
discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se
reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la
patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos,
entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que
venía sobre él, se adelantó y les dijo:<br />+. —¿A quién buscáis?<br />C. Le contestaron:<br />S. —A Jesús el Nazareno.<br />C. Les dijo Jesús:<br />+. —Yo soy.<br />C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:<br />+. —¿A quién buscáis?<br />C. Ellos dijeron:<br />S. —A Jesús el Nazareno.<br />C. Jesús contestó:<br />+. —Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos. <br />C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste.»<br />Entonces
Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo
sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco.
Dijo entonces Jesús a Pedro:<br />+. —Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?<br />C.
La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a
Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de
Caifás, sumo sacerdote aquel año, el que había dado a los judíos este
consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.»<br />Simón
Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Ese discípulo era conocido del
sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote,
mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el
conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro.
La portera dijo entonces a Pedro:<br />S. —¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?<br />C. Él dijo:<br />S. —No lo soy.<br />C.
Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía
frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie,
calentándose.<br />El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina.<br />Jesús le contestó:<br />+.
—Yo he hablado abiertamente al mundo: yo he enseñado continuamente en
la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he
dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los
que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.<br />C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:<br />S. —¿Así contestas al sumo sacerdote?<br />C. Jesús respondió:<br />+. —Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?<br />C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.<br />Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron:<br />S. —¿No eres tú también de sus discípulos?<br />C. El lo negó diciendo:<br />S. —No lo soy.<br />C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:<br />S. —¿No te he visto yo con él en el huerto?<br />C. Pedro volvió a negar, y en seguida cantó un gallo.<br />Llevaron
a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era el amanecer y ellos no
entraron en el Pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer
la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos y dijo:<br />S. —¿Qué acusación presentáis contra este hombre?<br />C. Le contestaron:<br />S. —Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos. <br />C. Pilato les dijo:<br />S. —Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.<br />C. Los judíos le dijeron:<br />S. —No estamos autorizados para dar muerte a nadie.<br />C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.<br />Entró otra vez Pilato en el Pretorio, llamó a Jesús y le dijo:<br />S. —¿Eres tú el rey de los judíos?<br />C. Jesús le contestó:<br />+. —¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí? <br />C. Pilato replicó:<br />S. —¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?<br />C. Jesús le contestó:<br />+.
—Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi
guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero
mi reino no es de aquí.<br />C. Pilato le dijo:<br />S. —Conque, ¿tu eres rey ?<br />C. Jesús le contestó:<br />+.
—Tu lo dices: Soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al
mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad,
escucha mi voz.<br />C. Pilato le dijo:<br />S. —Y, ¿qué es la verdad?<br />C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:<br />S.
—Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que
por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los
judíos?<br />C. Volvieron a gritar:<br />S. —A ése no, a Barrabás.<br />C. (El tal Barrabás era un bandido.)<br />Entonces
Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una
corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima
un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:<br />S. —¡Salve, rey de los judíos! <br />C. Y le daban bofetadas.<br />Pilato salió otra vez afuera y les dijo:<br />S. —Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa.<br />C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:<br />S. —Aquí lo tenéis.<br />C. Cuando lo vieron los sacerdotes y los guardias gritaron:<br />S. —¡Crucifícalo, crucifícalo!<br />C. Pilato les dijo:<br />S. —Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él.<br />C. Los judíos le contestaron:<br />S. —Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.<br />C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el Pretorio, dijo a Jesús:<br />S. —¿De dónde eres tú?<br />C. Pero Jesús no le dio respuesta.<br />Y Pilato le dijo:<br />S. —¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte? <br />C. Jesús le contestó:<br />+.
—No tendrías ninguna autoridad sobre mí si no te la hubieran dado de lo
alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.<br />C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:<br />S. —Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César.<br />C.
Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó
en el tribunal, en el sitio que llaman «El Enlosado» (en hebreo
Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía.<br />Y dijo Pilato a los judíos:<br />S —Aquí tenéis a vuestro Rey.<br />C. Ellos gritaron:<br />S. —¡Fuera, fuera; crucifícalo!<br />C. Pilato les dijo:<br />S. —¿A vuestro rey voy a crucificar?<br />C. Contestaron los sumos sacerdotes:<br />S. —No tenemos más rey que al César.<br />C.
Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él,
cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en
hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos,
uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo
puso encima de la cruz; en él estaba escrito: JESÚS EL NAZARENO, EL REY
DE LOS JUDÍOS.<br />Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca
el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y
griego.<br />Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato:<br /> S. —No escribas «El rey de los judíos» sino «Este ha dicho:<br />Soy rey de los judíos».<br />C. Pilato les contestó:<br />S. —Lo escrito, escrito está.<br />C.
Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo
cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una
túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se
dijeron:<br />S. —No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quien le toca.<br />C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica.»<br />Esto hicieron los soldados.<br />Junto
a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre María la de
Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al
discípulo que tanto quería, dijo a su madre:<br />+. —Mujer, ahí tienes a tu hijo.<br />C. Luego dijo al discípulo:<br />+. —Ahí tienes a tu madre.<br />C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.<br />Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:<br />+. —Tengo sed.<br />C.
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada
en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús,
cuando tomó el vinagre dijo:<br />+. —Está cumplido.<br />C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.<br />Los
judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se
quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un
día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los
quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y
luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús,
viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de
los soldados con la lanza le traspasó el costado y al punto salió
sangre y agua. El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero y
él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió
para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en
otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»<br />Después
de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por
miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de
Jesús. Y Pilato lo autorizó. El fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó
también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien
libras de una mixtura de mirra y áloe.<br />Tomaron el cuerpo de Jesús y
lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre
los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el
huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y
como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba
cerca, pusieron allí a Jesús.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
- Lee la Pasión como si presente te hallases en esa tierra y en ese
tiempo, no como un mero espectador; lee con tranquilidad y sosiego, sin
ir a buscar nada en especial, imaginando las escenas, los rostros,
dejando que resuenen en el corazón las palabras y los silencios,
deteniendo la lectura cuando algo te impresione, dándole vueltas en el
corazón.<br />
<br />
- Después de esta primera lectura, puedes hacer otras, fijándote en los
pasajes en los que encontraste luz o resistencia, en aquellos que
movieron tu gratitud o te llevaron a pedir perdón.<br />
<br />
- Y no olvides nunca que Jesús vivió, sufrió y murió por ti, para dar
sentido a tu vida, para que puedas ser feliz, hoy y toda la eternidad.<br />
<br />
Cristo está crucificado. La muerte se acercaba. Y Jesús comprendió que
no podía perder esta hora final en la que tantas cosas importantes le
faltaban por hacer y decir. Tendría que ahorrar palabras porque ya no le
quedaba mucho aliento, pero las que dijera tendrían que ser
verdaderamente «palabras sustanciales», su testamento para la humanidad
futura, palabras como carbones encendidos que no pudieran apagarse jamás
y en las que permaneciera no sólo su pensamiento, sino su alma entera,
el sentido de cuanto era y de cuanto había venido a hacer en este mundo,
el último y mejor tesoro de su vida. Y de su muerte. (José Luis Martín
Descalzo).<br />
<br />
<em>I. «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen»<br />Cuando
hacemos daño a una persona, en el fondo, no sabemos lo que hacemos. Nos
estamos haciendo daño a nosotros mismos. Estamos haciendo daño a Dios.<br />Jesús, enséñanos a medir las consecuencias de lo que hacemos, ayúdanos a pedir perdón y a perdonar.</em><br />
<em><br />II. «En verdad te digo: hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso»<br />¡Qué fácil es robarte el Paraíso! No lo merecemos, pero tu corazón, sin puertas, siempre abierto, nos lo ofrece cada día.<br />Sólo tenemos que desearlo, pedirlo y disfrutarlo.</em><br />
<em><br />III. «¡Mujer, he ahí a tu Hijo! ¡He ahí a tu madre!»<br />Señor
Jesús, en la cruz, agonizante, nos ofreciste el último presente, el más
hermoso. Nos regalaste a María, tu madre, que, a partir de ese día es
también nuestra Madre.<br />María, Madre de Jesús y madre nuestra,
queremos acogerte como el mejor tesoro, como la perla más preciosa.
Ayúdanos a acompañar a Cristo, que sigue sufriendo en los más pobres.</em><br />
<em><br />IV. «Dios mío, Dios, mío, ¿por qué me has abandonado?»<br />Dios
mío, Dios mío, ¿Por qué nos abandonas en la duda, en el miedo, en la
impotencia? ¿Por qué te callas, Dios, por qué te callas delante de la
mentira, la mentira y la injusticia?<br />En la hora de las tinieblas, fortalece nuestra fe, para que nunca dudemos de que Tú siempre estás con nosotros, aunque calles.</em><br />
<em><br />V. «¡Tengo sed!»<br />Jesús, tienes la sed del Amor que no te
damos. Tienes la sed de todas las personas que desean un mundo más
humano, más alegre, más fraterno.<br />¡Danos sed de Amor, de vida plena! ¡Danos sed! La sed nos conducirá al agua viva que sólo Dios nos puede dar.</em><br />
<em><br />VI. «Todo está consumado»<br />Jesús, todo está cumplido por tu
parte. Tú ya lo has hecho todo, todo bien. El Padre te confío la misión
de amarnos y reconciliarnos y lo has dado todo.<br />Señor, danos luz y
fuerza para continuar y completar tu misión, para entregarnos del todo, a
fin de que el perdón y el amor de Dios llegue a toda la humanidad.<br /><br />VII. «¡Padre, en tus manos entrego mi Espíritu!»<br />Tú
viniste del Padre y ahora al Padre vuelves. Y el Padre te acoge
satisfecho, por tu entrega sin medida. Descansa en Paz, por fin, Jesús,
en la Paz del Padre, eterna.<br />Padre, en tus manos depositamos nuestras
vidas y entregamos los gozos y las esperanzas, las tristezas y las
angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y
de cuantos sufren. En tus manos, encontramos la Paz y la fuerza que
resucita.</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-82851361342595437822024-03-28T00:00:00.002+01:002024-03-28T00:00:00.251+01:00Jueves, 28 de marzo de 2024. Jueves Santo<p> <b>Jueves Santo</b><br />
<strong></strong><br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 13,1-15<br />
<br />
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la
hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el
diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que
lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus
manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se
quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la
jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con
la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:
"Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago tú
no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo:
"No me lavarás los pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no
tienes nada que ver conmigo." Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los
pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se ha
bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está
limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos." Porque sabía
quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios."<br />
Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y
les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me
llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si
yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros
debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que
yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis."<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Sabiendo que iba a morir, que había llegado la hora de pasar de este
mundo al Padre, Jesús quiere grabar en el corazón de sus discípulos la
enseñanza más importante: el amor, el amor acogido y ofrecido, el amor
expresado en el servicio.<br />
<br />
Jesús sorprende una vez más a sus discípulos. Tuvieron que quedarse
desconcertados. Sus ojos siguen los movimientos del Maestro sin perder
detalle, sin atreverse a preguntar nada. Jesús se quita el manto (signo
de poder), toma una jofaina con agua y una toalla y se pone a lavar los
pies de sus discípulos (un servicio que ni siquiera los esclavos judíos
estaban obligados a realizar).<br />
“Señor, también me lavas los pies hoy a mí. Gracias”<br />
“Gracias por todas las personas que saben servir”<br />
<br />
Pedro se atreve a romper el silencio: “¿Lavarme tú los pies a mí? No me
lavarás los pies jamás”. A Pedro no le cabe en la cabeza que Jesús, el
Maestro, el Santo, el Señor, se ponga de rodillas ante él, el discípulo,
el pecador, el esclavo. No le cabe en la cabeza.<br />
Tampoco a nosotros nos cabe en nuestra pequeña cabeza que Dios no
utilice su poder para dominar. No podemos comprender que Dios manifieste
su grandeza a través del perdón y la misericordia. Cuando buscamos a
Dios nos cuesta bajar la mirada desde los cielos inmensos hasta los
hermanos que lavan nuestros pies. En ellos está Dios sirviendo.<br />
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?<br />
<br />
Deja que resuenen en ti las palabras de Jesús:<br />
"Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo."<br />
"¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el
Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el
Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis
lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he
hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis."<br />
<br />
Jesús...<br />
Naciste por mí, porque me amas.<br />
Me miras con ternura, porque me amas.<br />
Me llamas para ser más feliz, porque me amas.<br />
Me das compañeros de camino, porque me amas.<br />
Me perdonas y me ayudas a perdonarme, porque me amas.<br />
Me revelas tus secretos porque me amas.<br />
<br />
Levantas mi esperanza derrumbada, porque me amas.<br />
Tu grandeza se muestra en mi debilidad, porque me amas.<br />
Me alimentas con tu cuerpo hecho pan, porque me amas.<br />
Te arrodillas ante mí y me lavas los pies y el alma, porque me amas.<br />
Llamas y envías sacerdotes, para ayudarme a sentir tu amor, tu perdón, tu fuerza y tu alegría, porque me amas.<br />
Compartes conmigo tu angustia y tu tristeza en Getsemaní, porque me amas.<br />
<br />
Gracias, Jesús, por tanto amor inmerecido.<br />
Gracias porque tu amor transforma mi corazón.<br />
Gracias porque puedo ser transparencia de tu amor.<br />
<br />
<br />
<em>Vamos a compartir<br />los abrazos y besos que surgen en este instante,<br />los gozos tenidos en el camino,<br />los latidos de nuestro corazón herido<br />y esta cena tan singular y entrañable.<br /><br />Vamos a compartir<br />lo poco que estos años hemos comprendido,<br />la exigua luz que nos alcanza y no retenemos,<br />los intentos fallidos por salir del laberinto<br />y los miedos acumulados de todos los tiempos.<br /><br />Vamos a compartir<br />los borradores de nuestros proyectos no hechos,<br />el clamor de tantos gritos y silencios,<br />los balbuceos y suspiros más íntimos<br />y los sudores del cuerpo y del espíritu.<br /><br />Vamos a compartir<br />la palabra que nos nace de las entrañas,<br />la que nos viene de arriba, como escarcha,<br />la que nos brota de manantiales inciertos<br />y la que nos alcanza y puja por salir fuera.<br /><br />Vamos a compartir<br />el tiempo de los poemas y las canciones,<br />del silencio, la danza y la palabra sagrada,<br />de las tertulias tenidas en la tardiada<br />y de las noches pasadas bajo la luna.<br /><br />Vamos a compartir<br />La pobreza de nuestra historia,<br />la sabiduría acumulada de los años,<br />las arrugas y huellas de nuestro rostro<br />y las yemas que nos quedan de la infancia.<br /><br />Vamos a compartir<br />las enseñanzas de nuestros encuentros fraternos,<br />el calor de nuestros hogares fecundos,<br />las redes de nuestro trabajo en equipo<br />y las madejas de todos nuestros sueños.<br /><br />Vamos a compartir<br />tus enseñanzas de aquella noche cargada,<br />el pan y vino que nos dejaste gratis,<br />tu ejemplo cuando nos lavaste<br />y los surcos del Espíritu por seguirte.<br /><br />Vamos a compartir<br />lo que parecen locas intuiciones,<br />nuestras pocas e inseguras verdades,<br />las sendas y caídas yendo al Padre<br />y las cabañas que nos protegen.<br /><br />Vamos a compartir<br />la penumbra de la ciencia y la fe,<br />de la caridad y de la esperanza,<br />de la pobreza y de la gracia<br />del gozo y la risa humana.<br /><br />¡ Nunca la última palabra,<br />nunca atisbos de superior sabiduría,<br />nunca sentar cátedra,<br />nunca verdades absolutas!<br /><br />Y así, Señor, somos y nos vamos haciendo,<br />hijos y hermanos, discípulos y amigos,<br />en este tiempo de pasión y gloria,<br />compartiéndonos.<br /><br />Florentino Ulibarri</em><br />
<em><br /></em>
<em>------------------<br /><br />Temo el momento de dar;<br />más, el momento de darme.<br />¿Pierdo la seguridad<br />si dejo de ser cobarde?<br /><br />El secreto de la paz,<br />sin embargo, el alma sabe:<br />compartir, saber amar<br />aun a costa de la sangre.<br /><br />Luis Carlos Flores Mateos, sj</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-1340360116930651462024-03-27T00:00:00.001+01:002024-03-27T00:00:00.139+01:00Miércoles, 27 de marzo de 2024. Miércoles Santo<p> <b>Miércoles Santo</b><br />
<b></b><br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Mateo 26, 14-25<br />
<br />
En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los
sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo
entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces
andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.<br />
El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le
preguntaron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? El
contesto: Id a casa de Fulano y decidle: "El Maestro dice: mi momento
está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos".<br />
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la
Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían,
dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Ellos
consternados se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso,
Señor? El respondió: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me
va a entregar. El Hijo el Hombre se va como está escrito de él; pero ¡ay
del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber
nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¿Soy yo
acaso, Maestro? El respondió: Así es.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Hoy es el evangelista Mateo el que nos cuesta la traición de Judas. Fijémonos en algunos detalles:<br />
<br />
- Jesús fue vendido por 30 monedas.<br />
Para Dios, las personas no tenemos precio, tenemos dignidad; sólo las
cosas tienen precio. Nos duele que nos traten mal, como si fuéramos una
máquina, un pañuelo de usar y tirar, o un felpudo...<br />
Sin embargo, a veces tratamos a las personas como si fueran cosas y a las cosas con la dignidad de las personas.<br />
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?<br />
<br />
- Judas comparte su tiempo y su corazón: con los que quieren matar a
Jesús y con el propio Jesús. Vende a Jesús y come con él. Con una mano
acepta las 30 monedas y con la otra moja en fuente del Señor. Y en el
colmo de la contradicción lo llama “Maestro” y pregunta “Soy yo acaso”.<br />
Es difícil encontrarse en tamaña contradicción, en una esquizofrenia
así. Pero nadie es ajeno a esta realidad. Nos atrae Jesús y tantas otras
cosas contrarias a su proyecto. Dedicamos tiempo a servir a los demás,
pero buscamos compensaciones, reconocimientos...<br />
Lo importante es no acostumbrarse a estas contradicciones, tratar de
superarlas, con la ayuda de Dios, con nuestro esfuerzo y con una
importante dosis de paciencia, para no hacernos daño.<br />
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?<br />
<br />
Señor de la libertad y del amor, nos duele saber que cada año más de un
millón de personas son víctimas de la trata y de la esclavitud: mujeres,
hombres y niños que son engañados y transportados a lugares
desconocidos.<br />
<br />
Nos duele que, muy cerca de nosotros, otras personas sean vendidas por
la injusticia de un modelo económico que deja en la cuneta a los más
débiles de la sociedad.<br />
<br />
<i>Señor, nos duele que la dignidad humana sea pisoteada, a través del engaño, la amenaza y el uso de la fuerza.<br /><br />Ilumina
a quienes compran y venden a otras personas; a las que con sus
decisiones provocan graves sufrimientos. Ayúdales a darse cuenta de la
gravedad de sus injustas acciones. Haz que vean y respeten el valor y la
dignidad de todo ser humano.<br /><br />Señor de la Vida, ayuda, sobre
todo, a todas las víctimas; cura sus heridas con el aciete del consuelo y
la esperanza. Dales fuerza para que puedan rehacer sus vidas.<br /><br />Señor,
Dios de la misericordia, danos valentía para denunciar y protestar
contra la práctica humillante de la trata de los seres humanos y contra
todo atropello de la dignidad humana. Llénanos de la sabiduría y del
valor necesarios para ser solidarios con las víctimas. Danos la gracia
de trabajar contigo en la construcción de un mundo más fraterno.</i><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-21958069721692317802024-03-26T00:00:00.004+01:002024-03-26T00:00:00.134+01:00Martes, 26 de marzo de 2024. Martes Santo<p> <b>Martes Santo</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 13, 21-33. 36-38<br />
<br />
En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.<br />
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién
lo decía. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, estaba a la mesa a su
derecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo
decía. Entonces el, apoyándose en el pecho de Jesús, le pregunto Señor:
¿quién es?<br />
Le contestó Jesús: Aquél a quien yo le dé este trozo de pan untado. Y
untando el pan se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del
pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: Lo que tienes que
hacer hazlo en seguida.<br />
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba
la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario
para la fiesta o dar algo a los pobres.<br />
Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios
es glorificado en él (Si Dios es glorificado en el, también Dios lo
glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará).<br />
Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: Adonde yo
voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde. Pedro
replicó: Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por
ti. Jesús le contesto: ¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no
cantará el gallo antes que me hayas negado tres ve<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
El evangelista antes de contarnos lo sucedido quiere que tomemos
conciencia del estado de ánimo de Jesús: estaba profundamente conmovido.<br />
Jesús sigue profundamente conmovido ante el dolor y la tristeza de los
niños que no han conocido nunca la paz, la educación, una alimentación
adecuada... ante el sufrimiento de todas las personas.<br />
“Señor, ayúdanos a compartir tus sentimientos<br />
y a hacer realidad tus mismas opciones”<br />
<br />
La noche se cernía sobre Judas, y sobre Pedro, y sobre cada uno de los apóstoles.<br />
Nuestro pobre corazón a veces desprecia al que más nos ama, en otras
ocasiones tiene miedo de dar la cara por el amigo. Hacemos lo que no
debemos, lo que no queremos.<br />
“Perdona Señor nuestras traiciones y cobardías”<br />
“Gracias por tu amor, a prueba de traición”<br />
“Enséñanos a seguir amando al que nos falla”<br />
<br />
Dar un trozo de pan untado no sólo es un signo de servicio, expresa amistad profunda, amor verdadero.<br />
“Enséñanos a seguir amando al que nos falla”<br />
<br />
La debilidad de Judas y de Pedro nos ayuda a situarnos antes nuestra debilidad:<br />
<br />
<em>Señor, no me gusta ser débil. No me gusta tener una salud
quebradiza. No me gusta equivocarme. No quiero depender de nada, de
nadie. Tampoco me gusta depender de ti, Señor. Lo reconozco. Pienso que
todo habría sido mejor sin los defectos y faltas que me avergüenzan.<br /><br />Tú,
sin embargo, Señor, amas mi debilidad, me pides que te ofrezca mi
debilidad. Me llamas a mí, con mi amor propio, mi orgullo, mi ímpetu
dominador, mi corazón dividido, mi ansiedad, mi necesidad de relación,
mi sensibilidad que me produce tantos rompimientos de cabeza, mi
cansancio, mi perfeccionismo, mi coraje... Me quieres como soy.<br /><br />Ayúdame
a comprender que en mi herida está mi don; en mi pecado, tu
misericordia; en mi pobreza, tu riqueza; en mi tentación, tu Espíritu;
en mi sufrimiento, la fuente de la sabiduría; en mi dolor, la capacidad
de comprender a los demás.<br /><br />Señor, aunque me cueste, quiero apoyar
mi vida no en mi fuerza, sino en la tuya; y te ofrezco mi debilidad
como mediación amorosa para que puedas hacerte presente en la vida de
los que me rodean, de los que más me necesitan.<br /><br />Oración inspirada en un texto de Ángel Moreno de Buenafuente</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-54970833545037692372024-03-25T00:00:00.004+01:002024-03-25T00:00:00.140+01:00Lunes, 25 de marzo de 2024. Lunes Santo<p> <b>Lunes Santo</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 12, 1-11<br />
<br />
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a
quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una
cena: Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él en la
mesa.<br />
María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a
Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de
la fragancia del perfume.<br />
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:
¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para
dárselos a los pobres? (Esto lo dijo no porque le importasen los pobres,
sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban
echando)<br />
Entonces Jesús dijo: Déjala: lo tenía guardado para el día de mi
sepultura; porque a los pobres los tenéis con vosotros, pero a mi no
siempre me tenéis.<br />
Una muchedumbre de judíos se entero de que estaba allí y fueron no sólo
por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de
entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a
Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en
Jesús.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
María, Marta y Lázaro son amigos de Jesús. Jesús apoya a sus amigos y se apoya en ellos…<br />
<br />
<em>Te doy gracias,<br />Padre Bueno,<br />Dios de la Vida,<br />por los amigos<br />que me regalas<br />en el camino de la vida.<br /><br />Mis amigos me alientan, Señor.<br />Saben encontrar lo mejor de mí mismo.<br />Me aceptan como soy<br />y se alegran con lo bueno que tengo.<br />Me ayudan a caminar con nuevas fuerzas<br />y me estimulan a buscar nuevas metas.<br />Ellos me acompañan,<br />me aconsejan,<br />siempre están atentos<br />dispuestos a ayudarme<br />y a escuchar mis palabras.<br />Me recuerdan tu Presencia,<br />Padre Bueno,<br />Dios de la Vida.<br />Tu presencia compañera,<br />peregrina a mi lado,<br />siempre a la espera.<br />En el crisol de la fidelidad.<br /><br />Con mis amigos, Señor,<br />comparto mis sueños,<br />mis esperanzas,<br />mis locas utopías<br />de un mundo nuevo.<br />Con ellos intentamos<br />aportar nuestro granito de arena<br />para que los sueños<br />se vuelvan realidad,<br />y las utopías se acerquen<br />en la historia y en la vida cotidiana.<br />Me recuerdan tu Presencia,<br />Padre Bueno,<br />Dios de la Vida.<br />Tu presencia<br />que señala el horizonte,<br />que enseña a mirar más allá,<br />que ayuda a pensar en los otros,<br />que muestra el camino del compromiso.<br />Buscando la utopía del Reino.<br />En el crisol de la Esperanza compartida.<br /><br />Mis amigos me quieren, Señor,<br />me acercan su sonrisa<br />para alegrar mis días.<br />Comparten mis silencios,<br />escuchan mis palabras.<br />Están conmigo en los buenos<br />y en los malos días.<br />Me regalan su ternura,<br />comparten su cariño,<br />me ofrecen sus brazos abiertos<br />para el abrazo del encuentro.<br />Me recuerdan tu Presencia,<br />Padre Bueno,<br />Dios de la Vida.<br />Tu presencia<br />siempre generosa,<br />gratuita,<br />fresca,<br />llena de ternura maternal.<br />En el crisol del amor hecho gesto y palabra.<br /><br />Mis amigos me corrigen, Señor,<br />me ayudan a mejorar,<br />me muestran mis lados oscuros,<br />me enseñan a cambiar.<br />Porque me quieren<br />me comentan mis errores,<br />me levantan de mis caídas,<br />me ayudan a superar<br />conflictos y dificultades.<br />Con ellos cuento siempre<br />y por eso te doy gracias.<br />Me recuerdan tu Presencia,<br />Padre Bueno,<br />Dios de la Vida.<br />Tu presencia<br />llena de luz para mi vida,<br />que me revela mi propia identidad,<br />que me muestra nuevas posibilidades<br />y caminos por recorrer.<br />Luz que me ayuda a discernir,<br />a conocer mis flaquezas,<br />y a buscar mejorar.<br />En el crisol de la confianza y la corrección fraterna.<br /><br />Te doy gracias, Señor,<br />por mis amigos.<br /><br />En el crisol de la vida compartida,<br />Padre Bueno, Dios de la Vida,<br />sus manos abiertas,<br />cercanas,<br />compañeras,<br />me transmiten tu Presencia<br />hecha encuentro y comunión.<br /><br />Por mis amigos y amigas<br />¡gracias a la vida,<br />gracias a Dios!<br /><br />Marcelo A. Murúa</em><br />
<em>--------------------<br /><br />A un tiro de piedra del centro,<br />de la ciudad encantada que me reclama,<br />donde se decide el presente<br />y futuro de la historia<br />y del bienestar de tantas personas,<br />está Betania.<br /><br />Lugar de paso y reposo.<br />de amigos y encuentros,<br />de diálogos hondos y sinceros,<br />de veladas hasta altas horas de la madrugada...<br /><br />Nada tiene que envidiar<br />a la gran ciudad que sueña y puja<br />por ser un mercado global.<br /><br />Betania,<br />tan necesaria como, a veces, anhelada,<br />testigo de tantas idas y vueltas,<br />luces, sueños y desahogos,<br />quejas, trabajos y gestos amorosos,<br />sigue estando hoy ahí,<br />a la vuelta de la esquina,<br />cuando saliendo de mí mismo,<br />y dejando mis obsesiones y trabajos a un lado,<br />me siento a tus pies,<br />a estar contigo<br />como un hermano,<br />amigo<br />y discípulo.<br /><br />Betania:<br />ahora contigo, Señor,<br />y mañana todo seguirá vivo y resituado.<br /><br />Florentino Ulibarri</em><br />
<br />
María no sabe cómo agradar al Señor. Se ha pasado tantas horas
escuchándolo... y quizá sea ésta la última vez que pueda disfrutar de su
presencia y de su palabra, Y unge los pies de Jesús con perfume, con un
perfume muy caro; y los enjuga con sus cabellos. No le cabe a María el
amor en su corazón. Jesús se deja querer. Abre su gran corazón,
hambriento de amor y saciado de desprecios, para acoger el cariño de
María.<br />
“Señor, enséñanos a expresar el amor que tenemos a las personas”<br />
“Gracias por acoger mi amor, aunque sea pequeño y mezquino”<br />
<br />
¡Qué lejos estaba ya Judas de Señor y de sus amigos! Sus palabras son
como una nube negra en un cielo azul. Cuando no nos ponemos en lugar
del otro, cuando no comprendemos sus sentimientos... es mejor que
callemos.<br />
¿Qué te dice el Señor? ¿Qué le dices?<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-76048981604181331042024-03-24T00:00:00.004+01:002024-03-24T00:00:00.129+01:00Domingo, 24 de marzo de 2024. Domingo de Ramos.<p><b>Domingo de Ramos B</b>
<strong></strong><br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
Pasión según San Marcos</p><div><br /></div><div style="text-align: justify;">Faltaban
dos días para la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los
letrados pretendían prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero
decían:</div><div style="text-align: justify;">S. —No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo.</div><div style="text-align: justify;">C.
Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la
mesa, llegó una mujer con un frasco de perfume muy caro, de nardo puro;
quebró el frasco y se lo derramó en la cabeza. Algunos comentaban
indignados:</div><div style="text-align: justify;">S. —¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos denarios para dárselo a los pobres.</div><div style="text-align: justify;">C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:</div><div style="text-align: justify;">+
—Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien.
Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos
cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre. Ella ha hecho lo que
podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os
aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el
Evangelio, se recordará también lo que ha hecho ésta.</div><div style="text-align: justify;">C.
Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes
para entregarles a Jesús. Al oírlo, se alegraron y le prometieron
dinero. El andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.</div><div style="text-align: justify;">El primer día de los ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: </div><div style="text-align: justify;">S. —¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua ?</div><div style="text-align: justify;">C. —Él envió a dos discípulos diciéndoles:</div><div style="text-align: justify;">+
—Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua;
seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al dueño: «El Maestro
pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis
discípulos?»</div><div style="text-align: justify;">Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.</div><div style="text-align: justify;">C.
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que
les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Al atardecer fue él con
los Doce. Estando a la mesa comiendo dijo Jesús:</div><div style="text-align: justify;">+ —Os aseguro, que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo.</div><div style="text-align: justify;">C. —Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:</div><div style="text-align: justify;">S. ¿Seré yo?</div><div style="text-align: justify;">C. Respondió:</div><div style="text-align: justify;">+—Uno
de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del
Hombre se va, como está escrito; pero, ¡ay del que va a entregar al
Hijo del Hombre!; ¡más le valdría no haber nacido!</div><div style="text-align: justify;">C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:</div><div style="text-align: justify;">+ —Tomad, esto es mi cuerpo.</div><div style="text-align: justify;">C. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron.</div><div style="text-align: justify;">Y les dijo:</div><div style="text-align: justify;">+
—Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os
aseguro, que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que
beba el vino nuevo en el Reino de Dios.</div><div style="text-align: justify;">C. Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos. Jesús les dijo:</div><div style="text-align: justify;">+—Todos vais a caer, como está escrito: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.»</div><div style="text-align: justify;">Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.</div><div style="text-align: justify;">C. Pedro replicó: </div><div style="text-align: justify;">S. Aunque todos caigan, yo no.</div><div style="text-align: justify;">C. Jesús le contestó:</div><div style="text-align: justify;">+—Te aseguro, que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.</div><div style="text-align: justify;">C. Pero él insistía:</div><div style="text-align: justify;">S. Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.</div><div style="text-align: justify;">C. Y los demás decían lo mismo.</div><div style="text-align: justify;">C. Fueron a una finca, que llaman Getsemaní y dijo a sus discípulos:</div><div style="text-align: justify;">+—Sentaos aquí mientras voy a orar.</div><div style="text-align: justify;">C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:</div><div style="text-align: justify;">+—Me muero de tristeza: quedaos aquí velando.</div><div style="text-align: justify;">C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y dijo:</div><div style="text-align: justify;">+ ¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.</div><div style="text-align: justify;">C. Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:</div><div style="text-align: justify;">+
Simón ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para
no caer en la tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es
débil.</div><div style="text-align: justify;">C. De nuevo se apartó y
oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez
dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle.
Volvió y les dijo:</div><div style="text-align: justify;">+ Ya podéis
dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del
Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos!
Ya está cerca el que me entrega.</div><div style="text-align: justify;">C.
Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los doce, y
con él gente con espadas y palos, mandada por los sumos sacerdotes, los
letrados y los ancianos. El traidor les había dado una contraseña,
diciéndoles:</div><div style="text-align: justify;">S. Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto.</div><div style="text-align: justify;">C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:</div><div style="text-align: justify;">S. —¡Maestro !</div><div style="text-align: justify;">C.
Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los
presentes, desenvainando la espada, de un golpe le cortó la oreja al
criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo</div><div style="text-align: justify;">+
—¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a caza de un
bandido? A diario os estaba enseñando en el templo, y no me detuvisteis.
Pero, que se cumplan las Escrituras.</div><div style="text-align: justify;">C. Y todos lo abandonaron y huyeron.</div><div style="text-align: justify;">Lo iba siguiendo un muchacho envuelto sólo en una sábana; y le echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó desnudo.</div><div style="text-align: justify;">Condujeron
a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos
sacerdotes y los letrados y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de
lejos, hasta el interior del patio del sumo sacerdote; y se sentó con
los criados a la lumbre para calentarse.</div><div style="text-align: justify;">Los
sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra
Jesús, para condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque
muchos daban falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban.
Y algunos, poniéndose de pie, daban testimonio contra él diciendo:</div><div style="text-align: justify;">S.
—Nosotros le hemos oído decir: «Yo destruiré este templo, edificado por
hombres, y en tres días construiré otro no edificado por hombres.»</div><div style="text-align: justify;">C. Pero ni en esto concordaban los testimonios.</div><div style="text-align: justify;">El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:</div><div style="text-align: justify;">S. —¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?</div><div style="text-align: justify;">C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo preguntándole:</div><div style="text-align: justify;">S. —¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?</div><div style="text-align: justify;">C. Jesús contestó:</div><div style="text-align: justify;">+ —Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del cielo.</div><div style="text-align: justify;">C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo:</div><div style="text-align: justify;">S. —¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia.</div><div style="text-align: justify;">¿Qué decidís?</div><div style="text-align: justify;">C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron</div><div style="text-align: justify;">a escupirle, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le decían:</div><div style="text-align: justify;">S. —Haz de profeta.</div><div style="text-align: justify;">C. Y los criados le daban bofetadas. </div><div style="text-align: justify;">Mientras
Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y,
al ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente y dijo:</div><div style="text-align: justify;">S. —También tú andabas con Jesús el Nazareno.</div><div style="text-align: justify;">C. El lo negó diciendo:</div><div style="text-align: justify;">S. —Ni sé ni entiendo lo que quieres decir.</div><div style="text-align: justify;">C. Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó.</div><div style="text-align: justify;">La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:</div><div style="text-align: justify;">S. —Este es uno de ellos.</div><div style="text-align: justify;">C. Y él lo volvió a negar.</div><div style="text-align: justify;">Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:</div><div style="text-align: justify;">S. —Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo.</div><div style="text-align: justify;">C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:</div><div style="text-align: justify;">S. —No conozco a ese hombre que decís.</div><div style="text-align: justify;">C.
Y en seguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las
palabras que le había dicho Jesús: «Antes de que cante el gallo dos
veces, me habrás negado tres», y rompió a llorar.</div><div style="text-align: justify;">Apenas
se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los letrados y
el sanedrín en pleno, prepararon la sentencia; y, atando a Jesús, lo
llevaron y lo entregaron a Pilato.</div><div style="text-align: justify;">Pilato le preguntó:</div><div style="text-align: justify;">S. —¿Eres tú el rey de los judíos?</div><div style="text-align: justify;">C. El respondió:</div><div style="text-align: justify;">+ —Tú lo dices.</div><div style="text-align: justify;">C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.</div><div style="text-align: justify;">Pilato le preguntó de nuevo:</div><div style="text-align: justify;">S. —¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan. </div><div style="text-align: justify;">C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado.</div><div style="text-align: justify;">Por
la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la
cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un
homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de
costumbre.</div><div style="text-align: justify;">Pilato les contestó:</div><div style="text-align: justify;">S. —¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?</div><div style="text-align: justify;">C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. </div><div style="text-align: justify;">Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás.</div><div style="text-align: justify;">Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:</div><div style="text-align: justify;">S. —¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?</div><div style="text-align: justify;">C. Ellos gritaron de nuevo:</div><div style="text-align: justify;">S. —Crucifícalo.</div><div style="text-align: justify;">C. Pilato les dijo:</div><div style="text-align: justify;">S. —Pues ¿qué mal ha hecho?</div><div style="text-align: justify;">C. Ellos gritaron más fuerte:</div><div style="text-align: justify;">S. —Crucifícalo.</div><div style="text-align: justify;">C.
Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a
Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.</div><div style="text-align: justify;">Los
soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio —y
reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una
corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el
saludo:</div><div style="text-align: justify;">S. —¡Salve, rey de los judíos !</div><div style="text-align: justify;">C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.</div><div style="text-align: justify;">Terminada
la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron
para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de
Cirene, el padre de Alejandro y de Rulo, lo forzaron a llevar la cruz.</div><div style="text-align: justify;">Y
llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «La Calavera»), y
le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y
se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se
llevaba cada uno.</div><div style="text-align: justify;">Era media
mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba
escrito: EL REY DE LOS JUDÍOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a
su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice:
«Lo consideraron como un malhechor.»</div><div style="text-align: justify;">Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:</div><div style="text-align: justify;">S. —¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.</div><div style="text-align: justify;">C. Los sumos sacerdotes, se burlaban también de él diciendo: </div><div style="text-align: justify;">S.
—A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el
rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.</div><div style="text-align: justify;">C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.</div><div style="text-align: justify;">Al llegar el mediodía toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:</div><div style="text-align: justify;">+ Eloí Eloí, lamá sabactani. (Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)</div><div style="text-align: justify;">C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:</div><div style="text-align: justify;">S. —Mira, está llamando a Elías.</div><div style="text-align: justify;">C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:</div><div style="text-align: justify;">S. —Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.</div><div style="text-align: justify;">C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.</div><div style="text-align: justify;">El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.</div><div style="text-align: justify;">El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:</div><div style="text-align: justify;">S. —Realmente este hombre era Hijo de Dios.</div><div style="text-align: justify;">C.
Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas María
Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y de José y Salomé, que
cuando él estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y otras muchas
que habían subido con él a Jerusalén.</div><div style="text-align: justify;">Al
anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino
José de Arimatea, noble magistrado, que también aguardaba el Reino de
Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.</div><div style="text-align: justify;">Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto.</div><div style="text-align: justify;">Informado
por el centurión, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana y,
bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro,
excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada del sepulcro.</div><div style="text-align: justify;">María Magdalena y María, la madre de José, observaban dónde lo ponían. </div><div><div><div><div style="text-align: justify;"><br /></div>
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
- Lee la Pasión como si presente te hallases en esa tierra y en ese
tiempo, no como un mero espectador; lee con tranquilidad y sosiego, sin
ir a buscar nada en especial, imaginando las escenas, los rostros,
dejando que resuenen en el corazón las palabras y los silencios,
deteniendo la lectura cuando algo te impresione, dándole vueltas en el
corazón.<br />
<br />
- En Judas están los celos y la avaricia. En Caifás, la soberbia y el
odio. En Pilato, la cobardía y las medias posturas. En Herodes, la
frivolidad y el cinismo. En la multitud, el borreguismo y la violencia.
Entre todos trenzan este proceso miserable. Cada uno lucha por sus
propios intereses y trata de salvar lo mejor posible las apariencias y
mantenerse dentro de la legalidad. Quieren acabar con un inocente
incómodo, tratando de que los otros asuman la responsabilidad.<br />
Cerca de ellos está Pedro, con su fanfarronería y sus negaciones, y la
ausencia, más que prudente, cobarde, de los que disfrutaron con la
palabra, los milagros y la amistad de Jesús.<br />
Cuando te sientas identificado con estos personajes, pide perdón.<br />
<br />
- En la Pasión también encontramos las lágrimas y la piedad de María la
Virgen, la fidelidad y el amor de María Magdalena, la ayuda del Cirineo,
la valentía de la Verónica, la compasión de las mujeres de Jerusalén,
la confianza del buen ladrón, la conversión del centurión romano al ver
cómo muere Jesús... En medio de todos, está Jesús, fiel a la misión
recibida, asumiendo una pasión terrible para traernos a todos la
salvación, la felicidad más grande; perdonando a los que le hacen daño,
confiando en Dios Padre. Da gracias a Dios por las ocasiones en las que
sigues el ejemplo de ellos, por las personas que viven así.<br />
- Y no olvides nunca que Jesús vivió, sufrió y murió por ti, para dar
sentido a tu vida, para que puedas ser feliz, hoy y toda la eternidad.<br />
<br />
<em>En esta Semana Santa…<br />Señor, déjame ir contigo; sólo quiero caminar detrás,<br />pisar donde tú pisas, hasta llegar a la cruz.</em><br />
<em>Quiero escuchar tu palabra, simple y preñada de Dios,<br />que, aunque a muchos incomode, a tanta gente nos sana.</em><br />
<em>Quiero sentarme a tu mesa, comer del pan compartido<br />que con tus manos repartes a todos los que se acercan.</em><br />
<em>Que de tanto ir junto a ti, pueda conocerte más,<br />tú seas mi único amor y te siga hasta morir.<br /><br />(Adaptación de una plegaria de Javi Montes SJ)<br /> </em><br />
<em>----------------------<br /><br />¡Qué tiempo éste en el que nadie<br />se inmuta ni se sorprende!<br />Hecho a medida de los que así lo quieren,<br />atrae, pero ya no clama ni ríe.<br />Todo se sabe, pero nada parece importante:<br />las utopías, sólo para debates;<br />las protestas, sólo en papeles;<br />el llanto y la ternura, siempre a escondidas;<br />los compromisos, nunca definitivos;<br />la paz y la alegría, en píldoras;<br />la solidaridad, sin menoscabo de nuestro status;<br />la pobreza –la que arrastramos–, siempre maquillada;<br />y la otra –la que creamos–, sólo en reportajes...<br />Y de gestos proféticos nada se sabe.<br /><br />Necesitaríamos una melodía tan bella y penetrante<br />que rompiera los cascarones<br />en los que nos hemos refugiado<br />eludiendo nuestras propias realidades.<br /><br />Necesitaríamos una catarata de flores<br />que nos despertara con su perfume<br />del sueño en el que estamos dormidos.<br /><br />Necesitaríamos un viento fuerte<br />que nos hiciera chocar unos contra otros<br />hasta que nuestras armaduras se desintegren.<br /><br />Necesitaríamos una lluvia suave y persistente<br />que nos empapara con frescor de vida<br />para volver a renacer con ilusiones.<br /><br />Pero ya no hay música,<br />ni flores,<br />ni viento,<br />ni lluvia...<br />¡Estamos huérfanos.!<br /><br />Necesitamos uno que vaya por delante<br />abriendo camino,<br />despertando conciencias,<br />acercando el horizonte.<br /><br />¡Hosanna, Señor! ¡Sálvanos, Hosanna!<br />Sácanos de este círculo asfixiante.<br />Mándanos a la aldea de enfrente<br />y haznos partícipes de tus gestos y planes<br />aunque tengas motivos para no fiarte.<br />Déjanos aclamarte.<br />Déjanos que entonemos tu canto.<br />Deja que nuestras palabras retumben con fuerza<br />y escandalicen a quienes no se unen.<br /><br />El Señor rompe horizontes de negrura y tormenta;<br />el Señor derriba murallas y fronteras;<br />el Señor quiebra espacios de confusión y trampa;<br />el Señor se abre paso, como una primavera<br />que cuelga nuestras vidas de un florecer perpetuo.<br /><br />¡Hosanna, Señor, Hosanna!<br /><br />Florentino Ulibarri</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. <br /></div></div></div>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-7356929664414271522024-03-23T00:00:00.002+01:002024-03-23T00:00:00.142+01:00Sábado, 23 de marzo de 2024<p> <b>Sábado de la 5ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 11,45-57<br />
<br />
En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver
lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los
fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y
los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: "¿Qué hacemos? Este
hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y
vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación." Uno de
ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: "Vosotros no
entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por
el pueblo, y que no perezca la nación entera." Esto no lo dijo por
propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló
proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no
sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios
dispersos.<br />
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba
públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al
desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los
discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella
región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse.
Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: "¿Qué os
parece? ¿No vendrá a la fiesta?" Los sumos sacerdotes y fariseos habían
mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para
prenderlo.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Cada día hay judíos que creen en Jesús, venciendo el miedo por las
posibles consecuencias y la presión creciente en torno a Jesús. Los
jefes religiosos de Israel están asustados: “Si lo dejamos seguir todos
creerán en Él”. El poder de los sumos sacerdotes y de los fariseos se
tambalea, su autoridad está en peligro. Y eso ¡no lo pueden consentir!<br />
<br />
Hay que buscar razones convincentes que escondan la verdadera razón. El
Sumo Sacerdote encontró la solución “Conviene que muera uno por el
pueblo”. Hay que matar a Jesús por bien del pueblo, para que no se
desvíe... Y aquel día se tomó la decisión más injusta de la historia.<br />
<br />
La historia se repite: ¿Qué están dispuestos a hacer muchos poderosos
para no perder su influencia, algunos ricos para conservar y aumentar
sus posesiones? ¿Qué hacen bastantes países desarrollados para seguir
creciendo económicamente? Y los cristianos ¿qué caminos hemos tomado en
ocasiones para “defender el nombre de Dios”? Y cada uno de nosotros ¿Qué
hacemos cuando vemos amenazado nuestro prestigio, nuestro relevancia
social...? Nadie está libre de pecado.<br />
<br />
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?<br />
<br />
<i>Señor, sabemos que la envidia perjudica a todos,</i><br />
<i>al que es envidiado y al que envidia;</i><br />
<i>pero, a veces nos cuesta mucho evitarla.</i><br />
<br />
<i>Envidiamos un puesto de trabajo, un coche, una casa,</i><br />
<i>un buen marido o una buena mujer,</i><br />
<i>el carisma, el físico, la inteligencia, la fama...</i><br />
<i>Nos parece que si no poseemos lo que envidiamos</i><br />
<i>no podemos triunfar ni ser felices del todo.</i><br />
<br />
<i>Haznos comprender los peligros de la envidia.</i><br />
<i>De la envidia nacen el odio y la calumnia,</i><br />
<i>la alegría causada por el mal del prójimo</i><br />
<i>y la tristeza causada por su prosperidad”</i><br />
<i>La envidia nos arma unos contra otros</i><br />
<i>y debilita desde dentro a las familias,</i><br />
<i>a las comunidades y a toda la sociedad.</i><br />
<br />
<i>Danos luz y fuerza para superar la envidia,</i><br />
<i>para valorar nuestras posibilidades y capacidades;</i><br />
<i>para dar gracias por las personas que nos quieren,</i><br />
<i>por los pequeños logros que alcanzamos en la vida,</i><br />
<i>por las montañas y los ríos, los animales y las plantas,</i><br />
<i>por las cosas que nos hacen más agradable la vida.</i><br />
<br />
<i>Danos luz y fuerza para superar la envidia,</i><br />
<i>para ver en cada persona a un hermano,</i><br />
<i>para no considerarlas competidoras ni enemigas;</i><br />
<i>para admirar, alegrarnos y dar gracias de corazón</i><br />
<i>con los talentos y los éxitos de los demás,</i><br />
<i>para saber pedir con humildad lo que necesitamos</i><br />
<i>y compartir con generosidad lo que tenemos. Amén.</i><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-53175401110328726962024-03-22T00:00:00.003+01:002024-03-22T00:00:00.245+01:00Viernes, 22 de marzo de 2024<p> <b>Viernes de la 5ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 10,31-42<br />
<br />
En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. Él
les replicó: "Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi
Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis?" Los judíos le contestaron: "No
te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú,
siendo un hombre, te haces Dios." Jesús les replicó: "¿No está escrito
en vuestra ley: "Yo os digo: Sois dioses"? Si la Escritura llama dioses a
aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y no puede fallar la
Escritura), a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿decís vosotros
que blasfema porque dice que es hijo de Dios? Si no hago las obras de mi
Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a
las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí, y yo
en el Padre."<br />
Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se
marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había
bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: "Juan
no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de éste era verdad." Y
muchos creyeron en él allí.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
El Evangelio de Juan nos ayuda a comprender el ambiente que respiraron
Jesús y sus discípulos antes de aquel primer viernes santo. La
hostilidad se podía cortar, el enfrentamiento era cada vez más espeso.
Los amigos del Maestro casi no se atreven a hablar, sus miradas no se
atreven a levantarse, bajo el peso de la preocupación, la tristeza, el
desconcierto...<br />
<br />
Jesús se ve obligado a marchar al otro lado del Jordán. Habría podido
quedarse Jesús allí, incluso podría haber huido por el desierto. Seguro
que no faltó alguien que le aconsejó tomar ese camino.<br />
<br />
¡Cuánto pensaría y rezaría Jesús aquellos días! No era fácil creer que
el camino de la misión se adentraba en los territorios sombríos de la
muerte. No era fácil. Pero Jesús fue fiel. Fiel al Padre, fiel a la
humanidad, fiel a ti y a mí, fiel al que le ama y al que le aborrece.<br />
<br />
<br />
<em>Padre, dame fuerza para ser fiel,<br />para ser fiel como Jesús, tu hijo,<br />para amar al que no lo merezca,<br />para perdonar, aunque parezca inútil,<br />para decir la verdad, aunque sea peligroso,<br />para sembrar, aunque la tierra escupa la semilla,<br />para crecer en bondad, aunque pocas veces lo consiga,<br />para luchar por la justicia, aunque me critiquen,<br />para defender la vida de los débiles, aunque nadie lo agradezca,<br />para rezar cada día, aunque crea que pierdo el tiempo,<br />para trabajar por la paz, aunque no me comprendan,<br />para anunciar el Evangelio, aunque se me rían,<br />para dar la vida de todo, aunque sea una locura.<br /><br />Gracias, Padre, por ayudarme a ser fiel,<br />Gracias por convertir "el fracaso" de Jesús,<br />en fuente de vida nueva para la humanidad.<br />Gracias porque con nuestros esfuerzos "inútiles"<br />construyes un mundo más justo y fraterno.<br />Gracias porque ningún gesto de amor se pierde en tu Reino.</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-683656610347393532024-03-21T00:00:00.000+01:002024-03-21T00:00:00.137+01:00Jueves, 21 de marzo de 2024<p> <b>Jueves de la 5ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 8,51-59<br />
<br />
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Os aseguro: quien guarda mi
palabra no sabrá lo que es morir para siempre." Los judíos le dijeron:
"Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas
también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es
morir para siempre"? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió?
También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?"<br />
Jesús contestó: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría
nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es
nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: "No
lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y
guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver
mi día; lo vio, y se llenó de alegría." Los judíos le dijeron: "No
tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?" Jesús les dijo:
"Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo." Entonces cogieron
piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Las obras de Jesús interesan, pero no todas. El mensaje de Jesús
interesaba, pero no todo. Cuando dice “quien guarda mi palabra no morirá
para siempre”, los judíos responden “ahora estamos seguros de que
tienes un demonio”. Y cuando se declara anterior a Abraham, quieren
apedrearlo. Muchas de sus palabras parecen maravillosas, otras
escandalosas.<br />
<br />
Si Jesús hubiera dicho lo que la gente quería escuchar en cada momento y
hubiera hecho lo que se esperaba de un Mesías, no hubiera acabado en la
cruz. Pero no hubiera cumplido su misión, no nos habría mostrado el
amor infinito del Padre, no nos hubiera enseñado el camino de la vida,
no nos hubiera salvado.<br />
<br />
Si la Iglesia escondiera la parte del evangelio que molesta, que nos
molesta, si no hablara de sacrificio, de fidelidad, de castidad, de
obediencia, de martirio, de injusticia, de solidaridad... no tendría
tantos detractores, sería mejor vista... pero no cumpliría su misión.<br />
<br />
Y lo mismo podemos decir de nuestro testimonio: cuando no queremos
acoger todo el evangelio, cuando escondemos una parte... ¿Qué te dice
Dios? ¿Qué le dices?<br />
<br />
<em>Dame fe, Señor.<br />Y que sienta el brotar de una nueva vida,<br />cuando te palpo por la oración y la Eucaristía.<br /><br />Dame fe, Señor.<br />Y elévame cuando, postrado en mil problemas,<br />tengo la sensación de que se impondrán<br />a mis posibilidades de hacerles frente.<br /><br />Dame fe, Señor.<br />Porque la fe es ver lleno el vacío.<br />Porque la fe es confiar en lo prometido.<br />Porque la fe es levantarse aún a riesgo de volver a caer.<br /><br />Dame fe, Señor.<br />Y que me levante para siempre escucharte,<br />y que me levante para nunca perderte.<br />Porque la fe, es poner a Dios<br />en el lugar que le corresponde.<br />Porque la fe, es atisbar luz<br />donde algunos se empeñan en clavar sombras.<br /><br />Dame fe, Señor.<br />Y, cuando algunos me den por muerto o vencido,<br />grítame a lo más hondo de mi conciencia:<br />¡A ti te lo digo! ¡Levántate!<br />¡Gracias, amigo y Señor de la vida!</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-11303541546507608812024-03-20T00:00:00.001+01:002024-03-20T00:00:00.135+01:00Miércoles, 20 de marzo 2024<p> <b>Miércoles de la 5ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 8,31-42<br />
<br />
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: "Si os
mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres." Le replicaron: "Somos linaje de
Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis
libres"?" Jesús les contestó: "Os aseguro que quien comete pecado es
esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se
queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente
libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de
matarme, porque no dais cabida a mis palabras. Yo hablo de lo que he
visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a
vuestro padre."<br />
Ellos replicaron: "Nuestro padre es Abrahán." Jesús les dijo: "Si
fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo,
tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a
Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro
padre." Le replicaron: "Nosotros no somos hijos de prostitutas; tenemos
un solo padre: Dios." Jesús les contestó: "Si Dios fuera vuestro padre,
me amaríais, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por
mi cuenta, sino que él me envió."<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Jesús se dirige en este Evangelio a los que han creído en Él, se dirige a ti.<br />
<br />
Se sorprenden cuando Jesús les dice que serán libres. Ellos se creían
libres, porque decía ser hijos de Abraham e hijos de Dios. Se creían
libres. Nos creemos libres y sin embargo somos esclavos de tantas cosas,
de tantas rutinas, de tantas cosas insignificantes...<br />
<br />
<em>¿Por qué nos empeñamos en verte<br />como antagonista en nuestra vida,<br />amenaza a nuestra libertad,<br />juez de nuestros amores,<br />aguafiestas de nuestras alegrías,<br />tropiezo de nuestros andares?<br /><br />¿Por qué estás grabado tan fuerte<br />como poderoso e invisible vigilante,<br />ley que nos exige y se impone,<br />conciencia que nos persigue y roe,<br />castigo siempre amenazante,<br />miedo de muerte en nuestros placeres?<br /><br />¿Por qué jugamos tantas veces<br />a ponerte a prueba con nuestras tonterías,<br />a ensuciarte el rostro con el que te nos revelas,<br />a convertirte en títere de nuestras preguntas,<br />a atraparte con nuestros torpes saberes,<br />a hacerte cómplice de nuestras decisiones?<br /><br />Oh Dios, Tú que eres Dios de vida<br />y no de muerte ni de suerte,<br />renuévanos y ponnos en sintonía<br />con tu Espíritu de siempre<br />y los signos que te preceden.<br />Borra nuestras falsas imágenes.<br />Que tu Espíritu grabe la suya para siempre.<br /><br />Florentino Ulibarri</em><br />
<br />
El pecado nos hace esclavos. El pecado amarra la voluntad y los
sentimientos, encadena la libertad y la felicidad, arruga el rostro y el
corazón. Y lo hace con tanta maestría, que incluso nos da alguna
pequeña satisfacción para poder esclavizarnos mejor.<br />
“Señor, ayúdanos a descubrir la maldad del pecado”<br />
“Perdona Señor nuestra convivencia con el pecado”<br />
<br />
No basta con saber que somos hijos de Abraham e hijos de Dios, hay que
vivir como tales: acogiendo a Jesucristo en el corazón y para que Él
transforme nuestra existencia. ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-69204419357609317422024-03-19T00:00:00.003+01:002024-03-19T00:00:00.135+01:00Martes, 19 de marzo de 2024. San José. Día del Seminario<p> <b>San José. Día del Seminario</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Mateo 1,16.18-21.24a<br />
<br />
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.<br />
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba
desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba
un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no
quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había
tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que
le dijo: "José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu
mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará
a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de los pecados." Cuando José se despertó, hizo lo que le había
mandado el ángel del Señor.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Hay procesos vocacionales muy sencillos, sencillos, normales, difíciles,
muy difíciles y como el de San José. El Evangelio no se recrea contando
las dudas, los sufrimientos y las cavilaciones del carpintero. Pero nos
podemos imaginar cómo estarían la cabeza y el corazón de este hombre
cuando se entera de que María está embarazada.<br />
<br />
José no se precipita, no se deja llevar por el "calentón": no denuncia a María, ni siquiera se separa de ella.<br />
José abre su corazón al Señor. Y el Señor lo ilumina, no sabemos cuando,
pero si sabemos que el Dios es poco devoto de las prisas.<br />
José se fía. No entiende, no entiende nada. Deshace los proyectos
soñados y camina sobre el mar de sus dudas, con la seguridad de la fe.<br />
<br />
En esta fiesta de San José celebramos el Día del Seminario. Rezamos por
los seminaristas, por los sacerdotes, por todos los cristianos (niños,
jóvenes y adultos) para que busquemos siempre conocer y cumplir la
voluntad de Dios.<br />
<br />
<em>Te damos gracias, Padre nuestro, por San José. Él fue CUSTODIO Y
PROTECTOR de María y de Jesús. Él es custodio y protector de la
comunidad cristiana. Fue custodio con humildad, en silencio, con una
presencia constante y una fidelidad total, tanto en los momentos serenos
de la vida como en los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y
en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de
la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y
después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde
enseñó su oficio a Jesús. Fue custodio y protector, aún cuando no
comprendía muchas cosas, con la atención constante a Ti, abierto a tus
signos, disponible a tu proyecto, y no tanto al propio. José es
«custodio» porque sabe escucharte, se deja guiar por tu voluntad, y
precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han
confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a
lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas.<br /><br />Danos,
Padre Nuestro, la fuerza y la luz de tu Espíritu, para seguir el
ejemplo de San José; para responder a tus llamadas, con disponibilidad,
con prontitud; para proteger y guardar a Cristo en nuestra vida, como el
mejor tesoro; para proteger y guardar a la gente, a cada persona, con
amor, a los más cercanos y a los más frágiles, a los que se quedan en la
periferia de nuestro corazón; para cuidar y salvaguardar la belleza de
la creación.<br /><br />Padre Nuestro, para custodiar y proteger también
tenemos que cuidar de nosotros mismos. Ayúdanos a vigilar nuestros
sentimientos, a estar atentos a nuestro corazón, porque del corazón
salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que
destruyen. Danos acierto para limpiar de nuestra vida el odio, la
envidia, la soberbia, que ensucian la vida; para cultivar la bondad y la
ternura; la esperanza y la entrega. Amén.<br /><br />Oración inspirada en la homilía del Papa Francisco del 19 de marzo de 2013.</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-28228196591587248372024-03-18T00:00:00.001+01:002024-03-18T00:00:00.133+01:00Lunes, 18 de marzo de 2024<p> <b>Lunes de la 5ª semana de Cuaresma A y B</b></p>
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", <br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía", <br />
"Quiero estar contigo, Jesús". <br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 8, 1-11<br />
<br />
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se
presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y,
sentándose, les enseñaba.<br />
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio,
y, colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido
sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a
las adúlteras; tú, ¿qué dices?"<br />
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.<br />
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.<br />
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra."<br />
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.<br />
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.<br />
Y quedó sólo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores?;
¿ninguno te ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor."<br />
Jesús dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más."<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? </i><br />
<br />
“El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Estas
palabras de Jesús, suenan como una respuesta a toda la campaña de acoso y
derribo que los escribas y los fariseos desarrollan para quitarlo de en
medio.<br />
<br />
Contemplamos una vez más el saber estar de Jesús, su astucia, su
capacidad para hacer presente la justicia de Dios, que es distinta de la
humana, que lleva a su plenitud en el amor la ley de Moisés.<br />
<br />
Dios no condena, perdona. Jesús no minimiza ni tolera el mal, el pecado:
“vete y no peques más”, nos manifiesta la misericordia de Dios que
rechaza el pecado y acoge y perdona al pecador.<br />
<br />
<em>Quiero tener una mirada como la tuya, Señor<br />A no dejarme llevar por mis juicios,<br />interesados, duros y excesivamente crueles.<br />A observar, no tanto los aspectos negativos,<br />cuanto la bondad y lo noble de los que me rodean.<br /><br />Ayúdame a mirar como Tú, Señor.<br />A no conspirar ni levantar castillos<br />en las ruinas sufrientes de tantos hermanos.<br />A no señalar defectos e historias pasadas<br />que, entre otras cosas,<br />sólo sirven para causar sensación o daño.<br /><br />Ayúdame a mirar como Tú, Señor.<br />A ser prudente, como Tú lo fuiste<br />con aquella mujer, que adulterada en su vida,<br />comenzó otra vida nueva<br />ante tu forma de mirarle y corregirle.<br /><br />Ayúdame a mirar como Tu, Señor.<br />A ver el lado bueno de las personas.<br />A no recrearme con el sufrimiento ajeno.<br />A no ser altavoz de calumnias y mentiras.<br />A ser persona y no jugar a ser juez.<br /><br />Ayúdame a mirar como Tú, Señor.<br />A no manipular ni airear<br />las cruces de las personas que las soportan.<br />A no enjuiciar ni condenar<br />los defectos de tantos próximos a mi vida.<br />A no hacer estandarte ni burla<br />de los que están hundidos en sus miserias.<br /><br />Ayúdame a mirar como Tú, Señor.<br />Para que, frente a la mentira, reine la verdad.<br />Para que, frente a la condena, brille tu misericordia.<br />Para que, frente a la burla, salga la comprensión.<br />Para que, frente a la humillación, despunte la bondad.<br />Amén.</em><br />
<em>------------------------<br /><br />Señor, sé que me sentiré sola, sin testigos.<br />Me encontraré aislada, sin puentes.<br />Me abrumará el silencio, sin palabras.<br />Me dolerá el olvido, sin aplausos.<br />Me inquietará la duda, sin respuestas.<br />Me pesará la carga, sin ayudas.<br />Me asustará el compromiso, sin seguridades.<br /><br />Pero no tengo miedo, Señor.<br />Tú serás mi testigo, mi puente y mi palabra.<br />Tú serás mi aplauso, mi respuesta y mi apoyo.<br />Tú serás mi refugio y amarás mi verdad desnuda.<br />Gracias, Señor, por tu amor, siempre fiel;<br />gracias por esta esperanza.<br /><br />JM R. Olaizola sj (adaptación)</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.<br />Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-13402078670894927522024-03-17T00:00:00.001+01:002024-03-17T00:00:00.145+01:00Domingo, 17 de marzo de 2024<p> <b>Domingo de la 5ª semana de Cuaresma B</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 12, 20‑33.<br />
<br />
En aquel tiempo entre los que habían venido a celebrar la Fiesta había
algunos gentiles; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de
Galilea, le rogaban:<br />
—Señor, quisiéramos ver a Jesús.<br />
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.<br />
Jesús les contestó:<br />
—Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre.<br />
Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda
infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se
pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para
la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo,
allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le premiará.<br />
Ahora mi alma está agitada y, ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora.
Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.<br />
Entonces vino una voz del cielo:<br />
—Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.<br />
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.<br />
Jesús tomó la palabra y dijo:<br />
—Esta voz no ha venido por mi, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado
el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y
cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.<br />
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
“Si el grano de trigo no muere, queda infecundo”. Jesús sabe bien que él
es ese grano de trigo que va ser enterrado. Ha llegado la hora. ¿Nos
identificamos nosotros con el grano de trigo? Escucha la llamada a ser
semilla: “Algo me está diciendo que me entregue totalmente y me sepulte
en lo oscuro de la tierra, en la esperanza de ser transformado en árbol.
¿Por qué para ir hacia arriba, tengo que ir hacia abajo, y pensar que
todo un árbol puede brotar de mí?” (E.A. Gloeggler).<br />
<br />
Damos gracias a Dios por las personas que saben ser grano de trigo,<br />
por quienes confían en el poder vivificador de Dios cuando están en apuros<br />
Pedimos a Dios que perdone y cure nuestro miedo a entregarnos, a morir por amor.<br />
<br />
<i>Hoy me adhiero, Señor,</i><br />
<i>al grupo de los que quieren verte</i><br />
<i>-saludarte, presentarse,</i><br />
<i>escucharte, hablarte...-.</i><br />
<i>Como a aquellos griegos gentiles,</i><br />
<i>pero curiosos e inquietos,</i><br />
<i>que acudieron a Felipe para conocerte,</i><br />
<i>también a mí me has tocado y despertado</i><br />
<i>abriéndome el horizonte</i><br />
<i>con tu presencia, mirada y mensaje.</i><br />
<br />
<i>Pero, ¿quién me acercará hasta ti?</i><br />
<i>¿Quién me llevará a tu presencia?</i><br />
<i>¿Quién me ayudará a superar las murallas</i><br />
<i>-culturales, religiosas, personales-</i><br />
<i>que nos separan y me retienen?</i><br />
<i>¿Quién será el anfitrión de nuestro encuentro?</i><br />
<i>¿Quién se hará cargo de este deseo</i><br />
<i>que surge de lo más hondo de mi ser</i><br />
<i>y me acompaña noche y día</i><br />
<i>desde la primera vez?</i><br />
<br />
<i>¿Quién será el anfitrión de nuestro encuentro?</i><br />
<br />
<i>Entre tus discípulos y apóstoles</i><br />
<i>siempre hubo, y seguro que las hay hoy,</i><br />
<i>personas cercanas y humildes,</i><br />
<i>con los pies en la tierra, en el "humus",</i><br />
<i>y los ojos fijos en ti;</i><br />
<i>hermanos atentos y sin ambiciones;</i><br />
<i>pastores que huelen a lo que deben oler;</i><br />
<i>pobres despojados hasta de su ser;</i><br />
<i>creyentes que se siembran sin temor a desaparecer;</i><br />
<i>hombres y mujeres que gozan al estar junto a ti...</i><br />
<br />
<i>¡Ojalá tenga la suerte</i><br />
<i>de toparme con ellos hoy,</i><br />
<i>aquí, en casa, o en los caminos,</i><br />
<i>o en las plazas, o en las fiestas, o en el templo...</i><br />
<i>o en cualquier lugar,</i><br />
<i>sea espacio sagrado o profano;</i><br />
<i>...o en el reverso de la historia</i><br />
<i>tan olvidado y arrinconado,</i><br />
<i>pero que tanto te preocupa a ti</i><br />
<i>y a todos los que siguen tus huellas!</i><br />
<br />
<i>¡Que llegue esa hora</i><br />
<i>para estar en tu compañía, Jesús!</i><br />
<br />
<i>Florentino Ulibarri (adaptación)</i><br />
<br />
<br />
Cuando sea elevado, en la cruz, Cristo nos muestra su sabiduría…<br />
<br />
<i>Tu sabiduría es sorpresa para el niño,</i><br />
<i>desafío para el que busca</i><br />
<i>y promesa para el que sueña.</i><br />
<br />
<i>Tu sabiduría es necia</i><br />
<i>para quien quiere ser Dios,</i><br />
<i>pero cierta para quien se sabe</i><br />
<i>humano,</i><br />
<i>finito y frágil.</i><br />
<br />
<i>Tu sabiduría es cruz donde se alza</i><br />
<i>el que ofrece un brazo amigo,</i><br />
<i>una palabra cierta,</i><br />
<i>un encuentro liberador.</i><br />
<br />
<i>Tu sabiduría es llave que abre</i><br />
<i>portones largo tiempo cerrados</i><br />
<i>y trae a nuestras estancias</i><br />
<i>un aire de libertad y gozo,</i><br />
<i>de comunión y fiesta.</i><br />
<br />
<i>Haznos sabios, señor,</i><br />
<i>con esa sabiduría tuya</i><br />
<i>de evangelio y reino,</i><br />
<i>de camino y mesa.</i><br />
<br />
<i>José Mª Rodríguez Olaizola, sj</i><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-30115571214349060932024-03-16T00:00:00.001+01:002024-03-16T00:00:00.154+01:00Sábado,16 de marzo de 2024<p> <b>Sábado de la 4ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 7,40-53<br />
<br />
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los
discursos de Jesús, decían: "Éste es de verdad el profeta." Otros
decían: "Éste es el Mesías." Pero otros decían: "¿Es que de Galilea va a
venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje
de David, y de Belén, el pueblo de David?" Y así surgió entre la gente
una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le
puso la mano encima.<br />
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y
éstos les dijeron: "¿Por qué no lo habéis traído?" Los guardias
respondieron: "Jamás ha hablado nadie como ese hombre." Los fariseos les
replicaron: "¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún
jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la
Ley son unos malditos." Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a
visitarlo y que era fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley permite
juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?"
Ellos le replicaron: "¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de
Galilea no salen profetas." Y se volvieron cada uno a su casa.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Hoy sigue pasando lo mismo, negar la evidencia y el pensar bien: “éste
es el profeta”; “éste es el Mesías”; “nadie ha hablado como lo hace este
hombre”; “¿acaso nuestra ley permite condenar sin haberle oído
previamente?”. Para justificar nuestro modo de pensar y actuar:
“¿También vosotros os habéis dejado seducir?”; “esta gente, que no
conoce la ley, se halla bajo la maldición”; “¿también tú eres galileo?”.<br />
<br />
Los cristianos seguimos teniendo delante de nosotros el reto de romper
con la dinámica de condena y de autojustificación para entrar en la
dinámica de amor y misericordia de Dios.<br />
<br />
Nicodemo se la juega por Jesús, por la verdad.<br />
<br />
<em>Señor, también a mí me indigna la mentira, la injusticia, la violencia, la miseria...<br /><br />Pero
en demasiadas ocasiones soy miedoso y no me juego mi fama, no arriesgo
mi comodidad, no comparto lo que debiera, para defender la verdad, la
justicia y la paz, para luchar en favor de los más débiles.<br /><br />Señor,
aumenta mi confianza en ti, dame una confianza más grande que mi miedo y
mi egoísmo. Y concédeme valor para dar la cara por ti, por tu Reino,
por tus preferidos: los pobres y los que más sufren. Amén.</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-30528734500614909442024-03-15T00:00:00.001+01:002024-03-15T00:00:00.154+01:00Viernes, 15 de marzo de 2024<p> <b>Viernes de la 4ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 7,1-2.10.25-30<br />
<br />
En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por
Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía
de las tiendas. Después que sus parientes se marcharon a la fiesta,
entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.<br />
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: "¿No es éste el que
intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada.
¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero
éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue,
nadie sabrá de dónde viene." Entonces Jesús, mientras enseñaba en el
templo, gritó: "A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin
embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a
ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él, y él
me ha enviado." Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar
mano, porque todavía no había llegado su hora.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Jesús sabe que muchos judíos tratan de matarlo en Jerusalén. Por eso
anda cauteloso. No quiere provocar la reacción violenta de sus enemigos.
Pero la cautela, no le lleva a decir lo contrario de lo que piensa y
sigue dando testimonio de aquél que lo ha enviado. No se deja llevar ni
siquiera por el miedo a la muerte. Su voluntad es insobornable.<br />
<br />
Tampoco los cristianos deberíamos provocar la reacción contraria de
nuestros “enemigos”. No podemos provocar, pero tampoco podemos quedarnos
callados. No podemos traicionar a Dios. Es difícil este equilibrio,
pero es necesario.<br />
<br />
Pedimos perdón por las veces en las que provocamos reacciones violentas.<br />
Pedimos perdón porque a veces nos callamos cobardemente o no decimos lo que pensamos por miedo.<br />
Damos gracias porque Dios nos enseña a ser cautelosos y valientes a la vez. Pedimos luz y fuerza.<br />
<br />
<em>Dicen que estoy "amenazado de muerte".<br />Es una advertencia para intimidarme,<br />meterme miedo en el alma y en el cuerpo<br />y dejar que todo siga el curso<br />que beneficia a los de siempre.<br />Sea lo que fuere, estoy tranquilo<br />porque, si me matan, no me quitan la vida.<br />Me sembrarán contigo<br />y granaré<br />desbordando sueños.<br /><br />Los cristianos no estamos<br />amenazados de muerte.<br />Estamos "amenazados de vida".<br />Porque Tú eres la vida,<br />aunque estés crucificado<br />en la cumbre del basurero del Mundo,<br />o enterrado en arrabales, suburbios y favelas.<br /><br />Ni yo ni nadie estamos amenazados de muerte.<br />¡Estamos amenazados de vida,<br />de esperanza, de amor...!<br />Porque tu hora, Señor, ha llegado,<br />y recorres nuestro mundo<br />como río de agua viva.<br /><br />Florentino Ulibarri</em><br />
--------------<br />
<br />
<em>Padre Celestial, mi vida está en tus manos.<br />Ayer hoy y por siempre, estoy segura y confiada en ti.<br />Señor, ayúdame a saber que tú tienes todo el control.<br />Ayúdame a creer que tú estás trabajando en mi vida ahora mismo,<br />aunque yo no lo pueda ver.<br />Ayúdame a confiar en lo que no puedo ver,<br />aún cuando lo único que veo es doloroso y está todo tan nublado.<br /><br />Ayúdame a saber que tú tomas control de todas mis necesidades.<br />Señor, gracias por escuchar mi súplica de ayuda.<br />Gracias por amarme tanto.<br />Ayúdame a creer en todas las promesas que me has dado.<br />Perdóname cuando dudo de ti y de tu amor.<br />Yo creo en ti Señor. Perdóname cuando a veces pierdo la fe.<br /><br />Aumenta en mí la fe en ti.</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-89389780976279819502024-03-14T00:00:00.001+01:002024-03-14T00:00:00.246+01:00Jueves, 14 de marzo de 2024<p> <b>Jueves de la 4ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 5, 31‑47<br />
<br />
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:<br />
—«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro
que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí.<br />
Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la
verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto
es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y
brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.<br />
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que
el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de
mí: que el Padre me ha enviado.<br />
Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis
escuchado su voz, ni visto su semblante, y su palabra no habita en
vosotros, porque al que él envió no le creéis.<br />
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues
ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener
vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el
amor de Dios no está en vosotros.<br />
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ése si lo recibiréis.<br />
¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no
buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a
acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis
vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de
mí escribió él. Pero, si no dais fe a sus escritos, ¿cómo daréis fe a
mis palabras?»<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Ni siquiera Jesús, el Hijo de Dios, da testimonio de sí mismo. Jesús da
testimonio del Padre, realiza las obras del Padre. La Iglesia tampoco
debe dar testimonio de sí misma. Los cristianos tampoco debemos dar
testimonio de nosotros mismos. Nuestras palabras y nuestras vidas tienen
que dar testimonio del amor, de la ternura, de la fuerza de Dios. Lo
que dices y lo que haces ¿es para manifestar la gloria de Dios, o para
exhibir tus capacidades, buscando el reconocimiento de los demás? ¿Qué
te dice Dios? ¿Qué le dices?<br />
<br />
<i>A tiempo y a destiempo,<br />en cualquier lugar,<br />a cualquier hora,<br />con el viento de espalda<br />o un huracán a la contra;<br />alegre o afligido,<br />sereno o exaltado,<br />descansado o exhausto,<br />lleva el Amor por bandera.<br /><br />No cejes en el intento<br />de compartir la justicia.<br />No acomodes la Palabra<br />en nombre de la prudencia,<br />no adulteres la esperanza,<br />proclama la Vida plena<br />de quien con su voz nos llama<br />y con su historia nos llena.<br /><br />No niegues que eres apóstol,<br />no olvides que eres profeta,<br />portador de una noticia<br />que ha de atravesar la guerra,<br />que ha de romper las paredes<br />y ha de fecundar la tierra.<br /><br />José Mª Rodríguez Olaizola, sj</i><br />
<br />
Sabemos que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Sabemos que Él
es Enviado por el Padre para traernos la paz. Sin embargo, no acabamos
ir a Él con decisión, nuestra fe en Él es débil, no lo recibimos en lo
más profundo de nuestro corazón. ¿Qué podríamos hacer para seguirle con
radicalidad? ¿Qué le dices a Dios? ¿Qué le dices?<br />
<br />
<i>Porque Tú lo has querido<br />estoy aquí, Señor. En Tu nombre.<br />No he venido yo; me has absorbido<br />en la espiral de amor,<br />que eres con todos.<br /><br />Nadie puede arrimarse a Ti<br />sin que entero lo abraces,<br />lo hagas Tuyo.<br />Sin robarle nada,<br />dándole todo.<br /><br />Del suelo a la cabeza<br />soy regalo tuyo,<br />espíritu que vuela<br />y cuerpo que lo apresa.<br />No puedes ya<br />salirte de este mundo.<br />Me inundaste<br /><br />Y, empapado de Ti, te voy sembrando,<br />y al tiempo que me siembro,<br />como grano de trigo,<br />en mis hermanos.<br />No quiero quedar solo.<br /><br />Tu rostro buscaré, Señor.<br />Hasta decirte ¡Padre!<br />Pero sólo te encuentro, cuando,<br />a todo lo que mana de Ti<br />le digo: ¡hermano!<br /><br />Ignacio Iglesias, sj</i><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-34845963149308623612024-03-13T00:00:00.001+01:002024-03-13T00:00:00.138+01:00Miércoles, 13 de marzo de 2024<p> <b>Miércoles de la 4ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 5,17-30<br />
<br />
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre sigue actuando, y yo
también actúo." Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque
no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo,
haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: "Os lo
aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al
Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre
ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras
mayores que ésta, para vuestro asombro.<br />
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también
el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino
que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al
Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que
lo envió. Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me
envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado
ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está
aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan
oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado
también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de
juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la
hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan
hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el
mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo;
según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Jesús nos revela en estas líneas su profunda relación de amor con el
Padre. Amor que lo va configurando con el Padre y que es el motor de
toda su vida y de toda su acción.<br />
En Jesús, nosotros hemos sido hechos hijos del Padre. Por
medio de la adhesión a Jesús y de la Fe en Dios, ya tenemos vida eterna,
hemos pasado ya de la muerte a la vida.<br />
La confianza en el Padre, el sentirnos amados por el, nos
lleva como a Jesús a dejarnos guiar por el Espíritu, a no hacer nada por
nuestra cuenta, a no cesar de trabajar en la construcción del Reino.<br />
¿Me siento cansado, desanimado de trabajar sin ver los
frutos? ¿intento buscar atajos, hacer las cosas por mi cuenta sin fiarme
del Padre?<br />
<br />
<i>Es el momento, Señor, de orientar mi vida;<br />es la hora de dar rumbo a mi existencia.<br />Estoy a punto para descubrir un nuevo camino.<br />No me sirve, Señor, vivir en eterna encrucijada.<br />Estoy ante ti abierto como la playa al mar;<br />estoy en busca de tus pasos, de tus huellas;<br />quiero hacer realidad lo que tú has soñado para mí..<br /><br />Aquí estoy, Señor, como Saulo en el camino de Damasco:<br />y te digo sin rodeos: Señor ¿qué quieres que haga?<br />Aquí estoy, Señor, como Samuel en la noche<br />y te digo: Habla, que tu siervo escucha.<br />Aquí estoy, Señor, como María cuando era joven<br />y te digo: He aquí la esclava; que haga según tu Palabra.<br /><br />Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Qué me pides?<br />Señor, ¿cuál es el plan del Padre para mi vida?<br />Señor, ¿cuál es el proyecto que quieres que realice?<br />Señor, ¿a qué me llamas? ¿Por dónde quieres que camine?<br />Señor, ¿cómo estar seguro de tus caminos en la vida?<br />Señor, ¿cómo sé yo que es eso lo que deseas de mi y no otra cosa?<br />Señor, ¿seré capaz de ser fiel a la llamada que tu me haces?<br />Señor, ¿y si me equivoco y tengo que volver atrás?<br />Señor, ¿Cómo comprometerme si no estoy plenamente seguro?<br /><br />Preguntas, Señor, siempre preguntas. ¿Cómo saldré de la duda?<br />Yo quiero tener claro cada paso del camino.<br />Soy calculador, Señor, y no me gusta arriesgar nada.<br />Yo quiero tener mis seguridades y tengo miedo a lo imprevisible.<br />A fin de cuentas: ¿Te busco o me busco, Señor?<br />¿Pongo mis ojos en mí o te miro a ti?<br />¿son tus intereses los que busco o sólo los míos?<br />¿estoy disponible para ti?<br /><br />Señor, dame luz y fuerza para optar por ti.<br />Será lo mejor para mi y para todos.<br />Tú no defraudas nunca.<br />Hágase. Amén.</i><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-50739775556849943072024-03-12T00:00:00.001+01:002024-03-12T00:00:00.143+01:00Martes, 12 de marzo de 2024<p> <b>Martes de la 4ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 5,1-3.5-16<br />
<br />
En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a
Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una
piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y
allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba
también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús,
al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice:
"¿Quieres quedar sano?" El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie
que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego
yo, otro se me ha adelantado." Jesús le dice: "Levántate, toma tu
camilla y echa a andar." Y al momento el hombre quedó sano, tomó su
camilla y echó a andar.<br />
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado
sano: "Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla." El les contestó:
"El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a
andar." Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te ha dicho que tomes la
camilla y eches a andar?" Pero el que había quedado sano no sabía quién
era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había
alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: "Mira, has
quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor." Se marchó
aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.
Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en
sábado.<br />
<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
“Coge tu camilla y vete”. “Has sido curado, no vuelvas a pecar más, pues
podría sucederte algo peor.” También nosotros escucharemos estas
palabras de Jesús en estas últimas semanas de Cuaresma, experimentaremos
el perdón, la fuerza curativa y vivificadora del amor de Dios realizada
en el Sacramento de la Reconciliación. La Cuaresma es tiempo de Gracia,
tiempo de Salvación, momento de descubrir qué “enfermedad”, qué pecados
nos impiden andar, seguir a Jesús; tiempo para acoger el perdón
gratuito de Dios y para comprometernos a serle fiel.<br />
<br />
La letra de una <a href="https://www.youtube.com/watch?v=91jgDM45yAg&feature=youtu.be&t=54s" target="_blank">canción de Álvaro Fraile</a> nos puede ayudar a escuchar en nuestro corazón la llamada de Jesús: LEVÁNTATE Y ANDA:<br />
<br />
<i>No tengas miedo, tú no te rindas, no pierdas la esperanza, no tengas
miedo, yo estoy contigo en lo que venga y nada puede ni podrá el
desconsuelo retando a la esperanza. Anda… ¡levántate y anda!<br /><br />No
tengas miedo, no desesperes, no pierdas la confianza, no tengas miedo,
yo voy contigo siempre y a donde vayas, no dejes que envejezca un solo
sueño cosido alguna almohada. Anda… ¡levántate y anda!<br /><br />No tengas
miedo, yo te sujeto solo confía y salta, no tengas miedo, voy a
cuidarte, te alzaré cuando caigas; siempre puedes empezar de cero, yo lo
hago todo nuevo. Anda… ¡levántate y anda!<br /><br />Tú eres mi sueño y mi
causa no piense que voy a dejarte caer; voy a despertarte y estaré a tu
lado para que cada día sea un nuevo renacer, para que tengas vida, anda…
¡levántate!</i><br />
<br />
Damos gracias a Dios, porque la salvación de Jesús también nos ha alcanzado a nosotros…<br />
<br />
<i>Gracias, Señor, por tu Palabra<br />que cae como la lluvia y pone sentido y destino en nuestro camino.<br /><br />Gracias por el amor, poderoso como un torrente, invencible hasta más allá de la muerte,<br />que nos eleva y nos llena el corazón de nombres y motivos.<br /><br />Gracias por tu justicia, que se alza como un grito, como una exigencia, como una llamada<br />y como el último atisbo de esperanza para quienes sufren lo injusto.<br /><br />Gracias por hacernos tan de barro, y al tiempo poner tu luz en nuestras grietas.<br /><br />Gracias por la libertad de quien aprende a caminar sin cadenas<br />ni más ataduras que la pasión por tu Reino.<br /><br />Gracias por el pan de cada día, y por poner en nuestra entraña la convicción<br />de que no podemos estar tranquilos hasta que ese pan llegue a todas las mesas.<br /><br />Gracias, en fin, por Jesús, camino, verdad y vida.</i><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-31596447302189922612024-03-11T00:00:00.001+01:002024-03-11T00:00:00.136+01:00Lunes, 11 de marzo de 2024<p> <b>Lunes de la 4ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 4,43-54<br />
<br />
En aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había
hecho esta afirmación: "Un profeta no es estimado en su propia patria."
Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían
visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues
también ellos habían ido a la fiesta.<br />
Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en
vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún.
Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le
pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo:
"Como no veáis signos y prodigios, no creéis." El funcionario insiste:
"Señor, baja antes de que se muera mi niño." Jesús le contesta: "Anda,
tu hijo está curado." El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso
en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro
diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había
empezado la mejoría. Y le contestaron: "Hoy a la una lo dejó la fiebre."
El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había
dicho: "Tu hijo está curado." Y creyó él con toda su familia. Este
segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Tendemos a ser autosuficientes, a arreglárnoslas solos, a engañarnos.
Solo desde el conocimiento de nuestra realidad: débil, pecadora,
necesitada de los demás y de Dios, podemos llegar a la fe. Hoy, el
Evangelio nos invita a sentirnos necesitados de la ayuda de Jesús, como
el funcionario real que sabe que no puede curar a su hijo; y a ser, como
él, humildes y capaces de pedir ayuda. Este hombre que cree en la
palabra de Jesús, comprueba su eficacia y pasa a creer en Jesús, nos
muestra el itinerario de la fe: pasar de la fe en la promesa a la
adhesión personal a Cristo.<br />
¿Cuáles son mis carencias? Pido humildemente la ayuda del Señor.<br />
<br />
<em>Sabes, Señor, que soy uno de los tuyos,<br />que creo en ti y formas parte de mi vida,<br />pero muchas veces vivo como si no existieras,<br />porque no termino de fiarme en ti del todo.<br />Quiero tener la fe del hombre que te buscó<br />y te insistió para que curases a su hijo enfermo.<br /><br />Me invitas a levantarme,<br />a no sestear en la mediocridad,<br />a vivir una vida apasionante,<br />a trabajar con la misma hermandad que Tú<br />y a confiar en ti mientras transcurre mi historia.<br /><br />Tú me impulsas a levantar todo lo que está en mí dormido.<br />Tú me enseñas que puedo llegar a mucho más.<br />Tú me haces creer en el ser humano,<br />con todo lo que tiene de grandeza y fragilidad.<br /><br />La fe en ti, Señor, me aparta de fatalismos y desesperanzas,<br />porque me haces confiar en las personas.<br />Hay mucho dolor en nuestro mundo,<br />a algunos les ha tocado una vida muy dura...<br />Hoy te pido que susurres al oído de cada hermano:<br />"Tu fe te ha salvado, vete en paz"...<br /><br />Mari Patxi Ayerra (adaptación)</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-11704100890332605142024-03-10T00:00:00.001+01:002024-03-10T00:00:00.130+01:00Domingo, 10 de marzo de 2024.<p> <b>Domingo de la 4ª semana de Cuaresma B</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Juan 3, 14‑21.<br />
<br />
En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo:<br />
—Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desiertos así tiene que
ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en él tenga
vida eterna.<br />
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no
perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.<br />
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.<br />
El que cree en él, no será condenado; el que no cree, ya está condenado,
porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.<br />
Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los
hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas.<br />
Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.<br />
En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
“Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único...”. Jesús vive,
cura, predica, sufre y muere para mostrarnos el amor del Padre. Damos
gracias.<br />
<br />
“... para que tengan vida”<br />
Jesús vive, cura, predica, sufre y muere para que seamos felices, para que nuestra vida tenga sentido. Damos gracias.<br />
<br />
La vida consiste en creer en Jesús, en aceptar su luz. El pecado nos
aparta de Jesús, nos confina a las tinieblas. Pedimos a Dios humildad y
valentía para acercarnos a él, para exponer nuestros pecados a su luz.
Sólo así nuestra fe en Cristo crecerá.<br />
<br />
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?<br />
<br />
<br />
Padre, tanto nos amaste que no te reservaste ni a tu propio Hijo Jesús y
nos lo enviaste, para rescatarnos de nuestros pecados, miedos y
soledades; con la fuerza de su amor, de tu amor.<br />
<br />
<i>Padre, tanto nos amaste que Jesús, tu Hijo, se hizo humano como
nosotros, se sometió a la limitación del tiempo, a los rigores del frío y
el calor, el hambre y el fracaso, la cruz y la muerte.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Padre, tanto nos amaste que Jesús, tu Hijo, nos regaló su Palabra
para convencernos de que en tu corazón sólo hay amor, compasión y
perdón.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Padre, tanto nos amaste que Jesús, tu Hijo, curó enfermos y resucitó
muertos para mostrarnos que el amor es más fuerte que el mal y la
muerte.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Padre, tanto nos amaste que Jesús, tu Hijo, quiso quedarse entre
nosotros en el pan de la Eucaristía, en la luz de su Palabra, en la
comunidad de los creyentes, en el corazón de todos los hombres y mujeres
de buena voluntad.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Padre, tanto nos amaste que nos envías a muchas personas buenas, que
nos invitan a seguir el camino de la verdad, la justicia, el amor y la
entrega.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Padre, tanto amas a la humanidad que me llamas a mí, pobre criatura
tuya, y me envías para que sea portavoz de tu Palabra y portador de tu
amor.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Gracias, Padre, por tanto amor. Mil gracias, Padre.</i><br />
<i><br /></i>
<br />
<i>Más de lo que podemos soñar y desear,</i><br />
<i>más de lo que podemos anhelar y esperar,</i><br />
<i>nos amas Tú.</i><br />
<i>Más de lo que nadie nos ha amado y amará,</i><br />
<i>más de lo que somos capaces de amar,</i><br />
<i>nos amas Tú.</i><br />
<br />
<i>Nuestra vida, desde el vientre materno,</i><br />
<i>es una historia de amor</i><br />
<i>que penetra y fecunda</i><br />
<i>todos los rincones de nuestro ser</i><br />
<i>haciéndonos vivir, crecer y madurar</i><br />
<i>a ritmo de más humanidad.</i><br />
<br />
<i>Y, día a día, el manantial de tu amor</i><br />
<i>se desborda y riega nuestro espíritu,</i><br />
<i>nuestros sueños y proyectos,</i><br />
<i>nuestros sentidos y tiempo,</i><br />
<i>manteniéndonos lúcidos</i><br />
<i>en la travesía del desierto.</i><br />
<br />
<i>La creación entera siente tu amor</i><br />
<i>y, a veces, gime y, otras, canta agradecida</i><br />
<i>porque en sus dolores de parto</i><br />
<i>se siente acompañada y realizada,</i><br />
<i>con luz en su horizonte</i><br />
<i>y esperanza renovada en tus brazos.</i><br />
<br />
<i>Las cruces que encontramos en el camino,</i><br />
<i>a lo largo de las estaciones y años,</i><br />
<i>nos ofrecen luz y vida,</i><br />
<i>nos liberan de cárceles y condenas,</i><br />
<i>de desengaños y tinieblas,</i><br />
<i>porque Tú estás en ellas.</i><br />
<br />
<i>Tanto nos amas Tú</i><br />
<i>que, a pesar de las noches y oasis,</i><br />
<i>somos personas que alzamos la vista</i><br />
<i>y miramos con esperanza,</i><br />
<i>fijos los ojos en Jesús,</i><br />
<i>iniciador y meta de nuestra aventura.</i><br />
<br />
<i>Y nuestro caminar, hasta llegar a tu regazo,</i><br />
<i>será una historia de amor</i><br />
<i>llena de sorpresas y encuentros,</i><br />
<i>de lágrimas, dudas y gozos</i><br />
<i>que nos harán madurar</i><br />
<i>como hijas con espíritu</i><br />
<i>para vivir liberados la fraternidad.</i><br />
<br />
<i>¡Cómo brilla tu luz en nuestra oscuridad</i><br />
<i>al amarnos como nadie sabe amar!</i><br />
<br />
<i>Florentino Ulibarri</i><br />
<br />
<i><br /></i>
<i>Dad gracias al Señor, porque es bueno:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>Dad gracias al Dios de los dioses:</i><br />
<i>porque es eterno su amor</i><br />
<i>Dad gracias al Señor de los señores:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<br />
<i>Sólo él hizo grandes maravillas:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>El hizo sabiamente los cielos:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>El afianzó sobre las aguas la tierra:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>El hizo lumbreras gigantes:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>El sol que gobierna el día:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>La luna que gobierna la noche:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<br />
<i>Dios perdonó mi debilidad:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>Y me liberó de la oscuridad:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>Con mano poderosa, con brazo fuerte:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>Dios me ofrece su gracia:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>Dios creó en mí una nueva esperanza:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>Y me llamó a una nueva vida:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>En nuestra humillación se acordó de nosotros:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>Y nos libró de nuestros opresores:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i>El da alimento a todo viviente:</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Dad gracias al Dios del cielo,</i><br />
<i>porque es eterno su amor.</i><br />
<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-27122216997919030422024-03-09T00:00:00.001+01:002024-03-09T00:00:00.245+01:00Sábado, 9 de marzo de 2024<p> <b>Sábado de la 3ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Lucas 18,9-14<br />
<br />
En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían
seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta
parábola: "Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el
otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh
Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos,
adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el
diezmo de todo lo que tengo." El publicano, en cambio, se quedó atrás y
no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el
pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador." Os digo que
éste bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se
enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
En Cuaresma no sólo estamos llamados a rezar más, estamos llamados a
rezar mejor. A veces no rezamos bien, rezamos subidos en la prepotencia,
en el orgullo, en la autosuficiencia, en el desprecio a los demás.<br />
<br />
Al leer este Evangelio, podemos caer en la tentación de creer que
nosotros no rezamos así. No vayamos tan deprisa. Rezamos como vivimos, y
¿quién está libre del orgullo?<br />
<br />
La sencilla oración del publicano nos ayuda a vivir y a rezar bajando a la verdad, a la humildad, a la pobreza y a la sencillez.<br />
<br />
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?<br />
<br />
<br />
<i>Señor, delante de ti yo quiero ser sólo un pobre, quiero despojarme,
Señor, de mis pretensiones y vanidades; también, Señor, quiero traspasar
mi propia culpa y entrar a tu casa desnudo, meterme en tu corazón como
un niño.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Quiero mirarte a los ojos suplicándote confiadamente. Quiero, Señor, y
deseo apoyarme sólo en tu amor, descansar en tu amor y llenarme de la
alegría de haber hallado tu amor. Tu amor es la casa que me tienes
preparada; he sentido tu invitación y entro en ella sin que me
avergüence mi pecado; sólo deseo habitar en tu casa todos los días de mi
vida.</i><br />
<i><br /></i>
<i>Tú nunca me vas a echar, sólo me pides que crea en tu amor, que me
atreva a vivir en tu amor, Que nunca me falten la humildad y la
confianza de los niños; para que el orgullo y los desengaños nunca me
separen de ti y pueda amarte con todo el corazón y compartir tu amor con
los más pequeños. Amén.</i><br />
<br />
<i> -------------------------------</i><br />
<i><br /></i>
<i>Te doy gracias Señor,</i><br />
<i>porque soy como los demás hombres.</i><br />
<br />
<i>Intento estar seguro de mí</i><br />
<i>ante tu ausencia,</i><br />
<i>cuadro mi contabilidad</i><br />
<i>para no ser sorprendido</i><br />
<i>al final de la jornada.</i><br />
<br />
<i>Me comparo con los otros</i><br />
<i>y miro desde arriba</i><br />
<i>a los que juzgo pecadores,</i><br />
<i>y en la comparación, no en ti,</i><br />
<i>he puesto mi seguridad.</i><br />
<br />
<i>También yo tengo elaboradas</i><br />
<i>condenas de moda,</i><br />
<i>publicamos al servicio</i><br />
<i>de los que imponen su imperio,</i><br />
<i>pero escondo en la ambigüedad</i><br />
<i>mis pecados de siempre,</i><br />
<i>radicales trampas contigo,</i><br />
<i>abismales cortes con el otro.</i><br />
<br />
<i>También yo tengo mis seguros</i><br />
<i>de ahorros y diezmos,</i><br />
<i>pequeñas monedas al contado</i><br />
<i>con las que pretendo negociar</i><br />
<i>la falta de entrega a tu misterio.</i><br />
<br />
<i>También yo salgo satisfecho</i><br />
<i>de oírme a mí mismo</i><br />
<i>de pie en el centro del templo.</i><br />
<i>Como los demás hombres,</i><br />
<i>ya puedo abrirme a tu perdón</i><br />
<i>dándome golpes de pecho</i><br />
<i>al lado del publicano.</i><br />
<br />
<i>Benjamín González Buelta, sj</i><br />
<span style="color: #741b47;"><br /></span>
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-92050812116865975272024-03-08T00:00:00.001+01:002024-03-08T00:00:00.148+01:00Viernes, 8 de marzo de 2024<p> <b>Viernes de la 3ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Marcos 12,28b‑34<br />
<br />
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:<br />
—«¿Qué mandamiento es el primero de todos?»<br />
Respondió Jesús:<br />
—«El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único
Señor: amaras al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma,
con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu
prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.»<br />
El escriba replicó:<br />
—«Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y
no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el
entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale
más que todos los holocaustos y sacrificios.» Jesús, viendo que habla
respondido sensatamente, le dijo: —«No estás lejos del reino de Dios.» Y
nadie se abrevió a hacerle más preguntas.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Para responder a la pregunta de aquel escriba, Jesús une dos textos
perdidos en el mar de leyes del Antiguo Testamento. Toma primero unas
palabras del Deuteronomio 6,4-5: “Amarás a Dios tu Dios con todo tu
corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Y a continuación une un
fragmento de Levítico 19,18: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.<br />
<br />
Para Jesús amar a Dios, amar al prójimo y amarse a uno mismo no es
incompatible. Todo lo contrario. El amor es indivisible: cuando amamos a
Dios sobre todas las cosas, amamos mejor a los hermanos y a nosotros
mismos. Y, por supuesto, cuando amamos a los hermanos, crece nuestra
capacidad de amar a Dios.<br />
<br />
Dice Benedicto XVI: Amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, son
un único mandamiento. Pero ambos viven del amor que viene de Dios, que
nos ha amado primero.<br />
<br />
Padre, ¿cómo te podemos amar sin haberte visto jamás?<br />
¿Cómo amarte más que a nada y más que a nadie?<br />
¿No pides demasiado, Señor?<br />
<br />
<em>Sólo podremos amarte así, cuando descubrimos tu amor,<br />Tú nos has amado primero y sigues amándonos primero;<br />por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor.<br />No nos amas porque te amamos y nos entregamos a Ti.<br />Te amamos, porque antes Tú nos has amado hasta el extremo.<br />Gracias, Padre, por ese amor tuyo, gratuito y fiel,<br />que hace posible nuestro amor a Ti y al prójimo.<br />Ayúdanos a reconocer y agradecer tu amor,<br />en los pobres y en las personas,<br />en tu Palabra, en los Sacramentos,<br />en la oración y en la comunidad viva de los creyentes,<br />en todo momento de nuestra vida cotidiana.<br /><br />Señor Jesús, ayúdanos a mirar con amor a las personas,<br />a amigos y enemigos, a paisanos y extranjeros.<br />Ayúdanos a entregarme a todos, contigo y como Tú.<br />Que nunca olvide que Tú estás presente<br />en los hambrientos y sedientos, los forasteros,<br />los desnudos, enfermos o encarcelados;<br />y que cada vez que amo y ayudo a uno de estos hermanos,<br />te amo y te ayudo a ti.<br />Gracias, porque cada vez que amo y sirvo a las personas<br />se abren más mis ojos para reconocer<br />lo que Tú haces por mí y lo mucho que me amas.<br /><br />Oración inspirada en Deus Caritas Est.</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-30245162324878658382024-03-07T00:00:00.001+01:002024-03-07T00:00:00.133+01:00Jueves, 7 de marzo de 2024<p> <b>Jueves de la 3ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Lucas 11,14-23<br />
<br />
En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas
salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero
algunos de ellos dijeron: "Si echa los demonios es por arte de Belzebú,
el príncipe de los demonios."<br />
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él,
leyendo sus pensamientos, les dijo: "Todo reino en guerra civil va a la
ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra
civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios
con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de
Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos
mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo
de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando
un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están
seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las
armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está
contra mí; el que no recoge conmigo desparrama."<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Cuando no se quiere a una persona, no se cambia de opinión ni siquiera cuando cura a un endemoniado. Es el caso de Jesús.<br />
Todos hemos sufrido en alguna ocasión esta circunstancia. ¡Cómo duele!
Conociendo un poco a Jesús, podemos imaginar que le dolería más la
dureza de corazón de sus compatriotas que el rechazo que él sufre.<br />
“Señor, gracias por entregar tu vida por los que te rechazamos”<br />
“Danos fuerza para entregarnos por los que nos rechazan”<br />
“Perdona y cura nuestra dureza de corazón”<br />
<br />
El Reino de Dios ha llegado a nosotros: Hoy Jesús sigue curando ciegos,
cojos, mudos y toda clase de enfermos, del cuerpo y del alma. ¿No lo
notáis?<br />
“Danos ojos para ver,<br />
corazón para agradecer<br />
y voluntad para colaborar contigo”<br />
<br />
<em>Señor: Tú llegas a nuestro mundo y nos invitas a abrir la puerta de nuestro corazón a todas las personas.<br /><br />Ya nos dijiste que eres Tú quien viene cuando alguien llama a nuestra puerta.<br /><br />Tu
palabra es ésta: “He aquí que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye
mi voz y abre la puerta, Yo entrará y cenaré con él y él conmigo”.<br /><br />Señor: que sepamos escuchar tu voz, esa voz que nos llega por nuestros hermanos.<br /><br />Que abramos la puerta para acogerte a Ti, y en Ti a todas las personas.<br /> </em><br />
<em>------------------------------------<br /><br />Tú, Dios de amor y vida,<br />no dejas de llamamos,<br />a cualquier hora y en cualquier lugar,<br />a una vida plena y feliz.<br /><br />Tú, Dios de bondad y misericordia,<br />no abandonas a tus hijos e hijas<br />aunque hayamos quebrantado tu alianza,<br />y nos ofreces siempre tu perdón y abrazo de Padre.<br /><br />Tú, Dios fiel y lleno de ternura,<br />te haces presente en medio de tu pueblo<br />para devolverle la alegría, curarle la tristeza,<br />y abrirle un horizonte de esperanza.<br /><br />Tú, Dios Padre bueno,<br />nos das este tiempo para que nos convirtamos<br />y, creyendo en tu Hijo Jesús, podamos<br />conocer, gustar y vivir el Evangelio<br />como buena noticia, ya, en esta tierra,<br />mientras caminamos hacia tu Reino.<br /><br />Nosotros, ahora, llenos de alegría,<br />te alabamos con nuestras torpes palabras.<br />Pero Tú bien sabes que ellas contienen<br />lo mejor que hay en nosotros.<br />¡Gloria y alabanza a Ti<br />que nos despiertas y recreas cada día!</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-50132785610307686602024-03-06T00:00:00.001+01:002024-03-06T00:00:00.342+01:00Miércoles, 6 de marzo de 2024<p> <b>Miércoles de la 3ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Mateo 5,17-19<br />
<br />
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No creáis que he venido a
abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar
plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de
cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno
solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los
hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien
los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos."<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Jesús en ocasiones no cumple algunos aspectos de la ley. Y es criticado
por ello. Eso no significa que la ley sea para él inútil. El Evangelio
de hoy nos lo dice. Jesús no ha venido a tirar a la basura la ley, sino a
perfeccionarla.<br />
Es curiosa la actitud de Jesús. A veces se salta la ley, sobre todo
cuando tiene que beneficiar a personas. Y en otras ocasiones en mucho
más exigente que la ley. Nos enseña así a valorar la ley, las leyes. Ni
hay que absolutizarlas, ni hay que ridiculizarlas. El amor es la clave
para entender cualquier ley.<br />
Otra cosa importante: cuando hacemos alguna cosa mal, al principio nos
duele, después nos acostumbramos, más tarde lo justificamos, a
continuación lo enseñamos así a los hombres y, si nos descuidamos,
criticamos a los que hacen lo correcto.<br />
¿Qué te dice el Señor con este Evangelio? ¿Qué le dices?<br />
<br />
“Señor, ayúdanos a amar por encima de cualquier ley”<br />
“Danos tu Espíritu para ser fiel a tu ley”<br />
“Perdona nuestras infidelidades y malos ejemplos”<br />
<br />
Hay palabras que esclavizan y palabras que liberan...<br />
<br />
<em>Tu Palabra alimenta<br />No te lo decimos, Señor, de oídas<br />Nosotros hemos comido, nos hemos bebido tus palabras<br />y nos han sabido a miel, bien sabrosas.<br /><br />Te damos gracias, Señor, porque no nos falta tu Palabra<br />Andamos escasos de pan, pero por lo menos te tenemos a ti.<br />Tu Palabra nos fortalece para buscar el pan,<br />el pan nuestro, el pan de los pobres, el pan de todos:<br />el pan de trigo, el pan del amor, el pan de la fe.<br />Tu palabra nos da fuerza para no desmayar en el camino,<br />para luchar por la vida, por la justicia, por la paz.<br /><br />Hemos experimentado que tu palabra da vida,<br />nos recuerda que somos tus hijos queridos,<br />que en tu casa y en tu corazón hay un hueco para cada uno<br />y que tu amor es más poderoso que nuestros errores.<br />Tu palabra nos anima a vivir como auténticos hermanos,<br />y da un contento que contagia a todo el cuerpo.<br /><br />Tu Palabra no es una droga que nos saca de este mundo,<br />no nos da un bienestar momentáneo que pronto se esfuma.<br />Al contrario, tu Palabra nos desnuda y nos trae a la verdad<br />Tu Palabra nos obliga a mirar lo que no queremos ver:<br />a descubrir nuestra verdad y la verdad de nuestra sociedad.<br /><br />Tu Palabra, Señor, transforma nuestros pensamientos,<br />purifica nuestros sentimientos, cambia la vida entera.<br />Si la aceptamos, si aceptamos la conversión que nos propone<br />sentimos luego que ella nos da vida verdadera,<br />esa que el mundo no puede dar ni quitar<br /><br />Señor, que no nos falte tu Palabra<br />y que cada día respondamos a ella un poco más<br />Te lo pedimos por tu Palabra,<br />Jesús, nuestro Señor. Amén<br /><br />Salmos de vida y felicidad (adaptación)</em><br />
---------<br />
<br />
<em>Salmo 118:<br /><br />Dichoso el que, con vida intachable,<br />camina en la voluntad del Señor;<br />dichoso el que, guardando sus preceptos,<br />lo busca de todo corazón;<br />el que, sin cometer iniquidad,<br />anda por sus senderos.<br /><br />Te alabaré con sincero corazón<br />cuando aprenda tus justos mandamientos.<br />Quiero guardar tus leyes exactamente,<br />tú, no me abandones.<br /><br />¿Cómo podrá un joven andar honestamente?<br />Cumpliendo tus palabras.<br />Te invoco de todo corazón:<br />respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;<br />a ti grito: sálvame, y cumpliré tus decretos;<br />me adelanto a la aurora pidiendo auxilio,<br />esperando tus palabras.<br /><br />Mis ojos se adelantan a las vigilias,<br />meditando tu promesa;<br />escucha mi voz por tu misericordia,<br />con tus mandamientos dame vida;<br />ya se acercan mis inicuos perseguidores,<br />están lejos de tu voluntad.<br /><br />Tú, Señor, estás cerca,<br />y todos tus mandatos son estables;<br />hace tiempo comprendí que tus preceptos<br />los fundaste para siempre.<br /><br />Gloria al Padre y al Hijo<br />y al Espíritu Santo,<br />como era en el principio, ahora y siempre,<br />por los siglos de los siglos. Amén.</em><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5268034763219270709.post-67764746789047748752024-03-05T00:00:00.001+01:002024-03-05T00:00:00.137+01:00Martes, 5 de marzo de 2024<p> <b>Martes de la 3ª semana de Cuaresma</b><br />
<br />
<span style="color: #741b47;">1. Abro el corazón a Dios.</span><br />
<i>Puede servir la repetición de alguna oración breve:</i><br />
<i></i> "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",<br />
"Ayúdame a sentir tu cercanía",<br />
"Quiero estar contigo, Jesús".<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">2. Lectura del Evangelio. Escucho.</span><br />
San Mateo 18,21-35<br />
<br />
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi
hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete
veces?"<br />
Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta
veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a
un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a
ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no
tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y
sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado,
arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y
te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó
marchar, perdonándole la deuda.<br />
Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que
le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
"Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le
rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se
negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus
compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a
contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le
dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella<br />
deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener
compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor,
indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo
mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de
corazón a su hermano."<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">3. Reflexiono y rezo. Respondo.<i> </i></span><br />
<i>¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?</i><br />
<br />
Hemos de perdonar setenta veces siete, porque Dios nos perdona setenta veces setenta:<br />
<br />
<em>Señor:<br />Somos un poco de todo y de nada.<br /><br />Somos hermanos y extraños,<br />hijos y siervos,<br />deudores y prepotentes,<br />compañeros y enemigos de camino,<br />solidarios pero también indiferentes,<br />ciudadanos e indefensos,<br />cómplices y demasiado pacientes.<br />Somos un poco de todo y de nada.<br /><br />Somos intento de diálogo y palabra vacía,<br />huella y piedra de tropiezo,<br />memoria y olvido,<br />protesta y enigma,<br />prestamistas y eternos deudores,<br />suplicantes de tu perdón y yermos para concederlo,<br />indefensos creadores de murallas.<br />Somos un poco de todo y de nada.<br /><br />Somos audaces y cuitados,<br />víctimas y verdugos de nosotros mismos,<br />a veces soñadores, otras rastreros,<br />firmes y volubles,<br />lloricas empedernidos y de corazón duro,<br />tramposos y jueces de nuestros hermanos,<br />llenos de agujeros e impermeables.<br />Somos un poco de todo y de nada.<br /><br />Señor, somos y no somos.<br />Estamos confundidos.<br />Somos mártires de nada.<br />Somos claroscuros.<br />Somos pecadores conscientes.<br />Perdónanos y acrisólanos<br />aunque necesites<br />setenta veces siete<br />repetirte.<br /><br />Florentino Ulibarri</em><br />
<br />
Jesús no habla sólo de perdonar, habla de perdonar de corazón. Y no sólo
en una ocasión. Si difícil es perdonar, más difícil es perdonar al que
ya nos ha ofendido otras veces. Tanto uno como otro son dones de Dios,
que tenemos que pedir, sobre todo en los casos más difíciles, más
dolorosos.<br />
<br />
Hemos de perdonar y de perdonarnos setenta veces siete… y seguir adelante. Dios cuenta con nuestra pobreza:<br />
<br />
<em>Seguiremos caminando,<br />más allá de fracasos y golpes.<br />Seguiremos amando,<br />venciendo a soledades y deserciones.<br />Seguirá la historia,<br />la memoria poblada y la espera impaciente<br />de lo que ha de llegar.<br />Uniremos los pedazos<br />dispersos, los fragmentos de sueños,<br />estrecharemos brazos heridos.<br />Setenta veces siete alzaremos los ojos<br />y retomaremos la ruta.<br /><br />Con otros,<br /> igual de frágiles,<br /> igual de fuertes,<br /> igual de humanos,<br />haremos surcos<br />en la tierra fértil<br />para seguir sembrando<br />un evangelio de carne y hueso<br />regado con los anhelos más hondos,<br />y crecerá, imparable, la vida.<br /><br />José Mª Rodríguez Olaizola, sj</em><br />
<br />
Por último, una recomendación: se acerca la Pascua, y sería
bueno que fuéramos preparando la celebración del sacramento del perdón,
para morir al pecado y renacer a la vida nueva. Una buena preparación
nos conducirá a una celebración gozosa, de reconciliación con Dios y con
los hermanos.<br />
<br />
<span style="color: #741b47;">4. Termino la oración </span><br />
<i>Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...</i><br />
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio<br />
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
</p>Satuhttp://www.blogger.com/profile/00516979118711220352noreply@blogger.com