1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.San Juan 6,35-40
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Yo soy
el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en
mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no
creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no
lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me
ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en
el último día. Ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al
Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último
día."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El que viene a mí no pasara hambre y el que cree en mí nunca pasará sed
–dice Jesús-. Para saciar nuestra sed de felicidad, de esperanza, de
amor podemos encontrar muchas fuentes. Los malos manantiales no saciarán
nuestra sed. Los buenos manantiales calmarán nuestra sed y nos
recordarán que sólo Jesucristo puede saciarnos completamente.
“Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a Ti, Dios mío”
Me
habéis visto y no creéis. Nosotros no hemos visto a Cristo, pero lo
hemos experimentado, lo hemos sentido... y aún así la fe flaquea.
“Señor, fortalece nuestra fe. Cura nuestra incredulidad”
La
voluntad de Dios es dar vida, darnos vida, darnos su propia vida. ¿Qué
tenemos que hacer nosotros? Acercarnos a Jesús, creer en Él, vivir de
acuerdo con su Palabra. ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Damos gracias a Jesús por ser nuestro Pan y le pedimos que también nosotros seamos pan…
Pan para saciar
el hambre
de todos.
Amasado despacio,
cocido en el horno
de la verdad hiriente,
del amor auténtico,
del gesto delicado.
Pan partido,
multiplicado al romperse,
llegando a más manos,
a más bocas,
a más pueblos,
a más historias.
Pan bueno,
vida
para quien yace
en las cunetas,
y para quien dormita
ahíto de otros manjares,
si acaso tu aroma
despierta en él la nostalgia
de lo cierto.
Pan cercano,
en la casa que acoge
a quien quiera compartir
un relato,
un proyecto,
una promesa.
Pan vivo,
cuerpo de Dios,
alianza inmortal,
que no falte
en todas las mesas ( José María Rodríguez Olaizola, sj)
Gracias por ser pan.
Haznos pan, Señor.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 7 de mayo de 2025
Miércoles, 7 de mayo de 2025
martes, 6 de mayo de 2025
Martes,6 de mayo 2025
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 6,30-35
En aquel tiempo, dijo la gente a Jesús: "¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: "Les dio a comer pan del cielo." Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo." Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de este pan." Jesús les contestó: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús hizo muchos signos delante de los judíos, pero ellos no se cansan de pedir señales, pruebas... Nosotros también pedimos pruebas para creer. La mejor prueba es Él mismo. Si te acercas a Él, serás más libre, crecerá tu esperanza, tu ilusión... ¿Qué dices a Dios?
Moisés alimentó a los israelitas, pero el que verdaderamente dio el pan fue Dios. Muchas personas nos ofrecen su ayuda, su palabra, su aliento. A través de esas personas Dios mismo nos socorre, nos habla, nos anima...
“Señor, tú eres el origen de todo bien. Gracias”
“Haznos instrumentos de tu amor en el mundo”
Todo lo que somos y tenemos se lo debemos a Dios. Todo es gracia. Y entre todas las gracias hay una especial, que destaca por encima de otras: Jesucristo. Jesucristo es Dios mismo, que se nos da como pan para saciar nuestra hambre.
“No sólo nos das cosas, Señor, Tú mismo te nos entregas. Gracias”
“Ensancha nuestra generosidad, ayúdanos a entregar la vida”
“Perdona nuestra falta de gratitud y de generosidad”
Señor, tenemos hambre y sed...
de amor, de esperanza, de alegría, de entrega...
y Tú nos dices: Yo soy el pan de Vida, Tomad y comed gratis.
La oración en un banquete, la Eucaristía es una fiesta;
servir a los pobres y trabajar en tu viña, un regalo increíble.
Pero ponemos excusas:
somos demasiado jóvenes o demasiado viejos,
tenemos mucho que estudiar o mucho que divertirnos,
el trabajo ocupa todo nuestro tiempo,
hoy no puedo, tengo prisa, quizá mañana.
¿Qué nos pasa, Señor?
Tenemos sed y no bebemos el agua más fresca.
Tenemos hambre y no comemos el pan más tierno.
Tenemos frío y no nos acercamos al fuego que no se apaga.
Nos sentimos solos y no nos dejamos acompañar por Ti.
Señor, te pido que, al menos hoy, no te ponga excusas
y me acerque a Ti, sin miedos, sin reservas, sin prisas.
Que al menos hoy acepte el pan de tu amor y el vino de tu alegría.
Que al menos hoy sepa servir a quien me necesite.
Que al menos hoy sepa compartir la alegría de ser tu hijo.
--------------------
Estaré con vosotros todos los días.
A cualquier hora y en cualquier lugar.
Siempre. Es mi palabra y mi promesa.
Es tu palabra y tu promesa, Señor
Seré vuestro camino de vida,
la luz que alumbre vuestras noches y días,
el agua que os refresque en vuestras fatigas,
la puerta que os dé entrada y acogida,
la raíz vitalizadora de todas vuestras empresas,
el amigo y guía que siempre os hará compañía...
Es tu palabra y tu promesa, Señor
Pero también seré, y que no os pille de sorpresa,
el fuego que acrisola vuestro ser y pertenencias,
el viento que os empuja siempre fuera,
la verdad que rompe todos vuestros esquemas,
el ladrón que os adelgaza y aligera
y el Señor que os quiere en la tierra.
Es tu palabra y tu promesa, Señor
Y esta es la fórmula de mi definitiva alianza
con vosotros y la Humanidad entera:
vosotros seréis mi cuerpo visible
y mi sangre que da vida;
y yo seré el pan que os alimenta
y el vino que os alegra e ilusiona.
Es tu palabra y tu promesa, Señor
Yo alimentaré vuestro cuerpo
y vuestra esperanza desestimada.
Yo mantendré vuestra llama y amor
y os haré fuertes contra el dolor.
Yo os invito a crecer y madurar
hasta llegar a la sazón.
Es tu palabra y tu promesa, Señor
Vosotros elevaréis, allí donde viváis,
el signo de un Dios comprometido con todos,
siendo pan hecho carne,
vino convertido en sangre,
palabra corporal y verdadera
y encarnación en nuestra historia.
Es tu palabra y tu promesa, Señor
¡Misterio de intimidad humana y divina!
Vosotros seréis, en adelante, mi pascua,
mi presencia tierna y salvadora,
mi encarnación en la tierra,
la buena noticia que todos anhelan,
la primicia de lo que os espera.
Es tu palabra y tu promesa, Señor
Mis brazos para estrechar soledades,
mi boca para clamar contra seculares injusticias
que se clavan en la carne de los más débiles,
mis pies para salir tras los perdidos y olvidados,
mi corazón para latir al unísono
con todos los corazones que desfallecen.
Es tu palabra y tu promesa, Señor
Estaré con vosotros todos los días.
A cualquier hora y en cualquier lugar.
Siempre. Es mi palabra y mi promesa-.
Es tu palabra y tu promesa, Señor
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 5 de mayo de 2025
Lunes, 5 de mayo 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 6,22-29
Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo
vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había
quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una
lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus
discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de
Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el
que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni
Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún
en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le
preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús les contestó: "Os
lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque
comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece,
sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el
Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios." Ellos le
preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que
Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es ésta: que
creáis en el que él ha enviado."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La gente sigue a Jesús, pero Él sabe bien cual es la razón principal de
este seguimiento: “me buscáis porque habéis comido pan hasta hartaros”.
¿Por qué seguimos nosotros a Jesús? ¿Por qué somos cristianos? ¿Buscamos
a Dios o vamos tras el pan o la tranquilidad que nos regala? Nos lo
plantemos. Y pedimos a Dios que nos ayude a purificar nuestra amistad
con Él y con los demás.
Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de nuestra desmesurada búsqueda de comodidad y "bienestar";
de nuestros horizontes chatos;
de nuestra mirada miope que incluye a los nuestros y deja al margen a tantos...
Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de los prejuicios con que reducimos a los demás por miedo,
de la violencia con la que nos tratamos,
de la indiferencia incluso con los más cercanos...
Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de nuestras hipocresías,
de nuestros cansancios y desencantos,
de vivir como si no existieras,
de buscar sólo tus regalos y olvidarnos de Vos...
Si quieres Señor, puedes purificarnos...
de nuestras faltas de confianza,
de nuestras inseguridades,
de nuestro regateo de amor.
Si quieres, Señor, puedes llenarnos de tu compasión,
despertarnos tus sueños,
fascinarnos con tu persona y con tu mensaje,
tomarnos el corazón para la construcción de tu Reino,
hacernos disponibles a tu llamada.
Trabajad por el alimento que perdura hasta la vida eterna. ¿A qué
dedicamos nuestro tiempo, nuestras preocupaciones, nuestro trabajo?
Muchos anuncios,
muchas promesas,
muchas rebajas,
muchas oportunidades,
muchas gangas...
Muchas voces susurran
constantemente
sus ofertas.
Con sus llamativas,
vanas,
huecas,
lights palabras
cubren su pobreza
y cantan sus dudosas alabanzas.
Mas no me satisfacen,
pues ni me alimentan,
ni me quitan el hambre,
ni me liberan de los espíritus que traen males,
ni curan mis enfermedades,
ni alumbran mis rincones .oscuros.
ni me traen buenas noticias,
ni riegan mis esperanzas sociales
ni satisfacen mis necesidades,
ni me defienden de sus intrigas,
ni me acogen como persona,
ni me dan buenas sensaciones...
En este mar de palabras,
de propaganda sofisticada,
de ilusiones engañosas,
de ofertas apetecibles,
de oportunidades al alcance,
de verdades sin misterio,
de doctrinas nuevas,
de productos con lábel,
de soluciones a la carta...
de predicadores sin conciencia...
yo sólo quiero dar crédito
a tu palabra buena y nueva,
valiosa y gratuita,
que me ofrece vida,
la dignidad y la alegría.
Yo sólo quiero darte crédito
a ti, que eres la palabra y la vida.
Creo, Señor, en ti,
y creo que eres la Palabra auténtica.
Florentino Ulibarri
La obra que Dios quiere esta: que creáis en el que él ha enviado. La
obra de Dios es la fe. La fe es un regalo de Dios, un regalo que tenemos
que cuidar como el don más frágil y precioso. ¿La cuidamos, le ayudamos
a crecer? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 4 de mayo de 2025
Domingo, 4 de mayo 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 21, 1-19
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:
Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.
Simón Pedro les dice: "Me voy a pescar."
Ellos contestan: "Vamos también nosotros contigo."
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya
amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos
no sabían que era Jesús.
Jesús les dice: "Muchachos, ¿tenéis pescado?"
Ellos contestaron: "No."
Él les dice: "Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis."
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y
aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: "Es el Señor."
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la
túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca,
porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la
red con los peces.
Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice: "Traed de los peces que acabáis de coger."
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta
de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se
rompió la red.
Jesús les dice: "Vamos, almorzad."
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque
sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y
lo mismo el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a
los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. Después de
comer, dice Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que
éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le
dice: "Apacienta mis corderos." Por segunda vez le pregunta: "Simón,
hijo de Juan, ¿me amas?" Él le contesta: "Sí, Señor, tú sabes que te
quiero." Él le dice: "Pastorea mis ovejas." Por tercera vez le pregunta:
"Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le
preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú
conoces todo, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis
ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas
adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te
ceñirá y te llevará adonde no quieras." Esto dijo aludiendo a la muerte
con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Nos fijamos en Pedro. Pedro está contento porque ha resucitado Jesús,
Pero de vez en cuando su corazón se entristece. Sabe que ha traicionado
al Amigo. Cada vez que oye cantar un gallo, sus ojos se llenan de
lágrimas y pesar. Podemos imaginar las cavilaciones de Pedro: ¿de verdad
me habrá perdonado? ¿seguirá contando conmigo? no merezco su amistad...
A veces también nos sentimos así: hemos fallado tantas veces a Jesús...
El diálogo de Jesús y Pedro nos enseña muchas cosas. Para Jesús el amor
es más importante que el pecado. Pedro ha resucitado desde la
prepotencia a la humildad, Jesús sigue confiando en Pedro, a pesar de
sus negaciones. Ser cristiano es seguir a Jesús, aunque te lleve a donde
no quieras ir.
“Señor, tu sabes que soy pecador, pero también sabes que te amo;
soy débil y pequeño, no me dejes caer en la autosuficiencia;
a veces me cuesta creer que cuentas conmigo, dame fe;
dame un espíritu de discípulo para seguirte siempre”
JESÚS NOS PREGUNTA LO MISMO QUE A PEDRO:
"¿me amas más que éstos? ¿me amas? ¿me quieres?"
Y NOSOTROS RESPONDEMOS CON HUMILDAD:
"Señor, tú lo sabes todo, sabes que te amo
con todas las fuerzas de mi pobre corazón,
sabes que soy capaz de jugarmela por ti, ahora,
y gritar que no te conozco, dentro de un rato.
Así soy Señor: débil y fuerte a la vez.
Así es mi corazón: valiente y cobarde a un tiempo.
Mis días son cartas de amor y egoísmo barajadas.
Sé que me quieres, Señor, y que nada ni nadie
puede separar tu amor de mi pobreza.
Te doy gracias porque cuentas conmigo Señor
para cuidar a tus hijos, para mostrarles tu amor.
Te seguiré, Señor, envíame,
aunque me ciñan las incomprensiones
y me conduzcan al dolor que menos quiero.
Dame la fuerza de tu Espíritu Santo, para ser fiel.
Sola no puedo.
Gracias, Señor, por vivir contigo esta historia de amor".
Y ANTE NUESTRA CONFESIÓN, HUMILDE Y AMOROSA,
JESÚS SIGUE CONFIANDO EN NOSOTROS:
"Apacienta mis corderos. Sígueme. Recibe el Espíritu Santo".
---------------------
Hay que tener confianza en Dios, hermano/a,
pues Él ha confiado en nosotros.
Hay que tener fe en Dios,
pues Él ha creído en nosotros.
Hay que dar crédito a Dios,
que nos ha dado crédito a nosotros.
¡Y qué crédito! ¡Todo el crédito!
Hay que poner nuestra esperanza en Dios
puesto que Él la ha puesto en nosotros.
Singular misterio, el más misterioso:
¡Dios nos ha cogido la delantera!
Así es Él, hermano/a, así es Él.
Se le desborda la ternura por los poros,
nos alza hasta sus ojos, nos besa,
nos hace mimos, cosquillas y guiños,
y sueña utopías para nosotros
más que las madres más buenas y apasionadas.
Dios ha puesto su esperanza en nosotros.
Él comenzó, ya en los orígenes, y no se cansa.
Él espera que el más pecador de nosotros
trabaje, al menos un poco, por sus hermanos.
Él espera en nosotros más que nosotros mismos,
¿y nosotros no vamos a esperar en Él?
Dios nos dio su Palabra,
nos confió a su Hijo amado
que vino a nuestro mundo y casa;
nos confió su hacienda,
su Buena Noticia,
y aún su esperanza misma,
¿y no vamos a poner nosotros
nuestra esperanza en Él?
Hay que tener confianza en la vida
a pesar de lo mal que dicen que está todo.
Hay que tener esperanza en las personas, ¡en todas!
Sólo en algunas hasta los fariseos y necios la tienen...
Hay que confiar más en Dios
y echarnos en sus brazos y descansar en su regazo.
Hay que esperar en Dios.
Mejor: hay que esperar a Dios.
Y si todo esto ya lo hacemos,
una cosa nos falta todavía:
hay que esperar con Dios
a que su Palabra se haga buena nueva
en nuestras entrañas,
en su casa, que es nuestra casa.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 3 de mayo de 2025
Sábado, 3 de mayo de 2025. Santos Felipe y Santiago.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,6-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás: "Yo soy el camino, y la verdad, y
la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis
también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto." Felipe le
dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta." Jesús le replica: "Hace
tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha
visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No
crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no
lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus
obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí.. Si no, creed a
las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras
que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis
en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“Yo soy el camino”. Él es el camino de la felicidad, el que camino que
todos buscamos, aunque no lo sepamos. El camino que nos conduce a la
paz.
“Señor, estamos perdidos, llévanos a tu camino”
“Gracias por ser nuestro camino y nuestro acompañante”
“Enséñanos a mostrar tu camino de felicidad a todos”
“Yo soy la verdad”. En Él descubrimos la verdad de Dios y nuestra
verdad. Él es Dios y es el hombre perfecto. Él nos ha descubierto los
secretos del corazón de Dios: amor, misericordia, perdón, ternura... Y
nos ha enseñado que nuestro corazón está llamado a ser como el de Dios.
“Señor, sólo Tú eres la verdad, Tú tienes palabras de vida eterna”
“A veces nos dejamos engañar por la mentira. Perdónanos”
“Gracias, Señor, por las personas que son testigos de la verdad”
“Yo soy la vida”. Si seguimos a Jesús, si recorremos su Camino, si
acogemos su Verdad, compartiremos su misma Vida, la Vida de Dios, la
Vida eterna.
“Gracias Señor por regalarnos tu misma Vida”
“Señor, a veces estamos como muertos. Resucítanos”
“Danos tu Espíritu para que tu Vida llegue a todos”
Señor, Tú eres el camino que conduce hacia el Padre, a la salvación.
En las encrucijadas de la vida, cuando no sabemos por donde avanzar y
tenemos la tentación de tomar los caminos más fáciles y cómodos,
recuérdanos, Jesús, que Tú eres el camino más seguro que desemboca en la
felicidad más plena y duradera.
Señor, Tú eres la verdad, la
verdad sobre Dios, el hombre, la vida y el mundo. Tú nos has revelado
que Dios es Padre, que Dios tiene corazón de madre, que el oficio de
Dios es amar y perdonar. Tú nos has enseñado que todas las personas
estamos llamadas a vivir como hijas de Dios y como hermanas. Tú nos has
mostrado que el mundo es un gran campo que necesita brazos dispuestos a
transformarlo en una casa abierta a todos. Ayúdanos a vivir de acuerdo
con tu Verdad.
Jesús, Tú eres la Vida. Y has puesto en cada
persona el deseo ardiente de vivir en plenitud. Solamente Tú, Cristo,
puedes colmar el deseo de amor del corazón humano. Nadie como Tú da el
valor y la alegría de vivir. Agradezco y acojo, Señor, el torrente de
vida que me ofreces gratuitamente.
------------------------------
Aunque esté lleno de baches y piedras
y tenga infinidad de curvas,
aunque vaya por colinas y valles
y sean frecuentes las pendientes,
aunque sea estrecho y sin césped,
unas veces polvoriento, otras lleno de barrizales,
voy por él
siguiendo tus huellas,
soñando utopías,
buscando sombras,
anhelando metas,
disfrutando la experiencia.
Y Tú, que vas por delante,
te me revelas y ofreces cada día
como camino, verdad y vida.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 2 de mayo de 2025
Viernes, 2 de mayo de 2025.San Atanasio
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 6,1-15
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o
de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos
que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó
allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los
judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha
gente, dice a Felipe: "¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?"
Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe
le contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno
le toque un pedazo."
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí
hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces;
pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Decid a la gente que se
siente en el suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron;
sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la
acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo
todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los pedazos que han
sobrado; que nada se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce
canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a
los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había
hecho, decía: "Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo."
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró
otra vez a la montaña él solo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús no tenía la obligación de dar de comer a la multitud, pero su
corazón generoso no se queda tranquilo despidiendo a aquellas gentes sin
darles de comer. Resucitar es superar la obligación e ir siempre más
allá.
“Señor, perdona y cura nuestra falta de generosidad”
“Gracias Señor por las personas que tienen un corazón grande”
Bien pudo hacer Jesús solo el milagro. Pero quiso dejarse ayudar por sus
discípulos y por el muchacho que ofreció lo que tenía. Resucitar es
dejar atrás el individualismo y contar con la colaboración de los otros.
“Señor, perdona y cura nuestro individualismo”
“Gracias por las personas que cuentan conmigo, con los demás”
“Dame Señor un espíritu de colaboración”
Después de comer y saciarse, la multitud quiere llevarse a Jesús para
hacerlo rey. Pero él se retira. Resucitar es renunciar a puestos y
privilegios para cumplir la voluntad de Dios.
“Señor, ayúdame a hacer siempre tu voluntad”
“No consientas que me deje llevar por el aplauso de los demás".
Señor Jesús,
gracias por tu corazón compasivo,
un corazón que nunca pasa de largo
que siente nuestras hambres más profundas
y nos ofrece gratis el mejor alimento.
Jesús Resucitado,
gracias por compartir con nosotros
el pan bendito de tu vida nueva,
el vino bueno de la alegría eterna,
el agua fresca de la esperanza cierta.
Señor nuestro,
danos un corazón como el tuyo,
un corazón cercano y generoso
para compartir el pan, el vino y el agua
con todos los hambrientos del camino.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 1 de mayo de 2025
Jueves,1 de mayo 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 3,31-36
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra
es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por
encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie
acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad
de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el
Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su
mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al
Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El Hijo de Dios da testimonio del amor del Padre. En esta Pascua, Cristo
resucitado nos invita a ser testigos de este amor. Pero nadie nos
garantiza el éxito fácil. Cuesta mucho aceptar el testimonio de Jesús;
cuesta más aceptar el testimonio de los cristianos.
“Señor, perdona y cura nuestra terquedad para creer”
“Danos fuerza para ser testigos de tu amor,
paciencia cuando nuestro testimonio no sea aceptado
y fidelidad cuando la tentación nos empuje a abandonar”
Queremos darte gracias, Señor,
por las oportunidades que nos das
para crecer en nuestra Fe, paso a paso,
sintiéndonos parte de este pueblo que confía en Ti.
Te damos gracias
porque has bendecido nuestra vida
y notamos tu presencia de Resucitado
en la gente que nos rodea
y en las muchas oportunidades que nos das
para vivir nuestra Fe
en medio de una sociedad que, con tanta facilidad, te olvida.
Haz que esta alegría que hoy sentimos
se prolongue y se propague
como lluvia que moje nuestra vida y la de todos.
Haz que seamos testimonio para oros,
ánimo y soporte para los desfallecidos
y que entre nosotros llevemos el sello de tu amor.
Que empeñemos nuestra vida
en seguir fielmente las huellas de Jesús,
quien dio su vida por cada uno de nosotros,
para que nosotros aprendamos también a entregarla.
No nos abandones, Señor, en este empeño
y danos siempre un corazón agradecido.
Dios no da el Espíritu con medida. Tampoco nos da un Espíritu de segunda
categoría. Nos da el mismo Espíritu de Jesús. Pero a veces no puede
hacer su obra en nosotros porque no le abrimos el corazón.
“Envía Señor tu Espíritu de vida
y abre mi corazón para recibirlo”
No hay que esperar a llegar al “cielo” para experimentar la vida eterna.
El que cree, el que se entrega... tiene vida eterna ya, ahora, en esta
tierra. Pero también podemos sufrir ya “el infierno”, si no creemos, si
no vivimos en el amor.
“Gracias por el regalo de la vida eterna,
ayúdanos a superar los obstáculos que no nos dejan disfrutarla
y danos generosidad para compartirla”
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.