San Andrés
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 4, 18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos
hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que
estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.
Les dijo:
-«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de
Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con
Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Celebramos hoy la fiesta de San Andrés.
En medio de nuestras ocupaciones cotidianas Jesús nos dice «sígueme».
San Andrés y los primeros discípulos responden generosamente y dejan las
redes. Él mira hoy amorosamente nuestras vidas y nos llama. Él espera
tu respuesta. Dios da una vocación a cada persona. La vocación es cómo
Dios quiere hacerte feliz. Hay que responder para ser feliz.
¿Cómo saber lo que Dios quiere de mí? Puede que te llame a la vocación
matrimonial, a la vida religiosa o sacerdotal... ahí no acaba la cosa.
En la oración Dios deja un poso, ahí te dice cómo quiere que le sirvas y
te provoca y da fuerzas para que respondas. En tu vida, determinadas
personas han sido luz y te han indicado el camino. Dios también habla en
los problemas que conmueven tus entrañas: el hambre, las familias
rotas, los niños abandonados, los ancianos, los transeúntes... el rostro
de Jesús se manifiesta en los hermanos necesitados y te piden una
respuesta.
Repasa lentamente algunos de estos momentos en tu vida. ¿A dónde
apuntan? ¿Qué giro le pide Dios a tu vida? Pide luz para ver y confianza
para responder. Da siempre gracias.
Todo comenzó con un encuentro fortuito
un día cualquiera
a eso de las cuatro de la tarde,
una hora sin programaciones.
Tú pasaste cerca
y alguien les dijo quién eras;
ellos te siguieron sin decir nada,
e, intrigado, les preguntaste:
¿Qué buscáis?;
y te respondieron al estilo gallego:
¿Dónde vives, Rabbí?
Tú seguiste el diálogo diciéndoles:
Venid y lo veréis.
Y en un solo día se enamoraron de ti.
Así comenzó a tejerse el tapiz de tus sueños,
y el de ellos,
y el nuestro,
y el de otros que no sabemos...
Los primeros hilos fueron dos amigos y vecinos
que compartían inquietudes y maestro,
Andrés y Juan Zebedeo;
después, el hermano de uno de ellos, Simón Pedro;
y a continuación, Felipe,
un vecino de todos conocido e inquieto,
que se lo contó a su amigo de siempre,
Natanael, que era recto y bueno
y un poco escéptico,
al cual tú ya le habías echado el ojo
viéndolo ocioso.
Así, con muchos hilos finos y gruesos,
y de colores muy diversos...
hasta llegar a nosotros.
Y gracias a este tejer, en red y gratis,
tu nombre y buena noticia resuenan todavía
en nuestro mundo e historia
como algo que merece la pena y da alegría.
Y nosotros
vamos aprendiendo a ser discípulos tuyos
en esta tierra, día a día, Señor.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 30 de noviembre de 2023
Jueves, 30 de noviembre de 2023. San Andrés.
miércoles, 29 de noviembre de 2023
Miércoles, 29 de noviembre de 2023
Miércoles de la 34ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano, os
perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán
comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así
tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa: porque yo os daré
palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir
ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os
traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por
causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Os echarán mano, os perseguirán... hasta vuestros padres y
hermanos y amigos os traicionarán. ¿Por qué? ¿Por hacer "cosas malas"?
Precisamente por lo contrario: por ser seguidores de Jesús, por buscar
la justicia, por ser testigos de la verdad, por trabajar por la paz.
"Señor, ayúdame a encajar la cruz de la incomprensión, del rechazo, de la persecución"
"Ayúdame a estar cerca de los que sufren por los hermanos"
B. Yo os daré palabras y sabiduría... ni un cabello de vuestra cabeza
perecerá. El Señor está cerca siempre y especialmente cuando sufrimos,
cuando no somos comprendidos por su causa. Aunque, a veces, cuando
pasamos malos momentos se nos nubla incluso la fe, parece que hasta Dios
se ha ocultado.
"Padre, me pongo en tus manos"
"Tu rostro buscaré Señor"
C. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. El mundo se
salva, nosotros nos salvamos cuando seguimos amando al recibir
traiciones, cuando ponemos la otra mejilla por el Reino, cuando
apostamos por la comunidad y no recibimos de ella más que incomprensión,
cuando rezamos, a pesar de no sentir nada. Pedimos al Señor el don de
la perseverancia para nosotros y para todas las personas que titubean
ante la cruz.
Señor, Jesús, que supiste dar confianza de tu confianza en Dios,
especialmente en los momentos de dificultad: en el cansancio de los
caminos de Judea, en la predicación estéril a tus propios convecinos, en
la asechanza constante de los fariseos, en la angustia y la soledad de
huerto de los olivos, en la traición de los amigos, en el camino
doloroso y humillante hacia el Gólgota, en la agonía de la muerte, en el
sin-sentido, en la oscuridad…
Danos un corazón como el tuyo, confiado y paciente, para que también
nosotros seamos capaces de dar testimonio en las dificultades, grandes o
pequeñas, que acompañan nuestra vida de discípulos; ayúdanos, Señor, a
parecernos a ti, que eres manso y humilde de corazón; enséñanos a ser
discípulos, no sólo en la comodidad de los días claros y limpios, sino
también en los problemas que nos inquietan cada día; que tu luz brille
siempre, Señor, y nos ilumine en todas nuestras oscuridades. Amén.
(oración tomada de rezandovoy.org).
Señor del amor verdadero,
pon tu luz
en nuestras sombras,
pon tu paz
en nuestras luchas,
pon tu voz
en nuestros ruidos.
Pon armonía
en nuestras diferencias,
pon sentido
en nuestras preguntas,
pon ternura
en nuestros juicios
y limpieza
en cada proyecto.
Pon dignidad
en nuestra mirada,
y libertad
en nuestras certidumbres,
pon tu aliento
en el bregar cotidiano,
y tu amistad
en nuestros contrastes.
Pon, Señor, tu verdad
en nuestras dudas.
Ponnos, Señor, contigo,
cuando buscamos
tu evangelio
para este mundo.
Tú que eres
el camino,
la verdad,
y la vida.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
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Señor:
Quiero salir de la vulgaridad,
romper las cadenas del miedo,
el anonimato de la masa
y el hastío de los indecisos;
dar un paso adelante,
mantener la dignidad
y abrir caminos de esperanza,
como Tú.
Ir contigo dondequiera que vayas:
repechos y cumbres,
tormentas y bonanzas,
desiertos y bosques,
centros y periferias,
ñestas y vigilias;
los pies desnudos y el corazón en llamas,
como Tú.
Quiero mantenerme firme
frente a la soberbia que nos engríe,
frente a la avaricia que nos deshumaniza,
frente a la lujuria que mancha el corazón,
frente a la ira que nos envenena,
frente a la "buena vida" que nos acomoda,
frente a la envidia que nos empequeñece,
frente a la desgana que nos debilita.
No caer en la tentación:
los ojos abiertos y la voluntad en el Padre,
como Tú.
Sentir, como Tú.
Sufrir, como Tú.
Gozar, como Tú.
Vivir, como Tú.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 28 de noviembre de 2023
Martes, 28 de noviembre de 2023
Martes de la 34ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron: Maestro, ¿cuándo va a ser eso? , ¿y cuál será la
señal de que todo eso está para suceder? El contestó: Cuidado con que
nadie os engañe.
Porque muchos vendrán usando mi nombre, diciendo: «Yo soy» , o bien «el momento está cerca» ; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.
Luego les dijo: Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino,
habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Mientras Jesús se fija en la generosidad de una pobre
viuda, vemos como los judíos se fijan en la belleza del templo de
Jerusalén. No cabe duda de que son sensibilidades bien distintas. ¿Cómo
miramos nosotros? ¿qué nos produce más admiración? ¿qué valoramos más?
"Señor, enséñanos a mirar como tú"
"Convierte nuestro corazón insensible"
B. Los judíos creían que un día la historia terminará y algunos pensaban
que ese momento último era inminente. Por eso preguntan: ¿cuando va a
ser eso? El lenguaje de Jesús es difícil de comprender, pero nos enseña
dos cosas fundamentales:
1. Llegará el fin de la historia, aunque no está cercano.
2. En ese final brillará la generosidad de la viuda y será se apagará la
gloria del templo de Jerusalén, vencerá el amor y la vida, morirá el
egoísmo y la misma muerte.
"Señor, gracias por el gran regalo de la esperanza"
"Ayúdanos a distinguir las cosas verdaderamente importantes"
"Danos fuerza para trabajar por las causas que permanecen"
C. Dice Jesús: "Muchos vendrán usando mi nombre". En nuestros días nadie
va diciendo que es Jesucristo, pero hay personas y cosas que se
presentan como Salvadores, como Mesías. Hay personas que se creen
salvadoras del mundo, hay productos que nos prometen la felicidad si los
compramos y usamos, algunos economistas dicen que la salvación del
mundo está en el mercado... ¿cuáles son los dioses de este mundo?
¿cuáles son los míos?
"Sólo tú Señor tienes palabras de vida eterna"
"Sólo tú Señor me das la felicidad, la salvación"
"No permitas que creemos dioses y que nos creamos dioses"
Señor, dame una mirada como la tuya, una mirada que no se quede en la
superficie, que sepa bucear a lo más profundo de la realidad.
Señor,
convencerme de que sólo permanece lo que se construye sobre el cimiento
sólido del amor y la verdad, aunque parezca pequeño y débil.
Ayúdame
a darme cuenta de que no quedará piedra sobre piedra de todo lo que se
levanta sobre la mentira y el egoísmo, por grande y bello que parezca.
Señor,
orienta y dirige mi trabajo y mi vida, para que no pierda el tiempo y
la fuerza con lo que no tiene fundamento y desaparece; para que todas
mis obras broten de ti, como de su fuente, y tiendan siempre a ti, como a
su fin.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 27 de noviembre de 2023
Lunes, 27 de noviembre de 2023
Lunes de la 34ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban
donativos en el cepillo del templo; vio también una viuda pobre que
echaba dos reales, y dijo: Sabed que esa pobre viuda ha echado más que
nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella,
que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Jesús mira, mira con profundidad. No se queda en la
superficie, en las apariencias. Como dice el primer libro de Samuel
16,7: "La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre
mira las apariencias, pero Dios mira el corazón".
Parece que no tenemos tiempo para mirar, para contemplar, para descubrir
el corazón de las personas. Tenemos mucha prisa y poco amor.
B. Las viudas de aquel tiempo normalmente eran pobres de solemnidad y
estaban totalmente desprotegidas. Sin embargo, echó todo lo que tenía
para vivir. Los cristianos estamos llamados a compartirlo todo, a dar
incluso la vida. Pero en la realidad ¿cuánto tiempo, cuanto dinero,
cuanta vida compartimos? ¿No se nos habrá pegado demasiado el polvo de
la sociedad individualista y consumista en la que vivimos.
C. ¿Por qué nos cuesta tanto compartir? Cada uno conocerá sus razones
particulares, pero hay dos que nos afectan a casi todos. Por un lado,
confiamos poco en Dios. Si confiáramos más en Dios, no nos apoyaríamos
tanto en las seguridades materiales. Por otro, somos poco conscientes de
todo lo que Dios ha compartido con nosotros, de todo lo que Dios cada
día nos regala. "Todo lo mío es tuyo" dice el padre de la parábola del
hijo pródigo, nos dice Dios a cada uno (Lc 15,32). Si fuéramos fuésemos
más conscientes, compartir no sería un castigo, sería una necesidad que
nace de un corazón agradecido.
Gracias, Señor, por la gente buena y sencilla.
No te sonríen con blancura dentífrica,
desde las páginas de una revista.
No acaparan flashes en los eventos de moda.
No reciben premios en las galas con más glamour
ni las multitudes corean sus nombres
en el concierto de los poderosos.
Pero no lo necesitan, para brillar con luz propia
en el baile de la historia.
Son el hombre justo y la viuda pobre,
el profeta valiente y la mujer perdonada.
Son el peregrino que comparte su mesa y su palabra,
y el caminante que, en su fatiga, bromea y canta.
Son el carpintero y la muchacha, el alfarero y la criada,
el emigrante que no pierde la esperanza.
Son la buena gente, que en lo discreto,
transforma el duelo en danza.
Gracias, Señor, por la gente buena y sencilla.
Hazme bueno y sencillo, Señor."
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 26 de noviembre de 2023
Domingo, 26 de noviembre de 2023. Jesucristo, Rey del universo.
Jesucristo, Rey del universo
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 25,31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Hoy es el último domingo del tiempo que llamamos ordinario. El próximo comenzaremos el Adviento. Y en este domingo celebramos la fiesta de Cristo Rey, de un rey que no es de este mundo, que no actúa como los reyes de este mundo. Jesús muestra su realeza desde el trono de la cruz, con la corona de espinas. Reina desde el amor, desde la entrega absoluta, desde el servicio, desde el perdón, desde la debilidad, desde el servicio a los más pequeños...
"Señor, que tú seas el Rey de nuestra vida"
"Danos tu Espíritu para ser reyes-servidores"
En el Evangelio de hoy Jesús nos invita, entre otras cosas, a:
- Descubrirle en los pobres, enfermos, hambrientos y sedientos... en definitiva en todas las personas, porque todos somos pobres. Hay pobres de dinero, de compañía, de esperanza, de fe, de amigos, de salud, de libertad, de cariño... Y hay pobres de todo. Éstos eran los preferidos de Jesús y deben ser nuestros preferidos.
“Señor, dame una mirada contemplativa”
- A dar a cada uno lo que necesita. Y a darlo con amor. Porque dándolo a los hermanos, a Cristo mismo lo ofrecemos.
“Señor, haznos ricos en generosidad”
- A valorar a las personas por su capacidad de amor, de entrega... Y no por otros criterios tan importantes como la inteligencia, el aspecto físico, el dinero, el poder...
“Ayúdanos a valorar según tu corazón”
Señor, te acojo como Rey, como Señor de mi vida, voluntariamente, con entera libertad. No me obligas a abrazar tu bandera; me invitas a seguirte y esperas con paciencia mi respuesta.
No me has prometido dinero, ni honores, ni vida fácil, pero me aseguras la paz y la alegría más grandes.
Tú no eres como los señores de este mundo. No utilizas tu poder para manipular y enriquecerte.
Tu único poder es el Amor, el amor que se entrega para dar vida, vida eterna el amor que sabe sacar el bien del mal, ablandar un corazón endurecido, llevar la paz al conflicto más violento, encender la esperanza en la oscuridad más densa.
Por eso, Señor, con confianza y gratitud y alegría, te acojo como Rey, como Señor de mi vida.
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Estar al lado...
del hermano que no tiene fuerzas,
del que avanza triste y cargado,
del que se queda caído en la orilla,
del que no puede curar sus heridas,
del que no sabe hacia dónde camina.
Estar al lado...
de la situación que nos abruma,
de la emergencia que surge cada día,
de lo inesperado que nos desborda,
de lo que todos dejan pasar de largo,
de lo que se esconde para que no se vea.
Estar al lado...
de este mundo que es el nuestro,
de esta realidad que es la nuestra,
de este momento que es el nuestro,
de esta Iglesia que es la nuestra,
de este proyecto que nos hace hermanos.
Estar al lado...
de lo que está desfigurado,
de lo que no tiene voz ni peso,
de lo que clama abatido,
de lo que es rechazado por todos,
de lo que ya no sabe qué hacer.
Estar al lado...
de lo que Tú sabes y conoces,
de lo que Tú quieres tiernamente,
de lo que Tú buscas a cualquier hora,
de lo que Tú nos propones,
de lo que Tú estás siempre.
Estar al lado...
humildemente, como me enseñaste,
sin arrogarme privilegios,
con el corazón tierno y atento,
siendo servidor de todos,
como el último de tus amigos,
sintiéndome tu elegido.
Estar al lado...
como hermano solidario,
como anónimo creyente,
como hijo querido,
como aprendiz de discípulo,
como compañero de camino.
Estar al lado, aunque no lo sepamos.
¡Y que venga lo que tiene que venir!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 25 de noviembre de 2023
Sábado, 25 de noviembre de 2023
Sábado de la 33ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 20, 27-40
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la
resurrección y le preguntaron: Maestro, Moisés nos dejó escrito: «Si a
uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, cásese con la
viuda y dé descendencia a su hermano».
Pues bien, había siete hermanos el primero se casó y murió sin hijos.
Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos.
Por último murió la mujer.
Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con el1a.
Jesús les contestó: En esta vida hombres y mujeres se casan; pero los
que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre
los muertos, no se casarán.
Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección.
Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de
la zarza, cuando llama al Señor: «Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios
de Jacob».
No es Dios de muertos sino de vivos: porque para él todos están vivos.
Intervinieron unos letrados: Bien dicho, Maestro.
Y no se atrevían a hacerle más preguntas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Los saduceos no creían en la resurrección y plantean a
Jesús una pregunta, no para aclarar una duda, sino para ridiculizar a
cuantos creían en la resurrección. A veces no nos conformamos con
presentar nuestras ideas con sencillez y claridad, y menospreciamos a
quienes tienen opiniones y creencias distintas a las nuestras.
"Señor, hazme sencillo y humilde"
"Ayúdame a respetar y a amar a los que no piensan como yo"
B. Jesús aprovecha hasta la mala intención de los saduceos para exponer
su doctrina con paciencia: "No es Dios de muertos, sino de vivos".
Nosotros creemos en la resurrección. Creemos que un día resucitaremos a
una vida nueva de hijos de Dios en plenitud, de fraternidad perfecta.
Podemos rezar con la letra de una canción de la Hermana Glenda:
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, puedo reír; puedo abrazar a mi mayor enemigo y mirarlo en ti.
Yo creo en tu resurrección, porque tengo paz en mi corazón; porque puedo entregarme, a pesar de todo este dolor.
Yo creo en tu resurrección, porque soy feliz junto a ti; porque me amas tanto, que hasta moriste por mí.-
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar; porque tengo tanto, tanto, tanto para entregar
Yo creo que tú, Señor, vivirás en mí. Yo creo que tú, Señor, vencerás en mí.
Yo creo que tú, Señor, moraras en mí; para siempre, para siempre, Señor.
Yo creo en tu resurrección, porque ni el dolor ni mi propio error, ninguna angustia podrá separarme de tu amor.
Yo creo en tu resurrección, porque todo lo puedo con tu amor, porque sé que cuidas de mi vida mejor que yo.
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, porque puedo entregarme, a pesar de todo este dolor.
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar; porque tengo, tanto, tanto, tanto para entregar.
Yo creo en ti, Señor. Yo creo en la fuerza de tu vida. Creo que donde sobreabundo el pecado, sobreabundo más tu gracia
Creo
en la fuerza de tu pequeña semilla en nuestro corazón, que da el ciento
por uno. Creo que vives en nosotros. Yo creo en ti, Señor.
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, porque puedo entregarme, a pesar de todo este dolor
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, porque tengo tanto, tanto, tanto para entregar.
C. La fe en la resurrección no nos desentiende de los problemas de la
tierra. Los cristianos no deberíamos tener tanto miedo para entregar la
vida por los hermanos, por el Reino de Dios, porque sabemos que
recobraremos una vida nueva multiplicada. Los cristianos hemos recibido
la misión de "traer el cielo a la tierra", de trabajar para que todos se
sientan hermanos e hijos de Dios. ¿Cómo voy a responder a esta misión?
Pido a Dios luz y fuerza para hacerlo con generosidad.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 24 de noviembre de 2023
Viernes, 24 de noviembre de 2023. Santos Andrés Dung-Lac y compañeros.
Viernes de la 33ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los
vendedores, diciéndoles: Escrito está: «Mi casa es casa de oración»;
pero vosotros la habéis convertido en una «cueva de bandidos».
Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban
quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer
nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Jesús no sólo es el hombre dulce y tierno que nos habla de
cosas preciosas. Es también el profeta valiente que denuncia la
falsedad, que reacciona ante el abuso, que se enfrenta a los
poderosos... En nuestra vida se han de combinar dos dimensiones de la
vida de Jesús y de los profetas: plantar el amor y arrancar el pecado,
el anuncio de la solidaridad y la denuncia del egoísmo, consolar
corazones desgarrados y remover conciencias conformistas... En mi vida
¿qué tendría que potenciar a este respecto? Pido a Dios luz y fuerza.
Yo soy la persona más tranquila del mundo.
Soy la personificación de la tranquilidad.
Ciudadano calmado, sin manías, sin extremismos,
tranquilo y pacífico. Ese soy yo.
Si hay miseria a mi alrededor, yo ayudo un poquito
y luego me tranquilizo al saber que pocos hacen lo que yo.
En una época de tanto egoísmo,
yo soy de veras un tipo leal y sincero.
¡Incluso rezo todos los días, cosa que pocos hacen!
Pero tú, Jesús, te has acercado a mí...
y me has pedido ser profeta, para gritar tu verdad,
anunciar tu Buena Nueva, ser testigo ante el mundo.
¡Pero Jesús! ¿Yo?... Tal vez este no sea el mejor trabajo,
no sé si sabré hacerlo, además necesitaré prepararme...
La tarea no es nada fácil, necesito arrojo y valor.
Y yo sólo tengo una cosa: miedo.
Desde luego, ser profeta...
es poner tus palabras en nuestra boca,
tus obras, en nuestros hechos,
es ser como tú fuiste. ¡Y acabaste en la cruz!
Mira Jesús, que todo esto es demasiado...
a mí me gustaría, ¡pero es que...
yo no tengo sangre de profeta!
Jesús, Tú escuchas con paciencia mis excusas,
y me miras con un inmenso cariño.
Tienes paciencia conmigo y me ayudas a entender
que sólo tiene vida el que la arriesgar por amor,
que Tú siempre estarás a mi lado
que tu fuerza será mi fuerza,
que tu sabiduría será la mía,
que todo lo puedo cuando voy contigo. Amén
B. Intentaban quitarlo de en medio. El mensaje de Jesús les resultaba
peligroso. Y para colmo, se atreve a echar a los vendedores del templo.
Les parece intolerable. También nosotros tratamos de quitarnos de en
medio a quien nos resulta molesto, al que nos recuerda la verdad, tantas
veces molesta... Lo pensamos y pedimos perdón.
C. Jesús no era un maestro más. Sabía de qué hablaba. Hacía lo que
decía. Era coherente hasta el extremo. No era hombre de medias tintas.
Conocía los problemas de la gente. Por eso y por muchas cosas más, lo
escuchaban con gusto. Nosotros no somos "el Mesías", no somos el Hijo de
Dios. Pero estamos hemos recibido el mismo Espíritu de Jesús y estamos
llamados a ser anunciadores del Evangelio. Si intentamos seguir a Jesús
con autenticidad, aunque estemos envueltos por mil pobrezas, mucha gente
estará pendiente de nuestros labios... y de nuestra vida.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 23 de noviembre de 2023
Jueves, 23 de noviembre de 2023
Jueves de la 33ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 19, 41-44
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo
llorando: ¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la
paz! Pero no: está escondido a tus ojos.
Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te
sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no
dejarán piedra sobre piedra.
Porque no reconociste el momento de mi venida.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Jesús lloró. Lo acabamos de leer en este evangelio. Jesús
sufre sobre todo con el sufrimiento de las personas. Se deja afectar por
los problemas de los demás. No pasa de largo. No se cierra en sus
problemas.
"Gracias Jesús porque sufres por mi, por nuestro mundo"
"Ayúdame Señor a compartir las alegrías y los problemas de los demás"
B. "Si al menos tu comprendieras..." La historia de Jesús es la historia
de un incomprendido. No le comprende la gente que lo escucha, ni
siquiera sus mismos discípulos. En muchas ocasiones el evangelio nos
dice que los más cercanos no le entienden. También a nosotros nos cuesta
entender. Hay palabras difíciles de entender y vivir: cruz, sacrificio,
perdón, humildad, entrega...
"Ayúdame Señor a entender tu palabra"
"Gracias Señor por tener paciencia conmigo"
C. Jesús pronuncia las palabras del Evangelio de hoy pocos días antes
morir. A pesar de no ser comprendido, Jesús sigue amando, sigue
entregándose por aquellos que le rechazan. ¡Cuanto nos cuesta amar a los
que no nos entienden y sufrir por aquellos que nos ignoran! Necesitamos
la fuerza del Espíritu para avanzar por este camino.
"Dame Señor un corazón generoso como el tuyo"
"Gracias Padre por las personas que me aman gratuitamente"
"Concédeme Señor tu Espíritu de entrega"
Jesús, al acercarte a Jerusalén y ver la ciudad, dijiste llorando:
-¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero
no: está escondido a tus ojos. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus
hijos, como una gallina reúne a sus polluelos bajo sus alas y no has
querido!
Al acercarte a mi vida, me dices llorando: -¡Si al menos
tú comprendieras lo mucho que te amo; si al menos tú comprendieras que
estoy siempre dispuesto a acompañarte, a escucharte, a consolarte, a
darte fuerza; si al menos tú cuidaras a tus hermanos más necesitados!
Señor,
sé que tú eres fuego y no me acerco a calentarme; sé que tú eres pan y
no me acerco a saciar mi hambre; sé que tú eres paz y no me acerco a
curarme de mis inquietudes; sé que tú eres alegría y prefiero quedarme a
solas con mi tristeza...
Prefiero hacer otras cosas, acercarme a
otras personas, aunque sé que sólo tú puedes colmar el gran corazón que
me diste. Señor, que tus lágrimas me conviertan y sepa acercarme cada
día a ti, sin prisa, con absoluta confianza, que sepa dejarme cuidar por
ti, para vivir como un polluelo, seguro y feliz, bajo las alas de la
gallina.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha
miércoles, 22 de noviembre de 2023
Miércoles, 22 de noviembre de 2023. Santa Cecilia.
Miércoles de la 33ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 19, 11-28
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca
de Jerusalén y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un
momento a otro: Dijo, pues: Un hombre noble se marchó a un país lejano
para conseguirse el título de rey, y volver después.
Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: Negociad mientras vuelvo.
Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras de él una embajada para informar: «No queremos que él sea nuestro rey».
Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes
había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.
El primero se presentó y dijo: Señor, tu onza ha producido diez.
El le contestó: Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades.
El segundo llegó y dijo: Tu onza, señor, ha producido cinco.
A ése le dijo también: Pues toma tú el mando de cinco ciudades.
El otro llegó y dijo: Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en
el pañuelo; te tenía miedo porque eres hombre exigente, que reclamas lo
que no prestas y siegas lo que no siembras.
El le contestó: Por tu boca te condeno, empleado holgazán.
¿Con que sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego
lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al
volver yo, lo habría cobrado con los intereses.
Entonces dijo a los presentes: quitadle a éste la onza y dádsela al que tiene diez.
Le replicaron: Señor, si ya tiene diez onzas.
Os digo: Al que tiene se le dará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia.
Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Dios nos ha dado a todos muchos talentos. Algunos talentos
son más vistosos, más valorados por nosotros mismos, por la familia,
por la Iglesia, por la sociedad. Otros son más discretos, menos
visibles, menos valorados y, normalmente, más importantes. ¿Cuáles son
mis talentos? ¿cuáles son los que más valoro? ¿cuáles son los que menos?
"Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado"
"Gracias Padre nos confiar en mi"
B. A veces no nos damos cuenta ni valoramos los talentos de los demás.
Y, por consiguiente, no les ayudamos a desarrollar lo que han recibido.
Hay personas que se sienten sin talentos, sin capacidades... El miedo y
la falta de confianza las arrincona, van perdiendo lo poco que tienen.
En ellos se hacen realidad las palabras de Jesús: "al que no tiene se le
quitará hasta lo que tiene",
"Dame luz, Jesús, para descubrir los talentos de los pobres, de los ignorantes..."
"Dame fuerza y sabiduría para ayudar a los demás a desarrollar sus talentos"
C. La enseñanza de la parábola es clara: tenemos que trabajar los
talentos recibidos. Los tenemos que multiplicar. Y no por miedo a Dios,
sino porque cuando desarrollamos las capacidades recibidas nos
enriquecemos, enriquecemos a nuestra comunidad y a la sociedad en que
vivimos. ¿Qué talentos tendría que desarrollar más? ¿cómo? Pido a Dios
luz y fuerza.
Señor, sé que a mí mucho se me ha dado:
la vida, el día a día, tantas capacidades,
tantos talentos, tantos proyectos,
tantas posibilidades, tantas experiencias,
tantas relaciones, tantas oportunidades,
tantas personas, tantas pasiones,
tantas experiencias, tantos dones… tanto.
Señor, sé que a mí mucho me has confiado:
ser hijo tuyo, ser hermano de todos,
ser discípulo tuyo, ser testigo de tu proyecto,
ser profeta en medio del mundo,
ser tu palabra y tus manos… ser desde ti.
Señor, sé que a mí mucho se me ha dado
y mucho se me ha confiado.
Ojalá esté a la altura de las circunstancias,
Mucho me has dado, Señor
mucho quiero regalar y entregar de todo corazón.
mucho quiero darte.
Dame la capacidad necesaria
para agradecerte cuanto soy y tengo,
y la fe necesaria para nunca olvidar
que todo procede de ti y a ti se dirige. Así sea.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 21 de noviembre de 2023
Martes, 21 de noviembre de 2023. Presentación de la Virgen María.
Martes de la 33ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 19, 1-10
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.
Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de
distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo
de estatura.
Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.
El bajó en seguida, y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo: Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador.
Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: Mira, la mitad de mis
bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado,
le restituiré cuatro veces más.
Jesús le contestó: Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán.
Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Zaqueo buscaba a Jesús y Jesús quiere encontrarse con
Zaqueo. Dios quiere nuestra compañía, busca nuestro amor. Aunque no
necesita nuestra amistad, parece que no puede vivir sin ella. ¿Por qué?
Por que quiere que seamos felices, porque sabe que somos pequeños y que
necesitamos de su cercanía para vivir, para desarrollar todas nuestras
potencialidades.
"Señor, tu buscas mi amistad. Gracias"
"Que no deje nunca de buscarte, Jesús"
B. No lo tenía fácil Zaqueo para encontrarse con Jesús: era bajo de
estatura y además publicano y rico. Para los judíos Zaqueo era un
apestado, un "colaboracionista" de los romanos, alguien que los sangraba
con impuestos. También nosotros debemos superar dificultades para
encontrarnos con Jesús. ¿Cuáles son nuestras dificultades? ¿tratamos de
superarlas o enseguida encontramos excusas para no rezar, para no
participar en la comunidad, para no comprometernos?
"Dame Señor luz para descubrir los obstáculos que nos separan y fuerza para superarlos"
"Perdona Jesús mi pereza"
"No dejes Señor que sea obstáculo para que otros se encuentren contigo"
C. Jesús se encuentra con Zaqueo a pesar de las críticas que va a sufrir
por parte de los judíos: "Ha entrado a hospedarse en casa de un
pecador". También nosotros vemos en muchas ocasiones que tendríamos que
acercarnos a personas que nos necesitan y, sin embargo, no lo hacemos,
por miedo al qué dirán, por no poner en peligro nuestra buena fama...
"Gracias Señor por las personas que se arriesgan por amor a los hermanos"
"Dame fuerza para hacer lo que deba, aunque no me comprendan, aunque me critiquen"
Quería conocerte, Señor.
He aquí el origen de esta historia
evangélica y llena de vida,
sorprendente y rupturista,
tan cercana y cautivadora,
pues habla de alguien como nosotros,
con manos sucias y corazón egoísta.
Como otras muchas personas,
Zaqueo quería conocerte, Señor;
quizá por simple curiosidad
o tal vez por necesidad,
quizá porque tu nombre sonaba ya
o por un íntimo anhelo que le quemaba,
quizá porque ya tenía sed de justicia.
Y aunque lo intentaba, no lo conseguía
porque eras pequeño de estatura
y la muchedumbre se lo impedía;
o tal vez porque era como era
en su vida, por dentro y por fuera,
o porque estaba mirando a otras riquezas...
¡Quizá porque pisaba tierra insegura!
Pero Tú, Señor, dinamizas la historia
y a su protagonista, que andaba cerca.
Desde la plaza pública alzas la vista
y tus ojos, que hipnotizan,
se cruzan con los de quien está en la higuera
mirándose, con pena, por dentro
y mirando fijo a la tierra.
Tu voz, que resuena amiga,
saca a Zaqueo de su ceguera
-dudas, temores y culpas-
aunque a otras personas escandaliza.
Hay encuentro, diálogo y mesa,
y en su propia casa, cueva de estafas,
se enamora y te lo dice a su manera.
Así surge un nuevo horizonte,
para él y para todos los que te buscan
por los caminos de la historia,
porque la salvación llega generosa,
cura nuestros fallos y heridas,
y nos llena de gozo y vida.
¡Otra vez tu presencia nos desconcierta!
Florentino Ulibarri.
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No has venido a juzgar nuestros fallos y tonterías
sino a buscar a quien anda extraviado,
defender a quien está acusado,
liberar a quien está aprisionado,
curar a quien está herido,
acoger a quien está desamparado,
lavar a quien está manchado,
sanar a quien está enfermo,
levantar a quien ha caído,
salvar a quien se siente culpable,
perdonar a quien ha pecado,
devolver la dignidad a quien la ha perdido.
Tú que crees en nosotros,
Tú que esperas de nosotros,
Tú que nos amas más que nosotros mismos,
Tú que eres mayor que todos nuestros pecados,
recréanos y danos un futuro nuevo y mejor.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 20 de noviembre de 2023
Lunes, 20 de noviembre de 2023
Lunes de la 33ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 18, 35-43
En aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: Pasa Jesús Nazareno.
Entonces gritó: ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí! Los que iban
delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se paró y mandó que se lo
trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: ¿Qué quieres que haga por ti? El dijo: Señor, que vea otra vez.
Jesús le contestó: Recobra la vista, tu fe te ha curado.
Enseguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios.
Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. "Jesús, ten compasión de mi". Son las palabras del ciego,
las palabras de los leprosos... las nuestras. Con esta sencilla oración
reconocemos nuestras pobrezas personales y sociales, y no pedimos nada
concreto a Jesús. Rezar "Ten compasión de mi" es decir "Dame lo que tú
quieras, tú lo puedes todo, tú sabes mejor que yo lo que necesito".
Podemos orar haciendo nuestros los sentimientos y palabras del ciego.
B. ¿Cuáles son nuestras cegueras? ¿está bien nuestra mirada? ¿cómo
miramos a Dios, como Padre? ¿vemos en las personas hermanas y hermanos
nuestros? ¿qué vemos en el dinero y en las cosas? Pedimos a Dios luz
para descubrir y reconocer nuestras cegueras personas, familiares,
sociales.
C. A veces creemos que nuestras cegueras, nuestras pobrezas son
solamente un estorbo, una desgracia. Y tenemos la sensación de que
reconocer nuestra miseria nos hunde, nos anula. Más bien al contrario.
Si no somos conscientes de nuestra debilidad ¿cómo vamos a comprender y
perdonar la debilidad de los otros? Si no reconocemos que a veces no
tenemos nada bueno que ofrecer a Dios ¿cómo vamos a experimentar que Él
nos quiere gratuitamente? El que se humilla, será enaltecido, dicé
Jesús.
Tú no eres Señor, un Dios impasible,
no eres distante y duro con los hombres.
Tú conoces nuestra debilidad,
nuestras tendencias orgullosas, violentas y egoístas.
Conoces bien todas nuestras miserias.
Tú eres misericordioso y compasivo
Tú padeces y com-padeces,
Tú eres compasión.
Compadécete de nosotros.
Ven, Señor, a socorrernos,
y danos un corazón nuevo,
un corazón limpio y sincero,
un corazón lleno de compasión,
Qué sintamos la impotencia del caído y le ayudemos a levantarse.
Qué compartamos el dolor del enfermo y le cuidemos.
Qué miremos con misericordia al que se equivoca y le enseñemos el Camino.
Qué suframos el miedo del cobarde y le animemos.
Qué padezcamos la decepción del engañado y le mostremos la Verdad.
Qué comprendamos el vacío del violento y le ayudemos a buscar la paz.
Qué soportemos el pesimismo del desilusionado y sembremos esperanza.
Qué probemos la necesidad del hambriento y le ofrezcamos pan y cariño.
Qué hagamos nuestra la rabia del golpeado y lo tratemos con dignidad.
Que nos compadezcamos del egoísta y le amemos.
Quédate con nosotros, para ser cada día más parecidos a ti. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 19 de noviembre de 2023
Domingo, 19 de noviembre de 2023
Domingo de la 33ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre
que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de
sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro
uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió
cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El
que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que
recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a
ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco
talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me
dejaste; mira, he ganado otros cinco". Su señor le dijo: "Muy bien. Eres
un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un
cargo importante; pasa al banquete de tu señor". Se acercó luego el que
había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste;
mira, he ganado otros dos". Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un
empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un
cargo importante; pasa al banquete de tu señor".
Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor,
sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no
esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí
tienes lo tuyo". El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y
holgazán; ¿conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no
esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al
volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento
y dádselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le
sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese
empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y
el rechinar de dientes"".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Conocemos muy bien esta parábola. Pero no se trata solamente de conocer
bien. Se trata de descubrir en cada momento qué nos está queriendo decir
Dios en cada momento de la vida.
Nos podemos preguntar:
¿Qué talentos he recibido a lo largo de mi vida? ¿Los valoro y agradezco?
¿Qué hago con los talentos que he recibido?
¿Qué ocurre cuando trabajo los talentos recibidos? ¿Qué ocurre cuando los escondo?
¿Qué me dice Dios en este momento de mi vida? ¿Qué le digo?
Señor, tú nos has confiado muchos talentos, muchas capacidades, muchas posibilidades de crecer y servir. (los recordamos)
Hay talentos muy vistosos: la simpatía, la facilidad de palabra, la
fuerza física... Otros talentos están más ocultos: la capacidad de amar,
de escuchar, de rezar...
Señor, gracias por todos los talentos he recibido a lo largo de mi
vida. Dame sabiduría para reconocer hasta los talentos más ocultos y
aquellos que crecen en mí cuando me acerco a ti y a los hermanos.
No permitas que, en vez de agradecer los talentos recibidos, esté continuamente echando de menos los que han recibido otros.
Señor, gracias por todas las personas, por todas las situaciones
complicadas que me ayudan a descubrir y desarrollar talentos nuevos,
desconocidos.
Gracias por ayudarme a poner mis capacidades al servicio del prójimo y
del necesitado, de un mundo más hermoso, de una iglesia más evangélica y
evangelizadora.
Te pido perdón porque no he trabajado todos los talentos, porque muchos han acabado escondidos bajo tierra.
Señor, ayúdame a conocer, valorar, agradecer y trabajar los talentos
recibidos. Así crecerá la alegría en mis hermanos y en mi corazón y en
el tuyo. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 18 de noviembre de 2023
Sábado, 18 de noviembre de 2023
Sábado de la 32ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que
orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: Había un juez
en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: «Hazme
justicia frente a mi adversario» ; por algún tiempo se negó, pero
después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como
esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar
pegándome en la cara».
Y el Señor añadió: Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios ¿no
hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche ? ¿o les dará
largas ? Os digo que les hará justicia sin tardar.
Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. ¿Cuál era la intención de Jesús al proponer esta parábola?
El mismo texto nos lo dice: Jesús quería que entendiesen, que
entendamos, que hay que orar siempre, sin desanimarse. Para crecer en la
fe, en la amistad con Jesucristo no sirve solamente rezar de vez en
cuando, cuando me apetece, cuando necesito algo. La fe crece con la
fidelidad en la oración. Sin embargo en muchas ocasiones rezar se
convierte en un trabajo duro, incluso repelente... Pido al Señor el
regalo de la perseverancia para rezar siempre.
B. ¿Para qué rezar tanto? Algunos dicen con razón: "Dios ya sabe lo que
necesito", "Dios no es un juez injusto, es Padre bueno y generoso, que
nos da todo antes de pedir nada", "Hay muchas cosas que hacer"; sin
embargo sacan una consecuencia equivocada: "Rezar es un pérdida de
tiempo". Jesús, sin embargo, nos invita a rezar siempre. Él rezaba para
dar gracias a Dios, para pedir fuerzas a su Padre, para desahogarse con
Él, para tomar decisiones con acierto... para sentirse amado y amar a su
Padre. ¿Por qué rezo yo? ¿rezo como Jesús?
"Señor, enséñanos a orar"
C. ¿Por qué no somos fieles a la oración? Cada uno tendrá que buscar sus
razones. He aquí algunas de las más comunes: no somos conscientes de
todo lo que nos quiere Dios, creemos que podemos vivir sin pedir ayuda
de nadie, nos ocupamos de lo urgente y descuidamos lo importante, nos
cuesta reconocer que todo lo que somos lo hemos recibido de Dios...
Puedo pedir a Dios que me dé luz para descubrir que obstáculos no me
dejan ser fiel a la oración y fuerza para superarlos.
Subo a la montaña para orar, buscando los destellos de tu rostro; me
pongo en tu presencia y la nube me ilumina, la nube que me envuelve y me
penetra, transparencia de tu gloria, sacramento, y guardo tu rostro y
tu palabra.
Tu rostro buscaré, Señor; orando en el templo, buscaré;
escuchando tu silencio, buscaré; y buscando siento que me miras, y
entraño la mirada de tu rostro.
Tu rostro buscaré, Señor; bajaré
hasta la choza y la chabola, para orar, para estar con los excluidos,
inmigrantes de color, receptores de todos los rechazos y rostros
humillados, suplicantes, en el fondo, como el tuyo.
El cielo se abre en su presencia y yo me siento como un reo, porque no hay lugar en nuestras casas.
Tu
rostro buscaré, Señor, me acerco al hospital en oración, buscando tu
rostro en los enfermos, rostros doloridos, tu rostro ensangrentado, son
un cielo abierto, y los beso, y te beso.
Tu rostro buscaré, Señor, en
oración, hasta en la cárcel, rostros odiosos, son tu rostro en el
infierno, por la desesperanza y la tristeza, y los quiero, porque tu
misericordia les devuelve la esperanza.
Tu rostro buscaré, Señor,
orando en los ríos humanos de la ciudad, en las colas del autobús o en
el metro, en los estadios y grandes almacenes, en los templos, rostros
desdibujados, impacientes, tu rostro anónimo todavía, y yo los voy
llamando por su nombre.
No me escondas tu rostro, Señor, porque se
hace de noche, quiero entrañar tu rostro deseado con todos sus
destellos, tu rostro, icono del Padre, la más brillante Teofanía.
Tu rostro me descubre que Dios está enfermo, muy enfermo, de amor.
Dios hace justicia sin tardar. ¿Y nosotros?
Oh, Dios, confíame tu juicio, conviérteme en portador de tu justicia.
Que me dirija a las personas con justicia, a tus afligidos con cercanía.
Que por las calles y las casas se extienda tu paz por la justicia.
Que defienda a la gente oprimida,
que salve a las familias pobres y plante cara al opresor.
Señor, que en mi entorno la honradez sea la norma,
y que a nadie le falte lo básico para vivir.
Que tu justicia domine de mar a mar, de país a país,
de pueblo a pueblo.
Y cuando la gente me vea, que intuyan Tu nombre,
que mi vida hable de ti,
Mi palabra cante tu gloria, y mis acciones sean tu bendición.
Tras las huellas de tu Hijo, el primero, el maestro. Amén.
Adaptación del Salmo 72
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 17 de noviembre de 2023
Viernes, 17 de noviembre de 2023. Santa Isabel de Hungría.
Viernes de la 32ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 17, 26-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Como sucedió en los días
de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre: comían, bebían
y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el
diluvio y acabó con todos.
Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, compraban, vendían,
sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego
y azufre del cielo y acabó con todos.
Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del Hombre.
Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva.
Acordaos de la mujer de Lot.
El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.
Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo
llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la
llevarán y a la otra la dejarán; estarán dos en el campo: a uno se lo
llevarán y al otro lo dejarán.
Ellos le preguntaron: ¿Dónde, Señor? El contestó: Donde está el cadáver se reunirán los buitres.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. No es éste un evangelio fácil de comprender. Por eso, en
vez de explicar cada frase, nos vamos a centrar en las palabras que,
creemos, son más importantes: El que quiera guardarse su vida, la
perderá; y el que la pierda la recobrará. Quiere guardar su vida el que
se preocupa únicamente de sus intereses: comer, beber, vender, comprar,
sembrar... Cuando nos cerramos sobre nuestro interés, la felicidad no
nos cabe dentro, acabamos perdiendo la vida.
"Señor, perdona mi egoísmo y ayúdame a salir de él"
B. Pero hay un camino que conduce a la vida: perderla, entregarla,
gastarla, ofrecerla, regalarla... por amor. Entregarla en el trabajo de
cada día, en la convivencia familiar y con los amigos, en la vida de la
comunidad cristiana, en la sociedad que vivimos. No se trata de hacer
muchas cosas raras. Se trata principalmente de hacer lo que hace todo el
mundo, pero con otro estilo, desde la generosidad, desde la gratitud.
"Ayúdame a abrirme a mis hermanos"
"Que mi primera ocupación sea, Señor, amarte y amar a las personas"
C. Finalmente recordamos a personas que hacen vida estas palabras de
Jesús. Seguro que descubrimos muchas cerca de nosotros, personas que
gastan su vida, con la confianza de que Dios resucitará, multiplicará
los frutos de su trabajo, muchas veces callado y desapercibido. Damos
gracias por ellas y por las veces en que también nosotros actuamos así.
Tú nos llamas en medio de la vida,
nos llamas en cada circunstancia
nos invitas a construir el Arca, como a Noé,
ese espacio donde Tú vuelves a iniciarlo todo,
vuelves a rehacer la vida con nosotros.
Y nos cuesta creerte.
Vivimos superficialmente y deprisa,
sometidos por el egoísmo,
ese ladrón que nos roba la alegría
y nos deja sin ánimo para seguir adelante.
No distinguimos al ladrón
y para cuando nos damos cuenta
ya nos lo ha robado todo.
Tú nos hablas de estar atentos a la vida,
donde Tú te haces presente,
para mostrarnos el camino de la felicidad.
Tú estás en medio de la vida,
como Señor de la Historia,
y vienes en cada acontecimiento.
Ayúdanos a estar despiertos
para reconocerte y recibirte.
Enséñanos a orar,
a mantener nuestro espíritu firme en Ti,
que eres nuestra Roca firme,
que permaneces fiel
en medio de los avatares de la vida,
que nos salvas en toda situación que nos afecta.
Que nos encontremos contigo
en toda circunstancia y en todo momento
y sepamos disfrutar de tu presencia
y señalarla a cuantos no te encuentran.
Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 16 de noviembre de 2023
Jueves, 16 de noviembre de 2023
Jueves de la 32ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 17, 20-25
En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar
el reino de Dios, Jesús les contestó: El reino de Dios no vendrá
espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque
mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.
Dijo a sus discípulos: Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del Hombre, y no podréis.
Si os dicen que está aquí o está allí, no os vayáis detrás.
Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del Hombre en su día.
Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. ¿Qué es el Reino de Dios o Reino de los cielos? El Reino
de Dios no es un territorio concreto, como el Reino de España, ni se
identifica con el Vaticano, ni con la Iglesia católica. El Reino de Dios
es el proyecto que tiene Dios para sus hijos e hijas; un proyecto de
felicidad, que se cumple cuando le amamos a Él y cuando amamos a las
personas. Cuando vivimos este doble y único amor, Dios reina.
"Gracias Señor porque buscas mi felicidad"
"Reina Señor en mi vida, en mi corazón"
"Dame fuerza para construir tu Reino en mi familia, en el trabajo, con mis amigos..."
B. El Reino de Dios no vendrá espectacularmente... Está dentro de
vosotros. Isaías buscaba a Dios en el huracán, en el terremoto y en el
fuego; y lo encontró en el susurro de una brisa suave. (1 Reyes
19,9-13). Esa susurro se percibe en la bondad de nuestros sentimientos,
en la sencillez de los gestos de amor, en la pequeñez de un trozo de pan
consagrado... ¿Sientes esa brisa? ¿Dónde? Descúbrela, alégrate, da
gracias.
Señor, tú estabas dentro de mí, más interior que lo más íntimo mío y
más alto que lo más sumo mío. Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo
fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre
estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo
estaba contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían.
Llamaste
y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y
curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti;
gusté de ti, y siento hambre y sed, me tocaste, y me abrasé en tu paz.
San Agustín
C. El Reino de Dios comienza en esta tierra, pero encontrará su
perfección al final de la historia. En ese día Jesús, el Hijo del
hombre, brillará como un relámpago. También nosotros brillaremos al
sentir el amor de nuestro Padre en toda su amplitud, al disfrutar de
una fraternidad perfecta. Imagina como será ese día...
Pero hasta que llegue, la lucha contra la injusticia, contra la
violencia, contra el pecado va a ser muy dura. En esa lucha encontró
Jesús muchos padecimientos y la propia muerte.
"Danos luz y fuerza para luchar contra todo lo que hace infelices a las personas"
"Gracias Señor porque sabemos que al final vencerá el Amor, vencerás Tú"
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 15 de noviembre de 2023
Miércoles, 15 de noviembre de 2023
Miércoles de la 32ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 17, 11-19
En aquel tiempo, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea.
Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos,
que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: Jesús, maestro, ten
compasión de nosotros.
Al verlos, les dijo: Id a presentaros a los sacerdotes.
Y mientras iban de camino, quedaron limpios.
Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a
grandes gritos, y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole
gracias.
Este era un samaritano.
Jesús tomó la palabra y dijo: ¿No han quedado limpios los diez? ; los
otros nueve ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar
gloria a Dios ? Y le dijo: Levántate, vete: tu fe te ha salvado.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. "Jesús, maestro, ten compasión de nosotros". Con estas
pocas palabras aquellos leprosos están expresando mucho. Por un lado
reconocen su necesidad, su pobreza... Por otro ponen en evidencia su
confianza en Jesús. Podemos repetir estas mismas palabras con humildad y
con fe.
B. Jesús cura. Nos devuelve la salud a veces "de
golpe"; en otras ocasiones -las más- lentamente. A nosotros nos gustaría
que nos curara de un día para otro, sin embargo, normalmente, Dios
elige tiempos más largos... y más fecundos. Dios nos cura desde la
oración de cada día, desde las personas que nos quieren, desde el
encuentro con él en los sacramentos, desde la lectura de su Palabra.
¿Me he sentido curado alguna vez por Jesús? ¿de rencor, de envidia, de pesimismo, de avaricia, de ...? Doy gracias.
¿Me dejo curar por Jesús? ¿pongo los medios? A veces no. Pido perdón y fuerza para dejarme curar.
C.
Sólo uno volvió para dar gracias. Que importante es dar gracias. Para
dar gracias tenemos que tener los ojos abiertos y descubrir todo lo
bueno que cada día recibimos de Dios, de los hermanos. Dando gracias
nuestras heridas cicatrizan mejor y el corazón del que nos ayudo se
llena de alegría. No es por casualidad que el sacramento más importante
de la vida cristiana sea la Eucaristía (=acción de gracias).
"Gracias Señor por ... ... ...
"Gracias, Señor, por la aurora y por el nuevo día.
Gracias por el sol que nos calienta e ilumina.
Gracias por la luna que alivia oscuridades.
Gracias por el viento, los árboles, los animales...
Gracias por la casa que nos acoge y protege.
Gracias por las sábanas, las toallas y los pañuelos.
Gracias por poder vestir cada día ropa limpia.
Gracias por el agua que brota en cada grifo.
Gracias por los alimentos de la despensa y la nevera.
¡Cuantas cosas tenemos, Señor, y a veces no somos conscientes!
Y sobre todo, Señor, gracias por tu amistad, tu perdón y tu compañía.
Gracias por el cariño de los amigos y la familia.
Gracias por las personas que hoy me ayudarán a sonreír y a seguir adelante.
Gracias por las personas a las que hoy podré amar y servir.
Gracias ...
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 14 de noviembre de 2023
Martes, 14 de noviembre de 2023
Martes de la 32ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 17, 7-10
En aquel tiempo, dijo el Señor: Suponed que un criado vuestro trabaja
como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros
le dice: «Enseguida, ven y ponte a la mesa? » ¿No le diréis: «Prepárame
de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo; y después comerás y
beberás tú ? » ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho
lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado,
decid: «Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que
hacer».
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Es verdad que todos necesitamos “palmaditas en la
espalda”, que sea reconocido y agradecido nuestro trabajo. Sin embargo,
no podemos trabajar y comprometernos para obtener premios y regalos,
como los niños. Pedimos a Dios que nos conceda amar sin esperar nada a
cambio, gratuitamente
B. A veces queremos “ajustar las cuentas” con Dios, nos parece que no
nos paga lo suficiente, le exigimos que nos compense nuestros desvelos y
tareas. No tiene sentido. Dios nos lo ha dado todo, antes de que
nosotros lo hubiéramos pedido, nos ha dado mucho más de lo que podríamos
merecer. Por eso, tenemos que decir: “Somos unos pobres siervos, hemos
hecho lo que teníamos que hacer.
Señor, ¿merece la pena decir la verdad?
¿trae cuenta renunciar a caprichos?
¿tiene sentido ser generoso y compartir?
¿qué voy a recibir por ser buen cristiano?
¿qué me vas a dar por seguirte?
A veces siento, Señor, que no merece la pena,
que es mejor buscar únicamente mi interés
dejar de sentir los problemas de los demás
y vivir la vida alegremente, sin renunciar a nada.
Así lo siento... y no me gusta esta sensación.
Sé qué tú das el ciento o el mil por uno,
incluso el cien por cero o el mil por nada,
que tú pagas sin saber si vas a recibir algo;
pero a veces no lo siento así, Señor,
y te pido que me ayudes a experimentarlo.
Señor, ayúdame a comprender y a sentir
que amar y servir a los demás es un regalo,
que vivir en la verdad es una gracia tuya,
que Tú haces posible mi esfuerzo y mi renuncia,
que seguirte y estar a tu lado es el mejor don,
que somos pobres siervos y sólo hemos hecho lo que debíamos.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 13 de noviembre de 2023
Lunes, 13 de noviembre de 2023
Lunes de la 32ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 17, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Es inevitable que sucedan
escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de
estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra
de molino y lo arrojasen al mar.
Tened cuidado.
Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te
ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: «lo
siento» , lo perdonarás.
Los apóstoles le pidieron al Señor: Auméntanos la fe.
El Señor contestó: Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a
esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar» , y os obedecería.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. En muchas ocasiones no valoramos las consecuencias de lo que hacemos y
decimos en las personas que nos ven y nos oyen. Nuestra vida influye en
las personas que nos rodean positiva o negativamente. Por eso, hemos de
tener cuidado, especialmente si estamos delante de "pequeños" en edad,
en forma de pensar, en dinero...
"Señor, perdona mi falta de sensibilidad con los hermanos"
"Dame sabiduría y fuerza para hacer y decir lo que más ayude a los hermanos"
B. ¿Qué hacemos cuando alguien nos ofende? ¿le decimos algo o lo
criticamos a su espalda? ¿intentamos corregirle o lo dejamos por
imposible a las primeras de cambio? ¿procuramos que mejore o lo mandamos
a paseo? Es menos comprometido pensar: "es mayor, ya sabe lo que se
hace" que "todos necesitamos que nos ayuden para crecer".
Y cuando le decimos algo ¿cómo lo hacemos? ¿con cariño o con
resentimiento? ¿pensando las cosas o a boca-jarro? ¿para desahogarme o
para ayudarle?
Señor, no nos dejes caer en el "ojo por ojo" o en el "diente por diente";
no permitas que me deje llevar por la rabia o por los deseos de venganza.
Ayúdame a seguir amando a quién se equivoca, a quien me hace daño;
Dame sabiduría para convertir el dolor en compasión afectiva y efectiva.
Enséñame a rezar por las personas que me han herido con sus palabras y obras;
a corregir sin humillar, por amor, con delicadeza, buscando el bien del otro.
Dame amor para no criticar a la espalda, para corregir a la cara, a solas.
Si no me hace caso, que no me dé por vencido y busque la ayuda de otras personas y de la comunidad.
Y si, ni aún así, no se corrige, dame la paz del que hace todo lo posible para solucionar un problema.
Señor, dame amor para corregir a quién se equivoca
y mucha humildad para dejarme corregir cuando me equivoco yo.
C. Si tuvierais fe... La fe es un don, un regalo, es gratuita. Pero
tenemos que abrir de par en par el corazón, la cabeza y las manos para
acogerla. Acogemos la fe cuando rezamos, cuando nos formamos para
comprender mejor los contenidos que creemos, cuando hacemos lo que Dios
nos dice, aunque nos dé miedo
Te he encontrado en muchos sitios, Señor.
He escuchado el latido de tu corazón en la tranquilidad perfecta de los campos,
en el sagrario de una catedral vacía,
en la unidad de mente y corazón de una asamblea de personas que te quieren.
Te he encontrado en el gozo, donde a menudo te busco.
En el dolor, te encuentro siempre,
pues el dolor es como el repique de la campana que me llama a rezar.
Señor, te he encontrado en la terrible magnitud del dolor de los demás.
Te he visto en la sublime aceptación y en la inexplicable alegría de los que sufren.
En cambio, no he logrado encontrarte en mis pequeños males
en mis estúpidos disgustos, en contratiempos insignificantes.
En mi cansancio, he dejado pasar inútilmente tu amor, tu entrega
y la vitalidad gozosa de tu pascua,
que queda sofocada por pensar en mí más que en Ti.
Señor, yo creo. Pero aumenta mi fe.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 12 de noviembre de 2023
Domingo, 12 de noviembre de 2023
Domingo de la 32ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 25, 1-13
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El Reino de
los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y
salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran
sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en
cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El
esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se
oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se
despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus
lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de
vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las sensatas
contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras,
mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis". Mientras iban a
comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él
al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también
las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos". Pero él
respondió: "Os lo aseguro: no os conozco". Por tanto, velad, porque no
sabéis el día ni la hora".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A primera vista parece que las vírgenes sensatas son egoístas, pero con
su actitud nos están enseñando algo importante:podemos compartir mucho,
pero en la vida y en la fe, hay cosas que nadie puede hacer por mí.
Nadie puede comer en lugar de mí. Nadie puede amar en lugar mí.
Señor, hazme diligente en la fe.
Cura mi pereza y hazme entender que…
nadie puede velar en lugar de mí,
nadie puede amar en lugar de mí,
nadie puede rezar en lugar de mí,
nadie puede vivir en lugar de mí.
Despiértanos del sueño de una vida superficial,
Que cada día llenemos nuestras lámparas
en la oración, en los sacramentos, en la comunidad...
para que podamos descubrir tu presencia entre nosotros
y encendamos cada día la luz de la esperanza.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 11 de noviembre de 2023
Sábado, 11 de noviembre de 2023. San Martín de Tours.
Sábado de la 31ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 16, 9-15
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: Ganaos amigos con el
dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas
eternas.
El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el
que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado.
Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale
de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo
dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a
uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del
segundo.
No podéis servir a Dios y al dinero.
Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro.
La arrogancia con los hombres, Dios la detesta.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante
es de fiar. Nos jugamos nuestra fidelidad a Jesús en las cosas menudas.
Para crecer como personas y como cristianos necesitamos cuidar los
detalles sencillos, insignificantes, escondidos. A los ojos de los
hombres son granos de arena sin importancia, pero a los ojos de Dios son
perlas llenas de valor. Que importante es la oración de cada día, el
saludo cariñoso a las personas, un gesto de ternura, un apretón de
manos, una sonrisa sincera...
"Señor, ayúdame a ser fiel en las cosas menudas"
"Gracias Jesús por las cosillas que me hacen feliz"
"Perdona, porque valoro demasiado las cosas grandes"
B. No podéis servir a Dios y al dinero. ¿En quién ponemos nuestra
confianza, en Dios o en el dinero y en las cosas que podemos comprar con
dinero? ¿A quién o a qué dedicamos nuestra vida, nuestro tiempo?
Necesitamos el dinero para vivir, pero sería absurdo vivir para tener
dinero.
"Perdona Señor mi apego desmedido al dinero"
"Ayúdame a amarte a ti sobre todas las cosas"
C. Presumís de arrogantes delante de los hombres, pero Dios os conoce
por dentro. Así dice Jesús a los fariseos y al fariseo que todos
llevamos dentro. Generalmente nos importa más el aplauso de las personas
que el reconocimiento de Dios, cuidamos más la belleza exterior que la
interior, nos gusta destacar más nuestras buenas obras que las de los
demás. Jesús nos llama a la coherencia, a la humildad, a la verdad.
"Danos Jesús el regalo de la humildad"
"Gracias Señor por las personas que me ayudan a ser sencillo"
Me dicen que triunfe a toda costa,
que pise fuerte, sin vacilar jamás,
mostrando siempre dominio
de las situaciones,
de las gentes,
de mí mismo.
Me dicen que escriba mi nombre
con letras hermosas en tarjeta noble,
que la impresión es lo que cuenta
y hay que lucir estilo,
títulos, rango y riqueza.
Me dicen que me cerciore
de tener todo bien atado,
de asegurar el futuro,
de dominar el presente,
para así vivir al límite.
Pero llegas tú y te ríes de esos consejos,
y me dices que desde arriba
no se ve a las personas,
que escriba mi nombre
en las horas regaladas,
en las puertas abiertas de mi vida,
en las manos ofrecidas
para apoyar al próximo.
Llegas tú y descolocas mi orden,
y me dices que salte al vacío.
Y me recuerdas que es en los sencillos,
los mansos, los pequeños y los pobres
donde está la Vida sin límite.
José María Rodríguez Olaizola, sj
Señor, Tú nos hablas con claridad. No podemos servir a Dios y al
dinero. Sin embargo, nuestra sociedad ha establecido una relación
equivocada con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio
sobre nosotros y nuestras sociedades. El dinero gobierna y no sirve. El
dinero es lo más importante y el ser humano ha quedado reducido a una
sola de sus necesidades: el consumo.
El afán de poder y de tener
no conoce límites. Los intereses del mercado, divinizado, se convierten
en regla absoluta. Todo vale con tal de acrecentar beneficios, aunque
millones de personas pasen hambre, aunque se contamine el medio
ambiente. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente,
las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa
minoría feliz.
Señor, danos luz y fuerza para revelarnos ante
esta idolatría, para denunciarla y combatirla. Danos fuerza para
favorecer una ética que permita crear un equilibrio y un orden social
más humano, al servicio de todos. Ilumina a los expertos financieros y a
los gobernantes de los países, a fin de que busquen y a trabajen por el
bien común. Ayúdanos a todos a socorrer a los pobres, a respetarlos y
promocionarlos; a no dejarnos atar por el dinero y a vivir una
solidaridad desinteresada y generosa. Amén.
Oración inspirada en Evangelii Gaudium 55-58.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 10 de noviembre de 2023
Viernes, 10 de noviembre de 2023. San León Magno.
Viernes de la 31ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Un hombre rico tenía un
administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.
El administrador se puso a echar sus cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora
que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me
da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la
administración, encuentre quien me reciba en su casa.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero:
¿Cuánto debes a mi amo? Este respondió: Cien barriles de aceite.
El le dijo: Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe «cincuenta».
Luego dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? ; El contestó: Cien fanegas de trigo.
Le dijo: Aquí está tu recibo: Escribe «ochenta».
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.
Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Parece que esta parábola anima a engañar y a robar sin
escrúpulos. Sin embargo, Jesús no alaba el engaño de los hijos de este
mundo, alaba su astucia. El administrador injusto es astuto y malo.
Jesús nos invita a ser astutos y buenos, inteligentes y generosos,
creativos y honrados. Jesús quiere que pongamos todos nuestras
capacidades al servicio de los hermanos. Pedimos su ayuda para ser así.
B. Sin embargo, tenemos que reconocer que a veces nos parecemos bastante
al administrador injusto. Utilizamos la astucia, la inteligencia, la
creatividad solamente en favor nuestro y a veces en contra de los demás.
Pensamos hechos concretos y pedimos perdón.
C. Finalmente recordamos a quienes ponen todos sus talentos al servicio
de los demás: analizan la realidad, buscan ayudas económicas y humanas,
diseñan estrategias, evalúan las acciones y los logros obtenidos... se
devanan los sesos para solucionar problemas, para ayudar, para
transformar poco a poco el mundo que nos rodea. Pensamos en personas
concretas. A veces también nosotros actuamos así. Damos gracias.
Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado.
Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas,
a ponerlas al servicio de los hermanos,
de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz.
Que mi astucia no se vuelque en alcanzar mis caprichos
y busque el crecimiento de los más pequeños y pobres.
Que mi inteligencia no sirva para justificar mis errores,
y me ayude a crecer en sinceridad y humanidad.
Que mi creatividad no sea egoísta ni aprovechada
y abra nuevos caminos para la generosidad y el amor.
Que mi talento no se centre en perseguir mi bienestar
y trabaje para construir el bien común y la paz.
Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado.
Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas,
a ponerlas al servicio de los hermanos,
de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.