Sábado de la 32ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a los discípulos cómo tenían que
orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: Había un juez
en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: «Hazme
justicia frente a mi adversario» ; por algún tiempo se negó, pero
después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como
esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar
pegándome en la cara».
Y el Señor añadió: Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios ¿no
hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche ? ¿o les dará
largas ? Os digo que les hará justicia sin tardar.
Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. ¿Cuál era la intención de Jesús al proponer esta parábola?
El mismo texto nos lo dice: Jesús quería que entendiesen, que
entendamos, que hay que orar siempre, sin desanimarse. Para crecer en la
fe, en la amistad con Jesucristo no sirve solamente rezar de vez en
cuando, cuando me apetece, cuando necesito algo. La fe crece con la
fidelidad en la oración. Sin embargo en muchas ocasiones rezar se
convierte en un trabajo duro, incluso repelente... Pido al Señor el
regalo de la perseverancia para rezar siempre.
B. ¿Para qué rezar tanto? Algunos dicen con razón: "Dios ya sabe lo que
necesito", "Dios no es un juez injusto, es Padre bueno y generoso, que
nos da todo antes de pedir nada", "Hay muchas cosas que hacer"; sin
embargo sacan una consecuencia equivocada: "Rezar es un pérdida de
tiempo". Jesús, sin embargo, nos invita a rezar siempre. Él rezaba para
dar gracias a Dios, para pedir fuerzas a su Padre, para desahogarse con
Él, para tomar decisiones con acierto... para sentirse amado y amar a su
Padre. ¿Por qué rezo yo? ¿rezo como Jesús?
"Señor, enséñanos a orar"
C. ¿Por qué no somos fieles a la oración? Cada uno tendrá que buscar sus
razones. He aquí algunas de las más comunes: no somos conscientes de
todo lo que nos quiere Dios, creemos que podemos vivir sin pedir ayuda
de nadie, nos ocupamos de lo urgente y descuidamos lo importante, nos
cuesta reconocer que todo lo que somos lo hemos recibido de Dios...
Puedo pedir a Dios que me dé luz para descubrir que obstáculos no me
dejan ser fiel a la oración y fuerza para superarlos.
Subo a la montaña para orar, buscando los destellos de tu rostro; me
pongo en tu presencia y la nube me ilumina, la nube que me envuelve y me
penetra, transparencia de tu gloria, sacramento, y guardo tu rostro y
tu palabra.
Tu rostro buscaré, Señor; orando en el templo, buscaré;
escuchando tu silencio, buscaré; y buscando siento que me miras, y
entraño la mirada de tu rostro.
Tu rostro buscaré, Señor; bajaré
hasta la choza y la chabola, para orar, para estar con los excluidos,
inmigrantes de color, receptores de todos los rechazos y rostros
humillados, suplicantes, en el fondo, como el tuyo.
El cielo se abre en su presencia y yo me siento como un reo, porque no hay lugar en nuestras casas.
Tu
rostro buscaré, Señor, me acerco al hospital en oración, buscando tu
rostro en los enfermos, rostros doloridos, tu rostro ensangrentado, son
un cielo abierto, y los beso, y te beso.
Tu rostro buscaré, Señor, en
oración, hasta en la cárcel, rostros odiosos, son tu rostro en el
infierno, por la desesperanza y la tristeza, y los quiero, porque tu
misericordia les devuelve la esperanza.
Tu rostro buscaré, Señor,
orando en los ríos humanos de la ciudad, en las colas del autobús o en
el metro, en los estadios y grandes almacenes, en los templos, rostros
desdibujados, impacientes, tu rostro anónimo todavía, y yo los voy
llamando por su nombre.
No me escondas tu rostro, Señor, porque se
hace de noche, quiero entrañar tu rostro deseado con todos sus
destellos, tu rostro, icono del Padre, la más brillante Teofanía.
Tu rostro me descubre que Dios está enfermo, muy enfermo, de amor.
Dios hace justicia sin tardar. ¿Y nosotros?
Oh, Dios, confíame tu juicio, conviérteme en portador de tu justicia.
Que me dirija a las personas con justicia, a tus afligidos con cercanía.
Que por las calles y las casas se extienda tu paz por la justicia.
Que defienda a la gente oprimida,
que salve a las familias pobres y plante cara al opresor.
Señor, que en mi entorno la honradez sea la norma,
y que a nadie le falte lo básico para vivir.
Que tu justicia domine de mar a mar, de país a país,
de pueblo a pueblo.
Y cuando la gente me vea, que intuyan Tu nombre,
que mi vida hable de ti,
Mi palabra cante tu gloria, y mis acciones sean tu bendición.
Tras las huellas de tu Hijo, el primero, el maestro. Amén.
Adaptación del Salmo 72
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.