Sábado de la 31ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 16, 9-15
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: Ganaos amigos con el
dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas
eternas.
El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el
que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado.
Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale
de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo
dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a
uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del
segundo.
No podéis servir a Dios y al dinero.
Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro.
La arrogancia con los hombres, Dios la detesta.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante
es de fiar. Nos jugamos nuestra fidelidad a Jesús en las cosas menudas.
Para crecer como personas y como cristianos necesitamos cuidar los
detalles sencillos, insignificantes, escondidos. A los ojos de los
hombres son granos de arena sin importancia, pero a los ojos de Dios son
perlas llenas de valor. Que importante es la oración de cada día, el
saludo cariñoso a las personas, un gesto de ternura, un apretón de
manos, una sonrisa sincera...
"Señor, ayúdame a ser fiel en las cosas menudas"
"Gracias Jesús por las cosillas que me hacen feliz"
"Perdona, porque valoro demasiado las cosas grandes"
B. No podéis servir a Dios y al dinero. ¿En quién ponemos nuestra
confianza, en Dios o en el dinero y en las cosas que podemos comprar con
dinero? ¿A quién o a qué dedicamos nuestra vida, nuestro tiempo?
Necesitamos el dinero para vivir, pero sería absurdo vivir para tener
dinero.
"Perdona Señor mi apego desmedido al dinero"
"Ayúdame a amarte a ti sobre todas las cosas"
C. Presumís de arrogantes delante de los hombres, pero Dios os conoce
por dentro. Así dice Jesús a los fariseos y al fariseo que todos
llevamos dentro. Generalmente nos importa más el aplauso de las personas
que el reconocimiento de Dios, cuidamos más la belleza exterior que la
interior, nos gusta destacar más nuestras buenas obras que las de los
demás. Jesús nos llama a la coherencia, a la humildad, a la verdad.
"Danos Jesús el regalo de la humildad"
"Gracias Señor por las personas que me ayudan a ser sencillo"
Me dicen que triunfe a toda costa,
que pise fuerte, sin vacilar jamás,
mostrando siempre dominio
de las situaciones,
de las gentes,
de mí mismo.
Me dicen que escriba mi nombre
con letras hermosas en tarjeta noble,
que la impresión es lo que cuenta
y hay que lucir estilo,
títulos, rango y riqueza.
Me dicen que me cerciore
de tener todo bien atado,
de asegurar el futuro,
de dominar el presente,
para así vivir al límite.
Pero llegas tú y te ríes de esos consejos,
y me dices que desde arriba
no se ve a las personas,
que escriba mi nombre
en las horas regaladas,
en las puertas abiertas de mi vida,
en las manos ofrecidas
para apoyar al próximo.
Llegas tú y descolocas mi orden,
y me dices que salte al vacío.
Y me recuerdas que es en los sencillos,
los mansos, los pequeños y los pobres
donde está la Vida sin límite.
José María Rodríguez Olaizola, sj
Señor, Tú nos hablas con claridad. No podemos servir a Dios y al
dinero. Sin embargo, nuestra sociedad ha establecido una relación
equivocada con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio
sobre nosotros y nuestras sociedades. El dinero gobierna y no sirve. El
dinero es lo más importante y el ser humano ha quedado reducido a una
sola de sus necesidades: el consumo.
El afán de poder y de tener
no conoce límites. Los intereses del mercado, divinizado, se convierten
en regla absoluta. Todo vale con tal de acrecentar beneficios, aunque
millones de personas pasen hambre, aunque se contamine el medio
ambiente. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente,
las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa
minoría feliz.
Señor, danos luz y fuerza para revelarnos ante
esta idolatría, para denunciarla y combatirla. Danos fuerza para
favorecer una ética que permita crear un equilibrio y un orden social
más humano, al servicio de todos. Ilumina a los expertos financieros y a
los gobernantes de los países, a fin de que busquen y a trabajen por el
bien común. Ayúdanos a todos a socorrer a los pobres, a respetarlos y
promocionarlos; a no dejarnos atar por el dinero y a vivir una
solidaridad desinteresada y generosa. Amén.
Oración inspirada en Evangelii Gaudium 55-58.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.