Lunes de la 4ª semana de Pascua A
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 10, 11‑18
En aquel tiempo, dijo Jesús:
—«Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el 
asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, 
abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es 
que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, 
igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por 
las ovejas.
Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las
 tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo 
Pastor.
Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder 
recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo
 poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he 
recibido de mi Padre.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús es nuestro pastor. Ha dado la vida por su rebaño, por cada una de 
las ovejas, nos ha defendido en los peligros. A él le importamos de 
verdad. Podemos recordar momentos de nuestra vida en los que hemos 
sentido la mano del buen Pastor, amorosa y fuerte a la vez. Damos 
gracias.
El propósito de Jesús es claro: que haya un solo rebaño y un solo 
pastor. Y murió en la cruz para que todos sean uno. Los cristianos, como
 Jesús, trabajamos por la unidad de nuestras familias, de nuestros 
pueblos y ciudades, de la comunidad cristiana, de la Iglesia entera. 
Pedimos perdón por las divisiones que provocamos; damos gracias por el 
don de la unidad. Pedimos fuerza para ser instrumentos de unidad.
Jesús da su vida libremente. Sabe que la está jugando cada vez que 
habla, cada vez que actúa. Es fiel al mandato del Padre, aunque le 
cueste. ¿Qué te dice Jesús? ¿Qué le dices?
Jesús, Buen Pastor, queremos seguir tus pasos. Danos tu Espíritu, 
para aprender a vivir en la misericordia. Ayúdanos a descubrir la 
gratuidad de tu amor, entrega generosa, don de vida que se regala.
Queremos compartir tu sueño de construir un mundo justo, donde exista
 igualdad y una fraternidad real, donde haya pan para todos y la 
libertad sea una luz que ilumine a todas las personas.
Danos tu Espíritu, Jesús, Buen Pastor, para perseverar en nuestra 
búsqueda, para seguir en camino, para animarnos a la esperanza activa de
 hacer un Reino de paz y de bondad para todos.
Jesús,
Buen Pastor, que pasaste haciendo el bien, viviendo la misericordia 
en la atención a los enfermos, en la búsqueda de los marginados, en la 
denuncia de las injusticias, en la apertura al Dios de la vida, en la 
enseñanza paciente de los discípulos, en el anuncio del Reino para 
todos.
Danos tu Espíritu, Jesús, para seguirte, para imitar tu entrega, para
 hacer el bien en nuestros días, para vivir en la bondad, caminando 
hacia tu Reino. Amén
-------------------------------
Nos llamas por nuestro nombre
y nos reconoces por mil gestos y detalles
que llevas grabados en tus pupilas.
Dispuesto a dar la cara y la vida
por nosotros, a pesar de nuestras tonterías,
tus palabras son nuestra seguridad.
Tú eres el buen pastor.
Pastor enérgico que nos sacas del aprisco
y nos pones en camino contigo
en búsqueda de otros pastos y fuentes.
Nos haces repudiar las doctrinas enlatadas,
los ritos repetidos y sin sentido;
y nos dices: Id donde el corazón os lleve.
Tú eres el buen pastor.
Andábamos despistados por ahí,
cada uno en su casa, para sí y a lo suyo,
cuando Tú nos llamaste a tu comunidad.
En tu compañía, al caminar juntos,
hemos abierto los ojos y el corazón
a nuevos y refrescantes horizontes.
Tú eres el buen pastor.
Contigo pasamos de la sumisión
a la fe gozosa y personal,
del gregarismo a la comunión,
del miedo a la libertad,
del individualismo a la solidaridad,
del temor a la filiación.
Tú eres el buen pastor.
Contigo hemos roto el silencio
y nos atrevemos a levantar la voz,
a la denuncia y a la contestación;
y también al canto y a la alabanza
porque bulle la vida en nuestras entrañas
y late de esperanza nuestro corazón.
Tú eres el buen pastor.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.  
lunes, 1 de mayo de 2023
Lunes, 1 de mayo de 2023. San José Obrero
domingo, 30 de abril de 2023
Domingo, 30 de abril de 2023
 Domingo de la 4ª semana de Pascua A
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 10, 1‑10
En aquel tiempo, dijo Jesús:
—«Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las 
ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el 
que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el 
guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a
 sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina 
delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un 
extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz 
de los extraños.»
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
—«Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han 
venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los 
escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“Yo soy la puerta”. A través de Cristo-puerta, el Dios invisible y 
omnipotente, se hace cercano y amoroso par ti. A través de Cristo-puerta
 nos encontramos con Dios.
            “Gracias, Jesús, por abrir nos la puerta que nos conduce a Dios”
            “Perdón, Jesús, a veces preferimos entrar por otras puertas”
Entrar por Cristo-puerta significa hacerse como él, adquirir sus modos 
de actuar, sus sentimientos, sus actitudes; es dejarse transformar por 
Cristo: cristificarse. San Pablo lo expresó así: “no vivo yo, sino que 
es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20).  ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le 
dices?
Para ser pastor del hermano, hemos de entrar por la puerta (por Jesús), 
tenemos que amar con él, con generosidad, gratuitamente, con cercanía, 
estando dispuestos a entregar la vida. Pedimos al Señor por los que de 
una manera especial están llamados a ser pastores de los demás, por los 
gobernantes de todos los pueblos, por los Obispos y los sacerdotes, 
pastores del Pueblo de Dios.
La puerta de esta casa no entiende de candados,
llaves, pestillos, alarmas de seguridad,
miedos ancestrales o porteros actuales...
Esta puerta no entiende de portazos,
de esperas interminables,
de colas compradas,
de voces enlatadas
para que vuelva usted mañana.
La puerta de esta casa no entiende de fronteras,
ni de papeles que discriminan,
ni de órdenes judiciales que hollan su acogida,
ni de permisos de salida y ausencia,
ni de llenos que niegan más cabida.
Esta puerta entiende de colores, brisas y perfumes:
de rostros anhelantes que suplican y no piden,
de manos que sangran y se ensucian
arrancando a la niebla la oportunidad de vivir,
de ojos que miran y ven más allá de los disfraces,
de risas que hieren todas las oscuridades.
Esta puerta entiende de la urdimbre de los sueños,
de tapices siempre misericordiosos,
de serenos atentos y acogedores,
de riesgos compartidos,
de días trabajados y noches disfrutadas,
de promesas sembradas,
de cafés que se quedan fríos en diálogos cálidos,
y de bienvenidas a todas las horas.
La puerta de esta casa es puerta abierta:
acoge a quien se acerca,
venga como venga
y sea la hora que sea;
favorece las entradas y salidas,
no retiene a nadie
y protege a quien se queda.
No podría ser de otra forma,
pues la puerta de esta casa
está diseñada y creada por el Espíritu
en sus muchas noches de vela.
Lleva grabados sus surcos
Y funciona con su santo y seña.
¡Yo soy la puerta!,
grítalo por caminos y veredas,
en las plazas y en los corazones,
y rompe las fronteras.
Hoy, Señor, como casi todos los días,
es día de entrada,
de acogida
y compañía.
Florentino Ulibarri
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Alienta a los hermanos que llevan el cayado del pastor
para que no les falte el coraje
y la alegría de Jesús y sus seguidores;
para que puedan conducir al pueblo
a las aguas vivas de la convivencia y la reconciliación.
Anima a los que luchan por el reino,
vela por el que se desvía del camino
y devuelve la vida al que la entrega.
Aumenta en todos el deseo de comunión,
el mutuo respeto, la acogida y la fraternidad.
Da fuerza a las ovejas desvalidas de tu pueblo,
confianza a los desesperados,
decisión a los dubitativos
y amor a los que tienen odio.
Y déjanos aclamarte ahora como el Padre de Jesús,
que perdona las deudas e invita a perdonarlas.
Cipriano Díaz Marcos, sj
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 29 de abril de 2023
Sábado, 29 de abril de 2023. Santa Catalina de Siena.
Santa Catalina de Siena
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 11, 25-27
En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar"
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús reza, da gracias por las maravillas que el Padre hace en el corazón de los sencillos, como Santa Catalina. En el año 1353, cuando ella tenía 6, vive la primera experiencia sobrenatural. Desde ese día Catalina es una persona totalmente distinta. Parece que ya no vive para lo material sino sólo para lo espiritual. Por consejo de sus padres y ante la insistencia continua de su hermana, Catalina empieza a arreglase, vestir a la moda, a teñirse el pelo y a llenarse de coloretes. Tiene 12 años. Ante la muerte de su hermana, Catalina promete que no buscará más lo mundanal y material sino solamente lo espiritual y sobrenatural. Es lo que ella llamará su "conversión". Sus padres y hermanos que desean para ella un brillante matrimonio se dedican a hacerle insoportable esa vida de espiritualidad. En 1363 se hace Terciaria dominica. Fue necesario conseguir tres sacerdotes para confesar a los pecadores que iban a consultar a la santa. En 1376, el Papa, por influencia de Catalina, vuelve a Roma desde Avignon. El 29 de abril muere en Roma a la edad de 33 años.
Hoy Dios sigue haciendo milagros en la vida de muchas personas. Pedimos luz para descubrir y un corazón que sepa agradecer.
Dios quiere bendecir a todos, pero sólo los que tienen un corazón de pobre, humilde, sólo puede entrar en la vida de los que han apartado de su horizonte el orgullo, la autosuficiencia, la soberbia... Como diría San Pablo, la fuerza de Dios se muestra perfecta en nuestra debilidad.
“Señor, haznos pobres y sencillos”
“Gracias por mostrarnos la grandeza de lo pequeño"
Nos unimos a la oración de Jesús, que da gracias por la gente sencilla, que acoge y vive su Evangelio
Te doy gracias, Padre, de todo corazón
por los pobres que nada tienen y aún reparten,
por las personas que pasan sed y agua nos dan,
por los débiles que a sus hermanos fortalecen,
por los que sufren y comparten su consuelo,
por los que esperan y contagian su esperanza,
por los que aman, aunque el odio les rodee,
por los que se conmueven ante un amanecer,
ante un recién nacido, ante un gesto de amor.
Te doy gracias, Padre, de todo corazón,
por los humildes que piden y acogen tu perdón,
por los que se estremecen al escuchar tu Palabra,
por los viven con gratitud la posibilidad de dar la vida,
por los que se alimentan en el pan de la Eucaristia,
por los que saben apoyarse en sus hermanos,
por tus hijos que se emocionan al llamarte Padre.
Ayúdanos a crecer en sencillez y humildad,
a acoger agradecidos tu Palabra y tu amor.
Podemos alegrarnos y dar gracias por muchas cosas…
La fiesta, la música, la chispa, el éxito,
el acierto, el afecto,
el prestigio, lo entretenido,
las pequeñas comodidades,
un rato en buena compañía,
caer bien,
conocer gente,
tener amigos,
algún gesto de ternura,
un buen libro,
unas risas…
…todo esto, sí.
Pero hay más:
la gratitud, por tantas oportunidades,
los fracasos, que son escuela,
los errores, si nos hacen humildes,
la soledad, porque nunca es completa,
las etapas malas, que siempre terminan,
las batallas internas, porque estamos vivos,
los grandes ideales
que dan sentido a las grandes entregas,
la fe, a las duras y a las maduras,
y tantas historias cotidianas
en las que se gesta lo eterno.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 28 de abril de 2023
Viernes, 28 de abril de 2023
 Viernes de la 3ª semana de Pascua
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 6,52-59
En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí: "¿Cómo puede éste 
darnos a comer su carne?" Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no
 coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis 
vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida 
eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera 
comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi 
sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo 
vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es
 el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo 
comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre." Esto lo 
dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Los judíos no entendían las palabras de Jesús. Nosotros las podemos 
comprender mejor: sabemos que Jesús está hablando de la Eucaristía. En 
la Eucaristía Jesús nos da a comer su cuerpo y su sangre.
La Eucaristía es el alimento principal del cristiano. Por la Eucaristía,
 la vida y la fuerza de Jesús, es también nuestra vida y nuestra fuerza.
 Si no nos alimentamos de Cristo, no podemos ser buenos cristianos.
Los enamorados se comen a besos, con la mirada. Nada les alimenta más 
que estar juntos. Viven el uno para el otro. Disfrutan amando al otro, 
dejándose amar por el otro, amando juntos... Algo semejante es la 
relación que Jesús nos propone.
Señor, gracias por ser nuestro pan,
porque te dejas comer por nosotros,
porque nos ofreces tu vida entera
para que vivamos por tu Amor,
como Tú vives del Amor del Padre.
Danos, cada día, sabiduría y humildad,
para no vivir de mí y de mi vanidad;
de mis deseos de poder y de poseer,
de la satisfacción de mis caprichos;
para vivir de Ti y de tu Amor;
Que cada día, Señor, sepa acoger,
como un mendigo que se sabe afortunado,
tu Luz, que me ayuda a ver la verdad y la mentira,
tu Fuerza, que me sostiene,
tu Palabra, que me recuerda quién soy y para qué he nacido,
tu Mano, que me defiende,
tu Sabiduría, que me conduce a la Vida,
tu Mirada, que me da la Paz que a veces no tengo,
tu Eucaristía, tu pan y tu vino,
que alimenta mi hambre de amor y de alegría.
de entregar mi tiempo y mi vida entera,
como Tú y siempre contigo.
Amén.
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Cristo conmigo,
Cristo dentro de mí,
Cristo detrás de mí,
Cristo delante de mí,
Cristo a mi derecha,
Cristo en mi casa,
Cristo en mi camino,
Cristo en mi puesto de trabajo,
Cristo en todos los ojos que me ven,
Cristo en todos los oídos que me escuchan,
Cristo en la boca de todo aquel que me habla,
Cristo en el corazón de todo aquel que piensa en mí,
Cristo conmigo y yo con Cristo.
Siempre y en todas partes.
Atribuido a san Patricio
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Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.
Antonio Machado
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 27 de abril de 2023
Jueves, 27 de abrilde 2023
 Jueves de la 3ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 6,44-51
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Nadie puede venir a mí, si no 
lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. 
Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios." Todo el 
que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie 
haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al 
Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la
 vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste 
es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. 
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan 
vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del 
mundo."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Insiste el Evangelio de San Juan en recordarnos la importancia de la fe.
 La fe no sólo nos conduce a la vida eterna, la fe nos da vida eterna 
ya, en esta tierra, en este momento, aunque sea de forma parcial.
            “Gracias Señor, por la vida, por la esperanza, por el amor”
Nadie puede presumir de la fe frente a los demás. La fe es un regalo de 
Dios: “Nadie puede venir a mí, si el Padre no lo atrae”. Dios atrae a 
todos; en todos ha puesto la sed de la vida eterna, el hambre de su 
amistad. Pero podemos resistirnos a esta atracción. Podemos acallarla, 
podemos dejarla para mañana...
Señor,
son muchas, cada vez más,
las cosas que nos apartan de Ti.
Esas preocupaciones estériles,
esos frívolos placeres,
esos inútiles cuidados,
esas ilusiones inconsistentes,
esas causas triviales,
esos vacíos deberes...
Muchas y muy variadas son las cosas
que eclipsan tu diáfana presencia
entre nosotros.
El orgullo,
que nos impide aceptar la ayuda de los demás;
la envidia,
que corroe todo horizonte;
el remordimiento,
que mantiene abiertas tantas heridas;
la pereza,
que acumula cargas cada vez más pesadas;
el ansia de seguridad,
que nos lleva a atesorar más de lo que necesitamos...
Pero a pesar de todo.
Tú eres más fuerte que todas esas cosas.
Te haces presente en nuestra desidia y torpeza
-superando muros, silencios y olvidos-
simplemente porque gritamos
o nos ves tristes y perdidos.
Crees en nosotros aunque te demos crédito negativo.
¡Atráenos, cada vez más fuertemente, hacia Ti!
Florentino Ulibarri
El pan de la Eucaristía es anticipo de la fiesta que Dios prepara a todos sus hijos…
La mesa está llena.
Se sirven manjares exquisitos:
la paz, el pan,
la palabra
 de amor
 de acogida
 de justicia
 de perdón.
Nadie queda fuera,
que si no la fiesta no sería tal.
Los comensales disfrutan
del momento,
 y al dedicarse tiempo
 unos a otros,
se reconocen,
por vez primera, hermanos.
La alegría se canta,
los ojos se encuentran,
las barreras bajan,
las manos se estrechan,
la fe se celebra…
…y un Dios se desvive
al poner la mesa.  (José María Rodríguez Olaizola, sj)
Gracias, Dios, por este pan.
Gracias, por esta esperanza.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 26 de abril de 2023
Miércoles, 26 de abril de 2023. San Isidoro.
San Isidoro
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra.
Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo.
No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una vela para ponerla debajo del celemín, sino para 
ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesucristo nos ha traído la mejor sal y la luz más clara: su Evangelio, 
su vida.  El Evangelio de Jesús da sabor de esperanza, de fraternidad, 
de fe al mundo. La vida de Jesús ilumina nuestra existencia y nos ayuda a
 descubrir cómo somos en realidad y cómo podríamos ser...
            “Gracias Señor por ser la sal de mi vida”
            “A veces no me dejo iluminar por ti. Perdóname”
            “Que no me aparte nunca de tu luz, Señor”
Pero la sal y la luz de Jesucristo no son sólo para nuestro disfrute 
personal. Él nos dice: Vosotros sois la sal de la tierra y la luz del 
mundo. Tu parroquia ha de ser sal y luz en el barrio, tú tienes que ser 
sal y luz en medio de tu familia, de tus amigos, como lo fue San Isidoro
 en su tiempo.
Sin embargo, en muchas ocasiones nos parece que no podemos ser sal y luz
 de nada. Nos paraliza nuestra pequeñez, nuestros pecados... No da miedo
 ir en contra de la corriente, en contra de una corriente muy fuerte. 
Jesús conoce nuestra debilidad y sabe bien de la fuerza del mal, pero 
confía en nosotros y nos envía. Es posible ser sal y luz desde la 
pequeñez. Si confiamos y nos apoyamos en Él, su fuerza se manifestará en
 nuestra debilidad.
¿Cómo eres y cómo podrías ser sal y luz? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
De San  Isidoro es esta oración preciosa:
¡Aquí estamos, Señor, Espíritu Santo!
¡Aquí estamos, reunidos en tu presencia!
Limitados sí, por la malicia del pecado,
pero confiados al reunirnos en tu nombre.
Ven y quédate con nosotros:
dígnate infundirte en lo más íntimo de nuestros corazones.
Enséñanos en qué tenemos que ocuparnos,
hacia dónde hemos de dirigir nuestros esfuerzos,
haznos saber lo que debemos realizar;
para que con tu ayuda te podamos agradar en todo.
Sé tú sólo quien inspires
y lleves a feliz término nuestras decisiones;
Tú que sólo con Dios Padre y su Hijo
posees el nombre glorioso.
No permitas que seamos
perturbadores de la justicia,
Tú que amas, sobre todo la equidad
en sumo grado.
Que la ignorancia no nos arrastre al mal,
ni el aplauso nos desvíe,
ni nos corrompa el interés de lucro,
o la preferencia de personas;
antes bien, únenos a Ti de modo eficaz
por el don de tu sola gracia.
Que seamos uno en Ti
y en nada nos apartemos de la verdad.
Y por hallarnos reunidos en tu nombre,
podamos en todo mantener la justicia,
guiados por el amor filial, para que aquí y ahora
nuestro dictamen en nada disienta de Ti,
y en lo venidero consigamos la eterna recompensa
por haber actuado conforme a tus designios.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 25 de abril de 2023
Martes, 25 de abril de 2023. San Marcos.
 San Marcos
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 16, 15-18
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:
-«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi 
nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si 
beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los 
enfermos, y quedarán sanos.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
San Marcos se dejo seducir por Cristo. El amor de Dios llenaba su 
corazón de alegría, una alegría que tenía que compartir. Entendió 
enseguida que ser cristiano es ser anunciador de una Buena Noticia: 
escribió con sencillez su Evangelio y lo anunció con todas las fuerzas 
de su alma. ¿Evangelizas? ¿Cómo lo haces? ¿Con qué palabras y con qué 
gestos? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
El que crea y se bautice se salvará, será más feliz, su vida tendrá 
sentido, su esperanza será más fuerte, tendrá más fuerza para amar, para
 perdona, para entregar su vida…
            “Gracias Señor por el don de la fe y del bautismo”
Echarán demonios: mentiras, injusticias, guerras, discordias… Hablarán 
lenguas nuevas: el testimonio, la entrega, la dulzura…. Cogerán 
serpientes y beberán venenos: incomprensiones, rechazos, insultos… y no 
les hará daño.
           
Es fácil amar lo amable, rozar lo bello,
admirar brillos y fachadas,
agujero negro de miradas distraídas;
aplaudir lo exitoso,
jalear lo apuesto,
empujar aún más alto
lo que no toca techo.
Difícil es adentrarse en el caos
oculto tras el rostro cordial.
Deambular por las estancias
pobladas por demonios de dentro,
las memorias
que encadenan nuestro vuelo a derrotas pasadas,
los amores difíciles,
las batallas perdidas,
los gritos que, sin darlos,
martillean en cada rincón.
Difícil, pero posible.
Todos necesitamos,
alguna vez,
alguien
que toque, con ternura,
nuestras cicatrices.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
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«Id al mundo entero y proclamad el 
Evangelio a toda la creación». Con estas palabras, Jesús, te diriges a 
cada uno de nosotros. Quieres que contagiemos la alegría de encontrarte,
 el gozo de la fe, de sentirnos amados por ti; para que todos te 
conozcan, te amen y sean más felices. La fe es una llama que se hace más
 viva cuanto más se comparte.
¿Dónde nos envías, Jesús? No hay 
fronteras, no hay límites: nos envías a todos. El evangelio es para 
todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos,
 más acogedores. Es para todos. También para quien parece más lejano, 
más indiferente. Tú buscas a todos, quieres que todos sientan el calor 
de tu misericordia y de tu amor.
Señor, no tengo ninguna 
preparación especial y a veces soy una calamidad. Como Jeremías, yo 
también te digo: «¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo 
soy un niño». Y tú me dices lo mismo que dijiste a Jeremías: «No les 
tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte». «No tengáis miedo», 
nos dices. Cuando vamos a anunciarte, Tú mismo vas por delante y nos 
guías. Nunca nos deja solos, nunca dejas solo a nadie. Nos acompañas 
siempre.
Jesús, no nos has dicho: «Ve», sino «Id». Nos envías 
juntos, en grupo, en comunidad, en iglesia. Juntos hacemos frente a los 
desafíos. Juntos somos fuertes. Juntos descubrimos recursos que 
pensábamos que no teníamos.
Nos envías para servir. Evangelizar 
no son sólo palabras, es dejar que nuestra vida se identifique con la 
tuya, es tener tus sentimientos, tus pensamientos, tus acciones. Y tu 
vida, Jesús, es una vida para los demás, es una vida de servicio. 
Ayúdanos a superar nuestros egoísmos, para servir, inclinándonos para 
lavar los pies de nuestros hermanos, como tú hiciste, como tú haces, 
Jesús.
Danos un corazón que sepa acoger la fuerza que nos ofreces
 para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler 
las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un 
mundo nuevo. Gracias, Jesús, porque, a pesar de nuestras miserias, 
cuentas con nosotros, cuentas conmigo.
Inspirada en una homilía del Papa Francisco en la JMJ Rio de Janeiro 2013
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
 
