Lunes de la 3ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 6,22-29
Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo 
vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había 
quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una 
lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus 
discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de 
Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el 
que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni 
Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún
 en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le 
preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús les contestó: "Os
 lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque 
comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, 
sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el 
Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios." Ellos le 
preguntaron: "Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que 
Dios quiere?" Respondió Jesús: "La obra que Dios quiere es ésta: que 
creáis en el que él ha enviado."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
La gente sigue a Jesús, pero Él sabe bien cual es la razón principal de 
este seguimiento: “me buscáis porque habéis comido pan hasta hartaros”. 
¿Por qué seguimos nosotros a Jesús? ¿Por qué somos cristianos? ¿Buscamos
 a Dios o vamos tras el pan o la tranquilidad que nos regala? Nos lo 
plantemos. Y pedimos a Dios que nos ayude a purificar nuestra amistad 
con Él y con los demás.
Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de nuestra desmesurada búsqueda de comodidad y "bienestar";
de nuestros horizontes chatos;
de nuestra mirada miope que incluye a los nuestros y deja al margen a tantos...
Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de los prejuicios con que reducimos a los demás por miedo,
de la violencia con la que nos tratamos,
de la indiferencia incluso con los más cercanos...
Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de nuestras hipocresías,
de nuestros cansancios y desencantos,
de vivir como si no existieras,
de buscar sólo tus regalos y olvidarnos de Vos...
Si quieres Señor, puedes purificarnos...
de nuestras faltas de confianza,
de nuestras inseguridades,
de nuestro regateo de amor.
Si quieres, Señor, puedes llenarnos de tu compasión,
despertarnos tus sueños,
fascinarnos con tu persona y con tu mensaje,
tomarnos el corazón para la construcción de tu Reino,
hacernos disponibles a tu llamada.
Trabajad por el alimento que perdura hasta la vida eterna.  ¿A qué 
dedicamos nuestro tiempo, nuestras preocupaciones, nuestro trabajo?
Muchos anuncios,
muchas promesas,
muchas rebajas,
muchas oportunidades,
muchas gangas...
Muchas voces susurran
constantemente
sus ofertas.
Con sus llamativas,
vanas,
huecas,
lights palabras
cubren su pobreza
y cantan sus dudosas alabanzas.
Mas no me satisfacen,
pues ni me alimentan,
ni me quitan el hambre,
ni me liberan de los espíritus que traen males,
ni curan mis enfermedades,
ni alumbran mis rincones .oscuros.
ni me traen buenas noticias,
ni riegan mis esperanzas sociales
ni satisfacen mis necesidades,
ni me defienden de sus intrigas,
ni me acogen como persona,
ni me dan buenas sensaciones...
En este mar de palabras,
de propaganda sofisticada,
de ilusiones engañosas,
de ofertas apetecibles,
de oportunidades al alcance,
de verdades sin misterio,
de doctrinas nuevas,
de productos con lábel,
de soluciones a la carta...
de predicadores sin conciencia...
yo sólo quiero dar crédito
a tu palabra buena y nueva,
valiosa y gratuita,
que me ofrece vida,
la dignidad y la alegría.
Yo sólo quiero darte crédito
a ti, que eres la palabra y la vida.
Creo, Señor, en ti,
y creo que eres la Palabra auténtica.
Florentino Ulibarri
La obra que Dios quiere esta: que creáis en el que él ha enviado. La 
obra de Dios es la fe. La fe es un regalo de Dios, un regalo que tenemos
 que cuidar como el don más frágil y precioso. ¿La cuidamos, le ayudamos
 a crecer? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.  
lunes, 24 de abril de 2023
Lunes, 24 de abril de 2023
domingo, 23 de abril de 2023
Domingo, 23 de abril de 2023
Domingo de la 3ª semana de Pascua A
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 24, 13‑35
Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la 
semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de 
Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras 
conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar 
con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
El les dijo:
—¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?
Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:
—¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?
El les preguntó:
—¿Qué?
Ellos le contestaron:
—Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y 
palabras ante Dios y todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos 
sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo 
crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de 
Israel. Y ya ves, hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas 
mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues fueron muy de mañana
 al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que 
habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba 
vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo 
encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no le vieron.
Entonces Jesús les dijo:
—¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! 
¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?
Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante, pero ellos le apremiaron diciendo:
—Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída.
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos tomó el 
pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les 
abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron:
—¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron 
reunidos a los once con sus compañeros, que estaban diciendo:
Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón. Y ellos 
contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían 
reconocido al partir el pan.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Jesús Resucitado se acerca a sus discípulos abatidos, camina contigo también cuando sufres. ¿Qué le dices?
¿A quién te acercas?
Jesús escucha, te escucha. ¿Qué le dices?
¿A quién escuchas tú?
Jesús anima la esperanza con la luz de la Palabra. ¿Qué le dices?
¿A qué personas animas tú? ¿cómo lo haces?
Jesús se queda con nosotros, se queda contigo en la Eucaristía. Damos gracias
¿Cómo la celebras? ¿Cómo la deberías celebrar? ¿Qué dices a Dios?
Se derrumbó el momento al encontrarnos
y al tiempo sucedió algo infinito.
Generoso, me diste tu presencia
cuando a solas tomaba mi camino.
Iba decepcionado, cejijunto:
Atrás dejaba la ilusión de un mito.
Así pensaba al menos. No sabía
que era yo un ciego aún sin lazarillo.
Iluminó el pasado tu palabra
y el presente cobró claro sentido.
El futuro se abrió como una rosa
de esperanza, de amor y de equilibrio.
Quise tenerte siempre. Sonreíste
y bendijo tu cruz mi nuevo signo.
Te borraste de pronto ante mis ojos,
pero en el corazón sigues conmigo.
Luis Carlos Flores Mateos, sj (Pensamientos de Ejercicios)
Mientras caminábamos tristes,
te has acercado respetuoso
a nuestras dudas, temores y desánimos.
Has hecho el camino con nosotros
aceptando nuestro ritmo y paso,
conversando con lenguaje llano y claro.
Con tu palabra y presencia viva
nos has abierto la Escritura
y los caminos de Dios en la historia.
Has calentado nuestro corazón,
has abierto nuestros ojos cegados
y nos has devuelto alegría e ilusión.
¡Quédate con nosotros al declinar el día
y comparte nuestro pan y techo, sin prisa,
antes de enviarnos a ser personas nuevas!
¡Quédate con nosotros y haznos compañía,
vamos a conversar un poco más de tu utopía
y de los horizontes abiertos en nuestras vidas!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.  
sábado, 22 de abril de 2023
Sábado, 22 de abril de 2023
 Sábado de la 2ª semana de Pascua
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 6,16-21
Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y 
empezaron a atravesar hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía 
Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba
 encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a
 Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se 
asustaron. Pero él les dijo: "Soy yo, no temáis." Querían recogerlo a 
bordo, pero la barca tocó tierra enseguida, en el sitio a donde iban.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Era noche cerrada. Soplaba un viento fuerte. El mar, ya de por sí 
peligroso, se encrespó. Habían remado 5 ó 6 kilómetros y estaban 
cansados. Se asustan...
A veces parece que todos los males vienen de vez: no vemos claro el 
presente y el futuro, las buenas amistades se pierden, estamos cansados 
de luchar, parece que hasta la fe se tambalea...
Se acerca Jesús a las barcas, se acerca Jesús a nuestra vida y nos 
tranquiliza. Dejemos que resuenen sus palabras en nuestro corazón: SOY 
YO, NO TEMÁIS. Acojámoslas en lo más profundo de nuestro ser:
Yo te creé por amor en las entrañas de tu madre.
Te protegeré hoy y todos los días de tu vida.
No temas, porque no me alejaré de ti, mis pasos no se separarán de los tuyos,
también cuando el viento sople y tu barca corra peligro de hundirse.
Te protegeré, hasta cuando tú no me sientas cercano.
Te protegeré, también cuando te alejes de mí.
Te protegeré cuando hagas daño a tus hermanos, mis hijos, y me hagas sufrir.
Te protegeré incluso cuando te sientas probado y machacado.
Te protegeré hasta cuando veas sufrir con impotencia a las personas que quieres.
No temas. Siempre estaré contigo. Te lo prometo.
No seas orgulloso. Acércate a mí. Déjate proteger.
No temas. Nunca dejaré de mirarte. Te miraré con cariño, con comprensión.
Te miraré, como una madre mira a su hijo recién nacido.
Te miraré, como un padre que espera que su hijo le diga “papá”
Te miraré, para que siempre que vuelvas tus ojos hacia mí
encuentres los míos mirándote, sonriéndote, acogiéndote, amándote.
Mírame como un niño, feliz y seguro, cuando su padre lo mira.
No temas. Confía en mí. Nunca te defraudaré.
Y comparte tu paz y tu esperanza con los que tienen miedo.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 21 de abril de 2023
Viernes, 21 de abril de 2023
 Viernes de la 2ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 6,1-15
En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o 
de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos 
que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó
 allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los 
judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha 
gente, dice a Felipe: "¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?"
 Lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer. Felipe 
le contestó: "Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno 
le toque un pedazo."
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice: "Aquí
 hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces; 
pero, ¿qué es eso para tantos?" Jesús dijo: "Decid a la gente que se 
siente en el suelo." Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; 
sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo la 
acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo 
todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: "Recoged los pedazos que han 
sobrado; que nada se desperdicie." Los recogieron y llenaron doce 
canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a 
los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había 
hecho, decía: "Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo." 
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró 
otra vez a la montaña él solo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús no tenía la obligación de dar de comer a la multitud, pero su 
corazón generoso no se queda tranquilo despidiendo a aquellas gentes sin
 darles de comer. Resucitar es superar la obligación e ir siempre más 
allá.
            “Señor, perdona y cura nuestra falta de generosidad”
            “Gracias Señor por las personas que tienen un corazón grande”
Bien pudo hacer Jesús solo el milagro. Pero quiso dejarse ayudar por sus
 discípulos y por el muchacho que ofreció lo que tenía. Resucitar es 
dejar atrás el individualismo y contar con la colaboración de los otros.
            “Señor, perdona y cura nuestro individualismo”
            “Gracias por las personas que cuentan conmigo, con los demás”
            “Dame Señor un espíritu de colaboración”
Después de comer y saciarse, la multitud quiere llevarse a Jesús para 
hacerlo rey. Pero él se retira. Resucitar es renunciar a puestos y 
privilegios para cumplir la voluntad de Dios.
            “Señor, ayúdame a hacer siempre tu voluntad”
            “No consientas que me deje llevar por el aplauso de los demás".
Señor Jesús,
gracias por tu corazón compasivo,
un corazón que nunca pasa de largo
que siente nuestras hambres más profundas
y nos ofrece gratis el mejor alimento.
Jesús Resucitado,
gracias por compartir con nosotros
el pan bendito de tu vida nueva,
el vino bueno de la alegría eterna,
el agua fresca de la esperanza cierta.
Señor nuestro,
danos un corazón como el tuyo,
un corazón cercano y generoso
para compartir el pan, el vino y el agua
con todos los hambrientos del camino.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 20 de abril de 2023
Jueves, 20 de abril de 2023
 Jueves de la 2ª semana de Pascua
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 3,31-36
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra
 es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por 
encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie 
acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad
 de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el 
Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su 
mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al 
Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
El Hijo de Dios da testimonio del amor del Padre. En esta Pascua, Cristo
 resucitado nos invita a ser testigos de este amor. Pero nadie nos 
garantiza el éxito fácil. Cuesta mucho aceptar el testimonio de Jesús; 
cuesta más aceptar el testimonio de los cristianos.
            “Señor, perdona y cura nuestra terquedad para creer”
            “Danos fuerza para ser testigos de tu amor,
              paciencia cuando nuestro testimonio no sea aceptado
              y fidelidad cuando la tentación nos empuje a abandonar”
Queremos darte gracias, Señor,
por las oportunidades que nos das
para crecer en nuestra Fe, paso a paso,
sintiéndonos parte de este pueblo que confía en Ti.
Te damos gracias
porque has bendecido nuestra vida
y notamos tu presencia de Resucitado
en la gente que nos rodea
y en las muchas oportunidades que nos das
para vivir nuestra Fe
en medio de una sociedad que, con tanta facilidad, te olvida.
Haz que esta alegría que hoy sentimos
se prolongue y se propague
como lluvia que moje nuestra vida y la de todos.
Haz que seamos testimonio para oros,
ánimo y soporte para los desfallecidos
y que entre nosotros llevemos el sello de tu amor.
Que empeñemos nuestra vida
en seguir fielmente las huellas de Jesús,
quien dio su vida por cada uno de nosotros,
para que nosotros aprendamos también a entregarla.
No nos abandones, Señor, en este empeño
y danos siempre un corazón agradecido.
Dios no da el Espíritu con medida. Tampoco nos da un Espíritu de segunda
 categoría. Nos da el mismo Espíritu de Jesús. Pero a veces no puede 
hacer su obra en nosotros porque no le abrimos el corazón.
            “Envía Señor tu Espíritu de vida
              y abre mi corazón para recibirlo”
No hay que esperar a llegar al “cielo” para experimentar la vida eterna.
 El que cree, el que se entrega... tiene vida eterna ya, ahora, en esta 
tierra. Pero también podemos sufrir ya “el infierno”, si no creemos, si 
no vivimos en el amor.
            “Gracias por el regalo de la vida eterna,
              ayúdanos a superar los obstáculos que no nos dejan disfrutarla
              y danos generosidad para compartirla”
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 19 de abril de 2023
Miércoles, 19 de abril de 2023
 Miércoles de la 2ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 3,16-21
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca 
ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios
 no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo 
se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, 
porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio 
consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la
 tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra 
perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse 
acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a 
la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Jesús, el Hijo de Dios, ha nacido y vivido, ha predicado y curado, ha 
amado y sufrido, ha muerto y resucitado para salvarnos, para que 
tengamos vida eterna, para que disfrutemos de la misma vida de Dios. 
Damos gracias.
Dios no puede hacer más. Nos toca a nosotros creer en él, acogerle, 
acoger su mensaje en nuestra mente, en el corazón, en la vida de cada 
día.
            “Señor, creo pero aumenta mi fe”
Tenemos que reconocer nuestra maldad, nuestra pobreza, nuestro pecado: 
sabemos donde está la luz, la felicidad, la alegría... pero preferimos 
la tiniebla, la tristeza, el sin-sentido.
            “Señor, perdonamos”
            “Danos sabiduría para descubrir la luz
              y valentía para dejarnos iluminar".
Padre, tanto nos amaste que no te reservaste ni a tu propio Hijo 
Jesús y nos lo enviaste, para rescatarnos de nuestros pecados, miedos y 
soledades, con la fuerza de su amor, de tu amor.
Padre, tanto nos
 amaste que Jesús, tu Hijo, se hizo humano como nosotros, se sometió a 
la limitación del tiempo, a los rigores del frío y el calor, el hambre y
 el fracaso, la cruz y la muerte.
Padre, tanto nos amaste que 
Jesús, tu Hijo, nos regaló su Palabra para convencernos de que en tu 
corazón sólo hay amor, compasión y perdón.
Padre, tanto nos 
amaste que Jesús, tu Hijo, curó enfermos y resucitó muertos para 
mostrarnos que el amor es más fuerte que el mal y la muerte.
Padre,
 tanto nos amaste que Jesús, tu Hijo, quiso quedarse entre nosotros en 
el pan de la Eucaristía, en la luz de su Palabra, en la comunidad de los
 creyentes, en el corazón de todos los hombres y mujeres de buena 
voluntad.
Padre, tanto nos amaste que nos envías a muchas 
personas buenas, que nos invitan a seguir el camino de la verdad, la 
justicia, el amor y la entrega.
Padre, tanto amas a la humanidad 
que me llamas a mí, pobre criatura tuya, y me envías para que sea 
portavoz de tu Palabra y portador de tu amor.
Gracias, Padre, por tanto amor. Mil gracias, Padre.
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No has venido a juzgar nuestros fallos y tonterías
sino a buscar a quien anda extraviado,
defender a quien está acusado,
liberar a quien está aprisionado,
curar a quien está herido,
acoger a quien está desamparado,
lavar a quien está manchado,
sanar a quien está enfermo,
levantar a quien ha caído,
salvar a quien se siente culpable,
perdonar a quien ha pecado,
devolver la dignidad a quien la ha perdido.
Tú que crees en nosotros,
Tú que esperas de nosotros,
Tú que nos amas más que nosotros mismos,
Tú que eres mayor que todos nuestros pecados,
recréanos y danos un futuro nuevo y mejor.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 18 de abril de 2023
Martes, 18 de abril de 2023
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 3,7b-15 
En
 aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Tenéis que nacer de nuevo; el 
viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene 
ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu." Nicodemo le 
preguntó: "¿Cómo puede suceder eso?" Le contestó Jesús: "Y tú, el 
maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos 
hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro 
testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis 
cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que 
bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la 
serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, 
para que todo el que cree en él tenga vida eterna."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Nacer de nuevo, nacer del Espíritu es arriesgado. No se sabe de 
dónde viene el Espíritu y a dónde va. No se sabe a dónde te puede 
llevar. Ser cristiano es dejarse llevar por el Espíritu, con docilidad, 
con alegría, con fe. Ser cristiano es mucho más que cumplir unas normas.
 Es abrirse a la novedad de Dios.
Jesús, estoy acostumbrado a tener todo bajo mi control, 
a que todo dependa de mí: 
de mis fuerzas y mi talento, de mis creencias y mis normas, 
de mi manera de ver y analizar la realidad. 
Estoy acostumbrado a marcar el rumbo, a ir donde quiero.
 
Hazme entender que nacer del Espíritu es otra cosa.
Es estar dispuesto a marchar contigo
adonde no pensaba ir, 
mirar contigo donde antes desviaba la mirada,
es acercarme y abrazar contigo 
realidades y personas que antes rechazaba.
 
Dame unos oídos muy abiertos y atentos 
para descubrir tu presencia discreta,
para percibir los susurros y latidos del Espíritu,
para que su fuerza me aliente y me recree,
para cumplir contigo mis mejores sueños. Amén.
 
 De lo que hemos visto damos testimonio. Jesús “ha visto”, 
ha vivido la alegría, el amor, la comunión, la misericordia de Dios, 
porque es el Hijo de Dios, es Dios mismo. Y da testimonio. Hay muchas 
personas que hacen lo mismo. Han experimentado el gozo, la generosidad, 
el perdón de Dios... Y dan testimonio. Damos gracias por ellas.
En esta Pascua estamos llamados a experimentar la vida, la alegría, 
la esperanza que nos trae el Resucitado. Y dar testimonio. ¿Cómo vas a 
responder a esta llamada? Cuéntaselo a Dios. 
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
 
