Jueves de la 34ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 20-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuando veáis a Jerusalén
sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en
la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en
la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que
está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá
angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones,
Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les
llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra
angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el
oleaje.
Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que
se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán.
Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Otra vez Jesús utiliza un lenguaje simbólico, difícil de comprender
para nosotros. El panorama que dibuja es desolador: destrucción,
venganza, signos en los astros... Sin embargo, a pesar de todo, las
últimas palabras de Jesús son esperanzadoras: "levantaos, alzad la
cabeza, se acerca vuestra liberación". Aunque a veces no lo parezca,
hasta en las situaciones más dolorosas, Dios está presente y busca
nuestra liberación, nuestra felicidad.
B. Podemos pensar en situaciones difíciles que hemos vivido. Y recordar
cómo a pesar de todas las apariencias negativas, Dios se ha hecho paso y
nos ha ido salvando poco a poco. Damos gracias. Si no hemos descubierto
la presencia de Dios en los momentos dolorosos de la vida, le pedimos
que nos conceda luz para saber descubrirlo.
C. Dios nos pone a veces en camino de personas que sufren mucho, que no
tienen un futuro esperanzador. Y nos pide que les ayudemos a levantarse,
a caminar, a disfrutar de la salvación (del amor de Dios y de los
hermanos).
Se suprimirá el diálogo en nombre de la verdad;
después se suprimirá la verdad.
Se suprimirá la libertad en nombre de la responsabilidad;
después se suprimirá la responsabilidad.
Se suprimirá la caridad en nombre de la justicia;
después se suprimirá la justicia.
Se suprimirá la honradez en nombre de la eficacia;
después se suprimirá la eficacia.
Se suprimirá la democracia en nombre del bien común;
después se suprimirá el bien común.
Se suprimirá la fe en nombre de la ciencia,
después se suprimirá la ciencia.
Se suprimirá la conciencia en nombre de la razón;
después se suprimirá la razón.
Se suprimirá el derecho en nombre del orden;
después se suprimirá el orden.
Se suprimirá la paz en nombre de la revolución;
después se suprimirá la revolución.
Se suprimirá la utopía en nombre de los proyectos;
después se suprimirán los proyectos.
Se suprimirá el espíritu crítico en nombre del respeto;
después se suprimirá el respeto.
Se suprimirá el amor en nombre de la dignidad,
después se suprimirá la dignidad.
Se suprimirá la ética en nombre de la estética;
después se suprimirá la estética.
Se suprimirá la tolerancia en nombre de la ciudadanía,
después se suprimirá la ciudadanía.
Se suprimirá al profeta en nombre de la estabilidad;
después se suprimirá la estabilidad.
Se suprimirá el estado de bienestar
para hacer posible una sociedad mejor que no llegará...
Y en nombre de nada se suprimirá al ser humano
–al niño, al vecino, al ciudadano,
al emigrante, al débil y a nosotros mismos–,
y un océano de violencia anegará nuestro mundo,
nuestros pueblos,
nuestras casas,
nuestras entrañas...
Pero sobre el caos
aleteará nuevamente tu Espíritu,
y tu palabra creadora y liberadora
nos llenará de esperanza.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 24 de noviembre de 2022
Jueves, 24 de noviembre de 2022
miércoles, 23 de noviembre de 2022
Miércoles, 23 de noviembre de 2022
Miércoles de la 34ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano, os
perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán
comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así
tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa: porque yo os daré
palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir
ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os
traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por
causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Os echarán mano, os perseguirán... hasta vuestros padres y
hermanos y amigos os traicionarán. ¿Por qué? ¿Por hacer "cosas malas"?
Precisamente por lo contrario: por ser seguidores de Jesús, por buscar
la justicia, por ser testigos de la verdad, por trabajar por la paz.
"Señor, ayúdame a encajar la cruz de la incomprensión, del rechazo, de la persecución"
"Ayúdame a estar cerca de los que sufren por los hermanos"
B. Yo os daré palabras y sabiduría... ni un cabello de vuestra cabeza
perecerá. El Señor está cerca siempre y especialmente cuando sufrimos,
cuando no somos comprendidos por su causa. Aunque, a veces, cuando
pasamos malos momentos se nos nubla incluso la fe, parece que hasta Dios
se ha ocultado.
"Padre, me pongo en tus manos"
"Tu rostro buscaré Señor"
C. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. El mundo se
salva, nosotros nos salvamos cuando seguimos amando al recibir
traiciones, cuando ponemos la otra mejilla por el Reino, cuando
apostamos por la comunidad y no recibimos de ella más que incomprensión,
cuando rezamos, a pesar de no sentir nada. Pedimos al Señor el don de
la perseverancia para nosotros y para todas las personas que titubean
ante la cruz.
Señor, Jesús, que supiste dar confianza de tu confianza en Dios,
especialmente en los momentos de dificultad: en el cansancio de los
caminos de Judea, en la predicación estéril a tus propios convecinos, en
la asechanza constante de los fariseos, en la angustia y la soledad de
huerto de los olivos, en la traición de los amigos, en el camino
doloroso y humillante hacia el Gólgota, en la agonía de la muerte, en el
sin-sentido, en la oscuridad…
Danos un corazón como el tuyo, confiado y paciente, para que también
nosotros seamos capaces de dar testimonio en las dificultades, grandes o
pequeñas, que acompañan nuestra vida de discípulos; ayúdanos, Señor, a
parecernos a ti, que eres manso y humilde de corazón; enséñanos a ser
discípulos, no sólo en la comodidad de los días claros y limpios, sino
también en los problemas que nos inquietan cada día; que tu luz brille
siempre, Señor, y nos ilumine en todas nuestras oscuridades. Amén.
(oración tomada de rezandovoy.org).
Señor del amor verdadero,
pon tu luz
en nuestras sombras,
pon tu paz
en nuestras luchas,
pon tu voz
en nuestros ruidos.
Pon armonía
en nuestras diferencias,
pon sentido
en nuestras preguntas,
pon ternura
en nuestros juicios
y limpieza
en cada proyecto.
Pon dignidad
en nuestra mirada,
y libertad
en nuestras certidumbres,
pon tu aliento
en el bregar cotidiano,
y tu amistad
en nuestros contrastes.
Pon, Señor, tu verdad
en nuestras dudas.
Ponnos, Señor, contigo,
cuando buscamos
tu evangelio
para este mundo.
Tú que eres
el camino,
la verdad,
y la vida.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
--------------
Señor:
Quiero salir de la vulgaridad,
romper las cadenas del miedo,
el anonimato de la masa
y el hastío de los indecisos;
dar un paso adelante,
mantener la dignidad
y abrir caminos de esperanza,
como Tú.
Ir contigo dondequiera que vayas:
repechos y cumbres,
tormentas y bonanzas,
desiertos y bosques,
centros y periferias,
ñestas y vigilias;
los pies desnudos y el corazón en llamas,
como Tú.
Quiero mantenerme firme
frente a la soberbia que nos engríe,
frente a la avaricia que nos deshumaniza,
frente a la lujuria que mancha el corazón,
frente a la ira que nos envenena,
frente a la "buena vida" que nos acomoda,
frente a la envidia que nos empequeñece,
frente a la desgana que nos debilita.
No caer en la tentación:
los ojos abiertos y la voluntad en el Padre,
como Tú.
Sentir, como Tú.
Sufrir, como Tú.
Gozar, como Tú.
Vivir, como Tú.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 22 de noviembre de 2022
Martes, 22 de noviembre de 2022
Martes de la 34ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron: Maestro, ¿cuándo va a ser eso? , ¿y cuál será la
señal de que todo eso está para suceder? El contestó: Cuidado con que
nadie os engañe.
Porque muchos vendrán usando mi nombre, diciendo: «Yo soy» , o bien «el momento está cerca» ; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.
Luego les dijo: Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino,
habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Mientras Jesús se fija en la generosidad de una pobre
viuda, vemos como los judíos se fijan en la belleza del templo de
Jerusalén. No cabe duda de que son sensibilidades bien distintas. ¿Cómo
miramos nosotros? ¿qué nos produce más admiración? ¿qué valoramos más?
"Señor, enséñanos a mirar como tú"
"Convierte nuestro corazón insensible"
B. Los judíos creían que un día la historia terminará y algunos pensaban
que ese momento último era inminente. Por eso preguntan: ¿cuando va a
ser eso? El lenguaje de Jesús es difícil de comprender, pero nos enseña
dos cosas fundamentales:
1. Llegará el fin de la historia, aunque no está cercano.
2. En ese final brillará la generosidad de la viuda y será se apagará la
gloria del templo de Jerusalén, vencerá el amor y la vida, morirá el
egoísmo y la misma muerte.
"Señor, gracias por el gran regalo de la esperanza"
"Ayúdanos a distinguir las cosas verdaderamente importantes"
"Danos fuerza para trabajar por las causas que permanecen"
C. Dice Jesús: "Muchos vendrán usando mi nombre". En nuestros días nadie
va diciendo que es Jesucristo, pero hay personas y cosas que se
presentan como Salvadores, como Mesías. Hay personas que se creen
salvadoras del mundo, hay productos que nos prometen la felicidad si los
compramos y usamos, algunos economistas dicen que la salvación del
mundo está en el mercado... ¿cuáles son los dioses de este mundo?
¿cuáles son los míos?
"Sólo tú Señor tienes palabras de vida eterna"
"Sólo tú Señor me das la felicidad, la salvación"
"No permitas que creemos dioses y que nos creamos dioses"
Señor, dame una mirada como la tuya, una mirada que no se quede en la
superficie, que sepa bucear a lo más profundo de la realidad.
Señor,
convencerme de que sólo permanece lo que se construye sobre el cimiento
sólido del amor y la verdad, aunque parezca pequeño y débil.
Ayúdame
a darme cuenta de que no quedará piedra sobre piedra de todo lo que se
levanta sobre la mentira y el egoísmo, por grande y bello que parezca.
Señor,
orienta y dirige mi trabajo y mi vida, para que no pierda el tiempo y
la fuerza con lo que no tiene fundamento y desaparece; para que todas
mis obras broten de ti, como de su fuente, y tiendan siempre a ti, como a
su fin.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 21 de noviembre de 2022
Lunes, 21 de noviembre de 2022
Lunes de la 34ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban
donativos en el cepillo del templo; vio también una viuda pobre que
echaba dos reales, y dijo: Sabed que esa pobre viuda ha echado más que
nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella,
que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Jesús mira, mira con profundidad. No se queda en la
superficie, en las apariencias. Como dice el primer libro de Samuel
16,7: "La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre
mira las apariencias, pero Dios mira el corazón".
Parece que no tenemos tiempo para mirar, para contemplar, para descubrir
el corazón de las personas. Tenemos mucha prisa y poco amor.
B. Las viudas de aquel tiempo normalmente eran pobres de solemnidad y
estaban totalmente desprotegidas. Sin embargo, echó todo lo que tenía
para vivir. Los cristianos estamos llamados a compartirlo todo, a dar
incluso la vida. Pero en la realidad ¿cuánto tiempo, cuanto dinero,
cuanta vida compartimos? ¿No se nos habrá pegado demasiado el polvo de
la sociedad individualista y consumista en la que vivimos.
C. ¿Por qué nos cuesta tanto compartir? Cada uno conocerá sus razones
particulares, pero hay dos que nos afectan a casi todos. Por un lado,
confiamos poco en Dios. Si confiáramos más en Dios, no nos apoyaríamos
tanto en las seguridades materiales. Por otro, somos poco conscientes de
todo lo que Dios ha compartido con nosotros, de todo lo que Dios cada
día nos regala. "Todo lo mío es tuyo" dice el padre de la parábola del
hijo pródigo, nos dice Dios a cada uno (Lc 15,32). Si fuéramos fuésemos
más conscientes, compartir no sería un castigo, sería una necesidad que
nace de un corazón agradecido.
Gracias, Señor, por la gente buena y sencilla.
No te sonríen con blancura dentífrica,
desde las páginas de una revista.
No acaparan flashes en los eventos de moda.
No reciben premios en las galas con más glamour
ni las multitudes corean sus nombres
en el concierto de los poderosos.
Pero no lo necesitan, para brillar con luz propia
en el baile de la historia.
Son el hombre justo y la viuda pobre,
el profeta valiente y la mujer perdonada.
Son el peregrino que comparte su mesa y su palabra,
y el caminante que, en su fatiga, bromea y canta.
Son el carpintero y la muchacha, el alfarero y la criada,
el emigrante que no pierde la esperanza.
Son la buena gente, que en lo discreto,
transforma el duelo en danza.
Gracias, Señor, por la gente buena y sencilla.
Hazme bueno y sencillo, Señor."
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 20 de noviembre de 2022
Domingo, 20 de noviembre de 2022
Jesucristo, Rey del Universo. C
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 23, 35-43
En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: "A
otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios,
el Elegido." Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole
vinagre y diciendo: "Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti
mismo." Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea:
"Éste es el rey de los judíos." Uno de los malhechores crucificados lo
insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a
nosotros." Pero el otro lo increpaba: "¿Ni siquiera temes tú a Dios,
estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibirnos
el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada." Y
decía: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino." Jesús le
respondió: "Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Estamos a punto de terminar el año litúrgico. El próximo domingo
comenzaremos el Adviento. Hoy celebramos la Solemnidad de Jesucristo,
Rey del Universo.
Jesucristo es Rey, pero no como los reyes de este mundo. Jesucristo es
nuestro Rey desde la cruz, desde el servicio, desde el amor. Su corona
es de espinas. Sus vestiduras reales brillan por su ausencia.
Leamos el Evangelio y contemplemos a Jesucristo colgado en la cruz. Allí
se manifiesta cómo es su reinado y cómo debe ser el nuestro. Por el
bautismo también nosotros estamos llamados a ser reyes, reyes al estilo
de Jesús.
Pero no todo termina en la cruz. Cristo es rey del universo, y al final
vencerá a todos los “enemigos” de la humanidad: el pecado, el
sufrimiento, la muerte... y en su Reino resplandecerá la paz, la
alegría, el amor, la fraternidad.
Pedimos fuerza para saber ser reyes-servidores y damos gracias por la esperanza de una vida completamente feliz.
Señor, te acojo como Rey, como Señor de mi vida, voluntariamente, con
entera libertad. No me obligas a abrazar tu bandera; me invitas a
seguirte y esperas con paciencia mi respuesta.
No me has prometido dinero, ni honores, ni vida fácil, pero me aseguras la paz y la alegría más grandes.
Tú no eres como los señores de este mundo. No utilizas tu poder para manipular y enriquecerte.
Tu único poder es el Amor, el amor que se entrega para dar vida, vida
eterna el amor que sabe sacar el bien del mal, ablandar un corazón
endurecido, llevar la paz al conflicto más violento, encender la
esperanza en la oscuridad más densa.
Por eso, Señor, con confianza y gratitud y alegría, te acojo como Rey, como Señor de mi vida.
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¿Qué corona es esa que te adorna,
que por joyas tiene espinas?
¿Qué trono de árbol te tiene clavado?
¿Qué corte te acompaña, poblada
de plañideras y fracasados?
¿Dónde está tu poder?
¿Por qué no hay manto real
que envuelva tu desnudez?
¿Dónde está tu pueblo?
Me corona el dolor de los inocentes.
Me retiene un amor invencible.
Me acompañan los desheredados,
los frágiles, los de corazón justo,
todo aquel que se sabe fuerte en la debilidad.
Mi poder no compra ni pisa,
no mata ni obliga, tan solo ama.
Me viste la dignidad de la justicia
y cubre mi desnudez la misericordia.
Míos son quienes dan sin medida,
quienes miran en torno con ojos limpios,
los que tienen coraje para luchar
y paciencia para esperar.
Y, si me entiendes, vendrás conmigo.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 19 de noviembre de 2022
Sábado, 19 de noviembre de 2022
Sábado de la 33ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 20, 27-40
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la
resurrección y le preguntaron: Maestro, Moisés nos dejó escrito: «Si a
uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, cásese con la
viuda y dé descendencia a su hermano».
Pues bien, había siete hermanos el primero se casó y murió sin hijos.
Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos.
Por último murió la mujer.
Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con el1a.
Jesús les contestó: En esta vida hombres y mujeres se casan; pero los
que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre
los muertos, no se casarán.
Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección.
Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de
la zarza, cuando llama al Señor: «Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios
de Jacob».
No es Dios de muertos sino de vivos: porque para él todos están vivos.
Intervinieron unos letrados: Bien dicho, Maestro.
Y no se atrevían a hacerle más preguntas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Los saduceos no creían en la resurrección y plantean a
Jesús una pregunta, no para aclarar una duda, sino para ridiculizar a
cuantos creían en la resurrección. A veces no nos conformamos con
presentar nuestras ideas con sencillez y claridad, y menospreciamos a
quienes tienen opiniones y creencias distintas a las nuestras.
"Señor, hazme sencillo y humilde"
"Ayúdame a respetar y a amar a los que no piensan como yo"
B. Jesús aprovecha hasta la mala intención de los saduceos para exponer
su doctrina con paciencia: "No es Dios de muertos, sino de vivos".
Nosotros creemos en la resurrección. Creemos que un día resucitaremos a
una vida nueva de hijos de Dios en plenitud, de fraternidad perfecta.
Podemos rezar con la letra de una canción de la Hermana Glenda:
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, puedo reír; puedo abrazar a mi mayor enemigo y mirarlo en ti.
Yo creo en tu resurrección, porque tengo paz en mi corazón; porque puedo entregarme, a pesar de todo este dolor.
Yo creo en tu resurrección, porque soy feliz junto a ti; porque me amas tanto, que hasta moriste por mí.-
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar; porque tengo tanto, tanto, tanto para entregar
Yo creo que tú, Señor, vivirás en mí. Yo creo que tú, Señor, vencerás en mí.
Yo creo que tú, Señor, moraras en mí; para siempre, para siempre, Señor.
Yo creo en tu resurrección, porque ni el dolor ni mi propio error, ninguna angustia podrá separarme de tu amor.
Yo creo en tu resurrección, porque todo lo puedo con tu amor, porque sé que cuidas de mi vida mejor que yo.
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, porque puedo entregarme, a pesar de todo este dolor.
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar; porque tengo, tanto, tanto, tanto para entregar.
Yo creo en ti, Señor. Yo creo en la fuerza de tu vida. Creo que donde sobreabundo el pecado, sobreabundo más tu gracia
Creo
en la fuerza de tu pequeña semilla en nuestro corazón, que da el ciento
por uno. Creo que vives en nosotros. Yo creo en ti, Señor.
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, porque puedo entregarme, a pesar de todo este dolor
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, porque tengo tanto, tanto, tanto para entregar.
C. La fe en la resurrección no nos desentiende de los problemas de la
tierra. Los cristianos no deberíamos tener tanto miedo para entregar la
vida por los hermanos, por el Reino de Dios, porque sabemos que
recobraremos una vida nueva multiplicada. Los cristianos hemos recibido
la misión de "traer el cielo a la tierra", de trabajar para que todos se
sientan hermanos e hijos de Dios. ¿Cómo voy a responder a esta misión?
Pido a Dios luz y fuerza para hacerlo con generosidad.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 18 de noviembre de 2022
Viernes, 18 de noviembre de 2022
Viernes de la 33ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los
vendedores, diciéndoles: Escrito está: «Mi casa es casa de oración»;
pero vosotros la habéis convertido en una «cueva de bandidos».
Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban
quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer
nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Jesús no sólo es el hombre dulce y tierno que nos habla de
cosas preciosas. Es también el profeta valiente que denuncia la
falsedad, que reacciona ante el abuso, que se enfrenta a los
poderosos... En nuestra vida se han de combinar dos dimensiones de la
vida de Jesús y de los profetas: plantar el amor y arrancar el pecado,
el anuncio de la solidaridad y la denuncia del egoísmo, consolar
corazones desgarrados y remover conciencias conformistas... En mi vida
¿qué tendría que potenciar a este respecto? Pido a Dios luz y fuerza.
Yo soy la persona más tranquila del mundo.
Soy la personificación de la tranquilidad.
Ciudadano calmado, sin manías, sin extremismos,
tranquilo y pacífico. Ese soy yo.
Si hay miseria a mi alrededor, yo ayudo un poquito
y luego me tranquilizo al saber que pocos hacen lo que yo.
En una época de tanto egoísmo,
yo soy de veras un tipo leal y sincero.
¡Incluso rezo todos los días, cosa que pocos hacen!
Pero tú, Jesús, te has acercado a mí...
y me has pedido ser profeta, para gritar tu verdad,
anunciar tu Buena Nueva, ser testigo ante el mundo.
¡Pero Jesús! ¿Yo?... Tal vez este no sea el mejor trabajo,
no sé si sabré hacerlo, además necesitaré prepararme...
La tarea no es nada fácil, necesito arrojo y valor.
Y yo sólo tengo una cosa: miedo.
Desde luego, ser profeta...
es poner tus palabras en nuestra boca,
tus obras, en nuestros hechos,
es ser como tú fuiste. ¡Y acabaste en la cruz!
Mira Jesús, que todo esto es demasiado...
a mí me gustaría, ¡pero es que...
yo no tengo sangre de profeta!
Jesús, Tú escuchas con paciencia mis excusas,
y me miras con un inmenso cariño.
Tienes paciencia conmigo y me ayudas a entender
que sólo tiene vida el que la arriesgar por amor,
que Tú siempre estarás a mi lado
que tu fuerza será mi fuerza,
que tu sabiduría será la mía,
que todo lo puedo cuando voy contigo. Amén
B. Intentaban quitarlo de en medio. El mensaje de Jesús les resultaba
peligroso. Y para colmo, se atreve a echar a los vendedores del templo.
Les parece intolerable. También nosotros tratamos de quitarnos de en
medio a quien nos resulta molesto, al que nos recuerda la verdad, tantas
veces molesta... Lo pensamos y pedimos perdón.
C. Jesús no era un maestro más. Sabía de qué hablaba. Hacía lo que
decía. Era coherente hasta el extremo. No era hombre de medias tintas.
Conocía los problemas de la gente. Por eso y por muchas cosas más, lo
escuchaban con gusto. Nosotros no somos "el Mesías", no somos el Hijo de
Dios. Pero estamos hemos recibido el mismo Espíritu de Jesús y estamos
llamados a ser anunciadores del Evangelio. Si intentamos seguir a Jesús
con autenticidad, aunque estemos envueltos por mil pobrezas, mucha gente
estará pendiente de nuestros labios... y de nuestra vida.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.