Sábado de la 8ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 11, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos
volvieron a Jerusalén, y, mientras paseaba por el templo, se le
acercaron los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores, y le
preguntaron: ¿Con qué autoridad haces esto ? ¿Quién te ha dado semejante
autoridad? Jesús les replicó: Os voy a hacer una pregunta y, si me
contestáis, os diré con qué autoridad hago esto.
El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme.
Se
pusieron a deliberar: Si decimos que es de Dios, dirá: «¿Y por qué no
le habéis creído? » Pero como digamos que es de los hombres.
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta) Y respondieron a Jesús: No sabemos.
Jesús les replicó: Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Ante la pregunta de los sacerdotes y ancianos, Jesús responde con otra
pregunta. Si leemos con atención el Evangelio, nos daremos cuenta de que
a veces Jesús no responde las preguntas que le hacen. Normalmente Jesús
no responde a las personas que no preguntar para saber, sino para
atacar, para reírse. Sin embargo, Jesús siempre responde a los que
preguntan con buena intención. Podemos rezar con esta oración, inspirada
en un texto de San Agustín de Hipona:
Señor, ayúdame a ser como Tú,
llena mi corazón y mi vida de amor,
para amar en todo lo que hago y digo.
Si hablo, que hable con amor.
Si callo, que calle por amor.
Si grito, que grite con amor,
Si corrijo, que corrija con amor.
Si animo, que anime con amor.
Si escribo, que escriba con amor.
Si protesto, que proteste con amor.
Si canto, que cante con amor.
Si enseño, que enseñe con amor.
Si aprendo, que aprenda con amor.
Si trabajo, que trabaje con amor.
Si descanso, que descanse con amor.
Si rezo, que rece con amor.
Si juego, que juegue con amor.
Si estudio, que estudie con amor.
Si ayudo, que ayude con amor.
Si pido, que pida con amor.
Si recibo, que reciba con amor.
Si mando, que mande con amor.
Si obedezco, que obedezca con amor.
Si vivo, que viva con amor. Amén.
Los
sumos sacerdotes y los ancianos no están abiertos a la verdad de Jesús.
No estaban abiertos a Dios. Creían que Dios estaba con ellos y bendecía
todas sus acciones. A veces nosotros tampoco estamos abiertos.
Continuamente podemos encerrarnos en nuestras ideas, en nuestros
errores. Es necesario estar siempre abiertos para que el Señor nos
conduzca cada día a una verdad más plena, a una vida más auténtica, a
una fe más purificada.
"No permitas Señor que nuestra vida se estanque"
"Ábrenos Señor el corazón a tu Palabra"
"Guía Jesús nuestros pasos"
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.