1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 16, 1‑13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
"¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido."
El administrador se puso a echar sus cálculos:
"¿Qué
voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo
fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que,
cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su
casa."
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi amo?"
Éste respondió:
"Cien barriles de aceite."
É1 le dijo:
"Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta."
Luego dijo a otro:
"Y tú, ¿cuánto debes?"
É1 contestó:
"Cien fanegas de trigo."
Le dijo:
"Aquí está tu recibo, escribe ochenta."
Y
el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había
procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su
gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El
que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que
no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.
Si
no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale
de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo
dará?
Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien
aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no
hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Parece que esta parábola anima a engañar y a robar sin escrúpulos.
Sin embargo, Jesús no alaba el engaño de los hijos de este mundo, alaba
su astucia. El administrador injusto es astuto y malo. Jesús nos invita a
ser astutos y buenos, inteligentes y generosos, creativos y honrados.
Jesús quiere que pongamos todos nuestras capacidades al servicio de los
hermanos. Pedimos su ayuda para ser así.
B. Sin embargo, tenemos
que reconocer que a veces nos parecemos bastante al administrador
injusto. Utilizamos la astucia, la inteligencia, la creatividad
solamente en favor nuestro y a veces en contra de los demás. Pensamos
hechos concretos y pedimos perdón.
C. “No podéis servir a Dios y
al dinero”. Jesús lo dice claro, pero nosotros nos empeñamos en
demostrarle que sus palabras son una exageración. Queremos a Dios y al
dinero.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Nos miras como Padre,
y nos ves tan incautos,
crédulos,
ingenuos,
inocentes,
cándidos,
timoratos,
pusilánimes,
ilusos,
pardillos,
y simples...
que no te reconoces
ni por dentro
ni por fuera.
Te duele que los hijos de las tinieblas
sean más sagaces que los de la luz.
Te avergüenza que justifiquemos nuestras torpezas
acudiendo a tu amor.
Te entristece nuestra falta de riesgo
cuando Tú has apostado por nosotros sin control.
Te sorprende el que aleguemos tu querer
para respaldar nuestras simplezas.
Te apena que apelemos a tu voluntad
para dejar a otros los negocios de este mundo.
Te hiere nuestra falta de responsabilidad
que busca refugio en tu confianza.
Te da risa tanta seriedad
que no revela ni cuestiona nada.
Te repugna el que nos las demos de intachables
y seamos esquiroles de tus planes.
Padre bueno y paciente,
infúndenos,
nuevamente,
¡tu espíritu y sangre!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
Oración personal
con el Evangelio de cada día
sábado, 20 de septiembre de 2025
Domingo, 20 de septiembre de 2025
Sábado, 20 de septiembre de 2025.Santos Andrés Kin Taegon y Pablo Chong Hasang
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 8, 4-15
En aquel tiempo se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los
pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola:
"Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al
borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco
cayó en terreno pedregoso, y, al crecer, se secó por falta de humedad.
Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo
ahogaron. El resto cayó en tierra buena, y, al crecer, dio fruto el
ciento por uno". Dicho esto, exclamó: "El que tenga oídos para oír, que
oiga". Entonces le preguntaron los discípulos: "¿Qué significa esa
parábola?" El les respondió: "A vosotros se os ha concedido conocer los
secretos del Reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que
viendo no vean y oyendo no entiendan.
El sentido de
la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del
camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la
palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno
pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría,
pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el
momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que
escuchan, pero con los afanes y riquezas y placeres de la vida se van
ahogando y no maduran. Lo de la tierra buena son los que con un corazón
noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto
perseverando".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
También el Sembrador sale hoy a sembrar, pero ¿soy yo tierra buena en la
que la semilla de la Palabra da sus frutos? ¿En qué aspectos he sido un
pedregal y me sigo resistiendo a comprometerme, a llevar una economía
más solidaria o a perdonar a esa persona que me hizo daño? ¿En qué
aspectos sigo sin quitar las zarzas que impiden que el Evangelio crezca
en mi vida? Recuerda que la tierra que acepta la semilla de la Palabra
da siempre frutos.
Jesús me invita a sembrar con él. El tiempo de sembrar es el tiempo de
la Iglesia, de la misión de todos los cristianos. ¿Soy consciente de que
en la educación de mis hijos, en mi trabajo, en mi compromiso
parroquial, en el trato con los vecinos debo sembrar la Palabra?
Quien siembra
siembra con esperanza,
aunque el terreno
no sea el mejor
y tenga piedras,
zarzas,
calveros,
lugares yermos,
pisados caminos
y aves en el cielo al acecho.
Quien siembra
siembra con esperanza,
aunque no sea dueño
del tiempo,
de las lluvias,
de las heladas,
de los vientos,
de las sequías,
ni de los calores
que secan el terreno.
Quien siembra
siembra con esperanza,
aunque no distinga
la semilla,
ni entienda
los procesos
de germinación,
ni los milagros encerrados
en la simiente
que lanza a la tierra.
Quien siembra
siembra con esperanza,
aunque solo esparza
en la tierra y en los corazones
semillas pequeñas,
semillas sin prestancia,
semillas de mostaza,
pues sabe que el Señor
del campo y de la semilla
confía en él y en su tarea.
Quien siembra
siembra con esperanza,
aunque no sea suya la semilla,
ni el terreno,
ni sea dueño del tiempo,
ni sepa de climas;
aunque la experiencia le diga
que hay cosechas que fracasan
a pesar del cuidado
y de cántaros de gracia,
Quien siembra
vive la esperanza,
sueña en parábolas,
lanza buenas nuevas,
goza la temporada
y anhela la cosecha;
pero, a veces, las preocupaciones
le hacen pasar las noches en claro,
y nada se soluciona
hasta que se duerme en tu regazo.
¡Saldré a sembrar
para continuar tu tarea
y cuentes historias
que florezcan en gracia!
Florentino Ulibarri..
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 19 de septiembre de 2025
Viernes, 19 de septiembre de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 8, 1-3
En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en
pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los
Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y
enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete
demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras
muchas que le ayudaban con sus bienes.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Las mujeres también están muy cerca de Jesús. Quizá a nosotros no nos
llame la atención. Pero era algo extraordinario en aquella época. Jesús
no discrimina a la mujer, no discrimina a nadie. Los cristianos
tendríamos que luchar contra toda discriminación, sea por la razón que
sea.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, hoy queremos hacer memoria agradecida de muchas mujeres que se dejaron transformar por tu Espíritu de Vida:
Recordamos
a Sara, quien con Abraham contestó a tu llamada de dejar su tierra
natal y poner su fe en una alianza con el Señor. Gracias por su fe.
Recordamos
a Esther y Débora, que gracias a su valor e inteligencia salvaron la
nación. Gracias por su compromiso personal en favor de muchos.
Recordamos
con especial cariño a la Virgen María, siempre atenta para escuchar tu
voz y la de los hermanos, siempre dispuesta hacer vida tu voluntad, con
confianza y generosidad. Gracias por su amor de madre.
Recordamos
a María Magdalena y las otras mujeres que siguieron a Jesús, también
cuando fue crucificado. Ellas fueron las primeras personas que se
encontraron con Jesús Resucitado. Gracias por su fidelidad en el amor a
Jesucristo.
Recordamos a Febe y a Priscila y a las otras mujeres
que fueron líderes de la iglesia primitiva. Gracias porque supieron
difundir el Evangelio en momentos difíciles para la Iglesia.
Recordamos
a Santa Águeda y a todas las mártires que supieron mantener su fe y sus
ideales más nobles. Gracias por su testimonio.
Recordamos a
Santa Teresa de Ávila y Santa Catalina de Siena, que vivieron su fe con
autenticidad y lucharon contra la corrupción de la propia comunidad
cristiana. Damos gracias a Dios por su valentía y su amor a la Iglesia.
Recordamos
a nuestras madres y abuelas, a todas las mujeres importantes para
nosotros, cuya entrega ha hecho que hoy podamos disfrutar de una vida
mejor. Gracias por su generosidad.
Recordamos las mujeres que hoy
en día son las primeras en descubrir compromisos al servicio de la
justicia, de la paz, de las mujeres maltratadas... Señor, que su trabajo
siga dando buenos frutos.
Acuérdate de las mujeres que son
víctimas de la violencia en sus hogares y fuera de ellos. Señor, dales
fuerza para vencer el temor y buscar soluciones.
Te pedimos por aquellas mujeres que se enfrentan a una vida de pobreza.
Dales el don de la esperanza, para trabajar juntas, con los hombres de buena voluntad, por un mundo más justo y solidario.
Te
pedimos también por nuestras hijas y nietas. Para que crezcan, con tu
ayuda, fuertes y sensibles, creyentes y comprometidas, libres y felices.
Amén.
Ayudaban a Jesús con sus bienes. Compartir los bienes es un signo de
mucho amor, de mucha solidaridad. Nos cuesta desprendernos de ellos.
¿A qué dedicamos nuestros bienes, nuestro dinero?
¿Qué te dice Dios? ¿Que le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 18 de septiembre de 2025
Jueves, 18 de septiembre de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 7, 36-50
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él.
Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer
de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa
del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás, junto a
sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los
enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el
perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: "Si éste
fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que
es: una pecadora". Jesús tomó la palabra y le dijo: "Simón, tengo algo
que decirte". El respondió: "Dímelo, maestro". Jesús le dijo: "Un
prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el
otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos.
¿Cuál de los dos lo amará más?". Simón contestó: "Supongo que aquel a
quien le perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente".
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Cuando yo
entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me
ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú
no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de
besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en
cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos
pecados están perdonados, porque tiene mucho amor, pero al que poco se
le perdona, poco ama". Y a ella le dijo: "Tus pecados están perdonados".
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: "¿Quién es esté, que
hasta perdona pecados?" Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha
salvado, vete en paz".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
¿Podremos calcular algún día todo lo que nos ha dado el Señor?
¿Llegaremos a darnos cuenta de todo lo que cada día nos perdona Dios? Es
imposible, pero al menos hemos de reconocerlo y agradecerlo.
Aquella mujer expresa su amor a Jesús ungiendo sus pies con perfume y
secándoselos con sus cabellos. ¿Cómo expresamos nosotros nuestro amor y
nuestra gratitud al Señor? ¿Que le dices?
“Tus pecados están perdonados” ¡Cuanto bien nos hace escuchar estas
palabras! ¡cuanto bien nos hace celebrar el perdón de Dios en el
sacramento de la reconciliación!
¿Cómo vives este sacramento? ¿Cómo lo puedes vivir mejor? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Aunque caigas continuamente en tus mismas faltas,
aunque cometas esas culpas que te avergüenzan,
aunque no cumplas con tu deber,
aunque desprecies a tu prójimo,
aunque tantas veces te consideres indigno,
Yo te digo: ¡ámame como eres!
En todos los momentos de tu vida,
en cualquier situación en que te encuentres,
cuando tu alma esté llena de fervor,
cuando tu corazón sea árido y seco,
Yo te digo: ¡ámame como eres!
Si esperas ser un santo o un ángel
para entregarte al amor, no me querrás nunca;
quiero que tu amor salga de lo profundo de tu miseria,
por eso, así te encuentres en la fidelidad o en la infidelidad,
Yo te digo: ¡ámame como eres!
Yo estoy a la puerta de tu corazón y llamo, ¡ábreme!...
Déjame amarte, así, tal como eres.
No hace falta que cambies para abrirme la puerta.
Así, tal como eres, yo te amo,
te doy mi pan y mi vino, mi fuerza y mi alegría,
te doy la luz para afrontar y superar las dificultades de la vida,
te doy el Espíritu de verdad y la Sabiduría del Amor;
Te doy a mi Madre, para que te cuide como me cuidó a mí.
Yo te digo ahora y siempre: ¡ámame como eres,
y déjame que te ame así, como eres. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 17 de septiembre de 2025
Miércoles 17 de septiembre 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 7, 31-35
En aquel tiempo, dijo el Señor: ¿A quién se parecen los hombres de esta
generación ? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños,
sentados en la plaza, que gritan a otros: «Tocamos la flauta y no
bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis» Vino Juan el Bautista, que
ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del
Hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad qué comilón y qué borracho,
amigo de recaudadores y pecadores». Sin embargo, los discípulos de la
Sabiduría le han dado la razón.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Juan y Jesús anuncian la Palabra de Dios, con dos estilos distintos.
Juan desde el desierto, Jesús desde las calles, plazas y casas. Juan no
participaba en fiestas, Jesús si. Las palabras de Juan eras más ásperas
que las de Jesús. Juan es el mayor de los profetas, Jesús es el
mismísimo Hijo de Dios. Sin embargo, ni a uno ni a otro escucharon.
Decían que Juan tenía un demonio y que Jesús era un comilón y un
borracho. A veces somos especialistas es buscar excusas para no escuchar
a las personas.
"Señor, abre mi corazón a la verdad de cada persona"
"A veces descalifico a las personas sin conocerlas. Perdona"
B. Dios sigue hablando a través de personas, a través de personas
amables y bruscas, aburridas y divertidas. desagradables y simpáticas,
más buenas y peores, de izquierdas y de derechas, creyentes y no
creyentes...
No es fácil descubrir lo que Dios nos dice por medio de las palabras de
las personas (a veces contradictorias), pero tenemos que abrir los oídos
de par en par a todos y pedir a Dios que nos ayude a escuchar su
Palabra en las palabras.
"Concédeme Señor tu luz para saber escucharte"
"Dame paciencia y perseverancia cuando no entienda lo que me quieras decir".
Señor, te doy gracias por todas las personas que hoy se encontrarán
conmigo, cada una con su forma de pensar, sentir y actuar; todas están
creadas a imagen y semejanza tuya, de todas puedo aprender algo bueno,
todas me pueden enriquecer. En el fondo, todas son un regalo tuyo.
Sin embargo, a veces estoy cerrado, agrando los defectos de las
personas para no aprender de nadie, para no cambiar. Unas me parecen
demasiado estrictas, otras muy permivas, algunas poco modernas, otras
demasiado avanzadas. Señor, ayúdame a descubrir el don de todas las
personas, a seguir el mensaje que tú me ofreces a través de cada una.
Conviérteme, para ser regalo tuyo para los demás. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 16 de septiembre de 2025
Martes, 16 de septiembre de 2025.Santos Cornelio y Cipriano
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 7, 11-17
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío.
Cuando
estaba cerca de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto,
hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la
ciudad la acompañaba.
Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: No llores.
Se
acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:
¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate! El muerto se incorporó y empezó a
hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.
La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A Jesús le dieron lástimas las lágrimas de viuda, madre del joven
muerto. Además de la pena por la muerte de su hijo, a aquella mujer le
esperaba un futuro nada halagüeño. En nuestra sociedad hay personas que
viven situaciones muy difíciles y muy pocos se compadecen de ellas.
¿Dejas que tu corazón se afecte por el dolor de los demás? ¿pasas de
largo? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Ante nuestro sufrimiento
Dios no pasa de largo, se acerca y quiere curarnos con el aceite del
consuelo y el vino de la esperanza, pero ¡cuántas veces nos encuentra
cerrados! ¡Pasamos del médico que puede curarnos, que quiere curarnos!
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, tienes un corazón de carne, un corazón sensible,
que se alegra con los que gozan
y comparte los sufrimientos de los que lloran.
Gracias, Jesús, porque te alegras con mis éxitos
y sufres conmigo los malos momentos.
Gracias, Señor, porque me miras a los ojos,
me llamas por mi nombre y me dices:
A ti te hablo, LEVÁNTATE,
levántate de tu tristeza; levántate de tu egoísmo,
levántate de tu desesperanza, levántate de tus desconfianzas,
levántate de todo lo que te impide vivir,
de todo lo que no te dejar ser persona,
de todo lo que no te deja avanzar.
Señor, dame un corazón como el tuyo
y ayúdame a levantar a quienes están caídos junto a mí.
---------------
Dos comitivas, Señor.
Una camina alegre,
sonríe
y es portadora de vida;
la otra va triste,
en silencio,
abrumada por la muerte.
Una se acerca a la ciudad,
canta
y mira el horizonte;
la otra se aleja del lugar,
llora
y mira como ausente.
Una entra,
la otra sale;
una va ligera de equipaje,
la otra con paso torpe;
una porta utopías,
la otra ataúdes.
¡Las dos con mucha gente!
Dos comitivas,
nos guste o no nos guste,
como siempre.
Pero Tú,
lleno de ternura,
con las entrañas removidas,
rompiste las barreras
-normas, costumbres, prejuicios, leyes-
que las hacen y mantienen,
y te mezclaste
y las mezclaste
para hacer presente
al Dios de la vida
entre la gente.
¡Eres un gran profeta
y haces que Dios nos visite,
aquí y ahora, en esta tierra!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 15 de septiembre de 2025
Lunes, 15 de septiembre de 2025. Nuestra Señora de los Dolores.
Nuestra Señora de los Dolores.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Juan 19,25-27
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana
de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a
su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
"Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a
tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
María estaba al pie de la cruz, junto a su hijo. María se mantuvo a
distancia cuando Jesús “triunfaba”, cuando querían hacerle rey, cuando
lo aclamaban... Pero ahora, en la cruz, María está cerca, muy cerca.
“Gracias, María, por tu ejemplo de fidelidad y entereza”
“Gracias por estar siempre a mi lado, sobre todo cuando sufro”
“Danos fuerza, Señor, para acompañarte siempre”
“Mujer, ahí tienes a tu hijo... Hijo, ahí tienes a tu madre”. Jesús está
preocupado por sus discípulos y cuando ya les ha dado todo, les da a su
madre, para que los cuide, para que aliente su fe. María acogió la
nueva misión y en su corazón resonaron aquellas palabras primeras:
“hágase en mí según tu palabra”
“Gracias, María, por ser madre, nuestra madre, mi madre”
“Gracias, Jesús, por compartir con nosotros hasta a tu madre”
“María, enséñanos a estar cerca de los que sufren”
Para contemplar a María al pie de la cruz puede ayudarnos esta composición poética, llamada Stabat Mater:
La Madre piadosa estaba junto a la cruz, y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma triste y llorosa, traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh cúan triste y afligida estaba la Madre herida,
de tantos tormentos llena, cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba del Hijo amado la pena!
¿Y cúal hombre no llorara si a la Madre contemplara
de Cristo en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera, Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por Cristo amado, mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.
Y, porque a amarlo me anime, en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo en la cruz, donde lo veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!, llore ya con ansias tantas
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma de suerte que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte de Cristo,
cuando en tan fuerte trance, vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
---------------------------
Señor Jesús,
aquí nos tienes reunidos al pie de la Cruz,
con tu Madre y el discípulo amado.
Te pedimos perdón por nuestros pecados
que son la causa de tus sufrimientos de ayer y hoy.
Te damos gracias por haber pensado en nosotros
en aquella hora de salvación
y habernos dado a María por Madre.
Virgen Santa, acógenos bajo tu protección
y haznos cercanos a tus hijos que sufren.
San Juan, alcánzanos la gracia
de acoger como tú a María en nuestra vida
y para seguir a Jesús con ella y como ella. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.