viernes, 2 de junio de 2023

Viernes, 2 de junio de 2023

Viernes de la 8ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 11, 11-26

Después que la muchedumbre lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, en el templo, lo estuvo observando todo, y, como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre.
Vio de lejos una higuera con hojas, y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos.
Entonces le dijo: Nunca jamás coma nadie de ti.
Los discípulos lo oyeron.
Llegaron a Jerusalén, entró en el templo, se puso a echar a los que traficaban allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas.
Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.
Y los instruía diciendo: ¿No está escrito: Mi casa se llama Casa de Oración para todos los pueblos? Vosotros en cambio la habéis convertido en cueva de bandidos.
Se enteraron los sumos sacerdotes y los letrados, y como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado de su enseñanza, buscaban una manera de acabar con él.
Cuando atardeció, salieron de la ciudad.
A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz.
Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
Jesús contestó: Tened fe en Dios.
Os aseguro que si uno dice a este monte: «Quítate de ahí y tírate al mar» , no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá.
Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis.
Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

“Mi casa se llama Casa de oración”. Nosotros no tenemos en nuestras iglesias palomas, bueyes y cambistas y traficantes. Pero a veces nuestra oración tiene más de acuerdo comercial que de trato amoroso. Confiamos poco en Dios. Le ofrecemos para que nos dé, en vez de para mostrarlo nuestra gratitud por lo que nos ha dado. ¿Cómo es tu oración? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

“Tened fe en Dios”. ¿Rezamos con fe? Dios nos concede siempre lo que pedimos, si nos conviene. Si no nos concede lo que hemos pedido, preparémonos para recibir algo mejor, algo que nos hará más humanos, más cristianos. En todo caso cada vez que rezamos, Dios nos regala la fuerza de su Espíritu. ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Orar es escucharte, Padre,
Antes que yo te hable, me has hablado Tú a mí.
Me hablabas incluso antes de que yo existiera.
Me hablaste al darme la vida.
Me hablas al darme amor y hacerme persona.
Me estás hablando continuamente
a través de la vida y el mundo,
y también, a través de Jesús de Nazaret.

A menudo, yo no me entero,
pero Tú no cesas de hablarme.
Me hablas dentro del corazón,
no con palabras sonoras.
Pero hablas fuerte, muy fuerte
y muy dulce a la vez.

Quiero hablarte,
hablarte sin comerciar contigo,
sin ofrecerte algo
para que Tú me des otra cosa,
sin pretender convencerte
para que me hagas caso.

Quiero hablarte,
hablarte con silencios, con miradas,
con gestos y también con palabras.
Quiero hablarte de eso que Tú me comunicas.
Hablarte poco a poco, palabra a palabra,
sacándolas del fondo del corazón,
palabras preñadas de gratitud y amor.

Quiero hablarte a ti,
que sé que me quieres.
Me cuesta entenderte,
y hasta conocerte,
pero sé con seguridad que me quieres.
Quiero hablarte con entera confianza,
porque soy consciente que me quieres siempre,
incluso cuando actúo mal.
Tú me escuchas siempre, siempre.
Tú me hablas siempre, siempre.
Tú me quieres siempre, siempre.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

jueves, 1 de junio de 2023

Jueves, 1 de junio de 2023. Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.

 Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote A

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 26, 36-42

Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo: «Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».
Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».
De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

El jueves siguiente a Pentecostés celebramos la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Jesús inaugura un estilo de sacerdocio nuevo:
- Jesús no ofrece a Dios la sangre de animales, ofrece su vida, su cuerpo y su sangre (esto es mi cuerpo, esta es mi sangre).
- En muchas religiones se hacían sacrificios para que Dios sea propicio, para que “se porte bien” con el pueblo, para que no se encienda su ira. Jesús ofrece su vida al Padre por amor, porque ama al Padre, porque el Padre le ama a Él.
- El sacerdocio ya no se ejerce sólo en los templos y en las ceremonias religiosas. Cualquier lugar, cualquier tiempo es bueno para ejercer el sacerdocio, ofreciendo a Dios y a los hermanos sonrisas, tiempo, amor, cuidados... en definitiva la existencia entera.
- El sacerdocio ya no es cosa de unos pocos. Por el Bautismo, todos tenemos el sacerdocio común, porque todos estamos llamados a ser pan partido y vino derramado, a vivir nuestra vida compartiéndola, dándola, ofreciéndola. Al servicio de este sacerdocio común está el sacerdocio ministerial (los presbíteros o “curas”)
- El sacerdocio ya no consiste en separarse de los hermanos, sino en acercarse a ellos con amor, hasta dar la vida.

En este Evangelio Jesús comparte con nosotros su tristeza, su lucha... Esta lucha suprema de Jesús ilumina nuestras luchas diarias, cuando discernimos qué camino tomar: ¿la honradez o la corrupción?, ¿la verdad o la mentira?, ¿el bien común o los intereses personales?, ¿la solidaridad o la indiferencia?, ¿el amor o la propaganda?, ¿la fidelidad o el capricho?, ¿el Reino de Dios o mi reino?

Señor, Tú eres Sacerdote, sacerdote nuevo,
que ofreciste tu palabra, tu cariño, tu vida,
que sigues ofreciéndote a nosotros en la Eucaristía,
para que todos podamos disfrutar del amor de Dios,
para enseñarnos que sólo el camino del servicio y la entrega
nos conduce a la felicidad más grande, a Dios.

Gracias, Jesús, por todos los sacerdotes
que ofrecen su palabra, su cariño, su vida,
que celebran la Eucaristía y la Reconciliación,
para que todos nos sintamos amados y perdonados,
para que a todos llegue tu luz y tu fuerza,
y recorramos, así, el camino del servicio y la entrega.

Señor, gracias porque yo también soy sacerdote.
Quiero ser agradecido y ofrecer mi vida a Dios;
en cada Eucaristía y cada momento de la jornada,
Me has llamado a entregarme a mi familia,
a mis amigos y compañeros de trabajo, a los pobres…
para que crezca en nuestro mundo la justicia y la paz.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 31 de mayo de 2023

Miércoles, 31 de mayo de 2023. Visitación de María.

Visitación de María a su prima Isabel

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1,39-56

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre."
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

María sirve. Corre para servir. No lo deja para mañana. Fue aprisa a la montaña. Su prima Isabel, ya mayor, espera un hijo.
            “Señor, perdona mi pereza y mi egoísmo”
            “Gracias por las personas que sirven, que me sirven”
            “Dame buena vista para descubrir las necesidades de los hermanos”

El encuentro de María e Isabel es un estallido de alegría. Se quieren y sobre todo saben que Dios está con ellas.
            “Señor, enséñanos a gozar de la amistad y a compartir la fe”
            “Gracias por estar siempre a nuestro lado”
            “Cura nuestra tristeza y desesperanza”

María da gracias a Dios. Haz tuyas las palabras de María: “Proclama mi alma la grandeza del Señor...”

Yo te saludo, María,
porque el Señor está contigo;
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.

Yo te saludo, María,
porque te turbaste
–¿quién no lo haría ante tal noticia?–;
mas enseguida recobraste paz y ánimo
y creíste a un enviado cualquiera.

Yo te saludo, María,
porque preguntaste lo que no entendías
–aunque fuera mensaje divino–,
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.

Yo te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz
un hijo, Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida
hay que gestar y cuidar
si queremos hacer a Dios presente en esta tierra.

Yo te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en tormenta como en bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú misma.

Yo te saludo, María,
porque abriste nuevos horizontes
a nuestras vidas;
fuiste a cuidar a tu prima,
compartiste la buena noticia,
y no te hiciste antojadiza.

Yo te saludo, María,
por ser alegre y agradecida
y reconocer que Dios nos mima,
aunque nuestra historia sea pequeña
y nos olvidemos de sus promesas.

Yo te saludo, María.
¡Hermana peregrina
de los pobres de Yahvé,
camina con nosotros,
llévanos junto a los otros
y mantén nuestra fe!

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 30 de mayo de 2023

Martes, 30 de mayo de 2023

Martes de la 8ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 10, 28-31

En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a Jesús: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
Jesús dijo: Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más─casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones─, y en la edad futura, vida eterna.
Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Dejarlo todo es signo de nuestra entrega al Señor, pero antes que eso es un don de Dios. Él nos da la posibilidad de dejarlo todo. Es un don que tenemos que pedir y vivir en lo más pequeño de cada día.
            “Señor, danos el don de la pobreza y la disponibilidad”

Dios no se deja ganar en generosidad. ”El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Qué te ha dado Dios cuando has sido generoso con Él? ¿Que te dice Dios? ¿Qué le dices?

Podría seguir así, ir tirando más o menos..
¿Por qué complicarme la vida?
Tampoco es para tomárselo tan en serio, ¿no?
Pero tengo sed de Ti, Señor.

Quisiera no tener que elegir
no tener que tomar una decisión,
Preferiría no hacer una opción.
¿Para qué tanta exigencia?
Tampoco es para ponerse tan radical, ¿no?
Pero tengo sed de Ti, Señor.

Hasta aquí he llegado, y aquí me paro
A mí que no me despierten, estoy cansado.
Ya está bien ,¿no?, total… ¿para qué?
Pero tengo sed de Ti, Señor.

No quisiera renunciar a nada.
¿No sería mejor apuntarse a todo?
Sin decidirse por nada,
Sin arriesgar nada.
Pero tengo sed de Ti, Señor.

Soy bastante religioso a mi manera.
Ni soy un santo de altar
ni una mala persona, creo yo.
Vamos, como todos, un tanto rutinario
Y no muy cumplidor, es verdad.
Pero tengo sed de Ti, Señor.

Señor, que la sed no me deje acomodarme
y me impulse a dejarlo todo, con confianza,
y a darlo todo por Ti, con gratitud.
Tú no te dejas ganar en generosidad
y nos pagas por anticipado el ciento por uno.

Señor, que la sed me conduzca a Ti,
a todas las personas que me necesitan,
y a la paz que busca mi alma.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 29 de mayo de 2023

Lunes, 29 de mayo de 2023. María, Madre de la Iglesia.

 

María, Madre de la Iglesia

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Juan 19,25-34

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: "Tengo sed."Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: "Está cumplido."
E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. 
los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. 


3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

María estaba al pie de la cruz, junto a su hijo. María se mantuvo a distancia cuando Jesús “triunfaba”, cuando querían hacerle rey, cuando lo aclamaban... Pero ahora, en la cruz, María está cerca, muy cerca.
“Gracias, María, por tu ejemplo de fidelidad y entereza”
“Gracias por estar siempre a mi lado, sobre todo cuando sufro”
“Danos fuerza, Señor, para acompañarte siempre”

“Mujer, ahí tienes a tu hijo... Hijo, ahí tienes a tu madre”. Jesús está preocupado por sus discípulos y cuando ya les ha dado todo, les da a su madre, para que los cuide, para que aliente su fe. María acogió la nueva misión y en su corazón resonaron aquellas palabras primeras: “hágase en mí según tu palabra”
“Gracias, María, por ser madre, nuestra madre, mi madre”
“Gracias, Jesús, por compartir con nosotros hasta a tu madre”
“María, enséñanos a estar cerca de los que sufren”

Para acoger a María, como Madre nuestra y como Madre de la Iglesia, puede ayudarnos esta "Carta de Jesús":

Hoy te presento a mi Madre. Te la di con el mayor cariño en el momento cumbre de mi vida terrena. Ella te estaba gestando en el dolor al pie de la cruz y a mí no me faltaba más que poner el sello de reconocimiento público a esa misteriosa maternidad. María es madre mía y madre tuya, porque tú y yo somos hermanos.

No hay palabras humanas para describir la grandeza de esta mujer sencilla, el dolor de esta mujer bienaventurada, la fecundidad de esta mujer virgen, la fortaleza de esta sierva del Señor, el cariño de esta madre universal, que no sabe más que amar y, por consiguiente, que servir. Ella, despojada de sí misma e invadida por la fuerza del Espíritu Santo...

En el hogar de la Iglesia, María realiza su maravillosa misión, silenciosa y eficazmente, siempre en la penumbra. Un día llegarás a saber todo lo que ella ha sido para ti. Y verás también lo que tú has sido para ella.

Hay quienes llegan a descubrirlo tarde, como esos hijos que sólo alcanzan a comprender lo que deberían haber sido con su madre terrena cuando ella ha desaparecido del hogar, cuando ya no pueden expresarle su gratitud por todo lo que le deben.

María nunca desaparecerá del hogar, pero tú sí puedes llegar tarde a vivir en esta tierra una relación viva, intensa, profunda, filial con María. Porque hay cosas que debes hacer aquí. Solo aquí se puede creer, sufrir, sembrar, morir. Y es preciso que ella esté muy metida en todo esto.

Es preciso que te hagas consciente de lo que significa en tu vida la Madre de Dios, la Hija de Dios, la Esposa de Dios, la Madre de la Iglesia, tu propia Madre, María. Que te dejes amar y enseñar por ella, para que aprendas a vivir como ella, la mujer consagrada, mi perfecta discípula y seguidora; para que aprendas a vivir en plenitud la vocación a la que has sido llamado/a.

https://www.ciudadredonda.org/articulo/6-ahi-tienes-a-tu-madre


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María, fuiste madre de Jesús.
Te imagino, mirando y cuidando a tu hijo, recién nacido;
sorprendiéndote ante sus primeras palabras y sus primeros pasos;
enseñándole a rezar y a captar tanto la belleza como las injusticias del mundo;
conservando en tu corazón tantos gestos de cariño;
aceptando con confianza la personalidad misteriosa de ese niño;
siguiendo las noticias de su predicación, a veces con alegría, en otros momentos con preocupación.

Te imagino al pie de la cruz de tu Hijo, desafiando habladurías y peligros,
acompañándolo en la hora del sufrimiento y la muerte;
aceptando la nueva misión que Jesús te confiaba:
ser madre de Juan, de los discípulos, de la Iglesia naciente, de la humanidad.

Te imagino, acompañando con ternura a esos primeros discípulos, tristes y miedosos,
alentando en ellos la esperanza de la resurrección, 
abriendo sus corazones para recibir al Espíritu de Jesús,
empujándoles con ternura a la misión encomendada.

María, sigues siendo Madre,
mi madre, Madre de la Iglesia, Madre de la gran familia humana.
Sigues al pie de tantas cruces: tristezas, maltratos, guerras, hambre, desesperanza…
Sigues acercándonos a Jesús, cuando no encontramos el camino.
Sigues ayudándonos a ser madres pacientes, delicadas, fieles… de quienes más sufren. 

Gracias por ser Madre. Gracias por tantas madres que me han cuidado y ayudado a crecer en alegría, amor y esperanza. Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 28 de mayo de 2023

Domingo, 28 de mayo de 2023. Pentecostés.

Solemnidad de Pentecostés A
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 20, 19‑23.

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
—Paz a vosotros.
Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
—Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
—Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Hoy es la solemnidad de Pentecostés, la fiesta del Espíritu. La alegría de la Pascua se hace más plena por el don del Espíritu.

Jesús quiere dar a nuestro pobre corazón el Espíritu del Amor, a nuestra cabeza el Espíritu de Sabiduría, a nuestra débil voluntad, el Espíritu de Fortaleza, y para liberarnos del miedo, el Espíritu de la valentía...

El Espíritu Santo es nuestro defensor, nos la paz, nos hace testigos de su misericordia y su perdón.

Demos gracias a Dios por el don que se nos ofrece y abramos de par en par nuestra vida para que el Espíritu Santo penetre hasta lo más profundo de nuestra existencia.

A tiempo y a destiempo,
en cualquier lugar,
a cualquier hora,
con el viento de espalda
o un huracán a la contra;
alegre o afligido,
sereno o exaltado,
descansado o exhausto,
lleva el Amor por bandera.

No cejes en el intento
de compartir la justicia.
No acomodes la Palabra
en nombre de la prudencia,
no adulteres la esperanza,
proclama la Vida plena
de quien con su voz nos llama
y con su historia nos llena.

No niegues que eres apóstol,
no olvides que eres profeta,
portador de una noticia
que ha de atravesar la guerra,
que ha de romper las paredes
y ha de fecundar la tierra.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

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Mi paz os dejo, mi paz os doy...
fue tu saludo sincero,
tu palabra entrañable
y tu buena noticia más visible
para todos lo que encontraste.

A nosotros nos cuesta recordarlo,
entenderlo y aceptarlo,
y más aún darlo y gustarlo,
pues somos egoístas,
engreídos y orgullosos.

Hoy que tanto nos cuesta convivir
con los que son diferentes,
con los inmigrantes,
con los que cuestionan nuestra paz
al buscar la suya simplemente...

Hoy que tanto nos cuesta respetar
la creación,
asumir la historia
y vivir en paz
con los otros y con nosotros mismos...

Hoy que tanto nos cuesta abrir
las puertas y ventanas
de nuestro ser, Iglesia y casa,
y que nos hemos habituado
al secretismo, doblez y oscuridad...

Hoy que tanto nos cuesta besar
y curar las llagas
que siempre acompañan
a nuestros hermanos más débiles
todos los días de la semana...

Susúrranos nuevamente tu saludo,
tu palabra entrañable,
tu buena noticia más visible;
y danos tu Espíritu
para ser fieles y felices.

Haznos personas de paz:
que podamos conocerla,
cultivarla, recrearla
gustarla, compartirla
y transmitirla.

Florentino Ulibarri

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Secuencia de la fiesta de Pentecostés 
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo
que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 27 de mayo de 2023

Sábado, 27 de mayo de 2023. San Agustín de Canterbury.

 Sábado de la 7ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 21,20-25

En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: "Señor, ¿quién es el que te va a entregar?" Al verlo, Pedro dice a Jesús: "Señor, y éste ¿qué?" Jesús le contesta: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme." Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: "Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?"
Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en todo el mundo.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Muchas veces, cuando descubrimos que alguien sigue un camino distinto al nuestro, vacilamos, nos quejamos... Y Jesús nos tiene que repetir: ¿a ti qué? Tú sígueme.
A cada uno el Señor nos marca un camino. No hay ninguno igual, tampoco hay uno más importante que otro. Sólo es más importante el camino que se recorre con más amor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque eres bueno
porque tu misericordia es infinita

Has puesto tu mirada en mí, Dios de amor.
¡Que puedo decirte si Tú me conoces del todo!
Me he quedado mudo ante tu presencia
porque soy poca cosa y, sin embargo, me amas.

Al más infiel de tus siervos
muestras tu mirada de amor
y le dices: ¡Levántate! ¡Sígueme!

Y yo, escuché tu voz y confié en ti.
Señor confío en ti, porque tú eres amor,
justicia y misericordia infinita.


El Evangelio ha sido escrito para dar testimonio del amor de Dios Padre que se ha manifestado en la vida, muerte y resurrección de Jesús, con el don del Espíritu Santo.
Nuestra vida ha de ser como un libro abierto donde todos puedan leer que tenemos un Padre con un corazón lleno de amor, un Hermano que nos ha mostrado con su cruz y resurrección el camino de la vida y una Fuerza para superar los obstáculos y avanzar hacia el Padre.

Cuando la inquietud nos lleva una y otra vez
a las tareas de siempre con esperanza nueva,
a encarnarnos donde no se estila,
Tú estás con nosotros,
aunque te creamos ausente.

Cuando remamos a oscuras en medio de la noche,
y nos sentimos cansados y solos
al ver nuestras redes vacías,
Tú estás presente,
aunque nuestros ojos no sepan reconocerte.
De madrugada, cuando la luz vence a las tinieblas,
después de una jornada larga y monótona,
Tú estás en la orilla,
para iluminar nuestras sombras
y hacernos nuevas propuestas.

Cuando las redes se nos llenan .
y la vida llega en abundancia,
Tú estás abriendo nuestro horizonte;
somos capaces de reconocer tu presencia
y saltar al agua sin nada encima.
A la hora de comer,
preparada la mesa,
Tú bendices la comida
y, mientras compartimos y miramos,
todos sabemos que eres el amigo de siempre.

Cuando tomas la palabra y me preguntas,
en público o en privado, si te amo,
Tú sabes que te quiero;
y, aunque me lleves a donde no me gusta,
extiendo mis manos para agarrar las tuyas.


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Ven Espíritu de Gracia,
quebranta el corazón endurecido,
derriba las barreras de mi alma,
destierra las tormentas al olvido.

Desata los nudos que en mi vida
encadenan mis horas al pasado,
libera las sonrisas escondidas
y arranca de mi carne su pecado.

Suelta mi lengua para la alabanza,
extiende mi mente a tu memoria,
ensancha el corazón para que abra
las puertas de mi ser para tu Gloria.

Abre mis oídos a tu canto,
unge mis manos y mi frente,
fortalece mis piernas, Fuego Santo
para correr al lugar donde tu quieres.

¡Impúlsame! torbellino y arrebato
huracanado con tus siete dones
al mundo que adolece de tu encanto
y desata los carismas que en mi escondes.

Muéleme en el fragor de tu tormenta
e ilumina mis ojos por las noches;
toma en tus llamas mi vida toda entera
y quémala en el mar de tus fulgores.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.