martes, 27 de diciembre de 2016

Martes 27 de diciembre

27 de diciembre. San Juan Apóstol y Evangelista

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 20, 2-8

El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
-«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Celebramos la fiesta de San Juan. En su evangelio nos cuenta la experiencia de su encuentro con Jesús, una experiencia que se resume con una palabra: amor. Por amor, el Señor nació. Por amor, curó. Por amor, predicó. Por amor, murió y resucitó.
     "Señor haznos testigos de tu amor"

B. En el evangelio de hoy, Pedro y Juan se encuentran con el sepulcro de Jesús abierto y las vendas por el suelo: los primeros signos de la resurrección del Maestro.
     "Damos Una mirada nueva para descubrir los signos de la resurrección
      en mi vida, en las familias, en la Iglesia, en el mundo"

C. Juan corría más que Pedro, pero lo esperó. Es un detalle interesante. En nuestras familias, en la Iglesia ocurre algo similar: unos corren más rápidos que otros, unos son más "avanzados", otros más "prudentes". Es más importante llegar juntos que llegar el primero.
     "Señor, concédenos el don de la unidad"
     "Perdona nuestras prisas"
     "Gracias por las personas que saben esperar"

Señor, ayúdame a escuchar tu voz y a responderte, con la misma decisión y generosidad de Juan Evangelista. Cuando lo llamaste, a orillas del lago Tiberiades, inmediatamente dejo la barca y a su padre y te siguió. No lo dejó para dentro de un rato, o para mañana. Casi no te conocía. No sabía qué le esperaba, pero tu voz resonó en su corazón con tal fuerza que lo dejó todo y te siguió.  Señor, ayúdame a escuchar tu voz y a responderte, con decisión y generosidad.

Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a dejar que tu cercanía me transforme, como a Juan. Juan y su hermano Santiago iban en busca de privilegios. Pero estar a tu lado les fue cambiando. Entendieron que es menester beber el cáliz del amor, del servicio y de la entrega hasta la última gota. Experimentaron que el camino de la gloria pasa por Getsemaní y por el Calvario. Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a dejar que tu cercanía me transforme.

Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti, como Juan. Él es "el discípulo a quien Jesús amaba", "el discípulo predilecto", el que se siente amado “hasta el extremo”. También yo soy amado por amado por ti. Tú me amas como si yo fuera tu único amigo y como si tú fueras el único amor que hay en mi vida. Tú quieres que yo sea tu amigo y en ocasiones parece que me conformo con ser tu siervo. Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti.

Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi comunidad cristiana, de la Iglesia, como Juan. Es él una “columna” de la comunidad de Jerusalén. Que sepa agradecer los talentos y capacidades que me has dado, poniéndolos al servicio de la comunidad. Que sepa apoyar mi fe en las columnas de mis hermanos y que mi fe sea columna donde otros puedan encontrar seguridad y fuerza. Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi comunidad cristiana, de la Iglesia.

Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y defender nuestra fe en Ti, como Juan. Ante el Sanedrín que perseguía a los primeros cristianos, Juan dijo:  "No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído". Ayúdanos a proclamar nuestra fe, ante el sanedrín de los que te niegan y los que te buscan, ante el sanedrín de facebook y twitter, ante el sanedrín de la injusticia y la pobreza. Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y defender nuestra fe.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Lunes 26 de diciembre

 San Esteban

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 10, 17-22

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
-«No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán.
Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Cuando todavía estamos saboreando la ternura del niño Dios, celebramos la fiesta del primer mártir: San Esteban. Por eso, el evangelio nos habla de persecuciones, odios y sufrimientos. Parece que no tiene ninguna relación, pero, desgraciadamente, la ternura no sólo causa alegría, también provoca el odio de los violentos.
     "Gracias por las personas que manifiestan tu bondad hasta las últimas consecuencias"
     "Ayúdanos a manifestar ternura, cuando seamos perseguidos"

B. Nos duele ser incomprendidos por cualquier persona. Sin embargo, nos hiere de una forma especial el rechazo de los más cercanos: de los padres, de los hijos, de los amigos más cercanos, de los que tienen la misma fe o las mismas ideas...
     "Dame Señor fuerza para comprender y perdonar siempre"

C. El que persevere hasta el final se salvará. Es fácil amar cuando nos pagan con amor. Cuesta mucho más cuando recibimos indiferencia o críticas. Sólo con la ayuda de Dios podemos perseverar en la adversidad. ¿Qué te dice Dios?  ¿qué le dices?

Al leer hoy tu Palabra me pregunto:
¿Cómo doy testimonio de ti?
¿Qué hace de un creyente ser profeta?
¿Qué me pides como profeta de tu reino?
Y sé que quieres que más que profeta sea profecía,
anuncio comprometido, denuncia subversiva,
alegría desbordante, optimismo movilizador
y esperanza fundamentada.

Y sé que quieres que afronte con serenidad
el rechazo que vivo cuando te vivo,
el rechazo que experimento cuando te anuncio,
el rechazo que en mi propia “tierra” veo
que causa la radicalidad de tu mensaje y el escándalo de la cruz.

Al leer hoy tu Palabra me pregunto:
¿Qué tipo de profeta soy? ¿Qué genera en mí ser profeta?
¿Qué me exige ser profeta?

Y me doy cuenta que a veces me puede la cobardía
o la incoherencia o mi falta de autenticidad y valentía.

Y me doy cuenta de que confías siempre en mí.
¡Mucho más de lo que a veces creo!
¡Mucho más de lo que a veces aprovecho!
¡Mucho más de lo que a veces me merezco!

Señor, hazme profeta.
Hazme profecía.
Señor, que no tema tanto el rechazo
como la esterilidad que produce hacer lo de siempre,
lo que todos, lo que se lleva…
simplemente por evitar el conflicto
y la reacción que provoca escuchar tu Palabra
y ponerla en práctica,
ponerla en práctica y dar testimonio profético
de que lo de tu reino es verdad y vida verdaderas. Así sea

oscaralonso©oracionesdiarias


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 25 de diciembre de 2016

Domingo 25 de diciembre

Solemnidad de Navidad

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 2,1-14.

En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo: —No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra, paz a los hombres que Dios ama.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Este no es un día para comentar el Evangelio. Es día para contemplar a Jesús, recién nacido, para dejarse impresionar por su ternura, para alabar a Dios, que nos ha manifestado su amor infinito:

Jesús, al nacer te hiciste pequeño y humilde, para que no te tengamos miedo y te acojamos, para curar nuestros aires de grandeza.

Jesús, fuiste un bebé para mostrarnos tu ternura, para que podamos sentir y gozar con tu cariño, para que nuestro corazón sepa recibir y regalar amor.

Jesús, te has acercado a nosotros, a todas las personas, para encontrarte con nosotros y darnos tu alegría, para que nos acerquemos a cuantos nos necesitan.

Jesús, viniste hace 2000 años y hoy sigues a nuestro lado, en el corazón de cada persona, en el pan que comulgamos. Gracias por tu cercanía, por tu alegría, por tu paz.

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En las plazas y en las iglesias,
siempre estás tú.
En los mercados y en los claustros,
siempre estás tú.
En las ciudades y en los desiertos,
siempre estás tú.
En los valles y en las montañas,
siempre estás tú.
En las fábricas y salas de fiesta,
siempre estás tú.
En las playas y en los monasterios,
siempre estás tú.
En las cumbres nevadas y en los oasis,
Siempre estás tú.
En las calles y en los corazones,
siempre estás tú...

Aunque ya no haya estrellas
y yo vaya por caminos inciertos,
tú siempre estás...

Aunque no te ofrezca nada
-ni oro ni incienso ni mirra-
tú siempre estás.

Aunque vuelva a mi hogar
en busca de paz y seguridad,
tú siempre estás.

Te veo junto a mí
en los días de éxito y favor
y en los oscuros y de tribulación.

Te veo junto a mí,
a veces delante, a veces detrás,
y también en mis flancos débiles y sin cubrir.

Te veo junto a mí
rodeándome y protegiéndome
y también sacándome al horizonte.

Te veo junto a mí
cuando ando entre la gente
y contemplo el rostro de quienes van y vienen.

Y cuando abro mis ojos,
ora camine ora me detenga,
es tu rostro el que me ilumina y emociona.

En todos los lugares en los que estoy, estás.
A todas las horas que estoy, estás;
y tu rostro encarnado, siempre me ama más.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 24 de diciembre de 2016

Sábado 24 de diciembre

24 de diciembre

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1, 67‑69

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo habla predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad  y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz»

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Zacarías da gracias, bendice a Dios... Reza despacio con sus palabras. Dios sigue haciendo hoy las mismas maravillas que relata el padre de Juan Bautista. La Iglesia llama a esta oración de Zacarías "Benedictus".

Sol que naces de lo alto
sin querer quedarte arriba.
Luz que brillas en el cielo
para hacer crecer la vida.
Vuelve a nuestro mundo soñoliento
la paz que le es robada sin saberlo,
la sed del que marcha hacia una meta
y el hambre insaciable
de querer ser más pequeños.

Danos tu amor ingente y encendido
para deshacer el hielo
del olvido y la ceguera
que reinan lejos del pesebre.
Y empezar así, como recién nacidos,
a aprenderlo todo, todo de nuevo:
las palabras, los silencios,
los deseos y los miedos de la gente.

Villancicos que traéis su fiel recuerdo,
estrellas que alumbráis en la noche su presencia,
enseñadnos el surco profundo y extenso
en que la vida de Dios se va forjando libremente:
más humana, más cercana, más fraterna.

Y despertad en nosotros el deseo apasionado
de acogerla entre los brazos,
de glosar sus balbuceos,
de alimentar en su mirada
nuestros más endebles sueños.

Seve Lázaro SJ

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Navidad. Tiempo de creer

Creo en la bondad, responsabilidad
y buen hacer de José de Nazaret
que supo darte casa, nombre y todo su ser.

Creo en la fe humana y adulta de María,
en su espera y acogida,
y en su ternura desbordada cada día.

Creo en la pobreza del portal,
que está siempre en las afueras,
con un buey y una mula, y aún sin ellos.

Creo en el anuncio de los ángeles,
presencias visibles de Dios que nos quiere,
que cantan y nos alegran de día y de noche.

Creo en el gozo compartido de los pastores
que sueñan mundos nuevos y mejores,
y, presurosos, caminan para ofrecerte sus presentes.

Creo en la estrella peregrina y mensajera,
que capta la atención de la gente buena
y que nos guía a través de la vida.

Creo en los Magos, inquietos y tenaces,
que van tras ella hasta encontrarte,
y hacen el camino de ida y vuelta siguiéndola.

Creo en las sendas que llevan a Belén,
en los ríos de plata, en los montes de musgo,
en las casas de corcho y en un nuevo amanecer.

Creo en todos los embarazos y partos
pues nos traen la vida y el gozo
aunque vengan sin pan bajo el brazo.

Creo en la alegría del universo entero
y en la clara amistad entre las personas,
nacida de repente o crecida a ritmo de cosecha.

Creo en la sorpresa de los niños,
en la ternura de los seres humanos
y en la creación que nos hace guiños.

Creo en el amor gratuito,
difícil e inseguro, pero cierto,
que nos muestra tu rostro humano y divino.

Creo en Jesús, tu Hijo amado, nuestro hermano,
nacido en este mundo cerrado,
para abrirnos el corazón y tu Reino.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Viernes 23 de diciembre

23 de diciembre

1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1, 57‑66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le habla hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: —«¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron: ‑«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre como quería que se llamase. El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le salto la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: —«¿Que va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con el.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Después de muchos años esperando, Dios cumple sus promesas: Isabel, en su ancianidad, da a luz un hijo. Podemos fiarnos de Dios, hasta de sus palabras más difíciles de creer: felices los pobres, felices los que sufren, vende lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo, os llevaré conmigo, el que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna... Aunque a veces parezca que seguir la Palabra de Dios no nos da la felicidad que buscamos, al final Dios nos da mucho más de lo que podemos imaginar.

B. ¡Qué importante es el nombre para los semitas! El nombre refleja la identidad de la persona. Juan significa "Dios se ha compadecido" y "El que manifiesta a Dios". Juan anuncia la compasión de Dios y manifiesta a Dios, señala su presencia. Los cristianos estamos llamados a descubrir el amor de Dios y a ayudar a otros a descubrirlo-

Señor, Tú eres Dios compasivo y misericordioso. Estás a nuestro lado. Siempre, sin apartarte jamás. Estás de nuestra parte. Siempre, pase lo que pase. Estás al lado de cada persona, de todas las personas.

Tu gloria es que todos tus hijos seamos felices, viviendo como hermanos que aman y se ayudan, como hijos tuyos, que se dejan cuidar por ti, que siembran justicia, paz y verdad en el mundo.

Gracias, Señor, por Juan y por todas las personas que, con su presencia, su cariño y su palabra, me recuerdan que Tú eres favorable y estás de mi parte. Gracias por… (recuerdo sus nombres).

Señor, Tú me has llamado, como a Juan, para que, a pesar de mi pequeñez y mis pecados, yo sea una bendición para mi familia y mis amigos, para mi comunidad cristiana y para el mundo.

Tu mano acompañaba a Juan y me acompaña a mí. Tus manos de alfarero me formaron de barro y espíritu. Tus manos de madre me acarician y protegen. Tus manos de pastor me conducen a la vida eterna.


C. Antífona de la O de hoy:
        OH ENMANUEL,
        Rey y Legislador nuestro,
        esperanza de las naciones
        y salvador de los pueblos,
        ven a salvarnos,
        Señor Dios nuestro..

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Jueves 22 de dciembre

22 de diciembre

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1, 46‑56

En aquel tiempo, María dijo:
—«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

María canta agradecida. Puedes rezar con sus mismas palabras, recogidas en el Evangelio de hoy. También puede servirte esta oración.

Tengo necesidad de decirlo, porque lo siento dentro como una tormenta.
Tengo que proclamar bien fuerte lo que Tú, Señor, has hecho conmigo,
lo que haces en la historia de la humanidad.

Tú, Dios creador del cielos y la tierra,
me amaste, aún antes de que yo abriera los ojos a la luz de este mundo.
Cada Navidad y cada día te vistes de carne, para que te vea.
Me miraste con cariño, sonriendo, y me invitaste a seguirte,
a vivir contigo y como Tú.
Diste tu vida por mí, porque me amas, para que te ame.
Abriste tu corazón para que entrara;
me regalaste tu mismo Espíritu para que reviviera.

Contaré lo que Tú, Señor, has hecho conmigo.
Viniste un día a mí y te quedaste conmigo.
Me dijiste que me amabas y que contabas conmigo.
Me hablaste de mis hermanos, los hombres y mujeres
y me diste el deseo de entregarles mi cariño, mi tiempo, mi vida.
Me sedujiste y acepté el reto, un reto que se repite cada día,
una misión que da sentido a mi vida.

Contaré lo que Tú, Señor, haces en la historia del mundo.
Dispersas a los soberbios y enalteces a los humildes.
A los hambrientos los colmas de bienes y a los ricos los despides vacíos.
Auxilias con misericordia a los pequeños, a los pobres, a los que sufren.

Diré también lo que Tú, Señor, me pides: que ame, sólo eso,
Que te ame a ti y a mis hermanos y hermanas.
Me aseguras tu fidelidad, que nunca se aparta de mi vida,
porque aunque yo falle, Tú siempre estás conmigo.

Todo esto y mucho más has hecho, Señor.
Tenía necesidad de decirlo.
de alabarte y darte gracias, como lo hizo María de Nazaret, en su canto de alabanza:
PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DE TU AMOR. MIL GRACIAS, SEÑOR.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Miércoles 21 de diciembre

21 de diciembre

1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1,39-45

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

María sirve. Corre para servir. No lo deja para mañana. Fue aprisa a la montaña. Su prima Isabel, ya mayor, espera un hijo.
            “Señor, perdona mi pereza y mi egoísmo”
            “Gracias por las personas que sirven, que me sirven”
            “Dame buena vista para descubrir las necesidades de los hermanos”

El encuentro de María e Isabel es un estallido de alegría. Se quieren y sobre todo saben que Dios está con ellas.
            “Señor, enséñanos a gozar de la amistad y a compartir la fe”
            “Gracias por estar siempre a nuestro lado”
            “Cura nuestra tristeza y desesperanza”

Antífona de la 0 de hoy:
        OH SOL,
        que naces de lo alto,
        Resplandor de la luz eterna,
        Sol de justicia,
        ven ahora a iluminar
        a los que viven en tinieblas
        y en sombra de muerte.

Señor, dame unos pies ligeros y unas manos abiertas,
para servir a quién lo necesite, como los María.
Que no deje para mañana el bien que pueda hacer hoy.

Gracias por las personas acogedoras, como Isabel.
Gracias por las personas que me aman y se alegran al verme.
Gracias por los que saben abrazarme, escucharme y hacerme sentir muy especial.
Gracias por las personas que confían en mí.

Señor, gracias por las personas con las que puedo compartir la fe,
con las que puedo comprobar que mi fe no es una locura,
con las que puedo apoyar mi fe pequeña y débil,
con las que puedo disfrutar la alegría de sentirnos tocados por tu amor. Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.