lunes, 4 de julio de 2022

Lunes, 4 de julio de 2022

Lunes de la 14ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Mateo 9, 18-26

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: "Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá". Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que, con sólo tocarle el manto, se curaría. Jesús se volvió, y al verla le dijo: "¡Animo, hija! Tu fe te ha curado. Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: "¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida". Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por aquella comarca.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Sin embargo, normalmente tenemos poca fe en la fe, tenemos poca fe en Dios. En muchas ocasiones acudimos a Dios, después de haber llamado a muchas puertas, nos presentamos ante Dios como último recurso... con poca confianza.
            “Señor, creo, pero aumenta mi fe”
            “Perdona Señor mi falta de fe”
            “Gracias por todas las personas se fían de ti”

Cuando Jesús dice que la niña está viva, se ríen de él. Nos reímos de la gente cuando se sale de nuestros esquemas, cuando va contracorriente...
            “Señor, perdona nuestras risas irónicas”
            “Danos fe para creer en lo que parece imposible”
            “Espíritu Santo, danos fuerza y coraje
              para ser fieles cuando se rían de nosotros”

Que importantes son en el Evangelio los gestos: la mujer con flujos de sangre toca el manto de Jesús y Jesús toma de la mano a la muchacha.
¿Cómo son tus gestos? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Yo creo en Ti, Señor, y te doy gracias de corazón,
pero aumenta mi fe, porque a veces me envuelven las dudas.

Señor, haz que mi fe sea plena,
que sepa abrirte mis pensamientos y sentimientos y acciones,
mi pasado, mi presente y mi futuro, sin reservas.

Señor, haz que mi fe sea coherente,
que acepte las renuncias y los deberes que comporta
y sepa hacerla vida en cada momento de mi vida.

Señor, haz que mi fe sea fuerte,
que madure ante la contradicción de los problemas,
que encuentre cimiento más firme ante quienes la rechazan.

Señor, haz que mi fe sea alegre,
al saber y sentir que tu amor me envuelve,
al descubrir en cada persona la huella de tu gloria.

Señor, haz que mi fe sea activa
que sepa verte en los pobres y en cuantos me necesitan
y sepa avanzar por el camino de servicio y la entrega.

Señor, haz que mi fe sea humilde.
Porque estoy envuelto en debilidades,
que apoye mi fe en la fe de los hermanos, en la fe de la Iglesia.

Señor, haz que mi fe sea contagiosa,
a través de mis palabras, mi sonrisa y mi vida entera.
Que sepa transmitir, Señor, que Tú eres lo mejor que me ha pasado.
Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 3 de julio de 2022

Domingo, 3 de julio de 2022

 Domingo de la 14ª semana del t.o. C

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 10, 1-12, 17-20

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios."
Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios."
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo."
Los setenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre."
Él les contestó: "Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado
potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Los envió de dos en dos, no los envió cada uno por su cuenta. Jesús sabe que la evangelización es difícil, los manda como ovejas en medio de lobos. De dos en dos pueden mutuamente apoyarse, animarse, revisarse, criticarse, alegrarse...
            “Gracias, Señor, por contar conmigo, por enviarme”
            “Gracias por los compañeros de camino y de misión”
            “Perdona y cura mi individualismo”
            “Dame sabiduría para reconocer las dificultades
              y fuerza para superarlas”

Decid: “Esta cerca el Reino de Dios”. Dios mismo está cerca, su amor está cerca, su perdón está cerca. Dios es un misterio de cercanía. Su cercanía es tan grande que habita en lo más profundo de cada persona.
Por consiguiente, los cristianos no llevamos a Dios a los demás, les ayudamos a que descubran la presencia de Dios en ellos mismos.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

No estéis alegres porque se os someten los espíritus. Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo. No os alegréis sólo porque vuestros esfuerzos alcanzan resultados (podrían no alcanzarlos). Estad alegres sobre todo porque Dios os ama, os cuida, os perdona, os resucita... (Y Dios nunca falla).
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Si Jesús me llama, le diré que sí.
Quiero, Jesús mío, que esta máxima dirija mi vida.
Tú puedes llamarme también a mí,
porque llamas a cualquiera, santo o pecador, a toda edad.

Si Jesús me llama, le diré que sí.
Cuando me llames, ayúdame también a dar ese sí.
¿Por qué voy a fijarme tanto en las renuncias,
si tu amor es más grande que todos los amores?

Si Jesús me llama, le diré que sí.
En este momento mi corazón salta de gozo
al pensar que seguramente me estás llamando.
Me alegro y canto de alegría al pensar en tu elección.

Si Jesús me llama, le diré que sí.
Y Tú me llenarás de gracia y de alegría.
Y todas las renuncias me parecerán pequeñas.
Y nadie podrá quitarme mi alegría.

Si Jesús me llama, le diré que sí.
Y marcharé, dejándolo todo,
para vivir contigo,
anunciar el evangelio y expulsar demonios.

Si Jesús me llama, le diré que sí.
Y seré inmensamente feliz,
porque tendré todo tu amor
y podré dar de ese amor sin cálculo ni medida.

Llámame, Señor, para que pueda decirte que sí.

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Andar por la vida
portando tu mensaje y buena nueva;
andar erguido
a pesar de las inclemencias del camino;
andar de frente
sin temor a tormentas y huracanes;
andar tranquilos
aunque haya lobos escondidos.

Ir sin bolsa,
para aligerar la marcha;
sin monedas,
para que no hagan mella en el alma;
ligeros de equipaje,
sólo con túnica y sandalias;
pero llenos de paz
gozada y derramada.

Detener el paso
y descansar de agobios y penas;
saludar y dialogar
cada día con quienes van y vienen;
entrar en las casas
y compartir alimento y corazones;
lavarse el polvo
y cicatrizar las heridas.

Y de madrugada,
volver a salir a los caminos y a las plazas,
hacerse el encontradizo
y rozar con ternura
a los que pasan;
y agradecer el camino y sus historias
respetando
las costumbres y las sorpresas...

Cada día,
caminando por la vida
protegido por tu manto y sombra
me siento más hijo,
más discípulo, más enviado,
más ligero,
más lleno de alegría,
más encontrado.

Y regreso, muy contento,
a contarte mi aventura.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 2 de julio de 2022

Sábado, 2 de julio de 2022

 Sábado de la 13ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 9, 14-17

En aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercaron a Jesús, preguntándole: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos?
Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Los discípulos de Jesús no ayunaban como los de Juan y los de los fariseos. ¡Cuánto cuesta abrirse a la novedad! Somos "animales de costumbres", en una sociedad que cambia mucho por fuera y poco por dentro. Dios nos invita a vivir la novedad de cada día, de cada momento, de cada persona, de cada experiencia...
     "Señor, no nos dejes ser esclavos de la rutina"
     "Ayúdanos a descubrir tu presencia en la vida de cada día"

Jesús es el vino nuevo de Dios. Y necesita odres nuevos, corazones nuevos, vidas nuevas. Es un vino que transforma la cabeza, el corazón, la mirada, la voluntad, el comportamiento... ¿Quiero dejarme cambiar por Jesús? ¿tengo confianza en él? ¿o prefiero seguir con la rutina, los agobios y la insatisfacción de cada día?
     "Yo quiero ser, Señor, como el barro en manos del alfarero"
     "Toma mi vida, haz de nuevo"
     "Perdona y cura mi falta de confianza en ti"
     "Señor, ¿qué caminos nuevos abres para mi?

El vino nuevo de Jesús necesita también un mundo nuevo, trae un mundo nuevo, nos da fuerza para trabajar por un mundo nuevo.
Deja por un momento tu mente calculadora e imagina. Imagina como sería un mundo nuevo en Honduras, en Mozambique, en Asia... en tu país, en tu pueblo o ciudad, en tu familia...
Dios quiere un mundo nuevo y para Él nada hay imposible.
    "Señor, enséñanos a llevar el vino nuevo de la justicia y del amor a nuestro mundo"
    "Perdona y cura nuestra falta de compromiso"
    "Gracias por las personas que se dejan transformar por ti y contigo transforman un trocito de mundo"

Señor, decimos que nos gustan las novedades, pero nos gusta pensar, decir y hacer siempre lo mismo.
Nos cuesta dejar nuestras rutinas y prejuicios. Nos cuesta cambiar nuestra forma de vernos, de verte, de ver el mundo.
Nos cuesta aceptar la novedad, sobre todo si esa novedad exige un cambio por nuestra parte.
Nos cuesta aceptar la novedad del Evangelio, la novedad de tu Palabra, la novedad de tu vida.

Haznos odres nuevos, para acoger el vino nuevo de tu amor y tu perdón sin merecerlo, porque a nosotros nos cuesta amar y perdonar a quien no lo merece.
Haznos odres nuevos, para dejarnos encontrar por ti, porque a veces creemos que, cuando te buscamos, tú juegas al escondite con nosotros.
Haznos odres nuevos, para seguir el camino que nos señalas, porque no estamos convencidos de que tú nos conduces a la felicidad y a la libertad más grandes.
Haznos odres nuevos, Señor. Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 1 de julio de 2022

Viernes, 1 de julio de 2022

 Viernes de la 13ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió. Y estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Dicen los refranes: “El que va con un cojo, cojea” y “Dime con quien vas y te diré quien eres”. Detrás de estas expresiones hay mucha verdad, pero también se esconde mucha injusticia: el que va con un cojo, puede ayudarle a caminar mejor, el que está con “mala gente” puede animarles a cambiar de vida... En Jesús encontramos el ejemplo más claro. Se acerca a los pecadores, no por ser pecador, sino para ayudarles a salir del pecado, para que sean más felices.
            “Señor, gracias por acercarte a mí, pobre pecador”
            “Perdona mis juicios apresurados e injustos”

Jesús se acercó a los pecadores, a los más pecadores. Y nosotros, como cristianos, tenemos que seguir su ejemplo. Pero no podemos ser ingenuos; hay peligros, muchos peligros. ¡Cuantas personas han entrado de buena fe en ambientes difíciles y, además de no cambiar nada, han cambiado ellos a peor. Necesitamos conocer los peligros, no para encerrarnos entre los que se consideran buenos, sino para cumplir la misión de Jesús con las debidas ayudas: el apoyo de un grupo, el acompañamiento de un sacerdote o de una persona de confianza...
¿Cómo lo vives? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Te doy gracias, Jesús, por tu misericordia.
Porque nos amas, tú el pobre.
Porque nos sanas, tú herido de amor.
Porque nos iluminas, aun oculto,
cuando tu ternura enciende el mundo.
Porque nos guías, siempre delante,
siempre esperando.

Te doy gracias, Jesús, por tu misericordia.
Porque nos miras desde la congoja
y nos sonríes desde la inocencia.
Porque nos ruegas desde la angustia
de tus hijos golpeados,
nos abrazas en el abrazo que damos
y en la vida que compartimos.

Te doy gracias, Jesús, por tu misericordia.
Porque me perdonas más que yo mismo,
porque me llamas, con grito y susurro
y me envías, nunca solo.
Porque confías en mí,
tú que conoces mi debilidad.

Te doy gracias, Jesús, por tu misericordia.
Porque me colmas
y me inquietas.
Porque me abres los ojos
y en mi horizonte pones tu evangelio.
Porque cuando entras en ella, mi vida es plena.

Te doy gracias, Jesús, por tu misericordia.
y te pido que me ayudes a ser misericordioso.

Adaptación de una plegaria de J.M. Olaizola.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 30 de junio de 2022

Jueves, 30 de junio de 2022

Jueves de la 13ª semana del t.o.


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 9, 1-8

En aquel tiempo subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico: "¡Animo, hijo!, tus pecados están perdonados". Algunos de los letrados se dijeron: "Este blasfema". Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: "¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados -dijo dirigiéndose al paralítico-: "Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa".
Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Es curioso. Jesús se encuentra con el paralítico y lo que primero que hace es perdonarle los pecados, no curar su minusvalía. Para Jesús era más urgente perdonar los pecados que curar la parálisis.

Normalmente, nosotros no pensamos así. Nos preocupa poco el pecado, no valoramos cómo afecta el pecado en nosotros mismos y en los demás. Incluso a veces creemos que el pecado da más satisfacción que una vida ordenada. Pero si reflexionamos un poco, nos daremos cuenta que las consecuencias del pecado son más graves que las de cualquier enfermedad:
- El pecado rompe o dificulta la relación con Dios.
- El pecado te hace sentir mal contigo mismo, te impide ser feliz.
- El pecado te separa de los hermanos.

El perdón de Dios es más grande y más poderoso que todos nuestros pecados:

Señor, Tú eres el más grande,
el más comprensivo, el más amoroso.
Tú muestras tu poder con el perdón y la misericordia,
nunca con la venganza y la violencia.
Cierras los ojos a nuestros pecados,
para que nos arrepintamos,
porque somos tuyos,
nos llevas en tu corazón
y quieres que tengamos vida, vida abundante.

Gracias por salir a nuestro encuentro
en las personas que nos aman y en las necesitadas,
en los acontecimientos que nos hacen llorar y reír,
en tu Palabra y en los sacramentos.

Que sepamos acogerte con alegría,
para que tu mirada nos conquiste
y tu amor nos impulse a compartir.


El salmo 31 pueda ayudarnos a saborear y a acoger mejor el bálsamo de la misericordia de Dios:

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se había vuelto un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: "confesaré al Señor mi culpa",
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

Me instruirás y me enseñarás el camino que he de seguir,
fijarás en mi tus ojos.

Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


La gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

Gracias, Señor, porque has compartido con nosotros tu poder de aliviar los sufrimientos y mejorar la vida de las personas.

Gracias por las mujeres y los hombres, niños, jóvenes y adultos, que utilizan habitualmente este poder, en la familia, en el trabajo, en su trabajo de voluntariado, en su compromiso social y político. Gracias por las personas que se dedican a cuidar, curar, enseñar, acompañar, escuchar, abrazar, amar… a quienes más sufren, aunque sean criticadas, juzgadas y castigadas por ello.

Dame la gracia de reconocer que yo también tengo ese poder y de ejercitarlo sin descanso, para bien de las personas y gloria tuya. Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

miércoles, 29 de junio de 2022

Miércoles, 29 de junio de 2022

 San Pedro y San Pablo

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
-«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron:
-«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó:
-«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
-«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió:
-«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo:
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Los Evangelios dejan clara la preponderancia de Pedro sobre los demás apóstoles. En el Evangelio de hoy, Pedro confiesa la fe en Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios vivo y es elegido por Jesús como la piedra sobre la que se edificará la Iglesia. No sabemos por qué Jesús elige a Pedro y no a otro, pero lo cierto es que se fija en él para apacentar a su rebaño y confirmar a los hermanos en la fe.

2000 años después, es Francisco el que continúa la misión que Jesús dio a Pedro. No falte hoy nuestra oración por el Papa y por todas aquellas personas e instituciones que le ayudan en su tarea.

Aunque el Evangelio de hoy no hable de San Pablo, hoy también celebramos su fiesta. San Pablo es el perseguidor convertido en evangelizador, el que lleva el Evangelio a nuevos pueblos, con nuevos lenguajes, el animador de las comunidades que fundaba...

Damos gracias a Dios por Pablo y por todos los evangelizadores que la Iglesia ha tenido y tiene. Pedimos por la Iglesia, para que no pierda pulso misionero, por nosotros mismos, para que seamos capaces de comunicar la fe que hemos recibido a las personas con las que convivimos.

Te doy gracias, Señor, porque cuentas conmigo, a pesar de mi pequeñez y mi pecado.
Cuentas conmigo y me llamas, como llamaste a Pedro, un pescador sencillo, apasionado, bravucón, que se creía más fuerte que sus compañeros.
Cuentas conmigo y me llamas, Como llamaste a Pablo, Un fariseo inteligente, fanático, intransigente, que quería acabar con los que no pensaban como él.

Te doy gracias por Pedro y por todas las personas que son piedra en la que se apoya nuestra vida y nuestra fe.
Te doy gracias por Pablo y por todas las personas que comparten la alegría y la novedad de la fe cristiana.
Te doy gracias porque cambiaste el corazón de Pedro. Gracias a tu perdón, Pedro lloró sus pecados se hizo más humilde y se dejó guiar por ti.

Gracias a tu cercanía, Pablo se cayó del caballo de sus prejuicios y descubrió que tu grandeza se muestra en nuestra debilidad.
También a mí me has cambiado, Señor. Gracias.
Que sepa acercarme cada día a Ti, para que puedas acabar la obra que has comenzado en mí y sepa contagiar la alegría de sentirme amado por Ti.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 28 de junio de 2022

Martes, 28 de junio de 2022

Martes de la 13ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 8, 23-27

En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
De pronto se levantó un temporal tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía.
Se acercaron los discípulos y lo despertaron gritándole: ¡Señor, sálvanos, que nos hundimos! El les dijo: ¡Cobardes ! ¡Qué poca fe ! Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: ¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

El Evangelio de hoy es un reflejo de nuestra propia vida. ¿Cuántas veces hemos sufrido problemas que nos han turbado y quitado la paz mientras parecía que Dios estaba dormido? No pocas veces hemos gritado a Dios porque creíamos hundirnos. Pero miremos la reacción de Jesús: reprocha nuestra falta de fe. Lo contrario de la fe y del amor no es el odio, sino nuestra cobardía.
            “Jesús, tengo fe pero dudo, ayuda a mi pobre fe”

Jesús no nos deja de la mano, pero a veces parece que está dormido. Esto nos hace ser más fuertes, nos provoca para que andemos por nosotros mismos a la luz de la fe. Si no sentimos consuelo en la oración creemos que Dios está lejos de nosotros y nos echamos atrás. Sin embargo, Jesús es nuestro tesoro, y los tesoros están ocultos. Hay que pasar por los desiertos de la sequedad y monotonía en la oración. Hay que ser valientes en esas noches en las que no vemos ni sentimos nada. Muchos se desesperan y se cansan. Los valientes llegan hasta el final y Dios premia sus ansias y su amor, su fidelidad.

¿Me canso en la oración y creo que en vez de caminar hacia Dios estoy retrocediendo? Si es así es que vas en la barca con Jesús, que no tenga que reprochar nuestra cobardía. Da gracias porque viene con nosotros en medio de la tempestad y de la noche.

Señor, tanto si me respondes como si no,
quiero seguir invocándote,
invocándote sin cesar,
bajo las bóvedas de la asidua oración.


Tanto si vienes como si no vienes,
quiero seguir confiando en Ti:
sabiendo que entras en mi interior
a poco que abra el corazón a ti y al hermano.


Tanto si me hablas como si no,
no permitas que me canse de invocarte.

Aunque no me des la respuesta que espero,
que no dude de que, de un modo u otro,
discretamente, te dirigirás a mí..


En la oscuridad
de mis oraciones más profundas,
sé que estás cerca, aunque no te sienta.


En medio de la danza de la vida,
de la enfermedad y de la muerte,
ayúdame a invocarte sin descanso,
sin caer en la desconfianza
por tu aparente silencio,

Dame una fe recia para esperar
tu palabra, tu presencia, tu paz.

Adpatación de un texto de PARAMAHANSA YOGANANDA

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Como viajeros perdidos y sin rumbo
en un desierto ardiente y sin agua,
a ti gritamos, Señor.

Como peregrinos con los pies destrozados
que no encuentran albergue,
a ti gritamos, Señor.

Como náufragos varados
en una costa abandonada,
a ti gritamos, Señor.

Como mendigos hambrientos
que extienden la mano para recibir alimento,
a ti gritamos, Señor.

Como ciegos sin lazarillo
que tropiezan con todo lo que hay en el camino,
a ti gritamos, Señor.

Como enfermos crónicos
que ya no saben qué es la salud,
a ti gritamos, Señor.

Como emigrantes sin papeles
en un país que no conocen,
a ti gritamos, Señor.

Como refugiados en campamentos
que pensaban eran lugar seguro,
a ti gritamos, Señor.

Como prisioneros inocentes
arrojados en cárcel húmeda y maloliente,
a ti gritamos, Señor.

Como pobres sin derechos
a los que nadie hace caso,
a ti gritamos, Señor.

Como personas desahuciadas de sus casas
por la prepotencia de unos y la desidia de otros,
a ti gritamos, Señor.

Como ciudadanos siempre olvidados
que no pueden ejercer sus derechos,
a ti gritamos, Señor.

Como personas torturadas
por haber acogido a otra de etnia distinta,
a ti gritamos, Señor.

Como los padres y madres que no pueden hacer nada
cuando les arrebatan sus hijos,
a ti gritamos, Señor.

Como el niño a quien roban su único trozo de pan
mientras sus padres yacen a su lado,
a ti gritamos, Señor.

Como el joven obligado a matar
para que no le maten,
a ti gritamos, Señor.

Como esa persona inocente
convertida en chivo expiatorio de nuestros desmanes,
a ti gritamos, Señor.

Como tú, Señor, que en lo alto de la cruz osaste gritar
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?",
a ti gritamos, Señor.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.