martes, 31 de mayo de 2022

Martes, 31 de mayo de 2022

Visitación de María a su prima Isabel

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1,39-56

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre."
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

María sirve. Corre para servir. No lo deja para mañana. Fue aprisa a la montaña. Su prima Isabel, ya mayor, espera un hijo.
            “Señor, perdona mi pereza y mi egoísmo”
            “Gracias por las personas que sirven, que me sirven”
            “Dame buena vista para descubrir las necesidades de los hermanos”

El encuentro de María e Isabel es un estallido de alegría. Se quieren y sobre todo saben que Dios está con ellas.
            “Señor, enséñanos a gozar de la amistad y a compartir la fe”
            “Gracias por estar siempre a nuestro lado”
            “Cura nuestra tristeza y desesperanza”

María da gracias a Dios. Haz tuyas las palabras de María: “Proclama mi alma la grandeza del Señor...”

Yo te saludo, María,
porque el Señor está contigo;
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.

Yo te saludo, María,
porque te turbaste
–¿quién no lo haría ante tal noticia?–;
mas enseguida recobraste paz y ánimo
y creíste a un enviado cualquiera.

Yo te saludo, María,
porque preguntaste lo que no entendías
–aunque fuera mensaje divino–,
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.

Yo te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz
un hijo, Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida
hay que gestar y cuidar
si queremos hacer a Dios presente en esta tierra.

Yo te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en tormenta como en bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú misma.

Yo te saludo, María,
porque abriste nuevos horizontes
a nuestras vidas;
fuiste a cuidar a tu prima,
compartiste la buena noticia,
y no te hiciste antojadiza.

Yo te saludo, María,
por ser alegre y agradecida
y reconocer que Dios nos mima,
aunque nuestra historia sea pequeña
y nos olvidemos de sus promesas.

Yo te saludo, María.
¡Hermana peregrina
de los pobres de Yahvé,
camina con nosotros,
llévanos junto a los otros
y mantén nuestra fe!

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 30 de mayo de 2022

Lunes, 30 de mayo de 2022

Lunes de la 7ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,29-33

En aquel tiempo, dijeron los discípulos a Jesús: "Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que saliste de Dios." Les contestó Jesús: "¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Os dispersaréis y me dejaréis solo. Cuando nos dispersamos, cuando rompemos la comunidad, terminamos por alejarnos del Señor. La fidelidad al Señor pasa inexcusablemente por la permanencia en la comunidad de los creyentes.
            “Señor, perdona nuestro pecado contra la comunidad”
            “Señor, atráenos hacia ti. Nos cuesta tan poco alejarnos”
            “Espíritu de Jesús, acércanos a la Iglesia, a Jesús”

Está conmigo el Padre. Siempre está conmigo, cuando lo siento y cuando no, cuando su presencia me consuela o cuando me pide arriesgar la vida.
            “Padre, aviva nuestra fe para descubrirte a nuestro lado”
            “Señor, danos sabiduría para mostrar tu cercanía a las personas”
            “Perdona y cura nuestra falta de fe”

Tendréis luchas... cuando queremos ser fieles a Jesús, cuando trabajamos por los pobres, cuando denunciamos injusticias, cuando ponemos el dedo en la llaga...
Tened valor... no dejéis el camino del Evangelio, no os canséis de luchar, Jesús ha vencido a todo y tú puedes vences con la fuerza del Espíritu que Él te da.

Señor, la vida es una lucha.
Tienes razón.

Lucho para que no me arrastre la moda, la comodidad o la prisa,
para ser el conductor de mi propia vida.

Lucho para no dejarme llevar por voces y sensaciones negativas;
para escuchar la voz de la verdad, de la esperanza... tu voz.

Lucho para no pararme cuando tengo miedo o dudas;
para seguir adelante con confianza y esperanza.

Lucho para no cerrarme en mis caprichos,
para tener abiertos los ojos, los oídos, el corazón, las manos, la cartera...

Lucho a veces contra Ti, Señor,
porque todavía creo que tengo que agradarte para que me ames
y me olvido de que tu amor es gratuito, como el agua o el sol;
porque no acabo de entrar en Ti, de abrirte la puerta para que entres en mí
y olvido que la felicidad y la libertad más grandes nacen en Ti.

Te presento, Señor, todas mis luchas...

Muchos luchan para poder comer, para vivir en paz...
Su lucha, Señor, es tu lucha.
Que su lucha sea también mi lucha.

Pongo en tus manos mis luchas y mis esperanzas;
mis dudas y mis certezas, mi vida...
la lucha de todas las personas de buena voluntad.

Tú has vencido al egoísmo y a la mentira,
al pecado y a la muerte.
Y junto a Ti,
aunque a veces me sienta derrotada,
aunque a veces parezca que ganan "los malos",
yo también venceré;
el amor, la verdad, la justicia y la paz vencerán.

Gracias, Señor, por esta esperanza.


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Ven Espíritu de vida
océano de clemencia
y llénanos de tu ciencia
de tu Amor y tu alegría.

Danos la dicha de unirnos
en el mundo como hermanos
defiéndenos soberano
del cáncer del egoísmo.

Tú que eres revelador
de los misterios profundos,
Tú que renuevas el mundo
en el soplo del creador.

Hincha nuestras velas quietas
con el soplo de tu aliento
e impúlsanos con el viento
que nos lleva hacia la meta.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 29 de mayo de 2022

Domingo, 29 de mayo de 2022

Domingo de la 7ª semana de Pascua C. Ascensión del Señor

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 24, 46-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto."
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo.
Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo.
Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

La Ascensión es la última aparición de Jesús resucitado a sus discípulos. A partir de ese momento, ya no podrán ver con los ojos de la carne al Maestro.

¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Oh, Señor, gracias por tus palabras que nos dieron vida
y por tu mano que nos regalaron la salud
Oh, Señor, gracias por tus gestos
que nos hicieron pensar en la Salvación de Dios
y, por tus ojos, que nos llevaron a rumiar en lo eterno
Gracias, Señor, por tus caminos
que nos hicieron abandonar los nuestros
egoístas y perdidos en sí mismos
o colapsados del polvo, mentira y tristeza
Después de tu tiempo, marcha Señor hacia el cielo
pero, desde las alturas, no dejes de guiarnos.
Que, nuestras voces, necesitarán de tu voz
que, nuestros pies, pedirán impulso de tu Espíritu
que, nuestro corazón, reclamará amor de tu Amor.

¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Que, en tu Ascensión, queremos agarrarnos nosotros
para compartir y ansiar la eternidad
Que, en tu Ascensión, nos dejas pistas y senderos
que conducen hacia esa Ciudad de Dios
Que, después de tu trabajo valiente y sincero
mereces ser coronado y festejado
en ese lugar cerca del Padre, en estancia feliz del cielo

¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
Que, sin tu mirada, nuestras miradas caerán hacia el suelo
Que, sin tu mano, nuestros ideales se cruzarán de brazos
Que, sin tus palabras, nuestros labios se cerrarán en dique seco
Que, sin tu corazón, nuestros amores serán necios o mezquinos

¡MARCHA, SEÑOR, PERO ACOMPÁÑANOS!
No te decimos, Señor, adiós sino ¡hasta pronto!
Porque, bien sabemos, amigo y Señor,
que todo lo que dices o prometes, siempre cumples
Que, tarde o temprano, de mañana o en la oscura noche
vendrás, regresarás en definitiva vuelta hasta nosotros
para que se cumpla, de una vez para siempre,
la Salvación que todos creemos, rezamos, añoramos y esperamos.
Amén.

¡MARCHA, SEÑOR, PERO NO TE OLVIDES DE NOSOTROS!


Hay que prepararse para recibir la fuerza de lo alto, para acoger al Espíritu Santo, para celebrar la fiesta de Pentecostés. Estas palabras, que ponemos en los labios de Jesús, nos pueden ayudar:

Te donaré mi Espíritu de Vida,
te ofreceré la gracia que esperabas,
calmaré en ti el anhelo de tus ansias
y serás primavera de alegría.


Derramaré mi Espíritu en tu alma
serás una sola cosa en mi ternura,
beberás de mi fuente la dulzura,
las delicias de un manjar que se derrama.


Colmarás en mi amor tu sed profunda,
apagaré tu sed de vida y esperanza,
se volverá una fuente de Alabanza
la tierra labrada que mi Amor fecunda.


Te daré fortaleza en las penurias,
templanza en las pasiones y esperanza,
una fe encendida que mueva las montañas,
un Amor que perdona las injurias.


Fundirás tu Espíritu en el mío
y serás bendición para mi pueblo,
profecía de mi Amor en el destierro,
un fuego que en mi llama se ha encendido.


Aquel día serás como una zarza ardiendo:
sin consumirte consumirás tus días y tus horas,
te encenderás en el Amor que todo lo enamora
y en este Amor irás tus días recorriendo.


Infundiré mi Espíritu en tus labios
y serás Palabra siempre nueva,
profecía de mi Amor sobre la tierra,
sabiduría del Amor para los sabios.


Serás parábola del Amor perfecto,
de la misericordia que todo lo perdona,
amor sin condiciones que se dona,
benévola mirada de mi afecto.


Te volveré luz de las naciones,
reflejo de la luz que me ilumina,
orientación del peregrino que camina,
coraje en la penumbra, lucero de sus noches.


Te donaré mi Espíritu infundiendo
mi Amor en el corazón con que me amas
y sabrás que no es tuyo el Amor que en Mi derramas
cuando en mi fuente te vayas sumergiendo.


Allí seremos uno: un Amor, un Espíritu, una Vida;
el Amor que sin reservas se ha entregado,
el Espíritu que en mi luz te tiene iluminado,
la Vida en el banquete nupcial que no termina.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 28 de mayo de 2022

Sábado, 28 de mayo de 2022

Sábado de la 6ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,23b-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo os aseguro, si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente. Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús nos anima a pedir al Padre, a pedir en su nombre, a pedir como Él y con Él, a pedir con sus sentimientos, con su confianza en el Padre...

No nos hubiéramos atrevido,
si él no lo hubiera hecho
y no nos hubiera invitado
a seguir sus pasos
y a usar sus gestos y palabras
para expresar los sentimientos
más hondos de nuestras entrañas
cuando queremos hablar Contigo.

No nos hubiéramos atrevido,
pero al hacerlo Él, en su vida tan cotidiano,
forzó nuestras resistencias Contigo,
tan viejas, que se remontan al lío del Paraíso,
tan nuevas, que nos ofuscan la vista todavía
y dejan herida nuestra confianza
en Ti, en la vida y en nosotros mismos
haciéndote un desconocido.

No nos hubiéramos atrevido,
mas Él nos donó su Espíritu
para que no fuéramos esclavos
sino hijos libres y hermanos,
que no recaen en el temor nuevamente
sino que gozan de su condición de hijos
sabiendo que a Ti te agrada ser Padre
aunque nosotros seamos olvidadizos.

No nos hubiéramos atrevido
si Él no nos hubiera convencido
y no se hubiera decidido a orar con nosotros
en los buenos y malos momentos
para que gustáramos del diálogo Contigo,
de tu amor fiel, firme y gratuito
y de las caricias más tiernas
que salen de tus manos de alfarero.

No nos hubiéramos atrevido,
a pesar de ser tus hijos,
a llamarte Abba,
Padre nuestro,
Papaíto,
con gracia y respeto
como los niños.

Florentino Ulibarri

Sin embargo, a veces nos cuesta pedir. Decimos: “Dios ya sabe lo que necesito. Me lo dará sin que se lo pida”. Es verdad que Dios no precisa nuestra petición para ser generoso, pero nosotros si necesitamos pedir:
          para hacernos conscientes con humildad de nuestras limitaciones,
          para reconocer agradecidos que todo bien viene de Dios,
          para comprometernos en favor de lo que pedimos,
          para poder acoger los dones que Dios constantemente nos regala y que no disfrutamos por tener el corazón cerrado.

Nos cuesta pedir bien. A veces no sabemos lo que pedimos, no pedimos lo que nos interesa verdaderamente, pedimos pequeñeces cuando Dios quiere darnos lo mejor de sí; pedimos con un corazón tan egoísta que nos olvidamos de las necesidades de los hermanos.
            “Señor Jesús, enséñanos a orar,
            para que podamos saborear el amor del Padre;
            enséñanos a pedir por todos y para todos,
            no sólo por nuestras pequeñas preocupaciones;
            enséñanos a pedir sobre todo el don del Espíritu,
            el don de conocer y cumplir siempre tu voluntad”

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 27 de mayo de 2022

Viernes, 27 de mayo de 2022

Viernes de la 6ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,20-23a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

La separación de Jesús es para los discípulos tan triste como necesaria.
En muchos momentos lo que nos conviene no coincide con lo que nos gusta. Los verbos apetecer y convenir no siempre van de la mano.
            “Señor, enséñanos a hacer tu voluntad
              aunque no nos apetezca,
              aunque entristezca a algunos.
              Danos la fuerza de tu Espíritu”

Vuestra tristeza se convertirá en alegría. Los dolores darán a luz la vida, la angustia será fuente de paz, de la muerte surgirá la vida más plena.
Parece imposible, increíble... Pero así es el misterio de la Pascua, el misterio de la vida; ésta es nuestra fe, la esencia de nuestra fe.
Piensa en tu historia. Recuerda experiencias difíciles que han sido para ti el origen de una vida más humana, más cristiana, más feliz, más plena. Y da gracias a Dios, al Dios que te resucita cada día.

Señor, a veces me toca llorar y lamentarme, mientras alrededor me parece que el mundo se divierte, que todo el mundo tiene motivos para la alegría.

A veces estoy triste, me pesan tus palabras, me falla el amor o me falta tu justicia. Pero confío en tu promesa. Sé que mi tristeza se convertirá en alegría.

Como la mujer que va a dar a luz y está preocupada antes del parte; cuando ha nacido su bebé ya no se acuerda del temor, y al tener a su hijo en brazos no puede contener la alegría.

Como el niño que espera, con desasosiego, un regalo que no termina de llegar, pero que cuando al fin lo tiene se entrega al juego con júbilo.

Como el hombre que no encuentra trabajo y pelea con el desaliento, pero el día que al fin consigue un contrato es el más feliz del mundo.

Como el enfermo que recibe un diagnóstico liberador. Como el enamorado que se atreve a declararse, y descubre por fin que su amor es correspondido. Yo a veces estoy triste, pero luego, de maneras inesperadas, me vuelves a visitar, y me llenas de una alegría que nadie me puede quitar.

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Donde menos lo imaginas,
cuando menos lo esperas,
donde todo es gris de tristeza,
cuando la pesadumbre pesa,
donde nadie imagina ni sueña,
cuando el horizonte se nubla...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!

En la tierra callada,
en el surco abierto,
en el bosque perdido,
en el barro del camino,
en las montañas áridas,
en los valles secretos...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!

En los ojos que miran,
en las manos que aprietan,
en las palabras no dichas,
en las entrañas que gimen,
en los regazos que acunan,
en tu corazón cambiante...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 26 de mayo de 2022

Jueves, 26 de mayo de 2022

Jueves de la 6ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,16-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver." Comentaron entonces algunos discípulos: "¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver", y eso de "me voy con el Padre"?" Y se preguntaban: "¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo que dice." Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo: "¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver"? Pues sí, os aseguro que lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Podemos rezar este Evangelio junto con el salmo 73:

Parece que salen ganando los egoístas, violentos, mentirosos...
El mundo estará alegré.
            No hay congojas para los pecadores,
            sano y rollizo está su cuerpo,
            no comparten la pena de los hombres,
            con los humanos no son atribulados.
            El orgullo es su collar,
            la violencia es el vestido que los cubre,
            la malicia les cunde de la grasa,
            de artimañas su corazón desborda.
            Se sonríen, pregonan la maldad,
            hablan altivamente de violencia.
            Dicen: ¿cómo va a saber Dios?
            y, siempre tranquilos, aumentan su riqueza.


Parece que no tiene sentido seguir a Jesús, esforzarse por ser bueno.
Vosotros estaréis tristes.
            Así que en vano guardé el corazón puro,
            y lavando mis manos en la inocencia,
            cuando era golpeado todo el día
            y cada mañana sufría mi castigo.


Sin embargo, al final se descubre la verdad: el amor vence y los que aman son felices, su vida tiene sentido; mientras que los que se dejan llevar por el espíritu de este mundo son infelices, su vida no tiene sentido.
Vuestra tristeza se convertirá en alegría.
            Que pronto quedan los pecadores hechos un horror,
            cómo desaparecen sumidos en vapores.
            Si, cuando mi corazón dudaba
            cuando torturaba mi conciencia
            estúpido de mi, no comprendía
            era como una bestia ante ti.
            Pero a mí, que estoy siempre contigo
            de la mano derecha me has tomado;
            me guiarás con tu consejo
            y tras la gloria me llevarás.


¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

No siempre te siento a mi lado, Señor
Parece que lugar no está ahora aquí, sino en el cielo.
A veces echo de menos verte con más claridad.
No entiendo porque no eres más evidente, más claro, más definitivo para todos.
O por qué dejas tanto espacio para la duda.
Ya sabes, Señor, que en horas difíciles, esto me provoca tristeza.

Pero confío en tu Palabra
es mejor para mí que Tú estés así, ausente y presente.
Serás mi Espíritu defensor.
Luz en mis noches.
Sabiduría en mis caminos.
Compasión en mis entrañas.
Amor en mi mirada.

Y tu Espíritu, cuando lo acojo,
cuando va haciéndose lugar en el mundo,
nos muestra que la fe es el camino para la plenitud.
que la justicia de Dios es más fuerte que la injusticia humana.
que, contra toda apariencia, el Amor vence.

Entonces,
mi corazón canta…
y ama de verdad.

Rezandovoy (adaptación)


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 25 de mayo de 2022

Miércoles, 25 de mayo de 2022

Miércoles de la 6ª semana de Pascua

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús es un buen maestro. No lo dice todo de golpe. Nos invita a seguirle y conforme vamos asimilando las primeras lecciones, nos va descubriendo las siguientes; primero nos alimenta con papillas y cuando llega el tiempo oportuno nos da pescados y carne. Esta actitud de Jesús contrasta con nuestra prisa, con nuestra falta de paciencia. Nos gustaría saberlo todo ya, hacerlo todo enseguida, ser santos de un día para otro...
            “Señor, gracias por tu paciencia para con nosotros”
            “Ayúdame a ser paciente conmigo mismo”
            “Perdona y cura mi impaciencia”
       
La pedagogía de Jesús, su modo de enseñar es un ejemplo para los padres, los educadores, los sacerdotes... Por un lado respeta los ritmos de las personas, por otro anima constantemente a trabajar los valores, los talentos recibidos.
            “Señor, que nuestra palabra comprenda y anime,
              consuele y llame a la conversión,
              respete y ayude a crecer”

Nos estamos acercando a Pentecostés. Preparemos nuestro corazón para recibir el don del Espíritu, pidiéndolo con insistencia, con confianza.

Ven Espíritu Santo, a regalarme tu vida siempre nueva.
Lléname del asombro de un niño para admirar el mundo y la vida.
Que no me acostumbre a la vida, que me deje sorprender cada día.
Porque detrás de cada cosa está tu amor, Dios mío.

Ayúdame a reconocer que la rutina no existe,
porque cada día es nuevo cada día, porque siempre
hay algo que está comenzando.
En cada momento algo precioso está naciendo,
y la vida vuelve a brotar por todas partes.

Quiero aceptar los nuevos desafíos que me presentes, Espíritu Santo.
Que pueda mirar siempre el horizonte con ilusión,
esperanza y entusiasmo.

Toma toda mi vida, Espíritu Santo
y llénala de la eterna novedad de tu amor.
Que este día no pase en vano, y pueda descubrir
el mensaje que hoy tienes para mi vida.
¡Ven, Espíritu Santo! Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.