lunes, 3 de diciembre de 2018

Lunes 3 de diciembre

Lunes de la 1ª semana de Adviento

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo  8,  5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
—«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»
Jesús le contestó:
—«Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó:
—«Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
—«Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. "No he encontrado en nadie tanta fe". La fe en Jesucristo es la nota que define nuestro ser cristiano. Y en este tiempo de Adviento la Palabra nos invita a crecer en la fe. ¿Cómo podemos acoger a Jesús que viene, si no tenemos fe? ¿Cómo podremos descubrirle presente en el mundo y en nuestro corazón si nuestra confianza en él falla? ¿Cómo rezar "Ven Señor Jesús" si no creemos?
     "Creo Señor, pero aumenta mi fe"

B. Tener fe no es solamente creer que Dios existe, o que Jesús es el Hijo de Dios. Para los cristianos tener fe es creer que Jesús puede curarme, puede salvarme, puede hacerme plenamente feliz. ¿Has sentido alguna vez la alegría de sentirte curado por Jesús? ¿deseas con todo el corazón revivir esta experiencia o experimentarla por primera vez? Adelante. Ten fe. Reza. Busca a Jesús en la oración, en tus hermanos. Está deseando curarte de eso que tanto te pesa.

Al tocar la luz del día mis ojos, Señor,
mi corazón se levanta hacia Ti en busca de tu mirada.
Escucha las palabras de quien siente la vida de nuevo,
y estate atento, Señor; sé cercano a mi mano abierta.
Da respuesta a mi pregunta; ayúdame en mi inquietud,
Tú que eres mi Señor y mi Dios, en quien yo confío.

A Ti abro mi ser, mis ganas de vivir, mi despertar:
de mañana, en tus manos pongo mis miedos y mis ilusiones;
de mañana, ante tus ojos pongo la pureza y sinceridad de mi búsqueda;
de mañana, en tu camino quiero dirigir mis pasos.
Oye mi voz, Señor, Tú que eres bueno y compasivo
y alienta mi vida que busca en Ti luz y calor.

A Ti me acojo, Señor, al comenzar el día: protégeme.
En ti pongo mi confianza, como un niño en su madre: ayúdame.
A Ti abro mis proyectos y los planes de este día: acompáñame.
A Ti ofrezco lo que soy y lo que yo tengo: acógelo.
A Ti, que eres Dios de la vida, te pido fuerza: anímame.
Mi corazón te ama y, lleno de gozo, exulta en Ti.

Bendíceme, Señor, y guíame por el camino justo;
como un gran escudo, defiéndeme, sé mi fortaleza.
Que tus alas, Señor, me cobijen y me guarden
mientras yo voy viviendo el día que hoy me entregas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

C. La fe no nos encierra, nos hace abiertos, solidarios. Aquel centurión no pidió para él, pidió para un criado, intercedió por él. Interceder es rezar por el otro, trabajar por el otro, dar la cara por el otro, dar voz a los que no tienen voz. Hay mucha gente que ha intercedido, que intercede por ti. Hay muchas personas que necesitan tu intercesión.
     "Gracias Señor por las personas que interceden por mi"
     "Gracias Padre por las personas que interceden por los más pobres"
     "No dejes nunca Señor que me ahogue en mis problemas"
     "Te pido Señor por ... y dame fuerza para trabajar por él"

D. Adviento. Tiempo de espera cierta.

Esperar bien despiertos, pero no desvelados.
Esperar caminando, pero no adelantándonos.
Esperar embarazados, pero no adueñándonos.
Esperar expuestos, pero no a cualquier viento.
Esperar sedientos, pero no yermos.

Esperar entre niebla, pero no perdidos en esta tierra.
Esperar con velas encendidas, pero no consumidos.
Esperar ofreciéndonos, pero no vendiéndonos.
Esperar preparando tu camino, pero no encorvándonos.
Esperar en silencio, pero cantando al Verbo encarnado.

Esperar gestando, no abortando.
Esperar acogiendo, no reteniendo.
Esperar dándonos, no reclamando.
Esperar en silencio, no alborotando.
Esperar compartiendo y disfrutando.

Esperar aunque sea de noche
y no veamos signos en el horizonte.
Esperar a cualquier hora del día
aunque nos quedemos solos y se rían.
Esperar en soledad... ¡y en compañía!

Esperar con mucha paz, pero pellizcados por los hermanos.
Esperar anhelando, pero mecidos en su regazo.
Esperar mirando a lo alto, pero con los pies asentados.
Esperar refrescándonos en tus manantiales vivos y claros.
Esperar encarnados y ya naciendo a tu Reino.

Esperar en este tiempo de crisis y recortes.
Esperar con el Evangelio en la mano.
Esperar con los que vienen y con los que se van.
Esperar disfrutando lo que se nos ha dado.
Esperar viviendo y amándonos.

Esperar como Isaías, viviendo y profetizando.
O como Jeremías, sufriendo, pero enamorados.
O como Juan Bautista, pregonando lo que nos has dado.
Esperar, para que no pases de largo.
Esperar, aunque no entendamos a tu Espíritu Santo.

Florentino Ulibarri

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Domingo 2 de diciembre

Domingo de la 1ª semana de Adviento C

1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".


2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 25‑28. 34‑36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedaran sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Como ya hemos comentado el Evangelio de hoy en fechas recientes, he aquí algunas pistas para para comenzar el Adviento con buen ánimo:

A. Adviento siginifica "venida". En el Adviento celebramos que Dios viene. Dios se hizo carne, se hizo humano, nosotros, hace 2000 años. Dios vendrá al final de la historia. Y Dios viene en cada momento. En el Adviento contemplamos a Dios porque se acerca a nosotros, se acerca tanto para que sintamos su ternura, su caricia, su amor...
Damos gracias a Dios por su cercanía, porque viene.

B. Y si Dios se acerca, ¿qué hacemos nosotros? Dios pone todos los medios para encontrarse con cada persona. Y nosotros ¿qué medios ponemos? ¿qué medios vamos a poner? Sabemos que Dios está en cada persona, en los sacramentos, en uno mismo, en la realidad que vivimos. Pero muchas veces no nos damos cuenta. ¿qué está fallando? ¿cómo podemos mejorar?
Es vital para nosotros encontrarnos con Jesús. San Agustín comenta: "Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón no descansará haste que descanse en ti"
     "Tu rostro buscaré, Señor"
     "Mi alma te busca a ti, Dios mío"
     "Tengo sed de ti, Señor"

C. Algo nuevo está naciendo ¿no lo notáis? Esta frase de Isaías podría ser el lema de este Adviento. Podríamos pensar en este tiempo de Adviento qué semilla del Reino (generosidad, humilidad, gratitud, ofrecimiento, perdón, fraternidad...) está creciendo en mi interior, en mi grupo de fe, en mi parroquia, en mi familia, en mi barrio, en mi lugar de estudio o trabajo, en el mundo.
     "Dame Señor un corazón sensible"
     "Concédeme Señor unos ojos contemplativos"
     "Haz que mis oídos estén siempre abiertos"
 
Levantaos y alzad la cabeza…
Los que estáis desanimados, porque el desaliento no ha de tener la última palabra.
Los que tenéis miedo, porque hay un Dios de brazos abiertos queriendo acallar vuestras pesadillas.
Los que os sentís solos… no lo estáis, Dios está cerca, aunque a veces no lo sintáis.
Los que estáis encadenados por memorias hirientes, por estructuras injustas, por etiquetas que excluyen, por rechazos que duelen… levantaos y alzad la cabeza.

Mirad al frente con valentía, con coraje, y con esperanza, porque se acerca vuestra liberación.
Una libertad que romperá cepos y cadenas, que vaciará esas prisiones donde uno a veces se siente encerrado. Una libertad que nace del amor.
La libertad de quien está dispuesto a poner la vida entera en juego.
Aunque el mundo se vea zarandeado por tormentas, dividido por barreras absurdas, golpeado por una desigualdad terrible…
no os rindáis, no dejéis de soñar, de creer, y de mirar al frente para adivinar caminos nuevos. Yo estoy cerca.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

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Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo,
entre estremecida, asustada, aturdida,
expectante... enamorada,
percibiendo cómo avivas en mi pobre corazón
los rescoldos del deseo de otros tiempos.

Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo,
entre estremecida, asustada, aturdida,
expectante... enamorada,
percibiendo cómo avivas en mi pobre corazón
los rescoldos del deseo de otros tiempos.

Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo,
sintiendo cómo despiertas, con un toque de nostalgia,
mi esperanza que se despereza y abre los ojos,
entre asustada y confiada,
deslumbrada por el agradecimiento.

Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu casa,
enfrentada a las paradojas de esperar lo inesperable,
de amar lo caduco y débil,
de confiar en quien se hace humilde,
de enriquecerse entregándose.

Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu casa,
con la mirada clavada en tus ojos que me miran
con el anhelo encendido y el deseo en ascuas,
luchando contra mis miedos,
queriendo entrar en las estancias.

Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo y casa,
medio cautiva, medio avergonzada,
a veces pienso que enamorada,
queriendo despojarme de tanto peso, inercia y susto...
para entrar descalza en este espacio y tiempo de gracia.

Aquí estoy, Señor,
¡tú sabes cómo, mejor que nadie!,
intentando traspasar la niebla que nos separa,
rogándote que enjugues tú mis lágrimas,
queriendo responder a tu llamada con alegría
y salir de mí misma hacia el alba.

Aquí estoy, Señor,
orientando cuerpo y alma
hacia el lugar de la promesa que no veo,
aguardando lo que no siempre quiero,
lo que desconozco,
lo que, sin embargo, es mi mayor certeza y anhelo.

Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo y casa.
¡No te canses de llamar, Señor!
¡No te canses de llegar!
¡No te canses de venir, Señor!
Yo continuaré aquí confiado en tu Palabra.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

sábado, 1 de diciembre de 2018

Sábado 1 de diciembre

Sábado 34ª semana del tiempo ordinario

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. "No se os embote la mente". La advertencia de Jesús es quizá en nuestro mundo todavía más necesaria que en la Palestina del Siglo I. Hay muchos intereses que quieren que no funcione nuestra mente. Se invierte mucho dinero para que pensemos lo que conviene a los que pagan. Y muchas veces consiguen sus propósitos: no nos llama la atención que cada día mueran miles de niños por hambre, por el aborto...  Parece normal que empleemos más dinero en colonias, deportes, espectáculos que en solidaridad. Podríamos poner mil ejemplos. ¿Qué embota mi cabeza?
Pedimos a Dios que nos ayude a descubrir y a superar las trampas que continuamente se tienden a nuestro paso.

B. "Estad despiertos". No os traguéis cualquier cosa. Pensad ¿qué se dice? ¿quién lo dice? ¿para qué lo dice? ¿a quién beneficia? Rezad ¿qué me dices tú, Señor? La Palabra de Dios no tiene intereses en esta tierra, mejor dicho, tiene un sólo interés: la felicidad de todos. Pensar y rezar son los mejores medicamentos para combatir la enfermedad del sueño.

C. Las advertencias de Jesús son importantes. No es lo mismo estar despiertos o dormidos, con mente embotada o clara. Nos jugamos mucho. Nos jugamos la salvación. Es decir, nos jugamos que nuestra vida tenga sentido o no. Nos jugamos ser felices o no. Nos jugamos que otras personas vivan felices o no.

Señor,
nos quieres en vela,
despiertos, atentos, sin perdernos una,
con los ojos fijos en ti y en el mundo en el que vivimos,
en las personas que gozan y sufren a nuestro lado;
porque Tú estás presente en todo lo que sucede
y nos hablas desde cada acontecimiento.

Señor,
nos quieres en vela,
siempre en camino, siempre en pie,
siempre superando etapas
y afrontando nuevas rutas,
siempre discriminando lo que más conviene,
siempre preparados para lo que haga falta.

Señor,
líbranos del vicio y la bebida,
de la preocupación del dinero,
del activismo, los agobios y prisas,
de las obsesiones, la comodidad y la pereza,
de todo lo que nos anestesia
de todo lo que nos impide verte.

Señor,
danos la fe necesaria para que, desde la caridad,
nos encuentres siempre en vela para verte,
y con el corazón abierto, para acogerte;
para disfrutar de la paz y la alegría
que sólo Tú nos puedes dar. Así sea.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 30 de noviembre de 2018

Viernes 30 de noviembre

San Andrés

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que  llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran  pescadores.
Les dijo:
-«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que  estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Celebramos hoy la fiesta de San Andrés.

En medio de nuestras ocupaciones cotidianas Jesús nos dice «sígueme». San Andrés y los primeros discípulos responden generosamente y dejan las redes. Él mira hoy amorosamente nuestras vidas y nos llama. Él espera tu respuesta. Dios da una vocación a cada persona. La vocación es cómo Dios quiere hacerte feliz. Hay que responder para ser feliz.

¿Cómo saber lo que Dios quiere de mí? Puede que te llame a la vocación matrimonial, a la vida religiosa o sacerdotal... ahí no acaba la cosa. En la oración Dios deja un poso, ahí te dice cómo quiere que le sirvas y te provoca y da fuerzas para que respondas. En tu vida, determinadas personas han sido luz y te han indicado el camino. Dios también habla en los problemas que conmueven tus entrañas: el hambre, las familias rotas, los niños abandonados, los ancianos, los transeúntes... el rostro de Jesús se manifiesta en los hermanos necesitados y te piden una respuesta.

Repasa lentamente algunos de estos momentos en tu vida. ¿A dónde apuntan? ¿Qué giro le pide Dios a tu vida? Pide luz para ver y confianza para responder. Da siempre gracias.

Todo comenzó con un encuentro fortuito
un día cualquiera
a eso de las cuatro de la tarde,
una hora sin programaciones.

Tú pasaste cerca
y alguien les dijo quién eras;
ellos te siguieron sin decir nada,
e, intrigado, les preguntaste:
¿Qué buscáis?;
y te respondieron al estilo gallego:
¿Dónde vives, Rabbí?
Tú seguiste el diálogo diciéndoles:
Venid y lo veréis.
Y en un solo día se enamoraron de ti.

Así comenzó a tejerse el tapiz de tus sueños,
y el de ellos,
y el nuestro,
y el de otros que no sabemos...

Los primeros hilos fueron dos amigos y vecinos
que compartían inquietudes y maestro,
Andrés y Juan Zebedeo;
después, el hermano de uno de ellos, Simón Pedro;
y a continuación, Felipe,
un vecino de todos conocido e inquieto,
que se lo contó a su amigo de siempre,
Natanael, que era recto y bueno
y un poco escéptico,
al cual tú ya le habías echado el ojo
viéndolo ocioso.

Así, con muchos hilos finos y gruesos,
y de colores muy diversos...
hasta llegar a nosotros.

Y gracias a este tejer, en red y gratis,
tu nombre y buena noticia resuenan todavía
en nuestro mundo e historia
como algo que merece la pena y da alegría.

Y nosotros
vamos aprendiendo a ser discípulos tuyos
en esta tierra, día a día, Señor.

Florentino Ulibarri

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 29 de noviembre de 2018

Jueves 29 de noviembre

Jueves de la 34ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 20-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje.
Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán.
Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
 3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Otra vez Jesús utiliza un lenguaje simbólico, difícil de comprender para nosotros. El panorama que dibuja es desolador: destrucción, venganza, signos en los astros... Sin embargo, a pesar de todo, las últimas palabras de Jesús son esperanzadoras: "levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación". Aunque a veces no lo parezca, hasta en las situaciones más dolorosas, Dios está presente y busca nuestra liberación, nuestra felicidad.

B. Podemos pensar en situaciones difíciles que hemos vivido. Y recordar cómo a pesar de todas las apariencias negativas, Dios se ha hecho paso y nos ha ido salvando poco a poco. Damos gracias. Si no hemos descubierto la presencia de Dios en los momentos dolorosos de la vida, le pedimos que nos conceda luz para saber descubrirlo.

C. Dios nos pone a veces en camino de personas que sufren mucho, que no tienen un futuro esperanzador. Y nos pide que les ayudemos a levantarse, a caminar, a disfrutar de la salvación (del amor de Dios y de los hermanos).

Se suprimirá el diálogo en nombre de la verdad;
después se suprimirá la verdad.

Se suprimirá la libertad en nombre de la responsabilidad;
después se suprimirá la responsabilidad.

Se suprimirá la caridad en nombre de la justicia;
después se suprimirá la justicia.

Se suprimirá la honradez en nombre de la eficacia;
después se suprimirá la eficacia.

Se suprimirá la democracia en nombre del bien común;
después se suprimirá el bien común.

Se suprimirá la fe en nombre de la ciencia,
después se suprimirá la ciencia.

Se suprimirá la conciencia en nombre de la razón;
después se suprimirá la razón.

Se suprimirá el derecho en nombre del orden;
después se suprimirá el orden.

Se suprimirá la paz en nombre de la revolución;
después se suprimirá la revolución.

Se suprimirá la utopía en nombre de los proyectos;
después se suprimirán los proyectos.

Se suprimirá el espíritu crítico en nombre del respeto;
después se suprimirá el respeto.

Se suprimirá el amor en nombre de la dignidad,
después se suprimirá la dignidad.

Se suprimirá la ética en nombre de la estética;
después se suprimirá la estética.

Se suprimirá la tolerancia en nombre de la ciudadanía,
después se suprimirá la ciudadanía.

Se suprimirá al profeta en nombre de la estabilidad;
después se suprimirá la estabilidad.

Se suprimirá el estado de bienestar
para hacer posible una sociedad mejor que no llegará...

Y en nombre de nada se suprimirá al ser humano
–al niño, al vecino, al ciudadano,
al emigrante, al débil y a nosotros mismos–,
y un océano de violencia anegará nuestro mundo,
nuestros pueblos,
nuestras casas,
nuestras entrañas...

Pero sobre el caos
aleteará nuevamente tu Espíritu,
y tu palabra creadora y liberadora
nos llenará de esperanza.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Miércoles 28 de noviembre

Miércoles de la 34ª semana del tiempo ordinario

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 12-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa: porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Os echarán mano, os perseguirán... hasta vuestros padres y hermanos y amigos os traicionarán. ¿Por qué? ¿Por hacer "cosas malas"? Precisamente por lo contrario: por ser seguidores de Jesús, por buscar la justicia, por ser testigos de la verdad, por trabajar por la paz.
     "Señor, ayúdame a encajar la cruz de la incomprensión, del rechazo, de la persecución"
     "Ayúdame a estar cerca de los que sufren por los hermanos"

B. Yo os daré palabras y sabiduría... ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. El Señor está cerca siempre y especialmente cuando sufrimos, cuando no somos comprendidos por su causa. Aunque, a veces, cuando pasamos malos momentos se nos nubla incluso la fe, parece que hasta Dios se ha ocultado.
     "Padre, me pongo en tus manos"
     "Tu rostro buscaré Señor"

C. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. El mundo se salva, nosotros nos salvamos cuando seguimos amando al recibir traiciones, cuando ponemos la otra mejilla por el Reino, cuando apostamos por la comunidad y no recibimos de ella más que incomprensión, cuando rezamos, a pesar de no sentir nada. Pedimos al Señor el don de la perseverancia para nosotros y para todas las personas que titubean ante la cruz.

Señor, Jesús, que supiste dar confianza de tu confianza en Dios, especialmente en los momentos de dificultad: en el cansancio de los caminos de Judea, en la predicación estéril a tus propios convecinos, en la asechanza constante de los fariseos, en la angustia y la soledad de huerto de los olivos, en la traición de los amigos, en el camino doloroso y humillante hacia el Gólgota, en la agonía de la muerte, en el sin-sentido, en la oscuridad…

Danos un corazón como el tuyo, confiado y paciente, para que también nosotros seamos capaces de dar testimonio en las dificultades, grandes o pequeñas, que acompañan nuestra vida de discípulos; ayúdanos, Señor, a parecernos a ti, que eres manso y humilde de corazón; enséñanos a ser discípulos, no sólo en la comodidad de los días claros y limpios, sino también en los problemas que nos inquietan cada día; que tu luz brille siempre, Señor, y nos ilumine en todas nuestras oscuridades. Amén. (oración tomada de rezandovoy.org).


Señor del amor verdadero,
pon tu luz
en nuestras sombras,
pon tu paz
en nuestras luchas,
pon tu voz
en nuestros ruidos.
Pon armonía
en nuestras diferencias,
pon sentido
en nuestras preguntas,
pon ternura
en nuestros juicios
y limpieza
en cada proyecto.
Pon dignidad
en nuestra mirada,
y libertad
en nuestras certidumbres,
pon tu aliento
en el bregar cotidiano,
y tu amistad
en nuestros contrastes.
Pon, Señor, tu verdad
en nuestras dudas.

Ponnos, Señor, contigo,
cuando buscamos
tu evangelio
para este mundo.
Tú que eres
el camino,
la verdad,
y la vida.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

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Señor:
Quiero salir de la vulgaridad,
romper las cadenas del miedo,
el anonimato de la masa
y el hastío de los indecisos;
dar un paso adelante,
mantener la dignidad
y abrir caminos de esperanza,
como Tú.
Ir contigo dondequiera que vayas:
repechos y cumbres,
tormentas y bonanzas,
desiertos y bosques,
centros y periferias,
ñestas y vigilias;
los pies desnudos y el corazón en llamas,
como Tú.

Quiero mantenerme firme
frente a la soberbia que nos engríe,
frente a la avaricia que nos deshumaniza,
frente a la lujuria que mancha el corazón,
frente a la ira que nos envenena,
frente a la "buena vida" que nos acomoda,
frente a la envidia que nos empequeñece,
frente a la desgana que nos debilita.

No caer en la tentación:
los ojos abiertos y la voluntad en el Padre,
como Tú.
Sentir, como Tú.
Sufrir, como Tú.
Gozar, como Tú.
Vivir, como Tú.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 27 de noviembre de 2018

Martes 27 de noviembre

Martes de la 34ª semana del tiempo ordinario

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 5-11

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron: Maestro, ¿cuándo va a ser eso? , ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder? El contestó: Cuidado con que nadie os engañe.
Porque muchos vendrán usando mi nombre, diciendo: «Yo soy» , o bien «el momento está cerca» ; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.
Luego les dijo: Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Mientras Jesús se fija en la generosidad de una pobre viuda, vemos como los judíos se fijan en la belleza del templo de Jerusalén. No cabe duda de que son sensibilidades bien distintas. ¿Cómo miramos nosotros? ¿qué nos produce más admiración? ¿qué valoramos más?
     "Señor, enséñanos a mirar como tú"
     "Convierte nuestro corazón insensible"

B. Los judíos creían que un día la historia terminará y algunos pensaban que ese momento último era inminente. Por eso preguntan: ¿cuando va a ser eso?  El lenguaje de Jesús es difícil de comprender, pero nos enseña dos cosas fundamentales:
1. Llegará el fin de la historia, aunque no está cercano.
2. En ese final brillará la generosidad de la viuda y será se apagará la gloria del templo de Jerusalén, vencerá el amor y la vida, morirá el egoísmo y la misma muerte.
     "Señor, gracias por el gran regalo de la esperanza"
     "Ayúdanos a distinguir las cosas verdaderamente importantes"
     "Danos fuerza para trabajar por las causas que permanecen"

C. Dice Jesús: "Muchos vendrán usando mi nombre". En nuestros días nadie va diciendo que es Jesucristo, pero hay personas y cosas que se presentan como Salvadores, como Mesías. Hay personas que se creen salvadoras del mundo, hay productos que nos prometen la felicidad si los compramos y usamos, algunos economistas dicen que la salvación del mundo está en el mercado... ¿cuáles son los dioses de este mundo? ¿cuáles son los míos?
     "Sólo tú Señor tienes palabras de vida eterna"
     "Sólo tú Señor me das la felicidad, la salvación"
     "No permitas que creemos dioses y que nos creamos dioses"

Señor, dame una mirada como la tuya, una mirada que no se quede en la superficie, que sepa bucear a lo más profundo de la realidad.

Señor, convencerme de que sólo permanece lo que se construye sobre el cimiento sólido del amor y la verdad, aunque parezca pequeño y débil.

Ayúdame a darme cuenta de que no quedará piedra sobre piedra de todo lo que se levanta sobre la mentira y el egoísmo, por grande y bello que parezca.

Señor, orienta y dirige mi trabajo y mi vida, para que no pierda el tiempo y la fuerza con lo que no tiene fundamento y desaparece; para que todas mis obras broten de ti, como de su fuente, y tiendan siempre a ti, como a su fin.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.