domingo, 7 de noviembre de 2021

Domingo, 7 de noviembre de 2021

Domingo de la 32ª semana del t.o. B

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 12, 38-44

En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y les decía: ¡Cuidado con los letrados! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos.
Esos recibirán una sentencia más rigurosa.
Estando Jesús sentado enfrente del cepillo del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo: Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie.
Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús se fija en las actitudes de las personas. Algunos buscan los primeros puestos en los banquetes, buscan los asientos de honor, que les hagan reverencias por las calles, y devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos.
Pedimos perdón porque también vivimos actitudes semejantes. Invocamos al Espíritu para que nos conceda fuerza para superarlas.

Y se fija también en esa pobre viuda, que echó una miseria en el cepillo del templo. Era todo lo que tenía para vivir.

Bendito seas
por tantas personas sencillas y buenas
que viven y caminan con nosotros
haciéndote presente cada día
con rostro amigo de padre y madre.

Bendito seas
por quienes nos aman sinceramente,
y nos ofrecen gratuitamente lo que tienen
y nos abren las puertas de su amistad,
sin juzgarnos ni pedirnos cambiar.

Bendito seas
por las personas que contagian simpatía
y siembran esperanza y serenidad
aún en los momentos de crisis y amargura
que nos asaltan a lo largo de la vida.

Bendito seas
por quienes creen en un mundo nuevo
aquí, ahora, en este tiempo y tierra,
y lo sueñan y no se avergüenzan de ello
y lo empujan para que todos lo vean.

Bendito seas
por quienes aman y lo manifiestan
y no calculan su entrega a los demás,
por quienes infunden ganas de vivir
y comparten hasta lo que necesitan.

Bendito seas
por las personas que destilan gozo y paz
y nos hacen pensar y caminar,
y por las que se entregan y consumen
por hacer felices a los demás.

Bendito seas
por las personas que han sufrido y sufren
y creen que la violencia no abre horizontes,
por quienes tratan de superar la amargura
y no se instalan en las metas conseguidas.

Bendito seas
por quienes hoy se hacen cargo de nosotros
y cargan con nuestros fracasos
y se encargan de que no sucumbamos
en medio de esta crisis y sus ramalazos.

Bendito sea
por tantos y tantos buenos samaritanos
que detienen el viaje de sus negocios
y se paran a nuestro lado a curarnos,
y nos tratan como ciudadanos y hasta hermanos.

Bendito seas
por haber venido a nuestro encuentro
y habernos hecho hijos queridos,
que podemos contar contigo y con tantos hermanos
a pesar de nuestra torpeza y orgullo.

Florentino Ulibarri

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Gracias, Señor, por los pobres que nada tienen y aún reparten,
por las personas que pasan sed y agua nos dan,
por los débiles que a su hermano fortalecen,
por los que sufren y comparten su consuelo,
por los que esperan y contagian su esperanza,
por los que aman aunque el odio les acorrale.

Gracias, Señor,
cuando crece la alegría y nos inunda,
cuando dicen nuestros labios la verdad,
cuando amamos el sentir de los sencillos,
cuando abunda el bien y llena los hogares,
cuando un hombre donde hay guerra pone paz,
cuando hermano le llamamos al extraño.

Gracias, Señor, por estos milagros que suceden cada día,
sin que a veces nos demos cuenta.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 6 de noviembre de 2021

Sábado, 6 de noviembre de 2021

Sábado de la 31ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 16, 9-15

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado.
Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo.
No podéis servir a Dios y al dinero.
Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro.
La arrogancia con los hombres, Dios la detesta.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar. Nos jugamos nuestra fidelidad a Jesús en las cosas menudas. Para crecer como personas y como cristianos necesitamos cuidar los detalles sencillos, insignificantes, escondidos. A los ojos de los hombres son granos de arena sin importancia, pero a los ojos de Dios son perlas llenas de valor. Que importante es la oración de cada día, el saludo cariñoso a las personas, un gesto de ternura, un apretón de manos, una sonrisa sincera...
     "Señor, ayúdame a ser fiel en las cosas menudas"
     "Gracias Jesús por las cosillas que me hacen feliz"
     "Perdona,  porque valoro demasiado las cosas grandes"

B. No podéis servir a Dios y al dinero. ¿En quién ponemos nuestra confianza, en Dios o en el dinero y en las cosas que podemos comprar con dinero? ¿A quién o a qué dedicamos nuestra vida, nuestro tiempo? Necesitamos el dinero para vivir, pero sería absurdo vivir para tener dinero.
    "Perdona Señor mi apego desmedido al dinero"
     "Ayúdame a amarte a ti sobre todas las cosas"

C. Presumís de arrogantes delante de los hombres, pero Dios os conoce por dentro. Así dice Jesús a los fariseos y al fariseo que todos llevamos dentro. Generalmente nos importa más el aplauso de las personas que el reconocimiento de Dios, cuidamos más la belleza exterior que la interior, nos gusta destacar más nuestras buenas obras que las de los demás. Jesús nos llama a la coherencia, a la humildad, a la verdad.
     "Danos Jesús el regalo de la humildad"
     "Gracias Señor por las personas que me ayudan a ser sencillo"

Me dicen que triunfe a toda costa,
que pise fuerte, sin vacilar jamás,
mostrando siempre dominio
de las situaciones,
de las gentes,
de mí mismo.

Me dicen que escriba mi nombre
con letras hermosas en tarjeta noble,
que la impresión es lo que cuenta
y hay que lucir estilo,
títulos, rango y riqueza.

Me dicen que me cerciore
de tener todo bien atado,
de asegurar el futuro,
de dominar el presente,
para así vivir al límite.

Pero llegas tú y te ríes de esos consejos,
y me dices que desde arriba
no se ve a las personas,
que escriba mi nombre
en las horas regaladas,
en las puertas abiertas de mi vida,
en las manos ofrecidas
para apoyar al próximo.

Llegas tú y descolocas mi orden,
y me dices que salte al vacío.
Y me recuerdas que es en los sencillos,
los mansos, los pequeños y los pobres
donde está la Vida sin límite.

José María Rodríguez Olaizola, sj



Señor, Tú nos hablas con claridad. No podemos servir a Dios y al dinero. Sin embargo, nuestra sociedad ha establecido una relación equivocada con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. El dinero gobierna y no sirve. El dinero es lo más importante y el ser humano ha quedado reducido a una sola de sus necesidades: el consumo.

El afán de poder y de tener no conoce límites. Los intereses del mercado, divinizado, se convierten en regla absoluta. Todo vale con tal de acrecentar beneficios, aunque millones de personas pasen hambre, aunque se contamine el medio ambiente. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz.

Señor, danos luz y fuerza para revelarnos ante esta idolatría, para denunciarla y combatirla. Danos fuerza para favorecer una ética que permita crear un equilibrio y un orden social más humano, al servicio de todos. Ilumina a los expertos financieros y a los gobernantes de los países, a fin de que busquen y a trabajen por el bien común. Ayúdanos a todos a socorrer a los pobres, a respetarlos y promocionarlos; a no dejarnos atar por el dinero y a vivir una solidaridad desinteresada y generosa. Amén.

Oración inspirada en Evangelii Gaudium 55-58.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 5 de noviembre de 2021

Viernes, 5 de noviembre de 2021

Viernes de la 31ª semana del tiempo ordinario

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 16, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.
El administrador se puso a echar sus cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Este respondió: Cien barriles de aceite.
El le dijo: Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe «cincuenta».
Luego dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? ; El contestó: Cien fanegas de trigo.
Le dijo: Aquí está tu recibo: Escribe «ochenta».
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.
Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Parece que esta parábola anima a engañar y a robar sin escrúpulos. Sin embargo, Jesús no alaba el engaño de los hijos de este mundo, alaba su astucia. El administrador injusto es astuto y malo. Jesús nos invita a ser astutos y buenos, inteligentes y generosos, creativos y honrados. Jesús quiere que pongamos todos nuestras capacidades al servicio de los hermanos. Pedimos su ayuda para ser así.

B. Sin embargo, tenemos que reconocer que a veces nos parecemos bastante al administrador injusto. Utilizamos la astucia, la inteligencia, la creatividad solamente en favor nuestro y a veces en contra de los demás. Pensamos hechos concretos y pedimos perdón.

C. Finalmente recordamos a quienes ponen todos sus talentos al servicio de los demás: analizan la realidad, buscan ayudas económicas y humanas, diseñan estrategias, evalúan las acciones y los logros obtenidos... se devanan los sesos para solucionar problemas, para ayudar, para transformar poco a poco el mundo que nos rodea. Pensamos en personas concretas. A veces también nosotros actuamos así. Damos gracias.

Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado.
Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas,
a ponerlas al servicio de los hermanos,
de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz.

Que mi astucia no se vuelque en alcanzar mis caprichos
y busque el crecimiento de los más pequeños y pobres.

Que mi inteligencia no sirva para justificar mis errores,
y me ayude a crecer en sinceridad y humanidad.

Que mi creatividad no sea egoísta ni aprovechada
y abra nuevos caminos para la generosidad y el amor.

Que mi talento no se centre en perseguir mi bienestar
y trabaje para construir el bien común y la paz.

Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado.
Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas,
a ponerlas al servicio de los hermanos,
de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 4 de noviembre de 2021

Jueves, 4 de noviembre de 2021

Jueves de la 31ª semana del tiempo ordinario

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 15, 1-10

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle.
Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos:
Ese acoge a los pecadores y come con ellos.
Jesús les dijo esta parábola: Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: ¡Felicitadme! , he encontrado la oveja que se me había perdido.
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, reúne a las amigas y vecinas para decirles: ¡Felicitadme! , he encontrado la moneda que se me había perdido.
Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Los judíos y fariseos murmuraban... criticaban sin saber los qués y los porqués. Nos duele cuando nos critican, pero caemos mil veces en este pecado. Pedimos perdón. Damos gracias por las personas que no critican, que saben ver lo positivo de los demás.

B. Jesús ha salido de la "comodidad" de su cielo para buscar ovejas perdidas, monedas extraviadas. Ha salido por ti y por mi, porque somos importantes, valiosos para él. Ha salido muchas veces, de muchas formas, a través de tantas experiencias, de tantas personas. Recuerdo momentos concretos
     "Gracias, Jesús, porque soy importante para ti"
     "Dame fuerza, Jesús, para ir a buscar a los perdidos, aunque murmuren contra mi"

C. Seguramente en alguna ocasión hemos sentido la alegría de recuperar la amistad de una persona importante para nosotros. Se llora de alegría. Eso le pasa a Dios, nuestro Padre. Por eso, cuando te acerques a él después de haberte alejado, contempla el rostro de Dios sonriente, emocionado, feliz...  y dale gracias por lo mucho que te quiere.

Jesús, Buen Pastor, queremos seguir tus pasos.
Danos tu Espíritu, para aprender a vivir en la misericordia.
Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor, entrega generosa, don de vida que se regala.
Queremos compartir tu sueño de construir un mundo justo,
donde exista igualdad y una fraternidad real, donde haya pan para todos
y la libertad sea una luz que ilumine a todas las personas.

Danos tu Espíritu, Jesús, Buen Pastor,
para perseverar en nuestra búsqueda,
para seguir en camino,
para animarnos a la esperanza activa de hacer un Reino de paz y de bondad para todos.

Jesús, Buen Pastor, que pasaste haciendo el bien,
viviendo la misericordia en la atención a los enfermos,
en la búsqueda de los marginados,
en la denuncia de las injusticias,
en la apertura al Dios de la vida,
en la enseñanza paciente de los discípulos,
en el anuncio del Reino para todos.

Danos tu Espíritu, Jesús, para seguirte,
para imitar tu entrega,
para hacer el bien en nuestros días,
en el camino de cada uno,
para vivir en la bondad,
caminando hacia tu Reino. Amén.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Miércoles, 3 de noviembre de 2021

Miércoles de la 31ª semana del tiempo ordinario

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: «Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar» ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Mucha gente sigue a Jesús. Sin embargo, él se da cuenta de que muchos no han valorado suficientemente lo que significa seguirle. Por eso pone las cosas claras: el que no pone detrás de mi a su padre y a su madre, el que no quiera llevar la cruz, el que no renuncia a los bienes... El dirá de si mismo: "Yo soy la verdad". A nosotros nos gustan más las medias verdades, no decir las cosas claras...
     "Señor, perdona, mi falta de verdad"
     "Dame fuerza para ser testigo de la verdad"
     "No dejes que en las relaciones con los hermanos crezcan sobre la mentira"

B. "Quien no lleve la cruz detrás de mi...". No se trata de llevar la cruz por llevar la cruz, ni siquiera para conseguir un premio. Se trata de asumir las consecuencias del amor, de ser fiel cuando viene la cruz de la soledad, de la incomprensión, de la crítica despiadada... Llevar la cruz detrás de Jesús, supone llevarla con él, con su fuerza, dejándonos impregnar de su esperanza.
     "Gracias Jesús por llevar la cruz conmigo"
     "Dame tu fuerza para llevar la cruz"
     "Que la cruz no sea en mi vida más grande que el amor"

C. "El que no posponga a su madre y a su padre, no puede ser discípulo mío". ¡Qué fuerte! Si no conociéramos a Jesús y escuchásemos estas palabras diríamos que es un egoísta que lo reclama todo para él. ¿Cómo se compaginan estas palabras y las de dar la vida por los amigos? Aunque parezca un contrasentido, precisamente cuando ponemos a Jesús por encima de todo y de todos, más y mejor podemos amar a la familia, a los amigos, al mundo, a uno mismo.

Señor, ¿cómo voy a amarte más que a mis padres, si ellos se han sacrificado tanto por mí y me lo han dado todo?
¿Cómo voy a amarte más que a mi pareja, si nos queremos con locura, si parece imposible amar con más fuerza?
¿Cómo voy a amarte más que a mis hijos, si cada día les doy lo mejor de mí y daría mi vida por ellos, sin pensarlo dos veces?
¿Cómo voy a amarte más que a mis hermanos y amigos, si yo no sería nada sin ellos?
Señor, ayúdame a darme cuenta de que mis padres, mi pareja, mis hijos, hermanos y amigos son un regalo tuyo;
que su amor es sólo un pequeño reflejo del gran amor que Tú sientes por mí.
Señor, ayúdame a experimentar que cuando me dejo amar por ti y cuando te amo sobre todas las cosas, mi corazón se ensancha y pacífica, y, así, puedo amar sin exigir a los demás lo que sólo Tú me puedes dar, puedo amar más y mejor a mis padres, a mi pareja, a mis hijos, hermanos y amigos.
Señor, ayúdame a fiarme de tu palabra y a disfrutar la vida nueva que sólo Tú me ofreces.

D. Dice Jesús: “el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”. Hemos de renunciar a todo lo que no nos deje ser libres, todo lo que nos aleje de Dios y de los hermanos

Ahora que he aprendido a vivir
sin acaparar,
sin fantasear,
sin quejarme,
sin apropiarme,
sin erudición,
sin claridades,
sin imágenes,
sin mochilas,
sin miedos,
sin pesos...

Ahora que no estoy enganchado a nada:
ni a emociones,
ni al trabajo,
ni al dinero,
ni a la casa,
ni a las ideas,
ni a la información,
ni al consumo,
ni al descanso,
ni a la familia,
ni a la iglesia...

Ahora que no deseo nada:
ni ganar,
ni adquirir,
ni poseer,
ni dominar,
ni captar,
ni tener,
ni lograr,
ni obtener,
ni alcanzar,
ni triunfar...

Ahora que mi equipaje es ligero
para las noches oscuras,
para los días largos,
para los lunes pesados,
para los martes monótonos,
para los miércoles de siempre,
para los jueves de confidencias,
para los viernes amargos,
para los sábados de soledades,
para las semanas santas,
para los Vía crucis de cada día...

Ahora,
quizá sea caminante,
peregrino,
romero
aventurero,
receptor,
sabedor,
creyente
y testigo
de tu Pascua
y resurrección.

Florentino Ulibarri

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A primera vista, parece, Jesús que no lo pones fácil.
Es más, parece que pides lo que no te podemos dar.
Sin embargo, si me paro a pensar, me doy cuenta:
conseguir una carrera universitaria conlleva renuncias,
tener hijos supone posponer muchos deseos personales,
trabajar por un mundo más justo, tiene su parte de cruz.
Así es la vida: No se trata de renunciar por renunciar.
Renunciamos a cosas importantes para conseguir un bien mayor.
Y quien no renuncia a nada, no alcanza nada.

Así es también la vida de fe. Renunciamos por amor.
Por amor a ti, Señor; por amor a los hermanos.
Cargamos con la cruz, para construir tu Reino.
Queremos renunciar con alegría y generosidad,
sabiendo que Tú, antes o después nos das el ciento por uno.

Gracias por enseñarnos el camino de la vida auténtica,
gracias por haberme concedido la gracia de conocerla un poquito,
gracias por las personas que me animan a recorrer este camino.
Gracias.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 2 de noviembre de 2021

Martes, 2 de noviembre de 2021

Fieles Difuntos

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14, 1‑6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino .»
Tomás le dice:
—«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde:
—«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Después de recordar a Todos los Santos, recordamos a los fieles difuntos. No está bien recordar continuamente la muerte y a los muertos, pero tampoco está bien vivir de espaldas a esa realidad. Los cristianos recordamos a los difuntos con gratitud. Debemos mucho a los que ya se fueron. Y por eso damos gracias.

B.  Recordamos a los muertos con esperanza. Jesús nos ha dicho muchas veces que El es el verdadero camino que nos conduce a la vida, a la vida auténtica, al Dios-amor. Salimos de las manos creadoras de Dios y volvemos a sus manos resucitadoras. Ésta es nuestra fe, ésta es nuestra esperanza. Damos gracias a Dios y le pedimos que aumente nuestra fe.

C. Jesús ha ido a prepararnos sitio. Cuando nacimos, nuestros padres prepararon muchas cosas para acogernos con amor. Cuando pasemos de esta vida a la definitiva, Dios mismo nos habrá preparado sitio y nos dará el beso más amoroso que nadie nos haya dado nunca. Y mientras caminamos por esta tierra podemos sentir y compartir el amor que Dios nos regala cada día.

Señor, hoy recordamos emocionados a los difuntos.
Te pedimos que gocen plenamente de tu vida resucitada
y que cures el desgarrón que su muerte produjo en nosotros.
Te damos gracias por todo lo que nos ayudaron y nos amaron.
Fortalece nuestra esperanza de volver a reencontrarnos con ellos, 
en tu casa familiar, donde Tú nos has preparado un sitio.

Enséñanos a vivir, para que aprendamos a morir.
Que sepamos entregar cada día el tiempo, el amor, la alegría…
y, cuando llegue la muerte, te entreguemos la vida entera;
con la seguridad de que Tú nunca has defraudado nuestra esperanza,
con la confianza de que seguirás siempre fiel, a nuestro lado,
y, cuando la muerte nos alcance, tus manos nos acogerán 
y nos conducirán a tu casa. Amén.


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Y entonces..... vio la luz.
La luz que entraba por todas las ventanas de su vida.
Vio que el dolor precipitó la huida
y entendió que la muerte ya no estaba.

Morir sólo es morir. Morir se acaba.
Morir es una hoguera fugitiva.
Es cruzar una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba.

Acabar de llorar y hacer preguntas;
ver al Amor sin enigmas y espejos;
descansar y vivir en la ternura;
tener la paz, la luz, la casa juntas
y hallar, dejando los dolores lejos,
la Noche-luz tras tanta noche oscura.

(José Luis Martín Descalzo)

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Hay una casa en mis sueños
que es casa solariega
con mucha historia,
espaciosa,
bien asentada
y acogedora.

Está abierta a cualquiera
que pasa y detiene su marcha
para compartir
lo que lleva
en su alforja
y en su alma.

Es casa con umbral y ventanas,
limpia y bien oreada,
que ofrece siempre
descanso y paz,
diálogo, alimento
y fresca agua.

Tiene muchas estancias,
muy diversas
y bien preparadas,
pues está pensada con amor
para hijos e hijas diferentes
que andan errantes.

Dicen los más ancianos
que su hacedor y Señor
marchó, a otros lares
a abrir nuevos horizontes,
y nos dejó su casa solariega
para ser felices.

Hoy día parece estar fuera
de los caminos que frecuentan
la mayoría de los hombres y mujeres,
poco atractiva
y necesitada
de gran reforma.

Pero dicen los que cuentan historias,
que quienes entran en ella
desnudos y sin prejuicios,
a pesar de las apariencias,
tarde o temprano,
vuelven y se aposentan.

Hay una casa en mis sueños, Señor,
que es tu casa solariega,
que me atrae y emociona
con su historia,
con sus inquilinos
y sus ofertas.

Florentino Ulibarri

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Lunes, 1 de noviembre de 2021

Todos los Santos

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
-«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo,»

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

En la solemnidad de Todos los Santos, la Iglesia nos ofrece como Evangelio este texto único de las Bienaventuranzas, que bien se pueden llamar el corazón de la Biblia. Son un retrato de Jesús: fue pobre materialmente y se sintió pobre y necesitado de su Padre del cielo, lloró con los que lloraban, fue sufrido... Podemos dedicar un rato de nuestra oración saboreando los momentos de la vida de Jesús que nos vengan a la cabeza cuando leamos cada bienaventuranza.

Jesús quiere que seamos bienaventurados, felices, dichosos. Y nos marca un camino. Damos una mirada a nuestra vida. Hay bienaventuranzas que vivimos más y podemos dar gracias por ello. Otras nos cuentan mucho, pedimos fuerza. para hacerlas vida cada día un poco más

Finalmente recordamos a personas que se acercaron mucho al retrato de las bienaventuranzas. Algunas viven cerca de nosotros, otras, han muerto ya y disfrutan de la bienaventuranza, de la felicidad eterna. Otras están canonizadas, en los altares de las iglesias. Damos gracias por todo lo que nos aportaron y nos siguen aportando.


Gracias, Señor, por todas las personas humildes y limpias de corazón, que se fían de Dios; por las que comparten con misericordia las lágrimas de los tristes y se duelen con las injusticias; por las que tienen hambre de justicia y trabajan por la paz; aunque sean incomprendidas y perseguidas.

Gracias, Señor, porque crees en mis posibilidades de mejorar y me llamas para que avance por el camino del Evangelio, camino de la santidad. Con la ayuda de la comunidad y la fuerza del Espíritu, con el ejemplo de los santos y de tantas personas buenas, crecerá mi amor a Ti y a cuantos me rodean.

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Gracias, Señor, por tantos santos y santas que, mientras están entre nosotros, no saben que lo son. Y cuando dejan este mundo, normalmente, no forman parte del Santoral.

Santas y Santos desconocidos, mínimos, ocultos, sencillos; que se saben pequeños, pero dan amor y misericordia a todos; están por ahí como la levadura en el pan, regalando esperanza en tiempos duros.

Son madres y padres de familia, que trabajan duro, fuera y dentro de casa, y buscan tiempo para jugar con sus hijos. Familias que acogen a quien lo necesita, aunque vivan en cuarenta metros cuadrados, tengan tres hijos y un padre con demencia. Abuelos que abren la puerta a sus hijos, que llegan en paro con los suyos de la mano, poniendo a disposición su pensión de jubilación… ¡A ver si llegamos a fin de mes!

Santos y Santas anónimos que arriesgan sus vidas en la defensa de los que no tienen voz, viéndose atrapados en una maraña de leyes, que los toma por delincuentes en vez de por samaritanos. Santos y Santas que saben compartir y repartir, para que nadie se quede fuera o se sienta extranjero; empeñados en que la justicia llegue a todos, especialmente a quienes son discriminados por su color de piel, su lengua, su cultura, su religión, su sexo, su nivel económico…

Algunos recorren la ciudad de punta a punta, para pasar una hora escuchando a una anciana que vive en soledad absoluta y no habla con nadie. Después van a clase a la universidad.

Hay otros que intentan poner paz en su propia familia dividida y enemistada, viendo que todos pierden, y los niños los que más. Santos y Santas de un lado para otro, clamando por una paz que no llega; pacificando también sus ambientes de trabajo y sus barrios.

Los hay que recorren siete, ocho… diez pueblos, para celebrar misa cada fin de semana, cuando ya suman más de cincuenta años de sacerdocio. Otras dedican sus vidas a la oración y a acoger a quienes tienen sed de infinito.

Hay Santos y Santas que no se dejan corromper por el dinero ni el poder. Eso trae problemas, quedan señalados…

¿Cuántos son?... “Una muchedumbre inmensa, incontable, que procede de toda nación, raza, pueblo y lengua”, mujeres y hombres, niños, adultos y jóvenes...
Gracias por todos ellos, Señor.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.