1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Si tu hermano peca,
repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu
hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo
el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les
hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la
comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Os aseguro que
todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que
desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además,
que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo,
se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos
en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El camino que nos muestra el Evangelio es otro, mucho más comprometido y
complicado. Jesús nos invita a reprender y a intentarlo no sólo una
vez, a contar con otros hermanos y con la comunidad para poder ayudar
mejor al que toma un camino erróneo.
Es el camino del amor que respeta la libertad del otro, pero a la vez
quiere mostrarle la verdad. La libertad sin la verdad nos destruye. La
verdad sin libertad nos esclaviza, en empequeñece.
¿Qué haces cuando algún hermano se equivoca?
¿Cómo reaccionas cuando te intentan corregir?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Si se pierde un hermano,
si se pierde un hijo,
si se pierde el vecino, el compañero,
el amigo o el enemigo...
¿qué he de hacer, Dios mío?
Lo buscaré sin descanso, día y noche,
por senderos, charcos y bosques,
playas y desiertos, montañas y valles,
pueblos y ciudades e inhóspitos lugares,
con mis pies cansados y corazón anhelante.
Lo llamaré, con mi voz rota, por su nombre
y no cejaré hasta encontrarlo y abrazarlo;
y le diré con ternura y pasión de hermano:
Estoy preocupado y angustiado por ti
y siento que nuestras vidas necesitan dialogarse.
Y si no se detiene y me da la espalda,
o hace oídos sordos a mis palabras,
o me desafía con los hechos o su mirada,
juntaré, antes que oscurezca, la ternura de dos o más
para ahogar su resistencia con fraternidad desbordada.
Y si el fuego de tu Espíritu y de los hermanos
no hace mella en sus gélidas entrañas,
juntaré centenares de cálidos hogares
para que alumbren su noche oscura
y derritan sus hielos invernales.
Y si tal torrente de ternura, gracia y respeto
no doblega su tronco altivo y yermo,
lo cubriré con mi ropa para protegerlo
y lo lavaré sin descanso con mis lágrimas
hasta cicatrizar sus heridas y devolverle la alegría.
Y si a pesar de ello no sigue tu camino,
le perdonaré como tú nos enseñaste;
y si es preciso me convertiré en rodrigón
de su vida, historia y suerte,
renunciando a otros proyectos personales.
Y así ganaré a mi hermano
y la vida que nos prometiste.
¡Bendito seas, Señor, que nos haces fuertes
para curar y ser curados, hoy y siempre,
para amar al hermano y ser por él amados!
¡Bendito seas, Señor, por invitarnos a crear,
vivir, salvar y cultivar la fraternidad!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 13 de agosto de 2025
Miércoles 13 de agosto 2025
martes, 12 de agosto de 2025
Martes 12 de agosto 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 18, 1-5. 10. 12-14
En aquel momento, se acercaron los discípulos de Jesús y le preguntaron: ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?
Él
llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: Os aseguro que, si no volvéis
a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el
que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de
los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a
mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os
digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi
Padre celestial.
¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien
ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y
va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra
más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el Reino de los
cielos. Los niños se saben necesitados, saben pedir con humildad,
disfrutan de las pequeñas alegrías, inspiran ternura... ¿Qué te dice
Dios? ¿Qué le dices?
Dios cuida de todos, pero ya desde el
antiguo Testamento, Dios manifiesta su especial predilección por los más
pequeños y necesitados. Los cristianos tendríamos que tener esta misma
sensibilidad de Dios: Hemos de defender la vida de todos y en especial
de los más pobres y amenazados. ¿Quiénes son hoy y en tu ambiente los
pequeños y necesitados? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, delante de ti yo quiero ser sólo un pobre,
quiero despojarme, Señor, de mis pretensiones y vanidades;
también, Señor, quiero traspasar mi propia culpa
y entrar a tu casa desnudo,
meterme en tu corazón como un niño.
Quiero mirarte a los ojos suplicándote
confiadamente.
Quiero, Señor, y deseo apoyarme sólo en tu amor,
descansar en tu amor como un niño en el regazo de su madre,
y llenarme de la alegría de haber hallado tu amor.
Tu amor es la casa que me tienes preparada;
he sentido tu invitación
y entro en ella sin que me avergüence mi pecado;
sólo deseo habitar en tu casa todos los días de mi vida.
Tú nunca me vas a echar,
sólo me pides que crea en tu amor,
que me atreva a vivir en tu amor,
Que nunca me falten la humildad y la confianza de los niños;
para que el orgullo y los desengaños nunca me separen de ti
y pueda amarte con todo el corazón
y compartir tu amor con los más pequeños. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 11 de agosto de 2025
Lunes, 11 de agosto de 2025.Santa Clara
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 17, 22-27
En aquel tiempo, mientras Jesús y los
discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo: "Al Hijo del hombre lo
van a entregar en manos de los hombres; lo matarán, pero resucitará al
tercer día". Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a
Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a
Pedro y le preguntaron: "¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
Contestó: "Sí". Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:
"¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran
impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?" Contestó "A los
extraños". Jesús les dijo: "Entonces los hijos están exentos. Sin
embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge
el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de
plata. Cógela y págales por mí y por ti".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús advierte muchas veces a sus discípulos cuál va a ser su futuro más
bien no muy lejano. Ellos se pusieron tristes. Parece que la tristeza
que les provoca la noticia de la muerte les hace sordos para escuchar el
anuncio de la resurrección.
Desde entonces, los cristianos hemos
sido bastante torpes para armonizar la muerte y la resurrección. En
ocasiones hemos destacado tanto la muerte, que la resurrección se ha
quedado totalmente oscurecida. Y en otros momentos, hemos exaltado tanto
el domingo de resurrección que olvidamos todo lo ocurrido el jueves y
el viernes santos.
¿Dónde te sitúas tú? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Nos
fijamos también en la segunda parte del Evangelio. Jesús no se
considera obligado a pagar el impuesto, pero al final lo paga. Jesús a
veces rompe con lo que está establecido, pero en otras ocasiones cumple,
aunque no esté convencido. ¿Cómo entender este comportamiento del
Maestro? Quizá sabe que no se puede cambiar todo de un golpe. Por otra
parte, Jesús, aunque es coherente con sus ideas, sabe que por encima de
las ideas está el bien de las personas.
“Señor, enséñanos a hacer en cada momento tu voluntad”
“Danos fuerza para romper con lo que hay que romper
y paciencia para aguantar lo que no conviene cortar”.
Por los caminos del mundo
Tú has pasado diciendo la verdad.
Por los caminos de la tierra
Tú has sido peregrino y mensajero del Padre.
Por los caminos de la historia
Tú has estado atento a los signos de los tiempos.
Por los caminos de los pobres
Tú has hecho la voluntad del Padre.
Por los caminos de Dios
Tú has ido al encuentro de todos,
hijos y marginados.
Por los caminos de la periferia
Tú has anunciado la Buena Noticia.
Por los caminos de los hermanos
Tú has hecho el camino hacia el Padre.
Por los caminos de la vida
Tú mismo has hecho tu propio camino.
Por tus caminos, llévame, Señor.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 10 de agosto de 2025
Domingo, 10 de agosto de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 12, 32-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended
vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder,
y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones
ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también
vuestro corazón.
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas.
Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda,
para abrirle apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el
señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los
hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre."
Pedro le preguntó: "Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?"
El
Señor le respondió: "¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien
el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la
ración a sus horas?
Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo
encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos
sus bienes.
Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y
empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y
emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos
lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son
fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a
ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace
algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Muchas recomendaciones nos da Jesús en este domingo. Nos fijamos en tres:
“El
Padre ha tenido a bien daos el Reino”. El Padre ha querido darnos su
amor, su palabra; se nos ha dado a sí mismo en su hijo Jesucristo. No
cabe, por consiguiente el temor. Hemos recibido los mejores dones y en
muchas ocasiones perdemos el tiempo buscando aquellos otros que roen las
polillas.
“Estad preparados”. Si estamos atentos y vigilantes
descubriremos al Señor. Viene como un ladrón en la noche, pero no viene a
quitarnos nada, viene a darnos la vida. Y si no estamos preparados...
nos quedamos sin nada.
Llega de día, llega de noche.
Se le espera por la puerta, llega por la ventana.
Le buscamos con alegría, llega con su cruz.
Estamos de guardia, nos llama desde dentro.
Rastreamos huellas, llega por senderos nuevos.
Llega en la abundancia
y más todavía en la pobreza.
Llega cuando triunfamos
y nos acompaña en los fracasos.
Llega cuando es deseado
y se presenta cuando no se le espera.
Llega en el silencio y en el áspero y abrasador viento.
Llega también en la multitud y el ruido.
Llega para dormirnos y para despertarnos.
Llega a través de todas las caras que encontramos
a lo largo del día en nuestro camino.
Llega en el desierto de manantiales inciertos,
en las estepas de desconocidos pozos,
en los bosques frondosos en que nos perdemos,
en las altas cumbres que hollamos,
y en los valles que nos dan vértigo.
Llega a cada instante.
Llega en cada lugar.
Allí donde estamos, está.
Fiel a tu palabra
ya estás esperándonos.
Florentino Ulibarri
“Al
que mucho se le dio, mucho se le exigirá”. Podemos dar mucho fruto,
porque hemos recibido buena semilla y buena tierra. Hay que ponerse a
trabajar. Todos salimos ganando.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 9 de agosto de 2025
Sábado, 9 de agosto de 2025. Santa Teresa Benedicta de la Cruz.
Santa Edith Stein (Teresa Benedicta de la Cruz)
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 25, 1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos
esta parábola: «El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que
tomaron sus lámpara y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas
eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas,
no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas
de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a
todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: ‘¡Que llega el
esposo, salid a su encuentro!’. Entonces se despertaron todas aquellas
vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a
las prudentes. ‘Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las
lámparas’. Pero las prudentes contestaron: ‘Por si acaso no hay bastante
para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo
compréis’.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de
bodas,
y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes,
diciendo: ‘Señor, señor, ábrenos’. Pero él respondió: ‘En verdad os digo
que no os conozco’. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la
hora».
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Santa
Edith Stein (Teresa Benedicta de la Cruz): judía de nacimiento,
agnóstica en su juventud, abraza la fe católica ya siendo profesora de
universidad y reconocida filósofa. Entra en las Carmelitas Descalzas y
muere víctima de los nazis en Aushwitz. Canonizada por Juan Pablo II el
11 de Octubre de1998.
Dios hace resonar su llamada, utilizando
muchas mediaciones. Santa Benedicta de la Cruz escuchó la llamada a
salir al encuentro del esposo, a través de sus estudios de filosofía.
"Durante mucho tiempo Edith Stein vivió la experiencia de la búsqueda.
Su mente no se cansó de investigar, ni su corazón de esperar. Recorrió
el camino arduo de la filosofía con ardor apasionado y, al final, fue
premiada: conquistó la verdad; más bien, la Verdad la conquistó. En
efecto, descubrió que la verdad tenía un nombre: Jesucristo, y desde ese
momento el Verbo encarnado fue todo para ella" (San Juan Pablo II)
Compartimos una oración al Espíritu Santo,
compuesta por ella:
¿Quién eres tú, dulce luz, que me llena
e ilumina la oscuridad de mi corazón?
Me conduces como una mano maternal
y si te consintieras irte de mí
no sabría como dar un paso más.
Tú eres el espacio
que abraza mi existencia y la sepulta en Ti
lejos de Ti se hunde en el abismo
de la nada, desde donde la elevaste a la luz
Tú, más cerca de mí que yo a mí mismo
y más íntimo que mi más profundo interior
todavía implacable e intangible
y más allá de todo nombre:
¡Espíritu Santo amor eterno!
¿No eres acaso el dulce maná
que del corazón del Hijo
se desborda hacia mi corazón,
el alimento de los ángeles y los santos?
Él, que se elevó a sí mismo de la muerte a la vida,
Él también me ha despertado a una nueva vida
del sueño de muerte.
Y me da una nueva vida día a día
y a veces, su plenitud fluye a través mío
vida de tu vida realmente, Tú mismo:
¡Espíritu Santo, vida eterna!
¿Eres tú el rayo
que destella desde el trono del Juez eterno
e irrumpe en la noche del alma
que nunca se ha conocido a sí misma?
Misericordiosamente, implacable
penetra en todo rebaño escondido
alarmado de verse a sí mismo,
el yo hace espacio para el santo miedo,
el principio de esa sabiduría
que viene de lo alto
y nos ancla firmemente en las alturas.
Tú acción,
que nos crea nuevos:
¡Espíritu Santo, rayo que penetra todas las cosas!
¿Eres tú la plenitud del Espíritu
y el poder por el que el Cordero abrió
los sellos del eterno mandato de Dios?
Conducido por Ti
los mensajeros del juicio recorren el mundo
y separan con una filuda espada
el reino de la luz del reino de la noche
el cielo se renueva y la tierra se renueva
y todo encuentra su lugar.
A través de su aliento:
¡Espíritu Santo, poder victorioso!
¿Eres Tú el maestro que construye la catedral eterna,
que se eleva desde la tierra hasta los cielos?
Animados por Ti, las columnas son erigidas hasta lo alto
y se paran inmóvilmente firmes.
Marcados con el nombre eterno de Dios,
se estiran hacia la luz
sosteniendo el domo
que corona la santa catedral
tu trabajo que circunda el mundo:
¡Espíritu Santo, mano de Dios que moldea!
¿Eres Tú aquel que creó el claro espejo
junto al trono del Todopoderoso
como un mar de cristal
en el que la divinidad amorosamente se completa a sí misma?
Tú te doblas ante el más recto trabajo de tu creación,
y radiantemente tu mirada penetrante
es iluminada en recompensa
y de todas las criaturas, la belleza pura
se junta en una en la amorosa forma
de la Virgen, tu novia inmaculada:
¡Espíritu Santo, Creador de todo!
¿Eres tú la dulce melodía del amor
y de Santa reverencia
que eternamente resuena alrededor del trono trino,
que une a sí misma en el campaneo de todos y cada uno de los seres?
La armonía
que junta a los miembros con la cabeza
en el que cada uno
encuentra el misterioso significado de su bendita existencia
y alegremente ondea hacia delante
libremente disuelto en tu ondear:
¡Espíritu Santo, júbilo eterno!
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 8 de agosto de 2025
Viernes,8 de agosto 2025 .Santo Domingo de Guzmán
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 16, 24-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venirse
conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida?
¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre
sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno
según su conducta.
Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del Hombre con majestad.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús se da cuenta de que muchos le siguen por interés, por las
curaciones, porque es alimenta el hambre de sus estómagos, sin embargo,
pocos quieren seguir el nuevo estilo de vida que él propone. Y nosotros
¿por qué seguimos a Jesús? ¿por qué rezamos? ¿Qué le dices a Jesús?
Dar la vida, coger la cruz. Éste es el nuevo estilo de vida que nos
plantea Jesús. Hace 2000 años este camino parecería difícil de recorrer.
A nosotros, instalados en la sociedad del confort, se nos antoja casi
imposible.
"Señor, ¿cómo debo dar la vida y coger la cruz?"
"Dame la fuerza de tu Espíritu y de los hermanos para seguir tu camino"
¿Dar la vida? ¿coger la cruz? ¿para qué? ¿por capricho? ¿para
machacarnos? No. Cristo dio la vida para que todos tuviéramos más vida,
para recuperarla multiplicada. Cristo cogió la cruz para que todos
pudiésemos gozar de la resurrección.
"Gracias Jesús por dar la vida, para que tengamos vida"
"Gracias por las personas que siguen tu ejemplo"
"Ayúdanos a creer y a experimentar que sólo vivimos cuando damos la vida"
Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida.
Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo,
y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida.
Tenemos seguros por todas partes para evitar los riesgos.
Y sobre todo está la cobardía...
Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen;
hacer un favor al que no lo va a devolver;
gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta,
sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas y sólo tenemos sentido cuando nos quemamos;
sólo entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace evitar el sacrificio y buscar la seguridad.
Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos y falsa teatralidad.
La vida se da sencillamente, sin publicidad,
como el agua de la vertiente, como la madre da el pecho a su bebé,
como el sudor humilde del sembrador. Entrénanos,
Señor, ayúdanos a lanzarnos a lo imposible,
porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia;
no podemos caer en el vacío,
porque Tú estás esperando en la noche,
dispuesto de devolvernos la vida multiplicada.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 7 de agosto de 2025
Jueves,7 de agosto 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 16, 13-23
En aquel tiempo llegó Jesús a la región de
Cesarea de Filipo y preguntaba a sus discípulos: "¿Quién dice la gente
que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista,
otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. El les
preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro tomó la
palabra y dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Jesús le
respondió: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha
revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del
Reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el
cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo". Y
les mandó a los discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
Desde
entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a
Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos
sacerdotes y letrados, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al
tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: "¡No lo
permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte". Jesús se volvió y dijo a
Pedro: "Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas
como los hombres, no como Dios.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Pedro es la imagen de cada uno de nosotros. Podemos tener las palabras
más desafortunadas, después de la respuesta más acertada. Somos capaces
de arriesgar la vida en el monte de los Olivos y negar al maestro en la
ciudad. Y ante esta realidad, tenemos que alejar dos peligros:
- por un lado, dejarnos llevar por la mediocridad. Este camino nos conduciría a una vida cada vez más pobre, menos humana.
- por
otro, castigarnos continuamente cada vez que hacemos una cosa mal. Este
camino nos lleva irremediablemente a la tristeza permanente y nos va
destruyendo.
La actitud más humana y más cristiana es reconocer tanto
lo positivo como lo negativo, dar gracias a Dios por lo primero e
intentar descubrir el camino para superar lo segundo.
¿Cómo te sitúas? ¿Qué le dices a Dios?
Este
evangelio nos da la ocasión de responder la pregunta que Jesús plantea a
los discípulos. Pero no respondamos desde la teoría. ¿Quién ha sido hoy
Jesús para ti? ¿Quién quieres que sea? ¿Cómo puedes avanzar en ese
camino? ¿Qué dices a Dios? Aunque cada uno tenemos que dar nuestra
respuesta personal, quizá nos pueda servir esta oración:
Tú eres, Jesús, la brújula más precisa para encontrar la felicidad.
Tú eres, Jesús, el camino más recto para construir un mundo de hermanos.
Tú eres, Jesús, el amigo más fiel y el esposo más amoroso.
Tú eres, Jesús, el que viene cuando todos se van y el que se queda cuando todos se marchan.
Tú eres, Jesús, el que se enciende cuando todo se apaga, el único que nunca falla.
Tú eres, Jesús, el sol de mis días claros y la estrella de mis días oscuros.
Tú eres, Jesús, el Salvador de mis miedos, de mis pecados, de mis dudas.
Tú eres, Jesús, el cimento sobre el que construyo mi vida y la meta a la que me dirijo.
Tú eres, Jesús, la razón de mi alegría y el fundamento de mi esperanza.
Tú eres, Jesús, mi amor, mi paz, mi Dios, mi Señor.
Contigo iré, Jesús, si Tú me ayudas. Contigo tomaré la cruz que nos conduce a la Vida más grande.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.