1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Lucas 11,29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a
decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo,
pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un
signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre
para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta
generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen;
porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la
sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea
juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que
los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y
aquí hay uno que es más que Jonás."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Nos cuesta convertirnos de verdad al Señor. Y ponemos excusas y
justificaciones, algunas realmente buenas; pero excusas, al fin y al
cabo: “Si Dios me diese una prueba de su existencia”, “Si Dios cambiara
mi forma de ser”, “Si viera un milagro”. ¡En qué aprieto nos pondría
Dios si convirtiera una tinaja de agua en vino! Algo tendríamos que
inventar.
Sin embargo, hay personas que se conforman con menos. Los ciudadanos de
Nínive se convierten por la predicación de Jonás, y la reina del Sur al
escuchar la sabiduría de Salomón.
Si hiciéramos más a menudo memoria de todas las maravillas que Dios ha
hecho en nosotros, pediríamos menos signos, seríamos más agradecidos,
crecería nuestra esperanza y viviríamos más felices.
“Danos Señor un corazón y unos ojos nuevos
para descubrir y agradecer las maravillas
que haces en los corazones de las personas
y en la historia de mundo.
Y danos la fuerza de tu Espíritu
para que no pase esta Cuaresma
sin habernos convertido un poco más a Ti”
Yo se que me quieres, Señor, porque eres bueno.
Porque tienes un corazón sensible, perdóname;
limpia mi vida de todos mis pecados
y de mis continuas caídas, levántame.
Que alegría tan grande saber que eres mi Padre,
y que juzgas a todos con misericordia.
Dame tu abrazo de perdón y tu amor cambiará mi corazón,
sé mi amigo y caminaré siempre en tu presencia.
Devuelveme el gozo y la alegría, que toda mi vida salte de gozo.
Somos amigos: olvida el mal que hice,
ayúdame con tu amistad a renovarme
y haz que nunca más me separe de Ti .
Que nazca en mí, como una fuente, un corazón puro,
y que una voluntad firme crezca en mi.
Quiero ver tu rostro alegre a mi lado,
y que tu fuerza me acompañe siempre, Señor.
Dame alegría de tu salvación
y un corazón generoso para amarte toda la vida.
Les diré a mis amigos que tus caminos son formidables,
y a los que pecan sin conocerte, lo bueno que Tú eres.
Dame vida, pues yo amo el vivir,
Tú que eres el Dios de la Vida,
y con ella diré a las gentes que contigo todo es posible.
Abre mi corazón y mis labios para decirte cuánto te quiero.
Ya sé que no te contentas con poco
y que no quieres de mí palabras vacías.
Lo que me pides es un corazón arrepentido;
un corazón sincero y noble es lo que quieres.
Sé bueno conmigo y con los otros
y fortalece nuestras vidas indefensas.
A Tí te ofrecemos nuestra vida cada día,
todo lo que somos y tenemos, todo es tuyo.
Devuélvenos, te lo pedimos, el gozo y la alegría,
y toda nuestra vida salte hoy en fiesta.
Somos amigos: olvida el mal que hemos hecho
y ayúdanos con tu amistad a convertirnos.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 12 de marzo de 2025
Miércoles, 12 de marzo de 2025
martes, 11 de marzo de 2025
Martes,11 de marzo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Mateo 6,7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recéis, no uséis
muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho
les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os
hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro
del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día,
perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos
han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del
Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro
Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los
demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
No uséis muchas palabras. Dios sabe lo que nos hace falta…
No puedo abrumarte
con tercos argumentos
ni con obsesivas oraciones,
para que me concedas
salud para servirte,
vida larga para hacer más cosas,
honra para encontrar
las puertas abiertas,
abundantes recursos
para ser más eficiente.
No puedo pedir tampoco
sufrimientos
presumiendo de mis fuerzas,
como si tú necesitases
una cuota de dolor
para concedernos
las cosas necesarias.
Yo sólo quiero pedirte
lo que tú siempre me ofreces,
tu amor y tu gracia
que engendran vida,
pero pueden llevar a la muerte
por defender a los asaltados,
que crean salud,
pero pueden llevar a perderla
en el servicio de los débiles,
que nos hacen amables,
pero pueden provocar
descalificación social
por no amoldarnos a las leyes,
que fructifican la tierra
con todos los bienes necesarios,
pero pueden dejarnos sin nada
por hacernos hermanos
de los echados de tu mundo.
Yo sólo quiero pedirte
tu amor y tu gracia.
Que los acoja en mí
como la última verdad
y que mi corazón diga:
«Me basta». [EE. EE. 234]
El Evangelio y la liturgia son buenos maestros. El Evangelio de ayer nos
hablaba de compromiso con los pobres; y el de hoy del Padre Nuestro. No
podemos separar lo que Dios ha unido: acción y oración. Para que toda
la vida sea oración, ha de haber momentos dedicados sólo a la oración. Y
la oración auténtica se verifica en el amor comprometido por los
hermanos.
“Haznos Señor contemplativos en el trabajo de cada día”
“Que cuando rece, huya del ruido, no de las personas”
Reza con el Padre Nuestro. Ve repitiendo cada palabra. Piensa con qué
sentimientos las pronunciaría Jesús... Él reza contigo, más aún, tú
rezas en Él, tú te unes a esa oración constante de Jesús con su Padre,
con nuestro Padre.
¡Padre nuestro! Estoy tan acostumbrado a decirte “Padre”, que casi lo hago sin darme cuenta.
Sin embargo... cuando lo pienso más en serio, tiemblo un poco.
Porque si eres mi Padre, yo soy tu hijo... Y el hijo tiene la carne y la sangre del padre.
Hoy te pido, Padre mío (y Padre de tantos otros hijos, de tantos hermanos míos),
que jamás deje de llamarte así, que jamás deje de ser el que engendraste para que te ame y para ser amado por Ti.
¡Padre nuestro! ¡Padre de Cristo! Que nunca deje de recordar la misericordia que nos mostraste en Jesús.
No permitas que abandone nunca tu casa.
Si estoy lejos de ella (por tantas locuras, por tantas maldades, por tantas tonterías),
dame fuerzas para volver ahora mismo:
¡Tú me amas y eres más grande que todos mis pecados juntos!
Y si me das la gracia de vivir siempre en tu casa, disfrutando de todo lo tuyo,
dame generosidad para compartir todo lo mío;
dame humildad para comprender a mis hermanos y recibirlos en nuestra casa siempre, como Tú los recibes. ¡Así sea!
(Héctor Muñoz)
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 10 de marzo de 2025
Lunes,10 de marzo 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Mateo 25,31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria
el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono
de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a
unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá
las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el
rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad
el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque
tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui
forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y
me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos
le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o
con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te
hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la
cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez
que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo
hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al
fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y
no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui
forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis,
enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos
contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o
desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará:
"Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los
humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno,
y los justos a la vida eterna."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El camino de la Cuaresma es camino de conversión. En el Evangelio de hoy Jesús nos invita a:
- Descubrirle en los pobres, enfermos, hambrientos y sedientos... en
definitiva en todas las personas, porque todos somos pobres. Hay pobres
de dinero, de compañía, de esperanza, de fe, de amigos, de salud, de
libertad, de cariño... Y hay pobres de todo. Éstos eran los preferidos
de Jesús y deben ser nuestros preferidos.
“Señor, dame una mirada contemplativa”
- A dar a cada uno lo que necesita. Y a darlo con amor. Porque dándolo a los hermanos, a Cristo mismo lo ofrecemos.
“Señor, haznos ricos en generosidad”
- A valorar a las personas por su capacidad de amor, de entrega... Y no
por otros criterios tan importantes como la inteligencia, el aspecto
físico, el dinero, el poder...
“Ayúdanos a valorar según tu corazón”
Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
Madre Teresa de Calcuta
---------------
Estar al lado...
del hermano que no tiene fuerzas,
del que avanza triste y cargado,
del que se queda caído en la orilla,
del que no puede curar sus heridas,
del que no sabe hacia dónde camina.
Estar al lado...
de la situación que nos abruma,
de la emergencia que surge cada día,
de lo inesperado que nos desborda,
de lo que todos dejan pasar de largo,
de lo que se esconde para que no se vea.
Estar al lado...
de este mundo que es el nuestro,
de esta realidad que es la nuestra,
de este momento que es el nuestro,
de esta Iglesia que es la nuestra,
de este proyecto que nos hace hermanos.
Estar al lado...
de lo que está desfigurado,
de lo que no tiene voz ni peso,
de lo que clama abatido,
de lo que es rechazado por todos,
de lo que ya no sabe qué hacer.
Estar al lado...
de lo que Tú sabes y conoces,
de lo que Tú quieres tiernamente,
de lo que Tú buscas a cualquier hora,
de lo que Tú nos propones,
de lo que Tú estás siempre.
Estar al lado...
humildemente, como me enseñaste,
sin arrogarme privilegios,
con el corazón tierno y atento,
siendo servidor de todos,
como el último de tus amigos,
sintiéndome tu elegido.
Estar al lado...
como hermano solidario,
como anónimo creyente,
como hijo querido,
como aprendiz de discípulo,
como compañero de camino.
Estar al lado, aunque no lo sepamos.
¡Y que venga lo que tiene que venir!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 9 de marzo de 2025
Domingo,9 de marzo 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 4, 1‑13
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y,
durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto,
mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo:
—«Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.» Jesús le contestó:
—«Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre".»
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo:
—«Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y
yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será
tuyo.»
Jesús le contestó:
—«Está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto".»
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le
dijo: —«Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito:
"Encargará a los ángeles que cuiden de ti", y también: "Te sostendrán
en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras".»
Jesús le contestó:
—«Está mandado: "No tentarás al Señor, tu Dios".»
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús, después de la experiencia del Bautismo en el Jordán, lleno del
Espíritu Santo, se deja guiar por Él. Y sorprendentemente, el Espíritu
lo lleva al desierto, donde Jesús se encuentra consigo mismo, sin ningún
privilegio, con la profundidad de su ser humano, y vive la tentación.
El Espíritu no le hace esquivar las tentaciones, le da fuerza para
superarlas.
Las tres tentaciones de Jesús, buscar soluciones mágicas a
las necesidades básicas, el poder, y el éxito, sintetizan todas las
tentaciones de la persona humana.
Las tentaciones no es algo que se pase una vez en la vida
sino una realidad continua en nuestra existencia. Cristiano no es el que
no tiene tentaciones, o vive como si no las tuviera, sino el que
siguiendo el ejemplo de Jesús las descubre en toda su profundidad y las
combate y supera cada día con la fuerza del espíritu, y esto es lo que
nos hace dejar de ser hijos de Adán (el que cayó en la tentación) para
hacernos ser hermanos de Jesucristo (el que venció al pecado) e Hijos de
Dios.
¿Cuáles son las tentaciones más frecuentes en mi vida?¿cómo
me enfrento a ellas?¿me siento acompañado por Jesús y por los que con su
fuerza las han vencido?
Hoy al rezar el Padre Nuestro podemos pararnos en la frase: “No nos dejes caer en la tentación”
Cuando sea tentado por el hambre,
no me dejes caer en soluciones fáciles.
No a la gula,
no a la pereza,
no a la vida cómoda y satisfecha.
Dame sólo el pan nuestro de cada día.
Cuando sea tentado por la fama,
no me dejes caer en la soberbia.
No a la imagen,
no al orgullo,
no a una vida ambiciosa y fácil.
Dame sólo la grandeza de tener hermanos y Padre.
Cuando sea tentado por el poder,
no me dejes caer en sus redes.
No al uso de su fuerza,
no al dominio,
no a una vida arrogante y prepotente.
Dame sólo el gozo del servicio humilde.
Cuando sea tentado por lo que sea,
no me dejes solo con mi pena ni con mi osadía.
Y aunque no te lo pida,
ni haya apreciado tu ejemplo y propuesta,
dame tu segura compañía
para andar por la vida.
Y mientras caminemos por el desierto,
que tu Espíritu, sólo tu Espíritu,
me empuje y guíe
a los corazones y a los oasis
en los que Tú estás presente,
aunque no lo invoque.
¡No me dejes caer en estas
ni en otras tentaciones!
Florentino Ulibarri
-----------------
Ayúdame a hacer silencio Señor, quiero escuchar tu voz. Toma mi mano,
guíame al desierto, que nos encontremos a solas, Tú y yo. Necesito
contemplar tu rostro, me hace falta la calidez de tu voz, Caminar
juntos…..callar para que hables tú.
Me pongo en tus manos, quiero revisar mi Vida, descubrir en que tengo que cambiar, afianzar lo que anda bien.
Ayúdame a dejar a un lado las prisas, las preocupaciones que llenan mi cabeza
Me
tienta la seguridad, el “saberlas todas”, tenerlo todo “clara”, no
necesitarte. Total, tengo todas las respuestas. Me tienta el activismo.
Hay que hacer, hacer y hacer. Y me olvido del silencio, aflojo en la
oración, ¿leer la Biblia?, para cuando haya tiempo…
Me tienta el
separar la Fe y la Vida. Leer el diario, ver las noticias, sin
indignarme evangélicamente, por la ausencia de justicia y la falta de
solidaridad. Me tienta la incoherencia de hablar mucho y hacer poco.
Mostrar facha de buen cristiano, pero adentro, donde tu y yo conocemos,
tener mucho para cambiar. Me tienta ser el centro del mundo, que los
demás giren a mi alrededor, que sirvan en el lugar de servir.
Me
tienta la falta de compromiso, hacerme el distraído. Acostumbrarme a que
otros sufran, y tener excusas razones, que no tienen nada de Evangelio.
Me tienta el dejarlo para mañana, cuando hay que empezar a cambiar hoy.
Me tienta creer que te escucho, Cuando escucho mi voz…
LLévame
al desierto Señor, despójame de lo que me ata, sacude mis certezas y
pon a prueba mi amor…Para empezar de nuevo, humilde y sencillo, con
fuerza y espíritu, para vivir fiel a tu mensaje de Amor."
Marcela Campagnoli
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 8 de marzo de 2025
Sábado, 8 de marzo 2025.San Juan de Dios.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 5, 27‑32
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
—«Sígueme.»
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un
gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número
de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus
discípulos, criticándolo:
—«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?»
Jesús les replicó:
—«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a
llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
No soy cristiano porque me apetece o por que me va bien. Como un día a
Leví, Jesús me llama a mi por mi nombre y yo intento seguirlo, con la
ayuda del Espíritu Santo.
Mi ser cristiano no se realiza en una comunidad de justos, de salvados,
de redimidos. Mi ser discípulo se desarrolla, desde la Iglesia comunidad
de discípulos, en medio de los hombres y de las mujeres, continuando la
misión de Jesús que “no ha venido a llamar a los justos sino a los
pecadores”.
Intento vivir esta cuaresma como una llamada de Jesús a la conversión, al cambio.
Señor, hoy he escuchado tus golpes a mi puerta,
fuertes pero delicados,
inesperados pero inconfundibles
("He aquí que estoy a la puerta y llamo":
"Ya es hora de despertar").
Puedo dar un nuevo giro a la llave
y atrancar por dentro
(no sería la primera vez).
Tú seguirías a mi puerta, cubierto de rocío,
esperando,
respetando mi libertad,
y yo iría perdiendo sensibilidad
para percibir el timbre de tu voz,
la fuerza insobornable de tus latidos
en el silencio de la noche.
Señor, no quiero seguir adormilado,
no me resigno a que despierte sólo
mi "yo superficial":
el yo de los sentidos y de las apariencias,
el yo que vive a flor de piel,
el yo que muere y se deshace,
el que no pasa la frontera.
Sacude las raíces más hondas de mi ser,
y haz que abra los ojos
ese "yo profundo" donde tú habitas
y te revelas,
donde resuena tu palabra
llamando a la conversión,
donde se realiza misteriosamente
la comunión de alma contigo.
Que no me quede en la corteza, Señor.
Enséñame a gritarte desde lo hondo,
a escucharte desde lo hondo,
a contemplarte con "los ojos del corazón",
a esperar como el guardián que no duerme
o como las vírgenes que esperan
con las lámparas encendidas.
Que toda mi historia, Señor,
se vaya convirtiendo en una vigilia
cada vez más clara, más lúcida, más luminosa.
Gracias a que tu cercanía acorta las distancias
y destruye la oscuridad.
Enséñame a reconocer tus señales
y a convivir contigo en la morada secreta
para poder luego darme a los hermanos.
Te lo pido para mí
y para todos y cada uno de ellos. Amén
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 7 de marzo de 2025
Viernes, 7 de marzo 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 9, 14-15
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole:
—«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»
Jesús les dijo:
—«¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos?
Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.»
mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los discípulos de Jesús no hacemos las cosas por no llamar la atención o
seguir la corriente a los demás; ni tampoco para llevar la contraria a
los que no comparten nuestras convicciones. Hacemos las cosas para
seguir a Jesús, para vivir como Él y estar en comunión con Él.
El ayuno no es lo más importante, no tiene valor en sí
mismo; nos sirve si es para nosotros un medio para estar con Jesús; nos
aparta de Dios si lo absolutizamos y hacemos del privarnos de cosas algo
más importante que el llenarnos de Dios.
Esta es la llamada que nos hace la Palabra para dar sentido a
nuestra “abstinencia” en este primer viernes de Cuaresma.
Señor Jesús, enséñanos el sentido del ayuno.
Concédenos sentir la necesitad de purificación interior;
para desintoxicarnos de la contaminación del pecado y del mal;
para templar nuestro espíritu en las saludables renuncias,
que nos libran de la esclavitud del egoísmo y los caprichos,
que nos ayudan a dominarnos y conducirnos a nosotros mismos.
Que sepamos ayunar de todo lo que nos separe de Ti,
aunque sea bueno,
de todo lo que nos encierra en nosotros mismos
y no nos deja mirar y amar a los hermanos.
Que nuestro ayuno de alimento y de cosas
nos impulse a comer el “alimento verdadero”,
que es hacer la voluntad del Padre;
nos anime a fortalecer la amistad contigo
y a alimentarnos de tu Palabra, de tu amor.
Que el ayuno nos ayude a vivir no para nosotros mismos,
a vivir para Ti, Señor, que nos amaste hasta la entrega,
y a vivir, también, para los hermanos.
Qué nuestro ayuno cuaresmal
sirva para compartir el hambre
de los que no tienen pan y amistad;
para sentir en nuestras carnes la angustia
de los que no pueden alimentar a los suyos;
para compartir con ellos lo nuestro
con más amor y más generosidad. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 6 de marzo de 2025
Jueves, 6 de marzo 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 9, 22‑25
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los
ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al
tercer día.»
Y, dirigiéndose a todos, dijo:
—«El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz
cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la
perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le
sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí
mismo?» Palabra del Señor.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El verbo triunfar no existe en el Evangelio. Jesús no recorre un camino
de éxito humano, si no un camino de rechazo, de sufrimiento, de muerte. Y
nos invita a seguirlo, a caminar a su lado: “en pos de mi”.
Jesús no es un masoquista, no busca el sufrimiento, no se fabrica la
cruz ni se la pone encima. Jesús asume la cruz que le toca desde la
experiencia del amor del Padre.
Jesús no nos invita a sufrir, nos invita a seguirlo, y para ello hay que
cargar con nuestra cruz, no con la que me gustaría o la que
masoquistamente me fabrico, sino con la que me toca. Ese camino de
seguimiento pasa por el dolor pero lleva a la Vida que no se acaba, a la
felicidad auténtica, profunda y verdadera; ese camino me lleva a
ganarme a mi mismo a ser y a vivir como Hijo de Dios.
¿Cuál es en esta cuaresma mi verdadera cruz? ¿Con qué actitudes la asumo
y la llevo? ¿Me siento acompañado y sostenido por Jesús y unido a las
demás personas con sus cruces?
Sí importa lo que vivimos,
cada decisión,
los caminos elegidos
y los abandonados.
Las palabras importan,
y los silencios,
y las preguntas.
Las encrucijadas
nos conducen
al amor o al vacío,
a lo cálido o a lo inhóspito
al prójimo o al espejo.
Cada paso deja una huella
en el mundo,
en el alma de los nuestros,
en la misma tierra que somos,
y en Dios.
Dios carga con muchos golpes
y algún que otro abrazo.
Sigue creyendo en nosotros.
Dios a veces llora,
y espera.
Somos libres,
y eso asusta.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
------------------------
Señor,
¡qué difícil es no intentar
guardar la propia vida!
A fin de cuentas es lo único que tenemos.
Quizás no hemos entendido aun que nuestra vida no es nuestra sino tuya,
que somos un regalo,
que nos quieres incondicionalmente,
que somos creados por ti a tu imagen y semejanza.
Pretender guardar la propia vida
es quizás un modo de expresar
nuestro deseo de que no pase el tiempo,
de que no nos hagamos mayores,
de que queremos vivir sin final,
de que nos asusta el misterio de la vida.
Señor,
perder la vida se puede perder por muchas razones: por irresponsabilidad,
por egoísmo, por imprudencia,
por desgaste, por hacer demasiadas cosas…
Pero tú quieres que la perdamos para ganarla, nos recuerdas
que hay que morir para resucitar,
que hay que comprometerse con la vida para que la vida sea plena,
que hay que gastarse
para que nuestra vida dé frutos.
Señor,
haz que no pretenda tanto guardar mi vida como perderla,
preservarla sino ponerla al servicio
de los otros,
poseerla sino entregarla generosa
y confiadamente.
Sólo así viviré con hondura
según tu voluntad.
Que así sea.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.