1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 4, 14‑22a
En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con
la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca.
Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan. Fue a Nazaret, donde se
había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y
se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del
profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba
escrito:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.
Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista.
Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.»
Y,
enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la
sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: —«Hoy se
cumple esta Escritura que acabáis de oír.»
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Jesús se presenta en la sinagoga de su pueblo. Y allí
anuncia con claridad cuál es su misión. Indirectamente nos está diciendo
quién es: el Mesías que anunciaron Isaías y todos los profetas. ¿Cuál
es realmente tu misión en la vida? ¿a qué te llama Dios?
B. En la
misión de Jesús ocupan un lugar preferente los pobres, los cautivos,
los ciegos, los oprimidos, los ciegos... ¿y en tu misión, en tu vida de
cada día ¿qué lugar ocupan? ¿qué te dice Dios? ¿qué le dices?
Me alegro
por quien sale del lodo
y recobra la esperanza.
Por el hombre
que aprende a amar,
escribiendo una historia
llena de cotidianeidad
y algún que otro instante mágico.
Por ti,
que das a Dios
una oportunidad.
Y por ella,
que no se deja vencer
ante lo injusto.
Me alegro por aquel
que planta cara al miedo;
por ese otro,
que perdona
y sigue adelante.
Por mí,
porque amo, y río, y lloro,
y creo, y dudo,
y estoy vivo.
Y porque nunca estamos solos,
me alegro contigo,
Dios-con-nosotros.
C.
Hoy también se cumple esta Palabra. El Espíritu de Dios está sobre ti y
sobre cada persona. Y nos da fuerza para desarrollar nuestra misión.
"Gracias Señor por tu Espíritu"
"Espíritu Santo, condúcenos, fortalécenos"
Habla el espíritu, y dice: ‘ahora’.
Señala a Dios
encarnado en caminante
de pasos incansables,
ávido de vida, de paz y de justicia.
Habla el espíritu y acalla el ruido.
Apunta al ciego y susurra: ‘un día verás’.
Señala al preso y promete: ‘serás libre’.
Acuna al herido y calma su dolor.
Habla el espíritu, con estruendo o bajito,
en palabras y gestos, en destellos divinos
y el que lo escucha se sabe enviado;
se siente elegido, se comprende hijo.
Habla el espíritu, y nos dice: ‘ahora’.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 10 de enero de 2025
Viernes, 10 de enero 2025.
jueves, 9 de enero de 2025
Jueves, 9 de enero 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 45‑52
Después que se saciaron los cinco mil
hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la
barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él
despedía a la gente.
Y después de despedirse de ellos, se retiró al
monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y
Jesús, solo, en tierra.
Viendo el trabajo con que remaban, porque
tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando
sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo.
Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado.
Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice: —«Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.»
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento.
Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. El miedo paraliza, no deja crecer, si no se supera. A veces tenemos
miedo incluso de las personas que queremos, hasta Jesús nos PUEDE
parecer un fantasma. ¿cuáles y cómo son tus miedos?
B. Jesús
nos repite, no se cansa de decirnos: "Animo, soy yo, no tengáis miedo".
Dejemos que resuenen estas palabras en el corazón.
C. El remedio contra el miedo es la fe, y el alimento de la fe es la oración: "se retiro a la montaña a orar".
"Creo, Señor, pero aumenta mi fe"
"No me dejes caer en la pereza para rezar"
Yo te amo, Señor, porque estás conmigo.
Tú eres como peña segura, como un alcázar.
Tú eres mi liberador, mi roca, mi refugio.
Eres mi fuerza salvadora, el escudo que me protege.
Cuando me siento en peligro,
cuando me cerca el mal y la mentira
tendiéndome sus redes, tú, Señor,
escuchas mi llamada y das respuesta a mi súplica.
Tú eres, Señor, el único que permanece.
Todo pasa, todo se acaba, todo tiene muerte.
¡Sólo tú vives para siempre!
Por eso, Señor, he puesto mi confianza en ti.
Señor, tú enciendes mi lámpara;
Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.
Fiado en ti me meto en la lucha,
fiado en ti asalto las dificultades.
Vale la pena andar por tu camino.
Por lo grande que has sido conmigo,
te doy gracias en medio de los hombres,
porque me acompañas siempre y me vistes de poder
en la fuerza de tu Espíritu, te doy gracias.
No tengo miedo, me siento seguro en ti.
Tú eres el valor y el ánimo de mi lucha.
Tú eres, Señor, Dios que salva.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 8 de enero de 2025
Miércoles, 8 de enero de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 34-44
En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos,
porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: - «Estamos
en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y
aldeas de alrededor y se compren de comer.»
El les replicó:- «Dadles vosotros de comer.»
Ellos le preguntaron: - «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo: - «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.»
Cuando lo averiguaron le dijeron: - «Cinco, y dos peces.»
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en
grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta.
Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos
para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.
Los que comieron eran cinco mil hombres.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. El Evangelio de hoy nos ayuda a entender mejor qué significa el
Adviento y la Navidad: Dios viene porque se da cuenta de nuestras
necesidades, porque tiene compasión de nosotros.
Señor Jesús, tienes compasión de los que no te encuentran y te acercas a todos,
Tienes compasión de los que te tememos y te haces pequeño.
Tienes compasión de los que somos demasiado duros y te manifiestas como ternura.
Gracias, Jesús.
Tienes compasión de los que tenemos hambre y te conviertes en pan de vida.
Tienes compasión de los que no te entendemos y te haces Palabra.
Tienes compasión de los que nos sentimos solos y perdidos y te haces nuestro compañero de camino.
Gracias, Jesús.
Tienes compasión de los que sufren en su cuerpo o su alma y te presentas como nuestro médico y medicina.
Tienes compasión de los que somos perezosos para servir y te haces nuestro esclavo.
Tienes compasión de los que pecamos y cargas con las consecuencias de nuestros errores.
Gracias, Jesús.
Tienes compasión de los que nos cuesta entregarnos y te ofreces por nosotros en la cruz.
Tienes compasión de los que tenemos la muerte y con tu resurrección abres las puertas de la Vida eterna.
Tienes compasión de los somos cobardes y miedosos y nos regalas la fuerza de tu mismo Espíritu.
Gracias, Jesús.
B. Y nosotros, ¿vemos las necesidades de los hermanos, tenemos compasión, actuamos?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 7 de enero de 2025
Martes, 7 de enero de 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 4, 12‑17. 23‑25
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que hablan arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el
territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el
profeta Isaías:
«País de Zabulón y país de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló.»
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
—«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el
Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.
Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos
aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados,
lunáticos y paralíticos. Y él los curaba.
Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Trasjordania.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. "Una luz les brilló". Una luz nos ha brillado, una luz que ilumina no
sólo el día de Navidad, ilumina todos nuestros días. ¿Te estás dejando
iluminar por Dios? ¿qué le dices?
Parecía que no había esperanza.
Que el mundo se resquebrajaba
entre balas y trincheras.
Un manto de olvido
había cubierto la fraternidad.
Un hombre encaraba a otro
a cara de perro, a grito de odio.
Cada quién peleaba, desquiciado,
por reforzar su puerta
por elevar su tapia,
por aislar su parcela.
Recelosos se miraban, de soslayo,
los vecinos.
Un silencio agobiante
envolvió los corazones.
Cada ciudad se transformó
en un inmenso carnaval
que enmascaraba la verdad
tras muecas pintadas.
Hasta que llegó el profeta.
Su sentencia firme rompió el embrujo:
“Mirad que llega vuestro Dios”.
Lo dijo bajito,
lo repitió más fuerte
y otras voces se sumaron a la suya.
Como un río poderoso
el verbo se hizo promesa
y despertó la ilusión dormida.
Nadie podrá evitar
que el amor tenga
la última palabra.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
B. "Convertíos...". Si Dios se ha hecho niño, pobre, pequeño,
necesitado, tierno, pacífico... no podemos permanecer como siempre. Hay
que convertirse. Hay que dejarse convertir por Dios. Hay que contemplar a
Jesús recién nacido y dejar que él nos convierta. ¿qué te dice? ¿qué te
pide?
C. "... porque está cerca el Reino de cielos". No nos convertimos por
miedo al castigo o a la venganza de Dios. Nos convertimos porque está
cerca, porque nos ama, porque su ternura nos conmueve, porque su ejemplo
nos arrastra...
"Ayúdame a sentir tu misericordia"
D. Si Dios está cerca, puedo vivir en paz...
Me siento feliz al decir estas palabras: “Tú eres mi Dios, en tus
manos están mis azares.” Se me quita un peso de encima. Descanso y
sonrío en medio de un mundo difícil. “Mis azares están en tus manos.”
¡Benditas manos¡ ¿Y cómo he de volver a dudar, a preocuparme, a
acongojarme pensando en mi vida y en mi futuro, cuando sé que está en
tus manos? Alegría de alegrías, Señor, y favor de favores.
“Mis
azares”. Buena suerte, mala suerte; altos y bajos; penas y gozos. Todo
eso es mi vida, y todo eso está en tus manos. Tú conoces el tiempo y la
medida, tú sabes mis fuerzas y mi falta de fuerzas, mis deseos y mis
limitaciones, mis sueños y mis realidades. Todo eso está en tu mano, y
tú me amas y quieres siempre lo mejor para mí. Esa es mi alegría y mi
descanso. Que esa fe aumente en mí, Señor, y acabe con toda ansiedad y
preocupación en mi vida.
Desde luego que seguiré trabajando por
mis “azares” con todas mis fuerzas y con toda mi alma. Soy trabajador
incorregible, y no he de bajar las miras ni disminuir el esfuerzo, pero
ahora lo haré con rostro alegre y corazón despreocupado, porque ya no
estoy atado a conseguir el éxito por mi cuenta. Esos “azares” están en
tus manos, y bien se encuentran allí. Yo ahora puedo sonreír y cantar,
porque por primera vez empiezo a sentir que el yugo es suave y la carga
ligera Mi esfuerzo seguirá, pero desde ahora el resultado está en tus
manos, es decir, fuera de mi competencia y, por consiguiente, fuera de
mi preocupación.
La paz ha vuelto a mi alma desde que yo he
aprendido las benditas palabras: “Tú eres mi Dios, en tus manos están
mis azares” (adatación del Salmo 30 - Carlos G. Vallés)
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 6 de enero de 2025
Lunes, 6 de enero de 2025.Epifanía (Santos Reyes)
Epifanía (Santos Reyes)
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 2, 1‑12
Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
—«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.»
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él;
convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó
dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
—«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
"Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las
ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi
pueblo Israel."»
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el
tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén,
diciéndoles:
—«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.»
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la
estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a
pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa,
vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron;
después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y
mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Los magos de Oriente no se conforman con su verdad, buscan algo más,
dejan su seguridad y comodidad, se ponen en camino, preguntan para
encontrar algo o alguien...
Es verdad que en la vida nunca encontraremos a una persona más grande
que Jesucristo, pero también es cierto que Cristo es muy grande y el
conocimiento y la experiencia que tenemos de él muy pequeños.
"Señor, perdona mi conformismo que no me deja crecer"
"Haznos buscadores de tu verdad"
"Gracias por las personas que te buscan cada día"
B. Para encontrar a Dios, para conocerle más profundamente, tenemos que
estar atentos a los signos luminosos de su presencia: en nuestros
sentimientos y experiencias, en las personas, en su Palabra, en la
comunidad cristiana... ¿Cómo buscas a Dios? ¿cómo lo podrías buscar
mejor? ¿qué le dices?
C. Esta fiesta de Reyes se llama también Epifanía. Epifanía significa
manifestación. Celebramos la manifestación de Dios a todos los pueblos,
no sólo a Israel. Los magos son representantes de todos los pueblos.
Dios no ha nacido para un pueblo, para un grupo, para unos pocos. Ha
nacido para todos.
"Gracias Señor por manifestarte también a mi"
"Danos fuerza para anunciarte a todos"
"Ensancha mi corazón y mi generosidad"
Señor, has puesto en nuestro corazón el deseo de ser felices,
la esperanza de disfrutar cada día un amor más grande,
el sueño de vivir en un mundo nuevo, en el que reine la paz.
Sólo Tú, Señor, puedes darnos esa felicidad, ese amor y esa paz.
Somos la obra de tus manos, Señor. Nos hiciste para Ti
y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en Ti.
Para encontrarte, hay que dejar comodidades, rutinas y egoísmos
y ponernos en camino, como los magos de Oriente;
hay que estar atentos para descubrir las estrellas
que brillan en nuestro corazón y nuestro mundo;
hay que tener unos ojos limpios, para reconocerte en un bebé,
en cada persona, en cada acontecimiento, en el pan que comulgamos.
Danos un corazón agradecido y generoso que sepa adorarte,
que sepa reconocer tu grandeza en el niño más pequeño y pobre
y ofrecerte con amor lo que sabemos, lo que tenemos, lo que somos.
-----------
Señor:
En este mundo insolidario y frío
queremos buscarte.
En los barrios marginales y zonas periféricas
queremos encontrarte.
En los que esta sociedad esconde y olvida
queremos verte.
En los que no cuentan para la cultura dominante
queremos descubrirte.
En los que carecen de lo básico y necesario
queremos acogerte.
En los que pertenecen al reverso de la historia
queremos abrazarte...
En los pobres y marginados de siempre,
en los emigrantes y parados sin horizonte,
en los drogadictos y alcohólicos sin presente,
en las mujeres maltratadas,
en los ancianos abandonados,
en los niños indefensos,
en la gente estrellada,
en todos los heridos
y abandonados al borde del camino
queremos buscarte,
encontrarte,
verte,
descubrirte,
acogerte,
abrazarte.
Florentino Ulibarri
-----------
En Navidad,
buscar es mi oficio;
encontrar, tu regalo gratuito;
y compartir, el desafío abierto
que tengo todos los días
que sueño,
vivo
y gozo
las buenas nuevas
que nacen en tu regazo
y dejas en mis manos.
Y cuando no es Navidad
por el tiempo,
el clima,
los sentimientos
o los hechos...
¡lo mismo!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 5 de enero de 2025
Domingo,5 de enero de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 1, 1‑18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan:
éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe.
No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre.
Al mundo vino, y en el mundo estaba;
el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal,
ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria:
gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Éste es de quien dije:
"El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."»
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado ha conocer.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. La Palabra de Dios nos recuerda el acontecimiento que celebramos, no
vaya a ser que se nos olvide: Dios se ha hecho carne. Se ha hecho hombre
para que nosotros seamos divinos, ha venido a las tinieblas para que
tengamos su luz, se ha hecho mortal para darnos vida eterna, se ha hecho
nuestro hermano para que seamos hijos de Dios. Y acogerlo no es cosa de
un día. ¿Quieres seguir acogiéndolo? ¿Qué le dices?
B. Jesús es
la Palabra. En la Palabra había vida. Jesús nos trae vida, vida
abundante, vida eterna... vida para ti, para todos. Acoger a Jesús es
acoger la vida. Anunciar a Jesús es ofrecer vida.
"Señor, gracias por compartir tu misma vida"
"Dame sabiduría y fuerza para llevar tu vida a los hermanos"
C.
La Palabra es la luz de los hombres. La luz de Jesús, de su evangelio
nos ayuda a ver distinto, a ver con más claridad, a ver con más amor,
con más esperanza. Con la luz de Jesús nos comprendemos y conocemos
mejor.
"Gracias Señor por tu luz, por la luz de tu Palabra"
"Señor, que tú seas siempre nuestra luz"
Jesús, Tú eres la Palabra eterna de Dios
la Palabra que nos crea y nos sostiene cada día,
la Palabra que nos descubre la sabiduría,
la Palabra que nos trae la luz y la vida de Dios,
la Palabra que nos declara hijos e hijas del Padre.
Jesús, Tú eres la Palabra de Dios hecha carne,
Tú sigues presente en la carne,
en la carne dolorida de los enfermos,
en la carne debilitada del hambriento,
en la carne agotada del anciano,
en la carne palpitante del niño,
en la carne cercana del amigo,
en la carne cálida de unos padres,
en la carne amada del esposo o la esposa...
Vienes a tu casa, a nuestra casa y a veces no te recibimos.
¿Qué nos pasa, Señor? ¿Estamos ciegos?
¿Somos demasiado orgullosos para aceptar tu amor?
¿Preferimos vivir sin un Padre que nos cuide?
Pero, Tú sabes, Jesús, que en el fondo queremos acogerte,
porque sólo Tú tienes palabra de vida eterna,
porque tu luz nos ayuda a vernos y a ver mejor,
porque tu amor nos permite gozar y sufrir con esperanza,
porque nuestro mundo necesita tu Palabra, tu luz y tu vida.
Danos un corazón humilde y confiado, que sepa acogerte.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 4 de enero de 2025
Sábado,4 de enero de 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 1, 35‑42
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
—«Este es el Cordero de Dios.»
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo segarían, les pregunta:
—«¿Que buscáis?»
Ellos le contestaron:
—«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
El les dijo:
—«Venid y lo veréis.»
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con el aquel día; serían las cuatro de la tarde.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y
siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
—«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)» Y lo llevó a Jesús.
Jesús se le quedo mirando y le dijo:
—«Tu eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Los discípulos de Juan siguen a Jesús, porque el propio Juan les
indica el camino. Simón sigue a Jesús por la invitación de su hermano
Andrés. Dice el Evangelio: “lo llevo a Jesús”.
“Gracias, Señor, por todas las personas que me han acercado a ti”
“A veces quiero que me sigan e impido que te sigan. Perdóname, Señor”
“Dame Señor arrojo y tino para anunciar que Tú eres el camino”
B. ¿Qué buscáis? ¿Qué buscas? ¿Dónde buscas tu felicidad? ¿Dónde crees
que la vas a encontrar? ¿Vas por el camino acertado? ¿Buscas tu
felicidad en Dios, en el Evangelio? ¿Qué le dices a Jesús?
C. Venid y lo veréis. Jesús no responde a los discípulos de Juan con un
gran discurso. Los invita a vivir una experiencia. ¿Conocemos a Jesús de
oídas o hemos hecho la experiencia de estar con Jesús? ¿A qué
experiencias podemos invitar a las personas que buscan el sentido de su
vida? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Tú nos invitas a ponernos en camino,
a salir de nuestras casas (situaciones, miserias, enfermedades, dolencias)
y a recorrer un itinerario de fe,
un camino en el que los que te sigan
irán descubriendo y respondiendo
a la pregunta por tu identidad.
La gente pregunta quién eres
y tú respondes “venid y lo veréis”,
“llamad y se os abrirá”,
“amad por encima de todo”,
“perdonad hasta setenta veces siete”,
“construid vuestra casa sobre la roca”,
“sembrad con perseverancia y sed pacientes”…
…porque tú nos quieres en camino, en movimiento, en acción
y en este no parar te nos descubres tal cuál eres.
Dame la oportunidad de acercarme a ti,
de preguntarte quién eres
y de conocer la respuesta
en el seguimiento fiel a tu persona y a tu proyecto,
a tu evangelio y a la misión. Así sea.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.