Jueves de la 27ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 11, 5-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno de vosotros
tiene un amigo y viene a medianoche para decirle: «Amigo, préstame tres
panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que
ofrecerle».
Y, desde dentro, el otro le responde: «No me molestes; la puerta está
cerrada; mis niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme para
dártelos».
Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los
da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le
dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis,
llamad y se os abrirá; porque quien pide, recibe, quien busca, halla, y
al que llama, se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una
piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un
huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis
dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial
dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Posiblemente, el pecado que más nos separa de Dios es el orgullo, la
autosuficiencia, pensar que podemos construir nuestra vida al margen de
Dios, aunque de vez en cuando recemos algo. Y el mejor remedio contra
este pecado es la oración de petición, continua, insistente... Sólo así
nos daremos cuenta de que todo es gracia, todo es don de Dios.
Vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el
don más grande, más útil, más hermoso. Y Dios nos lo ofrece
continuamente. Sin embargo, no aspiramos a los dones mejores y pedimos
muchas veces cosas que no nos convienen, o que no nos darán la felicidad
que busca nuestro corazón.
Si al pensar en mis hijos
me emociono más de lo que a veces quiero;
si al mirarlos cada día
creo que son joyas inmerecidas;
si al verlos en peligro
corro a socorrerles con el corazón en vilo;
si cuando hacen alguna fechoría
estoy deseoso de perdonarlos;
si cuando desbaratan mis planes
tiendo siempre a justificarlos;
si cuando tengo que corregirlos
sólo sé hacerlo con cariño;
si cuando los castigo aún convencido
me duele en lo más íntimo:
si cuando piden perdón
me derrito aunque vuelvan a hacer lo mismo;
si cuando ríen sus ocurrencias
me parecen pillos en fiesta;
si cuando estoy con ellos
camino lleno de vida y muy erguido...
Y si cuando se me pierden
me encuentro perdido
hasta encontrarlos y recuperarlos
sanos y salvos.
Si esto me pasa a mí,
que no soy bueno,
que a veces desconfío de ellos
y de mí mismo,
que sólo soy un aprendiz de tus deseos...,
¡qué no te pasará a Ti,
que eres bueno,
que tienes un corazón de ensueño
y que no sabes desconfiar de nosotros
aunque nos hayamos ido lejos!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 10 de octubre de 2024
Jueves, 10 de octubre de 2024
miércoles, 9 de octubre de 2024
Miércoles,9 de octubre de 2024
Miércoles de la 27ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 11, 1-4
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de
sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus
discípulos.
El les dijo:
Cuando oréis, decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino,
danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos
dejes caer en la tentación».
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Pocas explicaciones necesita el Padre nuestro. Te proponemos que los
reces despacio una vez y después te centres en aquellas palabras en las
que hayas encontrado consuelo, o sentido una llamada, o te hayan
provocado alguna resistencia interior.
Acoge el “Hijo mío”, que Dios te reza y después respóndele:
Hijo mío, que estás en la tierra.
Haz que tu vida sea el mejor reflejo de mi nombre.
Adéntrate en mi reino,
en cada paso que des,
en cada decisión que tomes,
en cada caricia y cada gesto.
Constrúyelo tú por mí, y conmigo.
Esa es mi voluntad, en la tierra y en el cielo.
Toma el pan de cada día,
consciente de que es un privilegio
y un milagro.
Perdono tus errores,
tus caídas
tus abandonos…
pero haz tú lo mismo
con la fragilidad de tus hermanos.
Lucha para seguir el camino correcto en la vida,
que yo estaré a tu lado.
Y no tengas miedo,
que el mal no ha de tener, en tu historia,
la última palabra.
Amén.
adaptación del Padrenuestro,
de José Mª Rodríguez Olaizola, sj
Jesús disfruta rezando y los discípulos, al verlo, piden que les enseñé a rezar:
Padre, ayúdame sentir la alegría de ser tu hija y a tratar a los demás como hermanos.
Nuestro, no dejes que me aísle en mi egoísmo.
Que estás en los cielos; tan cerca y tan lejos; te dejas tocar, pero no te dejas atrapar.
Santificado sea tu Nombre; y que yo te ame con todo el corazón, con toda el alma y con todas mis fuerzas.
Venga a nosotros tu Reino. Reina en mi vida y dame fuerza para trabajar para extender tu Reino de justicia, de verdad, de paz.
Hágase tu voluntad y dame confianza para acogerla como camino de vida para mí y para los hermanos.
Danos hoy nuestro pan, danos el pan tierno de tu amor en la
Eucaristía. Danos un corazón generoso para compartir con los pobres y
con los que sufren, con los que tienen hambre de pan y de esperanza.
Perdona nuestras ofensas y ayúdanos a comprendernos y a comprender, a perdonarnos y a perdonar.
No nos dejes caer en tentación; dame luz y fuerza para descubrir y
vencer los engaños que me alejan de ti, de los hermanos, de mi propia
felicidad.
Líbranos del mal y ayúdanos a vencerlo sólo a fuerza de bien.
Amén. Así sea, en mí y en todas tus criaturas. Amén.
Para comprender mejor el significado del Padre nuestro, puedes descargar este powerpoint.
Para descargar, sitúa el ratón encima de la palabra powerpoint, pincha
con el botón derecho y escoge la opción “Guardar destino como...” y
elige la carpeta donde lo quieras guardar.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 8 de octubre de 2024
Martes,8 de octubre de 2024
Martes de la 27ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se
paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola
con el servicio? Dile que me eche una mano."
Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con
tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y
no se la quitarán."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Andas inquieta y nerviosa con tantas cosas. Es cierto. A veces perdemos
los papeles y nos convertimos en esclavos de la actividad. El mismo
Señor que nos llama tantas veces a socorrer al tirado en el borde del
camino, que nos envía a curar y a anunciar el Evangelio, nos invita a
seguir el ejemplo de María, a disfrutar de su presencia y de su palabra.
Si supiéramos pararnos de vez en cuando para estar con el Señor... ¡cómo cambiaría nuestra vida!
En cierta ocasión preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta que hacía
cuando tenía muchísimo trabajo y contestó convencida: “rezar más”.
El que reza bien tiene más fuerza, más alegría, más amor, más voluntad
para trabajar para los demás. Acción y oración no se contradicen. Y si
se contradicen es que no rezamos bien o nuestro compromiso está
desenfocado.
¿Cómo lo vives? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, mi vida no es vida auténtica. Porque vivo deprisa, porque huyo
del silencio, porque prefiero tener a ser, pongo condiciones, porque
sospecho de Ti, Señor; porque aborrezco el riesgo de optar y renunciar.
Así, Señor, nunca conoceré, por más que lo intente, ni el sabor de la
paz, ni el precio de la alegría, ni el sentido de las lágrimas, ni el
gusto de la vida, ni el encanto de la amistad, ni el valor del silencio,
ni el milagro del amor.
Por eso te pido, Señor, que tu Espíritu me ayude a crecer en
serenidad y silencio, en contemplación y escucha; a tener valor para
fiarme de Ti, avanzando por el camino que me señalas y renunciando a
todo lo que me aleje de Ti; a entregarme sin condiciones, del todo y
para siempre.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 7 de octubre de 2024
Lunes,7 de octubre de 2024.Bienaventurada Virgen María del Rosario
Bienaventurada Virgen María del Rosario
Lunes de la 27ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 10, 25-37
En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
El le dijo: ¿Qué está escrito en la Ley? , ¿qué lees en ella?
El letrado contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con
toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo
como a ti mismo».
El le dijo: Bien dicho.
Haz esto y tendrás la vida.
Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
Jesús dijo: Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de
unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon,
dejándolo medio muerto.
Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo.
Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al
verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles
aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una
posada y lo cuidó.
Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:
Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en
manos de los bandidos ? El letrado contestó: El que practicó la
misericordia con él.
Díjole Jesús: Anda, haz tú lo mismo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Para rezar con este evangelio, proponemos que vayas contemplando cada
uno de los personajes y te identifiques con cada uno de ellos:
1. Bandidos. Es duro sentirse bandido, pero lo cierto es que a veces con
lo que decimos o callamos, con lo que hacemos u omitimos, dejamos a la
gente herida. Pedimos perdón.
2. Levita y sacerdote. Nos damos cuenta de la situación del que está
tirado, pero nunca es buen momento para ayudarle. Tenemos prisa,
miedo... Pedimos perdón y fuerza para convertirnos.
3. Samaritano. Sin embargo, tenemos que reconocer que en ocasiones somos
capaces de cambiar nuestro plan y ofrecer al hermano tiempo, cariño,
dinero... Damos gracias a Dios. Él nos ha dado todo lo que tenemos y la
generosidad necesaria para compartirlo.
4. Malherido. A veces también nos sentimos así: en la cuneta, olvidados,
solos, heridos... Se nos rompe el corazón cuando los demás pasan de
largo. Y nos alegramos cuando se aproxima un samaritano. En cada
samaritano, Jesús mismo se acerca para cuidarnos, para curarnos. Damos
gracias a Dios por todos los samaritanos que Dios ha puesto en nuestro
camino.
Dame, Señor, unos ojos de fe
para descubrir que Tú eres
mi buen samaritano.
Te duelen mis sufrimientos
y te acercas a mí para curarme
en los niños y en las personas sencillas,
en todos los que me ofrecen amor y perdón,
en la belleza de la creación,
en la celebración de la Eucaristía
Tú compartes conmigo tu amor,
tu palabra, tu Cuerpo y tu Sangre.
Que la fuerza de tu Espíritu
me impulse a ser buen samaritano.
Señor, danos una mirada y un corazón
que no pasen de largo
ante las personas necesitadas
de atención, alimento o esperanza.
Que la Comunión contigo me ayude a
romper mis planes y compartir mi tiempo y mi dinero,
a trabajar por una Iglesia
que sea compasiva y samaritana.
------------------------
Estar al lado...
del hermano que no tiene fuerzas,
del que avanza triste y cargado,
del que se queda caído en la orilla,
del que no puede curar sus heridas,
del que no sabe hacia dónde camina.
Estar al lado...
de la situación que nos abruma,
de la emergencia que surge cada día,
de lo inesperado que nos desborda,
de lo que todos dejan pasar de largo,
de lo que se esconde para que no se vea.
Estar al lado...
de este mundo que es el nuestro,
de esta realidad que es la nuestra,
de este momento que es el nuestro,
de esta Iglesia que es la nuestra,
de este proyecto que nos hace hermanos.
Estar al lado...
de lo que está desfigurado,
de lo que no tiene voz ni peso,
de lo que clama abatido,
de lo que es rechazado por todos,
de lo que ya no sabe qué hacer.
Estar al lado...
de lo que Tú sabes y conoces,
de lo que Tú quieres tiernamente,
de lo que Tú buscas a cualquier hora,
de lo que Tú nos propones,
de lo que Tú estás siempre.
Estar al lado...
humildemente, como me enseñaste,
sin arrogarme privilegios,
con el corazón tierno y atento,
siendo servidor de todos,
como el último de tus amigos,
sintiéndome tu elegido.
Estar al lado...
como hermano solidario,
como anónimo creyente,
como hijo querido,
como aprendiz de discípulo,
como compañero de camino.
Estar al lado, aunque no lo sepamos.
¡Y que venga lo que tiene que venir!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 6 de octubre de 2024
Domingo,6 de octubre de 2024
Domingo de la 27ª semana del t.o. B
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 10, 2‑16
En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba:
—«¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó:
—«¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron:
—«Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo:
—«Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio
de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el
hombre a su padre y a su madre, se unírá a su mujer, y serán los dos una
sola carne". De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que
Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo:
—«Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio
contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con
otro, comete adulterio.»
Le acercaban niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
—«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que
son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el
reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Leyendo el Evangelio nos damos cuenta de que a veces Jesús se muestra
más condescendiente que la ley de Moisés. De hecho, Jesús y sus
discípulos son acusados de incumplir la ley que prohíbe trabajar el
sábado o la ley del ayuno. Sin embargo, Jesús es más exigente que la ley
en otros asuntos, por ejemplo en todo lo que se refiere al matrimonio.
Jesús, en el evangelio de hoy, rechaza la posibilidad de divorcio que
admitió Moisés, por la terquedad del pueblo.
¿Por qué “endurece” Jesús en este aspecto la ley de Moisés? El Evangelio
no nos lo dice, pero podemos comprender cómo Jesús busca el bien de las
personas: el bien del esposo y el de la esposa, el bien de los hijos y
de la sociedad.
Además, Jesús quiere acabar con la discriminación que sufría la mujer.
Sólo el hombre podía divorciarse de la mujer. No viceversa.
Oramos por las familias:
Haz de nuestras familias comunidades de vida y amor.
Que no haya sospechas, porque Tú nos das comprensión.
Que no haya amargura, porque Tú nos das alegría.
Que no haya egoísmo, porque Tú nos das fuerza para servir.
Que no haya rencor, porque Tú nos das el perdón.
Que no haya abandono, porque Tú estás con nosotros.
Que sepamos marchar hacia Ti en nuestro diario vivir.
Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio.
Que cada noche nos encuentre con más unión.
Que cada día sepamos aprender unos de otros
Que sepamos tener la puerta abierta a cuantos nos necesiten.
Que nos esforcemos en el consuelo mutuo.
Que hagamos del amor un motivo para amarte más.
Que demos lo mejor de nosotros para ser felices en el hogar.
Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro
nos concedas hallarnos unidos para siempre en Ti.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 5 de octubre de 2024
Sábado, 5 de octubre de 2024. Témporas de acción de gracias y de petición
Témporas de acción de gracias y de petición
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 7,7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Pedid y se os dará,
buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe,
quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros
le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado,
¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar
cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará
cosas buenas a los que le piden!
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Aunque Dios sepa todo lo que necesitamos antes de pedírselo, presentemos
a Dios nuestra pobreza, la pobreza del mundo... Cuando pedimos,
reconocemos nuestra realidad, crece nuestra confianza en la bondad de
Dios y, si nos conviene, Él nos da fuerza para hacer realidad nuestra
petición.
En el comienzo de un nuevo curso tomamos conciencia de todos los dones
que hemos recibido en el pasado y en presente y pedimos la gracia de
afrontar el futuro con esperanza.
Dame, Señor, memoria
para recordar tu paso en mi vida,
tu voz en mis años,
tu huella en mi historia.
Dame, Señor, lucidez,
para aprender
en los errores cometidos,
en las tareas afrontadas,
en los sueños concebidos
y las metas alcanzadas.
Dame, Señor, gratitud
para evocar los momentos
de fiesta, los días de risa,
los instantes en que todo encaja,
pero dame también la libertad
para dejarlos ir.
Dame, Señor, confianza
para hoy. Para recordar
que este día, cada día,
es tiempo de vivir, luchar,
amar, anhelar
y a veces desesperar.
Dame ocasión
para reír y callar,
para el esfuerzo y la calma.
Que comprenda
que en cada jornada
está la vida entera
con sus pequeñas historias
y sus grandes misterios.
Que cada hoy está
alumbrando posibilidades.
Que tú siempre estás.
Dame, Señor, valentía
para perseguir un mañana posible
para imaginar tu Reino,
para abrirte puertas en los muros
que se levantarán en los caminos.
Dame, Señor, entusiasmo
para alzarme, cada día,
con la fuerza de tu espíritu
que ilumina, alienta, empuja,
que exige, incita, inquieta,
que emociona hasta las lágrimas
y sosiega en las tormentas.
Todo eso dame, que yo, por mi parte,
te ofrezco mi tiempo.
Que tú lo recorras y habites.
Que seas Señor de mis días,
bandera en mi torre
pasión en mi senda.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 4 de octubre de 2024
Viernes, 4 de octubre de 2024.San Francisco de Asís
San Francisco de Asís
Viernes de la 26ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 10, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús:
¡Ay de ti Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se
hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían
convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza.
Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; quien a vosotros os
rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha
enviado.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
En Corazaín y en Betsaida Jesús había hecho la mayor parte de sus
milagros. Sin embargo, sus habitantes tenían el corazón endurecido. No
reconocieron las maravillas que Jesús hizo y, por consiguiente, no se
convirtieron.
Este evangelio es una llamada a reconocer todo lo que Dios ha hecho por
nosotros, por nuestras comunidades y grupos, por nuestra familia... y a
vivir de acuerdo con el don recibido, a mostrar nuestro agradecimiento
en la oración y con la vida.
El que no escucha a los hermanos, a quienes ve, difícilmente va a
escuchar a Dios, a quien no ve. No se puede escuchar a Dios, si no
escuchamos a los hermanos ¿Cómo funciona tu oído? ¿Qué te dice Dios?
¿Qué le dices?
Para poder responder a Dios y a los retos dela vida, es necesario ser conscientes y agradecer todo lo que hemos recibido.
Te doy gracias, Señor,
porque eres bueno conmigo.
porque es constante y eterno
tu amor conmigo.
Tú haces grandes
maravillas:
la potencia del Universo,
el misterio de la Vida,
la fuerza del Amor,
mi propio ser.....
porque es constante y eterno
tu amor con todo
y también conmigo.
Me sacaste de aquello
que un tiempo me hizo esclavo,
con mano tensa y fuerte brazo
como 'tira de uno' aquel que es buen amigo...
porque es constante y eterno
tu amor conmigo.
Cuando no tenía fuerzas,
me abriste el camino:
pasé y fui salvado por Ti
de la esclavitud;
sentí en mi vida una vez más
que es constante y eterno
tu amor conmigo.
Me llevas al desierto,
pero vienes conmigo,
me sacas...
y me guías a tu estilo,
haciendo brotar fuera
aquello que en mí
tú pusiste escondido,
pero yo nunca supe porqué
no había podido:
quitaste de muy dentro
"poderes escondidos",
rompiste mis cadenas
y viniste conmigo;
yo, a tientas, descubría
porque es constante y eterno
tu amor conmigo.
Tú me das, Señor,
el pan que necesito,
el pan que me da vida
y aunque me canso.... ¡Vivo!
Si recuerdo mi historia....
has puesto en cada instante
el pan que necesito.
No me dejes ahora,
hazme experimentar
que es constante y eterno
tu amor conmigo.
Variación del salmo 136
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.