1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,27-31a
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "La paz os dejo, mi paz os
doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón
ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado."
Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es
más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando
suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se
acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es
necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el
Padre me manda yo lo hago."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La
Paz es un don de la Pascua, de Jesús resucitado. No nos la da como la
da el mundo (a cambio de injusticias y sometimientos). La Paz de Jesús
es gratis. Jesús nos ofrece la Paz con Dios, la Paz con los hermanos,
con la creación, con nosotros mismos.
“En mi corazón Señor hay mucha violencia, dame tu Paz”
“A veces me cuesta aceptarme, perdonarme; dame tu Paz”
“Gracias Señor por el don de la Paz”
Los
apóstoles están tristes porque el Maestro les anuncia su marcha. Y
Jesús les dice: “Si me amaráis, os alegraríais”. A todos nos cuesta ver
cómo se alejan las personas amadas. Pero no tenemos en propiedad a los
amigos, ni a la familia. Tampoco pertenecemos a nadie, sólo a Dios. Y
Dios respeta nuestra libertad; es más, la multiplica. Tú y yo, y cada
persona tiene el derecho y el deber de seguir su camino, de cumplir su
vocación.
“Danos Señor un amor limpio, que no provoque dependencias”
“Ayúdanos a encontrar y seguir el camino que nos conduce a Ti”
“Perdona Señor nuestros intentos de dominar, de quitar libertad”
“Gracias por habernos creado libres, por querernos siempre”
“Cura el pecado que hiere y mata la libertad y la felicidad"
Pedimos la Paz del resucitado con esta oración del Obispo Pedro Casaldáliga:
Danos, Señor, aquella Paz extraña
que brota en plena lucha como una flor de fuego;
que rompe en plena noche como un canto escondido;
que llega en plena muerte como el beso esperado.
Danos la Paz de los que andan siempre, desnudos de ventajas,
vestidos por el viento de una esperanza núbil.
Aquella Paz del pobre que ya ha vencido el miedo.
Aquella Paz del libre que se aferra a la vida.
La Paz que se comparte en igualdad fraterna como el agua y la Hostia.”
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 20 de mayo de 2025
Martes, 20 de mayo de 2025
lunes, 19 de mayo de 2025
Miércoles, 28 de mayo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,12-15
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan por
deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el
Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que
hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está
por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá
comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que
toma de lo mío y os lo anunciará."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús
es un buen maestro. No lo dice todo de golpe. Nos invita a seguirle y
conforme vamos asimilando las primeras lecciones, nos va descubriendo
las siguientes; primero nos alimenta con papillas y cuando llega el
tiempo oportuno nos da pescados y carne. Esta actitud de Jesús contrasta
con nuestra prisa, con nuestra falta de paciencia. Nos gustaría saberlo
todo ya, hacerlo todo enseguida, ser santos de un día para otro...
“Señor, gracias por tu paciencia para con nosotros”
“Ayúdame a ser paciente conmigo mismo”
“Perdona y cura mi impaciencia”
La
pedagogía de Jesús, su modo de enseñar es un ejemplo para los padres,
los educadores, los sacerdotes... Por un lado respeta los ritmos de las
personas, por otro anima constantemente a trabajar los valores, los
talentos recibidos.
“Señor, que nuestra palabra comprenda y anime,
consuele y llame a la conversión,
respete y ayude a crecer”
Nos
estamos acercando a Pentecostés. Preparemos nuestro corazón para
recibir el don del Espíritu, pidiéndolo con insistencia, con confianza.
Ven Espíritu Santo, a regalarme tu vida siempre nueva.
Lléname del asombro de un niño para admirar el mundo y la vida.
Que no me acostumbre a la vida, que me deje sorprender cada día.
Porque detrás de cada cosa está tu amor, Dios mío.
Ayúdame a reconocer que la rutina no existe,
porque cada día es nuevo cada día, porque siempre
hay algo que está comenzando.
En cada momento algo precioso está naciendo,
y la vida vuelve a brotar por todas partes.
Quiero aceptar los nuevos desafíos que me presentes, Espíritu Santo.
Que pueda mirar siempre el horizonte con ilusión,
esperanza y entusiasmo.
Toma toda mi vida, Espíritu Santo
y llénala de la eterna novedad de tu amor.
Que este día no pase en vano, y pueda descubrir
el mensaje que hoy tienes para mi vida.
¡Ven, Espíritu Santo! Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
Lunes, 19 de mayo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,21-26
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "El que acepta mis
mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y
yo también lo amaré y me revelaré a él." Le dijo Judas, no el
Iscariote: "Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no
al mundo?" Respondió Jesús y le dijo: "El que me ama guardará mi
palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis
oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto
ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que
enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya
recordando todo lo que os he dicho."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Para
Jesús, el amor ocupa la cima de todo, porque Dios es Amor. Por eso, el
primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas. Pero, ¿cómo se
manifiesta el amor a Dios, el amor a Jesús? Él mismo nos da la
respuesta: el que me ama, guardará mis mandamientos.
“Te amo, Señor, y te quiero amar cada día más y mejor”
“Te amo, Señor, pero me cuesta cumplir tu voluntad. Ayúdame”
“Perdona y cura mi amor incoherente”
El amor es la puerta por la que Dios entra en nuestro corazón y nos permite descubrir el Amor que Él siente por nosotros.
“Gracias Señor por hacer morada en mi”
“Gracias por poder disfrutar de tu amor incondicional”
El Espíritu Santo es el maestro, el defensor, el guía…
Espíritu de Dios…
Enséñame la humildad y la sencillez
de vivir contento con lo que tengo,
de no querer más, de no esperar más.
Enséñame que solo se vive en cristiano
cuando se tiende la mano al que sufre,
se busca sin fin al perdido y se abre la casa al de fuera.
Enséñame esa ley misteriosa de la vida
de que abrazar lo nuevo exige soltar lo gastado
Y el sonido diferente de la vida solo lo enseña el silencio.
Recuérdame que Dios me quiere
sin límite, sin medida, sin fecha de caducidad.
y que sus abrazos, duran siempre, al menos, tres minutos.
Recuérdame, una y otra vez, que todos somos hermanos,
que no hay extranjero ni asesino
que quede fuera de mi fraternidad.
Recuérdame, en fin, que el paso del tiempo
no gasta las cosas ni mata los sueños
que tienen aroma de eternidad.
Severino Lázaro, sj
Esta oración, inspirada en las Confesiones de San Agustín, nos puede ayudar a sentir la Presencia de Dios que nos habita:
Angosta
es la casa de mi alma para que vengas a ella: sea ensanchada por ti.
Ruinosa está: repárala. Hay en ella cosas que ofenden tus ojos: lo
confieso y lo sé; pero ¿quién la limpiará o a quién otro clamaré fuera
de ti? De todos mis pecados líbrame, Señor.
¿Es
verdad, Señor, que hay algo en mí que pueda abarcarte? ¿Acaso te abarca
el cielo y la tierra, que tú has creado, y dentro de los cuales me
creaste también a mí? ¿O es tal vez que, porque nada de cuanto es puede
ser sin ti, te abarca todo lo que es? Pues si yo existo efectivamente,
¿por qué pido que vengas a mí, cuando yo no existiría si tú no
estuvieses en mí?
Amonestado a volver a mí mismo, entre en mi interior, guiado por ti; y lo lo pude hacer porque tú te hiciste mi ayuda.
Señor,
tú estabas dentro de mí, más interior que lo más íntimo mío y más alto
que lo más sumo mío. Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y
por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas
hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba
contigo. Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en
ti, no existirían.
Llamaste y clamaste, y
rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento
hambre y sed, me tocaste, y me abrasé en tu paz.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 18 de mayo de 2025
Domingo, 18 de mayo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 13, 31-33a. 34-35
Cuando salió Judas del cenáculo, dijo
Jesús: "Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado
en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí
mismo: pronto lo glorificará.
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros.
Os
doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he
amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos
que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Cuando Jesús está a punto de morir por amor, nos enseña el mandamiento nuevo, el más importante: amar como Él nos ha amado.
El
amor de Jesús es el modelo a seguir: un amor gratuito, servicial,
humilde, compasivo, paciente... un amor capaz de perdonarlo todo, en
todas las ocasiones, a todos... un amor sin límites, que no se detiene
ante el sufrimiento y la muerte...
Haz memoria agradecida del amor de Dios en la historia de tu vida.
¿Qué te cuesta reflejar más del amor de Jesús? Pídele ayuda.
El
amor de Jesús, además de ser el modelo, es la fuerza. Acoger,
experimentar y agradecer el amor de Jesús, el amor de Dios, nos da
fuerza, nos capacita para amar cada día más y mejor.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Os quiero y querré siempre, amigos;
no he tenido con vosotros secretos
y seguiré compartiendo alegrías y penas,
esperanzas, sueños y proyectos.
Y esto no es un loco arrebato
ni cosa de un momento de ensueño.
Yo os amé primero y no me desdigo.
Os quiero, de por vida, compañeros;
y tanto os amo y deseo hacerlo,
a pesar del poco tiempo transcurrido
desde que os elegí y nos conocemos,
que os abro mi corazón
y os hago testigos de mis secretos,
utopía, reino y evangelio.
Os quiero como a hermanos pequeños
pues tenemos el mismo Padre
aunque seamos tan distintos.
Yo estaré siempre con vosotros;
y no busquéis razones para ello,
es que os quiero y miro
como me enseñaron y me gusta hacerlo.
Os quiero como a mí mismo me quiero,
y aunque parezca locura
no me avergüenza ser mendigo
hacerme servidor vuestro
y dar la vida por entero,
aunque sea Señor y Maestro
y me miréis con respeto.
Os quiero discípulos y amigos,
y sólo anhelo y os pido
que os améis con locura,
con pasión y ternura,
sin medida ni barreras,
como me habéis visto hacerlo.
Es mi único mandamiento.
Os quiero llenos de Espíritu
y mecidos por su brisa y viento,
libres y muy dispuestos
para curar a heridos y enfermos,
ser sal en medio del mundo
y prójimos que ofrecen consuelo.
¡Sed iguales y multiplicad los servicios!
Florentino Ulibarri
----------------------
Jesús, al contemplar en tu vida
el modo que Tú tienes de tratar a los demás
me dejo interpelar por tu ternura,
tu forma de amar nos mueve a amar;
tu trato es como el agua cristalina
que limpia y acompaña el caminar.
Jesús, enséñame tu modo
de hacer sentir al otro más humano,
que tus pasos sean mis pasos;
mi modo de proceder.
Jesús, hazme sentir con tus sentimientos,
mirar con tu mirada, comprometer mi acción,
donarme hasta la muerte por el reino,
defender la vida hasta la cruz,
amar a cada uno como amigo,
y en la oscuridad llevar tu luz.
Jesús, yo quiero ser compasivo con quien sufre,
buscando la justicia, compartiendo nuestra fe,
que encuentre una auténtica armonía
entre lo que creo y quiero ser,
mis ojos sean fuente de alegría,
que abrace tu manera de ser.
Quisiera conocerte, Jesús, tal como eres.
Tu imagen sobre mí es lo que transformará
mi corazón en uno como el tuyo
que sale de sí mismo para dar;
capaz de amar al Padre y los hermanos,
que va sirviendo al reino en libertad.
Cristobal Fones sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 17 de mayo de 2025
Sábado, 17 de mayo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,7-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si me conocéis a mí,
conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto."
Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta." Jesús le
replica: "Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?
Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al
Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo
os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí,
hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no,
creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las
obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que
pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el
Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre”. Nunca acabamos de
conocer a Jesús, nunca acabaremos de conocerlo. Su grandeza no cabe en
nuestra pequeña cabeza, pero podemos conocerlo cada día mejor.
Eres otra cosa, Jesús.
Eres otra cosa.
¿Quién ha dicho que Tú eres triste,
serio, aguafiestas y exigente?
¿Quién ha dicho que el Evangelio
está reñido con la alegría y la fiesta?
¿Quién ha dicho que la fe es una carga inútil
de normas y leyes que ya no rigen?
¿Quién ha dicho que tu mensaje es una cadena
con manto de rosas y promesas huecas?
Tanto tiempo contigo,
trabajando en tu viña,
hablando de nuestras vidas,
y no te entendemos.
Tenemos que cambiar de pies a cabeza
nuestras glándulas resecas,
nuestros miembros sin juego,
nuestras arterias rotas,
nuestra mente cerrada,
nuestro corazón viejo.
Beber vino nuevo
y exponemos al viento de tu Espíritu
sólo con el manto que Tú nos has tejido.
Romper esquemas,
y adquirir estilo, forma y mentalidad nueva
para entenderte y gozarte.
Tanto tiempo contigo,
oyendo tus risas,
compartiendo tus fatigas,
y no te entendemos,
porque seguimos siendo fariseos,
ayunando de tu Evangelio,
y no nos atrevemos a emborrachamos contigo.
Eres otra cosa, Jesús.
Eres otra cosa.
Florentino Ulibarri
“Yo estoy en el Padre y el Padre en mi”. Dios es un misterio de
comunión, de amor. El Padre está en corazón del Hijo y del Espíritu. El
Hijo está en el corazón del Padre y del Espíritu. El Espíritu está en el
corazón del Padre del Hijo. Nuestras palabras se quedan muy cortas para
describir el misterio de Dios.
Pero lo más importante no es tratar de tratar de comprender desde fuera
este misterio, lo más importante es aceptar la invitación de Jesús nos a
entrar dentro de este misterio de comunión, de amor. También podemos
decir a nuestro modo: “yo estoy en el Padre y el Padre está en mí”.
“Gracias Señor por abrirnos las puertas de tu intimidad”
“Gracias porque en tu corazón, yo estoy también presente”
“Señor, quiero acogerte en mí como tú me acoges”
“Señor, danos tu Espíritu
para que en nuestro corazón haya sitio para todos"
Quien te ve a ti, Jesús, ha visto a Dios Padre.
Tus palabras son las palabras creadoras del Padre.
Tus milagros reflejan el poder salvador del Padre.
Tus lágrimas brotan de los ojos compasivos del Padre.
Tu perdón nace del corazón misericordioso del Padre.
Tu muerte en la cruz revela el amor generoso del Padre,
que no se reserva lo más querido, que se entrega del todo.
Tu resurrección es un soplo de la vida del Padre,
que renueva a cada persona y al universo entero.
Gracias, Jesús, por derribar nuestras ideas de Dios,
tan cortas como nuestros miedos y deseos.
Gracias por revelarnos el verdadero rostro de Dios.
Gracias por salvarnos del miedo a Dios y al futuro.
Señor, transforma mis sentimientos,
pensamientos y comportamientos;
a fin de que, unido a ti, mi vida sea también
transparencia de las palabras, la fuerza,
el perdón y el amor del Padre.”
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 16 de mayo de 2025
Viernes, 16 de mayo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,1-6
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Que no tiemble vuestro
corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay
muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a
prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré
conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo
voy, ya sabéis el camino." Tomás le dice: "Señor, no sabemos adónde vas,
¿cómo podemos saber el camino?" Jesús le responde: "Yo soy el camino, y
la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Las
noticias de guerras y terrorismo, el dolor y la muerte de las personas
amadas, nuestros errores y fracasos, los desengaños y traiciones...
hacen temblar nuestro corazón. Entonces Jesús se acerca y nos dice:
“Creed en Dios y creed también en mi”. La fe no nos evita la cruz, pero
nos ayuda a cargar con ella con más paz y esperanza.
¿Recuerdas momentos de tu vida en los que la fe haya sido para ti consuelo y fuerza? Da gracias por esas experiencias.
Disfrutamos
en esta tierra el consuelo y la fuerza de Dios, pero Jesús nos recuerda
algo importante: nuestro caminar por este mundo terminará un día y se
nos abrirán las puertas de la casa del Padre, una casa en la que todos
tenemos preparada una estancia, una estancia preciosa, que huele a
fraternidad y felicidad, a familia reunida en torno al Padre de todos,
una estancia en la que el dolor y la muerte sólo serán un recuerdo
lejano.
“Señor, gracias por tus palabras consoladoras”
“Perdona y cura nuestra desesperanza”
“Danos sabiduría para compartir esta esperanza con todos”
Señor,
Tú eres el camino que conduce hacia el Padre, a la salvación. En las
encrucijadas de la vida, cuando no sabemos por donde avanzar y tenemos
la tentación de tomar los caminos más fáciles y cómodos, recuerdanos,
Jesús, que Tú eres el camino más seguro que desemboca en la felicidad
más plena y duradera.
Señor, Tú eres la verdad,
la verdad sobre Dios, el hombre, la vida y el mundo. Tú nos has revelado
que Dios es Padre, que Dios tiene corazón de madre, que el oficio de
Dios es amar y perdonar. Tú nos has enseñado que todas las personas
estamos llamadas a vivir como hijas de Dios y como hermanas. Tú nos has
mostrado que el mundo es un gran campo que necesita brazos dispuestos a
transformarlo en una casa abierta a todos. Ayúdanos a vivir de acuerdo
con tu Verdad.
Jesús, Tú eres la Vida. Y has
puesto en cada persona el deseo ardiente de vivir en plenitud. Solamente
Tú, Cristo, puedes colmar el deseo de amor del corazón humano. Nadie
como Tú da el valor y la alegría de vivir. Agradezco y acojo, Señor, el
torrente de vida que me ofreces gratuitamente.
--------------------
¿Por qué este abandono
tras vencer a la muerte?
¿Por qué este alejarte
cuando más con nosotros estabas?
¿Por qué este silencio
de la Palabra más viva?
Nos dejas esperando,
buscadores,
inquietos,
apóstoles,
portadores de tu Luz, pero
confundidos por las sombras
cuando te vistes de misterio.
No te nos escondas mucho,
en este irte que nos deja huérfanos,
en ese enviarnos,
tan desnudos de certezas
como llenos de esperanza.
En tu distancia, sigue cerca,
y a tu modo misterioso
sigue siendo el Amor
que arropa nuestra desnudez.
y sostiene nuestros sueños.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
---------------------------------------
Creemos en Jesús,
presente en la alegría y esperanza del pueblo
marcado por una historia de dolor y pobreza.
Creemos en Jesús,
presente en las personas que atraviesan situaciones críticas
a causas de las decisiones de otras personas.
Creemos en Jesús,
presente en los jóvenes marginados y sin trabajo
por causa de las estructuras que hemos creado.
Creemos en Jesús,
presente en el pobre que sufre,
en el triste y sin futuro,
en el perseguido y encarcelado,
en los emigrantes y exiliados,
en los niños explotados y abandonados,
en las mujeres humilladas y marginadas,
en las personas sin trabajo y sin salario digno,
en los desahuciados y sin techo,
en las personas sin derechos humanos...
Creemos en Jesús,
presente en las personas libres y compasivas,
en los cristianos perseguidos por ser solidarios,
en los creyentes ninguneados en la Iglesia,
en toda persona que lucha por un mundo nuevo,
en sus seguidores y mártires.
Creemos en Jesús,
y reafirmamos nuestra esperanza en él,
y la fuerza sanadora y liberadora
de su amor derramado en nosotros.
Creemos en Jesús, vivo y presente
en nuestro mundo e historia,
en nuestra vida e Iglesia,
en toda Pascua Florida
y acá, en este lugar y día.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 15 de mayo de 2025
Jueves, 15 de mayo de 2025.San Isidro Labrador
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San 13,16-20
Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: "Os
aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que
lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en
práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he
elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan
me ha traicionado." Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que
cuando suceda creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi
enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe, recibe al que me ha
enviado."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Hemos leído muchas veces el Evangelio, hemos participado en muchas
Eucaristías! Incluso hemos leído libros de teología... ¡Cuantas cosas
sabemos de Jesús! A nosotros también nos dice Jesús: “puesto que sabéis
esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica”. La Palabra de Dios
no puede salvarnos, no puede hacernos felices, si nos contentamos con
escucharla, con conocerla.
Jesús, Hijo de Dios, hermano nuestro,
nos has revelado tu secreto.
Podemos ser felices y libres, como Tú.
Tú nos aseguras que seremos felices y libres
si las riquezas no nos atan,
si sabemos compartir con los demás,
si aguantamos las ofensas sin vengarnos,
si sentimos en nosotros las desgracias ajenas,
si buscamos la justicia por encima de nuestros intereses,
si tratamos de comprender y perdonar,
si nuestra mirada y nuestro corazón son limpios,
si ponemos paz a nuestro alrededor,
si lavamos los pies y servimos a los hermanos,
si acogemos el amor de Padre como el mejor regalo.
Jesús, tu mensaje es sencillo,
pero nos cuesta mucho ponerlo en práctica.
Por eso, te pedimos ayuda.
Lo que nosotros no podemos
que tu Espíritu lo realice en nosotros
para que cada día seamos más felices y libres
como Tú y siempre contigo. Amén.
¿Qué recibiremos si ponemos en práctica lo que Jesús nos ha enseñado con
sus palabras y obras? Lo mismo que Jesús recibió, porque el siervo no
más que su señor: algunos nos traicionaran, nos harán sufrir; otros nos
escucharán y nos llenarán el corazón de amor y gratitud... y Dios Padre
nos dará en esta tierra el ciento por uno y después vida eterna.
“Señor, enséñanos a encajar traiciones y cruces”
“Gracias por las personas que nos acogen con amor”
“Señor, sabemos que no te dejas ganar en generosidad. Gracias”
“Perdona y cura nuestra falta de voluntad para vivir como Tú”
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.