1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 8,51-59
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Os aseguro: quien guarda mi
palabra no sabrá lo que es morir para siempre." Los judíos le dijeron:
"Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas
también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es
morir para siempre"? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió?
También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?"
Jesús contestó: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría
nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es
nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: "No
lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y
guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver
mi día; lo vio, y se llenó de alegría." Los judíos le dijeron: "No
tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?" Jesús les dijo:
"Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo." Entonces cogieron
piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Las obras de Jesús interesan, pero no todas. El mensaje de Jesús
interesaba, pero no todo. Cuando dice “quien guarda mi palabra no morirá
para siempre”, los judíos responden “ahora estamos seguros de que
tienes un demonio”. Y cuando se declara anterior a Abraham, quieren
apedrearlo. Muchas de sus palabras parecen maravillosas, otras
escandalosas.
Si Jesús hubiera dicho lo que la gente quería escuchar en cada momento y
hubiera hecho lo que se esperaba de un Mesías, no hubiera acabado en la
cruz. Pero no hubiera cumplido su misión, no nos habría mostrado el
amor infinito del Padre, no nos hubiera enseñado el camino de la vida,
no nos hubiera salvado.
Si la Iglesia escondiera la parte del evangelio que molesta, que nos
molesta, si no hablara de sacrificio, de fidelidad, de castidad, de
obediencia, de martirio, de injusticia, de solidaridad... no tendría
tantos detractores, sería mejor vista... pero no cumpliría su misión.
Y lo mismo podemos decir de nuestro testimonio: cuando no queremos
acoger todo el evangelio, cuando escondemos una parte... ¿Qué te dice
Dios? ¿Qué le dices?
Dame fe, Señor.
Y que sienta el brotar de una nueva vida,
cuando te palpo por la oración y la Eucaristía.
Dame fe, Señor.
Y elévame cuando, postrado en mil problemas,
tengo la sensación de que se impondrán
a mis posibilidades de hacerles frente.
Dame fe, Señor.
Porque la fe es ver lleno el vacío.
Porque la fe es confiar en lo prometido.
Porque la fe es levantarse aún a riesgo de volver a caer.
Dame fe, Señor.
Y que me levante para siempre escucharte,
y que me levante para nunca perderte.
Porque la fe, es poner a Dios
en el lugar que le corresponde.
Porque la fe, es atisbar luz
donde algunos se empeñan en clavar sombras.
Dame fe, Señor.
Y, cuando algunos me den por muerto o vencido,
grítame a lo más hondo de mi conciencia:
¡A ti te lo digo! ¡Levántate!
¡Gracias, amigo y Señor de la vida!
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 10 de abril de 2025
Jueves, 10 de abril 2025
miércoles, 9 de abril de 2025
Miércoles, 9 de abril 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 8,31-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: "Si os
mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres." Le replicaron: "Somos linaje de
Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis
libres"?" Jesús les contestó: "Os aseguro que quien comete pecado es
esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se
queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente
libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de
matarme, porque no dais cabida a mis palabras. Yo hablo de lo que he
visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a
vuestro padre."
Ellos replicaron: "Nuestro padre es Abrahán." Jesús les dijo: "Si
fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo,
tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a
Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro
padre." Le replicaron: "Nosotros no somos hijos de prostitutas; tenemos
un solo padre: Dios." Jesús les contestó: "Si Dios fuera vuestro padre,
me amaríais, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por
mi cuenta, sino que él me envió."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús se dirige en este Evangelio a los que han creído en Él, se dirige a ti.
Se sorprenden cuando Jesús les dice que serán libres. Ellos se creían
libres, porque decía ser hijos de Abraham e hijos de Dios. Se creían
libres. Nos creemos libres y sin embargo somos esclavos de tantas cosas,
de tantas rutinas, de tantas cosas insignificantes...
¿Por qué nos empeñamos en verte
como antagonista en nuestra vida,
amenaza a nuestra libertad,
juez de nuestros amores,
aguafiestas de nuestras alegrías,
tropiezo de nuestros andares?
¿Por qué estás grabado tan fuerte
como poderoso e invisible vigilante,
ley que nos exige y se impone,
conciencia que nos persigue y roe,
castigo siempre amenazante,
miedo de muerte en nuestros placeres?
¿Por qué jugamos tantas veces
a ponerte a prueba con nuestras tonterías,
a ensuciarte el rostro con el que te nos revelas,
a convertirte en títere de nuestras preguntas,
a atraparte con nuestros torpes saberes,
a hacerte cómplice de nuestras decisiones?
Oh Dios, Tú que eres Dios de vida
y no de muerte ni de suerte,
renuévanos y ponnos en sintonía
con tu Espíritu de siempre
y los signos que te preceden.
Borra nuestras falsas imágenes.
Que tu Espíritu grabe la suya para siempre.
Florentino Ulibarri
El pecado nos hace esclavos. El pecado amarra la voluntad y los
sentimientos, encadena la libertad y la felicidad, arruga el rostro y el
corazón. Y lo hace con tanta maestría, que incluso nos da alguna
pequeña satisfacción para poder esclavizarnos mejor.
“Señor, ayúdanos a descubrir la maldad del pecado”
“Perdona Señor nuestra convivencia con el pecado”
No basta con saber que somos hijos de Abraham e hijos de Dios, hay que
vivir como tales: acogiendo a Jesucristo en el corazón y para que Él
transforme nuestra existencia. ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 8 de abril de 2025
Martes, 8 de abril 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 8,21-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Yo me voy y me buscaréis, y
moriréis por vuestro pecado. Donde yo voy no podéis venir vosotros." Y
los judíos comentaban: "¿Será que va a suicidarse, y por eso dice:
"Donde yo voy no podéis venir vosotros"?" Y él continuaba: "Vosotros
sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba: vosotros sois de este mundo,
yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por vuestros
pecados: pues, si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros pecados."
Ellos le decían: "¿Quién eres tú?" Jesús les contestó: "Ante todo, eso
mismo que os estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas cosas en
vosotros; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que
he aprendido de él." Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y
entonces dijo Jesús: "Cuando levantéis al Hijo del hombre, sabréis que
yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre
me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo;
porque yo hago siempre lo que le agrada." Cuando les exponía esto,
muchos creyeron en él.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Muchos judíos no están abiertos, no creen en Jesús. No pueden disfrutar de su Palabra y de su amor.
Cuando pase el mensajero
que no me encuentre dormido,
afanado en otras metas,
indiferente a su voz.
Que no sea su relato
semilla que el viento barre
o luz que a nadie ilumina.
Cuando pase el mensajero
que no le vuelva la cara
para esquivar su propuesta.
Se presentará en un libro,
en un verso,
o será estrofa de un canto
que me envuelva.
Vendrá, tal vez, en un amigo,
en un hombre roto,
o en el pan partido.
Le abriré la casa,
pondré en juego el corazón
y escucharé, con avidez,
sus palabras.
Y entonces
me cambiará la vida.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
Jesús hace siempre lo que le agrada al Padre. Ni siquiera Jesús, el Hijo
de Dios, actúa por su cuenta. Su alimento es hacer la voluntad del
Padre. Buscar y cumplir su voluntad, aún en medio de debilidades propias
y de las incomprensiones ajenas, alimenta nuestra fe el Dios, da
sentido a la vida y, aunque parezca una contradicción, ensancha los
límites de la libertad.
“Danos luz para conocer tu voluntad y fuerza para cumplirla”
Cuando levantéis en alto al Hijo del Hombre, cuando veáis morir al Justo
en la cruz más injusta, cuando lo miréis y descubráis que en su mirada
sólo brilla la comprensión y en su corazón únicamente late el amor,
cuando sientas que Él ha muerto por vosotros, por ti, porque te ama...
entonces comprenderéis.
Señor, levantamos los ojos hacia Ti con una mezcla de vergüenza y confianza. Tu mirada nos transforma y nos cura.
Te miramos recién nacido en Belén. Tu pequeñez cura nuestras ambiciones y en nuestro corazón crece la ternura.
Te
miramos rodeado de niños, mujeres, publicanos… Tu cercanía a ellos cura
nuestros favoritismos y nos ayuda a compartir la vida con los más
pequeños.
Te miramos cuando rezas al Padre. Tu rostro
transfigurado cura nuestra incredulidad y nos anima a abrir del todo el
corazón a Dios.
Te miramos como la mujer acusada de adulterio y
en tus ojos sólo brillan el amor y el perdón, el perdón que pacífica y
cura el alma.
Te miramos lavando los pies a tus discípulos. Tu humildad cura nuestra vanidad y nos invita a servir a los hermanos.
Te miramos clavado en la cruz más injusta. Tu entrega cura nuestros egoísmos y nos mueve a compartir la vida entera.
Te miramos resucitado y glorioso. Tu vida nueva cura nuestras desesperanzas para que gocemos y compartamos tu alegría.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 7 de abril de 2025
Lunes, 7 de abril 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 8, 1-11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se
presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y,
sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio,
y, colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido
sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a
las adúlteras; tú, ¿qué dices?"
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra."
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó sólo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores?;
¿ninguno te ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor."
Jesús dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Estas
palabras de Jesús, suenan como una respuesta a toda la campaña de acoso y
derribo que los escribas y los fariseos desarrollan para quitarlo de en
medio.
Contemplamos una vez más el saber estar de Jesús, su astucia, su
capacidad para hacer presente la justicia de Dios, que es distinta de la
humana, que lleva a su plenitud en el amor la ley de Moisés.
Dios no condena, perdona. Jesús no minimiza ni tolera el mal, el pecado:
“vete y no peques más”, nos manifiesta la misericordia de Dios que
rechaza el pecado y acoge y perdona al pecador.
Quiero tener una mirada como la tuya, Señor
A no dejarme llevar por mis juicios,
interesados, duros y excesivamente crueles.
A observar, no tanto los aspectos negativos,
cuanto la bondad y lo noble de los que me rodean.
Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
A no conspirar ni levantar castillos
en las ruinas sufrientes de tantos hermanos.
A no señalar defectos e historias pasadas
que, entre otras cosas,
sólo sirven para causar sensación o daño.
Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
A ser prudente, como Tú lo fuiste
con aquella mujer, que adulterada en su vida,
comenzó otra vida nueva
ante tu forma de mirarle y corregirle.
Ayúdame a mirar como Tu, Señor.
A ver el lado bueno de las personas.
A no recrearme con el sufrimiento ajeno.
A no ser altavoz de calumnias y mentiras.
A ser persona y no jugar a ser juez.
Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
A no manipular ni airear
las cruces de las personas que las soportan.
A no enjuiciar ni condenar
los defectos de tantos próximos a mi vida.
A no hacer estandarte ni burla
de los que están hundidos en sus miserias.
Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
Para que, frente a la mentira, reine la verdad.
Para que, frente a la condena, brille tu misericordia.
Para que, frente a la burla, salga la comprensión.
Para que, frente a la humillación, despunte la bondad.
Amén.
------------------------
Señor, sé que me sentiré sola, sin testigos.
Me encontraré aislada, sin puentes.
Me abrumará el silencio, sin palabras.
Me dolerá el olvido, sin aplausos.
Me inquietará la duda, sin respuestas.
Me pesará la carga, sin ayudas.
Me asustará el compromiso, sin seguridades.
Pero no tengo miedo, Señor.
Tú serás mi testigo, mi puente y mi palabra.
Tú serás mi aplauso, mi respuesta y mi apoyo.
Tú serás mi refugio y amarás mi verdad desnuda.
Gracias, Señor, por tu amor, siempre fiel;
gracias por esta esperanza.
JM R. Olaizola sj (adaptación)
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 6 de abril de 2025
Domingo, 6 de abril 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 8, 1-11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se
presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y,
sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio,
y, colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha sido
sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a
las adúlteras; tú, ¿qué dices?"
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra."
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó sólo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores?;
¿ninguno te ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor."
Jesús dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Estas
palabras de Jesús, suenan como una respuesta a toda la campaña de acoso y
derribo que los escribas y los fariseos desarrollan para quitarlo de en
medio.
Contemplamos una vez más el saber estar de Jesús, su astucia, su
capacidad para hacer presente la justicia de Dios, que es distinta de la
humana, que lleva a su plenitud en el amor la ley de Moisés.
Dios no condena, perdona. Jesús no minimiza ni tolera el mal, el pecado:
“vete y no peques más”, nos manifiesta la misericordia de Dios que
rechaza el pecado y acoge y perdona al pecador.
Quiero tener una mirada como la tuya, Señor
A no dejarme llevar por mis juicios,
interesados, duros y excesivamente crueles.
A observar, no tanto los aspectos negativos,
cuanto la bondad y lo noble de los que me rodean.
Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
A no conspirar ni levantar castillos
en las ruinas sufrientes de tantos hermanos.
A no señalar defectos e historias pasadas
que, entre otras cosas,
sólo sirven para causar sensación o daño.
Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
A ser prudente, como Tú lo fuiste
con aquella mujer, que adulterada en su vida,
comenzó otra vida nueva
ante tu forma de mirarle y corregirle.
Ayúdame a mirar como Tu, Señor.
A ver el lado bueno de las personas.
A no recrearme con el sufrimiento ajeno.
A no ser altavoz de calumnias y mentiras.
A ser persona y no jugar a ser juez.
Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
A no manipular ni airear
las cruces de las personas que las soportan.
A no enjuiciar ni condenar
los defectos de tantos próximos a mi vida.
A no hacer estandarte ni burla
de los que están hundidos en sus miserias.
Ayúdame a mirar como Tú, Señor.
Para que, frente a la mentira, reine la verdad.
Para que, frente a la condena, brille tu misericordia.
Para que, frente a la burla, salga la comprensión.
Para que, frente a la humillación, despunte la bondad.
Amén.
------------------------
Señor, sé que me sentiré sola, sin testigos.
Me encontraré aislada, sin puentes.
Me abrumará el silencio, sin palabras.
Me dolerá el olvido, sin aplausos.
Me inquietará la duda, sin respuestas.
Me pesará la carga, sin ayudas.
Me asustará el compromiso, sin seguridades.
Pero no tengo miedo, Señor.
Tú serás mi testigo, mi puente y mi palabra.
Tú serás mi aplauso, mi respuesta y mi apoyo.
Tú serás mi refugio y amarás mi verdad desnuda.
Gracias, Señor, por tu amor, siempre fiel;
gracias por esta esperanza.
JM R. Olaizola sj (adaptación)
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 5 de abril de 2025
Sábado, 5 de abril de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 7,40-53
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los
discursos de Jesús, decían: "Éste es de verdad el profeta." Otros
decían: "Éste es el Mesías." Pero otros decían: "¿Es que de Galilea va a
venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje
de David, y de Belén, el pueblo de David?" Y así surgió entre la gente
una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le
puso la mano encima.
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y
éstos les dijeron: "¿Por qué no lo habéis traído?" Los guardias
respondieron: "Jamás ha hablado nadie como ese hombre." Los fariseos les
replicaron: "¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún
jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la
Ley son unos malditos." Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a
visitarlo y que era fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley permite
juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?"
Ellos le replicaron: "¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de
Galilea no salen profetas." Y se volvieron cada uno a su casa.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
- Hoy sigue pasando lo mismo, negar la evidencia y el pensar bien: “éste
es el profeta”; “éste es el Mesías”; “nadie ha hablado como lo hace este
hombre”; “¿acaso nuestra ley permite condenar sin haberle oído
previamente?”. Para justificar nuestro modo de pensar y actuar:
“¿También vosotros os habéis dejado seducir?”; “esta gente, que no
conoce la ley, se halla bajo la maldición”; “¿también tú eres galileo?”.
- Los cristianos seguimos teniendo delante de nosotros el reto de romper
con la dinámica de condena y de autojustificación para entrar en la
dinámica de amor y misericordia de Dios.
- Surgió una discordia entre la gente por causa de Jesús
Señor Jesús,
tu forma de ser y vivir provocó discordias.
unos a favor, otros en contra.
Gracias por las personas que crean discordia,
por su trabajo en favor de la igualdad y la justicia;
por querer construir un mundo de hermanos y hermanas.
Perdona tantas discordias y luchas
provocadas por buscar únicamente mi provecho,
por los intereses egoístas de tantos pueblos y personas.
Que busque la paz siempre, como Tú, Señor,
y que si, en algún momento, provoco discordias,
no sea por otra razón que por trabajar por tu Reino.
Amén.
- Nicodemo se la juega por Jesús, por la verdad.
Señor, también a mí me indigna la mentira, la injusticia, la violencia, la miseria...
Pero
en demasiadas ocasiones soy miedoso y no me juego mi fama, no arriesgo
mi comodidad, no comparto lo que debiera, para defender la verdad, la
justicia y la paz, para luchar en favor de los más débiles.
Señor,
aumenta mi confianza en ti, dame una confianza más grande que mi miedo y
mi egoísmo. Y concédeme valor para dar la cara por ti, por tu Reino,
por tus preferidos: los pobres y los que más sufren. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 4 de abril de 2025
Viernes, 4 de abril 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 7,1-2.10.25-30
En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por
Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía
de las tiendas. Después que sus parientes se marcharon a la fiesta,
entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: "¿No es éste el que
intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada.
¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero
éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue,
nadie sabrá de dónde viene." Entonces Jesús, mientras enseñaba en el
templo, gritó: "A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin
embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a
ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él, y él
me ha enviado." Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar
mano, porque todavía no había llegado su hora.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús sabe que muchos judíos tratan de matarlo en Jerusalén. Por eso
anda cauteloso. No quiere provocar la reacción violenta de sus enemigos.
Pero la cautela, no le lleva a decir lo contrario de lo que piensa y
sigue dando testimonio de aquél que lo ha enviado. No se deja llevar ni
siquiera por el miedo a la muerte. Su voluntad es insobornable.
Tampoco los cristianos deberíamos provocar la reacción contraria de
nuestros “enemigos”. No podemos provocar, pero tampoco podemos quedarnos
callados. No podemos traicionar a Dios. Es difícil este equilibrio,
pero es necesario.
Pedimos perdón por las veces en las que provocamos reacciones violentas.
Pedimos perdón porque a veces nos callamos cobardemente o no decimos lo que pensamos por miedo.
Damos gracias porque Dios nos enseña a ser cautelosos y valientes a la vez. Pedimos luz y fuerza.
Dicen que estoy "amenazado de muerte".
Es una advertencia para intimidarme,
meterme miedo en el alma y en el cuerpo
y dejar que todo siga el curso
que beneficia a los de siempre.
Sea lo que fuere, estoy tranquilo
porque, si me matan, no me quitan la vida.
Me sembrarán contigo
y granaré
desbordando sueños.
Los cristianos no estamos
amenazados de muerte.
Estamos "amenazados de vida".
Porque Tú eres la vida,
aunque estés crucificado
en la cumbre del basurero del Mundo,
o enterrado en arrabales, suburbios y favelas.
Ni yo ni nadie estamos amenazados de muerte.
¡Estamos amenazados de vida,
de esperanza, de amor...!
Porque tu hora, Señor, ha llegado,
y recorres nuestro mundo
como río de agua viva.
Florentino Ulibarri
--------------
Padre Celestial, mi vida está en tus manos.
Ayer hoy y por siempre, estoy segura y confiada en ti.
Señor, ayúdame a saber que tú tienes todo el control.
Ayúdame a creer que tú estás trabajando en mi vida ahora mismo,
aunque yo no lo pueda ver.
Ayúdame a confiar en lo que no puedo ver,
aún cuando lo único que veo es doloroso y está todo tan nublado.
Ayúdame a saber que tú tomas control de todas mis necesidades.
Señor, gracias por escuchar mi súplica de ayuda.
Gracias por amarme tanto.
Ayúdame a creer en todas las promesas que me has dado.
Perdóname cuando dudo de ti y de tu amor.
Yo creo en ti Señor. Perdóname cuando a veces pierdo la fe.
Aumenta en mí la fe en ti.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.