1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a
Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba,
el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.
De
repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que,
apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en
Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y,
espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: "Maestro, qué bien se
está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías."
No sabía lo que decía.
Todavía estaba hablando,
cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube.
Una voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el escogido,
escuchadle."
Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos
guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que
habían visto.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La cuaresma es tiempo de de conversión, de esfuerzo, de penitencia...
Pero no podemos olvidar la meta que nos espera: la resurrección, la
transfiguración, entendida como resurrección anticipada.
"Señor, danos fuerza para acercarnos a Ti"
"Levanta nuestro ojos de nuestro trabajo, para fijarlos en Ti"
No
es por casualidad que Jesús se transfiguró mientras oraba. Cuando
oramos, cuando abrimos de par en par nuestro corazón a Dios, Él penetra
hasta en lo más íntimo y nos va transfigurando. Nos transfigura el
rostro y la vida.
"Entra en nuestro corazón, Señor, y transfigúranos"
"Haznos fieles a la oración, al encuentro contigo"
Dijo
la voz: "Este es mi Hijo, mi elegido. Escuchadle". Los cristianos
hemos de ser "oyentes de la Palabra". La Palabra nos remueve y nos
pacifica, nos ayuda a ver claro, nos conduce por el camino de la vida a
la Vida. La Palabra es Jesucristo. Jesucristo nos habla de muchas
formas, pero sobre todo a través del Evangelio.
"Haznos oyentes de la Palabra, como María"
"Haznos gustar del silencio donde resuena tu voz"
Transfigúrame, Señor, transfigúrame.
Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera azul, morada y amarilla.
Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de ti en tu gloria traspasado.
Transfigúrame, Señor, transfigúrame.
Mas no a mí solo,
purifica también
a todos los hijos de tu Padre
que te rezan conmigo o te rezaron,
o que acaso ni una madre tuvieron
que les guiara a balbucir el Padrenuestro.
Transfigúranos, Señor, transfigúranos.
Si acaso no te saben, o te dudan
o te blasfeman, límpiales el rostro
como a ti la Verónica;
descórreles las densas cataratas de sus ojos,
que te vean, Señor, como te veo.
Transfigúralos, Señor, transfigúralos.
Que todos puedan, en la misma nube
que a ti te envuelve,
despojarse del mal y revestirse
de su figura vieja y en ti transfigurada.
Y a mí, con todos ellos, transfigúrame.
Transfigúranos, Señor, transfigúranos.
---------------------
Levanto mis ojos de donde viene mi esperanza.
La esperanza me llega a borbotones de tu inmenso amor,
de que no te olvidas nunca de mí.
Muchos hombres ponen su esperanza
en que tengan suerte en el juego,
en que todo les salga bien,
en la solución de sus problemas.
Mi esperanza es pronunciar tu nombre.
Mi alegría se llama conocerte,
saber de tu bondad infinita,
más allá de donde alcanza mi razón.
Tú eres una puerta abierta,
una ventana llena de luz.
Cuando los hombres me miran,
me preguntan por qué sigo creyendo,
por qué Tú sigues siendo mi esperanza, me digo:
si te conocieran, si supieran sólo un poco de ti,
si ellos descubrieran lo que tú me has dado,
estoy seguro de que no dirían lo que dicen;
pues Tú eres maravilloso, acoges mis pies cansados.
Por eso, por todo y por siempre,
Tú, Señor, eres mi esperanza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 16 de marzo de 2025
Domingo, 16 de marzo 2025
sábado, 15 de marzo de 2025
Sábado, 15 de marzo 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Mateo 5,43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habéis oído que se dijo:
"Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os
digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así
seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su
sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque,
si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo
también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué
hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por
tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Este evangelio nos dice: “sed perfectos, como vuestro Padre celestial es
perfecto”. En otras páginas de la Biblia leemos: “sed misericordiosos
como vuestro Padre es misericordioso” y “sed santos como vuestro Padre
es santo”. Parece claro que para Dios ser santos, ser perfectos y ser
misericordiosos es la misma cosa.
“Miseri-cor-dia” = “miserables-corazón-dar”, significa dar el corazón a
los miserables, a los pobres, a los que no pueden o no quieren
devolveros el favor. Dios es misericordioso porque nos ha dado su
corazón, su amor, a nosotros, que nunca podremos devolverle ni una
centésima parte.
En esta Cuaresma, ¿a que “indeseable” tengo que amar, por que “enemigo”
tengo que rezar, a que “insociable” tengo que saludar? Quizá si le
amamos, si rezamos por él, si le saludamos... descubrimos que no es ni
tan indeseable, ni tan enemigo, ni tan insociable.
Padre bueno, que nos descubriste mediante tu Hijo, la alegría del
perdón, la valentía del amor al enemigo, el imperativo de "no juzgar",
te pedimos que borres tus reclamaciones de nuestro libro, como haremos
nosotros con las nuestras.
Así conseguiremos un libro blanco y limpio, dispuesto para los mensajes de alegría de bondad, de fraternidad, de amor.
Haznos
sentir el perdón como un tesoro recibido de ti y generador de
convivencia pacifica, hasta tal punto que no necesitemos volver a
reclamar, porque todos los rencores quedarán ahogados.
Tú, que
nos conoces por dentro y que podrías llenar mil páginas con los fallos
de nuestra biografía personal pero prefieres la indulgencia, haznos
capaces de imitarte en nuestras relaciones difíciles con el prójimo.
Te lo pedimos por Jesucristo, tu hijo y Señor nuestro. Amen.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 14 de marzo de 2025
Viernes, 14 de marzo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Mateo 5,20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si no sois mejores que
los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis
oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será
procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será
procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer
ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del
fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas
allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu
ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y
entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito,
procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea
que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel.
Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último
cuarto."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A veces oímos o decimos: “yo ni mato, ni robo”. Sin embargo, nos cuesta
muy poco criticar, insultar, hablar mal... Y, aunque nos parezcan
inocentes nuestros comentarios, a veces herimos, herimos mucho.
“Señor, perdona nuestras críticas ácidas”
“Danos un corazón sensible y una palabra delicada”
“Gracias por las personas que tienen un corazón bueno”
No es compatible el amor a Dios y el odio al hermano, aunque nos haya
hecho mucho daño. No es compatible. Quizá anide en nuestro corazón algún
resentimiento, algún rencor, algún deseo de venganza. Pongamos todo en
manos de Dios, para que la oración y las penitencias de la Cuaresma nos
conduzcan a la reconciliación y la paz de la Pascua.
Señor, concédeme el regalo de un corazón reconciliado;
que sepa comprender, antes que condenar;
que busque la unión en vez de la división;
que se deje conducir por el amor y no por interés,
que esté siempre dispuesto a perdonar y a pedir perdón.
Que sepa construir y reconstruir la paz en la familia,
que sea consciente de todo lo que recibo de ella
y de los mucho que los quiero y añoro,
aunque a veces me pongan de los nervios.
Que sepa ser puente de comunicación entre mis amigos,
que no deje crecer las críticas que se hacen a la espalda,
que busque más lo que nos une de los que nos separa;
que sea cercano con quien más necesite el calor de la amistad.
Qué sepa trabajar por la comunión en la comunidad,
que no me deje llevar por estériles protagonismos
y sepa propover la participación de todos,
cada uno con las capacidades que Dios le ha dado.
Qué sepa instrumento de paz en el pueblo o en el barrio, en el mundo;
que tenga especial cuidado y empeño en integrar a todos:
a los pobres, a los marginados, a los que no cuentan;
que no busque la confrontación, sino la comunicación.
Señor, que cada día sepa descubrir tu amor infinito,
muchísimo más grande que todos mis pecados y errores;
para que, a fuerza de acoger tu perdón de Padre y Madre,
sepa contagiar la alegría de vivir como hermanas y hermanos.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 13 de marzo de 2025
Viernes 13 de junio 2025.San Antonio de Padua
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 5, 27-32
Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio.» Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.
Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el Abismo.
Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al Abismo.
Está mandado: «El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio.»
Pues yo os digo: el que se divorcie de su mujer—excepto en caso de prostitución—la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús nos invita evitar ocasiones de peligro, a purificar todas las impurezas internas y externas, más graves y más leves. Todo pecado nos aparta de Dios, nos rompe por dentro, nos separa de los hermanos, retrasa la plena manifestación del Reino de Dios. No podemos perder el “respeto” al pecado. Si minusvaloramos sus efectos, nos vence. No olvidemos que el pecado sabe camuflarse en apariencias de bondad.
¿Cuáles son los pecados que más suelo cometer? ¿Qué ocasiones me llevan a pecar? ¿Qué tendría que quitar de mi vida para llevar una vida más conforme a la voluntad de Dios?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, enséñame tus caminos
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porqué tú eres mi Dios y mi Salvador,
y todo el día estoy esperando.
Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acúerdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor.
El Señor es bueno y recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes.
Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía con sus fieles
y les da a conocer su alianza.
Tengo los ojos puestos en el Señor,
porque él saca mis pies del peligro.
Gloria al Padre.....
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
Jueves, 13 de marzo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Mateo 7,7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Pedid y se os dará,
buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe,
quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros
le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado,
¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar
cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará
cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como
queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Dios pide nuestra conversión, mejor dicho, Dios pide que nos dejemos
reconciliar por Él. La conversión, antes que un esfuerzo de nuestra
parte es un don de Dios, un don que tenemos que acoger. Y lo acogemos en
la medida en que lo pedimos.
“Señor, concédenos el don de la conversión”
Aunque Dios sepa todo lo que necesitamos antes de pedírselo,
presentemos a Dios nuestra pobreza, la pobreza del mundo... Cuando
pedimos, reconocemos nuestra realidad, crece nuestra confianza en la
bondad de Dios y, si nos conviene, Él nos da fuerza para hacer realidad
nuestra petición.
Dios y Padre nuestro, fuente de todo bien,
es necesario pedirte con confianza cuanto precisamos;
es justo darte gracias por todo lo que recibimos;
es bueno rezar, siempre, en la alegría y la tristeza,
y en todo lugar: en la calle y en el monte, en casa y en la iglesia…
Aunque conoces nuestros deseos antes de contártelos,
aunque no precisas nuestra oración para bendecirnos,
nosotros necesitamos rezar
para abrir el corazón y acoger tus dones,
para sentir tu cercanía, tu ternura, tu amor, tu fuerza...
Gracias, Padre, porque tú inspiras nuestra oración.
porque tus oídos nunca están cerrados a nuestras súplicas
y nos ofreces el regalo, siempre nuevo, de tu Palabra.
Gracias, porque acoges con alegría nuestra oración,
para que nos sirva de salvación,
porque rezar nos ayuda a vivir más felices,
al sentirnos hijos tuyos, hijos amados,
y hermanos de todas las personas. Amén.
--------------
Tú, mi esperanza,
óyeme para que no sucumba al desaliento.
Tú, mi anhelo,
óyeme para que no me dé por satisfecho.
Tú, vida para mi vida,
óyeme para que no deje de buscarte.
Buscarte día a día,
en soledad y compañía,
en los momentos de euforia y alegría,
y en los de tedio y desgana.
Buscarte compartiendo y recibiendo,
buscando y preguntando,
sirviendo y sembrando,
luchando y amando,
orando y glorificando,
trabajando y estudiando,
dialogando y soñando,
muriendo y creando,
viviendo sin fronteras ni murallas.
¡Te busco, Dios!
¡Quiero ver tu rostro!
¡¡Quiero ver tu rostro!!
Saliste a mi encuentro cuando no te esperaba.
Atravesaste puertas y ventanas,
valles y montañas
ríos y murallas,
desiertos y playas,
calles y plazas,
tugurios e iglesias,
tabernas y fábricas...
Te hiciste el encontradizo.
Me sorprendiste a tu manera.
Me tomaste de la mano
como si nos conociéramos de toda la vida.
Y estuvimos un rato juntos.
Te vi un poco,
te sentí junto a mí.
Quiero conocerte más
y tenerte más cerca.
Quiero sentir el calor de tu regazo,
la ternura de tus entrañas,
la pasión de tu corazón,
la angustia de tu alma,
las palabras de tu boca,
el aliento de tu espíritu...
No te hagas esperar.
Te estoy llamando.
Ábreme y déjame entrar...
¡Te busco, Dios!
¡Quiero ver tu rostro!
¡¡Quiero ver tu rostro!!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 12 de marzo de 2025
Miércoles, 12 de marzo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Lucas 11,29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a
decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo,
pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un
signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre
para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta
generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen;
porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la
sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea
juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que
los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y
aquí hay uno que es más que Jonás."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Nos cuesta convertirnos de verdad al Señor. Y ponemos excusas y
justificaciones, algunas realmente buenas; pero excusas, al fin y al
cabo: “Si Dios me diese una prueba de su existencia”, “Si Dios cambiara
mi forma de ser”, “Si viera un milagro”. ¡En qué aprieto nos pondría
Dios si convirtiera una tinaja de agua en vino! Algo tendríamos que
inventar.
Sin embargo, hay personas que se conforman con menos. Los ciudadanos de
Nínive se convierten por la predicación de Jonás, y la reina del Sur al
escuchar la sabiduría de Salomón.
Si hiciéramos más a menudo memoria de todas las maravillas que Dios ha
hecho en nosotros, pediríamos menos signos, seríamos más agradecidos,
crecería nuestra esperanza y viviríamos más felices.
“Danos Señor un corazón y unos ojos nuevos
para descubrir y agradecer las maravillas
que haces en los corazones de las personas
y en la historia de mundo.
Y danos la fuerza de tu Espíritu
para que no pase esta Cuaresma
sin habernos convertido un poco más a Ti”
Yo se que me quieres, Señor, porque eres bueno.
Porque tienes un corazón sensible, perdóname;
limpia mi vida de todos mis pecados
y de mis continuas caídas, levántame.
Que alegría tan grande saber que eres mi Padre,
y que juzgas a todos con misericordia.
Dame tu abrazo de perdón y tu amor cambiará mi corazón,
sé mi amigo y caminaré siempre en tu presencia.
Devuelveme el gozo y la alegría, que toda mi vida salte de gozo.
Somos amigos: olvida el mal que hice,
ayúdame con tu amistad a renovarme
y haz que nunca más me separe de Ti .
Que nazca en mí, como una fuente, un corazón puro,
y que una voluntad firme crezca en mi.
Quiero ver tu rostro alegre a mi lado,
y que tu fuerza me acompañe siempre, Señor.
Dame alegría de tu salvación
y un corazón generoso para amarte toda la vida.
Les diré a mis amigos que tus caminos son formidables,
y a los que pecan sin conocerte, lo bueno que Tú eres.
Dame vida, pues yo amo el vivir,
Tú que eres el Dios de la Vida,
y con ella diré a las gentes que contigo todo es posible.
Abre mi corazón y mis labios para decirte cuánto te quiero.
Ya sé que no te contentas con poco
y que no quieres de mí palabras vacías.
Lo que me pides es un corazón arrepentido;
un corazón sincero y noble es lo que quieres.
Sé bueno conmigo y con los otros
y fortalece nuestras vidas indefensas.
A Tí te ofrecemos nuestra vida cada día,
todo lo que somos y tenemos, todo es tuyo.
Devuélvenos, te lo pedimos, el gozo y la alegría,
y toda nuestra vida salte hoy en fiesta.
Somos amigos: olvida el mal que hemos hecho
y ayúdanos con tu amistad a convertirnos.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 11 de marzo de 2025
Martes,11 de marzo de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Mateo 6,7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recéis, no uséis
muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho
les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os
hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro
del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día,
perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos
han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del
Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro
Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los
demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
No uséis muchas palabras. Dios sabe lo que nos hace falta…
No puedo abrumarte
con tercos argumentos
ni con obsesivas oraciones,
para que me concedas
salud para servirte,
vida larga para hacer más cosas,
honra para encontrar
las puertas abiertas,
abundantes recursos
para ser más eficiente.
No puedo pedir tampoco
sufrimientos
presumiendo de mis fuerzas,
como si tú necesitases
una cuota de dolor
para concedernos
las cosas necesarias.
Yo sólo quiero pedirte
lo que tú siempre me ofreces,
tu amor y tu gracia
que engendran vida,
pero pueden llevar a la muerte
por defender a los asaltados,
que crean salud,
pero pueden llevar a perderla
en el servicio de los débiles,
que nos hacen amables,
pero pueden provocar
descalificación social
por no amoldarnos a las leyes,
que fructifican la tierra
con todos los bienes necesarios,
pero pueden dejarnos sin nada
por hacernos hermanos
de los echados de tu mundo.
Yo sólo quiero pedirte
tu amor y tu gracia.
Que los acoja en mí
como la última verdad
y que mi corazón diga:
«Me basta». [EE. EE. 234]
El Evangelio y la liturgia son buenos maestros. El Evangelio de ayer nos
hablaba de compromiso con los pobres; y el de hoy del Padre Nuestro. No
podemos separar lo que Dios ha unido: acción y oración. Para que toda
la vida sea oración, ha de haber momentos dedicados sólo a la oración. Y
la oración auténtica se verifica en el amor comprometido por los
hermanos.
“Haznos Señor contemplativos en el trabajo de cada día”
“Que cuando rece, huya del ruido, no de las personas”
Reza con el Padre Nuestro. Ve repitiendo cada palabra. Piensa con qué
sentimientos las pronunciaría Jesús... Él reza contigo, más aún, tú
rezas en Él, tú te unes a esa oración constante de Jesús con su Padre,
con nuestro Padre.
¡Padre nuestro! Estoy tan acostumbrado a decirte “Padre”, que casi lo hago sin darme cuenta.
Sin embargo... cuando lo pienso más en serio, tiemblo un poco.
Porque si eres mi Padre, yo soy tu hijo... Y el hijo tiene la carne y la sangre del padre.
Hoy te pido, Padre mío (y Padre de tantos otros hijos, de tantos hermanos míos),
que jamás deje de llamarte así, que jamás deje de ser el que engendraste para que te ame y para ser amado por Ti.
¡Padre nuestro! ¡Padre de Cristo! Que nunca deje de recordar la misericordia que nos mostraste en Jesús.
No permitas que abandone nunca tu casa.
Si estoy lejos de ella (por tantas locuras, por tantas maldades, por tantas tonterías),
dame fuerzas para volver ahora mismo:
¡Tú me amas y eres más grande que todos mis pecados juntos!
Y si me das la gracia de vivir siempre en tu casa, disfrutando de todo lo tuyo,
dame generosidad para compartir todo lo mío;
dame humildad para comprender a mis hermanos y recibirlos en nuestra casa siempre, como Tú los recibes. ¡Así sea!
(Héctor Muñoz)
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.