1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 10,22-30
Se
celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era
invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los
judíos, rodeándolo, le preguntaban: "¿Hasta cuando nos vas a tener en
suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente." Jesús les
respondió: "Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre
de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque
no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y
ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre,
y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera
a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre
somos uno."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“Os
lo he dicho y no me creéis”. Cuántas veces repitió Jesús estas palabras
a los judíos y cuántas veces nos las dirige a nosotros.
“Señor danos fe para creer en ti, para creer en tu Palabra”
“No te canses de repetirnos tu Palabra. No cuesta comprender”
“Danos paciencia para comprender al que le cuesta creer”
“No
me creéis, porque no sois ovejas mías”. Creemos muy seguros que
pertenecemos al rebaño de Jesús, pero en muchas ocasiones escuchamos más
y seguimos con más devoción a otros pastores (políticos, periodistas,
pensadores, eclesiásticos...)
¿A qué pastores escuchas y sigues?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
“Mis
ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen”. Para
conocer la voz de Jesús hay que escucharla muchas veces. Su voz de no es
estridente, es suave y necesita silencio para poder ser escuchada. Su
voz se oye con más fuerza en el camino del seguimiento.
¿Qué haces para escuchar la voz del Señor? ¿Qué podrías hacer?
¿Qué te dices Dios? ¿Qué le dices?
Pastor de tu pueblo,
Tú nos guiaste por mesetas, montes y cañadas,
con paciencia, ternura y sabiduría,
como los viejos pastores guían sus rebaños.
Hoy estamos desorientados y sin sueños.
¿Por qué no vienes a estar con nosotros un rato?
¿Por qué no nos sacas de estos apriscos vanos?
¿Por qué sigues sentado en tu trono de nubes?
Andamos errantes por campos agostados
sorbiendo el polvo y nuestro llanto;
nos flaquean el ánimo y las fuerza
y no encontramos un lugar de descanso.
Hemos perdido el horizonte que nos señalaste
y somos víctimas de nuestros miedos,
de nuestros anhelos frustrados en el camino,
de nuestros egoísmos y laberintos diarios.
Tú, que eres buen pastor, con entrañas y corazón...
Tú, que conoces a los tuyos por su nombre...
Tú, que los defiendes de lobos y otros peligros...
Tú, que prometiste darnos vida siempre...
¡Sílbanos tus alegres canciones que motivan,
llévanos por tus caminos preferidos,
condúcenos a los pastos que alimentan
y a las fuentes refrescantes que Tú conoces.
¡Muéstranos tu rostro alegre y luminoso,
como el sol nos ofrece generoso el suyo!
¡Guíanos, en estos tiempos de duda e incertidumbre,
con paciencia, ternura y sabiduría!
¡Reúnenos,
cúranos,
defiéndenos
y danos tu Espíritu!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 13 de febrero de 2025
Martes, 13 de mayo de 2025
Jueves, 13 de febrero de 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 7, 24-30
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.
Se alojó en una casa procurando pasar desapercibido, pero no lo
consiguió; una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro
se enteró enseguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.
La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.
El le dijo: Deja que coman primero los hijos.
No está bien echarles a los perros el pan de los hijos.
Pero ella replicó: Tienes razón, Señor; pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.
El le contestó: Anda, vete, que por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija.
Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Procurando pasar desapercibido... ¡Cuánto dicen estas palabras! A
nosotros también nos gusta pasar desapercibidos, sobre todo cuando nos
interesa. Pero ¡cuántas veces llamamos la atención de mil formas (más o
menos sutiles) para que se nos tenga en cuenta, para que se reconozca
nuestro trabajo. ¿Qué te dice Dios? ¿qué le dices?
No sabemos bien por qué Jesús uso de tanta dureza con aquella mujer.
Quizá para poner a prueba su fe. Y la fe de esta extranjera brilló con
toda su fuerza. Tantas veces nos creemos tratados con dureza por Dios.
Parece que no nos escucha, que calla, que nos da lo contrario de lo que
le pedimos...
Señor, aunque no siempre lo reconocemos,
te necesitamos, como la mujer cananea.
Por eso te decimos: "Ten compasión de mí,
Señor, Señor, socórreme".
A veces no te sentimos a nuestro lado,
parece que estamos en tu lista negra,
que nuestras palabras no llegan a tus oídos
y tu corazón está cerrado a nuestro dolor.
Danos un corazón que no desconfíe,
que sepa pedir y esperar tu ayuda.
Conserva y auméntanos el don de la fe,
para sepamos que Tú estás, aunque no te sintamos.
Era una extranjera. Pero nos da ejemplo de una fe inquebrantable. Hay
muchas personas que no son de las nuestros, de nuestro país, de nuestra
religión, de nuestro partido, no tienen nuestras costumbres, nuestra
cultura... y también nos dan ejemplo.
En este tiempo que nos toca vivir,
en el que todo se programa,
se sopesa, cuenta y mide,
no hay espacio para la sorpresa
ni para admirar tu presencia
junto a nosotros,
en la intimidad más íntima
o en la plaza pública.
Y, sin embargo, yo quiero ser tocado,
conquistado,
embelesado,
fascinado,
ilusionado,
hechizado,
seducido,
enamorado
por tu presencia,
por tus gestos y palabras,
por tus hechos y buena nueva.
Y quiero que me envuelva
tu aliento,
tu autoridad,
tu sonrisa,
tu ternura y fortaleza,
tu fuego y paz,
tu chispa y bondad;
que me atrape tu Espíritu,
me desconcierte tu esperanza
y me extrañe tu ausencia.
Y, ojalá, me admire mi fe,
me sobrecoja tu toque y mi curación
y me maraville de lo que soy para Ti.
Aventura,
sorpresa,
novedad,
curación,
vida vida nueva
Contigo.
¡Y a seguir manteniendo
puertas y ventanas
abiertas!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 12 de febrero de 2025
Miércoles, 12 de febrero de 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: Escuchad y
entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo
que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
El que tenga oídos para oír que oiga.
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la comparación.
El les dijo: ¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada
que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el
corazón sino en el vientre y se echa en la letrina.
(Con esto declaraba puros todos los alimentos) Y siguió: Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre.
Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos,
las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias,
fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad.
Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los judíos creían que eran impuros los que comían ciertos alimentos. Se
dejaban llevar por las apariencias. A veces también juzgamos (o se nos
juzga) por el aspecto exterior, por el color de la piel, por la forma de
hablar...
"Señor, no nos dejes caer en la superficialidad"
"Enséñanos a descubrir el corazón de las personas"
"Perdona nuestra juicios precipitados e injustos"
Lo importante es lo que sale del corazón. Por lo tanto, nuestra tarea
más importante es "cuidar nuestro corazón". ¿Cómo podemos cuidarlo?
Podemos estar atentos para descubrir malos deseos, endurecimientos,
falta de ilusión... y sobre todo, podemos encontrarnos con Jesús, en la
oración y en los sacramentos. Él nos lo cuidará mejor que nadie.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que todos somos obra de Dios, llevamos algo de bueno en el corazón.
Que todos valemos la pena, y nos queda algo de la imagen de Dios.
Que a todos hay que darles otra oportunidad.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que todos somos dignos de amor, justicia, libertad, perdón.
Que todos somos dignos de compasión, respeto y de muchos derechos.
Que todas las criaturas son mis hermanas.
Que la creación es obra maravillosa de Dios.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que no hay razón para levantar barreras, cerrar fronteras.
Que no hay razón para ninguna clase de discriminación.
Que no hay razón para el fanatismo y para no dialogar con alguien.
Que no hay razón para maldecir, juzgar y condenar a nadie.
Que no hay razón para matar, ni para el racismo.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que todos los ancianos tienen un caudal de sabiduría, y los jóvenes, de ideales.
Que los adolescentes tienen un caudal de planes, y los niños, de amor.
Que las mujeres tienen un caudal de fortaleza, y los enfermos, de paciencia.
Que los pobres tienen un caudal de riqueza,
y los discapacitados, de capacidades.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que hay razón para tender puentes, dar a todos la paz, trabajar por la paz,
amar y defender la creación.
Que hay razón para ser hermanos y seguir siendo amigos.
Que hay razón para sonreír a todos.
Que hay razón para dar a todos los buenos días, dar a todos la mano,
intentar de nuevo hacerlo todo mejor.
Si yo fuera limpio de corazón descubriría…
Que hay razón para seguir viviendo, para vivir en comunidad.
Que hay razón para prestar un oído a lo que dicen los demás.
Que hay razón para servir, amar, sufrir.
Purifica mi corazón. Limpia mi mirada. Y viviré.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 11 de febrero de 2025
Martes, 11de febrero de 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 7, 1-13
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos
letrados de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos
impuras (es decir, sin lavarse las manos) (Los fariseos, como los demás
judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien,
aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no
comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de
lavar vasos, jarras y ollas) Según eso, los fariseos y los letrados
preguntaron a Jesús: ¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y
no siguen tus discípulos la tradición de los mayores ? El les contestó:
Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: «Este
pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos».
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
Y añadió: Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición.
Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte».
En cambio vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: «Los
bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo» , ya no le
permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra
de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los fariseos no amaban al Señor. Al contrario: lo odiaban. Y cualquier razón era buena para criticarlo.
"Señor no dejes que domine en nosotros el odio"
"Ayúdanos a descubrir lo bueno de cada persona"
Algunos judíos hacían muchas cosas "piadosas", pero el corazón estaba
lejos de Dios. Nosotros vamos a la Eucaristía, tenemos grupos de vida,
estamos comprometidos... Pero ¿dónde está nuestro corazón? ¿qué te dice
Dios? ¿qué le dices?
Señor, ayúdanos a descubrir nuestras incoherencias,
a no justificar nuestros errores y pecados,
a no acostumbrarnos a nuestra mediocridad.
Compartimos una parte de nuestro dinero,
pero nuestro estilo de vida sigue siendo consumista.
Empleamos tiempo y dinero para arreglarnos por fuera,
pero ¡qué poco cuidamos nuestro interior!
Hablamos mucho de justicia y solidaridad,
pero muy pocos pobres tienen sitio en nuestra casa y en nuestro corazón.
Apoyamos el reciclaje, el medio ambiente, la ecología;
pero seguimos generando toneladas de basura.
Defendemos mucho nuestros derechos,
pero casi no hacemos nada por las personas "sin-derechos".
Acudimos a reuniones, nos gusta encontrarnos con los demás,
pero nuestra vida es demasiado individualista.
Participamos de vez en cuando en oraciones y celebraciones,
pero no nos acabamos de fiar de Dios.
(Cada uno piense cuáles son sus incoherencias personales)
Señor, sabemos que Tú nos quieres tal y como somos,
que tu amor es mucho más grande que nuestra incoherencias;
¡Cuánto te agradezco que me ames, a pesar de todo!
Danos tu luz y tu fuerza para superar contradicciones
para acercarme cada día a lo que tú has soñado para mí,
para que se puedan cumplir nuestros mejores deseos,
para trabajar por la verdad, la justicia y la paz,
para que crezcan en nuestro corazón la alegría y la esperanza.
Amén.
Los judíos buscaban excusas (muy buenas) para no cumplir la ley en lo
más importante: para no tener que socorrer a los padres, ofrecen los
bienes al templo. ¿Qué excusas ponemos para no cumplir la voluntad de
Dios? ¿qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 10 de febrero de 2025
Lunes, 10 de febrero de 2025.Santa Escolástica.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, cuando Jesús y sus discípulos terminaron la travesía, tocaron tierra en Genesaret, y atracaron.
Apenas desembarcados, algunos lo reconocieron, y se pusieron a recorrer
toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le
llevaba los enfermos en camillas.
En la aldea o pueblo o caserío donde llegaba, colocaban a los enfermos
en la plaza, y le rogaban que les dejase tocar al menos el borde de su
manto; y los que lo tocaban se ponían sanos.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús y sus discípulos llegaron Genesaret. No esperan a que los demás se acerquen.
"Señor, gracias por salir a mi encuentro"
"Ayúdame a salir al encuentro del que me necesita"
Jesús tenía "debilidad" por los enfermos. Conocía sus sufrimientos, los
del cuerpo y los del alma. Sabía de sus soledades. Y nosotros ¿cómo
tratamos a los enfermos? ¿qué tiempo les dedicamos? ¿Qué te dice el
Señor? ¿qué le dices?
En este evangelio Jesús se dejaba tocar. Es un signo de cercanía, de
amor. En la Eucaristía Jesús se deja comer, es el signo más importante
de su amor, de su cercanía.
Señor, déjame ir contigo
sólo quiero caminar
detrás, pisar donde pisas
mezclarme entre tus amigos.
Recorrer esas aldeas
que habitan los olvidados
los que no recuerda nadie
ver como los recuperas.
Quiero escuchar tu palabra
simple y preñada de Dios
que aunque a muchos incomode
a tanta gente nos sana.
Quiero sentarme a tu mesa
comer del pan compartido
que con tus manos repartes
a todos los que se acercan.
Y un día tocar tu manto
como esa pobre mujer
suave, sin que tú lo notes
arrancarte algún milagro.
Esa que todos marginan
se atreve a abrazar tus pies
y derrama su perfume
porque en ti se ve querida.
Que de tanto ir junto a ti
pueda conocerte más,
tú seas mi único amor
y te siga hasta morir.
Javi Montes SJ.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 9 de febrero de 2025
Domingo, 9 de febrero 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 5, 1‑11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor
de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de
Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores
habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de
las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra.
Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: —«Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: —«Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»
Y,
puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que
reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que
vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos
barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los
pies de Jesús diciendo: —«Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»
Y
es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con el,
al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a
Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: —«No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Pedro fue en este evangelio el pescador pescado. Al experto pescador le
mostró Cristo cuántas cosas podía aprender. ¿Qué me va a enseñar a mí
éste? Si nos abriéramos a Dios descubriríamos que Él sabe más de
nosotros que nosotros mismos, que nos quiere más que nosotros y que
puede guiarnos hasta lo mejor de nuestras vidas.
!Remad mar
adentro! Es el lema que el Papa nos propuso para este nuevo milenio de
seguimiento a Cristo. Intentar cosas nuevas, lanzarnos a proyectos
ambiciosos, pasar de pescar peces a pescar hombres y mujeres, colaborar
con la construcción del Reino.
Y, por fin, el no temas. No
estamos solos. Él nos precede, Él guía la humilde barca de la Iglesia.
Nosotros colaboramos. Tenemos que arriesgarnos a que el Señor nos
complique un poco la vida. Pero esta vocación nuestra a participar en el
Reino dará un nuevo sentido a nuestra vida. Seremos los pescadores
pescados.
Paseando por la orilla del lago,
o recorriendo pueblos y ciudades,
o adentrándote en el silencio del desierto,
o deteniéndote en las plazas públicas,
o contemplando las muchedumbres derrengadas,
o invitándote a comer en nuestra casa,
o haciéndote presente en las sendas y encrucijadas
que frecuentamos, y en las que nos perdemos...
nos ves tan atrapados
en las redes del ayer y del presente
-en el trabajo, en la familia,
en el ocio o en el negocio,
en el paro o en el confort,
en el fracaso y en la desilusión,
en los viajes y en las soledades,
en internet y facebook,
en los msn, twitter y skype,
en las drogas con nombre o sin él,
en las migajas de placer....
Pero Tú nos invitas y llamas a seguirte,
dejando lo que nos ata libremente,
y ofreciéndonos un nuevo horizonte
si creemos y acogemos el reino que traes.
Y nosotros te escuchamos,
y dejando todas las redes,
nos convertimos
y nos vamos contigo,
y gustamos tu buena noticia al instante.
Mas al poco tiempo,
como casi siempre,
viene la crisis,
se nos nubla el horizonte,
nos hacemos reticentes
y nos olvidamos de que nos enamoraste.
Pero Tú, que eres fiel,
vuelves a llamarnos por nuestro nombre
y a susurrarnos tus quereres
invitándonos a ser tus seguidores
para que vivamos felices.
Florentino Ulibarri
------------------
Señor, no soy nada.
¿Por qué me has llamado?
Has pasado por mi puerta y bien sabes
que soy pobre y soy débil.
¿Por qué te has fijado en mí?
Me has seducido Señor
con tu mirada.
Me has hablado al corazón y me has querido.
Es imposible conocerte y no amarte.
Es imposible amarte y no seguirte.
¡Me has seducido Señor!
Señor, yo te sigo
y quiero darte lo que pides
aunque hay veces que me cuesta darlo todo.
Tú lo sabes, yo soy tuyo. Camina, Señor, junto a mí.
Señor, hoy tu nombre es más que palabras:
es tu voz que hoy resuena en mi interior
y me habla en el silencio.
¿Qué quieres que haga por ti?
canción del grupo Kairoi
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 8 de febrero de 2025
Sábado, 8 de febrero 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las
aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque
andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El detalle de convivencia entre el Señor y los discípulos de este
evangelio puede servirnos para nuestra propia relación con Cristo:
Reunidos con Él, le contaban lo que habían hecho y descansaban
pacíficamente. Los momentos de oración pueden ser también momentos de
reposo con el Señor, de trato amistoso con él, como hacemos con tantos
otros amigos
Lo mismo que el ave regresa al hogar y encuentra su descanso en su
nido, así mi alma descansa en ti, Señor. Porque tú eres el gozo de
nuestra alma, la abertura siempre abierta, la puerta de la esperanza, en
ti nos confiamos en el descanso.Cuando llega la tormenta, cuando el
frío arrecia tras los cristales, cuando todo parece que va a concluir en
tragedia.
Tú eres el descanso, la plenitud sin fin, el infinito
que se puede tocar, el que cierras nuestros ojos con tus delicadas
manos. Aunque a veces me duermo enseguida, pensar en ti me hace sentirme
mejor, me brota una paz inexplicable, y al punto me duermo en paz.
Aunque mis padres me abandonaran, aunque el sol no calentase, yo
descansaría seguro en el Señor, estaría muy a gusto con mi Dios. Amén.
Estar con el Señor tiene un efecto sobre el corazón: lo hace atento a
los otros, lo hace compasivo. ¿Somos sensibles a las necesidades de los
demás? ¿Eso nos hace más disponibles, nos da iniciativa, nos hace
adelantarnos al servicio de los hermanos? ¿Nuestra compasión alcanza
todo el mundo, hasta los problemas acuciantes de tantos países?
Recibir y dar. Ese debería ser el movimiento ordinario y contagioso de
un cristiano: atento a los múltiples dones de Dios y de los otros, los
acoge con alegría y los comparte. Y se crea entonces un efecto
multiplicador, de acción más que de palabras, que genera una atmósfera
de paz, de serenidad, de comprensión mutua. Recibir y dar.
Venid a un sitio tranquilo;
a un lugar apartado del bullicio agobiante
que nos acompaña día y noche;
a un lugar retirado
de vuestros negocios y preocupaciones,
de vuestras falsas necesidades;
a un lugar apropiado para encontraros
con Dios, entre vosotros y con vosotros mismos.
Venid a un sitio adecuado
para reparar fuerzas.
Y descansad un poco.
Detened vuestro ritmo alocado.
Haced un alto en el camino.
Sosegaos de tanto ajetreo.
Que se calmen vuestros nervios.
Que se serene vuestro espíritu.
Dejad la mochila a un lado,
quitaos las sandalias
y lavaos el cuerpo entero
para reparar fuerzas.
Los que estáis rendidos y agobiados,
los que vivís bajo el yugo de las responsabilidades,
los que soportáis el peso de los compromisos
y de las obligaciones ineludibles,
los que camináis con los ojos tristes
y la espalda doblada,
los que ya sólo divisáis niebla en el horizonte,
los que no sabéis vivir sin cargas y cruces,
echad el freno y apearos
para reparar fuerzas.
Yo os aliviaré.
Os sanaré la mente.
Tonificaré vuestro corazón.
Curaré vuestras heridas.
Vigorizaré vuestro cuerpo.
Calmaré vuestra ansiedad.
Os quitaré las pesadillas...
Estaré con vosotros en todo momento.
Tomaos un respiro conmigo
para reparar fuerzas.
Venid conmigo, amigos.
Gozad este momento y lugar.
Gustad todo lo suyo –que es vuestro–:
las verdes praderas, las aguas frescas,
los árboles frondosos,
el horizonte abierto...
Descansad sin prisas y sin miedo.
Cargad las pilas hasta rebosar
y escuchad mi buena nueva...
para reparar fuerzas.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.