martes, 31 de diciembre de 2024

Martes, 31 de diciembre de 2024

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 1, 1‑18

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios.
Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.
En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.
Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
—«Este es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."»
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Jesucristo es la Palabra. Dios es Palabra, es comunicación, es relación. Las personas, creadas a su imagen y semejanza, estamos llamadas a relacionarnos, a comunicarnos con Él y con los hermanos. No podemos crecer como personas y como cristianos aislados. ¿Cómo cultivo las relaciones con Dios y con el prójimo? ¿son verdaderas, constructivas, sinceras? ¿Qué le dices a Dios?

B. Vino a su casa y los suyos no la recibieron. El mundo es la casa de Dios. Tu corazón y el de cada persona es la casa de Dios. La casa que Él ha hecho y en la que ha querido vivir para llenarla de luz y calor. En estos días de Navidad, en este año que acaba ¿cómo has acogido a Jesús? ¿qué le dices?

C. A cuantos recibieron la Palabra, les da poder para ser hijos de Dios. El Hijo de Dios se ha hecho nuestro hermano, para que todos seamos hijos de Dios. No estamos llamados solamente a saber que somos hijos de Dios, estamos llamados a sentirlo y a vivirlo. Dios es tu Padre, tu Madre, te ama entrañablemente. Dios susurra a tu corazón continuamente: "Tú eres mi hijo". Ojalá que tus labios, tu corazón y tu vida susurren a Dios "Tú eres mi Padre, mi Madre". Contempla a Jesús recién nacido y silencia tu corazón para escuchar el susurro de Dios. Dile lo que sientes.

La Palabra se hizo carne,
para hablar en gestos
y profetizar amores.

Se hizo frágil,
para romper certidumbres
y derribar fortalezas.

Se hizo niño
para crecer aprendiendo
y enseñar viviendo.

Se hizo voz,
en el llanto de un crío
y en las promesas de un hombre.

Se hizo brote
que en el suelo seco
apuntaba hacia la Vida.

Se hizo amigo
para anular soledades
y trenzar afectos.

Se hizo de los nuestros
para enseñarnos
a ser de Dios.

Se hizo mortal,
y atravesando el tiempo
nos volvió eternos.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj


Antes de comenzar el nuevo año, podemos dar gracias por todas las personas y acontecimientos positivos del año viejo, para cargarnos de energía; y pedir perdón por lo que no hicimos bien u ofrecerlo a quienes nos hicieron daño, para liberarnos de pesos muertos:

Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.

Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que recibí de TI. Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir. Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo. También perdón por no corresponder a tu amor, por la oración que poco a poco fui aplazando. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente te pido perdón.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 30 de diciembre de 2024

Lunes, 30 de diciembre de 2024

 
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 2,36‑40

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús es todavía un niño, un niño débil, indefenso, amenazado... pero Ana, hija de Panuel, comienza a dar gracias a Dios y a hablar del niño Jesús a cuantos esperaban la liberación de Israel. La oración y los ayunos habían afinado tanto la sensibilidad de esta mujer que es capaz de darse cuenta de que aquel niño es el Enviado de Dios para liberar a su pueblo.

Si rezásemos más y ayunemos de todo aquello que nos aleja de Dios, también nosotros sabríamos descubrir la presencia de Dios en nuestro mundo, en nuestra vida.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

La gracia de Dios acompañaba a Jesús. La gracia de Dios te acompaña a ti para que crezcas cada día más en entrega, en felicidad, en esperanza, en sabiduría, en fe...
            “Señor, acompáñame, aunque a veces te olvide”
            “Ayúdanos a descubrir tu cercanía”
            “Enséñanos a ser buenos acompañantes”

Donde acaba la ciudad
y empieza el miedo,

donde terminan los caminos
y empiezan las preguntas,

cerca de los pastores
y lejos de los dueños,

en el calor de María
y en el frío del invierno,

viniendo de la eternidad
y gestándose en el tiempo,

salvación poderosa para todos
en una fragilidad recién nacida,

liberador de todos los yugos
atado a un edicto del imperio,

rebajado hasta un pesebre de animales
el que a todos nos sube hasta los cielos,

nació el Hijo del Padre,
Jesús, el hijo de María.

Sólo abajo está el Señor del mundo
que nosotros soñamos en lo alto.

Aquí se ve la grandeza de Dios
contemplando la humildad de este pequeño.

Aquí está la lógica de Dios,
rompiendo el discurso de los sabios.

Aquí ya está toda la salvación de Dios
que llenará todos los pueblos y los siglos.

Benjamín González Buelta, sj


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 29 de diciembre de 2024

Domingo, 29 de diciembre de 2024. Sagrada Familia :Jesús,María y José

  Sagrada Familia :Jesús,María y José

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 2, 41‑52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
—«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Él les contestó:
—«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa
 de mi Padre?»
 Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. En la convivencia de cada día surgen, aunque no se pretendan, malentendidos... hasta en la sagrada familia. Tenemos que aprender a aceptarlos ya a saberlos “gestionar” adecuadamente, sin dramatizar, confiando en la buena voluntad del otro. Pedimos por las familias que no saben superar los malentendidos, que sufren el drama de la desunión.

B. La Sagrada Familia aprende desde el principio a confiar en Dios a pesar de las dificultadas y sufrimientos. María y José se dan cuenta de que estar cerca de Dios no es una pararrayos que aleja el sufrimiento y el mal. Pero, estar cerca de Dios nos ayuda a vivir con esperanza cualquier cruz.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

C. En este día, damos gracias por nuestra familia, por todo lo que Dios nos ha dado a través de ella. Pedimos por todas las familias, especialmente por aquéllas que sufren problemas económicos, enfermedad, falta de entendimiento...

Dios y Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la mujer a tu imagen, Tú bendices y multiplicas el amor de nuestras familias.
Te pedimos humildemente por todas las familias, especialmente por las que sufren. Descienda, Señor, sobre ellas tu bendición y la fuerza de tu Espíritu.

Que en la alegría te alabemos, Señor, y en la tristeza te busquemos; en el trabajo encontremos el gozo de tu ayuda y en la necesidad sintamos cercano tu consuelo.

Que la Comunión contigo, Señor, transforme nuestra vida y nuestras familias den buen testimonio de esperanza, fe y solidaridad con los pobres.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 28 de diciembre de 2024

Sábado,28 de diciembre de 2024. Santos Inocentes

  Santos Inocentes

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 2,13-18

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
-«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta:
«Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.»
Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.
Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.»

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Jesús, María y José también fueron emigrantes, refugiados…

Cuando acabaste la creación
dicen que dijiste firmemente
a los cuatro puntos cardinales:

Que todo el mundo viva feliz,
en paz, libremente y con dignidad,
en la tierra que le vio nacer.

Que si alguien abandona su país
no sea porque muere de injusticia y hambre.
sino por conocer otros paraísos terrenales.

Que siempre, y en todo lugar,
se respeten los derechos de las personas,
sean del color y condición que sean.

Que nadie esclavice a su semejante
y nadie se haga esclavo de nadie,
pues yo os he creado hermanos y libres.

Que nadie se arrogue el derecho
de ser ciudadano y dar a otros papeles,
pues todos sois iguales y muy diferentes.

Y dicen que, como casi siempre,
muchos jugamos a ser dioses
o, simplemente, señores prepotentes.

Y otros muchos tuvieron que salir,
y ser emigrantes sin papeles,
con mucha injusticia y hambre.

Y dicen que dijiste más firmemente:
Pues no me voy de esta tierra,
y seré uno más entre los emigrantes.

Padre/Madre, que estás en esta tierra:
rompe nuestros miedos e imágenes tuyas
para que tu proyecto siga adelante.

Florentino Ulibarri

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Nada más nacer,
y ya en el camino,
su techo es el cielo,
la tierra es el lecho
que guarda los sueños,
de un hombre sencillo
de una mujer buena
de un recién nacido.
Detrás, a lo lejos,
violencia en las calles
nacida del miedo.
Dolor en las vidas
de tanto inocente.
Víctimas sin culpa,
llantos sin consuelo.
El constante juego
de los poderosos
cobrándose el diezmo
de los más pequeños.

Volverás de Egipto
rasgarás el muro
que divide al hombre
que provoca duelos,
le darás la vuelta
al maldito ciclo
de tanta barbarie,
de tanto desierto
donde nada crece.

Brotarán, de nuevo,
esperanzas altas,
amores perpetuos,
humanas caricias,
profundos anhelos
que desde la entraña
llaman a lo eterno.
Ahora duerme, niño,
que de tu suspiro
pende el universo.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj


B. Herodes teme perder su poder. Teme que un niño pobre, recién nacido, le arrebate su corona. Y para no perder su sillón es capaz de acabar con todos los niños pequeños del país. La historia se repite. La repetimos. Podemos hacer mucho daño a personas inocentes, cuando nos sentimos atacados.

Señor, contemplamos tu bondad y tu ternura,
en la pobreza y humildad del portal de Belén.
Y nuestro corazón se llena de paz y alegría.

Pero hasta la ternura a veces es mal recibida.
Herodes te recibió con miedo y violencia.
Tu bondad resultó peligrosa para muchos
y acabaste colgado en el madero de la cruz.

Nos parece increíble, pero esto sigue pasando:
muchas personas que aman son incomprendidas,
porque su bondad supone una denuncia de la maldad,
porque preferimos la mediocridad a la santidad.

Señor, no dejes que otros paguen mis temores y enfados,
Perdona el mal que hacemos a muchas personas buenas.
Danos fuerza para compensar con amor nuestros errores
y para defender a los Santos Inocentes de este tiempo.


C. En nuestras sociedades  ”avanzadas” muchos niños inocentes siguen muriendo, en las guerras, en las hambrunas de tantos países; algunos ni siquiera tienen la oportunidad de gritar, de llorar, víctimas del aborto.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 27 de diciembre de 2024

Jueves, 27 de febrero de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 9, 40-49

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa.
El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.
Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al abismo, al fuego que no se apaga.
Y si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al abismo.
Y si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al abismo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados a fuego.
Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Repartíos la sal y vivid en paz unos con otros.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Todas nuestras acciones que hacemos tienen su repercusión en nosotros mismos, en los demás, en el proyecto del Reino de Dios.

Las acciones buenas, por pequeñas e insignificantes que parezcan: dar un vaso de agua, sonreír, guiñar un ojo... Cualquier cosa que hagamos nos engrandece, alegra a quien está a nuestro lado, y hace que el Reino de Dios se haga presente un poco más. Es como una pizca de sal que da buen sabor a la vida.

Y las acciones malas, aunque parezcan intrascendentes, también tienen sus reprecisiones negativas. Por eso, este Evangelio nos llama a evitar cualquier ocasión de pecar, de hacer daño, de escandalizar.

Sin embargo, no solemos valorar las acciones pequeñas, sean buenas o malas. ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Cenar con los amigos,
abrirles el corazón sin miedo,
lavarles los pies con mimo y respeto,
hacerse pan tierno compartido
y vino nuevo bebido.
Embriagarse de Dios,
e invitar a todos a hacer lo mismo.

Visitar a los enfermos,
cuidar a ancianos y niños,
dar de comer a los hambrientos
y de beber a los sedientos;
liberar a presos y cautivos,
vestir a los desnudos,
acoger a emigrantes y perdidos,
sepultar dignamente a los muertos.
No olvidarse de los vivos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.

Enseñar al que no sabe,
dar buen consejo al que necesita,
corregir al que se equivoca,
perdonar injurias y torpezas,
consolar al triste,
tener paciencia con las flaquezas del prójimo.
Pedir a Dios por amigos y enemigos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.

Trabajar por la justicia,
empeñarse en una paz duradera,
decir no a las armas,
desvivirse en proyectos solidarios,
reducir nuestras cuentas y carteras,
superar las limosnas.
Amar hasta el extremo,
e invitar a todos a hacer lo mismo.

Ofrecer un vaso de agua,
brindar una palabra de consuelo,
denunciar leyes injustas,
parar el viaje de los negocios propios,
cargar con el herido
aunque no sea de la familia,
salir de mi casa y círculo
–chiringuito, grupo o castillo–.
Construir una ciudad para todos,
e invitar a todos a hacer lo mismo.

Realizar el trabajo debidamente.
No defraudar a Hacienda.
Respetar la dignidad de todos.
Defender los Derechos Humanos.
Romper fronteras y guetos.
Dudar de fortunas y privilegios.
Crear desconcierto evangélico.
Amar como él nos ama,
e invitar a todos a hacer lo mismo.

Etcétera, etcétera, etcétera...

Un gesto sólo, uno sólo
desborda tu amor,
que se nos ofrece como manantial de vida.
Si nos dejamos alcanzar y lavar,
todos quedamos limpios,
como niños recién bañados,
para descansar en tu regazo.
¡Lávame, Señor!
¡Lávanos, Señor!

Florentino Ulibarri

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Arranca la mano de piedra,
que aprieta con saña
y apunta con odio,
cocina maldades
y pone cadenas…
Verás cómo crece
la mano de carne
que acuna y aquieta,
que quita cerrojos,
que escribe poemas

Arranca la pierna de piedra
que al pisar aplasta,
que avanza sin norte,
y, cerril, patea.
Verás cómo crece
la pierna de carne,
que baila ligera,
que te lleva, lejos,
donde Dios te llama,
donde el hombre espera.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

Martes, 11 de febrero de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 7, 1-13

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras (es decir, sin lavarse las manos) (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas) Según eso, los fariseos y los letrados preguntaron a Jesús: ¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen tus discípulos la tradición de los mayores ? El les contestó: Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos».
Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
Y añadió: Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición.
Moisés dijo: «Honra a tu padre y a tu madre» y «el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte».
En cambio vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: «Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo» , ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Los fariseos no amaban al Señor. Al contrario: lo odiaban. Y cualquier razón era buena para criticarlo.
    "Señor no dejes que domine en nosotros el odio"
    "Ayúdanos a descubrir lo bueno de cada persona"

Algunos judíos hacían muchas cosas "piadosas", pero el corazón estaba lejos de Dios. Nosotros vamos a la Eucaristía, tenemos grupos de vida, estamos comprometidos... Pero ¿dónde está nuestro corazón? ¿qué te dice Dios? ¿qué le dices?

Señor, ayúdanos a descubrir nuestras incoherencias,
a no justificar nuestros errores y pecados,
a no acostumbrarnos a nuestra mediocridad.

Compartimos una parte de nuestro dinero,
pero nuestro estilo de vida sigue siendo consumista.

Empleamos tiempo y dinero para arreglarnos por fuera,
pero ¡qué poco cuidamos nuestro interior!

Hablamos mucho de justicia y solidaridad,
pero muy pocos pobres tienen sitio en nuestra casa y en nuestro corazón.

Apoyamos el reciclaje, el medio ambiente, la ecología;
pero seguimos generando toneladas de basura.

Defendemos mucho nuestros derechos,
pero casi no hacemos nada por las personas "sin-derechos".

Acudimos a reuniones, nos gusta encontrarnos con los demás,
pero nuestra vida es demasiado individualista.

Participamos de vez en cuando en oraciones y celebraciones,
pero no nos acabamos de fiar de Dios.

(Cada uno piense cuáles son sus incoherencias personales)

Señor, sabemos que Tú nos quieres tal y como somos,
que tu amor es mucho más grande que nuestra incoherencias;
¡Cuánto te agradezco que me ames, a pesar de todo!

Danos tu luz y tu fuerza para superar contradicciones
para acercarme cada día a lo que tú has soñado para mí,
para que se puedan cumplir nuestros mejores deseos,
para trabajar por la verdad, la justicia y la paz,
para que crezcan en nuestro corazón la alegría y la esperanza.
Amén.


Los judíos buscaban excusas (muy buenas) para no cumplir la ley en lo más importante: para no tener que socorrer a los padres, ofrecen los bienes al templo. ¿Qué excusas ponemos para no cumplir la voluntad de Dios? ¿qué le dices?

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

Viernes, 27 de diciembre de 2024. San Juan Apóstol y Evangelista

  San Juan Apóstol y Evangelista

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 20, 2-8

El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo:
-«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Celebramos la fiesta de San Juan. En su evangelio nos cuenta la experiencia de su encuentro con Jesús, una experiencia que se resume con una palabra: amor. Por amor, el Señor nació. Por amor, curó. Por amor, predicó. Por amor, murió y resucitó.
     "Señor haznos testigos de tu amor"

B. En el evangelio de hoy, Pedro y Juan se encuentran con el sepulcro de Jesús abierto y las vendas por el suelo: los primeros signos de la resurrección del Maestro.
     "Damos Una mirada nueva para descubrir los signos de la resurrección
      en mi vida, en las familias, en la Iglesia, en el mundo"

C. Juan corría más que Pedro, pero lo esperó. Es un detalle interesante. En nuestras familias, en la Iglesia ocurre algo similar: unos corren más rápidos que otros, unos son más "avanzados", otros más "prudentes". Es más importante llegar juntos que llegar el primero.
     "Señor, concédenos el don de la unidad"
     "Perdona nuestras prisas"
     "Gracias por las personas que saben esperar"

Señor, ayúdame a escuchar tu voz y a responderte, con la misma decisión y generosidad de Juan Evangelista. Cuando lo llamaste, a orillas del lago Tiberiades, inmediatamente dejo la barca y a su padre y te siguió. No lo dejó para dentro de un rato, o para mañana. Casi no te conocía. No sabía qué le esperaba, pero tu voz resonó en su corazón con tal fuerza que lo dejó todo y te siguió.  Señor, ayúdame a escuchar tu voz y a responderte, con decisión y generosidad.

Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a dejar que tu cercanía me transforme, como a Juan. Juan y su hermano Santiago iban en busca de privilegios. Pero estar a tu lado les fue cambiando. Entendieron que es menester beber el cáliz del amor, del servicio y de la entrega hasta la última gota. Experimentaron que el camino de la gloria pasa por Getsemaní y por el Calvario. Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a dejar que tu cercanía me transforme.

Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti, como Juan. Él es "el discípulo a quien Jesús amaba", "el discípulo predilecto", el que se siente amado “hasta el extremo”. También yo soy amado por amado por ti. Tú me amas como si yo fuera tu único amigo y como si tú fueras el único amor que hay en mi vida. Tú quieres que yo sea tu amigo y en ocasiones parece que me conformo con ser tu siervo. Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti.

Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi comunidad cristiana, de la Iglesia, como Juan. Es él una “columna” de la comunidad de Jerusalén. Que sepa agradecer los talentos y capacidades que me has dado, poniéndolos al servicio de la comunidad. Que sepa apoyar mi fe en las columnas de mis hermanos y que mi fe sea columna donde otros puedan encontrar seguridad y fuerza. Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi comunidad cristiana, de la Iglesia.

Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y defender nuestra fe en Ti, como Juan. Ante el Sanedrín que perseguía a los primeros cristianos, Juan dijo:  "No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído". Ayúdanos a proclamar nuestra fe, ante el sanedrín de los que te niegan y los que te buscan, ante el sanedrín de facebook y twitter, ante el sanedrín de la injusticia y la pobreza. Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y defender nuestra fe.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.