San Esteban
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
-«No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os
azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y
reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los
gentiles.
Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo
diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis
vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por
vosotros.
Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a
los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán.
Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Cuando todavía estamos saboreando la ternura del niño
Dios, celebramos la fiesta del primer mártir: San Esteban. Por eso, el
evangelio nos habla de persecuciones, odios y sufrimientos. Parece que
no tiene ninguna relación, pero, desgraciadamente, la ternura no sólo
causa alegría, también provoca el odio de los violentos.
"Gracias por las personas que manifiestan tu bondad hasta las últimas consecuencias"
"Ayúdanos a manifestar ternura, cuando seamos perseguidos"
B. Nos duele ser incomprendidos por cualquier persona. Sin embargo, nos
hiere de una forma especial el rechazo de los más cercanos: de los
padres, de los hijos, de los amigos más cercanos, de los que tienen la
misma fe o las mismas ideas...
"Dame Señor fuerza para comprender y perdonar siempre"
C. El que persevere hasta el final se salvará. Es fácil amar cuando nos
pagan con amor. Cuesta mucho más cuando recibimos indiferencia o
críticas. Sólo con la ayuda de Dios podemos perseverar en la adversidad.
¿Qué te dice Dios? ¿qué le dices?
Al leer hoy tu Palabra me pregunto:
¿Cómo doy testimonio de ti?
¿Qué hace de un creyente ser profeta?
¿Qué me pides como profeta de tu reino?
Y sé que quieres que más que profeta sea profecía,
anuncio comprometido, denuncia subversiva,
alegría desbordante, optimismo movilizador
y esperanza fundamentada.
Y sé que quieres que afronte con serenidad
el rechazo que vivo cuando te vivo,
el rechazo que experimento cuando te anuncio,
el rechazo que en mi propia “tierra” veo
que causa la radicalidad de tu mensaje y el escándalo de la cruz.
Al leer hoy tu Palabra me pregunto:
¿Qué tipo de profeta soy? ¿Qué genera en mí ser profeta?
¿Qué me exige ser profeta?
Y me doy cuenta que a veces me puede la cobardía
o la incoherencia o mi falta de autenticidad y valentía.
Y me doy cuenta de que confías siempre en mí.
¡Mucho más de lo que a veces creo!
¡Mucho más de lo que a veces aprovecho!
¡Mucho más de lo que a veces me merezco!
Señor, hazme profeta.
Hazme profecía.
Señor, que no tema tanto el rechazo
como la esterilidad que produce hacer lo de siempre,
lo que todos, lo que se lleva…
simplemente por evitar el conflicto
y la reacción que provoca escuchar tu Palabra
y ponerla en práctica,
ponerla en práctica y dar testimonio profético
de que lo de tu reino es verdad y vida verdaderas. Así sea
oscaralonso©oracionesdiarias
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 26 de diciembre de 2024
Jueves, 26 de diciembre de 2024. San Esteban
miércoles, 25 de diciembre de 2024
Miércoles, 25 de diciembre de 2024. Solemnidad de Navidad
Solemnidad de Navidad
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 2,1-14.
En aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer
un censo del mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo
Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su
ciudad.
También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la
ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén,
para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras
estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo
primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no
tenían sitio en la posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire
libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les
presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de
gran temor.
El ángel les dijo: —No temáis, os traigo la buena noticia, la gran
alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un
Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un
niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército
celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en el cielo, y en
la tierra, paz a los hombres que Dios ama.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Este no es un día para comentar el Evangelio. Es día para contemplar a
Jesús, recién nacido, para dejarse impresionar por su ternura, para
alabar a Dios, que nos ha manifestado su amor infinito:
Jesús, al nacer te hiciste pequeño y humilde, para que no te
tengamos miedo y te acojamos, para curar nuestros aires de grandeza.
Jesús,
fuiste un bebé para mostrarnos tu ternura, para que podamos sentir y
gozar con tu cariño, para que nuestro corazón sepa recibir y regalar
amor.
Jesús, te has acercado a nosotros, a todas las personas,
para encontrarte con nosotros y darnos tu alegría, para que nos
acerquemos a cuantos nos necesitan.
Jesús, viniste hace 2000 años
y hoy sigues a nuestro lado, en el corazón de cada persona, en el pan
que comulgamos. Gracias por tu cercanía, por tu alegría, por tu paz.
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En las plazas y en las iglesias,
siempre estás tú.
En los mercados y en los claustros,
siempre estás tú.
En las ciudades y en los desiertos,
siempre estás tú.
En los valles y en las montañas,
siempre estás tú.
En las fábricas y salas de fiesta,
siempre estás tú.
En las playas y en los monasterios,
siempre estás tú.
En las cumbres nevadas y en los oasis,
Siempre estás tú.
En las calles y en los corazones,
siempre estás tú...
Aunque ya no haya estrellas
y yo vaya por caminos inciertos,
tú siempre estás...
Aunque no te ofrezca nada
-ni oro ni incienso ni mirra-
tú siempre estás.
Aunque vuelva a mi hogar
en busca de paz y seguridad,
tú siempre estás.
Te veo junto a mí
en los días de éxito y favor
y en los oscuros y de tribulación.
Te veo junto a mí,
a veces delante, a veces detrás,
y también en mis flancos débiles y sin cubrir.
Te veo junto a mí
rodeándome y protegiéndome
y también sacándome al horizonte.
Te veo junto a mí
cuando ando entre la gente
y contemplo el rostro de quienes van y vienen.
Y cuando abro mis ojos,
ora camine ora me detenga,
es tu rostro el que me ilumina y emociona.
En todos los lugares en los que estoy, estás.
A todas las horas que estoy, estás;
y tu rostro encarnado, siempre me ama más.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 24 de diciembre de 2024
Martes,24 de diciembre de 2024
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1, 67‑69
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a
su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su
siervo, según lo habla predicho desde antiguo por boca de sus santos
profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos
los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros
padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro
padre Abrahán.
Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del
Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el
perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que
nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra
de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Zacarías da gracias, bendice a Dios... Reza despacio con sus palabras.
Dios sigue haciendo hoy las mismas maravillas que relata el padre de
Juan Bautista. La Iglesia llama a esta oración de Zacarías "Benedictus".
Sol que naces de lo alto
sin querer quedarte arriba.
Luz que brillas en el cielo
para hacer crecer la vida.
Vuelve a nuestro mundo soñoliento
la paz que le es robada sin saberlo,
la sed del que marcha hacia una meta
y el hambre insaciable
de querer ser más pequeños.
Danos tu amor ingente y encendido
para deshacer el hielo
del olvido y la ceguera
que reinan lejos del pesebre.
Y empezar así, como recién nacidos,
a aprenderlo todo, todo de nuevo:
las palabras, los silencios,
los deseos y los miedos de la gente.
Villancicos que traéis su fiel recuerdo,
estrellas que alumbráis en la noche su presencia,
enseñadnos el surco profundo y extenso
en que la vida de Dios se va forjando libremente:
más humana, más cercana, más fraterna.
Y despertad en nosotros el deseo apasionado
de acogerla entre los brazos,
de glosar sus balbuceos,
de alimentar en su mirada
nuestros más endebles sueños.
Seve Lázaro SJ
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Navidad. Tiempo de creer
Creo en la bondad, responsabilidad
y buen hacer de José de Nazaret
que supo darte casa, nombre y todo su ser.
Creo en la fe humana y adulta de María,
en su espera y acogida,
y en su ternura desbordada cada día.
Creo en la pobreza del portal,
que está siempre en las afueras,
con un buey y una mula, y aún sin ellos.
Creo en el anuncio de los ángeles,
presencias visibles de Dios que nos quiere,
que cantan y nos alegran de día y de noche.
Creo en el gozo compartido de los pastores
que sueñan mundos nuevos y mejores,
y, presurosos, caminan para ofrecerte sus presentes.
Creo en la estrella peregrina y mensajera,
que capta la atención de la gente buena
y que nos guía a través de la vida.
Creo en los Magos, inquietos y tenaces,
que van tras ella hasta encontrarte,
y hacen el camino de ida y vuelta siguiéndola.
Creo en las sendas que llevan a Belén,
en los ríos de plata, en los montes de musgo,
en las casas de corcho y en un nuevo amanecer.
Creo en todos los embarazos y partos
pues nos traen la vida y el gozo
aunque vengan sin pan bajo el brazo.
Creo en la alegría del universo entero
y en la clara amistad entre las personas,
nacida de repente o crecida a ritmo de cosecha.
Creo en la sorpresa de los niños,
en la ternura de los seres humanos
y en la creación que nos hace guiños.
Creo en el amor gratuito,
difícil e inseguro, pero cierto,
que nos muestra tu rostro humano y divino.
Creo en Jesús, tu Hijo amado, nuestro hermano,
nacido en este mundo cerrado,
para abrirnos el corazón y tu Reino.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 23 de diciembre de 2024
Lunes, 23 de diciembre de 2024
1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1, 57‑66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se
enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le habla hecho una
gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías,
como a su padre. La madre intervino diciendo: —«¡No! Se va a llamar
Juan.»
Le replicaron: ‑«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre como quería que se llamase. El
pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron
extrañados.
Inmediatamente se le salto la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la
montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: —«¿Que
va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con el.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Después de muchos años esperando, Dios cumple sus
promesas: Isabel, en su ancianidad, da a luz un hijo. Podemos fiarnos de
Dios, hasta de sus palabras más difíciles de creer: felices los pobres,
felices los que sufren, vende lo que tienes y dalo a los pobres y
tendrás un tesoro en el cielo, os llevaré conmigo, el que come mi carne y
bebe mi sangre tiene vida eterna... Aunque a veces parezca que seguir
la Palabra de Dios no nos da la felicidad que buscamos, al final Dios
nos da mucho más de lo que podemos imaginar.
B. ¡Qué importante es el nombre para los semitas! El nombre refleja la
identidad de la persona. Juan significa "Dios se ha compadecido" y "El
que manifiesta a Dios". Juan anuncia la compasión de Dios y manifiesta a
Dios, señala su presencia. Los cristianos estamos llamados a descubrir
el amor de Dios y a ayudar a otros a descubrirlo-
Señor, Tú eres Dios compasivo y misericordioso. Estás a nuestro
lado. Siempre, sin apartarte jamás. Estás de nuestra parte. Siempre,
pase lo que pase. Estás al lado de cada persona, de todas las personas.
Tu
gloria es que todos tus hijos seamos felices, viviendo como hermanos
que aman y se ayudan, como hijos tuyos, que se dejan cuidar por ti, que
siembran justicia, paz y verdad en el mundo.
Gracias, Señor, por
Juan y por todas las personas que, con su presencia, su cariño y su
palabra, me recuerdan que Tú eres favorable y estás de mi parte. Gracias
por… (recuerdo sus nombres).
Señor, Tú me has llamado, como a
Juan, para que, a pesar de mi pequeñez y mis pecados, yo sea una
bendición para mi familia y mis amigos, para mi comunidad cristiana y
para el mundo.
Tu mano acompañaba a Juan y me acompaña a mí. Tus
manos de alfarero me formaron de barro y espíritu. Tus manos de madre me
acarician y protegen. Tus manos de pastor me conducen a la vida eterna.
C. Antífona de la O de hoy:
OH ENMANUEL,
Rey y Legislador nuestro,
esperanza de las naciones
y salvador de los pueblos,
ven a salvarnos,
Señor Dios nuestro..
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 22 de diciembre de 2024
Domingo, 22 de diciembre 2024
1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Lucas 1,39-45
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a
un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En
cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú
entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para
que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis
oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has
creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. María ha recibido la visita del ángel de Dios. No sería difícil
imaginar que, después de esta experiencia, quedara ensimismada, pensado
todo el día en lo ocurrido, al margen de cualquier cosa que ocurriera a
su alrededor. Sin embargo, no es así. El encuentro con Dios no la
despreocupa de los problemas y necesidades de las personas. Al contrario
maría corre, fue aprisa a la montaña...
"Perdona mi despreocupación de los problemas de los hermanos"
"Dame, Señor, un corazón sensible"
"Gracias Jesús por las personas que expresan la fe en el servicio"
B. María e Isabel son dos mujeres creyentes. Las dos han experimentado
en sus vidas el poder maravilloso de Dios. Y cuando se encuentran
comparten su vivencia llenas de alegría. La fe es una experiencia
personal, no cabe duda; pero cuando se comparte, cuando se pone en
común, crece, alegra más el corazón...
"Dame Señor hermanos, para compartir el regalo de la fe"
"Gracias Señor por las personas que han compartido conmigo la aventura de su fe"
"Perdona Jesús mis actitudes individualistas"
Señor, dame unos pies ligeros y unas manos abiertas, para servir a
quién lo necesite, como los María. Que no deje para mañana el bien que
pueda hacer hoy.
Gracias por las personas acogedoras, como
Isabel. Gracias por las personas que me aman y se alegran al verme.
Gracias por los que saben abrazarme, escucharme y hacerme sentir muy
especial. Gracias por las personas que confían en mí.
Señor,
gracias por las personas con las que puedo compartir la fe, en las que
puedo comprobar que mi fe no es una locura, en las que puedo apoyar mi
fe pequeña y débil, con las que puedo disfrutar la alegría de sentirnos
tocados por tu amor. Amén.
----------------
Hoy, Señor, queremos cantarte
con nuestra voz humana,
con nuestras palabras torpes y libres
y nuestro lenguaje de calle,
que Tú tan bien entiendes,
porque la comunicación es posible.
Por ser viajeros del tren de la vida,
por haber dejado de ser islas,
por adentrarnos por senderos y charcos,
playas, desiertos, montañas y llanos,
por tu presencia viva en esta aventura,
te damos gracias con fuerza y ternura.
Por nuestro yo abierto que compartimos,
por nuestro yo íntimo que tanto amamos,
por nuestro yo ciego que a veces nos da miedo
y también por nuestro yo desconocido que va aflorando,
por todo lo que somos y compartimos,
te damos gracias con fuerza y ternura.
Por todos los pequeños y grandes caminos
de comunicación, diálogo y encuentro:
por la palabra y el gesto con la mano abierta,
por la sonrisa, el guiño, el beso y las lágrimas,
por el abrazo redondo y todos los sentidos,
te damos gracias con fuerza y ternura.
Por los ojos que saben decir lo que llevan dentro,
por los pies que nos acercan a los que están solos,
por el cuerpo que expresa nuestros sentimientos,
por los corazones que laten al unísono,
por quien con su amor nos comunica vida,
te damos gracias con fuerza y ternura.
Porque nos hemos puesto en camino a toda prisa,
y hemos entrado en casa del pobre;
porque hay vientres llenos de espíritu vivo,
y tú estás con nosotros a lo largo del camino
como prenda y señal de comunicación,
te damos gracias con fuerza y ternura.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 21 de diciembre de 2024
Sábado, 21 de diciembre 2024
1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1,39-45
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a
un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En
cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú
entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para
que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis
oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has
creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
María sirve. Corre para servir. No lo deja para mañana. Fue aprisa a la montaña. Su prima Isabel, ya mayor, espera un hijo.
“Señor, perdona mi pereza y mi egoísmo”
“Gracias por las personas que sirven, que me sirven”
“Dame buena vista para descubrir las necesidades de los hermanos”
El encuentro de María e Isabel es un estallido de alegría. Se quieren y sobre todo saben que Dios está con ellas.
“Señor, enséñanos a gozar de la amistad y a compartir la fe”
“Gracias por estar siempre a nuestro lado”
“Cura nuestra tristeza y desesperanza”
Antífona de la 0 de hoy:
OH SOL,
que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna,
Sol de justicia,
ven ahora a iluminar
a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte.
Señor, dame unos pies ligeros y unas manos abiertas,
para servir a quién lo necesite, como los María.
Que no deje para mañana el bien que pueda hacer hoy.
Gracias por las personas acogedoras, como Isabel.
Gracias por las personas que me aman y se alegran al verme.
Gracias por los que saben abrazarme, escucharme y hacerme sentir muy especial.
Gracias por las personas que confían en mí.
Señor, gracias por las personas con las que puedo compartir la fe,
con las que puedo comprobar que mi fe no es una locura,
con las que puedo apoyar mi fe pequeña y débil,
con las que puedo disfrutar la alegría de sentirnos tocados por tu amor. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
Viernes,20 de diciembre 2024
1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1, 26‑38
A los seis meses, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado
José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
—«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
—«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en
tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será
grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de
David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino
no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
—«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
‑«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá
con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido
un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para
Dios nada hay imposible.»
María contestó:
—«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Para que Jesucristo naciera hace 2000 años, Dios necesitó el "si" de
una mujer: María. Para que Dios nazca hoy en ti, en tu familia, en tu
mundo, Dios necesita tu "si" ¿Escuchas su propuesta?
B. Dios quiere nacer y quiere que tú lo des a luz. ¿No te lo crees? ¿Te
parece una bobada? ¿Te parece imposible? Recuerda: para Dios nada hay
imposible, El Espíritu de Dios vendrá sobre ti...
Haz de nosotros lo que Tú quieras, Señor; que nosotros queremos ser
como María. Pero, aunque pretendemos darte un sí, a veces el miedo nos
frena, en otras ocasiones estamos inseguros, también nos dejamos llevar
por la comodidad o por lo que hace la mayoría y nos escapamos de tu
camino.
Pero queremos decirte un sí rotundo: a tu forma de tratar a la gente,
a tu sensibilidad para todos, a tu sencillez más total, a tu manera de
servir, a intentar ser los últimos, a cuidar a los más frágiles, a
levantar a los caídos, a liberar a los angustiados, a poner alegría en
los desanimados, a ilusionar a los deprimidos, a curar a nuestros
enfermos, a jugar como los niños y a cuidar la amistad contigo.
Señor, de verdad que sí, que queremos ser de los tuyos, que intentamos vivir a tu manera, aunque demasiadas veces se nos olvida.
Llévanos fuerte de tu mano y ayúdanos a sentir la alegría de quienes se dejan amar y guiar por Ti
-------------------------
Yo te saludo, María,
porque el Señor está contigo;
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.
Yo te saludo, María,
porque te turbaste
-¿quién no lo haría ante tal noticia?-;
mas enseguida recobraste paz y ánimo
y creíste a un enviado cualquiera.
Yo te saludo, María,
porque preguntaste lo que no entendías
-aunque fuera mensaje divino-,
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.
Yo te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz
un hijo, Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida
hay que gestar y cuidar
si queremos hacer a Dios presente en esta tierra.
Yo te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en tormenta como en bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú misma.
Yo te saludo, María,
porque abriste nuevos horizontes
a nuestras vidas;
fuiste a cuidar a tu prima,
compartiste la buena noticia,
y no te hiciste antojadiza.
Yo te saludo, María,
por ser alegre y agradecida
y reconocer que Dios nos mima,
aunque nuestra historia sea pequeña
y nos olvidemos de sus promesas.
Yo te saludo, María.
¡Hermana peregrina
de los pobres de Yahvé,
camina con nosotros,
llévanos junto a los otros
y mantén nuestra fe!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.