Martirio de San Juan Bautista
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 17-29
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido
en la cárcel encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con
Herodías, mujer de su hermano Felipe, y Juan le decía que no le era
lícito tener la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de
conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre
honrado y santo, y lo defendía.
En muchos asuntos seguía su parecer y lo escuchaba con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a
sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo a la joven: Pídeme lo que quieras, que te lo doy.
Y le juró: Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.
Ella salió a preguntarle a su madre: ¿Qué le pido? La madre le contestó: La cabeza de Juan el Bautista.
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: Quiero
que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.
El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairar.
En seguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan.
Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Podemos poner a Herodes como un caso adelantado del juego de lo
"políticamente correcto". Tenía que quedar bien. Había dado una absurda
palabra en público. No quiso desairar a su corte. Y acabó haciendo algo
que, en el fondo, no quería. !Qué triste vivir en desacuerdo con uno
mismo!
Como contrapunto, Juan. Intento regir su vida desde la verdad. Hay una
verdad de las cosas y una verdad sobre cada uno de nosotros. En lo
profundo del corazón conocemos qué podemos ser, qué nos pide Dios,
cuáles son las cosas por la que debemos luchar... incluso hasta poner en
juego prestigio, tiempo, reputación, algo de dinero o... la vida?
Este evangelio nos enfrenta ante la coherencia de nuestras opciones,
ante el valor con que defendemos la verdad, ante el testimonio que damos
frente a los amigos y ante la denuncia que nos pide Jesús para
desenmascarar la hipocresía de una sociedad de la imagen y la
competencia. Que este evangelio nos despierte.
Señor...
ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes
y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quietes la razón.
Si me das éxito, no me quites la humildad.
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,
no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar es un signo de grandeza
y que la venganza es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme
y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.
¡Señor... si yo me olvido de ti, nunca te olvides tú de mi!
(Mahatma Gandhi)
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 29 de agosto de 2024
Jueves, 29 de agosto 2024. Martirio de San Juan Bautista
miércoles, 28 de agosto de 2024
Miércoles, 28 de agosto de 2024. San Agustín,obispo y doctor de la iglesia
San Agustín,obispo y doctor de la iglesia
Miércoles 21ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 23, 27-32
En aquel tiempo habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, letrados y
fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por
fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y
podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por
dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros
a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si
hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido
cómplices suyos en el asesinato de los profetas!" Con esto atestiguáis
en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas.
¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!"
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Sepulcros blanqueados. Muy bonitos por fuera y llenos de podredumbre por
dentro. Parecéis justos, pero estáis repletos de hipocresía y crímenes.
Estas palabras también están dirigidas a cada uno de nosotros, que
dedicamos mucho tiempo a cuidar nuestro aspecto y poco nuestro corazón,
que buscamos más la belleza del cuerpo que la bondad del alma.
“Señor, ayúdanos a reconocer nuestra hipocresía
a descubrir la verdad de nosotros mismos.
Perdónanos y cúranos.”
Asesinos de los profetas. Los profetas son testigos de la verdad, de una
verdad que en muchas ocasiones nos resulta incómoda. Los profetas
denuncian nuestro pecado. Resultan insoportables para nuestro orgullo.
Hay muchas formas de matar a los profetas. Se les puede condenar al
silencio, se les puede acusar de reaccionarios o de revolucionarios
(según convenga)...
Nos jactamos de una ética personal intachable,
nos consideramos justos;
pero algo falla,
pues no acabamos de estar satisfechos
y buscamos justificarnos ante los demás,
ante ti, Señor,
y ante nosotros mismos.
Ya no subimos al templo a orar,
ni creemos en el destino,
ni tememos tu brazo extendido,
y pasamos de los oráculos eclesiásticos;
pero aunque, a veces, busquemos el silencio,
la serenidad, la paz, la interioridad,
no nos atrevemos a entrar
en nosotros mismos
ni a cruzarnos con los demás
siendo compañeros de camino.
Buscamos, como siempre,
los primeros puestos,
triunfo y éxito en lo nuestro,
estar en el centro,
tener todo bien sujeto,
no perder lo ya adquirido
y disponer de una respuesta
que justifique nuestro status;
pero no encontramos lo que necesitamos,
y nos rebelamos.
Nuestra súplica,
aunque exprese verdad,
sigue siendo una farsa,
la farsa del que se esconde al exponerse,
pues busca lucirse
y oculta su debilidad.
De nada sirve renovar gestos,
palabra y piel,
si nuestro corazón se resiste
y se queda al margen.
¡Tú nos quieres como somos,
débiles y pecadores,
antes que fariseos arrogantes!
Florentino Ulibarri.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 27 de agosto de 2024
Martes,27 de agosto 2024.Santa Mónica
Santa Mónica
Martes de la 21ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 23, 23-26
En aquel tiempo habló Jesús diciendo: ¡Ay de
vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la
menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el
derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que
practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis
el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, letrados y
fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras
por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego! ,
limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por
fuera.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los fariseos cumplen los preceptos más pequeños y descuidan los más
grandes, filtran el mosquito y se tragan el camello. Otras personas
dicen cumplir las importantes y descuidan las pequeñas, buscan la
justicia y la paz en el mundo y sin embargo no cuidan los detalles
sencillos que hacen la vida agradable a los demás.
¿En qué grupo te encuentras?
¿Cómo cuidamos nosotros el derecho, la compasión y la sinceridad?
Estemos
en cualquiera de estos dos grupos, Jesús nos dirige las mismas
palabras, llenas de sabiduría: “Esto es lo que habría que practicar,
aunque sin descuidar aquello”
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
El Evangelio de hoy es una llamada a vivir el DERECHO (la JUSTICIA), la COMPASIÓN, la SINCERIDAD y la INTERIORIDAD.
Señor, quiero cambiar mi vida.
Quiero fuerza interior para cambiar el mundo.
Ayúdame, Señor, a buscar mi rostro,
a descubrirme por dentro con sinceridad,
a aceptarme como en realidad soy.
Ayúdame a aguantar mis miedos, mis inseguridades,
a superar mis fracasos y salir de mis desilusiones.
Ayúdame a valorar mis capacidades y mis valores,
a tener fe en la fuerza que has puesto en mi corazón.
Ayúdame a saber comenzar cada día,
apoyado en Ti y en mis hermanos.
A pesar de mi debilidad y mis contradicciones,
quiero empeñarme, comprometerme en el mundo de los que sufren;
dejar de decir sólo palabras y mojarme en hechos
Quiero vivir en mi carne el dolor de las personas rotas;
sobrevivir con los que sobreviven apenas;
saber lo que es vivir con poco o con nada.
Aquí estoy, Señor Jesús, con las manos abiertas a la ayuda;
con el corazón cercano al que sufre;
queriendo ser no violento.
Aquí estoy, Señor, para aprender que sólo el amor cambia la vida;
para denunciar sin odios las injusticias;
para llevar esperanza a las personas pisoteadas.
Señor Jesús, sé que tu vida se complicó demasiado,
por seguir este camino de verdad, compasión y justicia;
que te acorralaron y te condenaron;
que te clavaron en un madero como un maldito;
que te mataron para que las cosas siguiesen igual.
Pero yo sé que tú diste la vida con amor;
que tu vida, tu estilo de vida, no podía quedar en el sepulcro;
que tu Padre, Señor de la Historia, te levantó, te puso en pie.
Yo sé que resucitaste. Y contigo resucitó tu obra.
Lo sé. Y creo en ti, Señor Resucitado,
y, con tu ayuda, seguiré tus pasos. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 26 de agosto de 2024
Lunes, 26 de agosto de 2024.Santa Teresa De Jesús Jornet e Ibars
Santa Teresa De Jesús Jornet e Ibars
Lunes de la 21ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 23, 13-22
En aquel tiempo habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, letrados y
fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los cielos!
Ni entráis vosotros, no dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que devoráis los bienes
de las viudas con pretexto de largas oraciones! Vuestra sentencia será
por eso más severa.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y
mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno del
fuego el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no
obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! ¡Necios y ciegos! ¿Qué
es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el
altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga".
¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda?
Quien jura por el altar, jura también por todo lo que está sobre él;
quien jura por el templo, jura también por el que habita en él; y quien
jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está
sentado en él".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Entrar en el Reino es sentir la cercanía del amor del Padre y el calor
de la fraternidad. No entrar en el Reino es una tragedia. Sólo hay una
mayor: no dejar entrar a los demás. Todos estamos llamados a entrar y a
ayudar a otros para que puedan disfrutar de los dones del Reino.
¿Estoy entrando en Reino, o siempre lo dejo para más tarde?
¿Ayudo o estorbo a los demás para que entren en el Reino?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Los letrados y fariseos no cumplen la ley y, además, no lo reconocen. Es
más: buscan y dan razones para convencer a los demás de que hacen lo
que deben. A veces hacemos lo mismo: no reconocemos nuestros errores,
después los justificamos y terminamos por criticar a los que actúan
bien.
Jesús comprende los errores de las personas, pero no pacta con la hipocresía, con el fariseísmo. Por eso rezamos:
Señor, dame luz y fuerza para descubrir y librarme del fariseo que llevo en mi corazón:
Critico a los avaros, pero yo comparto sólo unas migajas y vivo al límite de mis posibilidades económicas.
Critico a los que cierran las fronteras, pero yo cierro mi casa, mi cartera y mi corazón a los que me necesitan.
Critico a los violentos, pero mis palabras y mis gestos, en demasiadas ocasiones, son agresivos.
Critico a autoritarios, pero también yo decido sin consultar, sin valorar las consecuencias de lo que hago.
Critico a los caprichosos, pero yo justifico todos mis excesos y acabo consiguiendo todo lo que se me antoja.
Critico a los que no cumplen con sus responsabilidades, pero también yo me dejo llevar por la pereza.
Critico a los que se alaban a sí mismos, pero a veces también yo busco la manera de publicar mis grandezas.
Critico…
En fin, Señor, Tú sabes y yo sé que en demasiadas ocasiones critico a los demás los fallos que yo también cometo.
Señor, dame misericordia para comprender los errores de los demás y
ayudarles a mejorar; dame humildad para reconocer mis errores, y
determinación y paciencia para superarlos.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 25 de agosto de 2024
Domingo, 25 de agosto 2024
Domingo de la 21ª semana del t.o.B
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
SanJuan 6,60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: "Este
modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?" Adivinando Jesús que
sus discípulos lo criticaban, les dijo: "¿Esto os hace vacilar?, ¿y si
vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es
quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho
son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen." Pues
Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a
entregar. Y dijo: "Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el
Padre no se lo concede."
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a
ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También vosotros
queréis marcharos?" Simón Pedro le contestó: "Señor, ¿a quién vamos a
acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos
que tú eres el Santo consagrado por Dios."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
En ocasiones se nos hace inaguantable continuar con un compromiso;
parece que ser cristiano y ser miembro activo de la Iglesia no merece la
pena. A veces hasta creer en Dios nos resulta una ilusión inútil.
Entonces Jesús se acerca a nosotros en la oración, a través de un amigo o
de cualquier otro modo... y nos dice: ¿también vosotros queréis
marcharos? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
“Señor, sólo Tú tienes palabras de vida eterna”
Jesús nos anima a creer, a amar, a permanecer en su Iglesia. Y nos pide
que también nosotros animemos a los demás: “fortaleced las manos
débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes de
corazón: sed fuertes, no temáis” (Is 35,3-4)
A quién me envías, Señor? Dame delicadeza, respeto y acierto.
Gracias por las personas que alientan la mecha que se apaga”
Cuando tratamos de hacer el bien, trabajando por los demás, por la
sociedad, y recibimos incomprensiones y bofetadas, tenemos la tentación
de echarnos atrás. Y tú, Jesús, nos preguntas: ¿También vosotros queréis
vivir enclaustrados en el palacete de vuestra comodidad?
Cuando
hemos confiado en los amigos y los hermanos y ellos nos olvidan y
traicionan, nos resulta muy difícil abrir el corazón para amar y
compartir. Y tú, Jesús, nos dices: ¿También vosotros queréis vivir
encerrados en la burbuja del individualismo?
Cuando pedimos con
insistencia a Dios que nos conceda algo y parece que Él se hace el
sordo, tenemos la tentación de dejar de rezar, de construir nuestra vida
como si Dios no existiera. Y tú, Jesús, nos dices: ¿también tú quieres
alejarte de la Fuente de la Vida, también tú crees que no necesitas la
luz, el pan, el perdón y el amor de Dios?
Cuando tratamos de
superar un comportamiento o un hábito que nos hace daño o hace daño a
los demás y no lo conseguimos, nos abandonamos, pensamos que somos un
desastre sin remedio. Y tú, Jesús, nos dices: ¿También tú crees que todo
se consigue a la primera, también tú rechazas mi ayuda para hacer
realidad tus mejores sueños?
Cuando desaparece una persona muy
querida, a la que hemos querido, que nos ha querido mucho, no
encontramos energía para seguir adelante y sólo vemos nubarrones en
nuestro horizonte. Y tú, Jesús, nos dices: ¿También vosotros creéis que
la muerte tiene la última palabra? ¿también vosotros creéis que vuestro
dolor es más grande que mi amor?
Señor, ¿a quién vamos a acudir?
Tú tienes palabras de vida eterna. Contigo es posible descubrir y
escoger el camino de la entrega, la fraternidad, la confianza y la
esperanza.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 24 de agosto de 2024
Sábado, 24 de agosto de 2024. San Bartolomé, apóstol.
San Bartolomé, Apóstol
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 1,45-51
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: "Aquel de quien
escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús,
hijo de José, de Nazaret." Natanael le replicó: "¿De Nazaret puede
salir algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y verás." Vio Jesús que se
acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tenéis a un israelita de verdad, en
quien no hay engaño." Natanael le contesta: "¿De qué me conoces?" Jesús
le responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de
la higuera, te vi." Natanael respondió: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios,
tú eres el Rey de Israel." Jesús le contestó: "¿Por haberte dicho que te
vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores." Y le añadió:
"Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y
bajar sobre el Hijo del hombre."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Hoy es la fiesta de San Bartolomé, llamado en el Evangelio Natanael. San
Bartolomé recibe la llamada de Jesús a través de Felipe.
Damos gracias por las personas que nos han ayudado a encontrarnos a
Jesús y pedimos a Dios que nos dé acierto para ayudar a otros a conocer
al Maestro.
Natanael tiene prejuicios: “De Nazaret puede salir algo bueno?” Pero es capaz de superarlos.
¿Qué prejuicios te impiden crecer como persona y como cristiano? Pide al Señor luz para reconocerlos y fuerza para superarlos.
Natanael se impresiona cuando Jesús le dice que lo vio debajo de una
higuera; y confiesa que Jesús es el Hijo de Dios. Jesús le asegura que
ha de ver cosas mayores.
A veces podemos creer que ya lo hemos descubierto todo en lo que toca a
religión. Sin embargo, creer en Jesucristo es una aventura, siempre nos
aguardan experiencias nuevas.
Señor Jesús,
ser cristiano no es una teoría,
es una experiencia,
Es un encuentro contigo,
Es acoger el Amor del Padre.
Es dejarse llevar por el Espíritu.
Es vivir como hermanos.
Es seguir el camino de la entrega.
Es dejarme llevar por Ti.
Es abrazar la cruz del amor.
Es gozar ya de la resurrección.
Por eso, Tú no teorizas.
Tú invitas: “Ven y verás”.
Verás que el amor de Dios te llena,
Verás que el Espíritu te impulsa,
Verás que es posible apoyarse en la debilidad de los hermanos,
Verás que sólo tiene vida quien la entrega.
Verás que sólo es libre quien busca la verdad,
quien obedece a Dios y a su corazón.
Verás que la cruz es camino de felicidad,
porque es camino de amor.
Verás como tus alegrías se multiplican.
Señor,
gracias por invitarme,
gracias por haber respondido a tu llamada,
gracias porque he podido experimentar
que Tú no quitas nada y lo das todo.
Señor, quiero seguir adelante,
aunque tenga pereza y miedo.
No quiero quedarme en la orilla
Quiero remar mar adentro
y unir mi vida a la tuya
para siempre y en todo.
Señor,
gracias por contar conmigo,
para decir a mis amigos,
a los que buscan felicidad,
a los que no te conocen,
a los que te necesitan,
para decir a todos:
“Ven y verás.
Jesucristo es el Camino,
La Verdad y la Vida”.
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Cuando el amor te llame, síguelo;
aunque sus caminos sean arduos y penosos.
Y cuando sus alas te envuelvan, entrégate a él;
aunque la espada escondida bajo su plumaje pueda herirte.
Cuando el amor te hable, cree ciegamente en él;
aunque su voz derribe tus sueños
como el viento destroza los jardines.
Porque si el amor te hace crecer y florecer,
él mismo te podará.
Y nunca te creas capacitado para dirigir el curso del amor,
porque el amor si te considera digno de sí,
dirigirá tu curso por los caminos de la vida.
Esto hará el amor en ti para que conozcas los secretos del corazón.
El amor no da más que de sí mismo
y no toma más que de sí mismo.
El amor no posee nada
y no quiere que nadie lo posea,
porque el amor, se sacia en el amor.
Por eso, cuando ames no debes decir:
«Dios está en mi corazón», es mejor decir:
«Estoy en el corazón de Dios».
Kalhil Gibran
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espo
viernes, 23 de agosto de 2024
Viernes, 23 de agosto de 2024
Viernes de la 20ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los
saduceos, se acercaron a Jesús, y uno de ellos le preguntó para ponerlo a
prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?" El le
dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma,
con todo tu ser". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo
es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Para responder a la pregunta de aquél fariseo, Jesús une dos textos
perdidos en el mar de leyes del Antiguo Testamento. Toma primero unas
palabras del capítulo 6 del Deuteronomio: “Amarás a Dios tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Y a continuación
une un fragmento de Levítico 19,17: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”.
Para Jesús amar a Dios, amar al prójimo y amarse a uno mismo no es
incompatible. Todo lo contrario. El amor es indivisible: cuando amamos a
Dios sobre todas las cosas, amamos mejor a los hermanos y a nosotros
mismos. Y, por supuesto, cuando amamos a los hermanos, crece nuestra
capacidad de amar a Dios.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, dame un corazón abierto que sepa acoger tu amor,
el amor gratuito e incondicional que sostiene mi vida.
Señor, dame un corazón humilde que sepa dejarse amar
por las personas que me ayudan a crecen en humanidad.
Señor, dame un corazón generoso que sepa amarte,
amarte en todo lo que haga y por encima de todo y de todos.
Señor, dame un corazón comprometido que sepa servir,
servir a todos, comenzando por los últimos, por los pobres.
Señor, dame un corazón agradecido que sepa valorarme,
amarme y alegrarme con los dones que he recibido de Ti.
Señor, dame un corazón sabio, para comprender
que sólo tu amor puede llenar del todo mi corazón,
que sólo el que ama con grandeza puede recibir amor,
que sólo el que se deja amar con humildad puede amar,
que sólo el que ama y se dejar amar puede ser feliz.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.