San Bartolomé, Apóstol
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 1,45-51
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: "Aquel de quien
escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús,
hijo de José, de Nazaret." Natanael le replicó: "¿De Nazaret puede
salir algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y verás." Vio Jesús que se
acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tenéis a un israelita de verdad, en
quien no hay engaño." Natanael le contesta: "¿De qué me conoces?" Jesús
le responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de
la higuera, te vi." Natanael respondió: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios,
tú eres el Rey de Israel." Jesús le contestó: "¿Por haberte dicho que te
vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores." Y le añadió:
"Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y
bajar sobre el Hijo del hombre."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Hoy es la fiesta de San Bartolomé, llamado en el Evangelio Natanael. San
Bartolomé recibe la llamada de Jesús a través de Felipe.
Damos gracias por las personas que nos han ayudado a encontrarnos a
Jesús y pedimos a Dios que nos dé acierto para ayudar a otros a conocer
al Maestro.
Natanael tiene prejuicios: “De Nazaret puede salir algo bueno?” Pero es capaz de superarlos.
¿Qué prejuicios te impiden crecer como persona y como cristiano? Pide al Señor luz para reconocerlos y fuerza para superarlos.
Natanael se impresiona cuando Jesús le dice que lo vio debajo de una
higuera; y confiesa que Jesús es el Hijo de Dios. Jesús le asegura que
ha de ver cosas mayores.
A veces podemos creer que ya lo hemos descubierto todo en lo que toca a
religión. Sin embargo, creer en Jesucristo es una aventura, siempre nos
aguardan experiencias nuevas.
Señor Jesús,
ser cristiano no es una teoría,
es una experiencia,
Es un encuentro contigo,
Es acoger el Amor del Padre.
Es dejarse llevar por el Espíritu.
Es vivir como hermanos.
Es seguir el camino de la entrega.
Es dejarme llevar por Ti.
Es abrazar la cruz del amor.
Es gozar ya de la resurrección.
Por eso, Tú no teorizas.
Tú invitas: “Ven y verás”.
Verás que el amor de Dios te llena,
Verás que el Espíritu te impulsa,
Verás que es posible apoyarse en la debilidad de los hermanos,
Verás que sólo tiene vida quien la entrega.
Verás que sólo es libre quien busca la verdad,
quien obedece a Dios y a su corazón.
Verás que la cruz es camino de felicidad,
porque es camino de amor.
Verás como tus alegrías se multiplican.
Señor,
gracias por invitarme,
gracias por haber respondido a tu llamada,
gracias porque he podido experimentar
que Tú no quitas nada y lo das todo.
Señor, quiero seguir adelante,
aunque tenga pereza y miedo.
No quiero quedarme en la orilla
Quiero remar mar adentro
y unir mi vida a la tuya
para siempre y en todo.
Señor,
gracias por contar conmigo,
para decir a mis amigos,
a los que buscan felicidad,
a los que no te conocen,
a los que te necesitan,
para decir a todos:
“Ven y verás.
Jesucristo es el Camino,
La Verdad y la Vida”.
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Cuando el amor te llame, síguelo;
aunque sus caminos sean arduos y penosos.
Y cuando sus alas te envuelvan, entrégate a él;
aunque la espada escondida bajo su plumaje pueda herirte.
Cuando el amor te hable, cree ciegamente en él;
aunque su voz derribe tus sueños
como el viento destroza los jardines.
Porque si el amor te hace crecer y florecer,
él mismo te podará.
Y nunca te creas capacitado para dirigir el curso del amor,
porque el amor si te considera digno de sí,
dirigirá tu curso por los caminos de la vida.
Esto hará el amor en ti para que conozcas los secretos del corazón.
El amor no da más que de sí mismo
y no toma más que de sí mismo.
El amor no posee nada
y no quiere que nadie lo posea,
porque el amor, se sacia en el amor.
Por eso, cuando ames no debes decir:
«Dios está en mi corazón», es mejor decir:
«Estoy en el corazón de Dios».
Kalhil Gibran
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espo
sábado, 24 de agosto de 2024
Sábado, 24 de agosto de 2024. San Bartolomé, apóstol.
viernes, 23 de agosto de 2024
Viernes, 23 de agosto de 2024
Viernes de la 20ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los
saduceos, se acercaron a Jesús, y uno de ellos le preguntó para ponerlo a
prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?" El le
dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma,
con todo tu ser". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo
es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Para responder a la pregunta de aquél fariseo, Jesús une dos textos
perdidos en el mar de leyes del Antiguo Testamento. Toma primero unas
palabras del capítulo 6 del Deuteronomio: “Amarás a Dios tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Y a continuación
une un fragmento de Levítico 19,17: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”.
Para Jesús amar a Dios, amar al prójimo y amarse a uno mismo no es
incompatible. Todo lo contrario. El amor es indivisible: cuando amamos a
Dios sobre todas las cosas, amamos mejor a los hermanos y a nosotros
mismos. Y, por supuesto, cuando amamos a los hermanos, crece nuestra
capacidad de amar a Dios.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, dame un corazón abierto que sepa acoger tu amor,
el amor gratuito e incondicional que sostiene mi vida.
Señor, dame un corazón humilde que sepa dejarse amar
por las personas que me ayudan a crecen en humanidad.
Señor, dame un corazón generoso que sepa amarte,
amarte en todo lo que haga y por encima de todo y de todos.
Señor, dame un corazón comprometido que sepa servir,
servir a todos, comenzando por los últimos, por los pobres.
Señor, dame un corazón agradecido que sepa valorarme,
amarme y alegrarme con los dones que he recibido de Ti.
Señor, dame un corazón sabio, para comprender
que sólo tu amor puede llenar del todo mi corazón,
que sólo el que ama con grandeza puede recibir amor,
que sólo el que se deja amar con humildad puede amar,
que sólo el que ama y se dejar amar puede ser feliz.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 22 de agosto de 2024
Jueves, 22 de agosto 2024.Bienaventurada Virgen María Reina
Bienaventurada Virgen María Reina
Jueves de la 20ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo volvió a hablar Jesús en
parábolas a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo, diciendo:
"El Reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su
hijo.
Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir.
Volvió
a mandar criados encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el
banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a
la boda". Los convidados no hicieron caso, uno se marchó a sus tierras,
otro a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los
maltrataron hasta matarlos.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego
dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se
la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que
encontréis convidadlos a la boda".
Los criados salieron a los caminos
y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del
banquete se llenó de comensales.
Cuando el rey entró a saludar a los
comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió
la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y
arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de
dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Muchas veces pensamos que Dios sólo llama para complicarnos la vida. Sin
embargo, la llamada de Dios es ante todo una invitación a participar en
un banquete suculento, donde no falta ningún manjar.
“Gracias Señor por dudar de tu generosidad”
“Enséñanos a mostrar también la cara más amable de tu Evangelio”
En
bastantes ocasiones reaccionamos como los senadores y sumos sacerdotes
de la parábola. Ponemos excusas: soy demasiado joven, tengo mucho
trabajo, tengo que preparar un examen, ahora me voy a casar, tengo que
atender a mis hijos, ahora no tengo fuerzas... Encontramos excusas hasta
debajo de las piedras. Pedimos perdón.
Y cuando acudimos a la
llamada del Señor, ¿vamos con el vestido de fiesta? San Pablo nos
recuerda cuál es el traje de gala del cristiano: “Revestíos, pues, como
elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de
bondad, humildad, mansedumbre, paciencia... Y por encima de todo esto,
revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección.” (Col. 3,12.14)
¿Cómo es tu traje de fiesta? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, Tú te acercas cada día y nos llamas,
Nos invitas a disfrutar en el mejor banquete.
Compartes con nosotros el vino de la alegría.
Quieres alimentarnos con el pan de tu amor.
Y nosotros sacamos excusas y no acudimos.
Tenemos muchas cosas importantes que hacer.
Creemos que tu banquete es aburrido.
Despreciamos lo que más necesitamos.
Señor, danos un corazón inteligente y sabio,
que sepa reconocer donde la verdadera alegría.
Danos un corazón sencillo y acogedor,
que sepa recibir el amor que nos ofreces gratis.
Señor, danos un corazón generoso y misionero,
para salir a las calles, plazas, cruces y caminos
e invitar a todos al banquete que has preparado,
al banquete de bodas, que algún día será eterno.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 21 de agosto de 2024
Miércoles, 21 de agosto 2024.San PíoX
San PíoX
Miércoles de la 20ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El Reino de
los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar
jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos un denario por
jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros
que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: "Id también vosotros a
mi viña y os pagaré lo debido". Ellos fueron. Salió de nuevo hacia
mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y
encontró a otros parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día
entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado". El les
dijo: "Id también vosotros a mi viña". Cuando oscureció, el dueño dijo
al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por
los últimos y acabando por los primeros".
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando
llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también
recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra
el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado
igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el
bochorno". El replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna
injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero
darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para
hacer lo quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy
bueno? Así, los últimos serán los primeros, y los primeros, los
últimos".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Dios sale a buscarnos a cualquier hora del día, en cualquier etapa de
nuestra vida, para invitarnos a trabajar en su viña, en su Iglesia, en
el mundo. Cuenta con todos.
“Gracias, Señor, por hacerte el encontradizo”
“Gracias por contar con mis pobres posibilidades”
“Que siempre escuchemos tu llamada, Señor”
Los negocios de Dios no son como los nuestros. Él paga de forma
distinta. A todos da lo mismo, mucho más de lo que merecemos. Con todos
cumple lo pactado. Algunos se quejan. No se dan cuenta de que poder
trabajar en la viña del Señor es, antes que nada, un regalo que deberían
agradecer. Estar fuera de la viña, no trabajar en ella es una
desgracia.
“Perdona y cura, Señor, mi egoísmo”
“Gracias, Señor, por llamarme”
“Enséñame a descubrir cada día tu generosidad”
“Dame acierto para salir a las calles y a las plazas
para que todos puedan trabajar en tu viña y ser felices”
Curiosa forma de pagarnos
Me descolocaba tu justicia extraña,
esa forma de medir
que olvidaba las horas trabajadas.
Me enfadaba con los que hicieron menos,
creyeron menos, sacrificaron menos,
y me indignaba contigo, que parecías no ver nada.
Intentaba negociar mejor paga,
algún reconocimiento,
una que otra medalla.
Me dolía lo injusto de tu salario.
Me extrañaba lo ilógico de tus premios
Me mordía –reivindicación y envidia–
la suerte de los jornaleros de la última hora.
Hasta el día en que yo fui el último,
el más zoquete,
el más frágil,
el más malo,
el más amado
…y empecé a entender.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 20 de agosto de 2024
Martes, 20 de agosto 2024.San Bernardo,abad y doctor de la iglesia.
Martes de la 20ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Creedme; difícilmente
entrará un rico en el Reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a
un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el
Reino de los cielos". Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:
"Entonces, ¿quién puede salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les
dijo: "Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo". Entonces
le dijo Pedro: "Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido;
¿qué nos va a tocar?" Jesús les dijo: "Creedme, cuando llegue la
renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria,
también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos
para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa,
hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá
cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán
últimos, y muchos últimos serán primeros".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La riqueza es un gran impedimento para seguir a Jesús. Quizá sea el más
insalvable. El primer paso para superar este obstáculo es reconocerlo.
Casi siempre pensamos que somos pobres y que los ricos son los otros.
Todos tenemos unas riquezas u otras. Todos estamos apegados a ellas, más
o menos.
“Señor, enséñanos a usar los bienes, sin depender de ellos”
“Perdona y cura nuestro a afán de poseer, de acumular”
“Gracias por las personas que saben dejarlo todo por ti”
“Para los hombres es imposible, pero para Dios nada es imposible”.
Dejarlo todo es signo de nuestra entrega al Señor, pero antes que eso es
un don de Dios. Él nos da la posibilidad de dejarlo todo. Es un don que
tenemos que pedir y vivir en lo más pequeño de cada día.
“Señor, danos el don de la pobreza y la disponibilidad”
Dios no se deja ganar en generosidad. ”El que por mí deja casa, hermanos
o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces
más, y heredará la vida eterna”.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Qué te ha dado Dios cuando has sido generoso con Él? ¿Que te dice Dios? ¿Qué le dices?
Dice el Evangelio de hoy: DIOS LO PUEDE TODO (NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS). Así lo canta y lo reza la Hermana Glenda: http://www.youtube.com/watch?v=iHX1kzwxWX8
¿Por qué tengo miedo,
si nada es imposible para ti? (cuatro veces)
¿Por qué tengo tristeza,
si nada es imposible para ti? (cuatro veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.
¿Por qué tengo dudas,
si nada es imposible para ti? (cuatro veces)
Enséñame a amar,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Enséñame a perdonar,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.
Tú te hiciste hombre,
porque nada es imposible para ti. (cuatro veces)
Tú venciste a la muerte,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Tú estás entre nosotros,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.
¿Por qué tengo miedo,
si nada es imposible para ti? (dos veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.
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No te rindas, aunque a veces duela la vida, aunque pesen los muros, y el tiempo parezca tu enemigo.
No te rindas, aunque las lagrimas surquen tu rostro y tu entraña, demasiado a menudo.
Aunque la distancia con los tuyos parezca insalvable, aunque el amor sea hoy un anhelo difícil,
y a menudo te muerdan: el miedo, el dolor, la soledad, la tristeza y la memoria.
No te rindas, porque sigues siendo capaz de luchar, de reir, de esperar, de levantarte las veces que haga falta.
Tus brazos aun han de dar muchos abrazos, y tus ojos verán paisajes hermosos.
Acaso cuando te mires al espejo, no reconoces lo hermoso, pero Dios, sí.
Dios te conoce, y porque te conoce, sigue confiando en ti, sigue creyendo en ti,
sabe que, como el ave herida, sanarán tus alas, y levantarás el vuelo, aunque ahora parezca imposible.
No te rindas, que hay quien te ama sin condiciones, y te llama a creerlo.
José María Olaizola sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 19 de agosto de 2024
Lunes, 19 de agosto de 2024.
Lunes de la 20ª semana de tiempo ordinario.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 19, 16-22
En aquel tiempo se acercó uno a Jesús y le preguntó: "¿Maestro, ¿qué
tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? Jesús le contestó:
"¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos". El le preguntó:
"¿Cuáles?". Jesús le contestó: "No matarás, no cometerás adulterio, no
robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama
a tu prójimo como a ti mismo". El muchacho le dijo: "Todo eso lo he
cumplido. ¿Qué me falta?". Jesús le contestó: "Si quieres llegar hasta
el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, así tendrás un
tesoro en el cielo, y luego vente conmigo". Al oír esto, el joven se
fue triste, porque era rico.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
No sabemos el hombre de aquel que se acercó a Jesús. Pero se acercó a
Jesús con la mejor intención. Le pregunta que tiene qué hacer para
obtener la vida eterna, para vivir de verdad, para vivir plenamente.
Estaba buscando y reconoce que Jesús es un maestro que puede ayudarle a
encontrar lo que buscaba.
En este día, también nosotros decimos: ¿qué tenemos que hacer, Jesús?
Él nos dará la mejor respuesta.
Cumplía los mandamientos. No es poco. Sin embargo, no acaba de
encontrarse satisfecho; busca algo más.. Jesús le propone: “vende lo que
tienes y dáselo a los pobres. Así tendrás riquezas en el cielo. Luego,
ven y sígueme”. Pero no fue capaz de dar este paso decisivo.
Se va triste. Ha descubierto cuál es el camino de la Vida y no tiene
fuerzas para seguirlo. Le atan demasiadas riquezas. También a nosotros
nos pasa: en ocasiones vemos claro el camino, pero nos flaquea la
voluntad.
“Señor, gracias por mostrarnos el Camino de la Vida”
“Perdona y cura nuestras dudas y vacilaciones”
“Danos luz para descubrir el camino y fuerza para seguirlo”
Señor, hay días en que olvidas los motivos.
El entorno se vuelve desierto árido, monótono.
Hay días en que lo cambiarías todo por una caricia.
Días en que calla la voz interior,
cuando ni hacer el bien parece tener sentido,
cuando el mundo resulta una causa perdida
y el evangelio es un idioma incomprensible.
Días en que no te sientes hermano, ni amigo, ni hijo.
Días de escepticismo,
en que el samaritano decide pasar de largo,
Zaqueo no sube al árbol,
y sólo sobrevive el joven rico.
Días en que vencen los fantasmas interiores.
Pero no des demasiada cancha al drama.
Mira tu vida con desnudez benévola,
respeta el desaliento, sin darle el cetro y la corona,
y rescata la memoria de las causas, de la presencia, de la ilusión.
El samaritano sigue en marcha.
Él también tiene días grises.
Zaqueo espera un encuentro.
El joven rico aún piensa en el camino que no eligió.
Y en lo profundo, más allá de fantasmas y demonios, late Dios.
José María Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 18 de agosto de 2024
Domingo, 18 de agosto 2024
Domingo de la 20ª semana del t.o.B
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 6, 51‑59
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
—Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este pan
vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del
mundo.
Disputaban entonces los judíos entre sí: —¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Entonces
Jesús les dijo: —Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del
Hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros. El que come mi
carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el
ultimo día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera
bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo,
el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo; no
como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron: el que come
este pan vivirá para siempre.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Insiste el Evangelio de San Juan en recordarnos la importancia de la fe.
La fe no sólo nos conduce a la vida eterna, la fe nos da vida eterna
ya, en esta tierra, en este momento, aunque sea de forma parcial.
“Gracias Señor, por la vida, por la esperanza, por el amor”
Nadie
puede presumir de la fe frente a los demás. La fe es un regalo de Dios:
“Nadie puede venir a mí, si el Padre no lo atrae”. Dios atrae a todos;
en todos ha puesto la sed de la vida eterna, el hambre de su amistad.
Pero podemos resistirnos a esta atracción. Podemos acallarla, podemos
dejarla para mañana...
“Señor, gracias por el don de la fe, por atraernos hacia Ti”
“Muchos no reconocen tu llamada, no sienten tu atracción,
enséñanos a ayudarles para que puedan disfrutar de tu vida”
“Tú nos atraes hacia ti y nosotros no nos acercamos. Perdónanos”
Danos el agua que colma sin ahogar,
que limpia las entrañas
empapa el corazón,
y acuna en lo yermo la vida.
Danos tu pan, que sacia sin hartar
y restaura las fuerzas gastadas;
pan que alimenta la acogida,
el encuentro y la fiesta
al partirse en mesa de hermanos.
Danos tu espíritu que habla sin grito,
hace audaz al cobarde
y libera al cautivo
cuando inspira justicia, libertad, paz.
Danos tu verdad que seduce
sin trampa,
que hace sabio al pequeño
y hace sencillo al sabio,
al afirmar un amor invencible.
En agua, pan y amor inquieto,
en espíritu y verdad.
Tenemos sed de ti, Señor.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.