Domingo de la 16ª semana del t.o.B
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Porque
eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para
comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los
vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron
corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al
desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque
andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El detalle de convivencia entre el Señor y los discípulos de
este evangelio puede servirnos para nuestra propia relación con Cristo:
Reunidos con Él, le contaban lo que habían hecho y descansaban
pacíficamente. Los momentos de oración pueden ser también momentos de
reposo con el Señor, de trato amistoso con él, como hacemos con tantos
otros amigos.
Descansar en Ti,
a la sombra,
junto al arroyo,
sintiendo la brisa
y con la cabeza en tu hombro.
Descansar en Ti,
sin temores,
sin nostalgias,
sin sucedáneos,
sin ansias, enamorado.
Descansar en Ti,
gozando el momento,
libre de atillos y cargas,
sin prisas para nada
y soñando esperanzas.
Descansar en Ti,
serenamente,
ahora y a cualquier hora,
hasta habituarme
al gozo y a la gracia que me donas.
¡Descansar en Ti
después del éxito
o del fracaso
y compartir gratuitamente
tus más íntimas emociones!
Descansar en Ti,
y darte gracias,
con palabras o sin ellas,
por tu presencia solidaria
en la gente sencilla y llana.
¡Descansar en Ti!
Florentino Ulibarri.
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Tú, que nos hiciste a tu imagen;
Tú, que nos diste el mundo entero por casa;
Tú, que nos despiertas todas las mañanas;
Tú, que nos quieres con entrañas de misericordia;
Tú, a quien debemos que angustias y desgracias
no nos hundan en pozos negros
de soledad y desesperanza:
¡Háblanos sin prisas!
Tú, que venciste a la muerte en su victoria;
Tú, que acunas con ternura todos nuestros días.
Tú, que nos vuelves hacia Ti;
Tú, que nos haces dignos de ser escuchados;
Tú, que nos despojas de lo que no es
para revestimos de lo que es:
¡Háblanos sin prisas!
Tú, que sueñas y preparas nuestro porvenir;
Tú, que nos amas como a las niñas de tus ojos;
Tú, que nos maduras a tu ritmo y calor;
Tú, que cantas y aplaudes nuestro caminar;
Tú, por quien tenemos sed del agua
que, una vez bebida, nos sacia para siempre:
¡Háblanos sin prisas!
Tú, que nos purificas y preparas;
Tú, que nos abres la puerta;
Tú, que nos alzas hasta tu rostro;
Tú, que escuchas nuestro jadeo y nuestro silencio;
Tú, por cuya gracia lo mejor de nosotros
no se ve esclavizado por el poder del Malo:
¡Háblanos sin prisas!
Tú, Padre bueno,
detén nuestro vagar,
acógenos en tu regazo y...
¡Háblanos de Ti, sin prisas!
Florentino Ulibarri
Estar
con el Señor tiene un efecto sobre el corazón: lo hace atento a los
otros, lo hace compasivo. ¿Somos sensibles a las necesidades de los
demás? ¿Eso nos hace más disponibles, nos da iniciativa, nos hace
adelantarnos al servicio de los hermanos? ¿Nuestra compasión alcanza
todo el mundo, hasta los problemas acuciantes de tantos países?
Recibir
y dar. Ese debería ser el movimiento ordinario y contagioso de un
cristiano: atento a los múltiples dones de Dios y de los otros, los
acoge con alegría y los comparte. Y se crea entonces un efecto
multiplicador, de acción más que de palabras, que genera una atmósfera
de paz, de serenidad, de comprensión mutua. Recibir y dar.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 21 de julio de 2024
Domingo, 21 de julio 2024
sábado, 20 de julio de 2024
Sábado, 20 de julio 2024
Sábado de la 15ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con
Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron.
El los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió
lo que dijo el profeta Isaías: "Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado,
mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el
derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las
calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo
apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las
naciones".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús es el Siervo, que hace la voluntad del Padre, el Elegido para
llevar la salvación de Dios a toda la humanidad, el Amado con un amor de
predilección. Imagina por un momento cómo es la relación de Jesús con
su Padre, imagina el amor que siente el Padre por su Hijo y el Padre por
el Hijo. Pues bien, Dios Padre te ama a ti de la misma manera.
¿Qué le dices a Dios?
El estilo de Jesús lo describe siglos antes el profeta Isaías:
- No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. Es el hombre del
amor discreto, casi escondido. No obligará a nadie a seguir su palabra.
Su arma fundamental es la misericordia, nunca la violencia.
- La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Ha
venido más bien a fortalecer a los débiles, a alimentar a los
hambrientos con su propio cuerpo... Cuenta con los que no cuentan para
nadie.
- No se cansará hasta que el derecho reine en la humanidad, hasta que la justicia brille en lo más alto.
- Ha venido para levantar las esperanzas derrotas, para ser esperanza del mundo.
“Gracias Señor por tratarme siempre con ternura,
porque respetas y ensanchas mi libertad,
por contar con mi vida, pobre ya a veces casi apagada,
Dame la fuerza de tu Espíritu
para luchar contigo por la justicia
y levantar la esperanza del mundo”
Jesús,
Tú eres el amor discreto, casi escondido. No obligas a nadie a seguir
tu camino. Tu arma nunca es la violencia. Tu fuerza es el amor que sirve
y da la vida. Gracias,
Señor, por tratarme siempre con ternura,
porque respetas y ensanchas mi libertad, por contar con mi vida, pobre y
a veces casi apagada. Gracias, Dios mío, porque me has formado y
sostienes mi vida, porque me miras con amor, me has cogido de la mano. y
me das tu Espíritu, el Espíritu de Jesús.
Que también yo sepa
contar con los que no cuentan, con los débiles, los pequeños y los
ignorantes, con los que viven en la tiniebla de la enfermedad, la
soledad y la pobreza, para implantar un derecho nuevo y construir una
sociedad nueva, en la que todos vivamos como hermanos, como hijos tuyos.
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A veces es el cuerpo,
siempre alerta
mientras duerme el alma,
el que recibe primero
tu llegada impredecible
en medio de la noche.
Has entrado sin ruido
en mi casa cerrada,
has distendido mis nudos
y has abierto el último balcón
de mis pulmones a la brisa.
Tu levedad de aurora
se ha encarnado por sorpresa.
Entonces mi espíritu despierta
y se da cuenta que has llegado.
Me dejaste tu presencia
encaminando tu visita
por mis huesos y memorias,
y ya te has ido en silencio
dejando mi ventana abierta
a todo el sol de la mañana.
Benjamín González Buelta, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha
viernes, 19 de julio de 2024
Viernes, 19 de julio 2024
Viernes de la 15ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 1-8
Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que
tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los
fariseos, al verlo, le dijeron: "Mira, tus discípulos están haciendo una
cosa que no está permitida en sábado". Les replicó: "¿No habéis leído
lo que hizo David cuando él y sus hombres sintieron hambre. Entró en la
casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba
permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y
no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en
el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es
más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero
misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen
culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los cristianos tenemos sólo un Dios. No podemos adorar a una ley, por
buena que sea. La ley nos sirve en la medida en que nos ayuda a seguir a
Jesucristo.
“A veces utilizamos la ley para atacar y no para salvar. Perdona”
“Enséñanos a cumplir la ley sin absolutizarla”
Jesús pone por encima de todo la misericordia, el amor. Si no tengo
amor, no sirve de nada la oración, el compromiso, las misas, las
reuniones. El amor da sentido a todo, el amor ha de ser como el licor
que da sabor a toda nuestra vida.
“Enséñanos a vivir en el amor, con el amor, por el amor”
“Cambia nuestra vida, llena de muchas cosas, casi vacía de amor”
“Perdona nuestra falta de misericordia”
Tú
no eres Señor, un Dios impasible, no eres distante y duro con los
hombres. Tú conoces nuestra debilidad, nuestras tendencias orgullosas,
violentas y egoístas. Conoces bien todas nuestras miserias. Tú eres
misericordioso y compasivo Tú padeces y com-padeces, Tú eres compasión.
Compadécete de nosotros.
Ven, Señor, a socorrernos, y danos un
corazón nuevo, un corazón limpio y sincero, un corazón lleno de
compasión, Qué sintamos la impotencia del caído y le ayudemos a
levantarse. Qué compartamos el dolor del enfermo y le acompañemos. Qué
miremos con misericordia al que se equivoca y le enseñemos el Camino.
Qué suframos el miedo del cobarde y le animemos. Qué padezcamos la
decepción del engañado y le mostremos la Verdad. Qué comprendamos el
vacío del violento y le ayudemos a buscar la paz. Qué soportemos el
pesimismo del desilusionado y sembremos esperanza. Qué probemos la
necesidad del hambriento y le ofrezcamos pan y cariño. Qué hagamos
nuestra la rabia del golpeado y lo tratemos con dignidad.
Que nos
compadezcamos del egoísta y le amemos. Acompáñanos con la presencia de
tu Espíritu, y quédate con nosotros, dulce huésped, o métenos dentro de
tu inmenso Corazón. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha
jueves, 18 de julio de 2024
Jueves, 18 de julio 2024
Jueves de la 15ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Venid a mí todos los que estáis
cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro
descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Orar no sólo es hablar con Jesús, orar es estar con Él. Estar con Él y
descansar de las fatigas, de los agobios, del cansancio. Orar es
presentar a Dios nuestra vida y, en silencio, dejar que Él sea alivio y
consuelo.
A veces tenemos la impresión de que ser cristiano es una carga pesada,
difícilmente aguantable. Sin embargo, Jesús hoy nos dice lo contrario:
“mi yugo es llevadero y mi carga ligera”. Es cierto, cualquier dios al
que nos acerquemos nos exigirá más y nos dará menos. Pensemos por un
momento qué ofrece y que pide el dios-placer, el dios-poder, el
dios-dinero...
“Señor, sólo tú tienes palabras de vida eterna”
“Danos sabiduría para cargar sólo con tu yugo y tu carga”
A veces creemos que Dios sólo nos pide COMPROMISO, pero en muchas ocasiones nos ofrece también DESCANSO:
Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 61
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Los que estáis arruinados,
los que habéis fracasado
ante los demás y ante vosotros,
los que sólo portáis miseria,
los que no valéis para quienes seleccionan
ni contáis para quienes mandan,
los olvidados fuera de las campañas,
los que sólo recibís golpes,
los últimos, los parias,
los nadie de la historia...
venid a mí, que quiero cobijaros
a la sombra de mis alas.
Los marginados de todo lo bueno,
los humillados por uno u otro motivo,
los sin recursos humanos y económicos,
los que os tenéis que vender cualquier precio
y sois moneda devaluada en todo momento,
los que os habéis quedado sin techo
y dormís en la calle entre cartones,
los que solo tenéis deudas y desahucios,
los cansados y agotados de vivir
y de escuchar siempre lo mismo...
venid a mí, que soy vuestro refugio,
y me complace vuestro descanso.
Niños de la calle y de nadie,
inmigrantes a la deriva,
parados al sol, cabizbajos,
enfermos sin tratamiento,
ancianos apartados,
jóvenes a la deriva,
los no reconocidos como ciudadanos,
los tristes y agobiados,
personas que sufrís violencia,
todos los que no sois queridos ni echados en falta ...
venid a mí, que soy vuestra libertad,
y recobrad vuestra dignidad.
Hambrientos de pan y de justicia,
de dignidad y de respeto,
de salud y de ternura,
de paz y de buenas noticias,
de vida y de felicidad...
sedientos de ternura y caricias,
de roce y compañía,
de abrazos y protestas,
de vino y fiesta,
de casa y mesa.
de la dignidad vuestra...
venid a mí, y saciad vuestra hambre y sed
sin miedo y sin falsos respetos.
Todos lo que sentís la vida,
día a día, como una pesada carga:
los rechazados,
los perseguidos,
los olvidados,
los excluidos,
los extranjeros,
los sin papeles,
los que sólo tenéis seguro que sois pobres,
gente sin voz, sin prestigio, sin nombre...
venid a mí, descargad vuestros fardos,
comed, bebed y descansad.
¡Todo lo que soy y tengo es vuestro!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha
miércoles, 17 de julio de 2024
Miércoles, 17 de julio 2024
Miércoles de la 15ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 11, 25-27
En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y
tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y
se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido
mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que
el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo
se lo quiera revelar".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús reza, da gracias por las maravillas que el Padre hace en el
corazón de los sencillos. Hoy Dios sigue haciendo milagros en la vida de
muchas personas. Pedimos luz para descubrir y un corazón que sepa
agradecer.
Dios quiere bendecir a todos, pero sólo los que tienen un corazón de
pobre, humilde, sólo puede entrar en la vida de los que han apartado de
su horizonte el orgullo, la autosuficiencia, la soberbia... Como diría
San Pablo, la fuerza de Dios se muestra perfecta en nuestra debilidad.
“Señor, haznos pobres y sencillos”
“Gracias por mostrarnos la grandeza de lo pequeño”
Sólo a través de Jesús podemos conocer a Dios; y sólo conociendo y
amando a Dios podemos ser felices. En cualquier momento y circunstancia
podemos encontrar a Jesús, pero hay “lugares” donde su presencia es como
más densa: la Eucaristía, su Palabra, los pobres, la comunidad
cristiana.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Jesús da gracias por esas personas sencillas que acogen su mensaje de amor. Nos unimos a su oración de alabanza...
Te damos gracias, Padre, por las personas que gozan del don de la fe, y confían en Ti aunque caminen en tinieblas.
Te
damos gracias, Padre, por las personas que reconocen y lloran sus
pecados, y tienen un corazón compasivo con los que se equivocan.
Te damos gracias, Padre, por las personas que se entregan a Ti y con alegría ofrecen todo lo que tienen a los hermanos.
Te
damos gracias, Padre, por las personas de espíritu sencillo, que no
conocen el temor que acobarda, ni la vergüenza que retiene.
Te damos gracias, Padre, por las personas que saben descubrirte y disfrutarte en la presencia de las personas y las cosas.
Te
damos gracias, Padre, por las personas que viven la existencia como
peregrinos, y a la luz de la fe, caminan en busca de la patria mejor,
definitiva y verdadera.
Te damos gracias, Padre, por las personas...
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Quién puede pagar la luz del sol que alumbra cada día,
el gozo de una madre al dar a luz,
la chispa de ese amor que no vacila,
la lucha inagotable por ser ‘tú’.
Quién puede comprar la mueca de ese rostro que sonríe,
la brisa que te roza al caminar,
la firme decisión de ser humilde,
los ojos con que aún puedes mirar.
Quién puede poner precio a esa mano que acaricia,
al ‘te quiero’ que me sale sin querer,
al instante que devuelve la esperanza,
al encuentro que te vuelve del revés.
Quién puede saldar el cielo azul que ves tras tu ventana,
el esfuerzo de esa niña por leer,
el cansancio de esa vida jubilada,
la oración de aquel que pide sin creer.
Seve Lázaro, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 16 de julio de 2024
Martes, 16 de julio 2024. Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo
Martes de la 15ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 11, 20-24
En aquel tiempo se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había
hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: "¡Ay de
ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran
hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían
convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio
les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaúm,
¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se
hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo
que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
En Corazaín y en Betsaida Jesús había hecho la mayor parte de sus
milagros. Sin embargo, sus habitantes tenían el corazón endurecido. No
reconocieron las maravillas que Jesús hizo y, por consiguiente, no se
convirtieron.
Este evangelio es una llamada a reconocer todo lo que Dios ha hecho por
nosotros, por nuestras comunidades y grupos, por nuestra familia... y a
vivir de acuerdo con el don recibido, a mostrar nuestro agradecimiento
en la oración y con la vida
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Yo se que me quieres, Señor, porque eres bueno.
Porque tienes un corazón sensible, perdóname;
limpia mi vida de todos mis pecados
y de mis continuas caídas, levántame.
Que alegría tan grande saber que eres mi Padre,
y que juzgas a todos con misericordia.
Dame tu abrazo de perdóny tu amor cambiará mi corazón,
sé mi amigo y caminaré siempre en tu presencia.
Devuélveme el gozo y la alegría,
que toda mi vida salte de gozo.
Somos amigos: olvida el mal que hice,
ayúdame con tu amistad a renovarme
y haz que nunca más me separe de Ti .
Que nazca en mí, como una fuente, un corazón puro,
y que una voluntad firme crezca en mi.
Quiero ver tu rostro alegre a mi lado,
que tu fuerza me acompañe siempre,
Señor, dame alegría de tu salvación
y un corazón generoso para amarte toda la vida.
Les diré a mis amigos que tus caminos son formidables,
y a los que pecan sin conocerte, lo bueno que Tú eres.
Dame vida, pues yo amo el vivir,
Tú que eres el Dios de la Vida,
y con ella diré a las gentes
que contigo todo es posible.
Abre mi corazón y mis labios
para decirte cuánto te quiero.
Ya sé que no te contentas con poco
y que no quieres de mí palabras vacías.
Lo que me pides es un corazón arrepentido;
un corazón sincero y noble es lo que quieres.
Sé bueno conmigo y con los otros
y fortalece nuestras vidas indefensas.
A Ti te ofrecemos nuestra vida cada día,
todo lo que somos y tenemos, todo es tuyo.
Devuélvenos, te lo pedimos, el gozo y la alegría, y
toda nuestra vida salte hoy en fiesta.
Somos amigos:
olvida el mal que hemos hecho
y ayúdanos con tu amistad a convertirnos.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 15 de julio de 2024
Lunes, 15 de julio 2024. San Buenaventura
Lunes de la 15ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 10, 34-11,1
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "No penséis que he venido a
la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espadas. He
venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la
nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia
casa.
El que quiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí;
el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y
el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre
su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El
que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al
que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá
paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá paga
de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua
fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no
perderá su paga, os lo aseguro".
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Nos extrañan las palabras del Evangelio de hoy. Parece mentira que Jesús
anuncie que ha venido a traer guerras y división. ¿No se ha dicho
siempre que Él es el príncipe de la paz y que su Reino es de la
fraternidad? Es cierto, pero hasta que llegue esa paz y esa fraternidad a
los seguidores de Jesús esperan muchas dificultades, muchos rechazos:
- No es raro que los jóvenes llamados para ser religiosos o
sacerdotes se enfrenten duramente con sus padres, con sus familias, con
sus amigos.
- A lo largo de la historia muchos mártires han sido asesinados por buscar la paz, la justicia, la fraternidad.
- En nuestros ambientes tampoco es fácil ser cristiano, ser coherente.
“Señor, haznos fuertes para ser fieles en la lucha por tu Reino”
“También nosotros castigamos al que da la cara. Perdónanos”
“Gracias por el testimonio de los mártires,
de los que dan la vida por ti, por tu Reino, por la paz”
Estamos llamados a acoger a los profetas, a los que actúan y hablan en
nombre de Jesús. No quedaremos sin recompensa. Acoger a un profeta es
acoger a Jesús, acoger su salvación, disfrutar de la vida que Él nos
trae.
“Enséñanos a reconocer y a acoger a tus profetas”
Jesús,
nos has dicho: "Quién quiera guardarse su vida, la perderá; y quién la
gaste por Mí, la recobrará en la vida eterna". Pero a nosotros nos da
miedo gastar la vida, entregarla sin reservas. Un terrible instinto de
conservación nos lleva hacia el egoísmo, y nos atenaza cuando queremos
jugarnos la vida. Tenemos seguros por todas partes para evitar los
riesgos. Y sobre todo está la cobardía...
Señor
Jesucristo, nos da miedo gastar la vida. Pero la vida Tú nos la has
dado para gastarla; no se la puede economizar en estéril egoísmo. Gastar
la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen; hacer un favor al
que no lo va a devolver; gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si
hace falta, sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del
prójimo.
Somos
antorchas que sólo tenemos sentido cuando nos quemamos; sólo entonces
seremos luz. Líbranos de la prudencia cobarde, la que nos hace evitar el
sacrificio y buscar la seguridad. Gastar la vida no se hace con gestos
ampulosos y falsa teatralidad. La vida se da sencillamente, sin
publicidad, como el agua de la vertiente, como la madre da el pecho a su
bebé, como el sudor humilde del sembrador.
Entrénanos,
Señor, ayúdanos a lanzarnos a lo imposible, porque detrás de lo
imposible está tu gracia y tu presencia; no podemos caer en el vacío. El
futuro es un enigma, nuestro camino se interna en la niebla; pero
queremos seguir dándonos, porque Tú estás esperando en la noche, con mil
ojos humanos rebosando lágrimas.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha