Domingo de la 13ª semana del t.o. B
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 5, 21-43
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago.
Se
acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó
a sus pies, rogándole con insistencia: Mi niña está en las últimas;
ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años.
Muchos
médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había
gastado en eso toda su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto
peor.
Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la
gente, le tocó el manto, pensando que con solo tocarle el vestido,
curaría.
Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús,
notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio
de la gente, preguntando: ¿Quién me ha tocado el manto? Los discípulos
le contestaron: Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: «¿quién me ha
tocado ? » El seguía mirando alrededor, para ver quién había sido.
La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
El le dijo: Hija, tu fe te ha curado.
Vete en paz y con salud.
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: Tu hija se ha muerto.
¿Para
qué molestar más al maestro? Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le
dijo al jefe de la sinagoga: No temas; basta que tengas fe.
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago.
Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: ¿Qué estrépito y qué lloros son estos ? La niña no está muerta, está dormida.
Se reían de él.
Pero
él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus
acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo:
Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar -tenía doce años-.
Y se quedaron viendo visiones.
Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Todo el mundo quiere ver y tocar al Señor. Saben que Él puede salvar
sus vidas en tantos sentidos. Nosotros, ¿acudimos también así y
confiamos de este modo en Dios?
Hay muchas formas de rezar: la
oración del padre de Jairo era una oración insistente y pública. La de
la mujer enferma era íntima y escondida. Pero en ambas pide Jesús una
condición que no puede faltar: la fe, la confianza en el Dios que sabe
lo que nos conviene y tiene poder para llevarlo a cabo.
Los
milagros del Evangelio son signos que demuestran el permanente y
silencioso cuidado de Dios sobre nosotros. Todos podemos repasar las
veces en que Dios nos ha visitado con su fuerza, con su ánimo, con su
Espíritu, y nos ha mantenido esperanzados, pese a las dificultades.
Señor, déjame ir contigo
sólo quiero caminar
detrás, pisar donde pisas
mezclarme entre tus amigos.
Recorrer esas aldeas
que habitan los olvidados
los que no recuerda nadie
ver como los recuperas.
Quiero escuchar tu palabra
simple y preñada de Dios
que aunque a muchos incomode
a tanta gente nos sana.
Quiero sentarme a tu mesa
comer del pan compartido
que con tus manos repartes
a todos los que se acercan.
Y un día tocar tu manto
como esa pobre mujer
suave, sin que tú lo notes
arrancarte algún milagro.
Esa que todos marginan
se atreve a abrazar tus pies
y derrama su perfume
porque en ti se ve querida.
Que de tanto ir junto a ti
pueda conocerte más,
tú seas mi único amor
y te siga hasta morir.
Javi Montes SJ
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 30 de junio de 2024
Domindo, 30 de junio de 2024
sábado, 29 de junio de 2024
Sábado, 29 de junio de 2024. San Pedro y San Pablo
San Pedro y San Pablo
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
-«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron:
-«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó:
-«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
-«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió:
-«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado
nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo.
Ahora te digo yo:
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra
quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en el cielo.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los Evangelios dejan clara la preponderancia de Pedro sobre los demás
apóstoles. En el Evangelio de hoy, Pedro confiesa la fe en Jesús como el
Mesías, el Hijo de Dios vivo y es elegido por Jesús como la piedra
sobre la que se edificará la Iglesia. No sabemos por qué Jesús elige a
Pedro y no a otro, pero lo cierto es que se fija en él para apacentar a
su rebaño y confirmar a los hermanos en la fe.
2000 años después, es Francisco el que continúa la misión que Jesús dio a
Pedro. No falte hoy nuestra oración por el Papa y por todas aquellas
personas e instituciones que le ayudan en su tarea.
Aunque el Evangelio de hoy no hable de San Pablo, hoy también celebramos
su fiesta. San Pablo es el perseguidor convertido en evangelizador, el
que lleva el Evangelio a nuevos pueblos, con nuevos lenguajes, el
animador de las comunidades que fundaba...
Damos gracias a Dios por Pablo y por todos los evangelizadores que la
Iglesia ha tenido y tiene. Pedimos por la Iglesia, para que no pierda
pulso misionero, por nosotros mismos, para que seamos capaces de
comunicar la fe que hemos recibido a las personas con las que
convivimos.
Te doy gracias, Señor, porque cuentas conmigo, a pesar de mi pequeñez y mi pecado.
Cuentas
conmigo y me llamas, como llamaste a Pedro, un pescador sencillo,
apasionado, bravucón, que se creía más fuerte que sus compañeros.
Cuentas
conmigo y me llamas, Como llamaste a Pablo, Un fariseo inteligente,
fanático, intransigente, que quería acabar con los que no pensaban como
él.
Te doy gracias por Pedro y por todas las personas que son piedra en la que se apoya nuestra vida y nuestra fe.
Te doy gracias por Pablo y por todas las personas que comparten la alegría y la novedad de la fe cristiana.
Te
doy gracias porque cambiaste el corazón de Pedro. Gracias a tu perdón,
Pedro lloró sus pecados se hizo más humilde y se dejó guiar por ti.
Gracias a tu cercanía, Pablo se cayó del caballo de sus prejuicios y descubrió que tu grandeza se muestra en nuestra debilidad.
También a mí me has cambiado, Señor. Gracias.
Que
sepa acercarme cada día a Ti, para que puedas acabar la obra que has
comenzado en mí y sepa contagiar la alegría de sentirme amado por Ti.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 28 de junio de 2024
Viernes, 28 de junio de 2024. San Ireneo
Viernes de la 12ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 8, 1-4
En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: .
Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Extendió la mano y lo tocó diciendo: ¡Quiero, queda limpio ! Y enseguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo: No se lo digas a nadie, pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Se acercó un leproso: enfermo, marginado, necesitado de salud y de amistad. No lo tuvo fácil: se acercó rompiendo la ley que les prohibía aproximarse a las personas sanas.
“Señor, quiero acercarme a ti,
enséñame a reconocer mis enfermedades, del cuerpo y del alma
y dame fuerza para superar los obstáculos que me separan de ti”
Se arrodilló. Reconoció así su pequeñez y la grandeza de Jesús. Se arrodilló para pedir sin poder dar nada a cambio. Se arrodilló con humildad y confianza, ahogando el orgullo que le pudiera quedar.
¿Cómo te acercas tú a Jesús, con las actitudes del leproso? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Hace 2000 años, Jesús hizo el milagro. Hoy, ahora mismo, Jesús está deseando hacer un milagro contigo, con cada persona. Pídelo con fe. Y espera en el Señor. Él te dará mucho más de lo que pidas; su don desbordará tus expectativas.
Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de nuestra desmesurada búsqueda de comodidad y "bienestar";
de nuestros horizontes chatos;
de nuestra mirada miope que incluye a los nuestros y deja al margen a tantos...
Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de los prejuicios con que reducimos a los demás por miedo,
de la violencia con la que nos tratamos,
de la indiferencia incluso con los más cercanos...
Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de nuestras hipocresías,
de nuestros cansancios y desencantos,
de vivir como si no existieras,
de buscar sólo tus regalos y olvidarnos de Vos...
Si quieres Señor, puedes purificarnos...
de nuestras faltas de confianza,
de nuestras inseguridades,
de nuestro regateo de amor.
Si quieres, Señor, puedes llenarnos de tu compasión,
despertarnos tus sueños,
fascinarnos con tu persona y con tu mensaje,
tomarnos el corazón para la construcción de tu Reino,
hacernos disponibles a tu llamada.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 27 de junio de 2024
Jueves, 27 de junio de 2024
Jueves de la 12ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 7, 21-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
No todo el que me dice «Señor, Señor» entrará en el Reino de los Cielos,
sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Aquel
día muchos dirán: Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y
en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos
milagros? Yo entonces les declararé: Nunca os he conocido.
Alejaos de mí, malvados.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca.
Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron.
contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena.
Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.
Al
terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza,
porque les enseñaba con autoridad y no como los letrados.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Hoy el Evangelio nos recuerda que ser cristiano es vivir de acuerdo con
la Palabra de Dios, es cumplir la voluntad de Dios en cada momento del
día. Sin embargo, muchas veces nos conformamos con rezar, con ir a
misa... Olvidamos ser cristianos en la familia, en el lugar de estudio o
trabajo, con los amigos... En definitiva, somos cristianos a ratos,
cuando nos resulta más sencillo y menos arriesgado. Y ponemos mil
excusas para justificarnos.
A veces nos asusta "cumplir la
voluntad de Dios". Parece que vamos a perder nuestra libertad. Tenemos
miedo de escuchar a Dios, no vaya a ser que nos pida hacer lo que no nos
apetece. La experiencia de los que se fían de Dios y cumplen su palabra
nos dice más bien lo contrario. Aunque parezca incomprensible para la
razón, la experiencia nos enseña que cuanto más obedeces a Dios, más
libre eres. ¿Ha habido alguien más obediente al Padre que Jesús? No. ¿Ha
habido alguna persona más libre que Jesús? Nadie. ¿Queremos seguir su
ejemplo? Pedimos al Espíritu que nos ayude a avanzar por este camino.
Siguiendo
la voluntad de Dios, no estamos a salvo de vientos, lluvias y ríos
desbordados. Los problemas llegan a todos. Es más, en ocasiones las
dificultades vendrán precisamente por vivir de acuerdo con la Palabra de
Dios. Entonces surgen las dudas y crecen las ganas de seguir otros
caminos más fáciles... ¿Qué hacer? Confiar en Jesús: él está con
nosotros y nuestra casa, nuestra vida no se hundirá.
Cantar tu nombre, Señor,
con palabras,
pero sobre todo con vida.
Contar tu historia, Señor,
con relatos,
pero sobre todo con vida.
Repetir tu enseñanza, Señor,
con historias,
pero sobre todo con vida.
Traer tu esperanza, Señor,
con promesas,
pero sobre todo con vida.
Construir tu Reino, Señor,
con proyectos,
pero ante todo con vida.
Porque una vida que te canta
y que te cuenta,
que te anuncia y te acerca,
es una vida plena.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 26 de junio de 2024
Miércoles, 26 de junio de 2024
Miércoles de la 12ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 7, 15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuidado con los profetas
falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis.
A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos ? Los
árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos.
Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos.
El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego.
Es decir, que por sus frutos los conoceréis.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús no se deja llevar por las apariencias. Y quiere que sigamos sus
huellas. En todos los momentos de la historia han habido personas que
han sido lobos rapaces con piel de oveja mansa. Mucho más en nuestra
sociedad en la que la publicidad y el marketing se han desarrollado
tanto. Detrás de formas amables pueden esconderse buenos manipuladores y
bajo formas bruscas pueden presentarse personas sinceras y
bienintencionadas. Hemos de tener cuidado. No podemos ser ingenuos.
“Señor, no dejes que nos dejemos llevar por las apariencias”
“Danos tu Espíritu para descubrir la verdad de cada persona”
“Perdona y cura nuestra superficialidad”
Además de advertirnos, Jesús nos ofrece un criterio para distinguir a
los falsos profetas, a los lobos con piel de oveja: los frutos, las
obras... Las palabras pueden ser engañosas. Fijémonos en la vida: ¿son
capaces de sufrir por los demás? ¿son fieles a las personas cuando
pierden la salud o el dinero? ¿cambian de discurso según las
circunstancias, para conseguir mayores beneficios personales? ¿se
acercan a los pobres, los tratan con respeto?
No nos conformemos con mirar los frutos y la vida de los demás.
Examinemos también nuestra vida, no sea que también seamos lobos con
piel de oveja.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
¡Qué tiempos estos que nos toca vivir,
en la calle y en la iglesia,
tan convulsos y ambiguos
que, para afrontarlos,
necesitan tu palabra evangélica!
En ellos,
hay cosas que brillan y brillan tanto
que nos deslumbran antes de conocerlas;
y las hay también que nos seducen
al primer golpe,
o al cabo de un rato,
o al caer de la tarde,
o en plena noche,
porque tienen tantas caras y brillos
como oscuridades;
y también las hay que juegan a camuflarse
y engañan a los caminantes
perdiéndolos entre debates,
dogmas
y yermas verdades.
Aunque más duro y triste
es encontrarse con personas
de cultura y fe reconocida y solvente,
que, humildemente y en tu nombre,
se proclaman servidores
mas se creen jefes y señores
sin descubrir sus contradicciones.
Se arrogan tu representatividad,
hacen sufrir a sus semejantes
y traicionan a tantos y tantos creyentes...
Pero Tú nos dijiste para momentos así:
"Tened cuidado, no os dejéis engañar;
y aunque desplieguen gran parafernalia,
no los sigáis... ni a orar ni a tomar cañas.
Permaneced firmes en mi palabra
y tendréis vida en abundancia".
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 25 de junio de 2024
Martes, 25 de junio de 2024
Martes de la 12ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No deis lo santo a los
perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y
luego se volverán para destrozaros.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha.
Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos.
¡Qué duras son las palabras de Jesús! Son tan duras como verdaderas. A
veces ofrecemos lo mejor de nosotros mismos, los tesoros de nuestra fe,
las perlas de nuestra intimidad a personas que, con culpa o sin ella, no
están capacitadas para comprender, para acoger con respeto, para
valorar el don que se les ofrece.
No nos quiere decir Jesús esas personas no merezcan nuestro amor. El
amor debe ser generoso, pero no puede ser ciego, ha de ser inteligente.
Un amor ciego no ayuda ni al amante ni al amado.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Para actuar así hay
que ponerse en la piel del otro, descubrir las necesidades profundas y
tratar de responder a esas necesidades. No significa simplemente dar a
cada uno lo que pide. A veces necesitamos ánimo, otras veces freno; en
algunas ocasiones precisamos comprensión, en otras crítica; hay momentos
en los que nos hace bien un pellizco y en otros un caricia...
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Entrad por la puerta estrecha y avanzad por el camino angosto. Entrad porque conducen a la Vida.
¿Cómo son las puertas y el camino de tu vida? ¿A dónde conducen? ¿Qué le dices a Dios?
Mi equipaje será ligero,
para poder avanzar rápido.
Tendré que dejar tras de mí la carga inútil:
las dudas que paralizan
y no me dejan moverme.
Los temores que me impiden
saltar al vacío contigo.
Las cosas que me encadenan y me aseguran.
Tendré que dejar tras de mí
el espejo de mí mismo,
el “yo” como únicas gafas,
mi palabra ruidosa.
Y llevaré
todo aquello que no pesa:
Muchos nombres con su historia,
mil rostros en el recuerdo,
la vida en el horizonte,
proyectos para el camino.
Valor si tú me lo das,
amor que cura y no exige.
Tú como guía y maestro,
y una oración que te haga presente:
“A ti, Señor, levanto mi alma, en ti confío,
no me dejes. Enséñame tu camino,
Mira mi esfuerzo. Perdona mis faltas.
Ilumina mi vida, porque espero en ti".
José M. R. Olaizola
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Son tantos los lugares recorridos
y tantos los sueños tenidos
creyendo y afirmando
que no hay más caminos
que aquellos que marca el caminante,
que hoy mi palabra duda y teme alzarse.
Pero desde este lugar en que me encuentro,
a veces sin rumbo y perdido,
a veces cansado y roto,
a veces triste y desilusionado,
a veces como al inicio,
te susurro y suplico:
Enséñame, Señor, tus caminos;
tus caminos verdaderos,
tus caminos desvelados y ofrecidos,
seguros, limpios y fraternos,
tus caminos de gracia, brisa y vida,
tus caminos más queridos,
tus caminos de "obligado cumplimiento",
tus caminos a contracorriente
de lo que la propaganda ofrece,
que se recorren en compañía
y nos dejan a la puerta de tu casa solariega.
Llévame por tus avenidas de paz y justicia,
por tus rotondas solidarias y humanas,
por tus autopistas de libertad y dignidad,
por tus cañadas de austeridad y pobreza,
por tus sendas de utopía y novedad,
y si es preciso, campo a través siguiendo tus huellas
y por la calle real de la compasión y misericordia.
Y que al llegar a la puerta de tu casa solariega
pueda lavarme y descansar en el umbral,
oír tu voz que me llama, y entrar
para comer y beber contigo
y sentirme hijo y hermano en el banquete
preparado por ti y tus amigos.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 24 de junio de 2024
Lunes, 24 de junio de 2024. Nacimiento de San Juan Bautista
Nacimiento de San Juan Bautista
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1, 57-66. 80
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se
enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una
gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
-«¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron:
-«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él
pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron
extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la
montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
-«¿Qué va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Leyendo el Evangelio del Nacimiento de Juan Bautista llama la atención la importancia que se da al nombre del recién nacido.
Juan procede del hebreo Yo-hasnam, con el significado de "Dios es
misericordioso". Otra etimología muy cercana es la de Jo-hanan o
Jo-hannes, que significa "Dios está a mi favor".
Juan era el nombre que mejor reflejaba lo que significaba el nacimiento
de aquel niño para sus padres. Dios ha cumplido su palabra: Isabel había
tenido un hijo en su ancianidad. Sentían que el nacimiento de Juan era
una bendición de Dios para ellos y para todo el pueblo.
Dios también bendice tu vida, es misericordioso contigo, con la humanidad. ¿Qué dices a Dios?
El mismo Jesús atestigua la importancia de San Juan Bautista: “Entre los
nacidos de mujer, nadie más grande que Juan el Bautista". Por otra
parte, es el único santo del que se celebra el nacimiento, coincidiendo
con el solsticio de verano, cuando los días son más largos y las noches
más cortas.
Recordemos algunos rasgos de su vida:
- Juan llama a la conversión: Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos... Dad, pues, fruto digno de conversión.
- No busca protagonismos: Yo no soy el Cristo, sino que he sido
enviado delante de él. El que tiene a la novia es el novio; pero el
amigo del novio, el que asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del
novio. Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. Es
preciso que él crezca y que yo disminuya.
- Anuncia la venida del Mesías y señala su presencia: Yo os bautizo
en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte
que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. He ahí el Cordero de
Dios. He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se
quedaba sobre él.
- No tiene miedo: Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y
puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano
Filipo. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla.»
- Vivió la pobreza y la austeridad: Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre.
¿Qué te dice Dios a través de la vida de Juan Bautista? ¿Qué le dices?
Señor, Tú eres Dios compasivo y misericordioso.
Estás a nuestro lado. Siempre, sin apartarte jamás.
Estás de nuestra parte. Siempre, pase lo que pase.
Estás al lado de cada persona, de todas las personas.
Tu gloria es que todos tus hijos seamos felices,
viviendo como hermanos que aman y se ayudan,
como hijos tuyos, que se dejan cuidar por ti,
que siembran justicia, paz y verdad en el mundo.
Gracias, Señor, por Juan y por todas las personas
que, con su presencia, su cariño y su palabra,
me recuerdan que Tú eres favorable y estás de mi parte.
Gracias por… (recuerdo sus nombres).
Señor, Tú me has llamado, como a Juan,
para que, a pesar de mi pequeñez y mis pecados,
yo sea una bendición para mi familia y mis amigos,
para mi comunidad cristiana y para el mundo.
Tu mano acompañaba a Juan y me acompaña a mí.
Tus manos de alfarero me formaron de barro y espíritu.
Tus manos de madre me acarician y protegen.
Tus manos de pastor me conducen a la vida eterna.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.