Santa María, Madre de Dios
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 2, 16‑21
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a
Maria y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo
que les habían dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y
María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba circuncidar al niño, y le pusieron
por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Seguimos contemplando el portalico de Belén. Y hoy, sin
perder de vista al niño, fijamos nuestra atención en su madre, María.
Imagina que tú eres uno de los pastorcillos recién llegados al establo y
dirige tus ojos a María. Déjate contagiar de su alegría, de su ternura,
de su delicadeza, de su mirada...
B. Como tantas veces, María conservaba todo y lo meditaba en su corazón.
María no puede asimilar tantas emociones, tantas emociones, tantas
palabras... y lo guarda en su corazón, para rumiarlo con tranquilidad,
para buscar el sentido de todo, para seguir adivinando lo que Dios
quería de ella... ¿Qué te dice Dios a través de esta actitud de María?
¿qué le dices?
C. Hoy es la jornada mundial de oración por la paz. Pedimos la paz para
nuestro mundo, para nuestras familias, para nuestra sociedad...
Revisamos y pedimos perdón por nuestras actitudes violentas. Nos
planteamos cómo podemos ser constructores de paz en nuestros ambientes
con la fuerza del Espíritu Santo.
Al estrenar el año, queremos desearnos lo mejor. También Dios nos
felicita. Apoyándonos en las lecturas de la Misa de hoy, bien pudiera
ser ésta la felicitación de Año Nuevo de nuestro Dios:
Yo te creé por amor en las entrañas de tu madre.
Te protegeré en el año nuevo y todos los días de tu vida.
No temas, porque no me alejaré de ti, mis pasos no se separarán de los tuyos.
Te protegeré, hasta cuando tú no me sientas cercano.
Te protegeré, también cuando te alejes de mí.
Te protegeré cuando hagas daño a tus hermanos, mis hijos, y me hagas sufrir.
Te protegeré incluso cuando te sientas probado y machacado.
Te protegeré hasta cuando veas sufrir con impotencia a las personas que quieres.
Siempre estaré contigo. Te lo prometo. No seas orgulloso. Acércate a mí. Déjate proteger.
Y haz con tus hermanos lo mismo que yo hago y haré contigo.
En este nuevo año yo te bendigo, digo bien de ti.
Te digo que tú eres importante para mí, vales mucho ante mis ojos.
Te digo que tú eres, pobre criatura, mi hija amada, mi hijo querido.
Te digo que en tu corazón no anida sólo la venganza y el egoísmo;
en tu corazón está el mismo Espíritu Santo, que te recuerda que tú eres mi hijo,
que te anima a rezar, a llamarme: Padre, papa, querido papá.
Te bendigo y te pido que hables bien de mí, en tu familia y con tus amigos.
Guardarte de la crítica, no maldigas, habla bien de tus hermanos, aunque se equivoquen.
En este nuevo año, yo seguiré fijándome en ti.
Nunca dejaré de mirarte. Te miraré con cariño, con comprensión.
Te miraré, como una madre mira a su hijo recién nacido.
Te miraré, como un padre que espera que su hijo le diga “papá”
Te miraré, para que siempre que vuelvas tus ojos hacia mí
encuentres los míos mirándote, sonriéndote, acogiéndote, amándote.
Mírame como un niño, feliz y seguro, cuando su padre lo mira.
Y mira con amor a tus hermanos, especialmente a los que no se sienten queridos.
En este año nuevo, te seguiré concediendo mi favor:
muchas personas buenas te ayudarán y te amarán.
Cuando te rodee la mentira, te ayudaré a madurar, a crecer como persona y como cristiano.
Seguiré ofreciéndote mi Palabra, la palabra de la vida y la felicidad.
Seguiré regalándote mi Iglesia, tan pobre como necesaria, para que me sigas.
Seguiré alimentándote con el Cuerpo de mi Hijo, con su amor.
Seguiré saciando tu sed con su sangre, con su vida entregada.
Seguiré perdonando con misericordia tus pecados y errores.
Te daré todo lo mejor que tengo. Yo mismo seré tu regalo.
Acércate a mí, para que yo pueda seguir concediéndote mi favor.
Y comparte todo lo que yo te doy con tus hermanos.
En este año nuevo seguiré concediéndote la paz,
la paz de tu corazón, de tu familia, de la Iglesia, del mundo… para siempre.
Seguiré concediendo el don de la paz, a pesar de que demasiadas veces no es bienvenida.
Seguiré ofreciendo la paz con paciencia hasta que todos busquéis la justicia,
hasta que todos sepáis perdonar y vivir reconciliados,hasta que todos viváis en paz.
Acoge mi paz. Busca la justicia. Sé pacífico y pacificador.
Da a cada uno lo que necesita para vivir con la dignidad.
En este año nuevo, seguiré diciéndote:
Ahí tienes a tu madre, la madre de mi hijo Jesús, vuestra madre.
Junto a ella será más fácil acercarte a mí.
Junto a ella será más fácil bendecir y sentir mi bendición.
Junto a ella será más fácil que tu rostro se ilumine con mi mirada.
Junto a ella será más fácil sentirte favorecido y querido por mí.
Junto a ella será más fácil vivir en paz conmigo, con tus hermanos, con amigos y enemigos.
Junto a ella será más fácil ser instrumento de mi paz.
De parte de tu Padre, Dios, que te quiere, FELIZ AÑO NUEVO.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 1 de enero de 2024
Lunes, 1 de enero de 2024. Santa María, Madre de Dios
domingo, 31 de diciembre de 2023
Domingo, 31 de diciembre de 2023. Sagrada Familia
Sagrada Familia
1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 2, 22-40.
Cuando llegó el tiempo de la purificación de María, según la ley de
Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarlo al Señor [(de
acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será
consagrado al Señor») y para entregar la oblación (como dice la ley del
Señor: «un par de tórtolas o dos pichones»).
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y
piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba
en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la
muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu
Santo, fue al templo.
Cuando entraban con el Niño Jesús sus padres (para cumplir con él lo
previsto por la ley), Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios
diciendo:
Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz;
porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante
todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones, y gloria de tu
pueblo, Israel.
José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón los bendijo diciendo a María, su madre:
—Mira: Este está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten;
será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos
corazones. Y a ti una espada te traspasará el alma.
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser.
Era una mujer muy anciana: de jovencita había vivido siete años casada, y
llevaba ochenta y cuatro de viuda; no se apartaba del templo día y
noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel
momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que
aguardaban la liberación de Israel].
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la Ley del Señor, se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y
robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo
acompañaba.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús es todavía un niño, un niño débil, indefenso, amenazado... pero
Ana, hija de Panuel, comienza a dar gracias a Dios y a hablar del niño
Jesús a cuantos esperaban la liberación de Israel. La oración y los
ayunos habían afinado tanto la sensibilidad de esta mujer que es capaz
de darse cuenta de que aquel niño es el Enviado de Dios para liberar a
su pueblo.
Si rezásemos más y ayunemos de todo aquello que nos aleja de Dios,
también nosotros sabríamos descubrir la presencia de Dios en nuestro
mundo, en nuestra vida.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
La gracia de Dios acompañaba a Jesús. La gracia de Dios te acompaña a ti
para que crezcas cada día más en entrega, en felicidad, en esperanza,
en sabiduría, en fe...
“Señor, acompáñame, aunque a veces te olvide”
“Ayúdanos a descubrir tu cercanía”
“Enséñanos a ser buenos acompañantes”
En este día, damos gracias por nuestra familia, por todo lo que Dios nos
ha dado a través de ella. Pedimos por todas las familias, especialmente
por aquéllas que sufren problemas económicos, enfermedad, falta de
entendimiento...
Dios y Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la
mujer a tu imagen, Tú bendices y multiplicas el amor de nuestras
familias.
Te pedimos humildemente por todas las familias, especialmente por las
que sufren. Descienda, Señor, sobre ellas tu bendición y la fuerza de
tu Espíritu.
Que en la alegría te alabemos, Señor, y en la tristeza te busquemos;
en el trabajo encontremos el gozo de tu ayuda y en la necesidad sintamos
cercano tu consuelo.
Que la Comunión contigo, Señor, transforme nuestra vida y nuestras
familias den buen testimonio de esperanza, fe y solidaridad con los
pobres.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 30 de diciembre de 2023
Sábado, 30 de diciembre de 2023
Sábado, día 6º dentro de la Octava de la Natividad
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 2,36‑40
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu
de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años
casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del
templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose
en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los
que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y
robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo
acompañaba.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús es todavía un niño, un niño débil, indefenso,
amenazado... pero Ana, hija de Panuel, comienza a dar gracias a Dios y a
hablar del niño Jesús a cuantos esperaban la liberación de Israel. La
oración y los ayunos habían afinado tanto la sensibilidad de esta mujer
que es capaz de darse cuenta de que aquel niño es el Enviado de Dios
para liberar a su pueblo.
Si rezásemos más y ayunemos de todo aquello que nos aleja de Dios,
también nosotros sabríamos descubrir la presencia de Dios en nuestro
mundo, en nuestra vida.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
La gracia de Dios acompañaba a Jesús. La gracia de Dios te acompaña a ti
para que crezcas cada día más en entrega, en felicidad, en esperanza,
en sabiduría, en fe...
“Señor, acompáñame, aunque a veces te olvide”
“Ayúdanos a descubrir tu cercanía”
“Enséñanos a ser buenos acompañantes”
Donde acaba la ciudad
y empieza el miedo,
donde terminan los caminos
y empiezan las preguntas,
cerca de los pastores
y lejos de los dueños,
en el calor de María
y en el frío del invierno,
viniendo de la eternidad
y gestándose en el tiempo,
salvación poderosa para todos
en una fragilidad recién nacida,
liberador de todos los yugos
atado a un edicto del imperio,
rebajado hasta un pesebre de animales
el que a todos nos sube hasta los cielos,
nació el Hijo del Padre,
Jesús, el hijo de María.
Sólo abajo está el Señor del mundo
que nosotros soñamos en lo alto.
Aquí se ve la grandeza de Dios
contemplando la humildad de este pequeño.
Aquí está la lógica de Dios,
rompiendo el discurso de los sabios.
Aquí ya está toda la salvación de Dios
que llenará todos los pueblos y los siglos.
Benjamín González Buelta, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 29 de diciembre de 2023
Viernes, 29 de diciembre de 2023
Viernes, día 5º dentro de la octava de la Natividad
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 2, 22-35
Cuando llegó el tiempo de la purificación de María según la ley de
Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de
acuerdo con lo escrito en la Ley del Señor: «Todo primogénito varón será
consagrado al Señor» y para entregar la oblación, con lo dice la ley
del Señor: «Un par de tórtolas o dos pichones».
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y
piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba
en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la
muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu
Santo, fue al templo. Cuando entraban con el Niño Jesús sus padres, para
cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y
bendijo a Dios diciendo:
"Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz;
porque Mis ojos han visto a tu Salvador a quien has presentado ante
todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu
pueblo, Israel.»
José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía
del niño. Simeón los bendijo diciendo a María, su madre: «Mira: Este
está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como
una bandera discutida: así quedará clara la actitud de Muchos corazones.
Y a ti una espada te traspasará el alma.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Simeón aguardaba el Consuelo de Israel. Llevaba esperando
muchos años, quizá toda su vida. Esperaba en Dios, esperaba en las
promesas que Dios había hecho al pueblo, esperaba al Mesías,
esperaba... Y nosotros ¿esperamos? ¿o queremos las cosas ya, en el
momento en el que las deseamos? Tenemos demasiada prisa. Sin embargo, el
crecimiento personal y la relación con Dios y con los hermanos
requieren tiempo, crecen en la espera.
B. Hay deseos y deseos... Simeón esperaba ver al Mesías. Y a ti ¿qué te
gustaría ver? ¿qué esperas con todo el corazón? A veces, nuestros deseos
son mezquinos. Pedimos a Dios que purifique y ensanche nuestros deseos.
C. "Luz para alumbrar a las naciones". Jesús es la luz. Y nosotros
cristianos queremos vernos y ver la realidad con la luz de Jesús, desde
su evangelio. Sin embargo, en muchas ocasiones utilizamos luces bien
distintas...
Señor, dame un corazón humilde y confiado,
como el de Simeón y Ana, como el de María.
Ellos no tenían nada y, precisamente por eso,
se acercaban a Ti, ponían en Ti toda su confianza,
cumplían tu voluntad, observaban la ley.
Señor, líbrame de la idolatría de las riquezas,
no dejes que tenga otro Dios fuera de Ti
y ayúdame a vivir siempre atento a Ti y a tu palabra.
No permitas que confíe demasiado en las personas,
ni siquiera en mis propias fuerzas.
Qué sólo confíe plenamente en Ti.
Ayúdame a estar siempre disponible para caminar hacia Ti,
para compartir todo lo que tengo con total generosidad,
sin dejarme atar por ninguna propiedad.
Dame sabiduría y fuerza para ser libre de verdad,
para renunciar a todo lo que me aparte de Ti,
para estar abierto del todo a la plenitud de tu Amor.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 28 de diciembre de 2023
Jueves, 28 de diciembre de 2023. Santos Inocentes.
Santos Inocentes
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 2,13-18
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
-«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí
hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y
se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el
Señor por el profeta:
«Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.»
Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a
todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores,
calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos.
Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
«Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora
por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Jesús, María y José también fueron emigrantes, refugiados…
Cuando acabaste la creación
dicen que dijiste firmemente
a los cuatro puntos cardinales:
Que todo el mundo viva feliz,
en paz, libremente y con dignidad,
en la tierra que le vio nacer.
Que si alguien abandona su país
no sea porque muere de injusticia y hambre.
sino por conocer otros paraísos terrenales.
Que siempre, y en todo lugar,
se respeten los derechos de las personas,
sean del color y condición que sean.
Que nadie esclavice a su semejante
y nadie se haga esclavo de nadie,
pues yo os he creado hermanos y libres.
Que nadie se arrogue el derecho
de ser ciudadano y dar a otros papeles,
pues todos sois iguales y muy diferentes.
Y dicen que, como casi siempre,
muchos jugamos a ser dioses
o, simplemente, señores prepotentes.
Y otros muchos tuvieron que salir,
y ser emigrantes sin papeles,
con mucha injusticia y hambre.
Y dicen que dijiste más firmemente:
Pues no me voy de esta tierra,
y seré uno más entre los emigrantes.
Padre/Madre, que estás en esta tierra:
rompe nuestros miedos e imágenes tuyas
para que tu proyecto siga adelante.
Florentino Ulibarri
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Nada más nacer,
y ya en el camino,
su techo es el cielo,
la tierra es el lecho
que guarda los sueños,
de un hombre sencillo
de una mujer buena
de un recién nacido.
Detrás, a lo lejos,
violencia en las calles
nacida del miedo.
Dolor en las vidas
de tanto inocente.
Víctimas sin culpa,
llantos sin consuelo.
El constante juego
de los poderosos
cobrándose el diezmo
de los más pequeños.
Volverás de Egipto
rasgarás el muro
que divide al hombre
que provoca duelos,
le darás la vuelta
al maldito ciclo
de tanta barbarie,
de tanto desierto
donde nada crece.
Brotarán, de nuevo,
esperanzas altas,
amores perpetuos,
humanas caricias,
profundos anhelos
que desde la entraña
llaman a lo eterno.
Ahora duerme, niño,
que de tu suspiro
pende el universo.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
B. Herodes teme perder su poder. Teme que un niño pobre, recién nacido,
le arrebate su corona. Y para no perder su sillón es capaz de acabar con
todos los niños pequeños del país. La historia se repite. La repetimos.
Podemos hacer mucho daño a personas inocentes, cuando nos sentimos
atacados.
Señor, contemplamos tu bondad y tu ternura,
en la pobreza y humildad del portal de Belén.
Y nuestro corazón se llena de paz y alegría.
Pero hasta la ternura a veces es mal recibida.
Herodes te recibió con miedo y violencia.
Tu bondad resultó peligrosa para muchos
y acabaste colgado en el madero de la cruz.
Nos parece increíble, pero esto sigue pasando:
muchas personas que aman son incomprendidas,
porque su bondad supone una denuncia de la maldad,
porque preferimos la mediocridad a la santidad.
Señor, no dejes que otros paguen mis temores y enfados,
Perdona el mal que hacemos a muchas personas buenas.
Danos fuerza para compensar con amor nuestros errores
y para defender a los Santos Inocentes de este tiempo.
C. En nuestras sociedades ”avanzadas” muchos niños inocentes siguen
muriendo, en las guerras, en las hambrunas de tantos países; algunos ni
siquiera tienen la oportunidad de gritar, de llorar, víctimas del
aborto.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 27 de diciembre de 2023
Miércoles, 27 de diciembre de 2023. San Juan Apóstol y Evangelista.
San Juan Apóstol y Evangelista
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 20, 2-8
El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde
estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y
les dijo:
-«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían
juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó
primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no
entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las
vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no
por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Celebramos la fiesta de San Juan. En su evangelio nos cuenta la
experiencia de su encuentro con Jesús, una experiencia que se resume con
una palabra: amor. Por amor, el Señor nació. Por amor, curó. Por amor,
predicó. Por amor, murió y resucitó.
"Señor haznos testigos de tu amor"
B. En el evangelio de hoy, Pedro y Juan se encuentran con el sepulcro de
Jesús abierto y las vendas por el suelo: los primeros signos de la
resurrección del Maestro.
"Damos Una mirada nueva para descubrir los signos de la resurrección
en mi vida, en las familias, en la Iglesia, en el mundo"
C. Juan corría más que Pedro, pero lo esperó. Es un detalle interesante.
En nuestras familias, en la Iglesia ocurre algo similar: unos corren
más rápidos que otros, unos son más "avanzados", otros más "prudentes".
Es más importante llegar juntos que llegar el primero.
"Señor, concédenos el don de la unidad"
"Perdona nuestras prisas"
"Gracias por las personas que saben esperar"
Señor, ayúdame a escuchar tu voz y a responderte, con la misma
decisión y generosidad de Juan Evangelista. Cuando lo llamaste, a
orillas del lago Tiberiades, inmediatamente dejo la barca y a su padre y
te siguió. No lo dejó para dentro de un rato, o para mañana. Casi no te
conocía. No sabía qué le esperaba, pero tu voz resonó en su corazón con
tal fuerza que lo dejó todo y te siguió. Señor, ayúdame a escuchar tu
voz y a responderte, con decisión y generosidad.
Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a dejar que tu cercanía me
transforme, como a Juan. Juan y su hermano Santiago iban en busca de
privilegios. Pero estar a tu lado les fue cambiando. Entendieron que es
menester beber el cáliz del amor, del servicio y de la entrega hasta la
última gota. Experimentaron que el camino de la gloria pasa por
Getsemaní y por el Calvario. Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a
dejar que tu cercanía me transforme.
Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti,
como Juan. Él es "el discípulo a quien Jesús amaba", "el discípulo
predilecto", el que se siente amado “hasta el extremo”. También yo soy
amado por amado por ti. Tú me amas como si yo fuera tu único amigo y
como si tú fueras el único amor que hay en mi vida. Tú quieres que yo
sea tu amigo y en ocasiones parece que me conformo con ser tu siervo.
Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti.
Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi comunidad cristiana, de la
Iglesia, como Juan. Es él una “columna” de la comunidad de Jerusalén.
Que sepa agradecer los talentos y capacidades que me has dado,
poniéndolos al servicio de la comunidad. Que sepa apoyar mi fe en las
columnas de mis hermanos y que mi fe sea columna donde otros puedan
encontrar seguridad y fuerza. Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi
comunidad cristiana, de la Iglesia.
Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y
defender nuestra fe en Ti, como Juan. Ante el Sanedrín que perseguía a
los primeros cristianos, Juan dijo: "No podemos dejar de hablar de lo
que hemos visto y oído". Ayúdanos a proclamar nuestra fe, ante el
sanedrín de los que te niegan y los que te buscan, ante el sanedrín de
facebook y twitter, ante el sanedrín de la injusticia y la pobreza.
Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y
defender nuestra fe.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 26 de diciembre de 2023
Martes, 26 de diciembre de 2023. San Esteban
San Esteban
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
-«No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os
azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y
reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los
gentiles.
Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo
diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis
vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por
vosotros.
Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a
los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán.
Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Cuando todavía estamos saboreando la ternura del niño
Dios, celebramos la fiesta del primer mártir: San Esteban. Por eso, el
evangelio nos habla de persecuciones, odios y sufrimientos. Parece que
no tiene ninguna relación, pero, desgraciadamente, la ternura no sólo
causa alegría, también provoca el odio de los violentos.
"Gracias por las personas que manifiestan tu bondad hasta las últimas consecuencias"
"Ayúdanos a manifestar ternura, cuando seamos perseguidos"
B. Nos duele ser incomprendidos por cualquier persona. Sin embargo, nos
hiere de una forma especial el rechazo de los más cercanos: de los
padres, de los hijos, de los amigos más cercanos, de los que tienen la
misma fe o las mismas ideas...
"Dame Señor fuerza para comprender y perdonar siempre"
C. El que persevere hasta el final se salvará. Es fácil amar cuando nos
pagan con amor. Cuesta mucho más cuando recibimos indiferencia o
críticas. Sólo con la ayuda de Dios podemos perseverar en la adversidad.
¿Qué te dice Dios? ¿qué le dices?
Al leer hoy tu Palabra me pregunto:
¿Cómo doy testimonio de ti?
¿Qué hace de un creyente ser profeta?
¿Qué me pides como profeta de tu reino?
Y sé que quieres que más que profeta sea profecía,
anuncio comprometido, denuncia subversiva,
alegría desbordante, optimismo movilizador
y esperanza fundamentada.
Y sé que quieres que afronte con serenidad
el rechazo que vivo cuando te vivo,
el rechazo que experimento cuando te anuncio,
el rechazo que en mi propia “tierra” veo
que causa la radicalidad de tu mensaje y el escándalo de la cruz.
Al leer hoy tu Palabra me pregunto:
¿Qué tipo de profeta soy? ¿Qué genera en mí ser profeta?
¿Qué me exige ser profeta?
Y me doy cuenta que a veces me puede la cobardía
o la incoherencia o mi falta de autenticidad y valentía.
Y me doy cuenta de que confías siempre en mí.
¡Mucho más de lo que a veces creo!
¡Mucho más de lo que a veces aprovecho!
¡Mucho más de lo que a veces me merezco!
Señor, hazme profeta.
Hazme profecía.
Señor, que no tema tanto el rechazo
como la esterilidad que produce hacer lo de siempre,
lo que todos, lo que se lleva…
simplemente por evitar el conflicto
y la reacción que provoca escuchar tu Palabra
y ponerla en práctica,
ponerla en práctica y dar testimonio profético
de que lo de tu reino es verdad y vida verdaderas. Así sea
oscaralonso©oracionesdiarias
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.