Lunes de la 24ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 7, 1-10
En aquel tiempo, cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en
Cafarnaum. Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a
quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de
los judíos para rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos,
presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: "Merece que se lo
concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la
sinagoga". Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el
centurión le envió unos amigos a decirle: "Señor, no te molestes; no
soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí
digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano.
Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y
le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz
esto", y lo hace". Al oír esto, Jesús se admiró de él, y, volviéndose a
la gente que lo seguía dijo: "Os digo que ni en Israel he encontrado
tanta fe". Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
"Ni en Israel he encontrado tanta fe". La fe en Jesucristo es la nota
que define nuestro ser cristiano. Tener fe no es solamente creer que
Dios existe, o que Jesús es el Hijo de Dios. Para los cristianos tener
fe es creer que Jesús puede curarme, puede salvarme, puede hacerme
plenamente feliz. ¿Has sentido alguna vez la alegría de sentirte curado
por Jesús? ¿deseas con todo el corazón revivir esta experiencia o
experimentarla por primera vez? Adelante. Ten fe. Reza. Busca a Jesús en
la oración, en tus hermanos. Está deseando curarte de eso que tanto te
pesa.
"Creo Señor, pero aumenta mi fe"
La fe no nos encierra, nos hace abiertos, solidarios. Aquel centurión no
pidió para él, pidió para un criado, intercedió por él. Interceder es
rezar por el otro, trabajar por el otro, dar la cara por el otro, dar
voz a los que no tienen voz. Hay muchas personas que necesitan tu
intercesión.
"Gracias Señor por las personas que interceden por mi"
"Gracias Padre por las personas que interceden por los más pobres"
"No dejes nunca Señor que me ahogue en mis problemas"
"Te pido Señor por ... y dame fuerza para trabajar por él"
Yo creo en Ti, Señor, y te doy gracias de corazón,
pero aumenta mi fe, porque a veces me envuelven las dudas.
Señor, haz que mi fe sea plena,
que sepa abrirte mis pensamientos y sentimientos y acciones,
mi pasado, mi presente y mi futuro, sin reservas.
Señor, haz que mi fe sea coherente,
que acepte las renuncias y los deberes que comporta
y sepa hacerla vida en cada momento de mi vida.
Señor, haz que mi fe sea fuerte,
que madure ante la contradicción de los problemas,
que encuentre cimiento más firme ante quienes la rechazan.
Señor, haz que mi fe sea alegre,
al saber y sentir que tu amor me envuelve,
al descubrir en cada persona la huella de tu gloria.
Señor, haz que mi fe sea activa
que sepa verte en los pobres y en cuantos me necesitan
y sepa avanzar por el camino de servicio y la entrega.
Señor, haz que mi fe sea humilde.
Porque estoy envuelto en debilidades,
que apoye mi fe en la fe de los hermanos, en la fe de la Iglesia.
Señor, haz que mi fe sea contagiosa,
a través de mis palabras, mi sonrisa y mi vida entera.
Que sepa transmitir, Señor, que Tú eres lo mejor que me ha pasado.
Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 18 de septiembre de 2023
Lunes, 18 de septiembre de 2023
domingo, 17 de septiembre de 2023
Domingo, 17 de septiembre de 2023
Domingo de la 24ª semana de tiempo ordinario A
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 18,21-35
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: "Señor, si mi
hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete
veces?"
Jesús le contesta: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta
veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a
un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a
ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no
tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y
sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado,
arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y
te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó
marchar, perdonándole la deuda.
Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que
le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
"Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le
rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se
negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus
compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a
contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le
dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella
deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener
compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor,
indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo
mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de
corazón a su hermano."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Con qué alivio acogemos el perdón de los demás y cuando nos cuesta
ofrecerlo de corazón. Las dos cosas son muy importantes: acoger
agradecidos el perdón y mostrar la gratitud perdonando.
“Señor, haznos humildes para pedir perdón”
“Gracias por el perdón que nos regalas, que nos regalan”
“Danos un corazón grande para perdonar”
“Cura el orgullo que nos deja disfrutar el perdón”
Jesús no habla sólo de perdonar, habla de perdonar de corazón. Y no sólo
en una ocasión. Si difícil es perdonar, más difícil es perdonar al que
ya nos ha ofendido otras veces. Tanto uno como otro son dones de Dios,
que tenemos que pedir, sobre todo en los casos más difíciles, más
dolorosos.
Por último, una recomendación: para perdonar de corazón
necesitamos palpar a menudo el perdón incondicional de Dios. Y el medio
más adecuado para vivir esta experiencia es celebrar el sacramento de la
Reconciliación.
Dame fuerza, Dios mío, para perdonar a los que siento que me han ofendido,
a no tener rencores que envenenan mi existencia en lugar de aliviar mi enfado.
Dame la fuerza, el conocimiento, la sabiduría y la intención de perdonarme también a mí mismo.
Aunque no me ha sido fácil olvidar agresiones, traiciones y engaños, con tu ayuda lo lograré.
Envíame tu Espíritu para vivir feliz, sin recordar aquellas ocasiones en las que me hicieron daño.
Señor, ayúdame a no volver a criticar, juzgar, evaluar negativamente la actuación de las personas,
pues reconozco que no estoy capacitado para ello, porque no poseo la verdad absoluta.
Señor, quiero vivir en paz, sin pensar en venganzas, que sólo provocan dolor en mí y en los demás.
Dame unos ojos claros para reconocer mis fallos y ser consciente de que Tú siempre perdonas.
Tú eres generoso conmigo. No te conformas con darme lo que merezco. Me das mucho más.
Ayúdame a rezar y vivir: Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
------------------------
Señor:
Somos un poco de todo y de nada.
Somos hermanos y extraños,
hijos y siervos,
deudores y prepotentes,
compañeros y enemigos de camino,
solidarios pero también indiferentes,
ciudadanos e indefensos,
cómplices y demasiado pacientes.
Somos un poco de todo y de nada.
Somos intento de diálogo y palabra vacía,
huella y piedra de tropiezo,
memoria y olvido,
protesta y enigma,
prestamistas y eternos deudores,
suplicantes de tu perdón y yermos para concederlo,
indefensos creadores de murallas.
Somos un poco de todo y de nada.
Somos audaces y cuitados,
víctimas y verdugos de nosotros mismos,
a veces soñadores, otras rastreros,
firmes y volubles,
lloricas empedernidos y de corazón duro,
tramposos y jueces de nuestros hermanos,
llenos de agujeros e impermeables.
Somos un poco de todo y de nada.
Señor, somos y no somos.
Estamos confundidos.
Somos mártires de nada.
Somos claroscuros.
Somos pecadores conscientes.
Perdónanos y acrisólanos
aunque necesites
setenta veces siete
repetirte.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 16 de septiembre de 2023
Sábado, 16 de septiembre de 2023. Santos Cornelio y Cipriano.
Sábado de la 23ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 6, 43-49
En aquel tiempo decía Jesús a sus discípulos: "No hay árbol sano que dé
fruto dañoso, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce
por su fruto: porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian
racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su
corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal,
porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por que me llamáis
"Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha
mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se
parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos
sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no
pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y
no pone por obra, se parece a uno que edificó una casa sobre tierra,
sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó
desplomándose".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Cada día nos acercamos al Evangelio, escuchamos la voz del Señor,
rezamos... Pero con esto no basta. El que escucha la palabra de Jesús y
nos las pone en práctica se parece a uno que edifico su caso sobre
tierra.
Tenemos que reconocer que en muchas ocasiones nos contentamos con
escuchar y no movemos un dedo para llevar a la práctica. Pedimos perdón y
fuerza para convertirnos.
Sin embargo, también es cierto que a veces nos esforzamos por cumplir la palabra de Jesús.
¿Cuál es tu experiencia? Da gracias a Dios. Él muestra el camino y ofrece fuerza para poder avanzar por él.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
¿Qué será de la palabra sin los gestos
que la en-carnan, y la en-huesan, y la en-sangran,
y al mostrarla viva en un espaciotiempo,
la confirman, verifican y consagran?
¿Qué será de mi cantar si no atestigua
lo que lucha por gestarse en mi sustancia?
Algo injusto, que promete y no realiza.
Algo absurdo, o infantil, o hasta canalla,
¡Dios de gestos (de Belén hasta la Pascua),
Dios-Palabra que pronuncias lo que actúas,
Esplendor de la verdad, Palabra actuante,
que resuenas y convences y aseguras.
Cohesióname en un cruce de coherencias,
reconcilia mi vida descoyuntada,
balbucea en mí un idioma
hecho de gestos...
Repronuncia en mis gestos tu Palabra!
La palabra, si es semilla de los gestos,
germinando corrobora su nobleza.
Si es palabra que es fiel nombre de los hechos
esos hechos la reafirman y resiembran.
Sólo el gesto hace creíble nuestro anuncio.
La verdad solo es verdad en cuerpo y alma.
Y si el sólo hablar nunca es buena noticia,
nuestro actuar, en cambio, puede ser proclama.
Oh Dios, Cristo es tu Verbo y es tu Gesto,
y su gesta dice y hace «Vida» y «Gracia».
Nuestra historia es el lugar de tu coherencia:
Verdad que a la vez es hecha y pronunciada.
Lo que haces es igual a lo que dices.
Lo que dices, al decirlo, queda hecho.
En tu Espíritu es posible la coherencia,
de gestospalabras y palabrasgestos.
¡Pobrecita la palabra sin el gesto!
¡Qué desnuda, estéril y debilitada!
Algo es hueco, irresponsable y deshonesto,
si mi gesto no acompaña a mi palabra.
Es preciso hablar sólo lo necesario.
Decir sólo lo que sangra en mi latido.
Necesito más y más ser de una pieza.
Siempre ser -intentar ser- uno y el mismo.
Me conmueve el dolor de los caídos
pero sé que con mi canto no me alcanza;
necesito inclinarme con mi vida...
-silente poesía de hombros y de espalda.
Pero ya que nos regalas el milagro
de cantar, comunicándonos las almas,
que el servir le dé coherencia a estas canciones
que el amar le dé coherencia a estas palabras.
Eduardo Meana
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 15 de septiembre de 2023
Viernes, 15 de septiembre de 2023. Nuestra Señora de los Dolores.
Nuestra Señora de los Dolores.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Juan 19,25-27
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana
de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a
su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
"Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a
tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
María estaba al pie de la cruz, junto a su hijo. María se mantuvo a
distancia cuando Jesús “triunfaba”, cuando querían hacerle rey, cuando
lo aclamaban... Pero ahora, en la cruz, María está cerca, muy cerca.
“Gracias, María, por tu ejemplo de fidelidad y entereza”
“Gracias por estar siempre a mi lado, sobre todo cuando sufro”
“Danos fuerza, Señor, para acompañarte siempre”
“Mujer, ahí tienes a tu hijo... Hijo, ahí tienes a tu madre”. Jesús está
preocupado por sus discípulos y cuando ya les ha dado todo, les da a su
madre, para que los cuide, para que aliente su fe. María acogió la
nueva misión y en su corazón resonaron aquellas palabras primeras:
“hágase en mí según tu palabra”
“Gracias, María, por ser madre, nuestra madre, mi madre”
“Gracias, Jesús, por compartir con nosotros hasta a tu madre”
“María, enséñanos a estar cerca de los que sufren”
Para contemplar a María al pie de la cruz puede ayudarnos esta composición poética, llamada Stabat Mater:
La Madre piadosa estaba junto a la cruz, y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma triste y llorosa, traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh cúan triste y afligida estaba la Madre herida,
de tantos tormentos llena, cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba del Hijo amado la pena!
¿Y cúal hombre no llorara si a la Madre contemplara
de Cristo en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera, Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.
¡Oh dulce fuente de amor hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por Cristo amado, mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.
Y, porque a amarlo me anime, en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora
las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo en la cruz, donde lo veo,
tu corazón compasivo.
¡Virgen de vírgenes santas!, llore ya con ansias tantas
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma de suerte que siempre sus penas vea.
Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda y contigo me defienda
en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte de Cristo,
cuando en tan fuerte trance, vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.
---------------------------
Señor Jesús,
aquí nos tienes reunidos al pie de la Cruz,
con tu Madre y el discípulo amado.
Te pedimos perdón por nuestros pecados
que son la causa de tus sufrimientos de ayer y hoy.
Te damos gracias por haber pensado en nosotros
en aquella hora de salvación
y habernos dado a María por Madre.
Virgen Santa, acógenos bajo tu protección
y haznos cercanos a tus hijos que sufren.
San Juan, alcánzanos la gracia
de acoger como tú a María en nuestra vida
y para seguir a Jesús con ella y como ella. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 14 de septiembre de 2023
Jueves, 14 de septiembre de 2023. Exaltación de la Santa Cruz.
Exaltación de la Santa Cruz
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 3,13-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino
el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la
serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre,
para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al
mundo que envió a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que
creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por
él."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los cristianos cuando contemplamos la cruz de Jesucristo no vemos
principalmente un instrumento de tortura, para nosotros la cruz es el
signo más claro del amor más profundo, del amor de Dios, manifestado en
su la entrega de su Hijo Jesucristo. Muere en la cruz, para darnos vida,
vida eterna. ¡Qué paradoja! Desde la muerte, Jesús da vida.
Contemplamos la cruz de Cristo y damos gracias a Dios porque su amor a la humanidad, a cada uno de nosotros no tiene medida.
Dios sigue amando al mundo, sigue compadeciéndose de todos,
especialmente de los que más sufren, y sigue enviando al mundo a sus
hijos, a ti y a mí, para salvarlo de la desesperanza, de la injusticia,
de la soledad. ¿Estás dispuesto a ser enviado? ¿Asumes el riesgo de la
cruz? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
-----------------------
A veces, Señor, a veces
la historia es tan opaca,
la vida tan ambigua,
y el horizonte tan monótono y triste,
que de nada sirve tu mensaje
porque tu presencia se nos esconde.
Y entonces, Señor, entonces
el corazón sufre y sangra,
las entrañas, cansadas, se agotan,
el espíritu se desorienta
y los sentidos se rebelan
porque no encuentran brotes de esperanza.
A veces, Señor, a veces
se me rompen los esquemas,
me encuentro perdido noche y día,
camino sin saber dónde te hallas,
y espero contra toda esperanza
anhelando el roce de tu brisa.
Y entonces, Señor, entonces,
si no pasas susurrando y moviendo
los cristales de mis ventanas,
mi anhelo se desata, en pasión o ira,
queriendo que seas huracán, fuego, tormenta
que zarandee mi cuerpo y espíritu.
A veces, Señor, a veces
sólo anhelo que Tú me llames,
pronunciando mi nombre como otras veces,
para despertarme y pacificarme,
y poder compartir heridas, deseos y tareas
a la vera del camino de la vida.
Y entonces, Señor, entonces,
aunque haya bandidos y ladrones,
sé que Tú vas cerca y delante
abriendo caminos y horizontes,
silbando alegres canciones
y dándonos a todos vida abundante.
A veces, Señor, a veces
reconozco tu presencia y voz,
y entonces, Señor, entonces
te sigo y salgo al mundo con ilusión.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 13 de septiembre de 2023
Miércoles, 13 de septiembre de 2023. San Juan Crisóstomo.
Miércoles de la 23ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 6, 17. 20‑26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:
—«Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os
insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo
del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa
será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los
profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.
¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis.
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Dichosos, dichosos, dichosos... felices, felices, felices... Así nos
quiere Dios. Para eso nació, predicó, curó, sufrió y resucitó Jesús.
Para que tú seas feliz. ¿No te parece impresionante? ¿Qué le dices?
Lee despacio cada bienaventuranza. Piensa en Jesús o en María. Las
bienaventuranzas son el retrato de los dos. Y deberían ser tu retrato.
Ya lo son un poquito, seguro. Al leerlas y meditarlas ¿qué te dice Dios?
¿qué cambios alienta en tu vida? Pide la fuerza del Espíritu para ser
cada día más dichoso, más feliz, siguiendo el camino de las
bienaventuranzas.
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Hasta de Jesús hablaban
mal, siendo el hombre perfecto, el amor incansable, la ternura
personificada. ¡Cuanta paz y tranquilidad nos tienen que dar estas
palabras del Señor!
"Danos fuerza para hacer el bien, sin que nos importen las críticas"
Esta mañana
enderezo mi espalda,
abro mi rostro,
respiro la aurora,
escojo la vida.
Esta mañana
acojo mis golpes,
acallo mis límites,
disuelvo mis miedos,
escojo la vida.
Esta mañana
miro a los ojos,
abrazo una espalda,
doy mi palabra,
escojo la vida.
Esta mañana
remanso la paz,
alimento el futuro,
comparto alegría,
escojo la vida.
Esta mañana
te busco en la muerte,
te alzo del fango,
te cargo, tan frágil.
Escojo la vida.
Esta mañana
te escucho en silencio,
te dejo llenarme,
te sigo de cerca.
Escojo la vida.
Benjamín González Buelta, sj
-----------------------------
Señor, danos luz y fuerza para renunciar
a lo que nos separa de ti, de los hermanos, de la felicidad más grande
No permitas que acaparemos bienes,
porque provocaremos muchas injusticias!
No permitas que vivamos para consumir,
porque siempre tendremos más hambre!
No permitas que hagamos llorar a los demás,
porque hemos nacido para consolar!
No permitas que seamos duros y violentos,
porque llevaremos la guerra dentro y nos destruiremos!
No permitas que únicamente busquemos el placer,
porque jamás sabremos qué es amar!
No permitas que sólo busquemos el aplauso,
porque nunca nos sentiremos satisfechos!
No permitas que nos creamos autosuficientes,
porque nos encontraremos vacíos!
No permitas que demos culto al ego,
porque así nunca seremos queridos!
Señor, danos luz y fuerza para seguirte,
para seguir el camino de la bienaventuranza.
Ayúdanos a acogerte en nuestras vidas,
porque estaremos llenos de luz.
Ayúdanos a ponernos en tu manos
porque sólo así viviremos seguros.
Ayúdanos a optar por el servicio,
porque Tu nos sirves continuamente.
Ayúdanos a compartir nuestros bienes,
porque Tú nos dejarás que nos falte la harina y el aceite.
Ayúdanos a hacer sonreír a los que lloran,
porque Tú nos miras y nos muestras tu sonrisa.
Ayúdanos a ser no-violentos, profetas de la paz,
porque así construimos un mundo nuevo.
Ayúdanos a defender al perseguido,
porque Tú eres y serás defensor.
Ayúdanos a no vivir para nosotros mismos,
porque Tú entregaste la vida por todos.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 12 de septiembre de 2023
Martes, 12 de septiembre de 2023
Martes de la 23ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 6, 12-19
Por entonces subió Jesús a la montaña a orar y pasó la noche orando a
Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de
ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso el nombre de Pedro; y
Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás,
Santiago Alfeo, Simón apodado el Zelotes, Judas el de Santiago y Judas
Iscariote, que fue el traidor.
Bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo
grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén
y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a que los curara de
sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban
curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza
que los curaba a todos.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús ora, pasó toda la noche orando.
¿Cuánto tiempo dedicas a la oración? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Llama a cada uno por su nombre. Llama a los que quiere para darles la
misión que quiere, llama porque quiere, porque nos quiere. Hemos de
estar atentos para escuchar las llamadas de Dios.
Jesús: Tú eres siempre una sorpresa,
eres el amigo que se encuentra sin esperarlo
Y yo te he encontrado.
No esperaba conocerte tan de cerca.
Pero llegaste, como a la Samaritana,
y me has dicho: "Dame de beber".
Como a Zaqueo, elevaste los ojos
hasta el árbol en que estaba,
y me dijiste: "Baja,
que quiero hospedarme en tu casa".
Sabes que te necesito,
y llegas sin que te llame.
Permíteme acompañarte en el camino.
Tú me conoces y sabes lo que quiero,
lo mismo mis proyectos que mis debilidades.
No puedo ocultarte nada, Jesús.
Quisiera dejar de pensar en mí,
y dedicarte todo mi tiempo.
Quisiera entregarme por entero a ti.
Quisiera seguirte a donde quiera que vayas.
Pero ni esto me atrevo a decirte,
porque soy débil.
Esto lo sabes mejor que yo.
Sabes de qué barro estoy hecho,
tan frágil e inconstante.
Por eso mismo te necesito aún más,
para que tu me guíes sin cesar,
para que seas mi apoyo y mi descanso.
¡Gracias por tu amistad, Jesús!
La gente venía de lejos para escuchar a Jesús, para que Jesús los
curase. Hoy Jesús sigue hablándonos y sigue curándonos. ¿Qué hacemos por
acercarnos a Él? ¿Qué podríamos hacer? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le
dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.