Lunes de la 18ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, El Bautista, 
se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo 
la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.
Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los 
enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: 
Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que 
vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: No hace 
falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: Si aquí
 no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: Traédmelos."
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco 
panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, 
partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los 
dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron 
doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin 
contar mujeres y niños.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús se quiere alejarse de la gente en barca a un sitio tranquilo y 
apartado. Pero tiene que cambiar sus planes, porque lo siguieron por 
tierra desde los pueblos.
Cuando nos proyectamos un plan, normalmente nos cuesta cambiarlo, sobre todo si reduce nuestra tranquilidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Jesús vio a la gente, sintió lástima y actuó. Sin embargo, en muchas 
ocasiones no queremos ver la necesidad de la gente, no queremos 
enterarnos del sufrimiento de muchas personas. Y cuando vemos y sentimos
 lástima, no damos el paso siguiente: la acción, el compromiso. Nos 
parece que no podemos hacer nada. Y nos guardamos nuestros cinco panes y
 nuestros dos peces.
¿Te detienes a mirar, a descubrir el dolor de las personas?
¿Te dejas conmover?
¿Tu compasión es activa o se contenta con el lamento?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Tu poder multiplica la eficacia de la humanidad
y crece cada día en nuestras manos
la obra de tus manos.
Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: -Venid y trabajad.
Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: -Llenadla de pan.
Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: - Construid la paz.
Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: -Levantad la ciudad.
Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: - Es tiempo de crear.
Escucha a esta hora el rumor del trabajo
con que tantas personas se afanan en tu heredad.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo
Por los siglos. Amén.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 7 de agosto de 2023
Lunes, 7 de agosto de 2023
domingo, 6 de agosto de 2023
Domingo, 6 de agosto de 2023. Transfiguración del Señor.
 Transfiguración del Señor
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 17,1-9
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano 
Juan y se los llevó aparte a una montaña alta. Se transfiguró delante de
 ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se 
volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron Moisés y Elías 
conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: 
"Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para 
ti, otra para Moisés y otra para Elías." Todavía estaba hablando cuando 
una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube 
decía: "Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo." Al oírlo,
 los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y,
 tocándolos, les dijo: "Levantaos, no temáis." Al alzar los ojos, no 
vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban de la montaña, 
Jesús les mandó: "No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del 
hombre resucite de entre los muertos."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Camino de Jerusalén, Jesús va preparando a sus discípulos, les advierte 
repetidamente que va a ser arrestado y crucificado, para resucitar al 
tercer día. Ante el panorama que describe Jesús, los discípulos se 
entristecen. En este contexto tiene lugar la transfiguración. Es una 
experiencia que marcará sus vidas. La transfiguración no anula la cruz y
 la muerte cercanas, pero ayudará a los discípulos a vivirlas con más 
esperanza.
El Señor está atento a cada uno de nosotros. Y cuando ve que nuestra fe 
flaquea también nos regala experiencias de transfiguración: en la 
celebración de la Eucaristía, en un momento de oración, en la 
conversación con un buen amigo, de la manera más insospechada. Damos 
gracias a Dios por todas esas experiencias a través de las cuales Dios 
levanta nuestra esperanza y nos ayuda a asumir las cruces de cada día.
Señor, te damos gracias porque nos miras con amor,
conoces nuestras debilidades y malos momentos,
y nos ofreces siempre la luz de la esperanza.
Ilumina, Señor, nuestras tinieblas,
Tú, que, antes de entregarte a la pasión,
quisiste manifestar en tu cuerpo transfigurado
la gloria de la resurrección futura.
Te pedimos por los cristianos que sufren:
para que, en medio de las dificultades del mundo,
vivan transfigurados por la esperanza de tu victoria.
Te pedimos por todas las personas que sufren,
para que a nadie le falte, Señor, la luz de la esperanza.
Gracias, Señor, por todas las personas,
por todos los momentos y lugares,
por todas las oraciones y celebraciones
que transfiguran nuestro corazón y nuestro rostro,
que nos devuelven la esperanza y la paz,
que dificultades y pecados nos quitan.
Señor, que también nosotros estemos atentos
para descubrir a todas las personas desanimadas,
para compartir con ellas el amor y la esperanza
que cada día Tú nos ofreces a manos llenas. Amén.
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Cuando te has olvidado de ti mismo,
cuando te has agotado en el servicio a los últimos,
cuando has vencido la tentación de cualquier apego,
cuando has aceptado el sufrimiento como compañero,
cuando has sabido perder,
cuando ya no pretendes ganar,
cuando has compartido lo que tú necesitabas,
cuando te has arriesgado por el pobre,
cuando has enjugado las lágrimas del inocente,
cuando has rescatado a alguien de su infierno,
cuando te has introducido en el corazón del mundo,
cuando has puesto tu voluntad en las manos de Dios,
cuando te has purificado de tu orgullo,
cuando te has vaciado de tanto acopio superfluo,
cuando te sientes herido...
brilla en ti, gratis, la luz de Dios,
sientes su presencia irradiando frescura primaveral,
y su perfume te envuelve y reanima.
Ya no necesitas otros tesoros.
Dios te acompaña,
te habla,
te protege.
Te sientes esponjado en un mar de dicha...
Y si no estás en las nubes,
es un Tabor
que se te ofrece gratis,
para que disfrutes ya lo presente
y camines firme
y sin temor.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 5 de agosto de 2023
Sábado, 5 de agosto de 2023
 Sábado de la 17ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 14, 1-12
En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo
 a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los 
muertos, y por eso los Poderes actúan en él". Es que Herodes había 
mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por 
motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que
 no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo
 miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de 
todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, 
instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la 
cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los
 invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la 
cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y
 ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Frente al “cada uno que haga lo que quiera”, Juan Bautista denuncia el 
pecado: Herodes estaba conviviendo con Herodías, esposa de su hermano 
Felipe. Y el profeta no se calla, aunque sea peligroso para él. Un 
pecado grave no sólo hace daño a los que lo cometen, perjudica a toda la
 comunidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Herodías tenía a Juan entre ceja y ceja. Aprovecharía cualquier ocasión 
para acabar con él. ¿No hacemos a veces nosotros cosas semejantes? Si 
alguien nos dice algo que nos sienta mal, aunque sea verdad, nos duele y
 a veces esperamos la ocasión para vengarnos.
Herodes jura un despropósito y después no es capaz de rectificar, por 
miedo a quedar mal. ¡Cuantas veces somos esclavos de nuestros errores!
Pedimos perdón y fuerza para superarnos.
Damos gracias por saber perdonar y rectificar.
Señor, enséñanos a encajar la cruz de cada día; la cruz que exige el
 amor a los que más sufren y a todas las personas; la cruz que conlleva 
la lucha por la verdad, por la justicia, por la paz; la cruz que nos 
viene cuando somos fieles a Ti y a tu Evangelio.
Estas cruces nos
 resultan pesadas, Señor, pero sufrimos más cuando nos encerramos en 
nosotros mismos, cuando somos testarudos, egoístas y nos dejamos llevar 
por la envidia o el rencor.
Señor, danos sabiduría para tener 
siempre presente que la cruz por amor merece la pena, nos hace más 
humanos, nos acerca a Ti y da vida a cuantos nos rodean. En cambio, el 
sufrimiento que nos trae el pecado es más grande y enteramente inútil.
Señor, enséñame a sufrir como tú y contigo.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 4 de agosto de 2023
Viernes, 4 de agosto de 2023
 Viernes de la 17ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la 
sinagoga. La gente decía admirada: "¿De dónde saca éste esa sabiduría y 
esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y 
sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus 
hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?".Y aquello les resultaba 
escandaloso.
Jesús les dijo: "Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta". Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús es rechazado como profeta en su propia tierra, entre los más 
próximos. ¿Cómo recibimos nosotros a los profetas? ¿Cómo recibimos a los
 profetas de nuestra tierra, de nuestra familia, de nuestro lugar de 
trabajo?
            “Enséñanos a reconocer tu voz en las personas más cercanas”
            “Que sepamos acoger la verdad, venga de donde venga”
Si tratamos de decir la verdad, si denunciamos las injusticias, si 
anunciamos el Evangelio, recibiremos el mismo trato que recibió Jesús en
 su pueblo. ¿Estamos dispuestos?
            “Danos un Espíritu fuerte para ser fieles,
             para ser testigos del Evangelio en nuestros ambientes,
             aunque no se entienda, aunque nos critiquen.
             Gracias por las personas que son capaces de dar la vida
             en la misión de anunciar tu Reino y luchar contra el mal”
¿No es el hijo del carpintero? Nos cuesta descubrir a Dios en las personas con las que convivimos, en los acontecimientos sencillos de cada día.
Señor, a veces te buscamos sólo en momentos extraordinarios,
y en personas famosas que apenas conocemos…
Abre nuestra mente y nuestra mirada,
para que descubramos tu presencia en lo cotidiano,
en las personas que sonríen a nuestro paso,
en aquellas que trabajan por los demás,
en quienes han cerrado su corazón al rencor,
en los pobres que son capaces de compartir,
en esa compañera pendiente de mi estado de ánimo,
en ese vecino que comparte su pastel de cumpleaños,
en ese rayo postrero que tiñe la tarde de añil, 
en esa montaña que nos habla de tu grandeza,
en esa pequeña flor en la que se refleja tu belleza,
en mis deseos de ayudar, de servir, de amar…
Abre nuestra mente y nuestra mirada, Señor.
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La fe es abandonarse total y confiadamente en manos de Dios, sin esperar a verlo todo claro.
Auméntanos la fe.
La fe es depositar la propia vida en manos del auténtico Señor: Dios. Saber, aceptar y reconocer la propia pequeñez.
Auméntanos la fe.
La fe es el salto libre del trapecista en el vacío, seguro de encontrarse con las manos de Amigo.
Auméntanos la fe.
La fe es poner a Dios como único absoluto de la propia vida.         
Auméntanos la fe.
La fe es la brújula que orienta la vida, que la pone de cara al "norte", de cara a la felicidad y la justicia, de cara a Dios.
Auméntanos la fe.
La fe es abrirse a hacer la voluntad de Dios, que busca siempre nuestro bien y felicidad.
Auméntanos la fe.
La fe es atreverse cada día a tocar a Dios, seguros de que Él nos dará su fuerza.
Auméntanos la fe.
La fe es poner en manos de Dios los problemas de las personas que 
amamos y, a la vez, ponerse manos a la obra para solucionarlos.
Auméntanos la fe.
La fe es aceptar a Dios como respuesta, no siempre fácil ni evidente, a los interrogantes del ser humano.
Auméntanos la fe.
La fe es soñar despierto, arriesgar la vida, vivir en un sano 
inconformismo; es saber amar y esperar que es posible lo imposible.
Auméntanos la fe.
Fe es creer en la fuerza del débil, en el poder transformador de la oración, en la “eficacia” de la acción que sólo Dios ve.
Auméntanos la fe.
La fe es la llave que abre nuestro corazón para que Dios pueda 
curarlo y trasformarlo, llenarlo de de alegría, de compasión y de amor.
Auméntanos la fe.
Fe es esperar que después de cada noche amanece un nuevo día; que tras la muerte nos una Vida Nueva.
Auméntanos la fe.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 3 de agosto de 2023
Jueves, 3 de agosto de 2023
 Jueves de la 17ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San San Mateo 13, 47‑53
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
El Reino de los Cielos se parece también a la red que echan en el mar y 
recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla,
 se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a 
los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el 
llanto y el rechinar de dientes.
—¿Entendéis bien todo esto?
Ellos le contestaron:
—Sí.
El les dijo:
—Ya veis, un letrado que entiende del Reino de los Cielos es como un 
padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.
Cuando acabó estas parábolas, partió de allí.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús nos anuncia una buena noticia, una noticia cargada de esperanza 
para todos los hombres, pero también nos advierte de las consecuencias 
de una existencia vivida desde el egoísmo, desde la mentira, desde el 
pecado. Si vivimos así, sufriremos el horno encendido del sinsentido, de
 la desesperanza, de la tristeza...
Dices que soy manantial y no vienes a beber.
Dices que soy vino gran reserva y no te embriagas.
Dices que soy suave brisa y no abres tus ventanas.
Dices que soy luz y sigues entre tinieblas.
Dices que soy aceite perfumado y no te unges.
Dices que soy música y no te oigo cantar.
Dices que soy fuego y sigues con frío.
Dices que soy fuerza divina y estás muy débil.
Dices que soy abogado y no me dejas defenderte.
Dices que soy consolador y no me cuentas tus penas.
Dices que soy don y no me abres tus manos.
Dices que soy paz y no escuchas el son de mi flauta.
Dices que soy viento recio y sigues sin moverte.
Dices que soy defensor de los pobres y tú te apartas de ellos.
Dices que soy libertad y no me dejas que te empuje.
Dices que soy océano y no quieres sumergirte.
Dices que soy amor y no me dejas amarte.
Dices que soy testigo y no me preguntas.
Dices que soy sabiduría y no quieres aprender.
Dices que soy seductor y no te dejas seducir.
Dices que soy médico y no me llamas para curarte.
Dices que soy huésped y no quieres que entre.
Dices que soy fresca sombra y no te cobijas bajo mis alas.
Dices que soy fruto y no me pruebas.
Florentino Ulibarri
Un letrado que acoge el mensaje de Jesús, no desprecia todo lo anterior,
 ni se refugia en el pasado, temiendo cualquier novedad. Pidamos a Dios 
que en nuestros pueblos, en nuestras familias y en nuestra propia vida, 
llevemos adelante esta filosofía: valorar el pasado crítica y 
agradecidamente y afrontar la novedad del futuro con confianza y 
prudencia.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 2 de agosto de 2023
Miércoles, 2 de agosto de 2023
 Miércoles de la 17ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece
 a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a 
esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el
 campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en 
perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo 
lo que tiene y la compra."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Cada persona tiene su forma de valorar lo que tiene y lo que no tiene:
-          Hay cosas que no nos gustan
-          Otras nos parecen buenas sin más
-          Nos gustaría tener algunas
-          Hay cosas por las que estamos dispuestos a hacer un esfuerzo
-          Finalmente, hay tesoros, por los que estaríamos a dar todo lo que tenemos.
¿Qué lugar ocupa en tu corazón y en tu vida la fe, la oración, el 
compromiso por los necesitados, la comunidad cristiana, la familia...? 
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
            “Señor, hazme descubrir el valor de la amistad que me ofreces,
             inclina mi corazón a las cosas que de verdad son importantes
             no dejes que entregue mi vida a causas que no merezcan la pena.
             Gracias por el tesoro de la fe, de la oración, de la amistad...
             Hazme capaz de darlo todo por la perla preciosa del Evangelio”
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Señor, la vida está llena de encrucijadas,
llena de caminos que se abren a mi paso,
aunque a veces no soy consciente
y elijo sin pensar, sin darme cuenta,
dejándome llevar por la rutina, por la pereza,
por la prisa, por lo que otros esperan de mí…
Ayúdame a valorar la libertad que me diste
y a utilizarla con responsabilidad;
a rechazar lo malo y elegir lo bueno,
a desenmascarar la mentira y buscar la verdad,
a desechar el rencor y optar por el perdón,
a descartar una vida cerrada a los demás
y construir una vida compartida y entregada.
a vencer al egoísmo y escoger el amor.
Dame luz para encontrar el tesoro escondido,
y valor para renunciar a cuanto me aleje de él.
Ayúdame a escoger, entre lo bueno, lo mejor,
el camino que más me ayude a crecer y ser feliz,
el camino en el que sirva más y mejor,
el camino que me acerque más a ti y a tu amor.
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Te tengo y no te tengo
porque, creyendo en tu palabra,
renuncié a poseer cosas y personas
en mi casa, en mi corazón y en mis entrañas.
Y ahora que vivo así,
huérfano de propiedades,
yermo de posesiones,
sin redes, sin cadenas, sin ventosas,
sin paredes, cárceles y murallas,
sin presiones, sin estafas, sin trampas,
es cuando más rico me encuentro
y más libre me siento
para agarrarte y agarrarme,
para retenerte y retenerme
en este espacio vacío
que es mi casa, mi corazón y mis entrañas,
y que Tú habitas libremente
con ternura infinita, humana y divina,
desde que existe.
Y así, a la contra como quien dice,
la fe empieza a invadirme
por todos los poros, vías y heridas;
y yo me dejo llevar por tu brisa, huellas y melodía
a un encuentro sorprendente.
Gracias porque es posible tenerte y retenerte,
y por tenerme y retenerme
a tu manera, Señor.
¡Esto es un tesoro que merece la pena!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 1 de agosto de 2023
Martes, 1 de agosto de 2023
 Martes de la 17ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 36-43
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos 
se le acercaron a decirle: "Acláranos la parábola de la cizaña en el 
campo". El les contestó: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del
 hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del 
Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la 
siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores 
los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al 
fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán 
de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno 
encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los 
justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga 
oídos, que oiga".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A los discípulos más cercanos les cuesta entender a Jesús. Cuando se van
 a casa preguntan las dudas y Jesús les explica con paciencia.
Es normal que también nosotros tengamos dudas a la hora de entender 
algunas páginas del Evangelio y tenemos que buscar los medios para poder
 aclararlas.
Jesús no mantiene con todos la misma relación. Predica a la gente, a la 
multitud. Comparte momentos de más intimidad con sus discípulos y ellos 
le preguntan en privado lo que no han entendido. Es más con Juan, Pedro y
 Santiago mantiene una amistad especial.
No estamos a ser discípulos del montón. Nuestra relación con Jesús ha de crecer cada día en profundidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Jesús nos recuerda el efecto del pecado: la tristeza y la muerte (en 
esta tierra y por toda la eternidad); y el destino de los que cumplen la
 voluntad de Dios: la vida junto a Dios.
Es una llamada a la conversión para vivir más felices, más plenamente.
Señor, me impresiona la paciencia
que tienes conmigo y con todos tus hijos.
Cuando te acercas y yo me alejo,
Tú esperas y alientas mi regreso.
Cuando me enfado contigo y con los hermanos,
Tú esperas y sigues ofreciéndome tu mejor sonrisa.
Cuando me hablas y no te contesto,
Tú esperas y sigues ofreciéndome tu palabra.
Cuando no me atrevo a elegir y a renunciar,
Tú esperas y sigues dándome luz y valor.
Cuando me cuesta servir y entregarme,
Tú esperas y das tu vida por mi, sin reservarte nada.
Cuando soy egoísta y no doy buenos frutos,
Tú esperas, me riegas y me abonas.
Cuando me amas y yo no correspondo,
Tú esperas y multiplicas tus gestos de cariño.
En tu paciencia se esconden mis posibilidades de mejorar, de crecer,
de ser yo mismo, de cumplir lo que Tú has soñado para mí, de ser plenamente feliz.
Señor, que no me pase la vida sin aprovechar las oportunidades
que tu paciencia me brinda, para ser cada día menos cizaña y más trigo.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
 
