Santísima Trinidad A
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 3,16-21
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca
ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios
no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo
se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús es el Hijo de Dios, el Hijo que se ha hecho humano, pobre,
pequeño, vulnerable. para manifestarnos el amor del Padre y la fuerza
del Espíritu Santo. Tanto amó Dios al mundo...
“Gracias Jesús por revelarnos el corazón amoroso del Padre,
gracias porque Tú nos has mostrado el camino de la vida,
gracias por ofrecerlos tu misma fuerza, tu mismo Espíritu”
Jesús nos ha descubierto que Dios no es en sí mismo un ser solitario,
individualista... Dios es familia, es comunidad, es Trinidad.
“Perdona y cura nuestras actitudes individualistas, egoístas”
“Ayúdanos a aportar lo mejor de nosotros mismos
en nuestra familia, en la parroquia, en la sociedad”
Aunque nunca podremos entender del todo cómo es Dios, sabemos que en la
Trinidad las tres personas son distintas, pero tienen la misma dignidad.
Son tres personas tan unidas, tan compenetradas, que son un único Dios.
“Señor, enséñanos a respetar el modo de ser de cada uno,
a tratar a todas las personas conforme a su dignidad
y a trabajar por la unidad, por la paz, allá donde vivamos”
La Trinidad es una comunidad abierta. En esta comunidad todos cabemos.
Es más: el Padre ha enviado a su Hijo Jesús y al Espíritu para
invitarnos a compartir el amor, la alegría, la paz, la comunicación del
Dios-Trinidad.
“Gracias Señor por abrirme las puertas de tu corazón”
“Ayuda a la Iglesia y a las familias a permanecer abiertas”
“Danos tu Espíritu para invitar a todos a acercarse a ti”
Dios Padre,
tu querer da la vida
–el espacio, el aire, el cuerpo–
a todo lo creado,
a nosotros también aunque no lo sepamos,
desde el principio de los tiempos,
pasando por nuestros días,
hasta descansar en tu regazo.
Dios Hijo,
en tu palabra bulle la vida
que ayuda y consuela siempre al hermano;
se hace carne para el hambriento
y bebida para el sediento,
santifica y alegra nuestra vida
y es viático en nuestro vagar
hasta descansar en tu regazo.
Dios Espíritu Santo,
tu presencia es la brisa
que empuja la historia,
y a todos nosotros,
hacia la plenitud,
dándonos paz, justicia, verdad y amor;
tu brisa y nuestra historia nos llevan
a buscar la plenitud en tu regazo.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 4 de junio de 2023
Domingo, 4 de junio de 2023. Santísima Trinidad.
sábado, 3 de junio de 2023
Sábado, 3 de junio de 2023. Santos Carlos Luanga y compañeros mártires.
Sábado de la 8ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 11, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos
volvieron a Jerusalén, y, mientras paseaba por el templo, se le
acercaron los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores, y le
preguntaron: ¿Con qué autoridad haces esto ? ¿Quién te ha dado semejante
autoridad? Jesús les replicó: Os voy a hacer una pregunta y, si me
contestáis, os diré con qué autoridad hago esto.
El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme.
Se
pusieron a deliberar: Si decimos que es de Dios, dirá: «¿Y por qué no
le habéis creído? » Pero como digamos que es de los hombres.
(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta) Y respondieron a Jesús: No sabemos.
Jesús les replicó: Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Ante la pregunta de los sacerdotes y ancianos, Jesús responde con otra
pregunta. Si leemos con atención el Evangelio, nos daremos cuenta de que
a veces Jesús no responde las preguntas que le hacen. Normalmente Jesús
no responde a las personas que no preguntar para saber, sino para
atacar, para reírse. Sin embargo, Jesús siempre responde a los que
preguntan con buena intención. Podemos rezar con esta oración, inspirada
en un texto de San Agustín de Hipona:
Señor, ayúdame a ser como Tú,
llena mi corazón y mi vida de amor,
para amar en todo lo que hago y digo.
Si hablo, que hable con amor.
Si callo, que calle por amor.
Si grito, que grite con amor,
Si corrijo, que corrija con amor.
Si animo, que anime con amor.
Si escribo, que escriba con amor.
Si protesto, que proteste con amor.
Si canto, que cante con amor.
Si enseño, que enseñe con amor.
Si aprendo, que aprenda con amor.
Si trabajo, que trabaje con amor.
Si descanso, que descanse con amor.
Si rezo, que rece con amor.
Si juego, que juegue con amor.
Si estudio, que estudie con amor.
Si ayudo, que ayude con amor.
Si pido, que pida con amor.
Si recibo, que reciba con amor.
Si mando, que mande con amor.
Si obedezco, que obedezca con amor.
Si vivo, que viva con amor. Amén.
Los
sumos sacerdotes y los ancianos no están abiertos a la verdad de Jesús.
No estaban abiertos a Dios. Creían que Dios estaba con ellos y bendecía
todas sus acciones. A veces nosotros tampoco estamos abiertos.
Continuamente podemos encerrarnos en nuestras ideas, en nuestros
errores. Es necesario estar siempre abiertos para que el Señor nos
conduzca cada día a una verdad más plena, a una vida más auténtica, a
una fe más purificada.
"No permitas Señor que nuestra vida se estanque"
"Ábrenos Señor el corazón a tu Palabra"
"Guía Jesús nuestros pasos"
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 2 de junio de 2023
Viernes, 2 de junio de 2023
Viernes de la 8ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 11, 11-26
Después que la muchedumbre lo hubo aclamado,
entró Jesús en Jerusalén, en el templo, lo estuvo observando todo, y,
como era ya tarde, se marchó a Betania con los Doce.
Al día siguiente, cuando salió de Betania, sintió hambre.
Vio
de lejos una higuera con hojas, y se acercó para ver si encontraba
algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de
higos.
Entonces le dijo: Nunca jamás coma nadie de ti.
Los discípulos lo oyeron.
Llegaron
a Jerusalén, entró en el templo, se puso a echar a los que traficaban
allí, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que
vendían palomas.
Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.
Y
los instruía diciendo: ¿No está escrito: Mi casa se llama Casa de
Oración para todos los pueblos? Vosotros en cambio la habéis convertido
en cueva de bandidos.
Se enteraron los sumos sacerdotes y los
letrados, y como le tenían miedo, porque todo el mundo estaba asombrado
de su enseñanza, buscaban una manera de acabar con él.
Cuando atardeció, salieron de la ciudad.
A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz.
Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús: Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado.
Jesús contestó: Tened fe en Dios.
Os
aseguro que si uno dice a este monte: «Quítate de ahí y tírate al mar» ,
no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá.
Por eso os digo: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis.
Y
cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para
que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“Mi casa se llama Casa de oración”. Nosotros no tenemos en nuestras
iglesias palomas, bueyes y cambistas y traficantes. Pero a veces nuestra
oración tiene más de acuerdo comercial que de trato amoroso. Confiamos
poco en Dios. Le ofrecemos para que nos dé, en vez de para mostrarlo
nuestra gratitud por lo que nos ha dado. ¿Cómo es tu oración? ¿Qué te
dice Dios? ¿Qué le dices?
“Tened fe en Dios”. ¿Rezamos con fe?
Dios nos concede siempre lo que pedimos, si nos conviene. Si no nos
concede lo que hemos pedido, preparémonos para recibir algo mejor, algo
que nos hará más humanos, más cristianos. En todo caso cada vez que
rezamos, Dios nos regala la fuerza de su Espíritu. ¿Qué te dice Dios?
¿Qué le dices?
Orar es escucharte, Padre,
Antes que yo te hable, me has hablado Tú a mí.
Me hablabas incluso antes de que yo existiera.
Me hablaste al darme la vida.
Me hablas al darme amor y hacerme persona.
Me estás hablando continuamente
a través de la vida y el mundo,
y también, a través de Jesús de Nazaret.
A menudo, yo no me entero,
pero Tú no cesas de hablarme.
Me hablas dentro del corazón,
no con palabras sonoras.
Pero hablas fuerte, muy fuerte
y muy dulce a la vez.
Quiero hablarte,
hablarte sin comerciar contigo,
sin ofrecerte algo
para que Tú me des otra cosa,
sin pretender convencerte
para que me hagas caso.
Quiero hablarte,
hablarte con silencios, con miradas,
con gestos y también con palabras.
Quiero hablarte de eso que Tú me comunicas.
Hablarte poco a poco, palabra a palabra,
sacándolas del fondo del corazón,
palabras preñadas de gratitud y amor.
Quiero hablarte a ti,
que sé que me quieres.
Me cuesta entenderte,
y hasta conocerte,
pero sé con seguridad que me quieres.
Quiero hablarte con entera confianza,
porque soy consciente que me quieres siempre,
incluso cuando actúo mal.
Tú me escuchas siempre, siempre.
Tú me hablas siempre, siempre.
Tú me quieres siempre, siempre.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 1 de junio de 2023
Jueves, 1 de junio de 2023. Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote.
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote A
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 26, 36-42
Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo: «Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».
Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro: «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».
De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El
jueves siguiente a Pentecostés celebramos la fiesta de Jesucristo, Sumo
y Eterno Sacerdote. Jesús inaugura un estilo de sacerdocio nuevo:
- Jesús no ofrece a Dios la sangre de animales, ofrece su vida, su cuerpo y su sangre (esto es mi cuerpo, esta es mi sangre).
-
En muchas religiones se hacían sacrificios para que Dios sea propicio,
para que “se porte bien” con el pueblo, para que no se encienda su ira.
Jesús ofrece su vida al Padre por amor, porque ama al Padre, porque el
Padre le ama a Él.
- El sacerdocio ya no se ejerce sólo en los
templos y en las ceremonias religiosas. Cualquier lugar, cualquier
tiempo es bueno para ejercer el sacerdocio, ofreciendo a Dios y a los
hermanos sonrisas, tiempo, amor, cuidados... en definitiva la existencia
entera.
- El sacerdocio ya no es cosa de unos pocos. Por el
Bautismo, todos tenemos el sacerdocio común, porque todos estamos
llamados a ser pan partido y vino derramado, a vivir nuestra vida
compartiéndola, dándola, ofreciéndola. Al servicio de este sacerdocio
común está el sacerdocio ministerial (los presbíteros o “curas”)
- El sacerdocio ya no consiste en separarse de los hermanos, sino en acercarse a ellos con amor, hasta dar la vida.
En este Evangelio Jesús comparte con nosotros su tristeza, su lucha... Esta lucha suprema de Jesús ilumina nuestras luchas diarias, cuando discernimos qué camino tomar: ¿la honradez o la corrupción?, ¿la verdad o la mentira?, ¿el bien común o los intereses personales?, ¿la solidaridad o la indiferencia?, ¿el amor o la propaganda?, ¿la fidelidad o el capricho?, ¿el Reino de Dios o mi reino?
Señor, Tú eres Sacerdote, sacerdote nuevo,
que ofreciste tu palabra, tu cariño, tu vida,
que sigues ofreciéndote a nosotros en la Eucaristía,
para que todos podamos disfrutar del amor de Dios,
para enseñarnos que sólo el camino del servicio y la entrega
nos conduce a la felicidad más grande, a Dios.
Gracias, Jesús, por todos los sacerdotes
que ofrecen su palabra, su cariño, su vida,
que celebran la Eucaristía y la Reconciliación,
para que todos nos sintamos amados y perdonados,
para que a todos llegue tu luz y tu fuerza,
y recorramos, así, el camino del servicio y la entrega.
Señor, gracias porque yo también soy sacerdote.
Quiero ser agradecido y ofrecer mi vida a Dios;
en cada Eucaristía y cada momento de la jornada,
Me has llamado a entregarme a mi familia,
a mis amigos y compañeros de trabajo, a los pobres…
para que crezca en nuestro mundo la justicia y la paz.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 31 de mayo de 2023
Miércoles, 31 de mayo de 2023. Visitación de María.
Visitación de María a su prima Isabel
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1,39-56
En
aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un
pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto
Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: "¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me
visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la
criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído,
porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá."
María dijo:
"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios,
mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora
me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus
fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y
enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la
misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de
Abrahán y su descendencia por siempre."
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
María sirve. Corre para servir. No lo deja para mañana. Fue aprisa a la montaña. Su prima Isabel, ya mayor, espera un hijo.
“Señor, perdona mi pereza y mi egoísmo”
“Gracias por las personas que sirven, que me sirven”
“Dame buena vista para descubrir las necesidades de los hermanos”
El encuentro de María e Isabel es un estallido de alegría. Se quieren y sobre todo saben que Dios está con ellas.
“Señor, enséñanos a gozar de la amistad y a compartir la fe”
“Gracias por estar siempre a nuestro lado”
“Cura nuestra tristeza y desesperanza”
María da gracias a Dios. Haz tuyas las palabras de María: “Proclama mi alma la grandeza del Señor...”
Yo te saludo, María,
porque el Señor está contigo;
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.
Yo te saludo, María,
porque te turbaste
–¿quién no lo haría ante tal noticia?–;
mas enseguida recobraste paz y ánimo
y creíste a un enviado cualquiera.
Yo te saludo, María,
porque preguntaste lo que no entendías
–aunque fuera mensaje divino–,
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.
Yo te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz
un hijo, Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida
hay que gestar y cuidar
si queremos hacer a Dios presente en esta tierra.
Yo te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en tormenta como en bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú misma.
Yo te saludo, María,
porque abriste nuevos horizontes
a nuestras vidas;
fuiste a cuidar a tu prima,
compartiste la buena noticia,
y no te hiciste antojadiza.
Yo te saludo, María,
por ser alegre y agradecida
y reconocer que Dios nos mima,
aunque nuestra historia sea pequeña
y nos olvidemos de sus promesas.
Yo te saludo, María.
¡Hermana peregrina
de los pobres de Yahvé,
camina con nosotros,
llévanos junto a los otros
y mantén nuestra fe!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 30 de mayo de 2023
Martes, 30 de mayo de 2023
Martes de la 8ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a Jesús: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
Jesús dijo: Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o
madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá
ahora, en este tiempo, cien veces más─casas y hermanos y hermanas y
madres e hijos y tierras, con persecuciones─, y en la edad futura, vida
eterna.
Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Dejarlo todo es signo de nuestra entrega al Señor, pero antes que eso es
un don de Dios. Él nos da la posibilidad de dejarlo todo. Es un don que
tenemos que pedir y vivir en lo más pequeño de cada día.
“Señor, danos el don de la pobreza y la disponibilidad”
Dios no se deja ganar en generosidad. ”El que por mí deja casa, hermanos
o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces
más, y heredará la vida eterna”.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Qué te ha dado Dios cuando has sido generoso con Él? ¿Que te dice Dios? ¿Qué le dices?
Podría seguir así, ir tirando más o menos..
¿Por qué complicarme la vida?
Tampoco es para tomárselo tan en serio, ¿no?
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Quisiera no tener que elegir
no tener que tomar una decisión,
Preferiría no hacer una opción.
¿Para qué tanta exigencia?
Tampoco es para ponerse tan radical, ¿no?
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Hasta aquí he llegado, y aquí me paro
A mí que no me despierten, estoy cansado.
Ya está bien ,¿no?, total… ¿para qué?
Pero tengo sed de Ti, Señor.
No quisiera renunciar a nada.
¿No sería mejor apuntarse a todo?
Sin decidirse por nada,
Sin arriesgar nada.
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Soy bastante religioso a mi manera.
Ni soy un santo de altar
ni una mala persona, creo yo.
Vamos, como todos, un tanto rutinario
Y no muy cumplidor, es verdad.
Pero tengo sed de Ti, Señor.
Señor, que la sed no me deje acomodarme
y me impulse a dejarlo todo, con confianza,
y a darlo todo por Ti, con gratitud.
Tú no te dejas ganar en generosidad
y nos pagas por anticipado el ciento por uno.
Señor, que la sed me conduzca a Ti,
a todas las personas que me necesitan,
y a la paz que busca mi alma.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 29 de mayo de 2023
Lunes, 29 de mayo de 2023. María, Madre de la Iglesia.
María, Madre de la Iglesia
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Juan 19,25-34
En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana
de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a
su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
"Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a
tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término,
para que se cumpliera la Escritura dijo: "Tengo sed."Había allí un jarro
lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una
caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el
vinagre, dijo: "Está cumplido."
E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran
los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día
solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los
quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y
luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús,
viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de
los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió
sangre y agua.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
María estaba al pie de la cruz, junto a su hijo. María se mantuvo a
distancia cuando Jesús “triunfaba”, cuando querían hacerle rey, cuando
lo aclamaban... Pero ahora, en la cruz, María está cerca, muy cerca.
“Gracias, María, por tu ejemplo de fidelidad y entereza”
“Gracias por estar siempre a mi lado, sobre todo cuando sufro”
“Danos fuerza, Señor, para acompañarte siempre”
“Mujer, ahí tienes a tu hijo... Hijo, ahí tienes a tu madre”. Jesús está
preocupado por sus discípulos y cuando ya les ha dado todo, les da a su
madre, para que los cuide, para que aliente su fe. María acogió la
nueva misión y en su corazón resonaron aquellas palabras primeras:
“hágase en mí según tu palabra”
“Gracias, María, por ser madre, nuestra madre, mi madre”
“Gracias, Jesús, por compartir con nosotros hasta a tu madre”
“María, enséñanos a estar cerca de los que sufren”
Para acoger a María, como Madre nuestra y como Madre de la Iglesia, puede ayudarnos esta "Carta de Jesús":
Hoy te presento a mi Madre. Te la di con el mayor cariño en el
momento cumbre de mi vida terrena. Ella te estaba gestando en el dolor
al pie de la cruz y a mí no me faltaba más que poner el sello de
reconocimiento público a esa misteriosa maternidad. María es madre mía y
madre tuya, porque tú y yo somos hermanos.
No hay palabras
humanas para describir la grandeza de esta mujer sencilla, el dolor de
esta mujer bienaventurada, la fecundidad de esta mujer virgen, la
fortaleza de esta sierva del Señor, el cariño de esta madre universal,
que no sabe más que amar y, por consiguiente, que servir. Ella,
despojada de sí misma e invadida por la fuerza del Espíritu Santo...
En
el hogar de la Iglesia, María realiza su maravillosa misión, silenciosa
y eficazmente, siempre en la penumbra. Un día llegarás a saber todo lo
que ella ha sido para ti. Y verás también lo que tú has sido para ella.
Hay
quienes llegan a descubrirlo tarde, como esos hijos que sólo alcanzan a
comprender lo que deberían haber sido con su madre terrena cuando ella
ha desaparecido del hogar, cuando ya no pueden expresarle su gratitud
por todo lo que le deben.
María nunca desaparecerá del hogar,
pero tú sí puedes llegar tarde a vivir en esta tierra una relación viva,
intensa, profunda, filial con María. Porque hay cosas que debes hacer
aquí. Solo aquí se puede creer, sufrir, sembrar, morir. Y es preciso que
ella esté muy metida en todo esto.
Es preciso que te hagas
consciente de lo que significa en tu vida la Madre de Dios, la Hija de
Dios, la Esposa de Dios, la Madre de la Iglesia, tu propia Madre, María.
Que te dejes amar y enseñar por ella, para que aprendas a vivir como
ella, la mujer consagrada, mi perfecta discípula y seguidora; para que
aprendas a vivir en plenitud la vocación a la que has sido llamado/a.
https://www.ciudadredonda.org/articulo/6-ahi-tienes-a-tu-madre
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.