Domingo de la 7ª semana de Pascua A. Ascensión del Señor
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 28, 16‑20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
—Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos bautizándolos en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar
todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La Ascensión es la última aparición de Jesús resucitado a sus
discípulos. A partir de ese momento, ya no podrán ver con los ojos de la
carne al Maestro. Comienza el tiempo de la misión de la Iglesia, una
misión que todos debemos considerar como nuestra: “Id y haced discípulos
de todos los pueblos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y
del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he
mandado”.
Ante las dificultades que surjan, Jesús no nos deja solos: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días”
Hay que prepararse para recibir la fuerza de lo alto, para acoger al
Espíritu Santo, para celebrar la fiesta de Pentecostés. Estas palabras,
que ponemos en los labios de Jesús, nos pueden ayudar:
Haced discípulos míos, no maestros;
haced personas, no esclavos;
haced caminantes, no gente asentada;
haced servidores, no jefes.
Haced hermanos.
Haced creyentes, no gente creída;
haced buscadores de verdad, no amos de certezas;
haced creadores, no plagistas;
haced ciudadanos, no extranjeros.
Haced hermanos.
Haced poetas, no pragmáticos;
haced gente de sueños y memoria,
no de títulos, arcas y mapas;
haced personas arriesgadas, no espectadores.
Haced hermanos.
Haced profetas, no cortesanos;
haced gente inquieta, no satisfecha;
haced personas libres, no leguleyas;
haced gente evangélica, no agorera.
Haced hermanos.
Haced sembradores, no coleccionistas;
haced artistas, no soldados;
haced testigos, no inquisidores;
haced amigos de camino, no enemigos.
Haced hermanos.
Haced personas de encuentro,
con entrañas y ternura,
con promesas y esperanzas,
con presencia y paciencia,
con misión y envío.
Haced hermanos.
Haced discípulos míos;
dadles todo lo que os he dado;
descargad vuestras espaldas
y sentíos hermanos.
Florentino Ulibarri
-----------------------
Te donaré mi Espíritu de Vida,
te ofreceré la gracia que esperabas,
calmaré en ti el anhelo de tus ansias
y serás primavera de alegría.
Derramaré mi Espíritu en tu alma
serás una sola cosa en mi ternura,
beberás de mi fuente la dulzura,
las delicias de un manjar que se derrama.
Colmarás en mi amor tu sed profunda,
apagaré tu sed de vida y esperanza,
se volverá una fuente de Alabanza
la tierra labrada que mi Amor fecunda.
Te daré fortaleza en las penurias,
templanza en las pasiones y esperanza,
una fe encendida que mueva las montañas,
un Amor que perdona las injurias.
Fundirás tu Espíritu en el mío
y serás bendición para mi pueblo,
profecía de mi Amor en el destierro,
un fuego que en mi llama se ha encendido.
Aquel día serás como una zarza ardiendo:
sin consumirte consumirás tus días y tus horas,
te encenderás en el Amor que todo lo enamora
y en este Amor irás tus días recorriendo.
Infundiré mi Espíritu en tus labios
y serás Palabra siempre nueva,
profecía de mi Amor sobre la tierra,
sabiduría del Amor para los sabios.
Serás parábola del Amor perfecto,
de la misericordia que todo lo perdona,
amor sin condiciones que se dona,
benévola mirada de mi afecto.
Te volveré luz de las naciones,
reflejo de la luz que me ilumina,
orientación del peregrino que camina,
coraje en la penumbra, lucero de sus noches.
Te donaré mi Espíritu infundiendo
mi Amor en el corazón con que me amas
y sabrás que no es tuyo el Amor que en Mi derramas
cuando en mi fuente te vayas sumergiendo.
Allí seremos uno: un Amor, un Espíritu, una Vida;
el Amor que sin reservas se ha entregado,
el Espíritu que en mi luz te tiene iluminado,
la Vida en el banquete nupcial que no termina.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 21 de mayo de 2023
Domingo, 21 de mayo de 2023. Ascensión del Señor.
sábado, 20 de mayo de 2023
Sábado, 20 de mayo de 2023
Sábado de la 6ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,23b-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo os aseguro, si pedís
algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido
nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea
completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que
ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre
claramente. Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré
al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me
queréis y creéis que yo salí de Dios. Salí del Padre y he venido al
mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús nos anima a pedir al Padre, a pedir en su nombre, a pedir como Él y
con Él, a pedir con sus sentimientos, con su confianza en el Padre...
No nos hubiéramos atrevido,
si él no lo hubiera hecho
y no nos hubiera invitado
a seguir sus pasos
y a usar sus gestos y palabras
para expresar los sentimientos
más hondos de nuestras entrañas
cuando queremos hablar Contigo.
No nos hubiéramos atrevido,
pero al hacerlo Él, en su vida tan cotidiano,
forzó nuestras resistencias Contigo,
tan viejas, que se remontan al lío del Paraíso,
tan nuevas, que nos ofuscan la vista todavía
y dejan herida nuestra confianza
en Ti, en la vida y en nosotros mismos
haciéndote un desconocido.
No nos hubiéramos atrevido,
mas Él nos donó su Espíritu
para que no fuéramos esclavos
sino hijos libres y hermanos,
que no recaen en el temor nuevamente
sino que gozan de su condición de hijos
sabiendo que a Ti te agrada ser Padre
aunque nosotros seamos olvidadizos.
No nos hubiéramos atrevido
si Él no nos hubiera convencido
y no se hubiera decidido a orar con nosotros
en los buenos y malos momentos
para que gustáramos del diálogo Contigo,
de tu amor fiel, firme y gratuito
y de las caricias más tiernas
que salen de tus manos de alfarero.
No nos hubiéramos atrevido,
a pesar de ser tus hijos,
a llamarte Abba,
Padre nuestro,
Papaíto,
con gracia y respeto
como los niños.
Florentino Ulibarri
Sin embargo, a veces nos cuesta pedir. Decimos: “Dios ya sabe lo que
necesito. Me lo dará sin que se lo pida”. Es verdad que Dios no precisa
nuestra petición para ser generoso, pero nosotros si necesitamos pedir:
para hacernos conscientes con humildad de nuestras limitaciones,
para reconocer agradecidos que todo bien viene de Dios,
para comprometernos en favor de lo que pedimos,
para poder acoger los dones que Dios constantemente nos regala y que no disfrutamos por tener el corazón cerrado.
Nos cuesta pedir bien. A veces no sabemos lo que pedimos, no pedimos lo
que nos interesa verdaderamente, pedimos pequeñeces cuando Dios quiere
darnos lo mejor de sí; pedimos con un corazón tan egoísta que nos
olvidamos de las necesidades de los hermanos.
“Señor Jesús, enséñanos a orar,
para que podamos saborear el amor del Padre;
enséñanos a pedir por todos y para todos,
no sólo por nuestras pequeñas preocupaciones;
enséñanos a pedir sobre todo el don del Espíritu,
el don de conocer y cumplir siempre tu voluntad”
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 19 de mayo de 2023
Viernes, 19 de mayo de 2023
Viernes de la 6ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,20-23a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Os aseguro que lloraréis y
os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre; vosotros
estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría. La
mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su
hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la
alegría de que al mundo le ha nacido un hombre. También vosotros ahora
sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y
nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La separación de Jesús es para los discípulos tan triste como necesaria.
En muchos momentos lo que nos conviene no coincide con lo que nos gusta.
Los verbos apetecer y convenir no siempre van de la mano.
“Señor, enséñanos a hacer tu voluntad
aunque no nos apetezca,
aunque entristezca a algunos.
Danos la fuerza de tu Espíritu”
Vuestra tristeza se convertirá en alegría. Los dolores darán a luz la
vida, la angustia será fuente de paz, de la muerte surgirá la vida más
plena.
Parece imposible, increíble... Pero así es el misterio de la Pascua, el
misterio de la vida; ésta es nuestra fe, la esencia de nuestra fe.
Piensa en tu historia. Recuerda experiencias difíciles que han sido para
ti el origen de una vida más humana, más cristiana, más feliz, más
plena. Y da gracias a Dios, al Dios que te resucita cada día.
Señor, a veces me toca llorar y lamentarme, mientras alrededor me
parece que el mundo se divierte, que todo el mundo tiene motivos para la
alegría.
A veces estoy triste, me pesan tus palabras, me falla
el amor o me falta tu justicia. Pero confío en tu promesa. Sé que mi
tristeza se convertirá en alegría.
Como la mujer que va a dar a
luz y está preocupada antes del parte; cuando ha nacido su bebé ya no se
acuerda del temor, y al tener a su hijo en brazos no puede contener la
alegría.
Como el niño que espera, con desasosiego, un regalo que
no termina de llegar, pero que cuando al fin lo tiene se entrega al
juego con júbilo.
Como el hombre que no encuentra trabajo y pelea
con el desaliento, pero el día que al fin consigue un contrato es el
más feliz del mundo.
Como el enfermo que recibe un diagnóstico
liberador. Como el enamorado que se atreve a declararse, y descubre por
fin que su amor es correspondido. Yo a veces estoy triste, pero luego,
de maneras inesperadas, me vuelves a visitar, y me llenas de una alegría
que nadie me puede quitar.
-----------------------------
Donde menos lo imaginas,
cuando menos lo esperas,
donde todo es gris de tristeza,
cuando la pesadumbre pesa,
donde nadie imagina ni sueña,
cuando el horizonte se nubla...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!
En la tierra callada,
en el surco abierto,
en el bosque perdido,
en el barro del camino,
en las montañas áridas,
en los valles secretos...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!
En los ojos que miran,
en las manos que aprietan,
en las palabras no dichas,
en las entrañas que gimen,
en los regazos que acunan,
en tu corazón cambiante...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 18 de mayo de 2023
Jueves, 18 de mayo de 2023
Jueves de la 6ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,16-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Dentro de poco ya no me
veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver." Comentaron entonces
algunos discípulos: "¿Qué significa eso de "dentro de poco ya no me
veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver", y eso de "me voy con el
Padre"?" Y se preguntaban: "¿Qué significa ese "poco"? No entendemos lo
que dice." Comprendió Jesús que querían preguntarle y les dijo:
"¿Estáis discutiendo de eso que os he dicho: "Dentro de poco ya no me
veréis, pero poco más tarde me volveréis a ver"? Pues sí, os aseguro que
lloraréis y os lamentaréis vosotros, mientras el mundo estará alegre;
vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en
alegría."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Podemos rezar este Evangelio junto con el salmo 73:
Parece que salen ganando los egoístas, violentos, mentirosos...
El mundo estará alegré.
No hay congojas para los pecadores,
sano y rollizo está su cuerpo,
no comparten la pena de los hombres,
con los humanos no son atribulados.
El orgullo es su collar,
la violencia es el vestido que los cubre,
la malicia les cunde de la grasa,
de artimañas su corazón desborda.
Se sonríen, pregonan la maldad,
hablan altivamente de violencia.
Dicen: ¿cómo va a saber Dios?
y, siempre tranquilos, aumentan su riqueza.
Parece que no tiene sentido seguir a Jesús, esforzarse por ser bueno.
Vosotros estaréis tristes.
Así que en vano guardé el corazón puro,
y lavando mis manos en la inocencia,
cuando era golpeado todo el día
y cada mañana sufría mi castigo.
Sin embargo, al final se descubre la verdad: el amor vence y los que
aman son felices, su vida tiene sentido; mientras que los que se dejan
llevar por el espíritu de este mundo son infelices, su vida no tiene
sentido.
Vuestra tristeza se convertirá en alegría.
Que pronto quedan los pecadores hechos un horror,
cómo desaparecen sumidos en vapores.
Si, cuando mi corazón dudaba
cuando torturaba mi conciencia
estúpido de mi, no comprendía
era como una bestia ante ti.
Pero a mí, que estoy siempre contigo
de la mano derecha me has tomado;
me guiarás con tu consejo
y tras la gloria me llevarás.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
No siempre te siento a mi lado, Señor
Parece que lugar no está ahora aquí, sino en el cielo.
A veces echo de menos verte con más claridad.
No entiendo porque no eres más evidente, más claro, más definitivo para todos.
O por qué dejas tanto espacio para la duda.
Ya sabes, Señor, que en horas difíciles, esto me provoca tristeza.
Pero confío en tu Palabra
es mejor para mí que Tú estés así, ausente y presente.
Serás mi Espíritu defensor.
Luz en mis noches.
Sabiduría en mis caminos.
Compasión en mis entrañas.
Amor en mi mirada.
Y tu Espíritu, cuando lo acojo,
cuando va haciéndose lugar en el mundo,
nos muestra que la fe es el camino para la plenitud.
que la justicia de Dios es más fuerte que la injusticia humana.
que, contra toda apariencia, el Amor vence.
Entonces,
mi corazón canta…
y ama de verdad.
Rezandovoy (adaptación)
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 17 de mayo de 2023
Miércoles, 17 de mayo de 2023
Miércoles de la 6ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Muchas cosas me quedan
por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él,
el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que
hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está
por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá
comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que
toma de lo mío y os lo anunciará."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús es un buen maestro. No lo dice todo de golpe. Nos invita a
seguirle y conforme vamos asimilando las primeras lecciones, nos va
descubriendo las siguientes; primero nos alimenta con papillas y cuando
llega el tiempo oportuno nos da pescados y carne. Esta actitud de Jesús
contrasta con nuestra prisa, con nuestra falta de paciencia. Nos
gustaría saberlo todo ya, hacerlo todo enseguida, ser santos de un día
para otro...
“Señor, gracias por tu paciencia para con nosotros”
“Ayúdame a ser paciente conmigo mismo”
“Perdona y cura mi impaciencia”
La pedagogía de Jesús, su modo de enseñar es un ejemplo para los padres,
los educadores, los sacerdotes... Por un lado respeta los ritmos de las
personas, por otro anima constantemente a trabajar los valores, los
talentos recibidos.
“Señor, que nuestra palabra comprenda y anime,
consuele y llame a la conversión,
respete y ayude a crecer”
Nos estamos acercando a Pentecostés. Preparemos nuestro corazón para
recibir el don del Espíritu, pidiéndolo con insistencia, con confianza.
Ven Espíritu Santo, a regalarme tu vida siempre nueva.
Lléname del asombro de un niño para admirar el mundo y la vida.
Que no me acostumbre a la vida, que me deje sorprender cada día.
Porque detrás de cada cosa está tu amor, Dios mío.
Ayúdame a reconocer que la rutina no existe,
porque cada día es nuevo cada día, porque siempre
hay algo que está comenzando.
En cada momento algo precioso está naciendo,
y la vida vuelve a brotar por todas partes.
Quiero aceptar los nuevos desafíos que me presentes, Espíritu Santo.
Que pueda mirar siempre el horizonte con ilusión,
esperanza y entusiasmo.
Toma toda mi vida, Espíritu Santo
y llénala de la eterna novedad de tu amor.
Que este día no pase en vano, y pueda descubrir
el mensaje que hoy tienes para mi vida.
¡Ven, Espíritu Santo! Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 16 de mayo de 2023
Martes, 16 de mayo de 2023
Martes de la 6ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 16,5-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Ahora me voy al que me
envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por
haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo,
lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me
voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo
enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un
pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen
en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una
condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús se va y los discípulos están tristes. Jesús intenta convencerles
de que conviene que él se vaya. Jesús también nos tiene que convencer de
que, a veces, conviene que sucedan cosas que no nos gustan:
Jesús, a veces me siento solo,
se alejan las personas que más quiero,
no tengo más remedio que dejar los caminos de siempre
porque la vida me lleva por senderos nuevos.
¡Cuánto me cuesta cambiar, Señor!
No quiero avanzar por miedo a perder lo que tengo.
Pero hay una luz que me atrae: tu luz
y una voz que me dice: "No tengas miedo, no te pares"
Necesito sentir, o al menos saber, que me acompañas,
Quiero emprender contigo la aventura de vivir cada día
con la confianza de que Tú nunca defraudas
al que confía en Ti y procura seguir tus caminos.
Ayúdame a creer más, a apoyarme más en Ti,
a valorar la fuerza que has puesto en mi corazón,
a descubrir la belleza de una sonrisa desconocida,
a afrontar la vida con ilusión, esfuerzo y esperanza. Amén.
El Espíritu nos muestra la verdad más profunda de las cosas, nos ayuda a ver más allá de las apariencias:
- Parecía que todo acabó para Jesús el viernes santo. En
nuestra sociedad parece que Jesús ha muerto. Sin embargo, el Espíritu
nos muestra que está vivo, resucitado junto al Padre.
- Parecía (y sigue pareciendo) que el príncipe de este mundo,
el príncipe del mal avanza victorioso... Parece que Dios cuenta cada vez
menos y que el amor está arrinconado. Sin embargo, el Espíritu nos
acerca a una verdad más profunda: el Príncipe de este mundo ha sido
condenado, el mal no tiene la última palabra, al final vencerá Dios,
vencerá el Amor.
- Parece que da lo mismo creer o no en Jesús. El Espíritu nos
revela otra realidad: Conocer a Jesús y no creer en Él es un pecado, nos
empobrece, nos hace infelices, infecundos...
Juzgaste certeramente
las mentiras sociales
y las injusticias del mundo.
Tomaste partido,
empeñaste tu palabra y vida,
y diste un veredicto inapelable
que hirió a los más grandes,
a los ricos de siempre,
a todos los pudientes.
Y a nosotros nos hiciste caer en cuenta
de lo implicados que estamos
en esta situación colectiva de pecado:
todo un entramado social
que no respeta los derechos humanos,
que no hace hijos
ni hermanos
ni ciudadanos,
y es contrario a la voluntad del Padre.
Justificamos nuestro status
porque hemos hecho del lujo necesidad,
y de la abundancia dignidad,
aún a sabiendas
de que no es sostenible nuestro bienestar
sin expolio,
sin desigualdad,
sin defensas,
sin mentiras.
Y nosotros, cómplices
–conscientes o inconscientes–
de este pecado colectivo,
en momentos de lucidez,
nos reconocemos corresponsables.
Con nuestra connivencia y nuestra omisión,
con nuestras normas y murallas
fomentamos y perpetuamos
el pecado del mundo.
Tú, que viniste a quitar el pecado
y te sumergiste hasta el fondo
en nuestra historia,
bautízanos con agua
y, sobre todo, con tu Espíritu,
para que, contigo,
podamos hacernos cargo de la realidad,
cargar humildemente con ella,
y encargarnos de que sea
lo que Dios quiere y sueña,
y no lo que a nosotros nos interesa.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 15 de mayo de 2023
Lunes, 15 de mayo de 2023. San Isidro Labrador.
Lunes de la 6ª semana de Pascua
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 15,26-16,4a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Defensor,
que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede
del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis
testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de
esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún,
llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto
a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os
he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que
yo os lo había dicho."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús no pinta a sus seguidores un mundo de color de rosa. Jesús
advierte: os excomulgarán, el que os dé muerte pensará que da culto a
Dios...
Creer y seguir a Jesús no es tener un pararrayos que nos libre del dolor.
“Señor, gracias por decirnos la verdad”
“Líbranos de la mentira, del engaño”
“Ayúdanos a aceptar y a decir la verdad, aunque nos duela”
Ante la dificultad, ante el dolor, Jesús nos asegura: Os enviaré desde
el Padre al Defensor, al Espíritu. El Espíritu nos da entereza y
esperanza, y también vosotros daréis testimonio:
“Envíanos Señor tu Espíritu de verdad y fortaleza”
“Envía tu Espíritu Defensor a los que ya se doblan”
Con el Espíritu, los malos momentos se convierten en oportunidad para
dar testimonio. Los mártires han dado testimonio de fe desde el dolor y
la muerte. Muchas personas enfermas, encarceladas, con problemas
familiares, laborales y sociales... dan testimonio de su fe, dan
testimonio de la grandeza de Dios en la debilidad de su vida.
Inunda, oh Dios, con el torrente de tu audacia
al hombre llamado a ser tu testigo:
que su compromiso a favor de los pobres
y su estar al lado del necesitado y desvalido
ayuden a desvelar tu imagen
de un Dios que aborrece toda iniquidad;
que la experiencia de tu amor en su vida
sea como lluvia y rocio
que hagan fértil la tierra baldía de nuestras desesperanzas;
que la paz de su corazón y de sus palabras
hagan posible el abrazo de todas las ideas y creencias;
y que nos ayude a comprender que el único enemigo del hombre es que niega o hace imposible al hermano
su vocación de amor universal.
Caigan rendidos ante la fuerza de su testimonio
los que defendían la necesidad de la guerra
e incrementaban el poder de las armas aniquiladoras;
que los poderosos de este mundo alcancen a ver en él
que todo poder es corrupción
cuando no es servicio desinteresado.
Pues la vida de un desheredado es más valiosa a tus ojos,
Señor, que todas las culturas y civilizaciones
que se sostienen a costa de la miseria de muchos.
¡Jamás nos falte un testigo de tu amor!
Sólo él hará ahondar en la perfecta alegría,
porque cambiará nuestros cultivos de egoísmo
en campos ubérrimos de comunión y amistad;
sólo él conseguirá que sea bendición
la maldición de mutua desconfianza
que hoy pesa sobre el hombre;
sólo él, porque aceptó, con el sacrificio de su vida,
ser sendero de Dios entre los hombres:
aurora de un mundo nuevo bajo el signo de la fraternidad.
¡Bendito el Dios de rostro humano,
único que eleva al hombre al gozo de ser su testigo!
¡Bendito el Dios que nos envía signos clarividentes
de su amor hecho carne, presencia, riesgo!
¡Bendito el Dios que consagra los pasos de su elegido
con el cuenco abundante de la esperanza
que derriba todo muro de lo imposible!
La tierra estrenará nuevo traje de fiesta
allí donde los oídos se abran
a la palabra hecha carne del testigo de Dios.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.