Lunes de la 1ª semana de Adviento
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 8, 5-11
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
—«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»
Jesús le contestó:
—«Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó:
—«Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas
de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo
disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va;
al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
—«Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo
que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán,
Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. "No he encontrado en nadie tanta fe". La fe en Jesucristo es la nota
que define nuestro ser cristiano. Y en este tiempo de Adviento la
Palabra nos invita a crecer en la fe. ¿Cómo podemos acoger a Jesús que
viene, si no tenemos fe? ¿Cómo podremos descubrirle presente en el mundo
y en nuestro corazón si nuestra confianza en él falla? ¿Cómo rezar "Ven
Señor Jesús" si no creemos?
"Creo Señor, pero aumenta mi fe"
B. Tener fe no es solamente creer que Dios existe, o que Jesús es el
Hijo de Dios. Para los cristianos tener fe es creer que Jesús puede
curarme, puede salvarme, puede hacerme plenamente feliz. ¿Has sentido
alguna vez la alegría de sentirte curado por Jesús? ¿deseas con todo el
corazón revivir esta experiencia o experimentarla por primera vez?
Adelante. Ten fe. Reza. Busca a Jesús en la oración, en tus hermanos.
Está deseando curarte de eso que tanto te pesa.
Al tocar la luz del día mis ojos, Señor,
mi corazón se levanta hacia Ti en busca de tu mirada.
Escucha las palabras de quien siente la vida de nuevo,
y estate atento, Señor; sé cercano a mi mano abierta.
Da respuesta a mi pregunta; ayúdame en mi inquietud,
Tú que eres mi Señor y mi Dios, en quien yo confío.
A Ti abro mi ser, mis ganas de vivir, mi despertar:
de mañana, en tus manos pongo mis miedos y mis ilusiones;
de mañana, ante tus ojos pongo la pureza y sinceridad de mi búsqueda;
de mañana, en tu camino quiero dirigir mis pasos.
Oye mi voz, Señor, Tú que eres bueno y compasivo
y alienta mi vida que busca en Ti luz y calor.
A Ti me acojo, Señor, al comenzar el día: protégeme.
En ti pongo mi confianza, como un niño en su madre: ayúdame.
A Ti abro mis proyectos y los planes de este día: acompáñame.
A Ti ofrezco lo que soy y lo que yo tengo: acógelo.
A Ti, que eres Dios de la vida, te pido fuerza: anímame.
Mi corazón te ama y, lleno de gozo, exulta en Ti.
Bendíceme, Señor, y guíame por el camino justo;
como un gran escudo, defiéndeme, sé mi fortaleza.
Que tus alas, Señor, me cobijen y me guarden
mientras yo voy viviendo el día que hoy me entregas.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
C. La fe no nos encierra, nos hace abiertos, solidarios. Aquel centurión
no pidió para él, pidió para un criado, intercedió por él. Interceder
es rezar por el otro, trabajar por el otro, dar la cara por el otro, dar
voz a los que no tienen voz. Hay mucha gente que ha intercedido, que
intercede por ti. Hay muchas personas que necesitan tu intercesión.
"Gracias Señor por las personas que interceden por mi"
"Gracias Padre por las personas que interceden por los más pobres"
"No dejes nunca Señor que me ahogue en mis problemas"
"Te pido Señor por ... y dame fuerza para trabajar por él"
D. Adviento. Tiempo de espera cierta.
Esperar bien despiertos, pero no desvelados.
Esperar caminando, pero no adelantándonos.
Esperar embarazados, pero no adueñándonos.
Esperar expuestos, pero no a cualquier viento.
Esperar sedientos, pero no yermos.
Esperar entre niebla, pero no perdidos en esta tierra.
Esperar con velas encendidas, pero no consumidos.
Esperar ofreciéndonos, pero no vendiéndonos.
Esperar preparando tu camino, pero no encorvándonos.
Esperar en silencio, pero cantando al Verbo encarnado.
Esperar gestando, no abortando.
Esperar acogiendo, no reteniendo.
Esperar dándonos, no reclamando.
Esperar en silencio, no alborotando.
Esperar compartiendo y disfrutando.
Esperar aunque sea de noche
y no veamos signos en el horizonte.
Esperar a cualquier hora del día
aunque nos quedemos solos y se rían.
Esperar en soledad... ¡y en compañía!
Esperar con mucha paz, pero pellizcados por los hermanos.
Esperar anhelando, pero mecidos en su regazo.
Esperar mirando a lo alto, pero con los pies asentados.
Esperar refrescándonos en tus manantiales vivos y claros.
Esperar encarnados y ya naciendo a tu Reino.
Esperar en este tiempo de crisis y recortes.
Esperar con el Evangelio en la mano.
Esperar con los que vienen y con los que se van.
Esperar disfrutando lo que se nos ha dado.
Esperar viviendo y amándonos.
Esperar como Isaías, viviendo y profetizando.
O como Jeremías, sufriendo, pero enamorados.
O como Juan Bautista, pregonando lo que nos has dado.
Esperar, para que no pases de largo.
Esperar, aunque no entendamos a tu Espíritu Santo.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 28 de noviembre de 2022
Lunes, 28 de noviembre de 2022
domingo, 27 de noviembre de 2022
Domingo, 27 de noviembre de 2022
Domingo de la 1ª semana de Adviento A
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 24, 37‑44
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
¾«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en
que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y
se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del
Hombre:
Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo
dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la
dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene
el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Estad en vela. Es un buen lema para el Adviento. Tenemos que estar
despiertos para descubrir la presencia del Señor, que viene. Viene como
un ladrón, porque no sabemos el día y la hora; pero no viene para
robarnos nada, viene a traernos la salvación, la felicidad...
Por eso, sería bueno hacer una reflexión y pensar: ¿Qué tendría que
hacer para estar más despierto? Ver menos la televisión, leer más la
Biblia, tener espacios de silencio para pensar y rezar, escuchar más a
las personas, estar mejor informado de las cosas que pasan en el
mundo...
Cuidado. Dios es imprevisible. Se hace presente en la iglesia y en el
parque, por la mañana o por la noche, a través de un pensamiento o de un
sentimiento, en momentos de gozo y de alegría, a través de un amigo o
de un desconocido.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Tú nos llamas en medio de la vida,
nos llamas en cada circunstancia
nos invitas a construir el Arca, como a Noé,
ese espacio donde Tú vuelves a iniciarlo todo,
vuelves a rehacer la vida con nosotros.
Y nos cuesta creerte.
Vivimos superficialmente y deprisa,
sometidos por el egoísmo,
ese ladrón que nos roba la alegría
y nos deja sin ánimo para seguir adelante.
No distinguimos al ladrón
y para cuando nos damos cuenta
ya nos lo ha robado todo.
Tú nos hablas de estar atentos a la vida,
donde Tú te haces presente,
para mostrarnos el camino de la felicidad.
Tú estás en medio de la vida,
como Señor de la Historia,
y vienes en cada acontecimiento.
Ayúdanos a estar despiertos
para reconocerte y recibirte.
Enséñanos a orar,
a mantener nuestro espíritu firme en Ti,
que eres nuestra Roca firme,
que permaneces fiel
en medio de los avatares de la vida,
que nos salvas en toda situación que nos afecta.
Que nos encontremos contigo
en toda circunstancia y en todo momento
y sepamos disfrutar de tu presencia
y señalarla a cuantos no te encuentran.
Amén.
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Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo,
entre estremecida, asustada, aturdida,
expectante... enamorada,
percibiendo cómo avivas en mi pobre corazón
los rescoldos del deseo de otros tiempos.
Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo,
entre estremecida, asustada, aturdida,
expectante... enamorada,
percibiendo cómo avivas en mi pobre corazón
los rescoldos del deseo de otros tiempos.
Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo,
sintiendo cómo despiertas, con un toque de nostalgia,
mi esperanza que se despereza y abre los ojos,
entre asustada y confiada,
deslumbrada por el agradecimiento.
Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu casa,
enfrentada a las paradojas de esperar lo inesperable,
de amar lo caduco y débil,
de confiar en quien se hace humilde,
de enriquecerse entregándose.
Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu casa,
con la mirada clavada en tus ojos que me miran
con el anhelo encendido y el deseo en ascuas,
luchando contra mis miedos,
queriendo entrar en las estancias.
Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo y casa,
medio cautiva, medio avergonzada,
a veces pienso que enamorada,
queriendo despojarme de tanto peso, inercia y susto...
para entrar descalza en este espacio y tiempo de gracia.
Aquí estoy, Señor,
¡tú sabes cómo, mejor que nadie!,
intentando traspasar la niebla que nos separa,
rogándote que enjugues tú mis lágrimas,
queriendo responder a tu llamada con alegría
y salir de mí misma hacia el alba.
Aquí estoy, Señor,
orientando cuerpo y alma
hacia el lugar de la promesa que no veo,
aguardando lo que no siempre quiero,
lo que desconozco,
lo que, sin embargo, es mi mayor certeza y anhelo.
Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo y casa.
¡No te canses de llamar, Señor!
¡No te canses de llegar!
¡No te canses de venir, Señor!
Yo continuaré aquí confiado en tu Palabra.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 26 de noviembre de 2022
Sábado, 26 de noviembre de 2022
Sábado de la 34ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Tened cuidado: no se os
embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero, y
se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre
todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que
está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. "No se os embote la mente". La advertencia de Jesús es
quizá en nuestro mundo todavía más necesaria que en la Palestina del
Siglo I. Hay muchos intereses que quieren que no funcione nuestra mente.
Se invierte mucho dinero para que pensemos lo que conviene a los que
pagan. Y muchas veces consiguen sus propósitos: no nos llama la atención
que cada día mueran miles de niños por hambre, por el aborto... Parece
normal que empleemos más dinero en colonias, deportes, espectáculos que
en solidaridad. Podríamos poner mil ejemplos. ¿Qué embota mi cabeza?
Pedimos a Dios que nos ayude a descubrir y a superar las trampas que continuamente se tienden a nuestro paso.
B. "Estad despiertos". No os traguéis cualquier cosa. Pensad ¿qué se
dice? ¿quién lo dice? ¿para qué lo dice? ¿a quién beneficia? Rezad ¿qué
me dices tú, Señor? La Palabra de Dios no tiene intereses en esta
tierra, mejor dicho, tiene un sólo interés: la felicidad de todos.
Pensar y rezar son los mejores medicamentos para combatir la enfermedad
del sueño.
C. Las advertencias de Jesús son importantes. No es lo mismo estar
despiertos o dormidos, con mente embotada o clara. Nos jugamos mucho.
Nos jugamos la salvación. Es decir, nos jugamos que nuestra vida tenga
sentido o no. Nos jugamos ser felices o no. Nos jugamos que otras
personas vivan felices o no.
Señor,
nos quieres en vela,
despiertos, atentos, sin perdernos una,
con los ojos fijos en ti y en el mundo en el que vivimos,
en las personas que gozan y sufren a nuestro lado;
porque Tú estás presente en todo lo que sucede
y nos hablas desde cada acontecimiento.
Señor,
nos quieres en vela,
siempre en camino, siempre en pie,
siempre superando etapas
y afrontando nuevas rutas,
siempre discriminando lo que más conviene,
siempre preparados para lo que haga falta.
Señor,
líbranos del vicio y la bebida,
de la preocupación del dinero,
del activismo, los agobios y prisas,
de las obsesiones, la comodidad y la pereza,
de todo lo que nos anestesia
de todo lo que nos impide verte.
Señor,
danos la fe necesaria para que, desde la caridad,
nos encuentres siempre en vela para verte,
y con el corazón abierto, para acogerte;
para disfrutar de la paz y la alegría
que sólo Tú nos puedes dar. Así sea.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 25 de noviembre de 2022
Viernes, 25 de noviembre de 2022
Viernes de la 34ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, puso Jesús una comparación a sus discípulos: Fijaos en
la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos
para saber que la primavera está cerca.
Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
Os aseguro que antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá.
El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Fijaos en la higuera... fíjate en la vida, en tu vida, en
la vida de las personas cercanas... fíjate en tu grupo de fe, en tu
parroquia, en la iglesia... fíjate en tu familia, en tu pueblo o ciudad,
en el mundo. Jesús era un gran observador. Ver, mirar, fijarse,
contemplar... ¡qué fácil es y qué poco lo hacemos! ¿nos enteramos de las
cosas que suceden en nuestro mundo y en nosotros mismos? Podemos pedir a
Dios que nos conceda ser personas con vista, con una mirada profunda.
B. La mirada de Jesús no se detenía únicamente en el cielo, mas bien
sabía ver el cielo en la tierra. Descubría al Padre en la historia de su
pueblo, en el corazón de las personas...
Señor Jesús, Tú nos invitas a observar la Naturaleza, a aprender de
su belleza y sus ritmos, del devenir de las estaciones, el germinar de
las semillas y el crecimiento de las plantas.
Señor Jesús,
ayúdame a descubrir todo lo que está despuntando en mi corazón: nuevos
sueños, nuevas ilusiones para proyectos comenzados hace tiempo, nuevos
deseos de amar, de servir a los pequeños, de entregarme a Ti. Agradezco
todos los brotes de vida que van germinando y creciendo en mí, para ser
yo misma, para ser más feliz, para dar más fruto.
Señor Jesús,
limpia mi mirada, para que, a pesar de todas las corrupciones y todos
los escándalos, sepa ver los brotes de vida que crecen en la higuera
seca de nuestra sociedad, en la higuera seca de nuestra iglesia:
personas mayores que comparten todo su tiempo y su sabiduría con los
demás; jóvenes que van contracorriente, se acercan a Dios y dedican
tiempo a los demás; niños que no pasan de largo ante las lágrimas de un
compañero, enfermos que animan a sus familias, personas que en su
trabajo no se conforman con cumplir… ¡Cuántos signos de vida, Señor!
Señor
Jesús, ayúdame a confiar en tus palabras, que no pasan nunca, que me
emocionan cada vez que las escucho, que impulsan mi vida, que construyen
tu Reino de justicia y paz, de gracia y amor; que fortalecen mi
esperanza en Ti, en mí, en la gente que me rodea, en la Iglesia y en el
mundo. Tú estás a nuestro lado y tus palabras nos aseguran el final más
feliz. Gracias, Jesús.
C. Tenemos que aprender a mirar al estilo de Dios. Dios, que es bueno,
que es Amor, mira todo con bondad y amor. En la Creación, el libro del
Génesis repite: "y vio Dios que era bueno" (Gn 1,4.10...). Y el
Evangelio nos cuenta que Jesús "fijando en él (joven rico) su mirada,
le amó" (Mc 10,21). Si no miramos con amor, no descubriremos al
Dios-Amor en la vida, en la historia.
"Cura Señor mi mirada, tantas veces fría y egoísta"
"Gracias, Señor, por las personas que miran con amor"
"Ayúdame a descubrirte y a disfrutar de tu presencia".
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 24 de noviembre de 2022
Jueves, 24 de noviembre de 2022
Jueves de la 34ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 20-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuando veáis a Jerusalén
sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en
la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en
la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que
está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá
angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones,
Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les
llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra
angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el
oleaje.
Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que
se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo temblarán.
Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Otra vez Jesús utiliza un lenguaje simbólico, difícil de comprender
para nosotros. El panorama que dibuja es desolador: destrucción,
venganza, signos en los astros... Sin embargo, a pesar de todo, las
últimas palabras de Jesús son esperanzadoras: "levantaos, alzad la
cabeza, se acerca vuestra liberación". Aunque a veces no lo parezca,
hasta en las situaciones más dolorosas, Dios está presente y busca
nuestra liberación, nuestra felicidad.
B. Podemos pensar en situaciones difíciles que hemos vivido. Y recordar
cómo a pesar de todas las apariencias negativas, Dios se ha hecho paso y
nos ha ido salvando poco a poco. Damos gracias. Si no hemos descubierto
la presencia de Dios en los momentos dolorosos de la vida, le pedimos
que nos conceda luz para saber descubrirlo.
C. Dios nos pone a veces en camino de personas que sufren mucho, que no
tienen un futuro esperanzador. Y nos pide que les ayudemos a levantarse,
a caminar, a disfrutar de la salvación (del amor de Dios y de los
hermanos).
Se suprimirá el diálogo en nombre de la verdad;
después se suprimirá la verdad.
Se suprimirá la libertad en nombre de la responsabilidad;
después se suprimirá la responsabilidad.
Se suprimirá la caridad en nombre de la justicia;
después se suprimirá la justicia.
Se suprimirá la honradez en nombre de la eficacia;
después se suprimirá la eficacia.
Se suprimirá la democracia en nombre del bien común;
después se suprimirá el bien común.
Se suprimirá la fe en nombre de la ciencia,
después se suprimirá la ciencia.
Se suprimirá la conciencia en nombre de la razón;
después se suprimirá la razón.
Se suprimirá el derecho en nombre del orden;
después se suprimirá el orden.
Se suprimirá la paz en nombre de la revolución;
después se suprimirá la revolución.
Se suprimirá la utopía en nombre de los proyectos;
después se suprimirán los proyectos.
Se suprimirá el espíritu crítico en nombre del respeto;
después se suprimirá el respeto.
Se suprimirá el amor en nombre de la dignidad,
después se suprimirá la dignidad.
Se suprimirá la ética en nombre de la estética;
después se suprimirá la estética.
Se suprimirá la tolerancia en nombre de la ciudadanía,
después se suprimirá la ciudadanía.
Se suprimirá al profeta en nombre de la estabilidad;
después se suprimirá la estabilidad.
Se suprimirá el estado de bienestar
para hacer posible una sociedad mejor que no llegará...
Y en nombre de nada se suprimirá al ser humano
–al niño, al vecino, al ciudadano,
al emigrante, al débil y a nosotros mismos–,
y un océano de violencia anegará nuestro mundo,
nuestros pueblos,
nuestras casas,
nuestras entrañas...
Pero sobre el caos
aleteará nuevamente tu Espíritu,
y tu palabra creadora y liberadora
nos llenará de esperanza.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 23 de noviembre de 2022
Miércoles, 23 de noviembre de 2022
Miércoles de la 34ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Os echarán mano, os
perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán
comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así
tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa: porque yo os daré
palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir
ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os
traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por
causa de mi nombre.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Os echarán mano, os perseguirán... hasta vuestros padres y
hermanos y amigos os traicionarán. ¿Por qué? ¿Por hacer "cosas malas"?
Precisamente por lo contrario: por ser seguidores de Jesús, por buscar
la justicia, por ser testigos de la verdad, por trabajar por la paz.
"Señor, ayúdame a encajar la cruz de la incomprensión, del rechazo, de la persecución"
"Ayúdame a estar cerca de los que sufren por los hermanos"
B. Yo os daré palabras y sabiduría... ni un cabello de vuestra cabeza
perecerá. El Señor está cerca siempre y especialmente cuando sufrimos,
cuando no somos comprendidos por su causa. Aunque, a veces, cuando
pasamos malos momentos se nos nubla incluso la fe, parece que hasta Dios
se ha ocultado.
"Padre, me pongo en tus manos"
"Tu rostro buscaré Señor"
C. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. El mundo se
salva, nosotros nos salvamos cuando seguimos amando al recibir
traiciones, cuando ponemos la otra mejilla por el Reino, cuando
apostamos por la comunidad y no recibimos de ella más que incomprensión,
cuando rezamos, a pesar de no sentir nada. Pedimos al Señor el don de
la perseverancia para nosotros y para todas las personas que titubean
ante la cruz.
Señor, Jesús, que supiste dar confianza de tu confianza en Dios,
especialmente en los momentos de dificultad: en el cansancio de los
caminos de Judea, en la predicación estéril a tus propios convecinos, en
la asechanza constante de los fariseos, en la angustia y la soledad de
huerto de los olivos, en la traición de los amigos, en el camino
doloroso y humillante hacia el Gólgota, en la agonía de la muerte, en el
sin-sentido, en la oscuridad…
Danos un corazón como el tuyo, confiado y paciente, para que también
nosotros seamos capaces de dar testimonio en las dificultades, grandes o
pequeñas, que acompañan nuestra vida de discípulos; ayúdanos, Señor, a
parecernos a ti, que eres manso y humilde de corazón; enséñanos a ser
discípulos, no sólo en la comodidad de los días claros y limpios, sino
también en los problemas que nos inquietan cada día; que tu luz brille
siempre, Señor, y nos ilumine en todas nuestras oscuridades. Amén.
(oración tomada de rezandovoy.org).
Señor del amor verdadero,
pon tu luz
en nuestras sombras,
pon tu paz
en nuestras luchas,
pon tu voz
en nuestros ruidos.
Pon armonía
en nuestras diferencias,
pon sentido
en nuestras preguntas,
pon ternura
en nuestros juicios
y limpieza
en cada proyecto.
Pon dignidad
en nuestra mirada,
y libertad
en nuestras certidumbres,
pon tu aliento
en el bregar cotidiano,
y tu amistad
en nuestros contrastes.
Pon, Señor, tu verdad
en nuestras dudas.
Ponnos, Señor, contigo,
cuando buscamos
tu evangelio
para este mundo.
Tú que eres
el camino,
la verdad,
y la vida.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
--------------
Señor:
Quiero salir de la vulgaridad,
romper las cadenas del miedo,
el anonimato de la masa
y el hastío de los indecisos;
dar un paso adelante,
mantener la dignidad
y abrir caminos de esperanza,
como Tú.
Ir contigo dondequiera que vayas:
repechos y cumbres,
tormentas y bonanzas,
desiertos y bosques,
centros y periferias,
ñestas y vigilias;
los pies desnudos y el corazón en llamas,
como Tú.
Quiero mantenerme firme
frente a la soberbia que nos engríe,
frente a la avaricia que nos deshumaniza,
frente a la lujuria que mancha el corazón,
frente a la ira que nos envenena,
frente a la "buena vida" que nos acomoda,
frente a la envidia que nos empequeñece,
frente a la desgana que nos debilita.
No caer en la tentación:
los ojos abiertos y la voluntad en el Padre,
como Tú.
Sentir, como Tú.
Sufrir, como Tú.
Gozar, como Tú.
Vivir, como Tú.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 22 de noviembre de 2022
Martes, 22 de noviembre de 2022
Martes de la 34ª semana del tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo: Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido.
Ellos le preguntaron: Maestro, ¿cuándo va a ser eso? , ¿y cuál será la
señal de que todo eso está para suceder? El contestó: Cuidado con que
nadie os engañe.
Porque muchos vendrán usando mi nombre, diciendo: «Yo soy» , o bien «el momento está cerca» ; no vayáis tras ellos.
Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico.
Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida.
Luego les dijo: Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino,
habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre.
Habrá también espantos y grandes signos en el cielo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Mientras Jesús se fija en la generosidad de una pobre
viuda, vemos como los judíos se fijan en la belleza del templo de
Jerusalén. No cabe duda de que son sensibilidades bien distintas. ¿Cómo
miramos nosotros? ¿qué nos produce más admiración? ¿qué valoramos más?
"Señor, enséñanos a mirar como tú"
"Convierte nuestro corazón insensible"
B. Los judíos creían que un día la historia terminará y algunos pensaban
que ese momento último era inminente. Por eso preguntan: ¿cuando va a
ser eso? El lenguaje de Jesús es difícil de comprender, pero nos enseña
dos cosas fundamentales:
1. Llegará el fin de la historia, aunque no está cercano.
2. En ese final brillará la generosidad de la viuda y será se apagará la
gloria del templo de Jerusalén, vencerá el amor y la vida, morirá el
egoísmo y la misma muerte.
"Señor, gracias por el gran regalo de la esperanza"
"Ayúdanos a distinguir las cosas verdaderamente importantes"
"Danos fuerza para trabajar por las causas que permanecen"
C. Dice Jesús: "Muchos vendrán usando mi nombre". En nuestros días nadie
va diciendo que es Jesucristo, pero hay personas y cosas que se
presentan como Salvadores, como Mesías. Hay personas que se creen
salvadoras del mundo, hay productos que nos prometen la felicidad si los
compramos y usamos, algunos economistas dicen que la salvación del
mundo está en el mercado... ¿cuáles son los dioses de este mundo?
¿cuáles son los míos?
"Sólo tú Señor tienes palabras de vida eterna"
"Sólo tú Señor me das la felicidad, la salvación"
"No permitas que creemos dioses y que nos creamos dioses"
Señor, dame una mirada como la tuya, una mirada que no se quede en la
superficie, que sepa bucear a lo más profundo de la realidad.
Señor,
convencerme de que sólo permanece lo que se construye sobre el cimiento
sólido del amor y la verdad, aunque parezca pequeño y débil.
Ayúdame
a darme cuenta de que no quedará piedra sobre piedra de todo lo que se
levanta sobre la mentira y el egoísmo, por grande y bello que parezca.
Señor,
orienta y dirige mi trabajo y mi vida, para que no pierda el tiempo y
la fuerza con lo que no tiene fundamento y desaparece; para que todas
mis obras broten de ti, como de su fuente, y tiendan siempre a ti, como a
su fin.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.