Lunes de la 29ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: Maestro dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.
El le contestó: Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre
vosotros ? Y dijo a la gente: Mirad: guardaos de toda clase de codicia.
Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.
Y les propuso una parábola: Un hombre rico tuvo una gran cosecha.
Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha.
Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros
más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha.
Y entonces me diré a mi mismo: «Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida».
Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida.
Lo que has acumulado, ¿de quién será? » Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Que pocas son las familias en la que no hay problemas con las
herencias. Normalmente los problemas no surgen porque cada uno exige
sus derechos legítimos, sino porque, aunque casi nadie lo reconoce, en
casi todos se esconde la codicia.
Pedimos al Señor que nos ayude a reconocer la codicia (consciente o
inconsciente) que influye, condiciona y en ocasiones determina nuestra
actuación; y que, por consiguiente, marca las relaciones con los demás y
con Dios. Pedimos fuerza para superarla.
Damos gracias porque también somos capaces de ser generosos y por todas
aquellas personas que son ejemplares a la hora de compartir sus bienes.
Señor, líbrame de la codicia de tener mucho dinero y hazme generoso, como Tú.
Líbrame de la codicia de acaparar mucho poder y hazme servicial, como Tú.
Líbrame de la codicia de desear muchos caprichos y hazme austero, como Tú.
Líbrame de la codicia de ser famoso y hazme pasar por uno de tantos, como Tú
Líbrame de la codicia de poseer a las personas y ayúdame a buscar la libertad de todos, como Tú.
Líbrame de la codicia de querer ser el mejor y hazme ser hoy mejor que ayer, con tu ayuda.
Líbrame de la codicia de buscar continuamente el placer y haz que busque sólo el Amor, contigo.
Líbrame de la codicia de hacer muchas cosas y ayúdame a cumplir la voluntad del Padre, como Tú.
Líbrame de la codicia de pretender ser un salvador y hazme humilde colaborador tuyo.
Ayúdame, Señor, a poner mi confianza en ti y en las capacidades que me has dado. Amén.
La vida no depende de los bienes. Ni la vida, ni la felicidad, ni nada
que tenga realmente valor a los ojos de Dios. Una vida plena y feliz es
consecuencia del amor, de la fe, de la entrega...
¿Cómo quieres asegurarte una buena vida, acumulando riquezas?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 17 de octubre de 2022
Lunes, 17 de octubre de 2022
domingo, 16 de octubre de 2022
Domingo, 16 de octubre de 2022
Domingo de la 29ª semana del t.o.C
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que
orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: "Había un juez
en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario."
Por algún tiempo se llegó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios
ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré
justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."
Y el Señor añadió: "Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios,
¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará
largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el
Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?"
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. ¿Cuál era la intención de Jesús al proponer esta parábola? El mismo
texto nos lo dice: Jesús quería que entendiesen, que entendamos, que hay
que orar siempre, sin desanimarse. Para crecer en la fe, en la amistad
con Jesucristo no sirve solamente rezar de vez en cuando, cuando me
apetece, cuando necesito algo. La fe crece con la fidelidad en la
oración. Sin embargo en muchas ocasiones rezar se convierte en un
trabajo duro, incluso repelente... Pido al Señor el regalo de la
perseverancia para rezar siempre.
B. ¿Para qué rezar tanto? Algunos dicen con razón: "Dios ya sabe lo que
necesito", "Dios no es un juez injusto, es Padre bueno y generoso, que
nos da todo antes de pedir nada", "Hay muchas cosas que hacer"; sin
embargo sacan una consecuencia equivocada: "Rezar es un pérdida de
tiempo". Jesús, sin embargo, nos invita a rezar siempre. Él rezaba para
dar gracias a Dios, para pedir fuerzas a su Padre, para desahogarse con
Él, para tomar decisiones con acierto... para sentirse amado y amar a su
Padre. ¿Por qué rezo yo? ¿rezo como Jesús?
"Señor, enséñanos a orar"
C. ¿Por qué no somos fieles a la oración? Cada uno tendrá que buscar sus
razones. He aquí algunas de las más comunes: no somos conscientes de
todo lo que nos quiere Dios, creemos que podemos vivir sin pedir ayuda
de nadie, nos ocupamos de lo urgente y descuidamos lo importante, nos
cuesta reconocer que todo lo que somos lo hemos recibido de Dios...
Puedo pedir a Dios que me dé luz para descubrir que obstáculos no me
dejan ser fiel a la oración y fuerza para superarlos.
Señor, a veces me alejo de ti sin darme cuenta.
Lo sé: la oración me une a ti, como un sarmiento a la vid;
Pero, rezo poco hasta que casi dejo de rezar.
Sé que me amas y que estás conmigo.
Quiero creer que con saberlo me basta.
No te quiero muy cerca, no vayas a incordiarme.
Prefiero que estés en el puesto de "Urgencias",
dispuesto a echarme una mano si me accidento.
Pasan los días, las semanas y los meses
y, aunque sé que estás,
ya no te encuentro, no te siento.
Señor, a veces me alejo de ti sin darme cuenta.
Lo sé: Tú me ofreces la alegría más grande:
la alegría que brota al sentirme amado por ti,
la alegría que nace del servicio a los pobres,
la alegría del que vende todo para comprar el mejor tesoro.
pero yo quiero el tesoro, sin renunciar a nada
y prefiero otras alegrías, más rápidas y facilonas.
Mis pequeñas alegrías me van atrapando en sus redes;
poco a poco, me alejan de tu alegría.
Y, aunque sé que estás,
ya no te encuentro, no te siento.
Señor, a veces me alejo de ti sin darme cuenta.
Lo sé: Tú me amas siempre, gratuitamente,
también cuando no hago lo que esperas de mí.
Pero yo no acabo de creerlo y vivirlo.
Mi orgullo me dice que no me acerque a ti
hasta que lo merezca, hasta que "me lo gane".
Y así, los errores no me ayudan a ser más humilde,
a acoger el perdón y la fuerza que Tú me ofreces;
y mis pecados se hacen más fuertes en mi corazón.
Y, aunque sé que estás,
ya no te encuentro, no te siento.
Señor, a veces me alejo de ti sin darme cuenta.
Pero Tú no te rindes y sales a mi encuentro.
Me recuerdas la felicidad y la libertad que disfruté a tu lado
y me ayudas a mirarte a los ojos y a descubrir tu sonrisa.
Y te digo, con más confianza que vergüenza:
Perdóname, Señor, me he engañado otra vez. ¡Otra vez!
Rompe las redes que no me dejan abrazarte.
Sana mi corazón herido y mi voluntad enclenque.
Gracias, por tu paciencia, por tu perdón, por tu amor.
Tu amor vale más que todas las alegrías de este mundo.
Te alabaré con mis labios y mi vida. Amén.
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 15 de octubre de 2022
Sábado, 15 de octubre de 2022
Santa Teresa de Jesús
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 11, 25‑30
En aquel tiempo, Jesús exclamó:
Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla.
Si, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre,
y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré.
Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso.
Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Dios quiere bendecir a todos, pero sólo los que tienen un corazón de
pobre, humilde, como el de Santa Teresa de Jesús. Sólo puede entrar en
la vida de los que han apartado de su horizonte el orgullo, la
autosuficiencia, la soberbia... Como diría San Pablo, la fuerza de Dios
se muestra perfecta en nuestra debilidad.
“Señor, haznos pobres y sencillos”
“Gracias por mostrarnos la grandeza de lo pequeño”
Orar no sólo es hablar con Jesús, orar es estar con Él. Estar con Él y
descansar de las fatigas, de los agobios, del cansancio. Orar es
presentar a Dios nuestra vida y, en silencio, dejar que Él sea alivio y
consuelo. A veces tenemos la impresión de que ser cristiano es una carga
pesada, difícilmente aguantable. Sin embargo, Jesús hoy nos dice lo
contrario: “mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.
Contemplando el testimonio de vida de la santa de Ávila, pedimos a Dios
que nos conceda combinar con acierto oración y acción, vida apostólica y
tiempo para descansar en el Señor.
También podemos rezar con uno de sus textos más bonitos:
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta:
Sólo Dios basta.
Eleva tu pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.
A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.
Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.
Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.
Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios tu tesoro
nada te falta.
Id, pues, bienes del mundo;
id dichas vanas;
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta.
Canto de Taizè: http://m.youtube.com/watch?v=go1-BoDD7CI
Otras oraciones de la Santa de Ávila: http://www.devocionario.com/textos/p_teresa.html
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 14 de octubre de 2022
Viernes, 14 de octubre de 2022
Viernes de la 28ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 12, 1-7
En aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros.
Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: "Cuidado
con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía.
Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse.
Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea.
A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más.
Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para
matar y después echar al infierno. A éste tenéis que temer, os lo digo
yo.
¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se
olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados. Por lo
tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los
gorriones."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La hipocresía tiene las piernas cortas. No puede avanzar
mucho. Nada hay cubierto que no llegue a conocerse. La hipocresía no nos
trae cuenta. Nos descubrirán y entonces será peor el remedio que la
enfermedad.
“Señor, danos fuerza para reconocer nuestra hipocresía
y fuerza para superarla”
“No tengáis miedo a los que matan el cuerpo”. No tengáis miedo a que os
insulten u os persigan de cualquier forma por causa de Jesús. Tened
miedo a echar a perder a vida, a desaprovechar las capacidades que os ha
dado Dios, a hacer daño a los demás, a alejaros de Dios. Estos miedos
tienen sentido, aquéllos no.
¿Cuáles son tus miedos? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
No tengas miedo
a los que amenazan,
a los que hieren,
a los que dañan la dignidad
y matan el cuerpo
pero no pueden quitarte la vida.
No tengas miedo
a los que ocultan la verdad
o, creyéndose dueños de ella,
la manipulan,
dosifican y venden;
a los que con el arma de la mentira
quieren dominar pueblos y personas.
Rebélate,
manifiesta en todos los sitios,
en todo momento,
a tiempo y a destiempo,
tu fe en la vida y en la hermandad
adquirida al abrigo del Padre,
al lado de Jesús,
a la sombra del Espíritu,
en el seno de la comunidad.
Haz de esa fe
un gozo personal diario,
un estandarte de libertad,
una fuente de vida,
un banquete compartido,
una canción de esperanza,
tu reivindicación más sentida.
No tengas miedo
a los que, por eso, pueden castigarte,
retirarte el apoyo,
privarte del trabajo,
ignorar tu presencia,
olvidar tu historia,
golpear tu debilidad,
hacerte mal.
No tengas miedo.
Fíate de Jesús,
responde a su llamada;
fíate del Padre,
descansa en su regazo;
fíate del Espíritu,
lucha y sé libre. '
Estás invirtiendo la vida
en el proyecto más grande y venturoso
puesto en nuestras manos.
¡No tengas miedo!
¡Fíate de Jesús!
Florentino Ulibarri
Dios nos ama, te ama. Está pendiente de ti: cuenta hasta los pelos que
se caen de tu cabeza. Siempre está a tu lado. Siempre. Pero Dios es
discreto y silencioso. Necesitamos del silencio y la oración para
percibir su presencia. Rezamos con el salmo 114:
Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí,
el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida».
El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.
Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 13 de octubre de 2022
Jueves, 13 de octubre de 2022
Jueves de la 28ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo dijo el Señor: "¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos
a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois
testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos
los mataron y vosotros les edificáis sepulcros. Por algo dijo la
sabiduría de Dios: "Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos los
perseguirán y matarán"; y así a esta generación se le pedirá cuenta de
la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde
la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el
santuario.
Si, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación. ¡Ay de
vosotros, juristas, que os habéis quedado con la llave del saber;
vosotros que no habéis entrado, y habéis cerrado el paso a los que
intentaban entrar!" Al salir de allí, los letrados y fariseos empezaron a
acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para
cogerlo con sus propias palabras.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La historia ha cambiado poco. A los que mientras vivían amargamos la
vida, después de muertos les dedicamos una calle. Hace falta que una
persona muera para que se le reconozcan sus valores.
“Señor, danos un corazón abierto
para reconocer la bondad de cada persona”
“Enséñanos a acoger a los profetas que nos envías
para hacernos ver nuestros pecados
y enderezar la vida hacia la felicidad”
Los juristas y fariseos tienen la llave del saber, pero ni entran, ni
dejan entrar. En nuestras manos está la posibilidad de vivir la fe y
transmitirla a otros. Y a veces ni la vivimos ni la transmitimos. ¿Cómo
vivimos la fe? ¿Cómo la podemos transmitir? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le
dices?
Señor Jesús, ayúdame a entrar decididamente, por la puerta del
Evangelio. Llevo mucho tiempo siendo cristiano, pero no acabo de pensar
como Tú, sentir como Tú, rezar como Tú, arriesgar como Tú, tratar a los
pobres como Tú, renunciar como Tú, compartir como Tú, entregarme como
Tú... En definitiva, no me atrevo a amar como Tú. Qué tu Espíritu me dé
el empujón que necesito para vencer la pereza y la mediocridad, y entrar
cada día con mayor profundidad en tu Reino.
Ayúdame a ser puente que abra camino. Qué nunca sea muralla que
cierre el paso. Para que muchas personas, algunas muy cerca de mí, que
buscan la fuente de la felicidad y de la alegría, puedan encontrarse
contigo, puedan descubrir y vivir que Tú eres el Camino, la Verdad y la
Vida. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 12 de octubre de 2022
Miércoles, 12 de octubre de 2022
Nuestra Señora del Pilar.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 11, 27-28
En aquel tiempo, mientras hablaba a las turbas, una mujer de entre el
gentío levantó la voz diciendo: "¡Dichoso el vientre que te llevó y los
pechos que te criaron!" Pero él repuso: "Mejor: ¡Dichosos los que
escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!"
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús ama a su madre María porque lo acogió nueve meses en su
vientre y porque sus pechos lo amamantaron, pero todavía la valora más
por escuchar y cumplir la Palabra de Dios. Para Jesús no valen títulos
de sangre, ni los grados académicos, ni la partida de bautismo. Para
Jesús, lo importante es escuchar la Palabra de Dios y cumplirla.
Escuchar y cumplir la Palabra de Dios requiere un corazón abierto, para
poder acoger la sorpresa de Dios, seguros de que sus caminos son
distintos (y mucho mejores) que los nuestros.
Escuchar y cumplir la Palabra de Dios es nuestra tarea permanente. Permanente. De cada día. De todos los días.
Con la Virgen del Pilar pedimos a Dios fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor.
Gracias, Padre, por María, la Virgen.
Ella es Pilar de nuestra fe, de nuestra vida cristiana.
Es pilar seguro por su humildad y sencillez.
Es pilar firme porque se apoyó en el mejor cimiento,
se apoyó en Ti, en tu amor, que nunca falla,
se apoyó en tu palabra, palabra escuchada y cumplida.
Fue pilar en el que descansó su prima Isabel,
su esposo San José y los primeros discípulos de Jesús.
Es pilar en el que nosotros nos podemos apoyar. Gracias.
Gracias, Padre, por todas las personas que han sido y son pilares,
pilares para las familias, parroquias y comunidades;
pilares en los que se pueden apoyar los amigos y los pobres.
pilares en los que he apoyado y apoyo mi debilidad.
Recuerdo sus nombres con un corazón agradecido: ... ... ...
Padre bueno, quieres que yo sea también un buen pilar,
Sé que con mis propias fuerzas no puedo ser un pilar seguro.
y quiero apoyarme, como María, en el mejor cimiento,
quiero apoyarme en Ti, en tu amor, en tu palabra.
No quiero apoyarme en el dinero, ni en la mentira.
Sólo Tú eres el cimiento que nunca se mueve.
Muestra tu fuerza en mi debilidad, tu grandeza en mi pequeñez,
para que sea pilar en el que puedan descansar
las personas que Tú pones en mi camino. Amén.
Santa María del Pilar, ruega por nosotros.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 11 de octubre de 2022
Martes, 11 de octubre de 2022
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 11, 37-41
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo lo invitó a comer a su casa. Él entró y se puso a la mesa. Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo: "Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro rebosáis de robos y maldades”.
¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Así dice Jesús a los fariseos y al fariseo que todos llevamos dentro. Generalmente cuidamos más la belleza exterior que la interior, nos importa más el aplauso de las personas que el reconocimiento de Dios, nos gusta destacar más nuestras buenas obras que las de los demás.
Jesús nos llama a la coherencia, a la humildad, a la verdad.
Señor, también yo vivo preocupado por la apariencia
y no me ocupo del cuidado del corazón.
Dedico más tiempo a maquillarme que a mejorarme,
a aparentar bondad que a ser bueno,
a cuidar más las ramas que las raíces,
a vivir más de cara afuera que de cara adentro.
Hazme comprender, Señor, que no desperdicio el tiempo
cuando me dedico a reflexionar y a pensar,
a sopesar las consecuencias de lo que hago y de lo que no hago;
cuando procuro espacios de silencio y de quietud,
para poder escuchar, escucharme y escucharte.
Ayúdame, Señor, a cuidar y a alimentar mi espíritu,
leyendo buenas lecturas, viendo bellos paisajes,
acercándome a las personas que me pueden motivar
y a todas aquellas a las que puedo ayudar,
dejando que tu amor me purifique y me dé vida. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.