Lunes de la 26ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Lucas 9, 46-50
En aquel tiempo, los discípulos se pusieron a discutir quién era el más
importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un
niño, lo puso a su lado y les dijo: "El que acoge a este niño en mi
nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha
enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante".
Juan tomó la palabra y dijo: "Maestro, hemos visto a uno que echaba
demonios en tu nombre, y, como no es de los nuestros, se lo hemos
querido impedir". Jesús les respondió: "No se lo impidáis: el que no
está contra vosotros, está a favor vuestro".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
¡Cuánto nos gusta compararnos y ponernos por encima de los demás! En
cambio Jesús, siendo el primero, se pone al final de la fila. El más
pequeño, el más humilde es el más importante. El Salmo 130 es un salmo
pequeño, que nos ayuda a sentirnos pequeños, pero seguros en los brazos
de Dios:
Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
Espere Israel en el Señor ahora y por siempre.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
como eran en el principio ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Cuando acogemos a los pequeños, a los niños, a los pobres, a cualquier
persona necesitada de ternura, de compañía, de esperanza... estamos
acogiendo al mismo Jesús.
“Gracias por poder acogerte en los más pequeños”
“Danos un corazón abierto a todos, sobre todo a los más humildes”
“Perdona y cura nuestro afán de ser más que los demás”
El que no está contra vosotros, está a favor vuestro”. Por lo tanto, no
miréis con desconfianza al que hace lo mismo que vosotros, aunque no sea
de vuestro grupo
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
No todos están a favor nuestro, ni todos en contra nuestro, Señor.
Aquellos que comparten la misma fe, aunque sean de otro grupo, son de los tuyos, son de los nuestros.
Los que trabajan por la justicia y la paz son de los tuyos, son de los nuestros.
Los que defienden la vida de todos y en especial de los más pobres, de
los niños, también de los no nacidos, de los enfermos... son de los
tuyos, son de los nuestros.
Ábreme los ojos para descubrir que hay muchas personas (casi todas) que son de los tuyos, de los nuestros.
Gracias por las maravillas que tu Espíritu realiza en el corazón de las mujeres y los hombres
que, aunque no parezcan de los nuestros, aunque abracen otros credos o no crean en Dios,
aunque voten a otros partidos políticos, canten otras canciones y hablen otros idiomas,
están movidas por tu mismo Espíritu. Gracias, Señor.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 26 de septiembre de 2022
Lunes, 26 de septiembre de 2022
domingo, 25 de septiembre de 2022
Domingo, 25 de septiembre de 2022
Domingo de la 26ª semana del t.o. C
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 16, 19-31
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: "Había un hombre rico que se
vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de
llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico.
Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán.
Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el infierno, en
medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán, y a
Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a
Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua,
porque me torturan estas llamas. "
Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en
vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo,
mientras que tú padeces.
Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que
no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan
pasar de ahí hasta nosotros."
El rico insistió: "Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa
de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio,
evites que vengan también ellos a este lugar de tormento."
Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen."
El rico contestó: "No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.
Abrahán le dijo: "Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.""
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A veces nos sentimos como Lázaro: pobres, olvidados, hambrientos... Y
Dios sale a nuestro encuentro y nos da mucho más de lo que podríamos
siquiera soñar. El Señor es para nosotros riqueza, cercanía, pan de
vida. Damos gracias.
Pero no podemos negar que en muchísimas ocasiones nos parecemos más al
hombre rico: satisfechos, egoístas, insensibles... Y Dios nos advierte
cuál es la meta de este camino: el sufrimiento, la angustia, la
soledad... Dios nos llama a la conversión, porque quiere la salvación,
la felicidad de todos. ¿Cómo voy a convertirme? ¿Qué le digo a Dios?
Pídele fuerza.
Damos un paso más. Estamos llamados a ser transparencia del amor de
Dios. Él consuela a los pobres e invita a los ricos a abrir su corazón a
los necesitados.
Danos entrañas de misericordia frente a toda miseria humana;
inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y
desamparado; ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente
explotado y deprimido.
Que tu Iglesia, Señor, sea un recinto de verdad y de amor, de
libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en ella un
motivo para seguir esperando.
Que quienes te buscamos sepamos escuchar tus llamadas en la vida de
cada día y crezcamos en fidelidad al Evangelio; que nos preocupemos de
compartir en el amor las angustias y tristezas, las alegrías y
esperanzas de todas las personas, y así les mostremos tu camino de
reconciliación, de perdón, de paz.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 24 de septiembre de 2022
Sábado, 24 de septiembre de 2022
Sábado de la 25ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Lucas 9, 43b-45
En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús
dijo a sus discípulos: "Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del
hombre lo van a entregar en manos de los hombres. Pero ellos no
entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no cogían el
sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Hay cosas en las que Jesús no se cansa de insistir. Les avisa
una y otra vez: ha de ser entregado en manos de los hombres. Pero ellos
no entendían. Sabían que Jesús era el Salvador, pero no les cabía en la
cabeza que la salvación pasara necesariamente por el sufrimiento. A
todos nos cuesta entender el dolor y la muerte.
Sin embargo, si queremos ser fieles a Dios, si queremos hacer presente
su amor, en algún momento nos vamos a encontrar con el rechazo de
muchos, nos toparemos con la cruz.
“Señor, enséñanos a tomar la cruz de cada día y a seguirte”
“Gracias por las personas que saben amar hasta el final”
“Perdona y cura nuestra cobardía frente al dolor”
Señor, dame la valentía
de arriesgar la vida por ti,
el gozo desbordante
de gastarme en tu servicio.
Dame, Señor, alas para volar
y pies para caminar
al paso de los hombres.
Entrega, Señor, entrega
para “dar la vida”
desde la vida,
la de cada día.
Infúndenos, Señor,
el deseo de darnos y entregarnos,
de dejar la vida
en el servicio a los débiles.
Señor, haznos constructores de tu vida,
propagadores de tu reino,
ayúdanos a poner la tienda en medio de los hombres
para llevarles el tesoro
de tu amor que salva.
Haznos, Señor, dóciles a tu Espíritu
para ser conducidos
a dar la vida desde la cruz,
desde la vida que brota
cuando el grano muere en el surco.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 23 de septiembre de 2022
Viernes, 23 de septiembre de 2022
Viernes de la 25ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Lucas 9, 18-22
Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos,
les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron:
"Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a
la vida uno de los antiguos profetas". El les preguntó: "Y vosotros,
¿quién decís que soy yo?" Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de
Dios". El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: "El
Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos,
sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar el tercer día".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús, nuestro Maestro, nos pregunta: ¿quién decís que soy yo? ¿Sabes la
respuesta? No tengas prisa en responder. No pienses solamente en lo que
sabes, piensa en tu relación personal con él, piensa en cómo él influye
en la vida de cada día. Cuando lo hayas pensado, dile la respuesta al
Maestro.
¿Quién te gustaría que fuera Jesús en tu vida?
Jesús es el Mesías de Dios, pero no por eso va a evitar el trago amargo
de la cruz. El camino del amor pasa antes de después por la estación
dolorosa de la cruz. Jesús nos avisa. Pedimos fuerza para ser fieles en
la dificultad.
Aunque cada uno tenemos que dar nuestra respuesta personal, quizá nos pueda servir esta oración:
Tú eres, Jesús, la brújula más precisa para encontrar la felicidad.
Tú eres, Jesús, el camino más recto para construir un mundo de hermanos.
Tú eres, Jesús, el amigo más fiel y el esposo más amoroso.
Tú eres, Jesús, el que viene cuando todos se van y el que se queda cuando todos se marchan.
Tú eres, Jesús, el que se enciende cuando todo se apaga, el único que nunca falla.
Tú eres, Jesús, el sol de mis días claros y la estrella de mis días oscuros.
Tú eres, Jesús, el Salvador de mis miedos, de mis pecados, de mis dudas.
Tú eres, Jesús, el cimento sobre el que construyo mi vida y la meta a la que me dirijo.
Tú eres, Jesús, la razón de mi alegría y el fundamento de mi esperanza.
Tú eres, Jesús, mi amor, mi paz, mi Dios, mi Señor.
Contigo iré, Jesús, si Tú me ayudas. Contigo tomaré la cruz que nos conduce a la Vida más grande.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 22 de septiembre de 2022
Jueves, 22 de septiembre de 2022
Jueves de la 25ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 9, 7-9
En aquel tiempo, el virrey Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía
a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado, otros que
había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los
antiguos profetas. Herodes se decía: "A Juan lo mandé decapitar yo.
¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas? Y tenía ganas de verlo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús no pasa inadvertido. No busca la notoriedad, pero su estilo de
vida llama ala atención. Quieren escucharlo y verlo hasta sus propios
enemigos.
¿Cómo es nuestra vida? ¿Llamamos la atención por ser coherentes, por
estar con los más pobres, por elegir los últimos puestos, por servir más
que nadie, por asumir con esperanza la cruz y el dolor, por creer en
Dios y en las personas? ¿o llamamos la atención por otras cosas menos
evangélicas?
Señor, líbrame de todo deseo de sobresalir,
de parecer más grande o más bueno que los demás,
de pretender la fama a cualquier precio.
Pero, si he de llamar la atención,
que la llame por ser como tú;
por decir la verdad con dulzura, como tú;
por acercarme a los más necesitados, como tú;
por ser libre frente a los poderosos y al qué dirán, como tú;
por no estar apegado al dinero y a la comodidad, como tú;
por buscar más el amor que el placer, como tú;
por luchar contra el mal sólo con las armas del bien, como tú;
por tener paciencia con los que no acaban de aprender, como tú;
por perdonar setenta veces siete, como tú;
por trabajar en comunidad por la comunidad, como tú;
por dar la vida con alegría hasta el final, como tú;
por confiar siempre en Dios Padre hasta en los peores momentos, como tú.
Señor, ayúdame a ser cada día más parecido a ti. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 21 de septiembre de 2022
Miércoles, 21 de septiembre de 2022
San Mateo
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Mateo 9,9-13
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado
al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él se levantó y lo
siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y
pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que
vuestro maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo:
"No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad,
aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no
he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Mateo era un cobrador de impuestos y un pecador público, un publicano,
es decir, un judío puesto al servicio de Roma para extorsionar a su
pueblo y ganar dinero usando de la estafa y la usura que la Ley
prohibía. Jesús lo mira lleno de ternura y con su amor lo dignifica.
Jesús pone en él su confianza y lo hace un discípulo suyo.
Mateo «se levantó», quizás porque Jesús lo sacó de aquella vida
arrastrada. Mateo se alegra de saber que alguien puede amarle a pesar de
todo. Así es Jesús y así hemos de ser también nosotros. Aquel feliz
encuentro acaba en fiesta, en cena.
Los que se consideran buenos no entran a cenar con pecadores públicos,
sino que se quedan fuera criticando. Dios comparte y prepara su mesa
para los pecadores. Jesús viene a curar a los enfermos, no a los sanos,
por eso busca a todos los excluidos. ¿Y tú, eres de los que entras a
cenar con pecadores o te quedas fuera criticando?
Cuando soy frágil te encuentro,
cuando soy debilidad, lágrima, o silencio que se lleva el viento.
Cuando soy frágil te busco, te grito, te espero…
te busco y tu ternura me cubre,
te grito y tu compasión me abraza,
te espero y te haces regalo,
todo Tú, todo entero.
Cuando soy frágil te busco, te grito, te espero…
Bendita fragilidad entonces,
porque en mí no hay mayor deseo.…
Glòria Díaz Lleonart
A los cristianos nos falta con frecuencia abrazar el mundo con sus luces
y sus sombras, con su dolor y su pecado, con la misma ternura que lo
abrazaba Jesús. ¿Y en tu vida, sobran sentencias y falta misericordia?
Pide perdón por tus condenas y críticas. Da gracias porque Jesús nos ama
siempre, a pesar de nuestro pecado.
Señor,
tú miraste con amor a Mateo y le llamaste. Era un recaudador, un
pecador, un indeseable... pero su corazón buscaba una vida más auténtica
y te siguió con decisión, cuando pronunciaste su nombre.
Señor,
también a mí me miras con amor y me llamas. Reconozco que no lo
merezco, que soy poca cosa, Sé que sólo tú puedes darme la felicidad que
deseo. Por eso, quiero seguirte siempre y del todo.
Señor,
ayúdame a mirar con amor al que se siente sólo, al que no cuenta, al
que cree que no sirve para nada. Ayúdame a despertar el deseo de
felicidad de cada persona y a mostrarles que Tú eres la fuente de la
Vida. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 20 de septiembre de 2022
Martes, 20 de septiembre de 2022
Martes de la 25ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 8, 19-21
En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.
Entonces le avisaron: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.
El les contestó: Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
También yo estoy en ese grupo de personas que escuchaban a Jesús. Él me
mira y me dice: ¿Quienes son mi madre y mis hermanos? Todo el que hace
la voluntad de Dios.
Yo soy de la familia de Jesús, no soy ajeno a él. Para Jesús soy alguien
entrañable, de la familia. Escucho con el corazón estas palabras de
Jesús ¿qué siento? ¿qué le digo?
¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? ¿Hasta donde llega nuestro amor?
¿se cierra en los muros de la familia, de los amigos, de los que son y
piensan como yo?
"Dame Señor una mirada y un corazón abiertos"
"No permitas que me encierre en mi, en los míos"
No es suficiente con ser de la familia de sangre de Jesús, tampoco se
trata sólo de pertenecer al grupo que lo acompaña. Se trata de cumplir
la voluntad de Dios. Por eso, podemos decir que María es madre de Jesús
por doble motivo: porque lo dio a luz y porque ninguna criatura cumplió
la voluntad de Dios como ella.
"María enséñanos a cumplir la voluntad de Dios".
Señor, has dicho: "Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra".
Gracias por considerarnos miembros de tu familia, porque quieres ser nuestro hermano, por darnos a María como madre.
Gracias por ser de la familia de San Francisco, Santa Teresa, la madre Teresa de Calcuta, el arzobispo Romero...
Gracias
por ser de la familia de todas las personas que hoy han comenzado a
trabajar por sus hijos, por su barrio, por su comunidad, por la gente
más necesitada.
Dame unos oídos bien abiertos para escuchar tu palabra en la Biblia, en la conciencia, en el corazón, en los pobres...
y una voluntad decidida para ponerla por obra.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.