Lunes de la 21ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 23, 13-22
En aquel tiempo habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, letrados y
fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los cielos!
Ni entráis vosotros, no dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que devoráis los bienes
de las viudas con pretexto de largas oraciones! Vuestra sentencia será
por eso más severa.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y
mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno del
fuego el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Jurar por el templo no
obliga, jurar por el oro del templo sí obliga"! ¡Necios y ciegos! ¿Qué
es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: "Jurar por el
altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga".
¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda?
Quien jura por el altar, jura también por todo lo que está sobre él;
quien jura por el templo, jura también por el que habita en él; y quien
jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está
sentado en él".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Entrar en el Reino es sentir la cercanía del amor del Padre y el calor
de la fraternidad. No entrar en el Reino es una tragedia. Sólo hay una
mayor: no dejar entrar a los demás. Todos estamos llamados a entrar y a
ayudar a otros para que puedan disfrutar de los dones del Reino.
¿Estoy entrando en Reino, o siempre lo dejo para más tarde?
¿Ayudo o estorbo a los demás para que entren en el Reino?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Los letrados y fariseos no cumplen la ley y, además, no lo reconocen. Es
más: buscan y dan razones para convencer a los demás de que hacen lo
que deben. A veces hacemos lo mismo: no reconocemos nuestros errores,
después los justificamos y terminamos por criticar a los que actúan
bien.
Jesús comprende los errores de las personas, pero no pacta con la hipocresía, con el fariseísmo. Por eso rezamos:
Señor, dame luz y fuerza para descubrir y librarme del fariseo que llevo en mi corazón:
Critico a los avaros, pero yo comparto sólo unas migajas y vivo al límite de mis posibilidades económicas.
Critico a los que cierran las fronteras, pero yo cierro mi casa, mi cartera y mi corazón a los que me necesitan.
Critico a los violentos, pero mis palabras y mis gestos, en demasiadas ocasiones, son agresivos.
Critico a autoritarios, pero también yo decido sin consultar, sin valorar las consecuencias de lo que hago.
Critico a los caprichosos, pero yo justifico todos mis excesos y acabo consiguiendo todo lo que se me antoja.
Critico a los que no cumplen con sus responsabilidades, pero también yo me dejo llevar por la pereza.
Critico a los que se alaban a sí mismos, pero a veces también yo busco la manera de publicar mis grandezas.
Critico…
En fin, Señor, Tú sabes y yo sé que en demasiadas ocasiones critico a los demás los fallos que yo también cometo.
Señor,
dame misericordia para comprender los errores de los demás y ayudarles a
mejorar; dame humildad para reconocer mis errores, y determinación y
paciencia para superarlos.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 22 de agosto de 2022
Lunes, 22 de agosto de 2022
domingo, 21 de agosto de 2022
Domingo, 21 de agosto de 2022
Domingo de la 21ª semana del t.o. C
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?"
Jesús les dijo: "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que
muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se
levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta,
diciendo: "Señor, ábrenos";
y él os replicará: "No sé quiénes sois."
Entonces comenzaréis a decir.
"Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas."
Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados."
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a
Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y
vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del
norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús anuncia sorpresas en su Reino. Hay algunos que pensaban entrar con
toda seguridad y se quedarán fuera. Y otros, que ni siquiera oyeron
hablar del Reino alguna vez, entrarán y disfrutarán. Los que se creían
primeros serán los últimos.
¿Cómo salvarse? ¿Cómo entrar en el Reino? ¿Cómo ser felices? ¿Cómo dar
sentido a la vida? La respuesta a todas estas preguntas es única:
entrando por la puerta estrecha, por la puerta estrecha del Evangelio,
avanzando por la senda de las bienaventuranzas, escogiendo el camino del
amor, aceptando el riesgo de la cruz.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, como buen padre, como buena madre, quieres que sea feliz,
quieres que viva alegre, en esta vida y por toda la eternidad. Por eso
me amas sin límite y me enseñas el camino de la vida, de la salvación.
Señor, yo quiero llegar a la meta. Quiero ser feliz ahora y
siempre. Pero a veces estoy cerrado a tu amor y busco puertas amplias,
por las que quepan todos mis caprichos; elijo caminos confortables, sin
cruces en el recorrido.
Una y otra vez experimento que mis puertas y caminos no llenan
mi corazón. Señor, que el aliento del Espíritu y de los hermanos me
ayuden a acoger tu amor y a escoger siempre la puerta del amor y el
camino de la entrega.
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Danos, Señor,
corazón tierno y pensar lúcido
para andar por los caminos de la vida,
como discípulos,
agarrados a tu Espíritu
y cuidando a tus preferidos.
Reconócenos
en este mundo caótico y roto,
Tú que sabes lo que somos,
como discípulos
que quieren seguirte humildemente
y no quedarse al margen.
Seguiremos,
noche y día, en búsqueda abierta
y generosa entrega a lo que quieras,
como discípulos,
entrando por tu puerta
para sentarnos a tu mesa.
Y cuando venga
gente del sur y norte, este y oeste
pugnando fuerte por su suerte,
como discípulos
queremos ser anfitriones
y sentarnos en los últimos lugares.
Ya en el banquete,
reunidos todos fraternalmente,
cantaremos, comeremos y bailaremos,
como discípulos,
compartiendo lo que somos y tenemos
sin miedos ni preocupaciones.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 20 de agosto de 2022
Sábado, 20 de agosto de 2022
Sábado de la 20ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Mateo 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: "En
la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y
cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque
ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y
se los cargan a la gente a los hombros, pero ellos no están dispuestos a
mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la
gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les
gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en
la sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los
llame "maestros".
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es
vuestro Maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre
vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del
cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor,
Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se
enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El retrato de los letrados y fariseos tiene rasgos bien concretos:
- no hacen lo que dicen,
- lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente a los hombros,
- no están dispuestos a mover un dedo para empujar
- todo lo que hacen es para que los vea la gente
- les gustan los primeros puestos, que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame "maestros”.
¿En qué te ves reflejado? Pedimos perdón.
Jesús nos muestra un ideal bien distinto.
- no os dejéis llamar maestro
- no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra
- no os dejéis llamar jefes
- el primero entre vosotros será vuestro servidor.
- el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
Y nos dice cual es el fundamento:
- uno solo es vuestro Maestro y uno solo es vuestro Señor
- uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
Señor, te doy gracias, porque me has llamado,
porque nos llamas a todos para formar una gran familia,
una familia en la que nadie domine a nadie,
una familia que respete y potencie el crecimiento de todos,
una familia en la que los pobres, los que están tristes, los fracasados,
los despreciados, los débiles se vean valorados
y sean escuchados y respetados y asistidos.
Nos llamas para rescatar a los perdidos,
para rebajar a los soberbios y prepotentes.
para convocar a todas las personas a una gran fraternidad.
Te doy gracias, porque todos somos valiosos para ti,
por grande que sea o nos parezca nuestra debilidad.
Necesitas gente que no tenga miedo de ser débil.
que se deje llevar por ti día a día.
No quieres superhombres ni supermujeres,
porque no sabrían ser hermanos,
no sabrían compadecerse de los pequeños,
ni sabrían ser verdaderamente agradecidos.
Necesitas gente sencilla,
que conozca su propia debilidad
y así aprenda a sostenerse en ti y en los hermanos.
Si no somos débiles, ¿cómo podríamos recibir?
Si no recibiésemos, ¿cómo podríamos ser agradecidos?
Necesitas gente que sepa compadecerse de sus hermanos,
con respeto y sin mentiras.
Ayúdanos a construir tu fraternidad,
a no creernos más que nadie,
a no despreciar, a no juzgar, a no condenar a nadie,
a creer en tu amor por cada persona.
Ayúdanos a no considerarme menos que otros,
a no despreciarme y condenarme,
porque yo también soy obra tuya,
porque me aprecias y me amas con locura.
Señor, ayúdame a ser hermano,
Tú no quieres que sea ni señor ni esclavo de nadie.
Ayúdame a distinguir el mal del bien,
a no pasar de largo ante los problemas de la gente.
No dejes que me cruce de brazos,
antes de llegar a dar la vida.
Señor, gracias por acordarte de mí y llamarme.
Cuenta conmigo, Señor, toma mi debilidad
Acompáñame y guíame cada día. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 19 de agosto de 2022
Viernes, 19 de agosto de 2022
Viernes de la 20ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los
saduceos, se acercaron a Jesús, y uno de ellos le preguntó para ponerlo a
prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?" El le
dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma,
con todo tu ser". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo
es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Para responder a la pregunta de aquél fariseo, Jesús une dos textos
perdidos en el mar de leyes del Antiguo Testamento. Toma primero unas
palabras del capítulo 6 del Deuteronomio: “Amarás a Dios tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser”. Y a continuación
une un fragmento de Levítico 19,17: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo”.
Para Jesús amar a Dios, amar al prójimo y amarse a uno mismo no es
incompatible. Todo lo contrario. El amor es indivisible: cuando amamos a
Dios sobre todas las cosas, amamos mejor a los hermanos y a nosotros
mismos. Y, por supuesto, cuando amamos a los hermanos, crece nuestra
capacidad de amar a Dios.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, dame un corazón abierto que sepa acoger tu amor,
el amor gratuito e incondicional que sostiene mi vida.
Señor, dame un corazón humilde que sepa dejarse amar
por las personas que me ayudan a crecen en humanidad.
Señor, dame un corazón generoso que sepa amarte,
amarte en todo lo que haga y por encima de todo y de todos.
Señor, dame un corazón comprometido que sepa servir,
servir a todos, comenzando por los últimos, por los pobres.
Señor, dame un corazón agradecido que sepa valorarme,
amarme y alegrarme con los dones que he recibido de Ti.
Señor, dame un corazón sabio, para comprender
que sólo tu amor puede llenar del todo mi corazón,
que sólo el que ama con grandeza puede recibir amor,
que sólo el que se deja amar con humildad puede amar,
que sólo el que ama y se dejar amar puede ser feliz.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 18 de agosto de 2022
Jueves, 18 de agosto de 2022
Jueves de la 20ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo volvió a hablar Jesús en
parábolas a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo, diciendo:
"El Reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su
hijo.
Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir.
Volvió
a mandar criados encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el
banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a
la boda". Los convidados no hicieron caso, uno se marchó a sus tierras,
otro a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los
maltrataron hasta matarlos.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego
dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se
la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que
encontréis convidadlos a la boda".
Los criados salieron a los caminos
y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del
banquete se llenó de comensales.
Cuando el rey entró a saludar a los
comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió
la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y
arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de
dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Muchas veces pensamos que Dios sólo llama para complicarnos la vida. Sin
embargo, la llamada de Dios es ante todo una invitación a participar en
un banquete suculento, donde no falta ningún manjar.
“Gracias Señor por dudar de tu generosidad”
“Enséñanos a mostrar también la cara más amable de tu Evangelio”
En
bastantes ocasiones reaccionamos como los senadores y sumos sacerdotes
de la parábola. Ponemos excusas: soy demasiado joven, tengo mucho
trabajo, tengo que preparar un examen, ahora me voy a casar, tengo que
atender a mis hijos, ahora no tengo fuerzas... Encontramos excusas hasta
debajo de las piedras. Pedimos perdón.
Y cuando acudimos a la
llamada del Señor, ¿vamos con el vestido de fiesta? San Pablo nos
recuerda cuál es el traje de gala del cristiano: “Revestíos, pues, como
elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de
bondad, humildad, mansedumbre, paciencia... Y por encima de todo esto,
revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección.” (Col. 3,12.14)
¿Cómo es tu traje de fiesta? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, Tú te acercas cada día y nos llamas,
Nos invitas a disfrutar en el mejor banquete.
Compartes con nosotros el vino de la alegría.
Quieres alimentarnos con el pan de tu amor.
Y nosotros sacamos excusas y no acudimos.
Tenemos muchas cosas importantes que hacer.
Creemos que tu banquete es aburrido.
Despreciamos lo que más necesitamos.
Señor, danos un corazón inteligente y sabio,
que sepa reconocer donde la verdadera alegría.
Danos un corazón sencillo y acogedor,
que sepa recibir el amor que nos ofreces gratis.
Señor, danos un corazón generoso y misionero,
para salir a las calles, plazas, cruces y caminos
e invitar a todos al banquete que has preparado,
al banquete de bodas, que algún día será eterno.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 17 de agosto de 2022
Miércoles, 17 de agosto de 2022
Miércoles de la 20ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El Reino de
los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar
jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos un denario por
jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros
que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: "Id también vosotros a
mi viña y os pagaré lo debido". Ellos fueron. Salió de nuevo hacia
mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y
encontró a otros parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día
entero sin trabajar?" Le respondieron: "Nadie nos ha contratado". El les
dijo: "Id también vosotros a mi viña". Cuando oscureció, el dueño dijo
al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por
los últimos y acabando por los primeros".
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando
llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también
recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra
el amo: "Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado
igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el
bochorno". El replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna
injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero
darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para
hacer lo quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy
bueno? Así, los últimos serán los primeros, y los primeros, los
últimos".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Dios sale a buscarnos a cualquier hora del día, en cualquier etapa de
nuestra vida, para invitarnos a trabajar en su viña, en su Iglesia, en
el mundo. Cuenta con todos.
“Gracias, Señor, por hacerte el encontradizo”
“Gracias por contar con mis pobres posibilidades”
“Que siempre escuchemos tu llamada, Señor”
Los negocios de Dios no son como los nuestros. Él paga de forma
distinta. A todos da lo mismo, mucho más de lo que merecemos. Con todos
cumple lo pactado. Algunos se quejan. No se dan cuenta de que poder
trabajar en la viña del Señor es, antes que nada, un regalo que deberían
agradecer. Estar fuera de la viña, no trabajar en ella es una
desgracia.
“Perdona y cura, Señor, mi egoísmo”
“Gracias, Señor, por llamarme”
“Enséñame a descubrir cada día tu generosidad”
“Dame acierto para salir a las calles y a las plazas
para que todos puedan trabajar en tu viña y ser felices”
Curiosa forma de pagarnos
Me descolocaba tu justicia extraña,
esa forma de medir
que olvidaba las horas trabajadas.
Me enfadaba con los que hicieron menos,
creyeron menos, sacrificaron menos,
y me indignaba contigo, que parecías no ver nada.
Intentaba negociar mejor paga,
algún reconocimiento,
una que otra medalla.
Me dolía lo injusto de tu salario.
Me extrañaba lo ilógico de tus premios
Me mordía –reivindicación y envidia–
la suerte de los jornaleros de la última hora.
Hasta el día en que yo fui el último,
el más zoquete,
el más frágil,
el más malo,
el más amado
…y empecé a entender.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 16 de agosto de 2022
Martes, 16 de agosto de 2022
Martes de la 20ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Creedme; difícilmente
entrará un rico en el Reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a
un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el
Reino de los cielos". Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:
"Entonces, ¿quién puede salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les
dijo: "Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo". Entonces
le dijo Pedro: "Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido;
¿qué nos va a tocar?" Jesús les dijo: "Creedme, cuando llegue la
renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria,
también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos
para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa,
hermanos o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá
cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán
últimos, y muchos últimos serán primeros".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
La riqueza es un gran impedimento para seguir a Jesús. Quizá sea el más
insalvable. El primer paso para superar este obstáculo es reconocerlo.
Casi siempre pensamos que somos pobres y que los ricos son los otros.
Todos tenemos unas riquezas u otras. Todos estamos apegados a ellas, más
o menos.
“Señor, enséñanos a usar los bienes, sin depender de ellos”
“Perdona y cura nuestro a afán de poseer, de acumular”
“Gracias por las personas que saben dejarlo todo por ti”
“Para los hombres es imposible, pero para Dios nada es imposible”.
Dejarlo todo es signo de nuestra entrega al Señor, pero antes que eso es
un don de Dios. Él nos da la posibilidad de dejarlo todo. Es un don que
tenemos que pedir y vivir en lo más pequeño de cada día.
“Señor, danos el don de la pobreza y la disponibilidad”
Dios no se deja ganar en generosidad. ”El que por mí deja casa, hermanos
o hermanas, padre y madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces
más, y heredará la vida eterna”.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Qué te ha dado Dios cuando has sido generoso con Él? ¿Que te dice Dios? ¿Qué le dices?
Dice el Evangelio de hoy: DIOS LO PUEDE TODO (NADA ES IMPOSIBLE PARA DIOS). Así lo canta y lo reza la Hermana Glenda: http://www.youtube.com/watch?v=iHX1kzwxWX8
¿Por qué tengo miedo,
si nada es imposible para ti? (cuatro veces)
¿Por qué tengo tristeza,
si nada es imposible para ti? (cuatro veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.
¿Por qué tengo dudas,
si nada es imposible para ti? (cuatro veces)
Enséñame a amar,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Enséñame a perdonar,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.
Tú te hiciste hombre,
porque nada es imposible para ti. (cuatro veces)
Tú venciste a la muerte,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Tú estás entre nosotros,
porque nada es imposible para ti. (dos veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.
¿Por qué tengo miedo,
si nada es imposible para ti? (dos veces)
Nada es imposible para ti.
Nada es imposible para ti.
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No te rindas, aunque a veces duela la vida, aunque pesen los muros, y el tiempo parezca tu enemigo.
No te rindas, aunque las lagrimas surquen tu rostro y tu entraña, demasiado a menudo.
Aunque la distancia con los tuyos parezca insalvable, aunque el amor sea hoy un anhelo difícil,
y a menudo te muerdan: el miedo, el dolor, la soledad, la tristeza y la memoria.
No te rindas, porque sigues siendo capaz de luchar, de reir, de esperar, de levantarte las veces que haga falta.
Tus brazos aun han de dar muchos abrazos, y tus ojos verán paisajes hermosos.
Acaso cuando te mires al espejo, no reconoces lo hermoso, pero Dios, sí.
Dios te conoce, y porque te conoce, sigue confiando en ti, sigue creyendo en ti,
sabe que, como el ave herida, sanarán tus alas, y levantarás el vuelo, aunque ahora parezca imposible.
No te rindas, que hay quien te ama sin condiciones, y te llama a creerlo.
José María Olaizola sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.