Sábado de la 19ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 19, 13-15
En aquel tiempo le presentaron unos niños a
Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los
discípulos les regañaban. Jesús dijo: "Dejadlos, no impidáis a los niños
acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los cielos".
Les impuso las manos y se marchó de allí.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús es feliz en medio de los que no cuentan. En aquel momento y en
aquella tierra los niños eran poco más que una propiedad del padre.
“Señor, enséñanos a amar a todos, especialmente a los últimos”
Quizá
los discípulos piensan que los niños van a ser un estorbo para poder
estar tranquilamente con Jesús. Sin embargo, la realidad que el Maestro
pone de manifiesto es otra bien distinta: los discípulos son un estorbo
para que los niños se encontraran con Él.
“A veces soy un estorbo para que otros se encuentren contigo,
perdóname y enséñame a atraer a todos hacia ti.
De
los que son como los niños es el Reino de los cielos. Los niños se
saben necesitados, saben pedir con humildad, disfrutan de las pequeñas
alegrías, inspiran ternura...
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor, concédeme el don de ser niño
y poder descansar en tu regazo
sin vergüenza y sin miedo,
pues a medida que crecemos
otros intereses nos hacen olvidar
que la confianza y la ternura
son imprescindibles para madurar
y recorrer tus caminos.
Concédeme el don de ser niño
para saber mirar a los demás
con cariño y transparencia,
pues el paso de los años
va cargando nuestra vida
de suspicacias, temores y envidias
que doblan nuestra la espalda
y tensionan nuestras entrañas
Concédeme el don de ser niño
para confiar en los demás
y compartir gratuitamente,
con generosidad y limpieza,
lo que de ti recibo, cada día, para ser feliz;
pues el egoísmo, la avaricia y las comparaciones
apagan todas las estrellas
y encienden nuestras más oscuras vanidades.
Concédeme el don de ser niño;
quítame todo lo que me impide llegar a ti
y me aleja de quienes son niños
y van llenos de carencias y necesidad;
quítame la desconfianza, la doblez y el orgullo
que no acepta perderse entre los más pobres.
¡Que recupere, en el cuerpo y en el espíritu,
la maleabilidad de la niñez para servir!
¡Vuélveme niño otra vez!
Y si así no logro alcanzarte
o no logras retenerme,
o no me dejo querer,
o no aprendo o servir,
o creo que soy más y mejor,
o no me doy a los que tú quieres,
vuélvete, Señor, a mí
y háblame como una madre habla a su bebé.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 13 de agosto de 2022
Sábado, 13 de agosto de 2022
viernes, 12 de agosto de 2022
Viernes, 12 de agosto de 2022
Viernes de la 19ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Mateo 19, 3-12
En aquel tiempo se acercaron a Jesús unos fariseos
y le preguntaron para ponerlo a prueba: "¿Es lícito a uno despedir a su
mujer por cualquier motivo?" El les respondió: "¿No habéis leído que el
Creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso
abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y
serán los dos una sola carne? De modo que ya no son dos, sino una sola
carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre"". Ellos
insistieron: "¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y
divorciarse?" El les contestó: "Por lo tercos que sois os permitió
Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero al principio no era así.
Ahora os digo yo que si uno se divorcia de su mujer -no hablo de
prostitución- y se casa con otra, comete adulterio". Los discípulos le
replicaron: "Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae
cuenta casarse". Pero él les dijo: "No todos pueden con eso, sólo los
que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su
madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos
por el Reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
En esta sociedad del usar y tirar, la fidelidad no está de moda, cuesta
creer en el amor eterno, en el matrimonio “hasta que la muerte nos
separe”, parece imposible consagrarse por entero al sacerdocio o tomar
el camino de la vida religiosa por el Reino de los cielos.
La
fidelidad es importante en las relaciones con los amigos, con la
familia, con los compañeros de trabajo... La fidelidad se aprende
ejercitándola en los pequeños compromisos de cada día. Quien no lucha
por ser fiel en lo poco, no lo será en lo mucho.
La fidelidad es
un don del Espíritu Santo, un don que tenemos que agradecer y pedir para
los matrimonios y para los sacerdotes, especialmente para aquellas
personas que tienen dificultades para ser fieles a su vocación.
Sin el Espíritu Santo,
Dios está lejos,
Cristo permanece en el pasado,
el Evangelio es letra muerta,
la Iglesia una simple organización
la autoridad sería dominación,
la misión una propaganda,
el culto una evocación
y el actuar cristiano una moral de esclavos.
Pero con la presencia del Espíritu,
el cosmos se eleva y gime en el parto del Reino,
Cristo resucitado está presente,
el Evangelio es potencia de vida,
la Iglesia significa la comunión trinitaria.
la autoridad es un servicio de liberación,
la misión es un Pentecostés,
la liturgia una memoria y anticipación,
el actuar humano se deifica.
Ignacio IV Hazin, patriarca de la Iglesia greco-ortodoxa de Antioquía
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 11 de agosto de 2022
Jueves, 11 de agosto de 2022
Jueves de la 19ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 18, 21-29
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús,
le preguntó: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo
que perdonar? ¿Hasta siete veces?". Jesús le contestó: "No te digo hasta
siete veces, sino hasta setenta veces siete".
Y les propuso esta
parábola: "Se parece el Reino de los cielos a un rey que quiso ajustar
cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno
que debía tres mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó
que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y
que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba
diciendo: "Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo". El señor tuvo
lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.
Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que
le debía cien denarios, y, agarrándolo, lo extrangulaba diciendo:
"Págame lo que me debes". El compañero, arrodillándose a sus pies, le
rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré".
Pero él se
negó, y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus
compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a
contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le
dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo
pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo
tuve compasión de ti?". Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos
hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del
cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano". Cuando acabó
Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al
otro lado del Jordán.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
¿Podremos calcular algún día cuanto debemos a Dios? ¿Sabremos medir todo lo que Dios nos perdona? Damos gracias.
Normalmente,
tratamos a los demás como ellos nos tratan a nosotros. Pero Dios nos
pide que tratemos a Dios con ÉL nos trata a nosotros.
Dios
perdona para que nosotros perdonemos. A veces no nos cuesta perdonar,
pero en otras ocasiones nos sentimos tan heridos que el perdón nos
parece un camino imposible de recorrer. No olvidemos que perdonar es un
don de Dios, un don que debemos pedir.
El rey de la parábola se
irrita contra el empleado aprovechado, que recibe el perdón y no
perdona. Nunca nos sentiremos perdonados si no perdonamos de corazón.
No te cansas de mí,
aunque a ratos
ni yo mismo me soporto.
No te rindes,
aunque tanto
me alejo, te ignoro, me pierdo.
No desistes,
que yo soy necio,
pero tú eres tenaz.
No te desentiendes de mí,
porque tu amor
puede más que los motivos.
Tenme paciencia,
tú que no desesperas,
que al creer en mí
me abres los ojos
y las alas…
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
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Señor, disculpa mis flaquezas,
mis caídas y silencios.
Dame otra oportunidad.
Olvida mis negaciones,
mi tibieza, mis eternas contradicciones.
Ábreme otra vez la puerta,
acógeme en tu casa
y en tu abrazo.
Tú, que sabes cómo soy.
Perdona tú, hijo,
a quien te hirió con sus flaquezas,
sus caídas y silencios…
a quien no estuvo a la altura,
a quien no supo quererte bien…
Pero ¿por qué?
¿para que me vuelva a herir,
me falle de nuevo,
o me deje en la estacada?
¿Cómo olvidar la decepción,
las medianías,
las perpetuas frustraciones?
¿Por qué mantener la puerta abierta,
mi casa dispuesta y el brazo tendido?
He ahí el dilema, constante y humano.
La doble medida. La piedad suplicada para uno mismo
y negada al otro. El amor acogido con gratitud,
pero entregado con cuentagotas.
La claridad ante la necesidad propia,
que se vuelve ceguera ante lo ajeno.
Aprended de mí,
que soy Dios de misericordia.
inspirado en Mt 18, 21-29, por Rezandovoy
Dios y Señor nuestro, que sea perfecto como Tú eres perfecto,
que sea comprensivo como Tú eres comprensivo conmigo,
que sea misericordioso como Tú eres misericordioso conmigo,
que sea generoso como Tú eres generoso conmigo,
que sea...
que sepa perdonar como Tú me perdonas,
que sepa estar cerca como Tú estás cerca de mí,
que sepa cuidar a quien lo necesite como Tú cuidas de mí,
que sepa...
En definitiva, que sepa amar a todos,
a los que me hacen bien y a los que me hacen daño,
como Tú me amas a mí, con todo el corazón,
cuando te amo y cuando te olvido.
¿Señor, no es excesivo lo que te pido,
no es demasiado empinado el camino que me señalas?
Es inalcanzable, Señor, para mis pobres fuerzas,
pero contigo puedo parecerme, cada día, más a Ti.
Porque Tú no sólo eres mi modelo y mi camino,
Tú eres mi fuerza y mi energía.
Gracias, Señor.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 10 de agosto de 2022
Miércoles, 10 de agosto de 2022
San Lorenzo, Mártir
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 12, 24-26
En aquél tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda
infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se
pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para
la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo,
allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús fue el sembrador y la semilla. San Lorenzo fue sembrador y
semilla. ¿Escuchas la llamada a ser semilla: “Algo me está diciendo que
me entregue totalmente y me sepulte en lo oscuro de la tierra, en la
esperanza de ser transformado en árbol. ¿Por qué para ir hacia arriba,
tengo que ir hacia abajo, y pensar que todo un árbol puede brotar de
mí?” (E.A. Gloeggler).
San Lorenzo,
oyente atento y cumplidor fiel de la palabra de Dios:
En los días de su vida sembró con generosidad:
semillas del amor, de la fe, de la esperanza
en el corazón de sus hermanos.
Cuando soportaba los crueles tormentos
recordó la compasión del Señor
y se acogió a su misericordia eterna.
Cayó y murió como grano de trigo en la tierra
pero el Padre premió su servicio generoso
y dio mucho fruto: el ciento por uno.
Dichosos nosotros si, como San Lorenzo,
escuchamos y cumplimos la Palabra Dios.
___________
Gracias Lorenzo, por el testimonio de tu vida y de tu muerte.
Gracias Señor por darnos santos que, como Lorenzo,
nos ayudan a vencer las dificultades de la vida.
Gracias Señor, porque en el testimonio y valentía de tus mártires,
nosotros podemos contemplar tu grandeza.
Multiplica en nosotros, Señor, los dones de tu amor.
Haznos fuertes y generosos, al estilo de San Lorenzo.
Que sepamos compartir con los demás
los verdaderos tesoros de tu Iglesia:
la fraternidad, la justicia, el amor, la verdad.
Que procuremos no tanto ser servidos sino servir,
para que siempre y en todo lugar se haga tu voluntad.
___________
Señor, tú me pides que no me cuide tanto.
Me llamas a tomar riesgos,
a no poner mi seguridad en falsos dioses ni en mis éxitos personales,
a no guardar mi vida en inversiones propias, que no tienen un fondo en Ti.
Ayúdame, Señor, a cambiar mi modo de pensar.
Que yo pueda entender que perdiéndome por ti es como gano la vida verdadera.
Tú me llamas a ganar mi vida en el servicio a los necesitados,
a ser palabra para los pobres,
a dar vista los ciegos
y ser compañía para los que están solos y los que sufren.
Quiero ganarte sólo a ti, Señor.
___________
Adaptación del salmo 90, de las Completas que rezamos en la Víspera de la fiesta en la Basílica de San Lorenzo:
Señor, como San Lorenzo, te doy gracias,
porque vivo a la sombra de tu amorosa omnipotencia
y Tú eres mi amparo en el peligro y en la dicha.
Por eso te digo: "Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en Ti".
Tú me librarás de la red de la mentira,
de esa peste funesta llamada egoísmo.
Me protegerás con tus plumas del sol de mediodía,
bajo tus alas me refugiarás de la tormenta.
Tu brazo es mi escudo y mi armadura.
A tus ángeles has dado órdenes
para que me guarden en tus caminos;
Me llevarás en tus palmas,
para que mi pie no tropiece en la piedra.
Por eso, no temeré el miedo de la noche,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Gracias, Señor, porque te invoqué y me escuchaste;
me puse junto a ti, me protegiste y me libraste.
Sé que estarás conmigo en la tribulación,
me defenderás, me glorificarás,
me saciarás de largos días
y me harás ver la salvación, la felicidad más grande.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 9 de agosto de 2022
Martes, 9 de agosto de 2022
Santa Edith Stein (Teresa Benedicta de la Cruz)
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 10, 28‑33
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles :
—
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el
alma. No; temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se
venden un par de gorriones por unos cuartos? y, sin embargo, ni uno
sólo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta
los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo,
no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de
mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi
Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo
negaré ante mi Padre del cielo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Conocemos bien la historia de Jesús. Hemos leído muchas veces el
Evangelio. Ya no nos sorprende que a Jesús lo llamaran Belzebú por
expulsar demonios, y que a cambio de una vida entregada a los demás le
dieran una cruz, tres clavos y una muerte cruel.
Sin embargo, nos
sorprende mucho que cuando nos decidimos a hacer algo por la parroquia,
por los pobres, por la comunidad de vecinos... comenzamos a recibir
críticas injustas, malas caras, desprecios. Jesús nos advierte de esta
realidad, para que no nos coja desprevenidos.
Pero, sobre todo,
nos llama a la confianza. Dios cuida de nosotros, nos ama con todo el
corazón. Ni siquiera se cae un cabello de nuestra cabeza sin que Dios lo
permita. Es nuestro mejor seguro. Nunca nos fallará. Está de nuestra
parta
¿Cómo te sientes cuando pagan tu compromiso con desprecios?
Pedimos a Dios que nos conceda ser fieles a la misión en esos momentos.
Damos gracias a Dios porque está siempre pendiente de nosotros.
Pedimos perdón por nuestra falta de confianza.
Santa
Edith Stein (Teresa Benedicta de la Cruz). Judía de nacimiento,
agnóstica en su juventud, abraza la fe católica ya siendo profesora de
universidad y reconocida filósofa. Entra en las Carmelitas Descalzas y
muere víctima de los nazis en Aushwitz. Canonizada por Juan Pablo II el
11 de Octubre de1998. Compartimos una oración al Espíritu Santo,
compuesta por ella:
¿Quién eres tú, dulce luz, que me llena
e ilumina la oscuridad de mi corazón?
Me conduces como una mano maternal
y si te consintieras irte de mí
no sabría como dar un paso más.
Tú eres el espacio
que abraza mi existencia y la sepulta en Ti
lejos de Ti se hunde en el abismo
de la nada, desde donde la elevaste a la luz
Tú, más cerca de mí que yo a mí mismo
y más íntimo que mi más profundo interior
todavía implacable e intangible
y más allá de todo nombre:
¡Espíritu Santo amor eterno!
¿No eres acaso el dulce maná
que del corazón del Hijo
se desborda hacia mi corazón,
el alimento de los ángeles y los santos?
Él, que se elevó a sí mismo de la muerte a la vida,
Él también me ha despertado a una nueva vida
del sueño de muerte.
Y me da una nueva vida día a día
y a veces, su plenitud fluye a través mío
vida de tu vida realmente, Tú mismo:
¡Espíritu Santo, vida eterna!
¿Eres tú el rayo
que destella desde el trono del Juez eterno
e irrumpe en la noche del alma
que nunca se ha conocido a sí misma?
Misericordiosamente, implacable
penetra en todo rebaño escondido
alarmado de verse a sí mismo,
el yo hace espacio para el santo miedo,
el principio de esa sabiduría
que viene de lo alto
y nos ancla firmemente en las alturas.
Tú acción,
que nos crea nuevos:
¡Espíritu Santo, rayo que penetra todas las cosas!
¿Eres tú la plenitud del Espíritu
y el poder por el que el Cordero abrió
los sellos del eterno mandato de Dios?
Conducido por Ti
los mensajeros del juicio recorren el mundo
y separan con una filuda espada
el reino de la luz del reino de la noche
el cielo se renueva y la tierra se renueva
y todo encuentra su lugar.
A través de su aliento:
¡Espíritu Santo, poder victorioso!
¿Eres Tú el maestro que construye la catedral eterna,
que se eleva desde la tierra hasta los cielos?
Animados por Ti, las columnas son erigidas hasta lo alto
y se paran inmóvilmente firmes.
Marcados con el nombre eterno de Dios,
se estiran hacia la luz
sosteniendo el domo
que corona la santa catedral
tu trabajo que circunda el mundo:
¡Espíritu Santo, mano de Dios que moldea!
¿Eres Tú aquel que creó el claro espejo
junto al trono del Todopoderoso
como un mar de cristal
en el que la divinidad amorosamente se completa a sí misma?
Tú te doblas ante el más recto trabajo de tu creación,
y radiantemente tu mirada penetrante
es iluminada en recompensa
y de todas las criaturas, la belleza pura
se junta en una en la amorosa forma
de la Virgen, tu novia inmaculada:
¡Espíritu Santo, Creador de todo!
¿Eres tú la dulce melodía del amor
y de Santa reverencia
que eternamente resuena alrededor del trono trino,
que une a sí misma en el campaneo de todos y cada uno de los seres?
La armonía
que junta a los miembros con la cabeza
en el que cada uno
encuentra el misterioso significado de su bendita existencia
y alegremente ondea hacia delante
libremente disuelto en tu ondear:
¡Espíritu Santo, júbilo eterno!
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 8 de agosto de 2022
Lunes, 8 de agosto de 2022
Lunes de la 19ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 17, 22-27
En aquel tiempo, mientras Jesús y los
discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo: "Al Hijo del hombre lo
van a entregar en manos de los hombres; lo matarán, pero resucitará al
tercer día". Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a
Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a
Pedro y le preguntaron: "¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
Contestó: "Sí". Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:
"¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran
impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?" Contestó "A los
extraños". Jesús les dijo: "Entonces los hijos están exentos. Sin
embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge
el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de
plata. Cógela y págales por mí y por ti".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús advierte muchas veces a sus discípulos cuál va a ser su futuro más
bien no muy lejano. Ellos se pusieron tristes. Parece que la tristeza
que les provoca la noticia de la muerte les hace sordos para escuchar el
anuncio de la resurrección.
Desde entonces, los cristianos hemos
sido bastante torpes para armonizar la muerte y la resurrección. En
ocasiones hemos destacado tanto la muerte, que la resurrección se ha
quedado totalmente oscurecida. Y en otros momentos, hemos exaltado tanto
el domingo de resurrección que olvidamos todo lo ocurrido el jueves y
el viernes santos.
¿Dónde te sitúas tú? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Nos
fijamos también en la segunda parte del Evangelio. Jesús no se
considera obligado a pagar el impuesto, pero al final lo paga. Jesús a
veces rompe con lo que está establecido, pero en otras ocasiones cumple,
aunque no esté convencido. ¿Cómo entender este comportamiento del
Maestro? Quizá sabe que no se puede cambiar todo de un golpe. Por otra
parte, Jesús, aunque es coherente con sus ideas, sabe que por encima de
las ideas está el bien de las personas.
“Señor, enséñanos a hacer en cada momento tu voluntad”
“Danos fuerza para romper con lo que hay que romper
y paciencia para aguantar lo que no conviene cortar”.
Por los caminos del mundo
Tú has pasado diciendo la verdad.
Por los caminos de la tierra
Tú has sido peregrino y mensajero del Padre.
Por los caminos de la historia
Tú has estado atento a los signos de los tiempos.
Por los caminos de los pobres
Tú has hecho la voluntad del Padre.
Por los caminos de Dios
Tú has ido al encuentro de todos,
hijos y marginados.
Por los caminos de la periferia
Tú has anunciado la Buena Noticia.
Por los caminos de los hermanos
Tú has hecho el camino hacia el Padre.
Por los caminos de la vida
Tú mismo has hecho tu propio camino.
Por tus caminos, llévame, Señor.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 7 de agosto de 2022
Domingo, 7 de agosto de 2022
Domingo de la 19ª semana del t.o. C
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 12, 32-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended
vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder,
y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones
ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también
vuestro corazón.
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas.
Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda,
para abrirle apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el
señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los
hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre."
Pedro le preguntó: "Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?"
El
Señor le respondió: "¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien
el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la
ración a sus horas?
Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo
encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos
sus bienes.
Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y
empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y
emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos
lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son
fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a
ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace
algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Muchas recomendaciones nos da Jesús en este domingo. Nos fijamos en tres:
“El
Padre ha tenido a bien daos el Reino”. El Padre ha querido darnos su
amor, su palabra; se nos ha dado a sí mismo en su hijo Jesucristo. No
cabe, por consiguiente el temor. Hemos recibido los mejores dones y en
muchas ocasiones perdemos el tiempo buscando aquellos otros que roen las
polillas.
“Estad preparados”. Si estamos atentos y vigilantes
descubriremos al Señor. Viene como un ladrón en la noche, pero no viene a
quitarnos nada, viene a darnos la vida. Y si no estamos preparados...
nos quedamos sin nada.
Llega de día, llega de noche.
Se le espera por la puerta, llega por la ventana.
Le buscamos con alegría, llega con su cruz.
Estamos de guardia, nos llama desde dentro.
Rastreamos huellas, llega por senderos nuevos.
Llega en la abundancia
y más todavía en la pobreza.
Llega cuando triunfamos
y nos acompaña en los fracasos.
Llega cuando es deseado
y se presenta cuando no se le espera.
Llega en el silencio y en el áspero y abrasador viento.
Llega también en la multitud y el ruido.
Llega para dormirnos y para despertarnos.
Llega a través de todas las caras que encontramos
a lo largo del día en nuestro camino.
Llega en el desierto de manantiales inciertos,
en las estepas de desconocidos pozos,
en los bosques frondosos en que nos perdemos,
en las altas cumbres que hollamos,
y en los valles que nos dan vértigo.
Llega a cada instante.
Llega en cada lugar.
Allí donde estamos, está.
Fiel a tu palabra
ya estás esperándonos.
Florentino Ulibarri
“Al
que mucho se le dio, mucho se le exigirá”. Podemos dar mucho fruto,
porque hemos recibido buena semilla y buena tierra. Hay que ponerse a
trabajar. Todos salimos ganando.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.