Jueves de la 19ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 18, 21-29
En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús,
le preguntó: "Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo
que perdonar? ¿Hasta siete veces?". Jesús le contestó: "No te digo hasta
siete veces, sino hasta setenta veces siete".
Y les propuso esta
parábola: "Se parece el Reino de los cielos a un rey que quiso ajustar
cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno
que debía tres mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó
que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y
que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba
diciendo: "Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo". El señor tuvo
lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda.
Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que
le debía cien denarios, y, agarrándolo, lo extrangulaba diciendo:
"Págame lo que me debes". El compañero, arrodillándose a sus pies, le
rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré".
Pero él se
negó, y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus
compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a
contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le
dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo
pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo
tuve compasión de ti?". Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos
hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del
cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano". Cuando acabó
Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al
otro lado del Jordán.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
¿Podremos calcular algún día cuanto debemos a Dios? ¿Sabremos medir todo lo que Dios nos perdona? Damos gracias.
Normalmente,
tratamos a los demás como ellos nos tratan a nosotros. Pero Dios nos
pide que tratemos a Dios con ÉL nos trata a nosotros.
Dios
perdona para que nosotros perdonemos. A veces no nos cuesta perdonar,
pero en otras ocasiones nos sentimos tan heridos que el perdón nos
parece un camino imposible de recorrer. No olvidemos que perdonar es un
don de Dios, un don que debemos pedir.
El rey de la parábola se
irrita contra el empleado aprovechado, que recibe el perdón y no
perdona. Nunca nos sentiremos perdonados si no perdonamos de corazón.
No te cansas de mí,
aunque a ratos
ni yo mismo me soporto.
No te rindes,
aunque tanto
me alejo, te ignoro, me pierdo.
No desistes,
que yo soy necio,
pero tú eres tenaz.
No te desentiendes de mí,
porque tu amor
puede más que los motivos.
Tenme paciencia,
tú que no desesperas,
que al creer en mí
me abres los ojos
y las alas…
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
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Señor, disculpa mis flaquezas,
mis caídas y silencios.
Dame otra oportunidad.
Olvida mis negaciones,
mi tibieza, mis eternas contradicciones.
Ábreme otra vez la puerta,
acógeme en tu casa
y en tu abrazo.
Tú, que sabes cómo soy.
Perdona tú, hijo,
a quien te hirió con sus flaquezas,
sus caídas y silencios…
a quien no estuvo a la altura,
a quien no supo quererte bien…
Pero ¿por qué?
¿para que me vuelva a herir,
me falle de nuevo,
o me deje en la estacada?
¿Cómo olvidar la decepción,
las medianías,
las perpetuas frustraciones?
¿Por qué mantener la puerta abierta,
mi casa dispuesta y el brazo tendido?
He ahí el dilema, constante y humano.
La doble medida. La piedad suplicada para uno mismo
y negada al otro. El amor acogido con gratitud,
pero entregado con cuentagotas.
La claridad ante la necesidad propia,
que se vuelve ceguera ante lo ajeno.
Aprended de mí,
que soy Dios de misericordia.
inspirado en Mt 18, 21-29, por Rezandovoy
Dios y Señor nuestro, que sea perfecto como Tú eres perfecto,
que sea comprensivo como Tú eres comprensivo conmigo,
que sea misericordioso como Tú eres misericordioso conmigo,
que sea generoso como Tú eres generoso conmigo,
que sea...
que sepa perdonar como Tú me perdonas,
que sepa estar cerca como Tú estás cerca de mí,
que sepa cuidar a quien lo necesite como Tú cuidas de mí,
que sepa...
En definitiva, que sepa amar a todos,
a los que me hacen bien y a los que me hacen daño,
como Tú me amas a mí, con todo el corazón,
cuando te amo y cuando te olvido.
¿Señor, no es excesivo lo que te pido,
no es demasiado empinado el camino que me señalas?
Es inalcanzable, Señor, para mis pobres fuerzas,
pero contigo puedo parecerme, cada día, más a Ti.
Porque Tú no sólo eres mi modelo y mi camino,
Tú eres mi fuerza y mi energía.
Gracias, Señor.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 11 de agosto de 2022
Jueves, 11 de agosto de 2022
miércoles, 10 de agosto de 2022
Miércoles, 10 de agosto de 2022
San Lorenzo, Mártir
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 12, 24-26
En aquél tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda
infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se
pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para
la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo,
allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús fue el sembrador y la semilla. San Lorenzo fue sembrador y
semilla. ¿Escuchas la llamada a ser semilla: “Algo me está diciendo que
me entregue totalmente y me sepulte en lo oscuro de la tierra, en la
esperanza de ser transformado en árbol. ¿Por qué para ir hacia arriba,
tengo que ir hacia abajo, y pensar que todo un árbol puede brotar de
mí?” (E.A. Gloeggler).
San Lorenzo,
oyente atento y cumplidor fiel de la palabra de Dios:
En los días de su vida sembró con generosidad:
semillas del amor, de la fe, de la esperanza
en el corazón de sus hermanos.
Cuando soportaba los crueles tormentos
recordó la compasión del Señor
y se acogió a su misericordia eterna.
Cayó y murió como grano de trigo en la tierra
pero el Padre premió su servicio generoso
y dio mucho fruto: el ciento por uno.
Dichosos nosotros si, como San Lorenzo,
escuchamos y cumplimos la Palabra Dios.
___________
Gracias Lorenzo, por el testimonio de tu vida y de tu muerte.
Gracias Señor por darnos santos que, como Lorenzo,
nos ayudan a vencer las dificultades de la vida.
Gracias Señor, porque en el testimonio y valentía de tus mártires,
nosotros podemos contemplar tu grandeza.
Multiplica en nosotros, Señor, los dones de tu amor.
Haznos fuertes y generosos, al estilo de San Lorenzo.
Que sepamos compartir con los demás
los verdaderos tesoros de tu Iglesia:
la fraternidad, la justicia, el amor, la verdad.
Que procuremos no tanto ser servidos sino servir,
para que siempre y en todo lugar se haga tu voluntad.
___________
Señor, tú me pides que no me cuide tanto.
Me llamas a tomar riesgos,
a no poner mi seguridad en falsos dioses ni en mis éxitos personales,
a no guardar mi vida en inversiones propias, que no tienen un fondo en Ti.
Ayúdame, Señor, a cambiar mi modo de pensar.
Que yo pueda entender que perdiéndome por ti es como gano la vida verdadera.
Tú me llamas a ganar mi vida en el servicio a los necesitados,
a ser palabra para los pobres,
a dar vista los ciegos
y ser compañía para los que están solos y los que sufren.
Quiero ganarte sólo a ti, Señor.
___________
Adaptación del salmo 90, de las Completas que rezamos en la Víspera de la fiesta en la Basílica de San Lorenzo:
Señor, como San Lorenzo, te doy gracias,
porque vivo a la sombra de tu amorosa omnipotencia
y Tú eres mi amparo en el peligro y en la dicha.
Por eso te digo: "Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en Ti".
Tú me librarás de la red de la mentira,
de esa peste funesta llamada egoísmo.
Me protegerás con tus plumas del sol de mediodía,
bajo tus alas me refugiarás de la tormenta.
Tu brazo es mi escudo y mi armadura.
A tus ángeles has dado órdenes
para que me guarden en tus caminos;
Me llevarás en tus palmas,
para que mi pie no tropiece en la piedra.
Por eso, no temeré el miedo de la noche,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Gracias, Señor, porque te invoqué y me escuchaste;
me puse junto a ti, me protegiste y me libraste.
Sé que estarás conmigo en la tribulación,
me defenderás, me glorificarás,
me saciarás de largos días
y me harás ver la salvación, la felicidad más grande.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 9 de agosto de 2022
Martes, 9 de agosto de 2022
Santa Edith Stein (Teresa Benedicta de la Cruz)
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 10, 28‑33
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles :
—
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el
alma. No; temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se
venden un par de gorriones por unos cuartos? y, sin embargo, ni uno
sólo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta
los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo,
no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de
mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi
Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo
negaré ante mi Padre del cielo.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Conocemos bien la historia de Jesús. Hemos leído muchas veces el
Evangelio. Ya no nos sorprende que a Jesús lo llamaran Belzebú por
expulsar demonios, y que a cambio de una vida entregada a los demás le
dieran una cruz, tres clavos y una muerte cruel.
Sin embargo, nos
sorprende mucho que cuando nos decidimos a hacer algo por la parroquia,
por los pobres, por la comunidad de vecinos... comenzamos a recibir
críticas injustas, malas caras, desprecios. Jesús nos advierte de esta
realidad, para que no nos coja desprevenidos.
Pero, sobre todo,
nos llama a la confianza. Dios cuida de nosotros, nos ama con todo el
corazón. Ni siquiera se cae un cabello de nuestra cabeza sin que Dios lo
permita. Es nuestro mejor seguro. Nunca nos fallará. Está de nuestra
parta
¿Cómo te sientes cuando pagan tu compromiso con desprecios?
Pedimos a Dios que nos conceda ser fieles a la misión en esos momentos.
Damos gracias a Dios porque está siempre pendiente de nosotros.
Pedimos perdón por nuestra falta de confianza.
Santa
Edith Stein (Teresa Benedicta de la Cruz). Judía de nacimiento,
agnóstica en su juventud, abraza la fe católica ya siendo profesora de
universidad y reconocida filósofa. Entra en las Carmelitas Descalzas y
muere víctima de los nazis en Aushwitz. Canonizada por Juan Pablo II el
11 de Octubre de1998. Compartimos una oración al Espíritu Santo,
compuesta por ella:
¿Quién eres tú, dulce luz, que me llena
e ilumina la oscuridad de mi corazón?
Me conduces como una mano maternal
y si te consintieras irte de mí
no sabría como dar un paso más.
Tú eres el espacio
que abraza mi existencia y la sepulta en Ti
lejos de Ti se hunde en el abismo
de la nada, desde donde la elevaste a la luz
Tú, más cerca de mí que yo a mí mismo
y más íntimo que mi más profundo interior
todavía implacable e intangible
y más allá de todo nombre:
¡Espíritu Santo amor eterno!
¿No eres acaso el dulce maná
que del corazón del Hijo
se desborda hacia mi corazón,
el alimento de los ángeles y los santos?
Él, que se elevó a sí mismo de la muerte a la vida,
Él también me ha despertado a una nueva vida
del sueño de muerte.
Y me da una nueva vida día a día
y a veces, su plenitud fluye a través mío
vida de tu vida realmente, Tú mismo:
¡Espíritu Santo, vida eterna!
¿Eres tú el rayo
que destella desde el trono del Juez eterno
e irrumpe en la noche del alma
que nunca se ha conocido a sí misma?
Misericordiosamente, implacable
penetra en todo rebaño escondido
alarmado de verse a sí mismo,
el yo hace espacio para el santo miedo,
el principio de esa sabiduría
que viene de lo alto
y nos ancla firmemente en las alturas.
Tú acción,
que nos crea nuevos:
¡Espíritu Santo, rayo que penetra todas las cosas!
¿Eres tú la plenitud del Espíritu
y el poder por el que el Cordero abrió
los sellos del eterno mandato de Dios?
Conducido por Ti
los mensajeros del juicio recorren el mundo
y separan con una filuda espada
el reino de la luz del reino de la noche
el cielo se renueva y la tierra se renueva
y todo encuentra su lugar.
A través de su aliento:
¡Espíritu Santo, poder victorioso!
¿Eres Tú el maestro que construye la catedral eterna,
que se eleva desde la tierra hasta los cielos?
Animados por Ti, las columnas son erigidas hasta lo alto
y se paran inmóvilmente firmes.
Marcados con el nombre eterno de Dios,
se estiran hacia la luz
sosteniendo el domo
que corona la santa catedral
tu trabajo que circunda el mundo:
¡Espíritu Santo, mano de Dios que moldea!
¿Eres Tú aquel que creó el claro espejo
junto al trono del Todopoderoso
como un mar de cristal
en el que la divinidad amorosamente se completa a sí misma?
Tú te doblas ante el más recto trabajo de tu creación,
y radiantemente tu mirada penetrante
es iluminada en recompensa
y de todas las criaturas, la belleza pura
se junta en una en la amorosa forma
de la Virgen, tu novia inmaculada:
¡Espíritu Santo, Creador de todo!
¿Eres tú la dulce melodía del amor
y de Santa reverencia
que eternamente resuena alrededor del trono trino,
que une a sí misma en el campaneo de todos y cada uno de los seres?
La armonía
que junta a los miembros con la cabeza
en el que cada uno
encuentra el misterioso significado de su bendita existencia
y alegremente ondea hacia delante
libremente disuelto en tu ondear:
¡Espíritu Santo, júbilo eterno!
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 8 de agosto de 2022
Lunes, 8 de agosto de 2022
Lunes de la 19ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 17, 22-27
En aquel tiempo, mientras Jesús y los
discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo: "Al Hijo del hombre lo
van a entregar en manos de los hombres; lo matarán, pero resucitará al
tercer día". Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a
Cafarnaúm, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a
Pedro y le preguntaron: "¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
Contestó: "Sí". Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:
"¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran
impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?" Contestó "A los
extraños". Jesús les dijo: "Entonces los hijos están exentos. Sin
embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge
el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de
plata. Cógela y págales por mí y por ti".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús advierte muchas veces a sus discípulos cuál va a ser su futuro más
bien no muy lejano. Ellos se pusieron tristes. Parece que la tristeza
que les provoca la noticia de la muerte les hace sordos para escuchar el
anuncio de la resurrección.
Desde entonces, los cristianos hemos
sido bastante torpes para armonizar la muerte y la resurrección. En
ocasiones hemos destacado tanto la muerte, que la resurrección se ha
quedado totalmente oscurecida. Y en otros momentos, hemos exaltado tanto
el domingo de resurrección que olvidamos todo lo ocurrido el jueves y
el viernes santos.
¿Dónde te sitúas tú? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Nos
fijamos también en la segunda parte del Evangelio. Jesús no se
considera obligado a pagar el impuesto, pero al final lo paga. Jesús a
veces rompe con lo que está establecido, pero en otras ocasiones cumple,
aunque no esté convencido. ¿Cómo entender este comportamiento del
Maestro? Quizá sabe que no se puede cambiar todo de un golpe. Por otra
parte, Jesús, aunque es coherente con sus ideas, sabe que por encima de
las ideas está el bien de las personas.
“Señor, enséñanos a hacer en cada momento tu voluntad”
“Danos fuerza para romper con lo que hay que romper
y paciencia para aguantar lo que no conviene cortar”.
Por los caminos del mundo
Tú has pasado diciendo la verdad.
Por los caminos de la tierra
Tú has sido peregrino y mensajero del Padre.
Por los caminos de la historia
Tú has estado atento a los signos de los tiempos.
Por los caminos de los pobres
Tú has hecho la voluntad del Padre.
Por los caminos de Dios
Tú has ido al encuentro de todos,
hijos y marginados.
Por los caminos de la periferia
Tú has anunciado la Buena Noticia.
Por los caminos de los hermanos
Tú has hecho el camino hacia el Padre.
Por los caminos de la vida
Tú mismo has hecho tu propio camino.
Por tus caminos, llévame, Señor.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 7 de agosto de 2022
Domingo, 7 de agosto de 2022
Domingo de la 19ª semana del t.o. C
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 12, 32-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended
vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder,
y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones
ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también
vuestro corazón.
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas.
Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda,
para abrirle apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el
señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los
hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre."
Pedro le preguntó: "Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?"
El
Señor le respondió: "¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien
el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la
ración a sus horas?
Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo
encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos
sus bienes.
Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y
empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y
emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos
lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son
fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a
ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace
algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Muchas recomendaciones nos da Jesús en este domingo. Nos fijamos en tres:
“El
Padre ha tenido a bien daos el Reino”. El Padre ha querido darnos su
amor, su palabra; se nos ha dado a sí mismo en su hijo Jesucristo. No
cabe, por consiguiente el temor. Hemos recibido los mejores dones y en
muchas ocasiones perdemos el tiempo buscando aquellos otros que roen las
polillas.
“Estad preparados”. Si estamos atentos y vigilantes
descubriremos al Señor. Viene como un ladrón en la noche, pero no viene a
quitarnos nada, viene a darnos la vida. Y si no estamos preparados...
nos quedamos sin nada.
Llega de día, llega de noche.
Se le espera por la puerta, llega por la ventana.
Le buscamos con alegría, llega con su cruz.
Estamos de guardia, nos llama desde dentro.
Rastreamos huellas, llega por senderos nuevos.
Llega en la abundancia
y más todavía en la pobreza.
Llega cuando triunfamos
y nos acompaña en los fracasos.
Llega cuando es deseado
y se presenta cuando no se le espera.
Llega en el silencio y en el áspero y abrasador viento.
Llega también en la multitud y el ruido.
Llega para dormirnos y para despertarnos.
Llega a través de todas las caras que encontramos
a lo largo del día en nuestro camino.
Llega en el desierto de manantiales inciertos,
en las estepas de desconocidos pozos,
en los bosques frondosos en que nos perdemos,
en las altas cumbres que hollamos,
y en los valles que nos dan vértigo.
Llega a cada instante.
Llega en cada lugar.
Allí donde estamos, está.
Fiel a tu palabra
ya estás esperándonos.
Florentino Ulibarri
“Al
que mucho se le dio, mucho se le exigirá”. Podemos dar mucho fruto,
porque hemos recibido buena semilla y buena tierra. Hay que ponerse a
trabajar. Todos salimos ganando.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 6 de agosto de 2022
Sábado, 6 de agosto de 2022
Transfiguración del Señor
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 17,1-9
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a
Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta.
Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y
sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Y se les aparecieron
Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y
dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres
tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Todavía
estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una
voz desde la nube decía: "Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.
Escuchadlo." Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de
espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: "Levantaos, no
temáis." Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: "No contéis a nadie la
visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Camino de Jerusalén, Jesús va preparando a sus discípulos, les advierte
repetidamente que va a ser arrestado y crucificado, para resucitar al
tercer día. Ante el panorama que describe Jesús, los discípulos se
entristecen. En este contexto tiene lugar la transfiguración. Es una
experiencia que marcará sus vidas. La transfiguración no anula la cruz y
la muerte cercanas, pero ayudará a los discípulos a vivirlas con más
esperanza.
El Señor está atento a cada uno de nosotros. Y cuando
ve que nuestra fe flaquea también nos regala experiencias de
transfiguración: en la celebración de la Eucaristía, en un momento de
oración, en la conversación con un buen amigo, de la manera más
insospechada. Damos gracias a Dios por todas esas experiencias a través
de las cuales Dios levanta nuestra esperanza y nos ayuda a asumir las
cruces de cada día.
Señor, te damos gracias porque nos miras con amor,
conoces nuestras debilidades y malos momentos,
y nos ofreces siempre la luz de la esperanza.
Ilumina, Señor, nuestras tinieblas,
Tú, que, antes de entregarte a la pasión,
quisiste manifestar en tu cuerpo transfigurado
la gloria de la resurrección futura.
Te pedimos por los cristianos que sufren:
para que, en medio de las dificultades del mundo,
vivan transfigurados por la esperanza de tu victoria.
Te pedimos por todas las personas que sufren,
para que a nadie le falte, Señor, la luz de la esperanza.
Gracias, Señor, por todas las personas,
por todos los momentos y lugares,
por todas las oraciones y celebraciones
que transfiguran nuestro corazón y nuestro rostro,
que nos devuelven la esperanza y la paz,
que dificultades y pecados nos quitan.
Señor, que también nosotros estemos atentos
para descubrir a todas las personas desanimadas,
para compartir con ellas el amor y la esperanza
que cada día Tú nos ofreces a manos llenas. Amén.
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Cuando te has olvidado de ti mismo,
cuando te has agotado en el servicio a los últimos,
cuando has vencido la tentación de cualquier apego,
cuando has aceptado el sufrimiento como compañero,
cuando has sabido perder,
cuando ya no pretendes ganar,
cuando has compartido lo que tú necesitabas,
cuando te has arriesgado por el pobre,
cuando has enjugado las lágrimas del inocente,
cuando has rescatado a alguien de su infierno,
cuando te has introducido en el corazón del mundo,
cuando has puesto tu voluntad en las manos de Dios,
cuando te has purificado de tu orgullo,
cuando te has vaciado de tanto acopio superfluo,
cuando te sientes herido...
brilla en ti, gratis, la luz de Dios,
sientes su presencia irradiando frescura primaveral,
y su perfume te envuelve y reanima.
Ya no necesitas otros tesoros.
Dios te acompaña,
te habla,
te protege.
Te sientes esponjado en un mar de dicha...
Y si no estás en las nubes,
es un Tabor
que se te ofrece gratis,
para que disfrutes ya lo presente
y camines firme
y sin temor.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 5 de agosto de 2022
Viernes, 5 de agosto de 2022
Viernes de la 18ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 16, 24-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con
su cruz y me siga.
Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.
¿De
qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O
qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre
sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno
según su conducta.
Os aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del Hombre con majestad.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús se da cuenta de que muchos le siguen por interés, por las
curaciones, porque es alimenta el hambre de sus estómagos, sin embargo,
pocos quieren seguir el nuevo estilo de vida que él propone. Y nosotros
¿por qué seguimos a Jesús? ¿por qué rezamos? ¿Qué le dices a Jesús?
Dar
la vida, coger la cruz. Éste es el nuevo estilo de vida que nos plantea
Jesús. Hace 2000 años este camino parecería difícil de recorrer. A
nosotros, instalados en la sociedad del confort, se nos antoja casi
imposible.
"Señor, ¿cómo debo dar la vida y coger la cruz?"
"Dame la fuerza de tu Espíritu y de los hermanos para seguir tu camino"
¿Dar
la vida? ¿coger la cruz? ¿para qué? ¿por capricho? ¿para machacarnos?
No. Cristo dio la vida para que todos tuviéramos más vida, para
recuperarla multiplicada. Cristo cogió la cruz para que todos pudiésemos
gozar de la resurrección.
"Gracias Jesús por dar la vida, para que tengamos vida"
"Gracias por las personas que siguen tu ejemplo"
"Ayúdanos a creer y a experimentar que sólo vivimos cuando damos la vida"
Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida.
Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo,
y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida.
Tenemos seguros por todas partes para evitar los riesgos.
Y sobre todo está la cobardía...
Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla;
Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen;
hacer un favor al que no lo va a devolver;
gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta,
sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas y sólo tenemos sentido cuando nos quemamos;
sólo entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia cobarde,
la que nos hace evitar el sacrificio y buscar la seguridad.
Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos y falsa teatralidad.
La vida se da sencillamente, sin publicidad,
como el agua de la vertiente, como la madre da el pecho a su bebé,
como el sudor humilde del sembrador. Entrénanos,
Señor, ayúdanos a lanzarnos a lo imposible,
porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia;
no podemos caer en el vacío,
porque Tú estás esperando en la noche,
dispuesto de devolvernos la vida multiplicada.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.