Lunes de la 18ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 14, 13-21
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la
muerte de Juan, El Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio
tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde
los pueblos.
Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y
curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a
decirle: Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud
para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó:
No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron:
Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo:
Traédmelos."
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y,
tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos;
los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar
satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos
cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús se quiere alejarse de la gente en barca a un sitio tranquilo y
apartado. Pero tiene que cambiar sus planes, porque lo siguieron por
tierra desde los pueblos.
Cuando nos proyectamos un plan, normalmente nos cuesta cambiarlo, sobre todo si reduce nuestra tranquilidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Jesús
vio a la gente, sintió lástima y actuó. Sin embargo, en muchas
ocasiones no queremos ver la necesidad de la gente, no queremos
enterarnos del sufrimiento de muchas personas. Y cuando vemos y sentimos
lástima, no damos el paso siguiente: la acción, el compromiso. Nos
parece que no podemos hacer nada. Y nos guardamos nuestros cinco panes y
nuestros dos peces.
¿Te detienes a mirar, a descubrir el dolor de las personas?
¿Te dejas conmover?
¿Tu compasión es activa o se contenta con el lamento?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Tu poder multiplica la eficacia de la humanidad
y crece cada día en nuestras manos
la obra de tus manos.
Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: -Venid y trabajad.
Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: -Llenadla de pan.
Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: - Construid la paz.
Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: -Levantad la ciudad.
Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: - Es tiempo de crear.
Escucha a esta hora el rumor del trabajo
con que tantas personas se afanan en tu heredad.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo
Por los siglos. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 1 de agosto de 2022
Lunes, 1 de agosto de 2022
domingo, 31 de julio de 2022
Domingo, 31 de julio de 2022
Domingo de la 18ª semana del t.o. C
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia."
Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?"
Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes."
Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos:
¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha."
Y
se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros
más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y
entonces me diré a mí mismo: hombre, tienes bienes acumulados para
muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida."
Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? "
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Que pocas son las familias en la que no hay problemas con las herencias.
Normalmente los problemas no surgen porque cada uno exige sus derechos
legítimos, sino porque, aunque casi nadie lo reconoce, en casi todos se
esconde la codicia.
Pedimos al Señor que nos ayude a reconocer la
codicia (consciente o inconsciente) que influye, condiciona y en
ocasiones determina nuestra actuación; y que, por consiguiente, marca
las relaciones con los demás y con Dios. Pedimos fuerza para superarla.
Damos
gracias porque también somos capaces de ser generosos y por todas
aquellas personas que son ejemplares a la hora de compartir sus bienes.
La
vida no depende de los bienes. Ni la vida, ni la felicidad, ni nada que
tenga realmente valor a los ojos de Dios. Una vida plena y feliz es
consecuencia del amor, de la fe, de la entrega...
¿Cómo quieres asegurarte una buena vida, acumulando riquezas?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
¡Qué difícil es no cobrar!
Dinero,
puestos,
recompensas,
regalos,
alabanzas,
admiración...
A veces, comisiones,
favores,
sobres...
Y otras,
impuestos,
tasas,
fotos para el recuerdo...
Se cobra casi siempre.
Las primeras veces
pasamos la factura con disimulo.
Después, cuando ya nos hemos avezado
y consolidado, que llega sin pensarlo,
hasta nos vanagloriamos de ello.
Y llega el despropósito:
los grandes emporios,
el ser exclusivos,
el prestigio,
la competencia,
el creernos dueños de casi todo...
Lo gratuito no tiene prestigio
y lo pequeño no cuenta con futuro.
Lo hemos comercializado todo...
Pero Tú, Jesús, ni cobrabas
ni acumulabas
ni eras avaricioso;
y avisaste del peligro.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 30 de julio de 2022
Sábado, 30 de julio de 2022
Sábado de la 17ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 14, 1-12
En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que
se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que
ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él".
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la
cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe,
porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería
mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El
día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de
todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella,
instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la
cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los
invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la
cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y
ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Frente al “cada uno que haga lo que quiera”, Juan Bautista denuncia el
pecado: Herodes estaba conviviendo con Herodías, esposa de su hermano
Felipe. Y el profeta no se calla, aunque sea peligroso para él. Un
pecado grave no sólo hace daño a los que lo cometen, perjudica a toda la
comunidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Herodías tenía a
Juan entre ceja y ceja. Aprovecharía cualquier ocasión para acabar con
él. ¿No hacemos a veces nosotros cosas semejantes? Si alguien nos dice
algo que nos sienta mal, aunque sea verdad, nos duele y a veces
esperamos la ocasión para vengarnos.
Herodes jura un despropósito y
después no es capaz de rectificar, por miedo a quedar mal. ¡Cuantas
veces somos esclavos de nuestros errores!
Pedimos perdón y fuerza para superarnos.
Damos gracias por saber perdonar y rectificar.
Señor,
enséñanos a encajar la cruz de cada día; la cruz que exige el amor a
los que más sufren y a todas las personas; la cruz que conlleva la lucha
por la verdad, por la justicia, por la paz; la cruz que nos viene
cuando somos fieles a Ti y a tu Evangelio.
Estas cruces nos
resultan pesadas, Señor, pero sufrimos más cuando nos encerramos en
nosotros mismos, cuando somos testarudos, egoístas y nos dejamos llevar
por la envidia o el rencor.
Señor, danos sabiduría para tener
siempre presente que la cruz por amor merece la pena, nos hace más
humanos, nos acerca a Ti y da vida a cuantos nos rodean. En cambio, el
sufrimiento que nos trae el pecado es más grande y enteramente inútil.
Señor, enséñame a sufrir como tú y contigo.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 29 de julio de 2022
Viernes, 29 de julio de 2022
Santa Marta
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 11,19-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver
a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta
se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se
quedaba en casa.
Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado
aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que
pidas a Dios, Dios te lo concederá."
Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará."
Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día."
Jesús
le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque
haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para
siempre. ¿Crees esto?"
Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Marta está rota por el dolor. La muerte de su hermano Lázaro le pesaba
como una losa. Pero cuando se entera de que Jesús está llegando, sale
para acogerlo.
En sus primeras palabras se mezclan la fe y el reproche: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”.
Señor:
demasiados interrogantes,
dudas y oscuridades;
a veces, demasiados golpes,
heridas y fracasos,
como para no protestar
y plantearte pleito.
Me enfado y quejo,
te reprocho, te increpo
y levanto la voz,
te acuso de ambiguo y tramposo
y me enfrento a ti sin autocensura,
mantengo el pleito.
Y Tú, no te incomodas
ni te impacientas,
ni rompes los lazos de seducción y amor
que un día forjaste;
toleras nuestras impertinencias
aunque se repitan.
Pero no sé si te ríes
o eres todo misericordia
rompiendo nuestros esquemas.
Quizá te agrade nuestra libertad,
frescura y rebeldía,
y temas más el silencio
y la incomunicación de tus hijos
que nuestros cuestionamientos
y salidas de tono.
Sabes que este pulso sucede,
aunque no lo parezca,
en nuestro huerto y bodega;
y que es reflejo de nuestra trayectoria vital
que se asemeja a un arco de tiro
que, al tensarse, une los dos extremos
con los que juega y se manifiesta.
Cuanto más nos tensamos,
más juntos están en nosotros
la rebeldía y la confianza,
la protesta y la obediencia,
el grito y el abrazo,
el no y el amén;
y más veloz sale la flecha
con los anhelos más cálidos y vivos,
dejando las cañadas oscuras,
hacia la tierra prometida
y el regazo de quien le da acogida.
Y después de tantas quejas y protestas,
o en medio de ellas,
la única respuesta que descubrimos
está ya tatuada en la historia
y en la Buena Noticia:
Si tenéis fe,
¡cómo no voy a hacer justicia!
Florentino Ulibarri
En
la conversación con Jesús, la fe va ganado la partida al reproche hasta
que desaparece el reproche y brilla con toda su fuerza la fe: “Sé que
resucitará en la resurrección del último día ... Señor, yo creo que Tú
eres el Mesías que tenía que venir.”
A veces, cuando sufrimos no
queremos saber nada de Dios. Sin embargo, María nos enseña a acercarnos a
Dios, aunque sea para quejarnos. Tenemos que dar la oportunidad a Dios
para que poco a poco transforme nuestro dolor en una fe más recia.
¿Qué te dice Dios? ¿qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 28 de julio de 2022
Jueves, 28 de julio de 2022
Jueves de la 17ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San San Mateo 13, 47‑53
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
El
Reino de los Cielos se parece también a la red que echan en el mar y
recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla,
se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo
mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los
malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el
llanto y el rechinar de dientes.
—¿Entendéis bien todo esto?
Ellos le contestaron:
—Sí.
El les dijo:
—Ya
veis, un letrado que entiende del Reino de los Cielos es como un padre
de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.
Cuando acabó estas parábolas, partió de allí.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús nos anuncia una buena noticia, una noticia cargada de esperanza
para todos los hombres, pero también nos advierte de las consecuencias
de una existencia vivida desde el egoísmo, desde la mentira, desde el
pecado. Si vivimos así, sufriremos el horno encendido del sinsentido, de
la desesperanza, de la tristeza...
Dices que soy manantial y no vienes a beber.
Dices que soy vino gran reserva y no te embriagas.
Dices que soy suave brisa y no abres tus ventanas.
Dices que soy luz y sigues entre tinieblas.
Dices que soy aceite perfumado y no te unges.
Dices que soy música y no te oigo cantar.
Dices que soy fuego y sigues con frío.
Dices que soy fuerza divina y estás muy débil.
Dices que soy abogado y no me dejas defenderte.
Dices que soy consolador y no me cuentas tus penas.
Dices que soy don y no me abres tus manos.
Dices que soy paz y no escuchas el son de mi flauta.
Dices que soy viento recio y sigues sin moverte.
Dices que soy defensor de los pobres y tú te apartas de ellos.
Dices que soy libertad y no me dejas que te empuje.
Dices que soy océano y no quieres sumergirte.
Dices que soy amor y no me dejas amarte.
Dices que soy testigo y no me preguntas.
Dices que soy sabiduría y no quieres aprender.
Dices que soy seductor y no te dejas seducir.
Dices que soy médico y no me llamas para curarte.
Dices que soy huésped y no quieres que entre.
Dices que soy fresca sombra y no te cobijas bajo mis alas.
Dices que soy fruto y no me pruebas.
Florentino Ulibarri
Un
letrado que acoge el mensaje de Jesús, no desprecia todo lo anterior,
ni se refugia en el pasado, temiendo cualquier novedad. Pidamos a Dios
que en nuestros pueblos, en nuestras familias y en nuestra propia vida,
llevemos adelante esta filosofía: valorar el pasado crítica y
agradecidamente y afrontar la novedad del futuro con confianza y
prudencia.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 27 de julio de 2022
Miércoles, 27 de julio de 2022
Miércoles de la 17ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: "El
reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que
lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender
todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece
también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran
valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Cada persona tiene su forma de valorar lo que tiene y lo que no tiene:
- Hay cosas que no nos gustan
- Otras nos parecen buenas sin más
- Nos gustaría tener algunas
- Hay cosas por las que estamos dispuestos a hacer un esfuerzo
- Finalmente, hay tesoros, por los que estaríamos a dar todo lo que tenemos.
¿Qué
lugar ocupa en tu corazón y en tu vida la fe, la oración, el compromiso
por los necesitados, la comunidad cristiana, la familia...? ¿Qué te
dice Dios? ¿Qué le dices?
“Señor, hazme descubrir el valor de la amistad que me ofreces,
inclina mi corazón a las cosas que de verdad son importantes
no dejes que entregue mi vida a causas que no merezcan la pena.
Gracias por el tesoro de la fe, de la oración, de la amistad...
Hazme capaz de darlo todo por la perla preciosa del Evangelio”
----------------------
Señor, la vida está llena de encrucijadas,
llena de caminos que se abren a mi paso,
aunque a veces no soy consciente
y elijo sin pensar, sin darme cuenta,
dejándome llevar por la rutina, por la pereza,
por la prisa, por lo que otros esperan de mí…
Ayúdame a valorar la libertad que me diste
y a utilizarla con responsabilidad;
a rechazar lo malo y elegir lo bueno,
a desenmascarar la mentira y buscar la verdad,
a desechar el rencor y optar por el perdón,
a descartar una vida cerrada a los demás
y construir una vida compartida y entregada.
a vencer al egoísmo y escoger el amor.
Dame luz para encontrar el tesoro escondido,
y valor para renunciar a cuanto me aleje de él.
Ayúdame a escoger, entre lo bueno, lo mejor,
el camino que más me ayude a crecer y ser feliz,
el camino en el que sirva más y mejor,
el camino que me acerque más a ti y a tu amor.
------------------------
Te tengo y no te tengo
porque, creyendo en tu palabra,
renuncié a poseer cosas y personas
en mi casa, en mi corazón y en mis entrañas.
Y ahora que vivo así,
huérfano de propiedades,
yermo de posesiones,
sin redes, sin cadenas, sin ventosas,
sin paredes, cárceles y murallas,
sin presiones, sin estafas, sin trampas,
es cuando más rico me encuentro
y más libre me siento
para agarrarte y agarrarme,
para retenerte y retenerme
en este espacio vacío
que es mi casa, mi corazón y mis entrañas,
y que Tú habitas libremente
con ternura infinita, humana y divina,
desde que existe.
Y así, a la contra como quien dice,
la fe empieza a invadirme
por todos los poros, vías y heridas;
y yo me dejo llevar por tu brisa, huellas y melodía
a un encuentro sorprendente.
Gracias porque es posible tenerte y retenerte,
y por tenerme y retenerme
a tu manera, Señor.
¡Esto es un tesoro que merece la pena!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 26 de julio de 2022
Martes, 26 de julio de 2022
Martes de la 17ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 36-43
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se
fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: "Acláranos la
parábola de la cizaña en el campo". El les contestó: "El que siembra la
buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena
semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del
Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin
del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la
cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre
enviará a sus ángeles, y arrancarán de su Reino a todos los corruptores y
malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el
rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el
Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A los discípulos más cercanos les cuesta entender a Jesús. Cuando se van
a casa preguntan las dudas y Jesús les explica con paciencia.
Es
normal que también nosotros tengamos dudas a la hora de entender algunas
páginas del Evangelio y tenemos que buscar los medios para poder
aclararlas.
Jesús no mantiene con todos la misma relación.
Predica a la gente, a la multitud. Comparte momentos de más intimidad
con sus discípulos y ellos le preguntan en privado lo que no han
entendido. Es más con Juan, Pedro y Santiago mantiene una amistad
especial.
No estamos a ser discípulos del montón. Nuestra relación con Jesús ha de crecer cada día en profundidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Jesús
nos recuerda el efecto del pecado: la tristeza y la muerte (en esta
tierra y por toda la eternidad); y el destino de los que cumplen la
voluntad de Dios: la vida junto a Dios.
Es una llamada a la conversión para vivir más felices, más plenamente.
Señor, me impresiona la paciencia
que tienes conmigo y con todos tus hijos.
Cuando te acercas y yo me alejo,
Tú esperas y alientas mi regreso.
Cuando me enfado contigo y con los hermanos,
Tú esperas y sigues ofreciéndome tu mejor sonrisa.
Cuando me hablas y no te contesto,
Tú esperas y sigues ofreciéndome tu palabra.
Cuando no me atrevo a elegir y a renunciar,
Tú esperas y sigues dándome luz y valor.
Cuando me cuesta servir y entregarme,
Tú esperas y das tu vida por mi, sin reservarte nada.
Cuando soy egoísta y no doy buenos frutos,
Tú esperas, me riegas y me abonas.
Cuando me amas y yo no correspondo,
Tú esperas y multiplicas tus gestos de cariño.
En tu paciencia se esconden mis posibilidades de mejorar, de crecer,
de ser yo mismo, de cumplir lo que Tú has soñado para mí, de ser plenamente feliz.
Señor, que no me pase la vida sin aprovechar las oportunidades
que tu paciencia me brinda, para ser cada día menos cizaña y más trigo.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.