Miércoles de la 16ª semana del t.o.
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto
 al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se
 sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato
 en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al
 borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco 
cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra 
no era profunda, brotó de seguida; pero, en cuanto salió el sol, se 
abrasó y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Salió Jesús de su casa, salió de la casa del Padre para encontrarse con 
la humanidad, con nosotros. En la oración, Dios toma siempre la 
iniciativa. Podríamos decir que Dios nos reza, nos llama, antes que 
nosotros le respondamos. La oración es don de Dios.
            “Señor, gracias por acercarte a mí. Gracias por poder orar”
Y
 la gente acudió. Dios se acerca, pero también nosotros tenemos que 
acercarnos, tenemos que salir de nuestra casa, de nuestras tareas 
cotidianas, incluso de los lugares habituales para encontrarnos con 
Jesús. La oración es tarea nuestra.
            “Señor, perdona y cura nuestra pereza para rezar”
            “Danos fuerza para salir a tu encuentro cada día”
Les
 hablaba en parábolas, con sencillez, con ejemplos que pudieran 
entender, acomodándose a su forma de ser... También nosotros estamos 
llamados a anunciar el evangelio con un lenguaje apropiado, que pueda 
ser comprendido.
            “Señor danos sabiduría para proclamar el Evangelio”
Siembra,
lo importante es sembrar
-poco, mucho, todo -
el grano de la esperanza.
Siembra tu alegría,
para que resplandezca
a tu alrededor.
Siembra tu energía,
para enfrentar con fortaleza
las batallas de la vida.
Siembra tu coraje,
para alentar el coraje
de los otros.
Siembra tu entusiasmo,
tu fe o tu amor.
Siembra las cosas mínimas,
aquello que parece no contar.
Siembra y ten confianza:
cada grano enriquecerá
un rinconcito de la tierra.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 20 de julio de 2022
Miércoles, 20 de julio de 2022
martes, 19 de julio de 2022
Martes, 19 de julio de 2022
 Martes de la 16ª semana del t.o.
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 46-50
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la 
gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de 
hablan con él. Uno se lo avisó: Oye, tu madre y tus hermanos están fuera
 y quieren hablar contigo."
Pero él contestó al que le avisaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Y,
 señalando con la mano a los discípulos, dijo: Éstos son mi madre y mis 
hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi 
hermano, y mi hermana, y mi madre."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Jesús amaba con todo el corazón a su madre y a los suyos. Sin embargo, 
nunca se deja encerrar en los muros de la familia. Jesús tiene una 
familia más amplia, abierta a todos.
            “Señor no dejes que nuestras familias, nuestras comunidades
             y nuestros grupos se encierren en sí mismos.
             Concédenos amar como tú a los más cercanos
             y a los que no son de nuestra sangre”.
Para
 formar parte de la familia de Jesús es preciso cumplir la voluntad del 
Padre. María fue la criatura que mejor cumplió la voluntad del Padre, 
por eso es de la familia de Jesús por partida doble: por ser la mujer 
que lo acogió en sus entrañas y lo dio a luz y por vivir siempre de 
acuerdo con la Palabra del Padre.
            “Gracias Jesús por acogerme en tu familia”
            “Virgen María, enséñame a cumplir la voluntad del Padre”
Quiero ser dueño de mi camino y vida,
no renunciar a la libertad alcanzada,
gozar de tantas cosas buenas,
entregarme a los míos,
y tener esa serena paz del deber bien cumplido.
Pero también puedo ser... discípulo.
Puedo cargar con mi cruz, quizá con la tuya;
también complicarme la vida
y complicársela a otros con osadía,
hablar de la buena noticia
y soñar nuevas utopías.
Pero también puedo ser... discípulo.
Anhelo hacer proyectos,
proyectos vivos y sólidos
para un futuro solidario;
deseo ser eficaz, acertar,
dar en el clavo y ayudar.
Pero también puedo ser... discípulo.
Soy capaz de pararme y deliberar,
escuchar, contrastar y discernir;
a veces, me refugio en lo sensato,
otras, lanzo las campanas al vuelo
y parece que rompo moldes y modelo.
Pero también puedo ser...discípulo.
No siempre acabo lo que emprendo;
otras arriesgo y no acierto,
o me detengo haciendo juegos de equilibrio;
me gusta apuntarme a todo
y dejar las puertas abiertas, por si acaso.
Me asusta tu oferta, consejos y preguntas....
Pero también puedo ser...discípulo.
Podría seguir así,
tirando más o menos como hasta ahora:
manteniendo el equilibrio prudentemente,
justificando mis opciones dignas,
diciendo sí cuando todo es a medias,
dejándome llevar por la corriente,
buscando seguridad en meras insinuaciones...
Pero también puedo ser...discípulo.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 18 de julio de 2022
Lunes, 18 de julio de 2022
Lunes de la 16ª semana del t.o.
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 38-42
En aquel tiempo, algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: Maestro, queremos ver un signo tuyo."
Él
 les contestó: -Esta generación perversa y adúltera exige un signo; pero
 no se le dará mas signo que el de Jonás. Tres días y tres noches estuvo
 Jonás en el vientre del cetáceo; pues tres días y tres noches estará el
 Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Cuando juzguen a esta 
generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que la condenen, 
porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno
 que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del
 Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los 
confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay
 uno que es más que Salomón."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Jesús esta “harto” de curar toda clase de dolencias y llegan los fariseos y escribas y le piden ver un signo.
A
 veces pensamos y actuamos de la misma manera. Dios ha hecho mucho por 
nosotros, nos ha salvado de muchos peligros, nos ha resucitado de muchas
 “muertes”. Pero nunca estamos conformes. Nos gustaría ver algo más.
            “Señor gracias por las maravillas que salen de tus manos,
             enséñanos a descubrirlas y a agradecerlas.
             Fortalece nuestra fe en ti”.
Los ninivitas se convirtieron por la palabra de Jonás. Jesús es mucho más que Jonás y nos llama a la conversión
¿Vas descubriendo los caminos de conversión que Jesús te señala? ¿Cómo los sigues? ¿Qué dices a Dios?
Bendito seas, Padre,
por este tiempo tan oportuno,
para la conversión y el encuentro,
que tú concedes gratis
a todos tus hijos e hijas
que andamos desorientados o perdidos
por los caminos de la vida.
Bendito seas, Padre,
porque llamas a cada hombre y mujer,
sea cual sea su historia y vida,
a emprender cada día,
de manera más personal y consciente,
su compromiso de seguir a Jesús,
tu Hijo y nuestro hermano.
Bendito seas, Padre,
por despertamos de nuestros dulces sueños,
tan vaporosos e infecundos,
por interpelarnos en lo radical de la vida,
por liberarnos de nuestras falsas seguridades,
por poner al descubierto nuestros ídolos secretos
que tanto defendemos e intentamos justificar.
Bendito seas, Padre,
porque nos das tu Espíritu,
el único que puede convertimos,
el único que puede atravesar nuestros pensamientos,
el único que puede darnos un corazón de hijos,
el único que puede guiarnos por la senda del Evangelio,
el único que hace posible nuestra vuelta a tu seno.
¡Bendito seas, Padre,
por este tiempo tan propicio!
Florentino Ulibarri
La
 Reina del Sur fue a Jerusalén desde los confines del mundo para 
escuchar la sabiduría de Salomón. Jesús es mucho más que Salomón.
¿Qué haces y que podrías hacer para conocer y vivir la sabiduría de Jesús? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 17 de julio de 2022
Domingo, 17 de julio de 2022
 Domingo de la 16ª semana del t.o. C
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y
 Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se 
paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola 
con el servicio? Dile que me eche una mano."
Pero el Señor le 
contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; 
sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la 
quitarán."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Andas inquieta y nerviosa con tantas cosas. Es cierto. A veces perdemos 
los papeles y nos convertimos en esclavos de la actividad. El mismo 
Señor que nos llama tantas veces a socorrer al tirado en el borde del 
camino, que nos envía a curar y a anunciar el Evangelio, nos invita a 
seguir el ejemplo de María, a disfrutar de su presencia y de su palabra.
Si supiéramos pararnos de vez en cuando para estar con el Señor... ¡cómo cambiaría nuestra vida! 
En
 cierta ocasión preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta que hacía 
cuando tenía muchísimo trabajo y contestó convencida: “rezar más”.
El
 que reza bien tiene más fuerza, más alegría, más amor, más voluntad 
para trabajar para los demás. Acción y oración no se contradicen. Y si 
se contradicen es que no rezamos bien o nuestro compromiso está 
desenfocado.
¿Cómo lo vives? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Señor Jesús, como a María,
enséñame a sentarme a tus pies para escuchar tu palabra.
Dame aquella auténtica sabiduría
que busca tu voluntad mediante la plegaria
y la meditación, a través del contacto directo contigo,
más que por razonamientos mentales o por la lectura de muchos libros.
Concédeme la gracia de distinguir tu voz de la de los extraños;
concédeme la gracia de dejarme guiar por ella
y de buscarla ante todo como una realidad superior a mí mismo.
Respóndeme mediante la conciencia
cuando te adoro y confío en tu grandeza,
que llega mucho más allá de lo que yo puedo entender.
Cardenal John Henry Newman
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 16 de julio de 2022
Sábado, 16 de julio de 2022
 Sábado de la 15ª semana del t.o.
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con
 Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. 
El los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió 
lo que dijo el profeta Isaías: "Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado,
 mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el 
derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las 
calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo 
apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las 
naciones".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Jesús es el Siervo, que hace la voluntad del Padre, el Elegido para 
llevar la salvación de Dios a toda la humanidad, el Amado con un amor de
 predilección. Imagina por un momento cómo es la relación de Jesús con 
su Padre, imagina el amor que siente el Padre por su Hijo y el Padre por
 el Hijo. Pues bien, Dios Padre te ama a ti de la misma manera.
¿Qué le dices a Dios?
El estilo de Jesús lo describe siglos antes el profeta Isaías:
- No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. Es el hombre del 
amor discreto, casi escondido. No obligará a nadie a seguir su palabra. 
Su arma fundamental es la misericordia, nunca la violencia.
- La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Ha 
venido más bien a fortalecer a los débiles, a alimentar a los 
hambrientos con su propio cuerpo... Cuenta con los que no cuentan para 
nadie.
- No se cansará hasta que el derecho reine en la humanidad, hasta que la justicia brille en lo más alto.
- Ha venido para levantar las esperanzas derrotas, para ser esperanza del mundo.
“Gracias Señor por tratarme siempre con ternura,
 porque respetas y ensanchas mi libertad,
 por contar con mi vida, pobre ya a veces casi apagada,
 Dame la fuerza de tu Espíritu
 para luchar contigo por la justicia
 y levantar la esperanza del mundo”
Jesús, Tú eres el amor discreto, casi escondido. No obligas a nadie a seguir tu camino. Tu arma nunca es la violencia. Tu fuerza es el amor que sirve y da la vida.
Señor, gracias por tratarme siempre con ternura, porque respetas y ensanchas mi libertad, por contar con mi vida, pobre y a veces casi apagada o quebrada. Gracias, Dios mío, porque me has formado y me sostienes, porque me miras con amor, me has cogido de la mano y me das tu Espíritu.
Que también yo sepa contar con los que no cuentan, con los débiles, los pequeños y los ignorantes, con los que viven en la tiniebla de la enfermedad, la soledad y la pobreza; para implantar un derecho nuevo y construir una sociedad nueva, en la que todos vivamos como hermanos, como hijas e hijos tuyos.
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A veces es el cuerpo,
siempre alerta
mientras duerme el alma,
el que recibe primero
tu llegada impredecible
en medio de la noche.
Has entrado sin ruido
en mi casa cerrada,
has distendido mis nudos
y has abierto el último balcón
de mis pulmones a la brisa.
Tu levedad de aurora
se ha encarnado por sorpresa.
Entonces mi espíritu despierta
y se da cuenta que has llegado.
Me dejaste tu presencia
encaminando tu visita
por mis huesos y memorias,
y ya te has ido en silencio
dejando mi ventana abierta
a todo el sol de la mañana.
Benjamín González Buelta, sj
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 15 de julio de 2022
Viernes, 15 de julio de 2022
 Viernes de la 15ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 1-8
Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que
 tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los 
fariseos, al verlo, le dijeron: "Mira, tus discípulos están haciendo una
 cosa que no está permitida en sábado". Les replicó: "¿No habéis leído 
lo que hizo David cuando él y sus hombres sintieron hambre. Entró en la 
casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba
 permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y 
no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en 
el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es 
más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero 
misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen 
culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los cristianos tenemos sólo un Dios. No podemos adorar a una ley, por 
buena que sea. La ley nos sirve en la medida en que nos ayuda a seguir a
 Jesucristo.
            “A veces utilizamos la ley para atacar y no para salvar. Perdona”
            “Enséñanos a cumplir la ley sin absolutizarla”
Jesús pone por encima de todo la misericordia, el amor. Si no tengo 
amor, no sirve de nada la oración, el compromiso, las misas, las 
reuniones. El amor da sentido a todo, el amor ha de ser como el licor 
que da sabor a toda nuestra vida.
            “Enséñanos a vivir en el amor, con el amor, por el amor”
            “Cambia nuestra vida, llena de muchas cosas, casi vacía de amor”
            “Perdona nuestra falta de misericordia”
Tú no eres Señor, un Dios impasible, no eres distante y duro con los
 hombres. Tú conoces nuestra debilidad, nuestras tendencias orgullosas, 
violentas y egoístas. Conoces bien todas nuestras miserias. Tú eres 
misericordioso y compasivo Tú padeces y com-padeces, Tú eres compasión. 
Compadécete de nosotros.
Ven, Señor, a socorrernos, y danos un 
corazón nuevo, un corazón limpio y sincero, un corazón lleno de 
compasión, Qué sintamos la impotencia del caído y le ayudemos a 
levantarse. Qué compartamos el dolor del enfermo y le acompañemos. Qué 
miremos con misericordia al que se equivoca y le enseñemos el Camino. 
Qué suframos el miedo del cobarde y le animemos. Qué padezcamos la 
decepción del engañado y le mostremos la Verdad. Qué comprendamos el 
vacío del violento y le ayudemos a buscar la paz. Qué soportemos el 
pesimismo del desilusionado y sembremos esperanza. Qué probemos la 
necesidad del hambriento y le ofrezcamos pan y cariño. Qué hagamos 
nuestra la rabia del golpeado y lo tratemos con dignidad.
Que nos
 compadezcamos del egoísta y le amemos. Acompáñanos con la presencia de 
tu Espíritu, y quédate con nosotros, dulce huésped, o métenos dentro de 
tu inmenso Corazón. Amén.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 14 de julio de 2022
Jueves, 14 de julio de 2022
 Jueves de la 15ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Venid a mí todos los que estáis 
cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de
 mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro 
descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Orar no sólo es hablar con Jesús, orar es estar con Él. Estar con Él y 
descansar de las fatigas, de los agobios, del cansancio. Orar es 
presentar a Dios nuestra vida y, en silencio, dejar que Él sea alivio y 
consuelo.
A veces tenemos la impresión de que ser cristiano es una carga pesada, 
difícilmente aguantable. Sin embargo, Jesús hoy nos dice lo contrario: 
“mi yugo es llevadero y mi carga ligera”. Es cierto, cualquier dios al 
que nos acerquemos nos exigirá más y nos dará menos. Pensemos por un 
momento qué ofrece y que pide el dios-placer, el dios-poder, el 
dios-dinero...
            “Señor, sólo tú tienes palabras de vida eterna”
            “Danos sabiduría para cargar sólo con tu yugo y tu carga”
A veces creemos que Dios sólo nos pide COMPROMISO, pero en muchas ocasiones nos ofrece también DESCANSO:
Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 61
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Los que estáis arruinados,
los que habéis fracasado
ante los demás y ante vosotros,
los que sólo portáis miseria,
los que no valéis para quienes seleccionan
ni contáis para quienes mandan,
los olvidados fuera de las campañas,
los que sólo recibís golpes,
los últimos, los parias,
los nadie de la historia...
venid a mí, que quiero cobijaros
a la sombra de mis alas.
Los marginados de todo lo bueno,
los humillados por uno u otro motivo,
los sin recursos humanos y económicos,
los que os tenéis que vender cualquier precio
y sois moneda devaluada en todo momento,
los que os habéis quedado sin techo
y dormís en la calle entre cartones,
los que solo tenéis deudas y desahucios,
los cansados y agotados de vivir
y de escuchar siempre lo mismo...
venid a mí, que soy vuestro refugio,
y me complace vuestro descanso.
Niños de la calle y de nadie,
inmigrantes a la deriva,
parados al sol, cabizbajos,
enfermos sin tratamiento,
ancianos apartados,
jóvenes a la deriva,
los no reconocidos como ciudadanos,
los tristes y agobiados,
personas que sufrís violencia,
todos los que no sois queridos ni echados en falta ...
venid a mí, que soy vuestra libertad,
y recobrad vuestra dignidad.
Hambrientos de pan y de justicia,
de dignidad y de respeto,
de salud y de ternura,
de paz y de buenas noticias,
de vida y de felicidad...
sedientos de ternura y caricias,
de roce y compañía,
de abrazos y protestas,
de vino y fiesta,
de casa y mesa.
de la dignidad vuestra...
venid a mí, y saciad vuestra hambre y sed
sin miedo y sin falsos respetos.
Todos lo que sentís la vida,
día a día, como una pesada carga:
los rechazados,
los perseguidos,
los olvidados,
los excluidos,
los extranjeros,
los sin papeles,
los que sólo tenéis seguro que sois pobres,
gente sin voz, sin prestigio, sin nombre...
venid a mí, descargad vuestros fardos,
comed, bebed y descansad.
¡Todo lo que soy y tengo es vuestro!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
 
