Domingo de la 2ª semana de Adviento C
1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 3, 1‑6
En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato
gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe
virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el
sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan,
hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de
conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de
los oráculos del profeta Isaías:
«Una voz grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus
senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo
torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación
de Dios.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio
Pilato gobernador de Judea... vino la palabra de Dios. En el año 2003 de
la era cristiana, cuando estamos a punto de celebrar la Navidad...
viene la Palabra de Dios. La Palabra de Dios no nos cuenta hechos del
pasado. La Palabra de Dios se hace realidad en cada circunstancia
concreta.
"Señor, ayúdanos a escuchar tu Palabra"
"¿Qué me quieres decir en este momento concreto de mi vida?"
B. Vino la palabra de Dios a Juan en el desierto. No es casualidad que
Juan escuche la Palabra de Dios en el desierto. El desierto es el lugar
del silencio. Para escuchar la voz de Dios no es necesario hacerse
ermitaño ni irse al desierto. Pero hace falta dejar por un momento el
ruido, las cosas y las personas; hay que serenarse y escuchar.
"Señor, concédeme amar el silencio"
"Dame Señor silencio para escucharte en el ruido de mi vida"
"Perdona Jesús mi falta de interioridad, de escucha"
C. Preparad el camino del Señor. Juan no es el Señor, nosotros tampoco
somos el Señor. Pero preparamos su llegada. Nuestra vida, como la de
Juan, ha de ayudar a otros a encontrarse con el Señor, para que todos
disfruten de la salvación de Dios, del amor de Dios.
"Perdona Señor porque a veces creo que yo soy el Salvador"
"Dame fuerza para elevar los valles del amor y la fe"
"Concédenos rebajar las colinas de la desilusión y la injusticia"
Una vez más me invitas
a preparar los caminos, los nuevos y los de siempre,
por donde Tú vienes trayendo buenas noticias.
Gracias, Señor.
Porque cuentas conmigo
para allanar colinas y valles
y para desterrar mentiras y opresiones...
Gracias, Señor.
Porque te pones en la senda
por la que yo voy caminando
para que te encuentre...
Gracias, Señor.
Porque entras en mi casa
y quieres hacer de ella una morada nueva
para todos los que caminan y se acercan...
Gracias, Señor.
Porque puedo proclamar,
después de haber sentido y vivido tu toque de gracia,
que el bautismo con Espíritu Santo nos recrea.
Gracias, Señor.
Una vez más me invitas
a adentrarme en el desierto para hacerme persona nueva
acogiendo a tus mensajeros y tu evangelio.
Gracias, Señor.
Tú me has encontrado,
y ese toque tan tuyo me está transformando.
La vida ya germina dentro de mí.
Gracias, Señor.
Florentino Ulibarri
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Adviento
es una multitud de caminos
de búsqueda y esperanza
para recorrerlos a ritmo ligero
siguiendo las huellas
de Abraham, nuestro padre en la fe,
de Jacob, enamorado, astuto y tenaz,
de Moisés, conocedor de desiertos y guía de tu pueblo,
de Isaías, profeta y cantor de un mundo nuevo,
de Jeremías, sensible a los signos de los tiempos,
de Juan Bautista, el precusor humilde y consciente,
de José, el enraizado y con la vida alterada,
de María, creyente y embarazada,
y con los ojos fijos en quien va a nacer
en cualquier lugar y circunstancia.
Adviento,
en nuestra vida e historia,
siempre es una aventura osada
que acontece en cualquier plaza,
calle y encrucijada,
o en el interior de nuestra casa,
o en nuestras propias entrañas.
Adviento
es tiempo y ocasión propicia
para preparar el camino:
igualar lo escabroso,
enderezar lo torcido,
rebajar lo pretencioso,
aventar el orgullo,
rellenar los agujeros negros,
despejar el horizonte,
señalar las fuentes de agua fresca,
no crear nieblas ni tormentas
sembrar verdad, justicia y amor
y tener el corazón con las puertas abiertas.
Te agradecemos, Señor,
la reiterada presencia del Adviento
en nuestra vida e historia.
En él, gracias a tu Espíritu y Palabra,
y a nuestra humilde acogida,
despunta una nueva aurora.
Florentino Ulibarri.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 5 de diciembre de 2021
Domingo 5 de diciembre de 2021
sábado, 4 de diciembre de 2021
Sábado 4 de diciembre de 2021
Sábado de la 1ª semana de Adviento
1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 9, 35 ‑ 10, 1. 6‑8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando
en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las
enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía
de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no
tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos:
—«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
A estos doce los envió con estas instrucciones:
—«Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de
los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad
leprosos, echad demonios.
Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. Jesús anuncia el evangelio (la buena noticia) con obras y
palabras. Hoy sigue recorriendo nuestras ciudades y aldeas, enseñando y
curando. ¿Lo percibimos? ¿nos damos cuenta? ¿descubrimos hoy al Señor en
nuestra vida? ¿atendemos sus enseñanzas? ¿nos dejamos curar?
"Señor, perdona y cura...
mi ceguera para descubrirte,
mi sordera para escucharte,
mi orgullo para dejarme curar"
B. La mies es abundante. ¿dónde está la mies, dónde está el trabajo,
donde está la misión? Está en cada persona, especialmente en las más
pobres, en las que están cansadas y abandonadas, en las descarriadas y
enfermas, en las que no conocen el amor de Dios-Buen Pastor. ¡Que cerca
está la misión que Dios nos da y cuánto nos cuesta verla! Parece que
empleamos demasiadas fuerzas en encontrar excusas para no ir a la mies!
"Ayúdame Señor a descubrir la mies en la que quieres que trabaje"
"Líbrame Señor de todas las excusas que no me dejan trabajar en la mies"
"Gracias Jesús por contar conmigo"
Aquí estoy, porque me has llamado, Señor.
Aquí estoy, para entrar en tu proyecto y hacerlo carne
en mi vida.
Aquí estoy, Señor Jesús,
y quiero aceptar tu plan con riesgo
y lanzarme a tu programa de vida,
en tu manera de vivir para alumbrar vida.
Aquí estoy, Señor Jesús,
para cumplir tu voluntad,
la misma que tú cumpliste en la llamada del Padre.
Aquí estoy, en Comunión
para hacer de mi existencia
llama que no se apague.
Quiero ser, Señor Jesús, como la arcilla en tus manos.
Me pongo en tus manos, Señor de mi vida
para que se realice tu obra.
Tú estás presente
en la fuerza de tu Espíritu que hermana a los hombres
que se olvidan de sus cosas y se dan sin recibir nada.
Tú estás presente, Señor, en tu espíritu.
Tú caminas conmigo.
Amén.
C. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. La gratuidad siempre ha
sido un signo del Reino de Dios. En este tiempo, en el que todo se
compra y se vende, este signo es todavía más evidente. Tenemos una gran
razón para no ser interesados, para ser gratuitos: Todo lo hemos
recibido gratis. Dios nos lo ha dado todo gratis.
"Gracias Padre por amarme gratuitamente"
"Enséñame Jesús a ser gratuito"
"Gracias Padre por las personas que trabajan en tu mies sin pedir nada a cambio"
¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora!
Ven pronto, ven, que el mundo gira a ciegas
ignorando el amor que lo sustenta.
Ven pronto, ven, Señor, que hoy entre hermanos
se tienden trampas y se esconden lazos.
Ven, que la libertad está entre rejas
del miedo que unos a otros se profesan.
Ven, ven, no dejes ahora de escucharnos
cuando tanto camino está cerrado
¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? ¡Ahora!
¿No has de ser la alegría de los pobres,
de los que en ti su confianza ponen?
¿No has de ser para el triste y afligido
consuelo en su pesar, luz en su grito?
¿Quién pondrá paz en nuestros corazones
si tu ternura y compasión se esconden?
¿Quién colmará este hambre de infinito
si a colmarlo no vienes por ti mismo?
¡Ya, Señor! ¿Para cuándo esperas? Ahora.
Adaptación del Salmo 70.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 3 de diciembre de 2021
Viernes, 3 de diciembre de 2021
Viernes de la 1ª semana de Adviento
1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 9, 27‑31
En aquel tiempo, dos ciegos seguían a Jesús, gritando: —«Ten compasión de nosotros, hijo de David.»
Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo:
—«¿Creéis que puedo hacerlo?»
Contestaron:
—«Sí, Señor.»
Entonces les toco los ojos, diciendo:
—«Que os suceda conforme a vuestra fe.»
Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente:
—«¡Cuidado con que lo sepa alguien!»
Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. ¿Crees que puedo hacerlo? Que os suceda según vuestra fe. El tema
principal de este evangelio no es la curación, sino la fe. La fe es un
don de Dios. La fe es como una semilla que Dios siembra en la tierra de
nuestro corazón, para que la cultivemos. La fe es como un fuego que
debemos avivar, para que no se apague. En una palabra, la fe es don de
Dios y tarea nuestra.
"Señor, gracias por el regalo de la fe"
"Que cada día Señor cuide mi fe, como lo más valioso que tengo"
B. ¿Cómo cultivar la fe? Puede parecer difícil, pero está al alcance de
todos: Cultivamos la fe con la cabeza: formándonos, leyendo, estudiando,
para comprender mejor lo que creemos; con el corazón: rezando y
participando en los sacramentos; con la boca y con los oídos:
compartiendo nuestra experiencia creyente con otros; con las manos y los
pies: viviendo de acuerdo con lo que Jesús nos enseña. ¿Cómo puedo
cultivar más mi fe? Pido luz y fuerza a Dios.
C. A veces pensamos: "Si viera un milagro, creería más en Dios". El
Evangelio nos dice otra cosa bien distinta. Jesús hizo milagros delante
de mucha gente; pero los que no tenían fe no creyeron, aunque hiciera el
milagro delante de sus ojos. Decían que echaba demonios porque era el
jefe de los demonios. Sólo los que tenían fe podían reconocer las
maravillas que realizaba y alegrarse con ellas. Dios sigue haciendo
milagros en cada persona, en el mundo, en la iglesia, en ti. Y
necesitamos fe para darnos cuenta.
"Creo, Señor, pero aumenta mi fe"
"Abre Señor mis ojos para reconocer tus maravillas"
Muchos anuncios,
muchas promesas,
muchas rebajas,
muchas oportunidades,
muchas gangas...
Muchas voces susurran
constantemente
sus ofertas.
Con sus llamativas,
vanas,
huecas,
lights palabras
cubren su pobreza
y cantan sus dudosas alabanzas.
Mas no me satisfacen,
pues ni me alimentan,
ni me quitan el hambre,
ni me liberan de los espíritus que traen males,
ni curan mis enfermedades,
ni alumbran mis rincones .oscuros.
ni me traen buenas noticias,
ni riegan mis esperanzas sociales
ni satisfacen mis necesidades,
ni me defienden de sus intrigas,
ni me acogen como persona,
ni me dan buenas sensaciones...
En este mar de palabras,
de propaganda sofisticada,
de ilusiones engañosas,
de ofertas apetecibles,
de oportunidades al alcance,
de verdades sin misterio,
de doctrinas nuevas,
de productos con lábel,
de soluciones a la carta...
de predicadores sin conciencia...
yo sólo quiero dar crédito
a tu palabra buena y nueva,
valiosa y gratuita,
que me ofrece vida,
la dignidad y la alegría.
Yo sólo quiero darte crédito
a ti, que eres la palabra y la vida.
Creo, Señor, en ti,
y creo que eres la Palabra auténtica.
Florentino Ulibarri.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 2 de diciembre de 2021
Jueves, 2 de diciembre de 2021
Jueves de la 1ª semana de Adviento
1. Abro el corazón a Dios
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 7, 21. 24‑27
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: —«No todo el que me dice
"Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la
voluntad de mi Padre que está en el cielo.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca.
Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron
contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a
aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se
salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se
hundió totalmente.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
.A. Hoy el Evangelio nos recuerda que ser cristiano es vivir de acuerdo
con la Palabra de Dios, es cumplir la voluntad de Dios en cada momento
del día. Sin embargo, muchas veces nos conformamos con rezar, con ir a
misa... Olvidamos ser cristianos en la familia, en el lugar de estudio o
trabajo, con los amigos... En definitiva, somos cristianos a ratos,
cuando nos resulta más sencillo y menos arriesgado. Y ponemos mil
excusas para justificarnos.
B. A veces nos asusta "cumplir la voluntad de Dios". Parece que vamos a
perder nuestra libertad. Tenemos miedo de escuchar a Dios, no vaya a ser
que nos pida hacer lo que no nos apetece. La experiencia de los que se
fían de Dios y cumplen sus palabras nos dice más bien lo contrario.
Aunque parezca incomprensible para la razón, la experiencia nos enseña
que cuanto más obedeces a Dios, más libre eres. ¿Ha habido alguien más
obediente al Padre que Jesús? No. ¿Ha habido alguna persona más libre
que Jesús? Nadie. ¿Queremos seguir su ejemplo? Pedimos al Espíritu que
nos ayude a avanzar por este camino.
C. Siguiendo la voluntad de Dios, no estamos a salvo de vientos, lluvias
y ríos desbordados. Los problemas llegan a todos. Es más, en ocasiones
las dificultades vendrán precisamente por vivir de acuerdo con la
Palabra de Dios. Entonces surgen las dudas y crecen las ganas de seguir
otros caminos más fáciles... ¿Qué hacer? Confiar en Jesús: él está con
nosotros y nuestra casa, nuestra vida no se hundirá.
Son de arena los suelos
donde nada echa raíz.
De roca la base donde plantamos,
firmes, buenos cimientos.
De arena, los besos sin memoria,
las lágrimas de cocodrilo,
las promesas fugaces.
De roca, los gestos sinceros,
las palabras ciertas,
la compasión arremangada.
De arena, la cháchara hueca,
la puerta cerrada,
la pasión de un día.
De roca el clamor de justicia,
la casa sin llaves,
el amor perpetuo.
De arena, el credo sin preguntas,
la Palabra muda,
el Dios sin misterio.
De roca la fe que se encarna,
compartir la mesa,
perseguir lo eterno.
José M. Rodríguez Olaizola, sj
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Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón;
el que, sin cometer iniquidad,
anda por sus senderos.
Te alabaré con sincero corazón
cuando aprenda tus justos mandamientos.
Quiero guardar tus leyes exactamente,
tú, no me abandones.
Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos.
En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti.
Bendito eres, Señor, enséñame tus leyes.
Medito tus decretos, y me fijo en tus sendas;
tu voluntad es mi delicia, no olvidaré tus palabras.
Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu voluntad,
porque ella es mi gozo.
Inclina mi corazón a tus preceptos, y no al interés;
aparta mis ojos de las vanidades,
dame vida con tu palabra;
cumple a tu siervo la promesa que hiciste a tus fieles.
¡Cuánto amo tu voluntad!:
todo el día la estoy meditando;
tu mandato me hace más sabio que mis enemigos,
siempre me acompaña;
soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus decretos y odio el camino de la mentira.
Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero.
Mi lengua canta tu fidelidad,
porque todos tus preceptos son justos;
que tu mano me auxilie, ya que prefiero tus decretos;
ansío tu salvación, Señor; tu voluntad es mi delicia.
Salmo 118
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 1 de diciembre de 2021
Miércoles, 1 de diciembre de 2021
Miércoles de la 1ª semana de Adviento
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 15, 29‑37
En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y
se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos,
lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y el los
curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los
lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria
al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: —«Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días
conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.»
Los discípulos le preguntaron: —«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?»
Jesús les preguntó: —«¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: —«Siete y unos pocos peces.»
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los
peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los
discípulos, y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. "Me da lástima de la gente". En muchas ocasiones el
Evangelio utiliza otra expresión semejante: "sintió compasión". ¿Qué
significan en el evangelio estas palabras? Sentir lástima o compasión no
es solamente un sentimiento pasajero de pena. Es ponerse en lugar del
otro, sentir lo que siente el otro y, como consecuencia, comprometerme
por el otro. Dios se pone en tu lugar, le duelen tus penas, se alegra
con tus éxitos, se compromete contigo. Le damos gracias.
B. Después de esta reflexión podemos entender mejor qué significa el
Adviento y la Navidad, comprendemos la razón fundamental por la que Dios
se hizo hombre, por la que sigue viniendo en cada momento. Dios viene
porque se de cuenta de nuestras necesidades, porque tiene lástima y
compasión, porque le duele que haya tanto dolor, tanta hambre de pan, de
educación, de amor, de esperanza, de fe, de justicia... Dios viene
porque se ha comprometido con toda la humanidad, contigo también.
C. Dios podría hacer lo que quisiera solo, pero prefiere contar con
nosotros. El acogió aquellos pocos panes y peces. Hoy acoge, como si
fuera un tesoro, nuestros gestos de amor, nuestros compromisos, nuestra
solidaridad, nuestros esfuerzos. Acoge todo y lo multiplica para
alimentar a sus hijos. Para que muchos sientan al Dios cercano que
celebramos, Jesús necesita nuestra colaboración, por pequeña que nos
parezca.
El Evangelio de hoy nos ayuda a entender mejor qué significa el Adviento
y la Navidad: Dios viene porque se de cuenta de nuestras necesidades,
porque tiene compasión de nosotros.
Señor Jesús, tienes compasión de los que no te encuentran y te acercas a todos,
Tienes compasión de los que te tememos y te haces pequeño.
Tienes compasión de los que somos demasiado duros y te manifiestas como ternura.
Gracias, Jesús.
Tienes compasión de los que tenemos hambre y te conviertes en pan de vida.
Tienes compasión de los que no te entendemos y te haces Palabra.
Tienes compasión de los que nos sentimos solos y perdidos y te haces nuestro compañero de camino.
Gracias, Jesús.
Tienes compasión de los que sufren en su cuerpo o su alma y te presentas como nuestro médico y medicina.
Tienes compasión de los que somos perezosos para servir y te haces nuestro esclavo.
Tienes compasión de los que pecamos y cargas con las consecuencias de nuestros errores.
Gracias, Jesús.
Tienes compasión de los que nos cuesta entregarnos y te ofreces por nosotros en la cruz.
Tienes compasión de los que tenemos la muerte y con tu resurrección abres las puertas de la Vida eterna.
Tienes compasión de los somos cobardes y miedosos y nos regalas la fuerza de tu mismo Espíritu.
Gracias, Jesús.
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No desistas, Señor, sigue insistiendo
en venir a nosotros, en hacerte
vecino del dolor y de la lágrima.
Ven más cada mañana, nunca dejes
de acercarte.
Sucede
que la arcilla es así,
que está rajada
de añoranza y de amor
y nuestro cántaro
se nos queda sin sol, se cuela el agua
hacia Ti.
Sigue empeñado,
a pesar de nosotros y la aurora,
viniendo a nuestra sed.
Llegará un día
en que todo estará
como Tú quieras.
Valentín Arteaga
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 30 de noviembre de 2021
Martes, 30 de noviembre de 2021
San Andrés
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 4, 18-22
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos
hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que
estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.
Les dijo:
-«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de
Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con
Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Celebramos hoy la fiesta de San Andrés.
En medio de nuestras ocupaciones cotidianas Jesús nos dice «sígueme».
San Andrés y los primeros discípulos responden generosamente y dejan las
redes. Él mira hoy amorosamente nuestras vidas y nos llama. Él espera
tu respuesta. Dios da una vocación a cada persona. La vocación es cómo
Dios quiere hacerte feliz. Hay que responder para ser feliz.
¿Cómo saber lo que Dios quiere de mí? Puede que te llame a la vocación
matrimonial, a la vida religiosa o sacerdotal... ahí no acaba la cosa.
En la oración Dios deja un poso, ahí te dice cómo quiere que le sirvas y
te provoca y da fuerzas para que respondas. En tu vida, determinadas
personas han sido luz y te han indicado el camino. Dios también habla en
los problemas que conmueven tus entrañas: el hambre, las familias
rotas, los niños abandonados, los ancianos, los transeúntes... el rostro
de Jesús se manifiesta en los hermanos necesitados y te piden una
respuesta.
Repasa lentamente algunos de estos momentos en tu vida. ¿A dónde
apuntan? ¿Qué giro le pide Dios a tu vida? Pide luz para ver y confianza
para responder. Da siempre gracias.
Todo comenzó con un encuentro fortuito
un día cualquiera
a eso de las cuatro de la tarde,
una hora sin programaciones.
Tú pasaste cerca
y alguien les dijo quién eras;
ellos te siguieron sin decir nada,
e, intrigado, les preguntaste:
¿Qué buscáis?;
y te respondieron al estilo gallego:
¿Dónde vives, Rabbí?
Tú seguiste el diálogo diciéndoles:
Venid y lo veréis.
Y en un solo día se enamoraron de ti.
Así comenzó a tejerse el tapiz de tus sueños,
y el de ellos,
y el nuestro,
y el de otros que no sabemos...
Los primeros hilos fueron dos amigos y vecinos
que compartían inquietudes y maestro,
Andrés y Juan Zebedeo;
después, el hermano de uno de ellos, Simón Pedro;
y a continuación, Felipe,
un vecino de todos conocido e inquieto,
que se lo contó a su amigo de siempre,
Natanael, que era recto y bueno
y un poco escéptico,
al cual tú ya le habías echado el ojo
viéndolo ocioso.
Así, con muchos hilos finos y gruesos,
y de colores muy diversos...
hasta llegar a nosotros.
Y gracias a este tejer, en red y gratis,
tu nombre y buena noticia resuenan todavía
en nuestro mundo e historia
como algo que merece la pena y da alegría.
Y nosotros
vamos aprendiendo a ser discípulos tuyos
en esta tierra, día a día, Señor.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 29 de noviembre de 2021
Lunes, 29 de noviembre de 2021
Lunes de la 1ª semana de Adviento
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 8, 5-11
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
—«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»
Jesús le contestó:
—«Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó:
—«Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas
de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo
disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va;
al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
—«Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo
que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán,
Isaac y Jacob en el reino de los cielos.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A. "No he encontrado en nadie tanta fe". La fe en Jesucristo es la nota
que define nuestro ser cristiano. Y en este tiempo de Adviento la
Palabra nos invita a crecer en la fe. ¿Cómo podemos acoger a Jesús que
viene, si no tenemos fe? ¿Cómo podremos descubrirle presente en el mundo
y en nuestro corazón si nuestra confianza en él falla? ¿Cómo rezar "Ven
Señor Jesús" si no creemos?
"Creo Señor, pero aumenta mi fe"
B. Tener fe no es solamente creer que Dios existe, o que Jesús es el
Hijo de Dios. Para los cristianos tener fe es creer que Jesús puede
curarme, puede salvarme, puede hacerme plenamente feliz. ¿Has sentido
alguna vez la alegría de sentirte curado por Jesús? ¿deseas con todo el
corazón revivir esta experiencia o experimentarla por primera vez?
Adelante. Ten fe. Reza. Busca a Jesús en la oración, en tus hermanos.
Está deseando curarte de eso que tanto te pesa.
Al tocar la luz del día mis ojos, Señor,
mi corazón se levanta hacia Ti en busca de tu mirada.
Escucha las palabras de quien siente la vida de nuevo,
y estate atento, Señor; sé cercano a mi mano abierta.
Da respuesta a mi pregunta; ayúdame en mi inquietud,
Tú que eres mi Señor y mi Dios, en quien yo confío.
A Ti abro mi ser, mis ganas de vivir, mi despertar:
de mañana, en tus manos pongo mis miedos y mis ilusiones;
de mañana, ante tus ojos pongo la pureza y sinceridad de mi búsqueda;
de mañana, en tu camino quiero dirigir mis pasos.
Oye mi voz, Señor, Tú que eres bueno y compasivo
y alienta mi vida que busca en Ti luz y calor.
A Ti me acojo, Señor, al comenzar el día: protégeme.
En ti pongo mi confianza, como un niño en su madre: ayúdame.
A Ti abro mis proyectos y los planes de este día: acompáñame.
A Ti ofrezco lo que soy y lo que yo tengo: acógelo.
A Ti, que eres Dios de la vida, te pido fuerza: anímame.
Mi corazón te ama y, lleno de gozo, exulta en Ti.
Bendíceme, Señor, y guíame por el camino justo;
como un gran escudo, defiéndeme, sé mi fortaleza.
Que tus alas, Señor, me cobijen y me guarden
mientras yo voy viviendo el día que hoy me entregas.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
C. La fe no nos encierra, nos hace abiertos, solidarios. Aquel centurión
no pidió para él, pidió para un criado, intercedió por él. Interceder
es rezar por el otro, trabajar por el otro, dar la cara por el otro, dar
voz a los que no tienen voz. Hay mucha gente que ha intercedido, que
intercede por ti. Hay muchas personas que necesitan tu intercesión.
"Gracias Señor por las personas que interceden por mi"
"Gracias Padre por las personas que interceden por los más pobres"
"No dejes nunca Señor que me ahogue en mis problemas"
"Te pido Señor por ... y dame fuerza para trabajar por él"
D. Adviento. Tiempo de espera cierta.
Esperar bien despiertos, pero no desvelados.
Esperar caminando, pero no adelantándonos.
Esperar embarazados, pero no adueñándonos.
Esperar expuestos, pero no a cualquier viento.
Esperar sedientos, pero no yermos.
Esperar entre niebla, pero no perdidos en esta tierra.
Esperar con velas encendidas, pero no consumidos.
Esperar ofreciéndonos, pero no vendiéndonos.
Esperar preparando tu camino, pero no encorvándonos.
Esperar en silencio, pero cantando al Verbo encarnado.
Esperar gestando, no abortando.
Esperar acogiendo, no reteniendo.
Esperar dándonos, no reclamando.
Esperar en silencio, no alborotando.
Esperar compartiendo y disfrutando.
Esperar aunque sea de noche
y no veamos signos en el horizonte.
Esperar a cualquier hora del día
aunque nos quedemos solos y se rían.
Esperar en soledad... ¡y en compañía!
Esperar con mucha paz, pero pellizcados por los hermanos.
Esperar anhelando, pero mecidos en su regazo.
Esperar mirando a lo alto, pero con los pies asentados.
Esperar refrescándonos en tus manantiales vivos y claros.
Esperar encarnados y ya naciendo a tu Reino.
Esperar en este tiempo de crisis y recortes.
Esperar con el Evangelio en la mano.
Esperar con los que vienen y con los que se van.
Esperar disfrutando lo que se nos ha dado.
Esperar viviendo y amándonos.
Esperar como Isaías, viviendo y profetizando.
O como Jeremías, sufriendo, pero enamorados.
O como Juan Bautista, pregonando lo que nos has dado.
Esperar, para que no pases de largo.
Esperar, aunque no entendamos a tu Espíritu Santo.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.